por Julio Salgado y Andrea Ruiz
“¡Tienes que leer este libro!”- yo (Julio) le dije a mi esposa muy emocionado después de leer el primer capítulo.
Cuando yo (Andrea) escuché esto inmediatamente pensé que se trataría de un libro de matrimonio o de crianza por la etapa en la que nos encontramos. Y aunque le agradecí a mi esposo la recomendación, en cuanto me dijo el título del libro: “Aprovecha bien el tiempo”, creí que simplemente debía agregarlo a mi larga lista de libros en espera, pues pensaba que mi organización y muchas veces pequeño caos no estaba “tan mal” como para necesitar la lectura de un libro como este.
¡Qué equivocada estaba! Hoy, le agradezco a mi esposo su insistencia y sobre todo al Señor el que nos permitiera estudiar este libro que nos ha permitido conocerle de muchas maneras y ser tan bendecidos como familia.
Aunque todos desearíamos que este libro comenzara compartiendo “tips para organización personal y familiar”, no será así, pues Ana Ávila, la autora, comenzará derribando muchas falsas concepciones que tenemos acerca de Dios, nosotros, la productividad y el uso de nuestro tiempo en la primera de las tres partes que conforman este libro.
- El Fundamento
Muchos de nosotros pudiéramos leer este libro con el propósito de aprender a organizarnos mejor y así cumplir nuestras metas, ya sea en la crianza, en el trabajo o en nuestra vida ministerial pues pensamos que entre más objetivos alcancemos, más valor tendrá nuestra vida. Sin embargo, Ana comienza derribando esta idea: “Nuestras vidas no son valiosas por todas las cosas que logramos; nuestras vidas son valiosas por todas las cosas que Dios ha logrado a nuestro favor” (p. 14).
Pero, ¿qué es la productividad según la Palabra? ¿Se trata acaso de nuestro esfuerzo para lograr una vida menos caótica y más organizada? La autora menciona una definición que ha cambiado nuestra motivación y forma de perseguir la productividad: “… consiste en administrar de manera eficiente tus dones, talentos, tiempo, energía y entusiasmo para el bien de otras personas y para la gloria de Dios” (p. 16). Así que, no se trata de nosotros, sino de Dios y Su gloria y que como familia, a través de la productividad, cumplamos el mayor y más grande mandamiento: “Amar a Dios y a nuestro prójimo” (Mt. 22:37), todo ello como una respuesta a lo que Él ha hecho en nosotros.
Quizás mientras lees esto, piensas en los muchos artículos que has leído sobre productividad, sin efecto alguno en ti, o quizás en las técnicas que has usado para reducir tu tiempo en redes sociales pero a los pocos días te encuentras desperdiciando tu tiempo nuevamente y quizás te preguntes si vale la pena leer este libro. Para nosotros fue liberador entender el porqué de los “fracasos” o falta de consistencia en el uso de herramientas de productividad: “La razón por la que muchos de nosotros hemos probado cientos de herramientas y sistemas de productividad sin ver ningún resultado es que hemos fallado en desarrollar nuestro carácter” (p. 42). La autora nos refiere a Cristo y su carácter como nuestro ejemplo al ver su vida productiva y de servicio a otros. Pero no sólo esto: “Él vino a morir y pagar por todas las veces que no hemos vivido como debemos hacerlo. Su perfección ahora es nuestra” (p. 52).
Al terminar de leer cada capítulo teníamos el deseo de poner en práctica lo que leíamos y algunas veces llegaba la frustración al no hacerlo perfectamente, pero es hermoso recordar que: “… nos esforzamos en caminar un paso a la vez en la dirección correcta, confiando en que Dios nos transforma a medida que contemplamos la gloria de Jesús” (p. 52).
- Los principios
La autora presenta principios basados en la Palabra que nos ayudarán a crecer en nuestro andar de productividad. Algunos de esos principios son el tiempo, los límites, las decisiones, el enfoque, los hábitos y las herramientas.
Es maravilloso ver lo que la Palabra tiene que decir sobre cada uno de estos principios así como la forma en que ellos pueden aplicarse en tu vida diaria.
Ha sido emocionante usar algunas de las herramientas de esta sección no solo en nuestra vida laboral y personal, sino también familiar, mientras nos aferramos a la gracia que nos ofrece el Evangelio cada día.
- La práctica
En la parte final del libro encontrarás “La práctica” que contiene una cosmovisión diferente por los fundamentos y principios bíblicos que la autora nos compartió en las primeras dos secciones.
“Cuando planea, el cristiano busca honrar al Señor con los recursos que Él le ha dado mientras mantiene las manos abiertas reconociendo que lo que Él (Dios) tiene en mente es mucho mejor que cualquier cosa que pudiéramos imaginar” (p. 148). Esta frase nos impactó ya que mi esposo y yo teníamos perspectivas muy diferentes y erróneas sobre la planeación.
Este libro nos ha traído bendición, especialmente los capítulos 11 “Planea tu semana” y el 12 “Aprovecha tu día” que son capítulos que nos gusta recomendar a otros ya que han sido de gran bendición en nuestra vida personal, laboral y familiar.
Hermano y compañero de crianza, te animamos a leer este libro ya sea de manera personal o como matrimonio para encontrar claridad en el tema de la productividad, el uso del tiempo y la organización de tu día. Al leerlo, crecerá en ti el anhelo de vivir aprovechando cada momento del día. Paradójicamente encontrarás descanso y no una carga más.
En Aprovecha bien el tiempo, la autora nos recordará que la productividad no es una cuestión aislada del evangelio sino todo lo contrario, pues fluye del evangelio que redime lo profundo del ser para vivir caminando al centro de la productividad bíblica. Disfrutarás la lectura con una enseñanza profunda y clara y a la vez llena de consejos y ejemplos prácticos para ayudarte a amar a Dios y al prójimo en el uso del tiempo día con día.