La Palabra nos indica que tenemos una gran necesidad de sabiduría ya que somos necios y sencillos por naturaleza. ¿Cuáles son las fuentes confiables que Dios nos ha dado para la sabiduría que tanto necesitamos? Te compartimos cuatro de ellas. ¡No te lo pierdas!
Transcripción:
No sé en qué etapa de la crianza te encuentras en este momento, pero, aunque seas mamá primeriza o ya tengas muchos años de ser mamá, creo que recordarás esas experiencias que tuviste cuando estabas esperando tu primer bebe. Yo recuerdo despertar, por ejemplo, a las tres de la mañana preguntándome: “¿qué voy a hacer porque yo duermo muy profundo, y luego, si le pasa algo a mi bebe mientras que yo estoy dormida? Yo acá roncando y el ahogándose y yo ni me voy a dar cuenta”. Muchos temores, muchas preguntas nos llegan a la mente cuando estamos esperando especialmente nuestro primer bebe. Quizás una pareja, un matrimonio está ahí intentando armar la cuna o la carriola y no pueden y dicen… pues si no podemos hacer esto, ¿cómo vamos a saber cambiar un pañal o preparar un biberón o saber qué hacer cuando le pase algo?
Quizás estas ahí con tu pancita preparando comida en la casa y de repente piensas: “¿cómo voy a preparar comida cuando yo tengo a un bebe? O sea voy a tener que cocinar con una mano, o no, porque luego le puede salpicar el aceite y se puede quemar. ¿Cómo le voy a hacer?”
O estas en el centro comercial y ves un niño, un chiquito tirándose un berrinche, gritando, y ves a la mamá desesperada y apenada y dices… ¡esa voy a ser yo un día! ¿y qué voy a hacer en esa situación? Y te mortificas aunque todavía ni ha llegado tu bebé. Todas estas cosas y más que no vamos a nombrar, nos van a pasar a todas las mamás, nos han pasado o nos van a pasar y a veces simplemente no sabemos qué hacer, nos sentimos débiles, ignorantes, incapaces, a veces nos sentimos un poco tontas o ingenuas y nos llegamos a preguntar literal: ¿por qué Dios a mí me dio un bebe que probablemente no va a sobrevivir con una mamá como yo?
Muchas veces esto puede suceder especialmente en los primeros meses porque hay muchos cambios hormonales. Después del parto hay mucho cansancio, un cansancio que uno jamás en su vida ha conocido hasta ese momento y luego esa enorme responsabilidad que sentimos sobre nuestros hombros, la vida de un pequeño ser humano está literalmente en nuestras manos. Todo esto se puede combinar en algún momento para dejarnos preguntando: ¿qué hago? ¿cómo pienso yo que puedo hacer esto?
De hecho, yo diría que esto no solamente les pasa a las mamás primerizas. Yo tengo tres adolescentes en mi casa y todavía a veces me pasa a mí, y lo que Dios me está enseñando después de tantos años es que cuando yo me encuentro en esa posición sintiéndome débil, ignorante, incapaz, tontita, ingenua en cierto sentido estoy precisamente en donde Dios quiere que este. Él quiere que yo no mire para adentro, Él quiere que mire para arriba. Él quiere que yo reconozca mi falta de sabiduría para que busque su sabiduría.
Hoy en día hay muchas fuentes de información, hay mucha posible ayuda clamando por tu atención. No sé si te ha pasado que pones una foto en Facebook o una publicación que expresa algún fracaso que tú tuviste como mamá; puede ser algo bien sencillo, y ¿qué hacen tus amigas? Compartiéndote todos los enlaces de cómo se hace correctamente y las necesidades psicológicas de tu hijo, y que si no le das lactancia exclusiva, luego va a tener daño al cerebro, etc.
Este es el que me hace reír: todo lo que el papá debe estar haciendo para ayudarte. ¡Mejor no leas por favor esos artículos! Hay una infinita cantidad de fuentes de información y consejo hoy en día, pero hoy yo quisiera animarte a que no corras primero con esas fuentes porque quisiera convencerte que Dios es sabiduría. Él es la fuente de sabiduría, Él mismo es sabiduría, entonces lo que nos corresponde y lo que nos conviene como mamás es que busquemos sabiduría donde Él la ha provisto.
Dios nos ofrece recursos suficientes para que tengamos todo lo que necesitamos. 2ª de Pedro 1:3 dice: todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder. Entonces, sé que puede haber muchos más pero yo quisiera compartirte 4 fuentes de sabiduría que estoy convencida que si las mamás primero acudiéramos a ellas, cambiaria totalmente nuestra crianza y también nuestra actitud, nuestra disposición, nuestra paz mental y espiritual, todo cambiaria.
Primero te animo a pedir sabiduría en oración. Es tu primer recurso. En el libro de Santiago tenemos una promesa que para la mamá es una promesa increíble, y tiene un significado enorme en nuestra crianza. Te voy a leer versículos 5 y 6 de Santiago 1: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría…”
Quiero hacer una pausa aquí; ¿te identificas con esa frase? “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría”. Espero que sí, porque todas tenemos falta de sabiduría.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada”.
Aquí el autor de Santiago, Jacobo, está hablando en el contexto de las pruebas y el desarrollo de paciencia que Dios quiere lograr en nuestra vida. Y en ese contexto Él nos da una promesa inequívoca: si te falta sabiduría (y esto presupone que nos falta sabiduría) solo le tienes que pedir a Dios y Él te la va a dar. Esta es una promesa tan sencilla, no entiendo por qué mi corazón no se inclina más hacia la oración inmediatamente cuando yo me siento frustrada o falta de sabiduría, porque esta promesa es increíble y tiene solamente una condición, una condición y eso es que yo pida con fe, nada más, que yo crea que Dios me va a ayudar. Entonces yo te pregunto: ¿tú lo crees?
¿Lo crees suficiente para que vayas a Él en oración antes de correr a un sinfín de otras soluciones que muchas personas pudieran ofrecerte?
Para mí la maternidad ha sido una gran oportunidad para descubrir cuan superficial realmente es mi fe. Yo diría que la adolescencia de mis hijos ha revelado esto aún más, así que esto no es algo que yo siento que ya avancé y ya tengo 17 años de ser mamá y esto ya no me pasa, ¡no,no,no! Cada etapa provoca otra ola de dudas y otra necesidad más para confiar y buscar sabiduría. Dios quiere que yo aprenda cuan desesperadamente lo necesito a Él.
Entonces la oración es una expresión de esa dependencia: antes de agarrar el teléfono, antes de abrir las redes sociales o el internet, antes de preguntarle a la vecina, ¡oremos, mamás, oremos! Vayamos a Dios en oración. Ese versículo dice que Él nos da sin reproche. No hay nada, ninguna situación demasiado pequeña e insignificante que tú no puedes llevar a Dios en oración pidiendo sabiduría. Él quiere que tú corras a Él en oración y le pidas sabiduría.
Construyendo sobre la base de ir a Dios en oración, el siguiente recurso que quiero mencionar, otra fuente de sabiduría, es un poco obvio y sé que sabes que lo voy a decir, entonces te lo voy a decir: confía plenamente en la sabiduría que la palabra imparte, la palabra de Dios es una de tus fuentes principales, tiene que serlo.
El Salmo 19 habla de la palabra de Dios, un salmo muy hermoso como tú sabes, y el versículo 7, la segunda parte, dice:
“El testimonio de Jehová es fiel que hace sabio al sencillo”. ¿Sabes qué? Yo no sé qué eres, que profesión tienes, qué nivel de educación, de inteligencia. Quizá tu eres maestra, quizás tu eres teóloga o psicóloga, quizá tú tienes licenciatura, maestría, doctorado, tú has tomado cursos de crianza, no sé, pero yo te digo que tú y yo somos mamás “sencillas”. Otra traducción usa la palabra “ignorante”. Somos ignorantes acerca de muchas cosas.
Desde el fondo de nuestros corazones tenemos que estar convencidas que la palabra tiene toda la sabiduría que nosotros necesitamos para ser las mamás que nuestros hijos necesitan. No quiero desanimarte si tú eres creyente nueva o no tienes mucho conocimiento de la palabra. Yo no me estoy refiriendo necesariamente a un nivel exagerado de conocimiento bíblico, me estoy refiriendo más a una convicción firme de tu corazón.
Cuando sucede algo, ¿en qué confía tu corazón? ¿hacía que corre? ¿Tú realmente crees que el testimonio de Jehová es fiel y hace sabio al sencillo?
Cuando tu bebe llora en la noche, cuando tiene fiebre, cuando empieza a tirar berrinches, cuando no sabes si debe dormir contigo o debe dormir en la cuna o cuando todos te dicen que esa papilla no y esa verdura si y no sabes qué darle de comer. Cuando una de tus abuelitas te dice una cosa y la otra te dice otra cosa, cuando tu esposo y tú no están de acuerdo, cuando te presionan para que no lo saques ni a la iglesia porque hace mucho frio, pero tu esposo es el pastor y tú sabes que debes ir, cuando tu hijo te hace enojar y eso te revela el pecado de tu corazón, ¿qué haces?
Yo te animo a que corras a la Palabra, a que creas que en esa Palabra se revela el Dios que te creó a ti y que creó a ese pequeño bebe o a ese niño grande y que ese Dios está prometiendo que si tú vas a la Palabra, Él te va a proveer de la sabiduría que tú necesitas. Ninguna estrategia de crianza puede prometerte eso. Sé que es más fácil buscar en Google que luchar con tu pecado y tu duda y profundizar en la Palabra. Es más fácil preguntar en el grupo de mamás que considerar los principios bíblicos y pedir ayuda en oración, pero amigas, tenemos que lidiar con la Palabra y tenemos que estar convencidas que esa Palabra es suficiente.
Isaías 55:11 dice: “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.” Dios va a prosperar su Palabra, esto es algo muy importante que tenemos que entender.
La siguiente fuente de sabiduría que quiero mencionar quizás te va a sorprender o no te va a gustar. Espero que sí te guste. Debes valorar la sabiduría y el liderazgo de tu esposo. El Nuevo Testamento deja bastante claro que el esposo, el padre, debe estar involucrado en el hogar y en la crianza de los hijos, voy a leerte varios versículos brevemente para mostrar esto:
1 de Timoteo 3:4 y 5 dice así: “Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad; pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?”
Colosenses 3:18 dice: “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.”
1 de Corintios 11:3 dice: “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.”
Entonces si tomamos la enseñanza acumulativa de estos pasajes y otros es bastante claro que Dios ha diseñado la unidad familiar para que funcione bajo el liderazgo del esposo. Entonces una esposa, fíjate bien en esto, una esposa que acepta y valora eso y obedece esa indicación, va a tener acceso a cierta sabiduría y ayuda que Dios le provee. Esto quiere decir que la esposa que rechaza este concepto, que no busca la sabiduría y el liderazgo de su esposo, está perdiéndose de sabiduría y bendición para su hogar.
Yo quiero enfatizar este punto porque he visto un comportamiento de parte de algunas mamás que me entristece y me preocupa. Creo que hay algunos aspectos culturales. Por ejemplo, creo que es común que las abuelitas o la suegra o la mamá corra al papá del cuarto del bebe porque dicen, “tú no, tú no puedes, la mamá tiene que cambiar el pañal”. Es como si se resisten a que el papá esté involucrado desde un principio y yo creo que esto no es necesario, no es sano que al papá no se le permita estar totalmente involucrado, entonces para las mamás, para las abuelitas, esto es algo muy importante. Pero especialmente para la esposa, en todas las etapas de la crianza, en todos los temas, en todos los aspectos de la vida en los que el papá tiene interés en involucrarse, es importante que las esposas busquemos ese aporte y esa sabiduría y esa dirección del esposo. La Biblia deja muy claro que él es la cabeza de la familia.
A veces cuando yo batallo con esto, yo me recuerdo que un día mi esposo se va a parar delante de Dios y él va a rendir cuentas por su matrimonio y por su familia y yo no quiero hacerle imposible esa tarea. Yo no quiero estorbar que él pueda cumplir ese rol que Dios le ha dado. En la Biblia vemos a un padre involucrado en la disciplina, en la enseñanza de sus hijos. ¿Estamos saboteando el trabajo de nuestros esposos? ¿O estamos animándoles en ese liderazgo? Yo entiendo que pueden estar escuchando mamás que tienen esposos inconversos, entonces quizás esa mamá tendrá que tomar un liderazgo espiritual, pero ella todavía puede buscar fomentar el liderazgo y el involucramiento del esposo en muchos aspectos de la crianza.
El último recurso que quiero mencionar, y no te va a sorprender, es que busquemos la sabiduría de nuestras hermanas mayores en la fe. Estoy hablando de Tito 2. Te voy a leer Tito 2 versículos 3 y 4: “las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos.”
Tito 2 nos describe a las mujeres como una importante fuente de sabiduría para la crianza, en este pasaje vemos que estas ancianas, hermanas maduras en la fe, deben enseñar a las mujeres jóvenes a amar a sus hijos. Y aunque tú puedes pensar que es natural que ames a tus hijos, y que tú no necesitas que nadie te ayude, yo te diría que sí necesitas ayuda en esta área, porque no es natural para mi amar a mis hijos sin egoísmo, mi orgullo y mi egoísmo y mis pasiones se interponen entre mí y mis hijos y yo hago decisiones en mi crianza que son basadas en mi comodidad, en mis sueños, en mis deseos, en lugar de realmente lo que Dios dice.
Entonces yo te animo mujer joven, valora la aportación que las hermanas mayores de tu iglesia local te pueden dar. Ellas te pueden observar en tu relación con tu esposo, y en tu crianza. No tomes sus comentarios como críticas, tómalos como obediencia a la palabra de Dios y si tú puedes ayudar a otra mujer más joven, si tú tienes hijos un poquito más grandes, tú puedes también ayudar a una mamá primeriza, por ejemplo. Involucrémonos las mujeres en las vidas de otras mujeres en nuestras iglesias y no seamos defensivas, busquemos esa aportación de parte de las mujeres de nuestras iglesias, esto es algo muy sano y algo que la palabra ha establecido como una fuente de sabiduría para nuestra crianza.
Ya hemos llegado al final de nuestro tiempo. Estas son 4 fuentes de sabiduría que yo encuentro cuando yo estudio la Biblia, especialmente para la maternidad. Tendemos a correr a las amigas de la misma edad o de la misma etapa de vida. Ellas pueden servir como ánimo, como hermanas en Cristo con quien caminar, pero normalmente no van a servir como una principal fuente de sabiduría. Google, grupos de Facebook, cursos de crianza, todas estas cosas realmente no van a ser las fuentes más confiables de sabiduría porque Dios nos ha dado las fuentes de oración, la palabra, el esposo y las mujeres de nuestras iglesias.
Entonces, yo te pregunto para terminar: ¿tu primer instinto es inclinarte hacia la oración y la Palabra cuando sientes necesidad? ¿o tú tienes otras fuentes preferidas donde corres? ¿Valoras la aportación y sabiduría de tu esposo o estás criando de manera demasiado independiente de él? ¿qué cambios necesitas hacer en tu actitud hacia él? ¿estas practicando Tito 2, sea como mujer joven, mujer anciana o quizás ambas?
Que todas tengamos corazones que se inclinen a buscar la sabiduría donde Dios la ha provisto, que Dios las bendiga esta semana.
Transcrito por Ad Islas