Categoría: Vida familiar
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Episodio #71: El trío esencial que tu familia necesita con Mateo Bixby

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March 9, 2021

La historia de Elí, sus hijos y los israelitas que se nos narra en los primeros capítulos de 1 de Samuel es preocupante para los padres cristianos. ¿Cómo es que un hombre como Elí que servía a Dios y amaba el Arca del pacto no pudo pasar ese legado ni a sus hijos ni a la nación que él juzgaba? ¿Será que un corazón sincero no es suficiente? Únete a esta conversación importante sobre lo esencial de la vida cristiana.

Transcripción:

Susi: Hola, aquí estamos otra vez en Crianza Reverente y voy a empezar este episodio número 71 con una confesión dramática. ¡Los episodios que yo grabo con el invitado de hoy son mis favoritos! Lo siento, pero es la realidad; ya me hacía falta entrevistar otra vez a mi esposo Mateo y aprovechar su sabiduría. Gracias Mateo por estar otra vez aquí.

Mateo: Pues sí, hace mucho tiempo que no habíamos grabado un episodio juntos, ¿verdad?

Susi: Sí ya, demasiado tiempo.

Mateo: Creo que los escuchas sí estarán cansados de mi voz, porque creo que pusiste algunos sermones que prediqué, pero… bueno.

Susi: Sí, te han escuchado, pero yo no he podido conversar contigo. Ya nos recuperamos del Covid casi al 100, y aquí estamos otra vez, gracias a Dios. Muchos de ustedes saben que, aparte de ser mi esposo, Mateo también es mi pastor, uno de mis pastores. Y recientemente los ancianos, o pastores, de nuestra iglesia, Iglesia Bautista La Gracia, han estado predicando una serie sobre 1ª Samuel. Al estar escuchando las predicaciones, sobre todo en los primeros capítulos del libro, ha habido bastante aplicación para los padres, y también para los hijos, para la crianza en general. Entonces le pedí a mi esposo si yo le podía entrevistar para que comparta contigo algunas de estas cosas que hemos encontrado en estos primeros capítulos de 1ª Samuel, en particular en la vida y la familia de Elí, y también de los Israelitas en general.

Nos vamos a enfocar hoy en el capítulo 4, por si puedes y quieres abrir tu Biblia, pero yo creo que necesitamos un poquito de contexto de los capítulos anteriores para entender lo que está sucediendo en la familia de Elí. Hay una frase, algo que Dios le dice a Elí en el capítulo 2, que siempre me ha impactado mucho como mamá. Viene en el versículo 29, donde Dios le dice a Elí: “¿Por qué honras a tus hijos más que a mí?” Esa frase siempre me ha llamado mucho la atención. Entonces Mateo, ¿Podrías tomar un momento aquí para empezar dándonos el contexto de lo que ha sucedido con Elí y con su familia, antes de entrar en el capítulo 4?

Mateo: La historia de Elí es muy triste; ver lo que pasa con sus hijos, ver lo que pasa incluso con la nación también, por la vida de sus hijos, nos lleva a extraer unas lecciones muy interesantes, pero también muy tristes.

Miremos lo que sucede con Elí y con sus hijos, Elí es el sumo sacerdote y sus hijos continúan en el sumo sacerdocio como hijos de Aarón, parte de esa familia privilegiada que tiene la oportunidad de ser los sumos sacerdotes de la nación. Pero tristemente los hijos de Elí no aman a Dios, son hombres perversos; nos dice en 1ª Samuel que ellos dormían con las mujeres que velaban a la puerta del Tabernáculo. Estas mujeres que venían a adorar a Dios, ellos abusaban de ellas y de su posición para tener relaciones sexuales con ellas.

Más adelante menciona que a la hora de realizar los sacrificios, en vez de tomar la porción del sacrifico que les correspondía a ellos como sacerdotes, antes de ese momento que debían tomar la carne, se llevaban un corte mejor, parece que les gustaba la arrachera o algo así, ¿verdad? Era porque eran egoístas y estaban despreciando el sacrificio; y aunque Elí no es esa clase de hombre, sí le dice Dios en el versículo 2:29 (que comentabas), que ellos, incluyendo a Elí… “Vosotros habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas”, y le dice específicamente a Elí que él había honrado a sus hijos más que a Dios. Y es interesante, porque en el versículo 22, 23, 24, Elí regaña a sus hijos por la maldad que ellos hacían, les dice que no debían de hacerlo, que eso deshonraba su posición como sacerdotes, que ellos estaban haciendo pecar al pueblo de Dios.

Vemos que Elí si les redarguye, pero más adelante cuando Dios anuncia que este juicio viene sobre su familia, le dice que él no ha estorbado a sus hijos. Creo que ahí hay una aplicación muy interesante que quizás hemos mencionado anteriormente, pero Elí no quiere detener a sus hijos. O sea, les quiere regañar con palabras, pero no quiere tomar las medidas necesarias para que ellos obedezcan a Dios, que en el caso de Elí seguramente sería expulsarles del sumo sacerdocio. No deberían de continuar y él no está dispuesto a tomar esas medidas. Y creo que muchos padres el día de hoy están dispuestos a regañar a sus hijos, pero no están dispuestos a tomar medidas en la vida de sus hijos. Cuando uno de los otros pastores de la iglesia predicó este pasaje, recuerdo que nosotros como matrimonio identificamos varias cosas en nuestra propia vida y familia, donde teníamos que tomar medidas en la vida de nuestros hijos, para ayudarles.

Susi: Y aun si refleja mal sobre la familia. Yo pienso, pensando en Elí, quizás una de las razones porqué él no quería estorbarles de la manera que debía, es porque hubiera sido público. La gente hubiera sabido que él los estaba quitando. Y creo que muchas veces con los padres nos puede pasar lo mismo. Le hablo y le hablo a mi hijo, pero si realmente actúo, entonces otras personas se van a enterar, o vamos a quedar mal.

Mateo: Y tristemente eso sucede en otro ámbito, que no viene al caso, pero en la iglesia también, cuando hay pastores que realmente están descalificados del ministerio, la iglesia no quiere tomar cartas en el asunto y excluirles del pastorado. Muchas veces es por la vergüenza que eso traería; pero deshonramos a Dios más cuando permitirnos que este tipo de vida continúe, que cuando tomamos las medidas, aunque en el momento por supuesto que es un poco difícil y vergonzoso.

Pero, entonces, a raíz del pecado de los hijos de Elí y que Elí no toma medidas, Dios anuncia que sus hijos van a morir en el mismo día; en un solo día los dos hijos van a morir y viene un juicio muy severo anunciado por Dios sobre la familia de Elí, que van a ser destruidos y que no van a quedar como los sacerdotes de Israel. Más o menos ese es el trasfondo del capítulo 4.

Susi: Ok, entonces ahora vamos a llegar al capítulo 4, ¿y cuál es la historia que está sucediendo en este momento en el capítulo 4?

Mateo: En el capítulo 4 los Israelitas van a la guerra otra vez, como venía siendo habitual aparentemente con la nación de Israel con los Filisteos, los enemigos típicos de Israel durante este tiempo. Van a la guerra y son derrotados, eso es lo que pasa en los primeros versículos del capítulo 4. Es una derrota bastante severa, porque mueren unos 4,000 hombres. Entonces ellos se preguntan: “¿Por qué caímos derrotados? Si somos el pueblo de Dios, deberíamos de tener victoria”. Incluso ellos saben que si fueron derrotados fue porque Dios quiso que fueran derrotados, lo dicen ahí, que “Jehová nos ha herido”, o sea “Jehová nos ha hecho perder esta batalla”. Entonces a alguien se le ocurre la idea de traer el Arca del Tabernáculo y que puedan llevar el Arca en batalla, porque seguramente Dios no va a permitir que sean derrotados si tienen el Arca. Otra vez, sería extremadamente vergonzoso para el nombre de Jehová que fuera derrotado cuando el Arca del Pacto está ahí con ellos.

Susi: Porque el Arca representa la presencia de Dios, es como decir: “Ahora si vamos a tener a Dios en la batalla, tiene que salir bien”.

Mateo: “Sí, tenemos que ganar”. Y entonces llevan el Arca y son derrotados. Caen unos 30,000 soldados, o sea una derrota todavía mucho más grande. Y lo peor es que el Arca del Pacto es capturada por los Filisteos y se lo llevan entonces a Filistea. Es una tragedia muy, muy grande; y cuando sucede esa derrota también los hijos de Elí son muertos en el campo de batalla, seguramente ellos fueron con el Arca. Elí no va con el Arca porque ya es muy anciano. Elí está esperando la noticia de qué va a suceder.

Susi: Todavía preocupado por el Arca.

Mateo: Sí, y eso es lo que destaca el pasaje. Él está preocupado por el Arca, está esperando el Arca, esperando la noticia de la batalla y qué ha sucedido. Yo creo que él sabía que sus hijos iban a morir, pero la preocupación que él tiene es: “¿Qué va a pasar con el Arca?”, y entonces llega alguien con la noticia y le dice: “Tus hijos han muerto”, y luego le dice: “Y el Arca ha sido capturada”. Y es ahí cuando Elí muere, cuando escucha acerca del Arca, muere. Cae para atrás y por su peso y su vejez, se desnuca y ahí fallece en ese momento.

Al estar observando y viendo lo que el pasaje nos enseña, observé 3 elementos o 3 cualidades que nos reflejan una vida cristiana real, equilibrada, sincera; qué es realmente estar cerca de Dios y tener una relación íntima con Él, 3 cualidades que necesitamos en nuestra vida. En el capítulo 4 vemos que los hijos de Israel conocen mucho de la Palabra de Dios, tienen una fe genuina en Dios. Saben que Dios es potente, saben que Dios puede darles la victoria, entonces tienen esa fe de que Dios es poderoso, que les puede dar victoria. Incluso conocen de las Escrituras, porque saben que, en la historia de Israel, el Arca del Pacto ha estado presente en el campo de batalla. Jericó sería uno de los ejemplos donde eso sucede, ¿no?, cuando dieron la vuelta a la ciudad pues iba el Arca del Pacto con ellos. Entonces, conocen las Escrituras, creen en Jehová, en el poder de Jehová, en la soberanía de Jehová que les daba victoria o les daba derrota. Tienen mucha creencia correcta. Su doctrina no es mala, en cierto sentido, pero caen derrotados, no tienen el favor de Dios y caen derrotados porque hay desobediencia en su vida.

Cuando estaba predicando en la iglesia, la forma en que lo expliqué a la iglesia es: “Creencia sin obediencia es deficiencia”. En nuestra vida cristiana, entonces, cuando tenemos creencia sin obediencia, es deficiencia. Y muchos de nosotros podemos llegar a creer que por tener mucha información bíblica en nuestra cabeza, somos buenos cristianos.

Susi: Tenemos una fe intelectual.

Mateo: Sí, llena la cabeza, pero no hay obediencia. Y eso es una cualidad que conocemos de la historia de Israel y conocemos de la vida de los hijos de Elí, ¿verdad? No estaban obedeciendo a Dios; la nación no estaba guardando la ley de Jehová. Estamos en el tiempo, finalizando el tiempo de los jueces, donde no obedecían a Dios, cada quien hacía lo que bien le parecía. No están obedeciendo a Dios, tenían creencias correctas, pero no había obediencia, entonces su vida cristiana era deficiente.

Susi: Y al final esa fe no les servía, sola, o sea esa fe intelectual no les servía realmente.

Mateo: Claro. Luego pude observar también otra característica muy buena, pero es en la vida de Elí. Lo que encontramos con Elí es que ama el Arca de Jehová, o sea, lo que le preocupa no es el destino de sus hijos, si no lo que le impacta, lo que le preocupa es el Arca de Jehová. Creo que hay un amor sincero que podemos ver en la vida de Elí. Dios no le redarguye a él por alguna deficiencia o desobediencia en su propia vida, si no en la crianza que él tiene con sus hijos.

Susi: De hecho a Elí, yo lo veo como un personaje que da ternura: su trato con Samuel, incluso su trato con Ana cuando se dio cuenta, después de regañarla medio duro, luego cuando se da cuenta de lo que está sucediendo, la trata tiernamente, y uno podría decir: “Es que Elí era un hombre bien sincero, amaba a Dios”, como tú dices.

Mateo: Había amor, pero no estaba él tampoco obedeciendo lo que Dios pedía de él a la hora de excluir a sus hijos del sacrificio, y entonces en este punto lo que yo explicaba, como lo expresé a la iglesia es que: “Amar sin acatar es deshonrar”. Cuando decimos que tenemos amor a Dios, pero no acatamos sus mandamientos, no obedecemos, estamos deshonrando a Dios. Es lo que Elí hizo, ¿verdad? Deshonró a Dios y Dios le redarguye por eso, por haber honrado a sus hijos más que a Dios mismo. Entonces lo que encontramos aquí es un trio, 3 cualidades. Tenemos creencia y luego tenemos la obediencia, y luego tenemos el amor, y esas 3 cualidades son muy importantes en la vida cristiana. De hecho, es un trío esencial en nuestra vida cristiana para saber cómo estamos realmente en nuestra relación con Dios, si estamos cerca de Dios o si realmente estamos muy lejos de Dios.

Susi: Y esto aplica a nosotros como padres. Tú y yo sabemos con casi 19 años de crianza, que nunca vamos a enseñarles o formar nada en nuestros hijos que nosotros no hayamos vivido. Esto es un podcast de crianza, pero primero somos nosotros. Hay que considerarnos, si entendemos lo que es necesario para una vida cristiana real. Esto nos ayuda mucho, son 3 cosas, no para hacerlo simple o sencillo, pero sí, como para resumir y darnos algo concreto que podamos entender.

Mateo: Y cada uno de nosotros tiende a uno de estos aspectos en nuestra vida cristiana. Algunos preferimos el cristianismo intelectual, ¿no?, y esa es la definición de un buen cristiano.

Susi: O sea lo que crees, lo que aprendes, lo que conoces, tus títulos o tus cursos, o cuántas clases has tomado o enseñado, todo ese tipo de conocimiento.

Mateo: Sí, es el intelectualismo. Para estas personas eso define lo que es ser buen cristiano, es lo que conoce, lo que sabe, lo que cree; entonces puede tener la doctrina perfecta, pero muchas veces no tienen un amor real por Cristo. O sea, su relación con Dios, su corazón, está frío. O puede ser que no tiene una deficiencia en su amor, pero sí en su obediencia. Te puede citar muchas doctrinas y pasajes de Grudem y de John MacArthur y de Calvino, y de otros grandes creyentes doctrinales, pero su vida no obedece a Dios. Y hemos conocido muchas veces a personas así.

Susi: Sí. Quizá puedes ser desobediente en cosas como enojo, impaciencia o puede ser incluso algo grande, cosas que diríamos que son grandes. Hemos conocido a personas que te pueden dar un argumento doctrinal para lo que tú quieras y al final terminan en un pecado desenfrenado, muy lejos de Dios, y tú dices: “¿Pero qué pasó? ¡Se sabía  todo!”.

Mateo: ¡Tenía mucho conocimiento!

Susi: Y esto puede suceder entre nosotros o con nuestros hijos. Podemos citarles y leerles y que memoricen, pero si no hay obediencia y amor, realmente no les estamos criando en esos caminos correctos.

Mateo: Pueden estar todavía muy lejos de Dios, aún con todo el conocimiento. El segundo era el amor. Algunos tendemos al cristianismo sentimental. Entonces tenemos el intelectualismo y también el sentimentalismo, creo que eso es muy común en nuestro día.

Susi: Ajá, de hecho, yo creo que cuando yo era niña quizás entre los cristianos era más común lo del intelectualismo, quizás, u obediencia, pero ahora es amor, sinceridad.

Mateo: El creyente así es una persona que le encanta cantar, incluso compartir testimonios; es probable que sea muy sincero y es de esas personas que siempre está hablando de Dios, siempre está hablando de las cosas bonitas que ha leído o que Dios ha hecho en su vida, pero puede ser que no tenga una buena doctrina, que no tenga una creencia correcta. Y Dios conoce que ninguno de nosotros somos perfectos, pero muchas de estas personas incluso desprecian la doctrina, piensan que la doctrina es mala, la doctrina causa división y son opiniones de hombres, no importa lo que creas con tal que ames a Jesús; y a veces también estas personas no obedecen a Dios en sus vidas y excusan el pecado precisamente diciendo: “Pero Dios conoce mi corazón”.

Susi: Sí, porque soy muy sincero, Dios sabe que soy sincero.

Mateo: Pues sí, yo pecó aquí o peco allá, pues bueno Dios entiende que soy humano, Él conoce mi amor por Él, qué tengo en el corazón.

Susi: Se nos olvida lo que dijo Jesús, ¿verdad? “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. Creo que es lo mismo con nuestros hijos también. O sea, ellos tienen que observarlo en nosotros pero también tenemos que estar dispuestos a exigirlo. Yo no puedo exigir que mi hijo ame a Dios, obviamente, puedo fomentar eso en él pero a la misma vez no debo dejar de exigir la obediencia, las dos cosas no son exclusivas.

Mateo: De hecho, tenemos que tener estas tres cosas, es el trío esencial en nuestro cristianismo; tenemos que tener las creencias, tenemos que tener el amor y luego el último es la obediencia, y es aquí donde también está otra manera de distorsionar el cristianismo, que ha sido muy común a través de la historia de la Iglesia. Es el legalismo. Está el intelectualismo, el sentimentalismo y ahora el legalismo. Esta es la persona que quiere obedecer la Palabra de Dios, y probablemente tiene unos estándares bastante altos en su vida, quizás muchas reglas, cosas que le han dicho en su iglesia: ”El buen cristiano hace esto”. Su enfoque es exclusivamente, o principalmente, sobre la buena conducta.

Pero como sabemos, podemos obedecer a Dios y estar muy lejos de Él. Cristo habla de esto, ¿no?, de que los fariseos en su día estaban diezmando de las especias, pero no estaban haciendo las cosas principales que era el amar la justicia; y muchas veces tendemos a uno de estos 3 errores. Y en la crianza creo que muchas veces no nos damos cuenta que nuestros hijos también pueden tender a una de estas áreas y muchas veces van a reflejar nuestras propias tendencias.

Susi: Van a reflejar nuestras tendencias, pero luego también cada uno de ellos va a ser diferente. Yo pienso en nuestros hijos, y por su propia personalidad y tendencia, uno a lo mejor tendería hacia el amor, y otro va a tender hacia ser bueno y obedecer, y las reglas, y palomita, palomita. Entonces tenemos que conocer también a nuestros hijos, aparte de estarles enseñando esto, también es ayudarles a evaluarse o uno mismo. Es evaluarles, para poder dirigirnos a sus necesidades particulares.

Mateo: Creo que lo triste de todo esto, al final del capítulo, es que el Arca termina en Filistea, el pueblo de Dios está distanciado de Dios, está muy lejos de Dios.

Susi: Y eso es lo peor de todo.

Mateo: Exacto, ese es el desastre más grande, ¿no?

Susi: Sí, ha perdido ese privilegio.

Mateo: No la derrota, sino lo que les marca como pueblo es que Dios está entre ellos, y ahora mismo, en este momento de la historia de Israel, están lejos de Dios, espiritualmente y hasta físicamente. Pero creo que nosotros en nuestro propio corazón y nuestros hijos, también podemos tener muchas cosas bien en nuestra vida y aún estar lejos de Dios, estar distanciados de Dios. Puedo tener mucha doctrina en mi cabeza y estar lejos de Dios, porque o mi amor no está bien, o mi obediencia anda mal, o puedo tener mucha obediencia y no andar bien en mi amor y no andar bien en mi creencia, o puedo andar muy bien en mi amor por Dios, mis sentimientos, pero estar mal en alguna de las otras dos áreas. Es sumamente importante que nosotros evaluemos en cuál o cuáles de éstas áreas nosotros luchamos, porque tendemos a una o dos de éstas áreas, y casi siempre vamos a luchar con una o dos de éstas áreas, y tenemos que fomentar este cristianismo equilibrado con este trío de virtudes esenciales en nuestra propia vida y en la vida de nuestros hijos también.

Susi: La crianza muchas veces solamente revela lo que toda la vida hemos traído ahí como nuestra tendencia, y algo que yo me he dado cuenta es que creo que tiendo hacia el legalismo, las reglas, obedecer, ser disciplinada. Estoy agradecida porque me criaron con esos hábitos, esos hábitos son muy, muy útiles en la vida cristiana, pero yo he visto en mi propia vida como pueden llegar a ser, a tomar el primer lugar, y creo que no debe ser así. Y luego en la crianza, me encuentro valorando más la obediencia de mis hijos que quizás su devoción personal, su amor o su aprendizaje de la Palabra. O quizás si valoro la Palabra es porque cumplan con las reglas, que tengan su devocional, que hagan su estudio bíblico; entonces yo he visto como ese legalismo aleja mi corazón de Dios. Qué curioso, ¿no? Puedo estar haciendo cosas buenas pero porque mi corazón es legalista, me aleja de Dios en lugar de acercarme, sin tener ese amor y sin tener esa doctrina correcta. No sé cómo lo has visto tú.

Mateo: Yo creo que tiendo al intelectualismo, que no es sorpresa porque ¡soy profesor de teología! Tiendo a pensar que, si tengo el conocimiento, si entiendo un pasaje, que es suficiente; pero he leído mi Biblia, incluso a veces he predicado sermones, que no han tocado mi corazón y que mi corazón ha estado frío, y también pasajes que no he puesto en práctica en mi vida. Entonces yo creo que mi tendencia sería hacia el intelectualismo. Así que tengo que fomentar esas otras áreas en mi vida, hacer un esfuerzo especial por trabajar con mi amor real por Dios, mi pasión por Él y tengo que también cuidar en mi obediencia, porque si no, voy a terminar distanciado de Dios, a pesar de todo el conocimiento intelectual que pudiera tener. Y para mis hijos, para mi propia vida, estar distanciado de Dios es el desastre más grande que nos puede sobrevenir, y no quiero eso para ellos, no quiero eso para mí. Entonces necesito equilibrar estas tres áreas, son esenciales en nuestra vida.

Susi: Si, son esenciales. Y creo que podemos verlo de una manera positiva. No estamos tratando de compartir contigo tres reglas más que necesitas seguir. ¡No! Porque, ¿cuál es el problema más grande que nosotros y nuestros hijos tenemos? Es nuestro pecado que nos aleja de Dios. Entonces estos son tres herramientas, o los tres pies, del banquito que apoya nuestra vida cristiana. Todos son dados por Dios. Dios nos da la habilidad de obedecer, Dios puede producir amor en nuestro corazón y Dios nos da su Palabra para que tengamos el conocimiento, entonces lo podemos ver como esas herramientas que Dios nos ha dado. Como cada uno es diferente, tanto yo como mi esposo, como cada uno de mis hijos, todos necesitamos esa vida espiritual personalizada con Dios también. Ese es el punto, acercarnos individualmente cada uno a Dios.

Espero que esto haya sido de ánimo para ti. Si tú reconoces inmediatamente que tú eres muy intelectual, o que tú tiendes hacia un corazón muy amoroso, pero no obediente, no te preocupes. Podemos tener gozo en saber que Dios nos confronta, nos enseña, nos instruye. Toma un tiempo esta semana para ir a la página y revisar la transcripción para que puedas ver esas frases escritas y abrir tu Biblia en 1ª Samuel 1-4, y considerar hacia cual área tiendes tú y evaluar también a tus hijos. Y lo que queremos hacer en los próximos episodios es tomar este trío que nos ha presentado Mateo, y tratar de pensar en las áreas prácticas de la vida de nuestros hijos, quizás según sus edades.

Cuando están aún muy pequeños o cuando están en una edad como de primaria o incluso cuando son adolescentes, ¿cómo podemos fomentar el conocimiento, el amor y también la obediencia en sus vidas? En estos siguientes episodios esperamos poder hacer eso. Pero por mientras, te animo esta semana, te reto, a que evalúes tanto tu vida personal como tu crianza, cada uno de tus hijos, y le pidas al Señor específicamente que si tú sabes que te falta aprender y tener más conocimiento de su Palabra, que te ayude en esa área. Si tu falta es amor, es un corazón frío, que Dios despierte amor en tu corazón. Y si te falta obediencia, que yo creo que somos todos, que Dios te ayude también a obedecerle como Él nos ha pedido. Gracias por escucharnos una vez más y que tengas una semana muy bendecida.

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Autores

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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  • Nació y creció en España, de padres americanos misioneros. Estudió en Estados Unidos y está a punto de terminar su doctorado. Lleva casi 20 años viviendo en Guadalupe, Nuevo León, junto con su esposa Susan y sus tres hijos: Aarón, Ana y David. Es director de la Facultad de Teología en la Universidad Cristiana de Las Américas y es pastor fundador de la Iglesia Bautista La Gracia en Juárez, Nuevo León.

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