Los hijos de Dios hemos recibido el don del hermoso Evangelio de Jesucristo. Sin merecerlo, experimentamos una generosidad extravagante que se extiende desde manos cicatrizadas por amor a nosotros. Para vivir como familias genuinamente arraigadas y fundamentadas en el Evangelio, no puede faltar en nosotros el imitar y responder con generosidad hacia otros. Hablemos de cómo podemos extender nuestras manos y enseñar a nuestros hijos a hacer lo mismo.
Estudio bíblico de la semana: Mateo 8:1-17 (Bajar e imprimir)
Recurso recomendado: Para Siempre por Aixa de López
Preguntas de reflexión:
- Reflexiona sobre la generosidad de Dios hacia ti y anota por lo menos tres señales de esa generosidad en tu vida.
- ¿Puedes identificar ídolos o pecados en tu vida que estorban que tengas un espíritu generoso y desinteresado? Confiésalos y pídele al Señor que te transforme en esas áreas.
- Junto con tu familia, consideren pequeños o grandes pasos que pueden tomar en los próximos días para comenzar a vivir como una familia generosa.
Transcripción:
Susi: Después de meditar por meses, literalmente, sobre las verdades y las facetas del Evangelio, tan completo, el Evangelio tan robusto, del cual hemos sido hechos partícipes como hijos redimidos de Dios; me quedo con la pregunta ¿qué debo hacer con algo tan hermoso y necesario en este mundo? ¿Es solo para mi familia, para mi iglesia? Y si tú eres como yo, te encuentras como muy cómodo, en tu casita, con tu familia, en tu comunidad, viviendo el Evangelio, gozándote de las bendiciones de Dios; pero, yo creo que una familia que verdaderamente ha sido transformada por el Evangelio tiene que responder en generosidad hacia otras personas. Y hoy hemos invitado a un hermano que dedica su vida para sensibilizar y equipar a otros creyentes a cuidar de personas que necesitan de la atención y del amor de la iglesia. Entonces, nuestro hermano David McCormick nos acompaña hoy. ¡Gracias David, por estar aquí, bienvenido a Crianza Reverente!
David: ¡Gracias Susan por la invitación!, para mí es un privilegio poder estar y compartir con la audiencia que nos oye. Yo estoy sirviendo en Guatemala con la “Alianza Cristiana para los Huérfanos, ACH”, como director, y es un privilegio poder, como tú decías, equipar a los creyentes para que puedan servir a la niñez huérfana.
Susi: Creo que, hemos tenido aquí en el programa a Aixa de López, ella trabaja también con esa misma organización y agradecemos el trabajo que ustedes están haciendo para la comunidad cristiana; porque creo que es una necesidad grande, el área en la que ustedes trabajan y gracias por tomar de tu tiempo; y sé que también tienes un Podcast, así que, de repente si yo fallo, tú agarras la onda y tú sigues. Tú eres también host de Podcast, ¡aquí estamos muy bien! ¿Puedes contarnos un poco David acerca de tu familia, del ministerio que haces?
David: Sí, bueno, yo llegué a Guatemala desde hace 18 años, soy originalmente de Canadá y ahora tengo a mi esposa que es de Nueva Orleans y tenemos 4 hijos; y estamos sirviendo en esta organización, que realmente empezamos sirviendo en un orfanato y veíamos las necesidades profundas de los niños y que llegaban con tantos problemas, tantas situaciones de abandono, de abuso. Sin embargo, hicimos esa transición de ya no estar a cargo de los niños, y ahora estamos buscando cómo la iglesia local puede rodear a estos niños de una forma diferente. Porque en Latinoamérica se busca mucho que haya instituciones, pero sabemos que el diseño original también para la niñez es la familia. Entonces, creemos que las familias cristianas pueden ser esa respuesta a la niñez tan profunda, de la niñez huérfana en Latinoamérica.
Susi: Sí, es una necesidad muy grande, muchos niños, hay muchas personas incluso, quizás no tan niños, que están abandonadas, solas y la iglesia creo que puede tener un impacto tan grande en vidas como esas. Y pues, hoy quisiéramos clausurar, terminar una serie que hemos estado viendo sobre el Evangelio y creo que es fácil para padres, en particular, encerrarnos en nuestro pequeño mundo, especialmente cuando los niños están chiquitos, se siente como muy absorbente de los horarios y todo; pero yo quisiera que pensáramos en un momento aquí, como para terminar, pensando que también ya se acerca el tiempo de Navidad y todo eso, ¿cómo es que las verdades fundamentales del Evangelio deben convertirnos en personas y familias generosas y atentas a las necesidades de otras personas?
David: Yo lo veo de esta forma, de que realmente como el Evangelio es algo que nosotros respiramos, es algo que inhalamos. Inhalamos la verdad que entendemos, lo que Cristo hizo en la cruz, cosa que nosotros nunca pudimos haber hecho, nunca podríamos pagar lo que debíamos. Pero, creemos en ese Evangelio que nos redime, que restaura; eso es lo que inhalamos, y estamos comprometidos con ese proceso de estar metidos en su Palabra y escuchar la verdad vez tras vez, para que de repente lo podamos comprender y creer. Al mismo tiempo, ese exhalar del Evangelio es cuando ya habiendo entendido la gracia que nos extendió, también podemos extendernos, o sea podemos exhalar, ¿y eso cómo se ve en nuestras comunidades? Se ve, se va a ver, como la forma en que Jesús vivía. Entonces, en cuanto las verdades fundamentales del Evangelio, yo creo que inhalamos esa verdad de gracia, y de esa misma gracia, esa generosidad que tú hablabas es lo que nosotros exhalamos en nuestras comunidades.
Susi: Sí, o sea creo que cuando pensamos mucho en gracia recibida, a veces no permitimos que esa gracia recibida nos humille, para entender que no se trata de nosotros; es irónicamente fácil convertir la gracia, en algo que se trate de mí; cuando realmente no es así, no se trata de mí; la gracia de Cristo no gira alrededor de mí. Entonces, por lo menos personalmente, tiendo a ser muy enfocada en mi agenda, en mis quehaceres, en mi familia y se me olvida que no se trata de nosotros; obviamente en cierto sentido el Evangelio sí se trata de que Cristo quiere salvarme, pero no por quien yo soy, sino por la gloria que eso trae a Él y por la misma gracia; y creo que, yo sé que por lo menos yo, necesito recordarme constantemente que no se trata de mí.
David: Sí, o sea, justamente lo que tú dices, esa es la verdadera gracia. Que podemos entender, no se trata de mí, no se trata de que yo podría ser algo. Y en eso también descansamos, que gracias a Dios no se trata de nosotros, no depende de nosotros. Y así es con la generosidad también.
Susi: Sí, yo creo que, hay otras familias como yo, que batallamos con ser egoístas. Entonces, ¿de qué pecados generales crees que la iglesia de hoy necesita arrepentirse? Quizás, como iglesia y como individuos.
David: Bueno, yo creo que hay muchos, y tú hablas como si eres la única; pero obviamente todos estamos en una lucha constante de batallar contra, como decía Pablo: “Lo que sé que debo hacer, lo que quisiera hacer, no lo hago”. “Y hago lo que no debo hacer, lo que no quiero hacer”. Entonces, yo creo que también mucho regresa, hay dos cosas que vienen a mi mente, a ser incrédulos. Yo creo que muchas veces asumimos que nuestra lógica o nuestro plan realmente es lo que va a funcionar, y no confiamos en que realmente Dios diseñó su cuerpo, o sea el cuerpo de Cristo, para que creyera el Evangelio, que fueran llenos del Espíritu y de ahí actuaran de una forma sacrificial, de una forma generosa y esa es la forma en que realmente da vida y expande el Evangelio en todo el mundo.
Pero, aún confiamos mucho en que: “Bueno, pero yo tengo que ver por mi familia y mi familia es lo único que importa y tengo que también superarme económicamente, tengo que hacer esto y lo otro”, y nos inundamos en prioridades que realmente no se alinean; la verdad es falta de fe, no estamos creyendo que el plan original de Dios es lo que va a permanecer. Y por otro lado creo que la Idolatría, como nos dice Calvino que “el corazón es fábrica de ídolos”; y tú tienes tus ídolos, pero los míos solo tienen diferente nombre quizás; pero igual estamos en esa lucha de batallar contra los ídolos que buscan ocupar el trono de nuestro corazón. Y creo que, cuando Jesús se sienta en el trono de nuestro corazón, naturalmente nacen estas acciones de lo que estamos hablando. Esta es una lucha no de una sola lucha espiritual, si no una lucha constante de todos los días, que estamos haciendo esto; y yo doy gracias a Dios que tenemos el arrepentimiento como una avenida siempre abierta, para que podamos todos los días, darnos cuenta de donde estamos fallando y llegar delante de Él, recordarnos la gracia que nos ha sido extendida.
Susi: Sí, ver eso que tú dices, del arrepentimiento como un medio de gracia, o sea estoy mal, pero no tengo que quedarme allí; entonces el Señor puede ir, quiere ir como en ese proceso de yo estarme arrepintiendo constantemente de mi pecado y el Señor usa, por lo menos en mi vida, el Señor usa oportunidades inesperadas para ser generoso con otros, para mostrarme mis ídolos. Te confrontas, como tu esposo te dice algo o alguien de la iglesia te pide un favor, y de repente: ¡Oh, eso para mí no es cómodo!, entonces ahí yo me topo con mis ídolos y el Señor me da la oportunidad de arrepentirme y de permitir que Él sea generoso con otros por medio de mí; incluso cuando estoy como de medio mal humor, porque no lo quise hacer; y bueno ahí me encuentro.
Entonces sí, gracias por ese recordatorio de la importancia del arrepentimiento, que a fin de cuentas viene siendo una parte tan importante del Evangelio. Entonces, ¿cuáles serían algunos primeros pasos? vamos a decir, que una familia quiere, tiene el deseo de reflejar el Evangelio en su generosidad y cuidado para otras personas, ¿cuáles serían algunos primeros pasos? y también para quizás entrenar a sus hijos, en esa disposición desde que sean chiquitos.
David: Sí, dos cosas se me vienen a la mente. Yo creo que, en una forma muy práctica, yo les llamaría a ver, y les puedo dar una referencia en la Biblia, esto en Mateo 8, y dice: “Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguieron grandes multitudes. Un hombre que tenía lepra se le acerco y arrodilló delante de Él”. Pero, yo quisiera que se enfocaran, cuando leen en los evangelios, cuánto Jesús iba caminando por los lugares, cuánto iba saliendo; o sea, cuanto iba él, no se quedaba en un lugar, más bien caminaba por las calles.
Entonces, algo como un primer paso, lo que yo diría a las personas es que imiten a Jesús, en ese sentido y que salgan, que no vean que únicamente tenemos que planificar un gran evento, un viaje, para poder ser lo que Jesús nos llama a ser, más bien yo puedo caminar por mi vecindad, o sea yo puedo caminar por las calles de mi vecindario y puedo ver una necesidad. Y también que tenemos acceso a ese Espíritu, que podamos estar conscientes: “¿Dios qué quieres que yo haga, en esta caminata?”. Y llevamos a nuestros hijos, y hablarles: “Miren vamos a estar atentos a una necesidad que nosotros podamos suplir”. Y si no vemos ni una persona, entonces, podemos orar por las personas que viven en las casas, que lleguen al conocimiento de Jesús. Entonces, en este tiempo de COVID, también, o sea, ha sido un poco más difícil; pero, yo creo que el primer paso es realmente levantarse y salir a caminar, como hacía Jesús.
Susi: Amén, o sea, yo pienso en el interactuar con otras personas, creo que no es natural, estar pendiente de necesidades. Y yo creo que, eso regresa a nuestro egocentrismo. Naturalmente pues nos enfocamos en nosotros; y algo que yo he notado en mi propia vida es que mi antena no está levantada cuando interactúo con las personas, cuando veo niños jugando en la calle, mi mente no piensa, ¿estarán bien cuidados? ¿Estarán seguros? ¿Alguien les habrá hablado de Cristo? No, simplemente mi antena no está puesta para esas cosas y yo me tengo que preguntar, ¿por qué? Y si mi antena no está puesta, pues tampoco voy a estar comunicando a mis hijos esa carga por las demás personas.
Creo que también, yo pienso en nuestra iglesia, llegan cartas de los misioneros, y pocas veces las leemos, se mencionan, los pastores las mencionan, oramos, cada domingo en la iglesia se ora por todos los misioneros que nuestra iglesia apoya; pero eso de estar involucrados, o sea, tenemos misioneros en África, que están constantemente interactuando con los huérfanos, pues, ¿estoy orando por esos niños que ellos mencionan en sus cartas de oración? Esa es una manera yo creo, en la que puedo como pasar también a mis hijos esa carga por personas necesitadas tanto del Evangelio, como de, pues físicamente, necesitadas de ayuda. Creo que, como tú dices, es levantar los ojos.
Cristo tenía unos ojos tan abiertos a otros, porque no estaba preocupado por sus propias necesidades, y eso a mí me, yo sé que a mí me falta mucho. Pero, también cuando pienso en algunos de los argumentos que he escuchado de padres, que dicen: “Pues es que mira, yo necesito cuidar de mi propia familia, y entonces, yo no tengo como para recibir a otro niño en mi casa, o para constantemente estar dando, apoyando a algún orfanato”, o no sé, hay muchas maneras de ayudar a las personas. ¿Podrías compartirnos algunos principios generales para entender que tenemos, obviamente la responsabilidad de cuidar de nuestra familia; pero que debemos también a estar dispuestos a sacrificar?
David: Sí, yo creo que es un balance súper importante manejar. Y yo creo que también hay diferentes etapas en donde, por ejemplo, yo tengo una niña pequeña chica, que es bebé, entonces ¿para nosotros sería el tiempo ideal para hacer un cambio brusco en nuestra familia? Quizá no. O sea, tengo que también manejar esas temporadas naturales que nos da la vida. Pero, cuando ya están un poco más grandes, si yo he estado hablando, y voy a dar un ejemplo, de acoger a un niño en nuestro hogar, que ya lo mencionaste, o adoptar; si ha sido un principio que hemos estado hablando y les hemos estado educando sobre eso, cuando llegue el momento, ya está la base, ya se ha estado hablando de eso.
Entonces, yo creo que con mucha prudencia tenemos que manejar los tiempos. Pero, por otro lado, yo creo que es muy importante que nuestros hijos en algún momento, vean nuestros sacrificios, o sea, vean que nos incomoda, que nos dificulta, que no es conveniente servir, sin embargo, lo hacemos. Si es de levantarse temprano una mañana para ir a hacer algo, o si es de apagar la televisión y orar. Pero realmente que vean que sí nos cuesta; yo creo que eso es algo muy importante. Que ellos vean ese sacrificio, que es necesario.
Susi: Y yo creo que una familia que realmente está dispuesta a sacrificar de sus recursos, y no me refiero solamente a dinero, o sea, tiempo, recurso es tiempo, es un buen recurso que tenemos. Y también energía, hay familias que tienen mucha energía. Seguramente has conocido, hay familias que como que les sobra energía y eso es parte de su personalidad; y yo en ciertas etapas de mi vida me he sentido celosa de amigas que tienen tanta energía; ella y su esposo siempre andan ayudando y sirviendo y yo me siento exhausta nada más mirando su vida.
Entonces, uno tiene que estar consciente de que Dios me ha dado cierta personalidad y cierta cantidad de recursos, y eso abarca todos los recursos, y a mi esposo también, y a mis hijos. Entonces, pedir esa sabiduría, de saber cómo podemos utilizar los recursos que tú nos has dado, no queremos utilizarlos de ninguna manera egoísta; pero papá tiene que trabajar porque tiene una familia que alimentar, mamá tiene que participar o en la educación de sus hijos o en la casa, bueno tiene muchas cosas mamá qué hacer, dependiendo de la situación. Entonces, pedir esa sabiduría al Señor, que Él promete darnos; y que nuestros hijos, como tú dices, vean que sí estamos dispuestos a organizar nuestra vida alrededor del Evangelio; y eso se va a ver diferente en diferentes familias.
David: Sí, totalmente, y algo importante también que tenemos que recordar, es que a veces y más con COVID se siente, que es mi familia, sola, aislada; pero siempre pertenecemos a una comunidad y cuando Jesús dice: “Ustedes son la luz del mundo”, realmente sí está hablando un plural; o sea, somos un grupo, somos un equipo; no se trata de que yo con mi familia veamos qué inventamos para hacer; más bien tal vez, un primer paso y un principio sería, de buscar otras tres familias que pueden tener el mismo objetivo, y que podamos tener la misma misión, para que no también, estemos solos en eso. Entonces, yo creo que, es algo importante que recordemos que estamos, en medio de todo, ¡gracias a Dios! bien acompañados, y que podamos estar en comunidad, sirviendo y viviendo esa vida.
Susi: Sí, yo creo, pensando en eso de la comunidad, como tú dices, el COVID, nos ha afectado a todos, yo creo, en cuanto a la hospitalidad; y creo que la hospitalidad puede ser un primer paso. Una familia que realmente está como muy ensimismada o muy encerrada, o pasó un tiempo muy difícil con COVID, y no ha abierto su casa; quizás primero pueda empezar, ¿no sé qué opinas?, con la simple hospitalidad de otra familia o personas de su iglesia.
David: Sí, totalmente, y me encanta cada vez que escucho un principio así, o una idea; o sea ver en el archivo mental que yo tengo limitado de la vida de Jesús, y ver cómo se extendía en hospitalidad, y acciones sencillas; o sea, la primera vez que apareció a sus amigos en la playa después de haber resucitado, les hizo desayuno, algo sencillo; pero realmente una forma de extenderse, de suplir una necesidad física. Entonces, ahora con COVID, esto es limitado, pero hoy por hoy, yo tengo que preguntarme, no voy a pensar en lo que no puedo hacer, voy a ser creativo y pensar en qué sí puedo hacer.
Entonces, tal vez, si tú puedes invitar a un vecino que no conoces, a tomar café en tu patio, al aire libre, ¿pues, por qué no lo haces? Tal vez, no puedas invitarlo a dormir en tu casa; pero sí podemos ser creativos y acciones pequeñas, para que podamos realmente vivir esa parte, como tú mencionabas de la hospitalidad, que es tan central, para tener una vida generosa que refleja el Evangelio.
Susi: Sí, o si eres buen regio aquí en Monterrey, tendrías que invitar a tu vecino a una carne asada y eso es al aire libre, y eso fácilmente se hace en el patio. Pero, yo estaba combinando esta idea de la hospitalidad, con lo que decías de la comunidad, y yo pienso que hay que pausar aquí y decir que si tú no eres parte de una comunidad, de una iglesia local, donde tienes esa comunidad cristiana; entonces, no muy fácilmente vas a poder vivir la generosidad del Evangelio como Dios quiere. Porque no solamente es a los no alcanzados que debemos mostrar generosidad y hospitalidad; entre los hermanos de la iglesia debemos estarnos cuidando y creo que no tenemos que hacer una distinción muy grande entre esas cosas, porque realmente creo que la familia que es generosa con su comunidad de la Fe, va a aprender a ser generosa también con los inconversos o los no alcanzados.
Entonces, creo que es como, no son dos cosas exclusivas. O sea, por lo menos yo he observado, que normalmente las familias que son prontos para aceptar invitar a una familia de la iglesia a su casa son más prontos a invitar a los niños de la colonia o a algún vecino. Simplemente abrir tu casa es un paso, un paso importante en ser generoso, en sacrificar de lo que tienes o de tu tiempo, de tu espacio personal, para poder extender gracia y amor hacia otras personas.
Algo que hemos tenido en nuestra iglesia, que antes no hacíamos; creo que tenemos como 2 años más o menos; son grupos pequeños, y algunos de sus grupos se reúnen en casas; y esto ha sido algo muy bueno para nosotros como familia; constantemente cada tres, cuatro semanas que nos toca, abrir la casa, proveer una cena sencilla para hermanos de la iglesia, alguna visita que uno de ellos quiera traer y eso no es tan complicado, y como lo hacemos todos, nos turnamos, es como bueno, aprendemos, agarramos ideas y se hace algo más normal y eso pudiera ser quizás un primer paso también. Simplemente, si tú no abres tu casa, si nunca invitas a personas a tu casa, quizás puedes empezar con alguien más conocido y eso puedes agarrar el hábito y perderle el temor, y poder entonces empezar a ser más generoso con tu tiempo.
Me gustaría, David, antes de que terminemos la conversación, mencionar que, si alguien tiene interés en empezar a entender más acerca específicamente de poder acoger a niños; obviamente las situaciones varían muchísimo de país en país y de lugar en lugar; pero ¿podrías darnos, primero creo que en tu página puede haber algunos recursos? En la página de ACH.
David: Sí, así es, si pueden buscar en https://ach.gt Ahí hay una pestaña que dice: “Organizaciones amigas” y cada vez lo vamos ampliando; y somos muy cuidadosos también con las organizaciones que buscamos, es excelencia en el campo, porque sabemos que es, o sea es muy importante el trabajo con la niñez, no es algo que el Señor ve como un agregado o algo que hacemos porque sí; sino es algo muy importante y tratamos de sugerir únicamente las organizaciones en las cuales confiamos. La lista no es extensa, pero pueden buscar algunas organizaciones y contactarlos; y también si tienen dudas nos pueden contactar a nosotros ahí mismo en la página, nos pueden escribir si tienen más preguntas.
Susi: Sí, porque también sería un proceso en familia. Si una familia tiene interés, no es algo que esta semana me dan las ganas y la próxima semana ya estoy acogiendo a un niño, es un proceso de oración, de consultar e incluso, yo animaría a las familias a consultar con sus líderes espirituales; porque pueden o no tener la madurez espiritual en este momento para hacer algo así. Entonces, el pastor puede aconsejarles en qué áreas quizás deben crecer; pero, pues yo quisiera que este episodio nos animara a todos, simplemente a estirarnos un poquito, hacer algo incómodo. Y, ¿a qué otras personas, además de niños, a quienes podríamos acoger que vienen de organizaciones, pero, qué otras ideas se te ocurren David, de personas a quien podríamos ministrar?
David: ¿Sabes qué versículo se me viene a la mente? Es que nosotros consolamos porque fuimos consolados; y pienso específicamente en este tiempo de COVID es muy difícil que tú no conozcas a nadie que ha sido afectado por esta enfermedad. Entonces, yo creo que también se nos ha facilitado un poco la tarea, en que el duelo abunda en nuestras comunidades. Y en el duelo es una oportunidad importante para el cristiano; porque tenemos una comprensión del duelo, que no es solo de secar lágrimas, es de realmente acompañar y conocer la verdad de Dios, en medio del dolor.
Entonces, yo les animaría a preguntarse: ¿a quién conocemos que ha perdido a alguien? Y ver a esa persona como, bueno, yo voy a suplir una necesidad física y ser un hombro en donde puedan llorar sin pena, sin vergüenza; y en algún momento sí hablarles, hablarles sobre lo que, o incluso solo preguntar cómo se sienten, y compartir la verdad de Dios con ellos. Entonces, eso para mí es importante, siempre pienso también en las madres solteras, personas mayores, que muchos están aislados, solos, han tenido un año tan diferente, tan solos; es momento para llegar con ellos también.
Susi: Sí, excelente; o sea hay muchas personas en necesidad. Y creo que, el Evangelio es de consolación y ánimo para inconversos y también para creyentes. Entonces, el mismo Evangelio, puede ser un instrumento, sí, para alcanzar a alguien perdido, pero también para consolar a un creyente desanimado o en dolor, como tú dices. Entonces, la comprensión que hemos adquirido en esta serie sobre el Evangelio, debe impactar, claro a nuestra familia, y ese ha sido el punto principal; pero a nuestra familia hay que llevarla más allá de los límites de las paredes de nuestra casa, y nuestros hijos pueden crecer más empapados del verdadero sentido, significado del Evangelio, cuando nos ven a nosotros extender los brazos en amor; como tú dices, como Jesús hizo todo el tiempo que estuvo sobre esta tierra y como Él sigue haciendo en nuestras vidas desde el cielo. Acompañándonos en la forma del Espíritu Santo, también.
David: Así es.
Susi: Y para terminar David, si puedes recomendarnos algo; estamos llevando un estudio Bíblico Inductivo cada semana, ¿podrías recomendarnos un pasaje, para poder estudiar?
David: Claro, sí. Como ya lo mencioné y tal vez alguien diría como; “bueno para la generosidad no es tan explícita”; pero realmente les animaría por eso a estudiar en Mateo 8; son historias súper pequeñas, donde Jesús sana un leproso, la fe del centurión, Jesús sana a muchos enfermos; pero a mí me encanta; porque este Mateo 8, me lleva por muchos ejemplos en donde Jesús vive la generosidad. Y algo que sobresale, es que Jesús en todo momento no se aleja de la incomodidad, más bien se acerca; eso es algo que a mí me confronta mucho, porque mi tendencia natural humana es, cuando veo algo que me incomoda, me alejo, pongo una distancia y veo a un Jesús que: “Ah, tienes lepra y para mí sería malo tocarte, te voy a tocar”. O sea, cosas así que, cosas que no eran o que incluso para Él como judío, eran prohibidas; pero Él con tan de acercarse a las personas lo hacía. Aún con la suegra Pedro, que ella estaba muy enferma y se acercó, la tocó ¿verdad? Entonces, para mí ha sido impresionante ver ese tema; pues en este pasaje les invitaría a verlo también.
Susi: ¡Amen! Y lo que tú dices de alejarse de algo incómodo, ahora con COVID, yo creo que nos ha hecho más: “¡Aléjate, aléjate, estas tosiendo!” Estás en una tienda y alguien tose y estás de que, ¡córrele al otro pasillo, porque no me quiero contagiar!; y creo que entonces más que nunca podríamos tener la tendencia de alejarnos en lugar de, y no estoy abogando por acercarte a alguien que está tosiendo; pero simplemente puede que haya creado en nosotros hábitos de alejarnos de cualquier peligro percibido, en lugar de acercarnos a personas necesitadas y personas.
Yo pienso en Jesús en ese pasaje; personas que no le podían regresar nada a Jesús. Jesús no busca nada de ellos y creo que nosotros tendemos a hacer: “Bueno, le hago este favor a cierta persona; porque sé que luego me va a regresar el favor”. Pero, no es así, creo que la generosidad verdadera no lo hace por buscar nada, simplemente por reflejar el Evangelio; la generosidad de Cristo hacia nosotros. Y ya así para terminar, ¿puedes recomendarnos algún recurso? ¿Algún recurso externo, algún libro, algo para recomendar a nuestra audiencia?
David: Bueno, para mí, tuve el privilegio de leerlo ya hace como un año y medio; pero es el libro de mi amiga Aixa de López, es su último libro que se llama, “Para siempre”; y se despliega la idea de la adopción, no como una idea humana, más bien como un aspecto central del Evangelio, nuestra adopción como hijos a la familia de Dios; y ha sido algo tan importante para mí, tener esa base de la cual yo sí puedo servir a los demás; porque tengo un entendimiento claro de la gracia que me ha sido extendida. Porque, yo puedo acercarme por ejemplo a la niñez vulnerable, porque yo soy ese huérfano, sin Jesús. Entonces, yo sí les recomendaría eso, muchísimo; porque es un libro obviamente, totalmente basado en la Palabra de Dios; pero al mismo tiempo muy práctico; muy práctico porque Aixa da ejemplos de su propia vida, cómo el Señor le iba expandiendo su perspectiva del Evangelio, por medio del servicio también; entonces es mi recomendación.
Susi: Bueno, pues, ¡muchas gracias David!, de verdad hemos disfrutado la conversación y creo que va a servir también a los que puedan escucharlo.
David: ¡Gracias Susan, por la invitación!
Susi: Y aquí para terminar, te recuerdo que éste ya es el último episodio de la serie, es el último episodio de la temporada, ya se está acercando el tiempo de las festividades navideñas, y es una buena oportunidad para practicar la generosidad y te animo a que en estas semanas en que estaremos fuera del aire, por decir; que estés repasando estas verdades tan hermosas que hemos podido aprender; y agradecemos tus oraciones, porque estamos planeando una serie, que creemos que es esencial para la comunidad cristiana, sobre la ideología de género; y eso sería en el mes de Febrero. Así que, agradecemos tus oraciones y te animamos a repasar los episodios previos en estas semanas que no estaremos publicando nuevos episodios; y que Dios te dé un tiempo de fin de año para repasar, para evaluar tu vida, tu familia y hacer buenas decisiones, para en el futuro servir al Señor de una manera generosa.
¡Que Dios te bendiga grandemente!