Ep 127: La disciplina familiar de la Palabra con Pepe Martinez

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March 14, 2023

La gran mayoría de los creyentes sabemos que la Palabra de Dios debe ser importante en nuestra vida personal y familiar. Necesitamos recordatorios constantes de esto porque nuestro instinto es buscar sabiduría en fuentes más actuales o atractivas. Si abrazamos la lectura, meditación y memorización de la Palabra como una disciplina que nos servirá a lo largo de toda la vida—y entrenamos a nuestros hijos de la misma manera—seremos sostenidos por este medio de gracia. ¿Practicas la disciplina de la Palabra? ¡Conversemos!

Transcripción:

Susi: La oración y la Palabra de Dios son dos aspectos completamente esenciales de nuestra relación con Dios. ¿Tú lo crees? ¿Crees que tus hijos también necesitan crecer desarrollando la disciplina o el hábito de negarse a sí mismo y escoger hacer actividades espirituales provechosas, aun cuando no tienen ganas?

Papá y mamá, tú y yo necesitamos modelar esto y nos urge la ayuda espiritual que estos medios de gracia nos brindan. Por eso, quisimos hacer estas series sobre las disciplinas espirituales, ya que en el episodio anterior hablamos de la oración.

Hoy queremos pasar a hablar de la disciplina espiritual de la palabra de Dios, especialmente en familia. Para esto me acompaña el pastor José Martínez, para nosotros él es Pepe. Su amistad, que ya la hemos disfrutado por muchos años, ha sido una bendición a toda nuestra familia. Gracias, Pepe, por acompañarnos.

Pepe: Gracias por invitarme. Me siento honrado de estar aquí contigo. Es una bendición, de verdad, muchas gracias.

Susi: Pepe tiene bastantes años colaborando aquí en los mismos ministerios que nosotros, en la Universidad Cristiana, en la Iglesia Bautista Genezareth, y lo hemos conocido durante todos estos 20 años que has estado aquí; el mismo tiempo que nosotros prácticamente.

Hace casi un año fuiste nombrado como uno de los pastores de Iglesia Bautista Genezareth.

Pepe: Sí, en julio del 2021, casi un año y medio.

Susi: Entonces eso ha sido algo nuevo en tu vida, gracias a Dios. Pepe está casado con Viri y tienen 2 hijos, Eliasib de 17 y Mateo de 5 años.

Tengo que decir que la mayor virtud de nuestro hermano Pepe es que sabe preparar un cappuccino como los que vamos a tomar en el cielo, es lo que yo digo.

Pero bueno, ya entrando a materia más seria, Pepe, puedes comenzar simplemente contándonos de cómo, a manera de testimonio, la importancia que ha tenido en tu vida personal y familiar la Palabra de Dios.

Pepe: Gracias por preguntar eso, creo que mientras pasan los años en la vida cristiana, y ahora siendo ya padre de un adolescente, un casi adulto de 17 años y teniendo un niño de 5 años, me he dado cuenta de la importancia que tiene para nosotros como creyentes y sobre todo en la tarea que tenemos como padres leer la Biblia. Desde que Dios me salvó, por gracia hace 22 años, es algo con lo que Dios fue trabajando en mi vida a través de personas que ponía cerca de mí; entre ellos, el querido pastor Guillermo, que ya está con el Señor. Él hacía mucho hincapié en la necesidad que tenemos de que la Palabra de Dios more en nosotros, con constancia, con fidelidad. Y cada año que pasa en mi vida como creyente y en mi vida adulta, me doy cuenta de que no hay otro medio para que nosotros crezcamos y conozcamos al Señor sino por medio de las Escrituras. Es de vital importancia. De ahí la realidad de entender la insistencia de Dios cuando dice que Su palabra more en nosotros en abundancia, lo dice Colosenses 3:16, pero eso viene desde el Antiguo Testamento. Deuteronomio es clave en eso. Habla de un ambiente que está permeado por la palabra de Dios, en todo momento de la vida. Ahora sé que cuando hablamos de la disciplina, de la lectura, podemos reducirlo a ese momento específico, en el que hacemos el devocional familiar, que tenemos que hacerlo. A veces, tenemos que reconocer que es un esfuerzo, que hay luchas, que tenemos altibajos.

Pero Deuteronomio 6 habla mucho más que de un tiempo estructurado. Un maestro predicador que escucho habla acerca de un maestro que escuchó que decía: “No tengo tiempo devocionales con mi familia, sino que genero un ambiente devocional”. O sea, de tal manera que el tiempo devocional no está limitado a una estructura específica, en un cierto horario. Constantemente durante el día, él genera intencionalmente conversaciones espirituales que ayudan al crecimiento de él y de su familia. Creo que sería una buena combinación, porque como estamos hablando de disciplinas, necesitamos ser estructurados en esforzarnos por llevar un tiempo devocional. Pero también eso da pie a lo otro que nos ayuda a que no sea como “ese tiempo”, así como que hay que hacer el devocional, sino que surja en el día a día.

Susi: Creo que la única forma en que eso pueda surgir es que el papá y mamá entiendan la importancia, valoren, atesoren. Yo creo que, para muchos cristianos, en teoría la palabra de Dios es importante y asistir a la Iglesia es importante para escucharla. Pero no lo hacemos una parte intencional en nuestras vidas. Y creo que a eso te estás refiriendo, que tiene que ser algo más allá de solamente decir “somos una familia cristiana porque amamos la “Palabra”, porque vamos a la iglesia”, pero es mucho más allá que eso.

Pepe: Sí, claro.

Susi: ¿Y a qué tipo de actividades nos estamos refiriendo cuando decimos que hay que tener la disciplina espiritual de estar en la Palabra de manera práctica?

Pepe: De manera práctica, he encontrado por lo menos dos que son absolutamente necesarias y están justificadas por las propias Escrituras. La primera es la lectura. Si decimos que queremos disciplinarnos en conocer la palabra de Dios, tenemos que ser personas que leen. No hay manera. No es suficiente con decir “voy a la iglesia y escucho la predicación y eso es todo”. Pero me temo que muchas veces dependemos solamente de lo que escuchamos el domingo, y es como que es vamos a la gasolinera espiritual. Me cargo el domingo y ahí te veo en una semana. Pero Dios nos llama a un constante conocimiento de Él y se quiso revelar a nosotros a través de un libro. Por lo tanto, tenemos que leer. Alguien dijo una vez: “Si Dios hubiera querido que lo conocieras haciendo pozos, te hubiera dado una pala”. Pero te dio un libro, para que leas. Entonces debemos ser gente que lee.

Y segundo, en este aspecto de actividades relacionadas a la Palabra de Dios, para mí caminan de la mano la memorización y la meditación. Entonces, no podemos meditar si no es algo que tenemos en nuestra mente constantemente. Leer y memorizar, refiriéndome específicamente a esta disciplina de la Palabra de Dios, son aspectos totalmente indispensables. No podemos decir que estamos caminando en disciplinas de la Palabra si no estamos leyendo y si no estamos meditando y memorizando. Creo que el mejor ejemplo de esto en las Escrituras es Deuteronomio 6; pero yo creo que vas a estar de acuerdo conmigo en que el Salmo 119 se levanta por excelencia por encima de esto que estamos hablando.

Susi: Tú lo memorizaste, ¿verdad? ¿O has memorizado gran parte de Salmo 119?

Pepe: Sí, sí. De hecho, refiriéndome a este pastor que fue de mucha influencia en mis primeros años en la vida cristiana, creo que el legado más grande que él me dejó fue la memorización de la Palabra. Él fue esta herramienta humana, un medio de gracia, por cierto; hermanos que me motivaron a disciplinarme en esto. Y sí, sí pude hacer eso, obviamente fue la gracia de Dios, pero impulsado por este hermano, que me motivaba mucho a hacer eso y he encontrado que esto es clave para nuestro andar cristiano. nosotros tenemos que ser gente que lee Biblia y que piensa Biblia. Pero para pensar tenemos que memorizarla y meditarla; sin lugar a duda es necesario.

Susi: Creo que hay diferentes maneras de hacer eso. He escuchado algunas personas decir es que no les va bien memorizando. Bueno, a veces hay que ser creativo. Hay personas que memorizan mucho mejor si memorizan un pasaje a la vez, si leen el mismo pasaje de 5 o 7 o 9 versículos, veces repetidamente; y hay otras personas que les va mejor una frase o un versículo a la vez. Entonces yo creo que tenemos que buscar, ya que nuestros cerebros a veces funcionan un poco diferentes. Yo lo he visto con mis 3 hijos, incluso aprenden diferentes, memorizan con diferentes estrategias, entonces hay que ser creativos. Tal vez tú empiezas a tratar de memorizar y te va bien mal… quizás necesitas buscar otra estrategia, pero no nos demos por vencidos y no dejemos de memorizar. Algo que yo he disfrutado mucho es un libro cortito de la Biblia, leerlo todo el libro muchas veces. Y eso es parte de estudiar, ¿no? Pero también encuentro que se me empiezan a quedar versículos completos. Y quizás no tengo todo el libro memorizado, pero es una familiaridad que me permite meditar, como tú dijiste.

Pepe: Es bueno que mencionas eso porque no estamos limitando la memorización a un patrón o a una estructura específica, sino a ser creativos y no pensar que la memorización no es para mí. Porque muchas veces ni siquiera lo hemos intentado. Y cuando damos el paso nos damos cuenta de que, ah, pues mira, sí puedo. La verdad es que, salvo casos excepcionales, yo creo que el 100% de los creyentes estamos capacitados para memorizar algo.

Susi: Estoy de acuerdo.

Pepe: No todos tenemos las mismas capacidades, hay gente que lo puede hacer de una manera más amplia o con mucha más facilidad que nosotros. Pero sí podemos porque creo que el primer interesado en que la palabra de Dios esté en nosotros es Él mismo. Por lo tanto, creo que nos ha dado las herramientas necesarias para hacerlo. Solamente seamos creativos. Alguien puede repetir un versículo 10 veces en la mañana, 10 veces en la tarde, 10 veces en la noche y recordarlo durante el trabajo, traer tarjetas. Hay un sinfín de métodos, lo importante es dar el paso de fe y hacerlo, y creo que Dios va a honrar nuestros esfuerzos.

Susi: Yo pensaba en el audio. Hoy en día hay muchas herramientas en audio que antes quizás no estaban tan accesibles. Por ejemplo, yo pienso en mis hijos si escuchan una canción… Bueno, si mi hija Ana escucha una canción una vez ya la tiene casi memorizada; partes de esa canción se le quedan. Entonces, hay algo del audio que a veces para ciertas personas es muy útil. Hay aplicaciones hoy en día donde tú puedes introducir una cita quizás de 5 versículos o de 2 versículos y te lo dice repetido. Es decir, hay muchas herramientas, entonces quizás si vas al hacia el trabajo, en el transporte o en tu carro, puedes ir escuchando el mismo capítulo de la Biblia repetidas veces y eso es una manera de memorizar, como dices, cada persona es diferente. Pero lo que no debemos decir es que no podemos y que nuestros hijos no pueden. Los niños tienen una capacidad increíble de memorización y hay muchas cosas que podemos hacer para ayudarles. Yo también iba a mencionar en cuanto a actividades de la disciplina espiritual de la Palabra, algo que últimamente el Señor me ha estado enseñando a mí es que parte de mi disciplina de estar en la Palabra de Dios deber ser la aplicación, porque yo tiendo a ser como más teórica. Entonces, parte de esa disciplina debe ser leer, memorizar, y meditar; y luego debo terminar preguntándome cómo eso me cambia. Agregar esa parte a mi disciplina de la Palabra me ha ayudado mucho a aprovecharla más.

Pepe: Sí, ese es el proceso que nos enseña Santiago, que no debemos ser oidores, sino hacedores. Ahora nota que el énfasis de Santiago no está en el oír, sino en el hacer; porque él da por sentado que oyen.

El asunto es qué hacemos con lo que oímos y cómo esas verdades nos cambian. Por eso, ayuda mucho en las disciplinas relacionadas a la palabra de Dios: leer, memorizar, meditar. Y luego hacernos la pregunta: ¿Cómo esto me cambia? ¿Cómo me lleva a conocer más el carácter de Dios o cómo este atributo de Dios que hoy aprendí me lleva a responder en mi día a día? Porque eso es lo que buscamos, cómo la Palabra de Dios nos cambia constantemente. De hecho, en las últimas semanas, en nuestro grupo pequeño hemos estado estudiando la aplicación de los mensajes que se nos estaban predicando; pero hicimos una pequeña pausa y estudiamos el Salmo 23. Luego hicimos un acróstico. Tomé el modelo de un predicador que algunas veces escucho que es muy dado a hacerlos. Entonces yo hice uno usando su modelo. Le pusimos REC, haciendo alusión a la función de grabar. R (recuerda, es decir, memorizar), E (entiende) y C (confía).

Si estás memorizando, meditando; entiende esta verdad, la hace y confía.

¿Cómo esta verdad me lleva a confiar más en Dios o cambiar algo de algún aspecto de mi vida?

Ha sido bien interesante en el grupo, yo mando “REC, ¿cómo vamos? A veces no me contestan, pero tengo que estar ahí, recordándoles esta realidad. Es bueno y muy necesario pensar en eso y recordar que la Palabra de Dios sí tiene poder para cambiarnos porque el propio Jesús dijo: “Santifícalos en Tu verdad, Tu Palabra es verdad”.

Susi: Se me ocurre ahora que estás diciendo eso, que ese sería un excelente método, muy sencillo para con los hijos. Ellos quizás de su propia lectura, si tienen la edad para estar leyendo, y quieres hablarles acerca de su lectura, puedes preguntarles: ¿Recuerdas lo que leíste? ¿Qué no entendiste o qué sí entendiste? ¿Quieres ayuda para entender algo? o ¿Quieres contarme qué entendiste? ¿Y cómo tú crees que eso te cambia? ¿Cómo te hace confiar más?

Está súper bien REC. Y qué sencillo método para animar a los hijos y para uno mismo.

Son buenísimas sugerencias y yo a veces encuentro que me ayuda a pensar: “¿En de qué me estoy perdiendo? Si no hago algo. A veces nos ayuda mucho. Somos muy ocupados y permitimos pasar la vida corriendo. Entonces de qué nos estamos perdiendo tanto ahora mismo como a largo plazo si no practicamos la disciplina espiritual de saturarnos de la Palabra. Obviamente, como padres, si no inculcamos esto en ellos, también de qué nos estamos perdiendo.

Pepe: La primera cosa que yo estoy seguro de que perdemos y es la más importante es que nos perdemos de la comunión con Dios a través de las Escrituras. Porque esto es lo que Dios nos ha dado para conocerlo. Dios nos ha regalado Su Palabra para revelarnos Su carácter. Juan 17:3 dice: “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado”. ¿Y dónde vamos a conocer a ese Dios verdadero y a este Jesús que él envió para morir por nuestros pecados sino en las Escrituras? Porque el mismo Señor Jesús dijo: “Ellas dan testimonio de mí”. Entonces lo primero que nos perdemos es de la comunión con Él. De manera interesante encontré una cita en una biografía de Jonathan Edwards que dice mucho de lo que aprendió fue producto de su propio proceso de búsqueda disciplinada, mucho de lo que aprendió de Dios. Todos conocemos a Jonathan Edwards. Él ha sido disciplinado en buscar y conocer a Dios. De hecho, usó una palabra: “disciplina obsesiva”, de como él era dado a buscar y conocer a Dios.

Entonces, lo primero que nos perdemos es la oportunidad de conocer el carácter de Dios. Emociona mucho pensar eso. ¿Cómo puedo día a día abrir las Escrituras? Porque creo que la Biblia es la Palabra de Dios. No solamente estoy en contacto con el libro, sino con su propio autor. Y eso lo ves a lo largo de toda la Escritura.  No nos perdamos de ese regalo.

Y segundo, creo que nos perdemos también de ver lo que Dios puede hacer en nosotros a través de la Palabra. Como algunas veces pasan los años y decimos: “¿Por qué no cambió? ¿Por qué soy así? ¿Por qué sigo batallando con este hábito?

Me imagino a Dios en el cielo con una Biblia diciendo: “Acá mira, aquí está lo que necesitas”.

Nos perdemos en nuestro andar cotidiano, lo que Dios puede hacer en nosotros a través de su Palabra. Es importante, es clave. No hay otro método hablando de lo que conocemos como “hábitos de gracia” o “disciplinas espirituales” o como los uno de los antiguos le llamaba “hábitos santos”; nos perdemos de la realidad de lo que la Biblia puede hacer en nosotros y en nuestros hijos. Es comunión y cambio.

Susi: Creo por experiencia también que nos perdemos del descanso como padres de estar recordando constantemente quién es que produce el cambio. Porque como padres tenemos esa buena intención de querer ver hijos que crecen en el Señor y que conocen a Dios y que vayan al cielo. Eso es como nuestro afán, muchas veces como padres cristianos.

Pero cuando yo, y esto lo digo a manera de testimonio, estoy en la Palabra encuentro y veo esa confianza, ese descanso que yo experimento cuando cada día recuerdo que si alguien va a salvar a mis hijos es Dios, no soy yo. Y exponerme constantemente a la Palabra realmente da descanso a mi alma, específicamente en la crianza de mis hijos.

Pepe: Sí es, es un apunte muy bueno, porque cuando estamos en contacto con la Palabra, vemos lo que Dios ha revelado para nosotros como padres. Y nos lleva a descansar en lo que Él ha prometido. Y entender que la salvación es del Señor. Dios se encarga de nuestros hijos, pero a mí me da una responsabilidad como padre. Mi responsabilidad es criarlos en disciplina y amonestación del Señor.

La responsabilidad de mi hijo es honrarme. Yo no puedo producir que él me honre. Yo tengo que enseñarle los caminos del Señor y decir al Señor: “Eso es lo que tú me has encomendado”. Muchas veces lo hacemos imperfectamente, la mayoría de las veces, pero confiamos en la gracia de Dios. Y eso me libera a mí de querer producir hijos piadosos. O sea, yo no puedo producir hijos piadosos.

Susi: Claro, sí.

Pepe: Pero puedo con la gracia de Dios usar los medios para que obren en ellos a través de Su palabra. Es lo que los va a salvar a ellos.

Susi: Como que es bien fácil olvidar eso, para mí, como como persona que crecí en un hogar cristiano y fui salva desde pequeña. Entonces es fácil para mí olvidar que no es automático. El ser criado en un hogar cristiano no produce automáticamente la salvación.

Y hablando con personas que han sido salvos ya no por medio de un hogar cristiano, es como quizás más presente en su mente que, así como Dios me salvó a mí, puede salvar a mis hijos; aún si yo los crío imperfectamente. Es una realidad que los padres necesitamos recordar todos los días. Es muy difícil recordar eso, pero gracias a Dios porque Su Palabra es suficiente.

Creo que ahí hay algo que me gustaría que habláramos un momento porque es algo que he escuchado repetidamente de parte de padres bien intencionados que dicen: “Yo no puedo exigir a mi hijo que haga una actividad espiritual, como leer o memorizar la Biblia, porque no quiero criar hipócritas. Tiene que nacer de ellos”.

¿Tú, crees que eso es una perspectiva bíblica que debemos evitar? ¿Exigir la práctica de disciplinas espirituales, particularmente en la Palabra, solamente porque mi hijo quizás todavía no es salvo o no le nace a él? ¿qué opinas de eso?

Pepe: Qué interesante. A veces no entiendo a qué se refieren con que “no les nace”.

Susi: Como si a nosotros nos naciera siempre leerla siendo salvos, ¿verdad?

Pepe: Mira, obviamente, que nuestros hijos realicen una práctica o un hábito espiritual no los va a salvar. No descansamos en que ellos son salvos por lo que hacen. Nuestros hijos serán salvos por la gracia de Dios, de la misma manera que nosotros. Pero creo que es por un bien general de ellos y por llevarlos a entender el principio de obediencia. No sé qué tanto exigir, pero sí, debemos promover que sean muchachos disciplinados. Pero no descansar en que, porque los vemos haciendo con constancia, ya acabó nuestra responsabilidad. Porque luego somos muy tendenciosos a descansar en eso.

Y veces nuestros hijos lo van a hacer, nada más por una sola razón, “para que ya no me estés diciendo nada”. Es una realidad. Pero no creo que seamos hipócritas si ayudamos a nuestros hijos a tener disciplinas buenas para ellos dentro del ambiente general. Porque Dios finalmente nos llama a ser personas de orden y confiamos que aún use Su Palabra leída por ese muchacho para alcanzarlo.

Yo promuevo esto, por ejemplo, con mi hijo mayor. Soy muy insistente en que él debe tener ciertas disciplinas de lectura. Pero yo le he dicho: “yo no te estoy cristianizando con esto”. Es Dios quién te salva por gracia, pero creo que estas disciplinas son buenas. Pero oro, que, en ese tiempo de lectura, la verdad de Dios brille para él, porque tiene poder para obrar por sí misma. Es la viva Palabra de Dios.

Con el pequeño es diferente. Pero algo que mencionábamos hace un momento es que no menospreciemos la capacidad que ellos tienen para memorizar.

Hemos visto como el constante estar escuchando lo lleva a recordar. Un día, estaba en la camioneta conmigo y agarró un nuevo testamento de esos de bolsillo y empieza: “Pablo, Apóstol de Jesucristo, por la voluntad de Dios” y estaba en Proverbios.

Lo tiene memorizado porque nosotros tuvimos un día en que leemos Efesios 1 como por un mes, entonces él escuchó. Nunca fue algo así como “Mateo siéntate, vas a memorizar”. Yo confío que Dios puede obrar en el corazón de mi hijo de 5 años, cómo puede volar en el corazón de mi hijo de 17 años.

Aún nosotros a veces no tenemos muchas ganas de leer. Pero lo hacemos por obediencia. Obediencia no es hipocresía.

Susi: Exacto. Y Dios nos llama a nosotros a la obediencia y nos llama a nosotros como padres a exigir obediencia de nuestros hijos a la disciplina y amonestación del Señor.  En Efesios 6:1-2 dice: “Hijos obedeced a vuestros padres”. Cómo un hijo de la edad de tu hijo chiquito va a obedecer a sus padres y sus padres no le enseñan a hacerlo. Entonces es parte de la disciplina y creo que no les hacemos a nuestros hijos ningún favor si esperamos a que les nazca algo que sabemos que necesitan toda su vida, tener como un hábito. Creo que ahí, ese argumento, pierde toda su fuerza cuándo te preguntas, entonces, ¿no le debo enseñar a mi hijo a vestirse en ropa limpia cuando va a salir? ¿O no le debo enseñar a mi hijo a comer más o menos saludable? No les nace a nuestros hijos comer saludable, no les nace vestirse presentable. Pero por su bien, el bien de su vida, de su salud, de muchas cosas, les inculcamos hábitos buenos. Ahí debe estar la Palabra, la oración.

Pero ahí creo que sí, muchos padres, sin querer, crían hipócritas. Creo que mencionaste algo clave, cuando los criamos en esas disciplinas de alguna manera, comunicándoles que eso les hace agradable delante de Dios. Como si el mero hecho de cumplir una lista de obligaciones cristianas es lo que los hace buenos cristianos y a veces creo que es sin querer que los padres comunicamos eso. Así que creo que es muy importante lo que dijiste que le dices a tu hijo: “No, no es que te estoy cristianizando con esto, es que quiero exponerte a la verdad de la Palabra y quiero que tengas ese hábito, que es lo que más necesitas”. Entonces ahí creo que los padres podemos evitar criar hipócritas. Primero, no siendo hipócritas nosotros mismos, eso es lo más importante y lo otro es explicarles por qué les estamos enseñando esos hábitos.

Pepe: Nuestro corazón fariseo es tendencioso a buscar ganarse el favor de Dios a través de hacer cosas. Y es algo muy importante que debemos entender, no somos disciplinados para ganarnos el favor de Dios. Queremos ser disciplinados porque ya tenemos todo el favor de Dios en Cristo.

Y encontré una frase muy interesante de un pastor que se llama Tinker, dice: “Un medio de gracia es un camino para recibir y vivir el bien de lo que tenemos en Cristo”. Y luego da esa ilustración, como la cuchara que lleva la sabrosa sopa a la boca, un medio de gracia es el modo en que se nos entrega el alimento espiritual.

Imagínate una sopa. Ahí está para mí. Lo único que tengo que hacer es traerlo. ¿Qué tengo que hacer? Poner la cuchara lo pone donde yo puedo degustarlo. Y creo que eso ilustra bien. Obviamente, todas las ilustraciones son limitadas, pero ilustra muy bien lo que dice Filemón 1:16 en la Nueva Traducción Viviente, “…pido a Dios que pongas en práctica la generosidad que proviene de tu fe a medida que comprendes y vives todo lo bueno que tenemos en Cristo”.

Entonces, en Él tenemos todas las bendiciones espirituales ya en nuestro plato y los medios de gracia nos ayudan a disfrutarlo. No ganamos favor por los medios de gracia. Sino porque tenemos el favor de Dios en nosotros por Cristo es que los utilizamos para degustar, saborear y disfrutar todo lo ya es nuestro en Cristo.

Susi: Amén, gracias a Dios por eso. No lo merecemos, pero somos recipientes de pura gracia. Bueno, gracias, Pepe. Se nos acabó bien rápido la media hora. Pero qué gusto platicar, escuchar tu testimonio y espero que esto sea de bendición a nuestros oyentes. Estoy segura de que sí y nos estamos reencontraremos la próxima semana con el siguiente episodio de esta serie. Vamos a estar hablando de la disciplina de estar en comunidad, en la iglesia.

Así que gracias por siempre escucharnos y gracias, Pepe, por habernos acompañado.

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Autores

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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  • Juan José Martínez es uno de los pastores de la Iglesia Bautista Genezareth en Guadalupe, NL, Mexico, esposo de Viridiana y padre de dos hijos. “Pepe” ama la Palabra de Dios y le encanta animar a niños, jóvenes y adultos a que la hagan parte de su vida diaria.

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