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Ep 184: Cuida la modestia en la intimidad del hogar, con Cornelia Hernández

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March 11, 2025

En la intimidad de un hogar debe existir una sana cercanía y apertura entre papá, mamá e hijos. Pero la modestia física es sumamente importante para el correcto desarrollo de la sexualidad y autoimagen de cada niño. Esto implica decisiones sobre la vestimenta, dónde duerme cada miembro de la familia, quién se baña (o no) con quién, y muchas cosas más. ¡Cornelia nos ayuda a tomar sabias decisiones en este episodio!

Transcripción: 

Susi: Casi desde el comienzo del podcast de Crianza Reverente hace más de cinco años, he tenido el deseo de tratar aquí en el podcast un problema que creo que es mucho más grande de lo que pudiéramos pensar.

En el seno familiar, el lugar más íntimo y vulnerable, y también que debe ser el lugar más seguro del mundo para los niños, pudieran existir hábitos: hábitos quizás de desnudez, de falta de modestia, de contacto físico, o de incluso de ¿dónde duermen todos? y ¿cómo duermen? Después, en la vida de ese niño, de ese joven, puede haber repercusiones dañinas. Digo esto porque yo y mi esposo hemos hablado personalmente con esos jóvenes que comenzaron el camino de la pornografía o la masturbación y otras cosas a temprana edad por haber presenciado cosas que no deberían, a veces por el descuido de sus padres.

Por esa razón estoy muy agradecida por poder recibir a mi hermana Cornelio Hernández desde—Cornelia; creo que dije Cornelio—Cornelia Hernández, desde la República Dominicana. Hermana, estoy muy feliz de que pueda estar aquí con nosotros en esta grabación de Crianza Reverente. Bienvenida.

Cornelia: Sí, esto es un regalo de Dios para mí poder compartir contigo personalmente. Lo habíamos hecho una vez. ¿Te acuerdas?

Susi: Sí, por internet. Sí.

Cornelia: Por pantalla, guau. Y el Señor nos permite, sin nosotros planificarlo, estar aquí. Me encanta y valoro mucho que tengas cinco años siendo fiel al Señor, tratando estos temas que son tan difíciles, para edificar al pueblo de Dios. Así que oramos que el Señor te siga fortaleciendo y te siga guiando en este proceso. Qué bueno.

Susi: Gracias. Gracias por tus palabras y gracias por estar dispuesta a agregar otra cosa a tu agenda. Andas aquí en Monterrey compartiendo en varios eventos, y gracias por ese corazón dispuesto que tienes.

Y nada más para nuestra audiencia que pudiera quizás no conocerte, Cornelia está casada con su esposo Ezequiel, y también ella es médico. Es terapeuta familiar sexual de matrimonios también, ¿verdad? Y sirve como consejera bíblica en la Iglesia Bautista Internacional, ahí en Santo Domingo. Y escribió el año pasado o antepasado…

Cornelia: Hace dos años ya.

Susi: Hace dos años, un libro que se llama Puro sexo puro: Un regalo de Dios para toda mujer. Así que tú, mujer que estás escuchando que eres esposa y quieres ayuda con tu relación matrimonial y tu feminidad bíblica, te recomiendo este libro Puro sexo puro. Ella también tiene un podcast que hace con Carol de Rossi en Coalición que se llama Para ser sinceras, también un recurso recomendado.

Cornelia: Sí.

Susi: ¿Cómo has disfrutado hacer un podcast? ¿Qué te ha parecido?

Cornelia: Sí, ha sido muy interesante, mejor de lo que yo pensaba. Porque a mí me gusta mucho hablar, pero poder tener estas ideas que tú puedes plasmar y que pueden llegar, como yo digo, donde yo no puedo llegar, y podemos interactuar con los mensajes y todo eso. Realmente ha sido un recurso del Señor. Me encanta pensar cómo la tecnología podemos ponerla al servicio del reino de Dios. Me gusta. Me gusta mucho.

Susi: Exacto, redimiendo la tecnología, ¿verdad?

Cornelia: Amén.

Susi: Pues en este podcast de Crianza Reverente tenemos oyentes de todos los países de Latinoamérica; de hecho, muchos otros países. Yo pienso que deben ser latinoamericanos que viven en otros países.

Cornelia: Claro que sí.

Susi: No sé qué has visto tú, en tu experiencia; sé que has viajado, has dado consejería por internet, pero ¿qué tan importante dirías que es la manera en que los padres manejen asuntos de los cuales queremos hablar en este episodio? Asuntos como desnudez, modestia en la familia, contacto físico, cómo hacemos, quién duerme dónde. ¿Qué es importante aquí? ¿Esto es importante?

Cornelia: Esto es sumamente importante, porque para los niños su mundo es su casa. Y los niños entienden en etapa temprana que todos los niños viven su misma realidad. Este ensayo que tenemos en casa es lo que yo debo reproducir cuando sea grande. Yo creo que todos mis amiguitos de la escuela están viviendo lo mismo que yo.

Así que, si un día yo visito a mi amiga Susan, voy a su cumpleaños y voy a su casa, y en tu casa hay gatos, yo llego a mi casa diciéndole a mi mamá: “Aquí falta un gato. ¿Por qué no tenemos un gato?” Porque los niños piensan que todo el mundo vive en la misma situación. O: “¡Mire! En la casa de Susan no hay papá”, o: “Hay un papá, y aquí no hay”. O sea, estoy todo el tiempo pensando que lo que yo vivo aquí es lo que voy a replicar.

Así que, es muy importante no solamente lo que decimos a los hijos, sino lo que les modelamos. Siempre se ha dicho que los niños escuchan más (entre comillas) lo que hacemos que lo que decimos. Los padres que nos están escuchando tienen que recordar, pueden pensar, tantas cosas que nosotros tenemos en nuestro corazón, que recordamos de nuestra infancia, y cómo eso impactó la manera en que vivimos hoy. Así que es sumamente importante. Todo.

Susi: Y impacta, porque viene a las raíces de lo que los niños creen, los fundamentos de su vida que van a a impactar en quién confían, qué acciones toman, o sea, todo eso.

Cornelia: Sí. Lo replico, dependiendo de cómo lo he vivido en mi casa. Cuando veo a personas adultas, para ellas hay cosas que son completamente naturales. Pero cuando tú escuchas su historia, tú dices: “Claro”. Es como la comida. Ahora que yo estoy aquí en México, la forma en que comen aquí, los horarios en que comen aquí, es tan diferente que es República Dominicana. La gente siempre nos pregunta, y nosotros: “No, tranquilo, nos adaptamos”. Y está bien, y la pasamos bien, pero es normal. Imagino que para mí es normal esperar que la comida, los horarios, sean de cierta manera, porque toda mi vida aprendí a hacerlo así.

Pues igual es la manera en que yo vivo en la vida. Recuerda que la sexualidad no es solamente las relaciones sexuales. Cuando estamos criando hijos y cuando estamos enseñándoles cómo se comportan las hembras, cómo se comportan los varones, cómo duermen, cómo nos vestimos, cómo nos bañamos, estamos enseñando sexualidad. Eso es educación sexual de manera espontánea.

Entonces la manera en que yo aprendo de mi sexualidad, de que mi mamá y mi papá viven la de ellos, y yo los veo, y me enseñan a mí a vivir la vida, va a impactar la manera en que yo viviré mi vida una vez sea adulta. Y adulta no es a los 50 años; adulto es a los 18 cuando me voy a la escuela o a la universidad, y hago mi vida independiente.

Susi: Sí. En nuestro mundo, en nuestras culturas, ¿cuáles son algunos problemas comunes alrededor de este tema, de estos temas, que a veces no reconocemos el peligro que el mundo, las cosas de nuestro mundo presentan?

Cornelia: Sí, por ejemplo, permitir que los niños tengan contacto con ciertos contenidos. Es como que se deja pasar: contenidos en películas, en cartones animados [series animadas] inclusive, en canciones, formas de bailar, cristianos o no. O sea, estoy hablando de lo que tú observas cuando estás en un lugar: formas de vestir…tú ves niños vestidos de forma que tú sientes que un adulto debería vestirse así, pero un niño no. Pero el niño está simplemente imitando lo que la cultura hace. Maneras de hablar, maneras de contacto físico con adultos, la forma en que los adultos tocan a las niñas o a los niños (también a los varoncitos), y cómo permitimos que: “¡Saluda a tu primo!” o, “¡Dese un abrazo!” O dejarlos jugar juntos y que hagan lo que quieran porque son hermanos o son primos.

Hay cosas culturales que hay ciertos límites dentro de esas cosas buenas—no que todo esté mal—pero hay ciertos límites que a veces se pasan y no nos damos cuenta. Puede haber abuso, puede haber una mala interpretación de lo que es la relación sexual, de cómo yo debo cuidar mi modestia, cómo yo debo cuidar mi privacidad, no importa que me vean ciertas partes del cuerpo.

Por ejemplo, hay culturas que tú vas a la playa y las niñas de tres años que no tienen busto no usan nada arriba. Sólo usan la parte de abajo del traje de baño y exponen su pecho. Pero el pecho es como el de un varón, ¿verdad? Porque son pequeñitas. No hay nada. Y yo le pregunto a las madres, porque lo he hecho, y me dicen: “No, pero no está exhibiendo nada porque no tiene nada”. Y yo digo: “Sí, pero tú estás desensibilizando esa parte de su cuerpo, y cuando esté más grande, para ella no va a hacer nada exhibir sus genitales, sus pechos, porque desde pequeña esa parte de su cuerpo siempre ha tomado sol”. Así que “yo quiero broncearme”. ¿Entiende?

Esto explica cuando tú ves a los adultos, y ves lo que ves en la playa. Entonces no cuidar a las niñas, por ejemplo, en este ejemplo de cubrir ciertas partes de su cuerpo, aunque no tengan el desarrollo sexual, aunque no estén exhibiendo (entre comillas) nada, tiene un efecto en su mente. Hay cosas que son naturales—que la gente las ve normales—pero tienen un efecto negativo después. Hay que observarlas. Cierto.

Susi: Sí, y el mundo tiene una perspectiva completamente diferente acerca de por qué existe la sexualidad, por qué existe el cuerpo, obviamente. O sea, cuando no tienen una perspectiva bíblica, no viven su vida basada en la fe, claro que van a tomar sus decisiones y tener sus hábitos basado en qué me hace sentir bien, qué me gusta, cómo se hacía en mi casa cuando yo era niño—todo eso son maneras en que a veces tomamos decisiones.

Cornelia: Porque el mundo entiende que la vida se trata de mí y que yo debo hacer lo que me hace sentir bien a mí, y no lo que agrada al Señor. Lo que agrada al Señor, no es solamente que agrada al Señor y yo estoy sufriendo, agradando a Dios. No. Es que cuando yo agrado a Dios, yo soy más satisfecha y cosecho una vida más fructífera, y más adecuada para mí, y más saludable para mi familia.

El mundo no tiene ese concepto. No se lo podemos pedir, ¿no? Pero el mundo lo que dice es: “Bueno, si no hay Dios, ¿quién existe? Yo. Entonces todo debe ser cómo a mí me gusta”. Si tú te pones a pensar como ellos, tiene sentido lógico. Pero como creyentes sabemos que hay una mejor oferta, y una mejor opción para criar una generación que vive una vida más satisfecha agradando a Dios. Así es.

Susi: Entonces, ¿cuáles serían algunos de esos principios bíblicos que como padres tenemos que tener muy claros para tomar decisiones? ¿Cuáles son esos principios que van a influir en las decisiones diarias de los padres cristianos?

Cornelia: Bueno, que tener hijos es una responsabilidad que Dios te da. Tus hijos no son tuyos. Tú tienes que dar un reporte. Dios va a pedir cuenta de ti, y tú debes criar a tus hijos, dice Efesios, en la disciplina del Señor. Entonces yo tengo que encaminar e instruir a mis hijos, también hablarles del Antiguo Testamento, en los principios bíblicos de la Palabra de Dios. ¿Qué dice la Palabra de Dios del ser humano? Tú tienes un ser humano pequeñito de un mes; ¿qué dice Dios de ese ser humano que te han entregado y que se te puede caer de tan pequeñito? Ese ser humano tiene la imagen de Dios. Ese ser humano tiene una dignidad. Ese ser humano tiene un propósito en la vida. Ese ser humano debe glorificar a Dios. Y tú eres el instrumento que Dios va a usar para que eso se dé, para que ese ser humanito chiquitito vea el valor que tiene por tener la imagen de Dios, conozca a su Creador y viva para su gloria.

Es diferente a pensar que es un ser humano más, que simplemente le doy comida y lo pongo al lado de mí a que camine a mi lado, a que yo tengo que apuntar hacia el Evangelio, apuntar hacia una generación que en la eternidad va a glorificar a Dios, y que tus hijos estén ahí. Claro, hay un tema de que la salvación es del Señor y que Dios decide todo eso. Pero de lo que a ti te depende, mamá y papá, tú debes cuidar la sexualidad de este hijo para que este hijo tome decisiones, cuando las pueda tomar solo, basado en esos principios bíblicos, y pueda tener esas buenas consecuencias que queremos.

Porque si un niño crece entendiendo que no es valioso, que su sexualidad es pública, que tiene que hacer lo que el mundo dice, va a tomar decisiones con su vida sexual, con su vida de pareja, o lo que sea que quiera hacer, que van a tener consecuencias negativas, que después va a tener que sanar todo eso. Temas de promiscuidad, temas de inmoralidad, temas de abuso, todo eso lo estamos previniendo desde que el niño nace con una educación sexual apegada a lo que Dios ha dicho.

Esto es una persona valiosa que yo debo cuidar y le debo enseñar que él es valioso: “Hijo mío, tú eres valioso. Dios te creó con un propósito, y yo te voy a mostrar cómo eso luce. No te lleves de lo que los de allá afuera dicen que no saben nada de eso. La Biblia dice esto y aquí en esta casa así funcionamos”. Y vemos el resultado de familias piadosas y de jóvenes piadosos que realmente pueden cultivar eso.

Hay esperanza, y no lo estamos diciendo como un sueño. Conocemos a familias que se han apegado a la Palabra y tienen estos hijos ahora, estas segundas y estas terceras generaciones, de personas que no somos perfectas—no lo somos; pecamos sí—pero que nos apegamos y volvemos al Evangelio, a la cruz, para querer agradar a Dios. Y sembrar eso en el corazón de tus hijos. Eso es lo más hermoso que puede haber.

Susi: Yo creo que hay áreas donde los papás pueden decir en teoría, incluso instruir verbalmente a sus hijos, pero en la práctica en su vida no están evaluando sus prácticas a la luz de…

Cornelia: …la Palabra, en la cotidianidad.

Susi: Ajá. Vamos a decir la reverencia. ¿Cómo se ve que una familia viva de una manera reverente en su casa en cuanto a la sexualidad? Muchos papás no se preguntan eso.

Cornelia: No. Porque solo se preocupan cómo se visten cuando salen de la casa, por el tema de la modestia. O sea, la sexualidad está muy unida a la ropa, por ejemplo, y que tu hija vista con cierta ropa no muy pegada, no muy corta, que tu hijo se vista correctamente, se recorten el pelo los varones, por ejemplo—a los papás les importa mucho eso en algunas culturas. En otras, quizás no tanto. Que vayan limpiecitos, muy bonitos a la iglesia, sobre todo, y los papás también se ponen así bonitos, pero en casa nos bañamos con la puerta del baño abierta, hacemos nuestras necesidades fisiológicas con los niños ahí metidos en el baño. Mamá se está bañando y el hijo puede ir al baño, abrir la bañera y hablar y pedirle a su mamá, y su mamá está, lógicamente, desnuda, porque ¿quién se baña con ropa? ¿Verdad? Y tú estás exponiendo tú desnudez.

Claro, el cuerpo es natural y todo, pero tú andas con poca ropa, o tus niños duermen en tu habitación. Eso es una confusión para los niños. Uno como adulto entiende algunas cosas, pero para los niños es complejo, porque ¿por qué si aquí podemos estar con poca ropa, por qué nos vestimos en la calle? O, ¿por qué yo me tengo que poner tanta ropa para salir si en mi casa estoy en ropa interior, correteando todo el tiempo, y mis padres salen del baño, quizás con una toalla, o sin toalla?

O yo veo a mis padres cambiarse de ropa todo el tiempo o se bañan conmigo. No sé…si mis padres me pueden ver, si mis padres todavía…Yo tengo cinco, seis, tres años, y me cambian, me bañan, tocan mis genitales, y cuando yo hago mis necesidades son los que me asean. Cuando yo estoy en la escuela y hago mis necesidades, yo voy a entender normal que alguien venga a tocar mis genitales para secarme, quizás con buena intención, pero quizás con mala intención.

Y para mí, aunque me parece un poco raro, porque hay un sentimiento que los adultos me dicen: “Yo sentía cuando era pequeño que había algo mal cuando esta profesora o este profesor me limpiaba o me ponía la ropa, pero yo no podía identificar qué era, porque en mi casa yo tenía siete años y todavía me bañaban”. No debe ser. “Entonces en la escuela cuando alguien lo hacía, yo decía: ´Bueno, pero en mi casa también´. No podía entender el tema de la privacidad, porque no lo practicaba en casa”.

Les enseñamos a los hijos la privacidad para fuera, como tú dices, pero en casa no practicamos la privacidad. Para los niños es confuso. Tenemos que modelar en casa lo que queremos que los hijos hagan: hasta qué edad baño a mis hijos, quién baña a mis hijos, cómo les enseño autonomía de que se bañen y que se aseen solo una vez vayan al baño, cómo enseño a mis hijos a vestirse solos sin mi ayuda para que cuando estén en otro lugar y necesitan ir al baño, la puerta se cierra. Nadie debe entrar. Nadie te debe ayudar, a menos que sea una emergencia. Solo mamá puede estar.

O el pediatra, si te va a revisar, yo tengo que estar presente. Ni el pediatra debe tocar a mi hijo y desvestirlo; se tiene que desvestir, lógico, para evaluarlo, pero mami tiene que estar presente. Me encantan pediatras que conozco que lo dicen: “Yo te voy a quitar la ropa, pero tu mamá está presente y lo hago yo porque te voy a cuidar. Te voy a evaluar. Pero nadie más puede hacer eso”. Y se lo dicen en cada consulta. Yo doy gracias a Dios por esos pediatras.

Porque tenemos que enseñar en privado cómo funcionan las cosas en público porque los niños se confunden. Además, enseñamos a nuestros niños, Susan, que tú debes obedecer al adulto, que tú no le puedes decir que no a un adulto que te quiere besar, que te quiere abrazar. Que tú tienes que ser simpático, que al adulto no se le dice que no, porque por respeto a una persona mayor. Y eso no siempre debe ser así. O sea, tú debes respetar al adulto, pero el contacto físico no está permitido. Tú puedes decirle que no a menos que sea tu mamá, tu papá, alguien así.

Y aún eso tiene sus límites. Sí. Entonces toda esta información de manejar límites saludables con el adulto, si yo no lo hago en casa, o sea, si papá se baña conmigo, y yo soy niña, yo voy a entender que un profesor me va a tocar, o que un abuelito o un hermano de la iglesia va a ir al baño, o una mujer, porque ocurre abuso entre mujeres también. O sea, que es delicado.

Susi: Sí. Cuando pensamos en la modestia, yo entiendo que la modestia es un concepto bíblico, pero a veces los cristianos asociamos la modestia primero solamente con las mujeres, ¿verdad? Porque obviamente hay pasajes en Timoteo que hablan de “con pudor y modestia”. Pero yo pienso en el concepto de la modestia bíblica, y es a veces, para algunas personas, algo muy legalista: “¡Ay! En esa iglesia hablan mucho de la modestia, y no dejan que las mujeres se pongan cierta ropa”. Eso es lo que asociamos con la modestia.

Pero cuando se trata de enseñar a niños, queremos que aprendan que su cuerpo es algo bueno y hermoso, porque esa enseñanza que a veces se da hace que los niños crezcan sintiendo, o las niñas en particular, que su cuerpo es malo, que lo tiene que cubrir porque es malo. ¿Te has topado con esa…?

Cornelia: Sí, sí. Están los extremos. La sexualidad tiene extremos. Está ese extremo donde me tengo que tapar porque es deshonroso, es malo, y yo luzco mal. Entonces cuando viene la adolescencia, que mi cuerpo cambia, ¡no me gusta lo que está saliendo aquí! Entonces no acepto la belleza del desarrollo sexual, de que mi pecho cambia, mis caderas cambian, me pongo más alta, me pongo más interesante. Lo veo como malo y tengo que taparlo, taparlo, taparlo. Y no lo celebro de la manera saludable.

Pero, por otro lado, hay influencias del mundo, porque todas las iglesias son así, y bueno, de que tú tienes que exhibirlo porque ya que estás tan bella tienes que exhibirlo. Y yo creo en el medio que la modestia es algo del corazón. ¿Por qué yo exhibo mi cuerpo? Yo lo exhibo para llamar la atención sobre mí. Pero lo hago no sólo para llamar la atención, porque suena como mal, pero no es solo eso; yo quiero la atención sobre mí para ganar la aprobación de la gente, para que la gente me diga: “Estás bella; estás flaca; te ves elegante”, en el caso de las mujeres, que importa mucho eso. Y los varones: “¡Guau! ¡qué fuerte estás! ¡Qué bien luces!”  Y los varones usan ropa apretada, ¿no?, que se ve lo que no se tiene que marcar. “¡Guau! ¡Qué elegante; qué fuerte! Los cuadritos en el abdomen, los brazos anchos”.

Qué bueno que haces ejercicio, pero lo que quiero al vestirme es la aprobación de la gente. ¿Por qué? ¿Por qué la aprobación de la gente es importante? Porque no tengo la aprobación en Dios, porque no he abrazado este evangelio que dice que no importa cómo yo luzca, no importa mi pecado, a pesar de eso, Cristo viene, se acerca, me acepta, me ama y me transforma. Y mi aprobación está en el cielo y yo estoy satisfecha. Entonces me visto no para llamar la atención.

Ahí viene la modestia: me visto, camino de cierta manera, me siento, hablo—la modestia tiene que ver no sólo con la ropa, sino con la manera en que me comporto. No para llamar la atención, porque ya yo tengo la atención del cielo. Ya yo estoy satisfecha. Lo que yo quiero es amar a la gente. Así que, de hecho, las mujeres deberían cuidar su ropa, la manera en que se visten y se conducen para cuidar el corazón de sus hermanos, y no ser piedra de tropiezo para ellos.

Esas cosas que el adulto—estamos hablando aquí entre adultos—sabe (esta mamá lo tiene en su corazón, este papá también) lo transmitimos a los hijos. Pero si yo tengo ese concepto de modestia errado de que “el cuerpo hay que taparlo porque luce mal”, o porque no acepto “estás muy gorda”, “estás muy flaca”, “muy alta”, “muy baja”, o, “tú eres muy linda. Tú tienes que buscarte un novio, así que ponte…”, y creemos eso de nosotros, lo vamos transmitiendo de manera sin querer.

Yo tuve a una joven adolescente, y ellos no eran creyentes, pero buscaron ayuda en la iglesia porque estaban visitando la iglesia, y esta joven tenía una gran depresión. Estaba muy triste. Y su lucha era el peso. Pero yo quiero que tú veas lo linda y lo flaca que era esa muchacha. Ella no era gorda. Pero hablando con ella, hablando con ella, ¿tú sabes lo que pasaba? La mamá había estado en algo de certámenes de belleza y cosas de eso. La mamá vivía todo el tiempo desde que ella era pequeña cuidando que: “Que vas a engordar. Que no comas dulces”.

O sea, los niños no han de comer muchos dulces porque no les hace bien, pero no porque van a engordar y se van a ver feos. Todo era la apariencia, la forma en que ella vestía y todo. Entonces ella tenía que lucir de cierta manera. Y como sentía que no llegaba porque su mamá era muy crítica y exigente, ella se estaba deprimiendo. Fíjate que la niña era linda. Era como que: ¡Guau! El concepto que papá y mamá tienen del valor de la persona, de dónde está la aprobación, de la sexualidad, de la privacidad, del decoro, eso es lo que el papá y la mamá van a enseñar a sus hijos. Es muy importante que este podcast está dirigido a los padres, no a los niños.

Susi: Sí, exacto. Y es que hay padres cristianos, incluso, que pueden animar en sus hijas que exhiban…

Cornelia: Que se pongan cierta ropa…

Susi: …como si eso fuera una virtud cristiana: “Dios te dio tu cuerpo. Tú lúcelo.” Esos padres, todos los padres, tenemos que estudiar este tema bíblicamente y enseñar a nuestros hijos a reconocer el regalo que es su cuerpo, pero no para ellos. Es para que sirvan al Señor. Su cuerpo es hermoso, y esas partes privadas van a servir para también placer en el matrimonio, y todo eso ¿verdad? Pero eso es tan importante.

Cornelia: Sí. Pero si lo alteras ahora, va a haber un problema en el matrimonio, porque puede ser que alguien abuse de ti y tú te sientas culpable porque lo facilitaste, lo permitiste como jovencita o jovencito. O los varoncitos que están muy erotizados porque papá les habla mucho de sexo, o ven cosas en sus padres, o ven series con sus padres, o sus padres lo permiten, donde hay mucho erotismo, pues el impulso sexual en la adolescencia es muy fuerte, y pueden tomar malas decisiones y después sentirse culpable porque maltrataron a una chica, o alguien que era para ellos importante el impulso no lo pudieron controlar, porque en casa no hay un modelo de dominio propio.

O sea, papá está loco por estar con mamá, pero no lo hace en medio de la sala. Le da un beso; le da un abrazo, lo cual está bien—hay parejas muy lindas que los hijos de ellos saben cuándo están en intimidad, pero lo ven bonito porque dicen: “Ellos están ahí dándose cariño. Yo no sé lo que pasa ahí”. Nunca saben—qué bueno. Entonces los papás les dicen: “Cuando tú te cases, tú sabrás lo que harás”. Pero es lindo. O sea, no es que hay que ocultar que los padres tienen intimidad (la información), pero los muchachos no pueden, no deberían estar en contacto con lo que ocurre. Así que hay que tener cuidado con esos niños en la habitación.

Susi: Ese era el tema que quería también que tratáramos. ¿Qué opinas?

Cornelia: Has pensado en eso también. Sí, hay un tema con el colecho. El colecho es que nace el bebé y lo tengo en la habitación. Yo entiendo que al principio hay que hacerlo por el tema de cansancio, de que esta mamá el primer mes, los dos primeros dos, tal vez tres meses…

Susi: Es que lo está alimentando cada media hora, cada hora, cada hora y media.

Cornelia: Exacto, entonces lo tengo aquí en la cama y papá te lo trae…bueno, se puede entender. Pero tenemos que temprano tratar de poner algún tipo de rutina en el bebé para irlo, no destetando, pero sacándolo de la cama, y sacar la cama de la habitación de los padres. Son dos procesos: de la cama de los padres, y luego de sacar la cuna de la habitación de los padres lo más temprano posible. Eso debe ocurrir antes de los 6 meses.

Hay gente que dice que no, que hay que tenerlo aquí, pero en mi experiencia, yo pienso primero que le afecta al niño. Porque tiene una interpretación de que su habitación es la habitación de sus padres. Yo conozco a parejas que tienen niños de dos, tres años durmiendo en su habitación en otra cama.

Susi: Yo conozco parejas con niños de 5 o 6 todavía durmiendo en la cama de sus padres.

Cornelia: En la cama. Eso es un problema. Primero pensemos en el niño. El niño primero piensa que él está en la misma jerarquía de autoridad que sus padres. Eso es inconsciente: “Pues yo duermo con mis padres”. Y si tiene más hermanos mayores que no duermen ahí, él se siente como que él está en el mismo lugar. Él siente que tiene los mismos derechos que sus padres y que tiene la misma autoridad, por un lado.

Por otro lado, no les permite la privacidad a sus padres. Y escucha cosas de información: del manejo del dinero, de decisiones, de cosas que él no tiene que enterarse, y él se siente con cierto poder o información que no es saludable para los hijos y que les resta autoridad a los padres frente a ese hijo. Y ese es el punto de vista de jerarquía y roles familiares.

Pero sexualmente es un problema. Porque yo voy a estar viendo cuestiones privadas de los padres, que no son solamente relaciones sexuales como tal, que puede pasar—conozco a personas que me dicen: “Mis padres tenían sexo frente a mí. Yo me hacía el dormido, pero yo los escuchaba. Yo los veía y eso me molestaba, y es incómodo”.

Susi: Y despierta interés sexual muy, muy, muy, demasiado temprano.

Cornelia: Claro. Yo quiero entender lo que está pasando. Yo quiero sentir eso. Yo quiero ver, experimentar esas cosas. Es terrible.

Susi: Yo hablé con una hermana que tenía más de 60 años, y vivía 55 o más de esos años sintiéndose culpable porque ella y su hermano de cinco y seis años durmiendo en la habitación de sus padres, vieron y escucharon a sus padres, y empezaron a hacer juego entre ellos. Por varios años hacían ese juego, y ahora obviamente ella entiende que eso estuvo mal. Pero yo le dije: “Hermana, usted fue víctima de abuso sexual”.

Cornelia: Eso es abuso sexual. Están abusando de ellos.

Susi: Porque los padres que tienen relaciones sexuales en la misma habitación que sus hijos, creen que están dormidos—¡no están dormidos siempre!

Cornelia: No siempre. Y tú no puedes controlar eso. No puedes controlar eso. Eso está mal; eso es abuso. Hay otras parejas que no tienen intimidad porque el niño está ahí; está el otro extremo.

Susi: Y eso está mal para el matrimonio.

Cornelia: Y eso está mal para el matrimonio, porque hay necesidades sexuales y Dios quiere que la pareja disfrute su placer sexual y disfrute su intimidad con libertad. Al niño hay que sacarlo de la habitación. Ahora, hay que hacer un “disclaimer” [excepción], dicen las personas como tú, los gringos (y lo decimos nosotros) de que hay casos de familias que no tienen espacio físico.

No hay dónde poner a este niño porque en la casa no tenemos espacio, ahí hay que buscar la gracia de Dios. Hay que orar al Señor para provisión, y si usted necesita poner una cortina rodante en medio que divide el área de los niños de la cama matrimonial, que la quite y la ponga; en el día la puede quitar y en la noche correrla, usted lo hace. Y orar al Señor por esta situación, para que Dios provea para eso.

Susi: Provisión para un lugar más apropiado.

Cornelia: Porque puede ser persona que me diga, pero yo nunca voy a poder. No. Ponemos una cortina, acomodamos los niños en otra área de la casa, oramos al Señor y somos intencionales. Porque a veces gastamos dinero en otras cosas y no lo hacemos prioridad, porque: “Ellos duermen bien allí. Estamos durmiendo todos aquí; no hay problema”. Y gastamos dinero en otras cosas. Porque no le damos prioridad a que los hijos necesitan privacidad.

Inclusive niños y adolescentes de sexos diferentes idealmente no deben dormir juntos, sea porque este varón, que ya tiene erecciones involuntarias, emisiones nocturnas; esta chica que está ahí cambiándose de ropa, que está en pijama, que entra con poca ropa, y quizá el varón es más grande o de edades similares, no es saludable.

La niña debe aprender que nadie debe ver la ropa interior. “Pero mi hermano vivía conmigo en mi habitación” o al revés. Cuidado. Si son pequeñitos pueden estar en la misma habitación porque son pequeñitos. Pero después de los diez años, yo pienso, o antes a veces, los niños de sexo diferente deben estar cada uno en su habitación.

Tenemos dinero, quizás, para mudarnos a otro lugar o para hacer otro espacio en casa, pero lo gastamos en comprar un carro, en irnos de vacaciones, en hacer cosas que afuera se ven muy bien, pero dentro de la casa tenemos necesidades básicas para nuestra prioridad que es criar a nuestros hijos en el temor de Dios. Parte del temor de Dios es yo cuidar mi cuerpo, que es imagen de Dios, y evitar que algo de inmoralidad pueda entrar.

La Biblia dice en Efesios 5:3 que la inmoralidad ni se nombre, ni esté en tu boca, ni se acerque. Entonces tengo que observar en mi casa qué cosas pueden facilitar que la inmoralidad entre: dormir juntos, ciertas canciones, ciertas series de televisión, cierta ropa que yo me pongo como adulto, que es el pijama que yo uso con mi esposo, no lo tienen que ver mis hijos. Eso es para mi esposo; no es para que lo vea otra persona. Que nos bañamos juntos…si usted quiere bañar a alguien, baña a su pareja. Ese es mi consejo. “¡Te quiero bañar!” Tiene el deseo de bañar a alguien: “¡Es que me gusta!” –Bañe a su pareja. “¡Es que las orejas!” –A su pareja. Si tú quieres cuidar las orejas de tu bebé, no tienes que tenerlo desnudo en el baño. Lo puedes hacer con ropa. “Es que no se limpian bien las orejas”, dice mamá.

Pero cuidar esos límites tan buenos, y tus hijos te lo van a agradecer mucho. Pero es posible que lo que ocurra es que estos padres fueron criados así. Y como fui criado así, lo veo natural. Entonces qué bueno que este podcast existe para llamar tu atención y decir: “Bueno, pero porque yo así haya sido criada o criado así no significa que está bien. Yo puedo ser un mejor padre o una mejor madre, más bíblica que lo que mi mamá hizo. No estamos culpando a mamá, porque ella hizo lo mejor con lo que tenía, pero ahora yo tengo más información y Dios me va a pedir cuenta de eso”.

Susi: Evaluar, sí. Exacto. Buscamos hogares que reflejen valores bíblicos en todas sus áreas, y esta es un área en que tenemos la posibilidad de glorificar a Dios. Eso sí, la sexualidad puede y debe glorificar a Dios. Entonces seamos intencionales.

Cornelia: Claro que sí.

Susi: Bueno, muchas gracias, Cornelia, de verdad. Nos corrió el tiempo, pero yo creo que esta conversación puede ser de mucha ayuda. Que comencemos a evaluar, que comencemos a ser pequeños y grandes cambios, y que Dios nos ayude ponerlo en oración, pedir sabiduría del Señor, como en todas las demás áreas de la vida. Gracias.

Cornelia: Eso es mi esperanza y mi oración. Muchas gracias por invitarme.

Susi: Sí, y gracias a ti que nos escuchas siempre. Ya sabes, puedes escuchar en todas las plataformas el podcast de Crianza Reverente, y nos vemos la siguiente semana. Bendiciones.

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Autores

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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  • Cornelia Hernández de Matos está felizmente casada con Ezequiel Matos. Es médico, terapeuta familiar, sexual, y de parejas. Sirve como consejera bíblica en la Iglesia Bautista Internacional y en la Iglesia Piedra Angular en Santo Domingo, República Dominicana y es autora del libro «Puro sexo puro: Un regalo de Dios para toda mujer que anhela un matrimonio pleno».

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