por Chap Bettis
Cualquier estudio sobre los medios de comunicación es obsoleto prácticamente tan pronto sale al público.
Pero un estudio encontró que los adolescentes están usando NUEVE horas al día en los medios, y esto no incluye mensajes de texto, escuela y tarea. Otro estudio lo calculó como once horas porque los jóvenes suelen hacer varias cosas al mismo tiempo. Más del 70% de hogares indicaron tener televisores en las recámaras y 66% reportaron que el televisor se queda encendido durante las comidas. No es de sorprenderse que sólo la mitad de los padres tenían reglas sobre el uso de los medios.
Como cualquiera que conoce a un adolescente o preadolescente, los medios están entre las fuerzas más poderosas en la vida de los jóvenes hoy en día. Los programas de televisión, los videojuegos que juegan, canciones que escuchan, libros que leen y páginas de internet que visitan son una parte enorme de sus vidas, ofreciendo un flujo constante de mensajes sobre familias, amigos, relaciones, roles de género, sexo, violencia, comida y valores. Neil Postman dijo que el “plan de estudios” de la televisión hace competencia con el de la escuela, y prácticamente lo anula.
Los medios de comunicación pueden ser una herramienta poderosa para bien o para mal.
La enseñanza de Jesús
Jesús dijo en Mateo 18:6-9,
Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.
Padres que desean hacer discípulos equiparán a sus hijos para gobernar esta tentación.
¿Cómo? Te comparto 12 sugerencias.
- Sé intencional con tu propio uso de los medios de comunicación. ¿Siempre estás viendo la televisión? ¿Revisando tu celular a cada rato? ¿Qué aprenden tus hijos con solamente observarte?
- Sé intencional sobre cualquier aparato que permitas en tu hogar. No coloques televisores en las recámaras. No coloques ninguna pantalla en las recámaras.
- No entregues más responsabilidad a tu hijo de lo que pueda manejar. No te preocupes si eres contracultural. Introduce a tus hijos al mundo de los celulares con un teléfono sin pantalla. No hay nada de malo con estos teléfonos “tontos” (que no son “smartphones”). Un “smartphone” es muy poderoso y adictivo. Si se ríen de tu hijo, comparte con él que le conviene que suceda eso. ¿Llegará a ser líder o seguidor? Tú le estás entrenando para ser un líder.
- Asegúrate que tu hijo comprenda la responsabilidad que acompaña la libertad que le das (cuando decides tomar ese siguiente paso). Sugiero que hagas algún tipo de contrato escrito. A los jóvenes se les olvida que todos los beneficios que les das son solo eso: beneficios.
- Asegúrate que tu hijo sepa que el aparato es TUYO. Mis hijos no tenían sus propios celulares hasta que cumplieron 18 años. Yo, sin embargo, era dueño de seis celulares los cuales yo les prestaba. ¿Entiendes la diferencia? Necesitamos recordarles a nuestros hijos esto.
Un comediante conocido cuenta la historia de una ocasión cuando sus hijos llegaron de la escuela un día después de que sus compañeros se habían burlado de ellos por lo ricos que eran. Él les dijo, “Su madre y yo somos ricos. Ustedes son muy, muy pobres.” El punto que él quería destacar es que los hijos vivían de la generosidad de sus padres. ¡Deberíamos de tener también esta actitud! Tú eres el papá, ¿no? Esto debe aplicar para los abuelos también. Sugiero que la familia extendida NO les regalen a tus hijos aparatos electrónicos. De lo contrario tus hijos pensarán que esos aparatos son suyos.
- Instala controles en tu casa. Debemos de tener contratado servicios como Qustodio o Circle. El internet es una alcantarilla conectada a tu casa y tu aparato. ¿Vas a filtrarlo o dejarás que fluya a raudales hacia el corazón de tu hijo?
- Establece reglas familiares. Aparte de un acuerdo individual (mira el punto #4), ¿cuáles son las reglas en tu familia? Es tu casa; podrías establecer reglas que limiten el tiempo a 30 minutos al día para cierto aparato. Podrías establecer reglas sobre el lugar donde se puede utilizar. Una familia que conozco tenía una canasta que cuando llegaban sus hijos con sus celulares, los dejaban en la canasta. Con la tecnología cambiante, las reglas que nosotros usábamos ya no son actuales. Pero tú necesitas controlar la tecnología porque sino te controlará a ti y a tu familia.
- Sé parte de una comunidad que colabora contigo. Cuando tus hijos piensan que eres raro porque no haces lo que todos los demás hacen, podrás hablarles de otras familias que conocen y decir, “bueno, sí somos extraños, pero también lo son los Pérez y los García y los Hernández”. Mantente informado al hablar con líderes de jóvenes y los maestros de tus hijos quienes pueden estar más al tanto de las últimas modas o problemas electrónicos.
- Separa tiempo para hablar con tu hijo en alguna cita, escuchándolos y haciéndoles preguntas difíciles. Pregúntales sobre lo que han visto. Cuestiónales sobre cualquier ciberacoso que hayan observado.
- Practica “ayunos” familiares. En su libro Familias tecnológicamente sabias, Andy Crouch aboga por el ayuno electrónico, “una hora al día, un día a la semana, una semana al año”. Otro sabio padre de tres hijos que tienen 11 años o menos practica una semana libre de aparatos electrónicos por mes. Nuestros hijos desean esta estructura y libertad.
- Persigue el corazón. La media magnifica nuestros ídolos. ¿Cuál es nuestra tentación? Lujuria, dinero, chisme, temor al hombre, amando la aprobación, envidiar un estilo de vida… La media que escogemos solo intensifica y alimenta a nuestros ídolos.
- Asume que tu hijo ha visto contenido explícito. Este tema va más allá del alcance de este artículo, pero no seamos ingenuos. Procuremos esta conversación incómoda.
Tenemos que tomar en serio la advertencia de Jesús.
¡Ay del mundo por los tropiezos!, porque es necesario que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! (Mt 18:7)
Este artículo fue publicado primero en The Disciple-making Parent. Traducido por Eyliana Perez y usado con permiso.