Categoría: Hijos

¿Cómo hablo con mis hijos sobre tiempo de pantalla?

septiembre 10, 2022

La mayoría de las conversaciones con nuestros hijos sobre el tiempo frente a la pantalla concluyen en una palabra: «Sí» o «No». Debido a que los niños aún no están equipados para establecer sus propios límites saludables, los padres deben hacerlo. Pero más allá de esas conversaciones de una sola palabra, de vez en cuando necesitamos tener discusiones más largas para ayudar a nuestros hijos a comprender por qué estamos poniendo límites a algo tan atractivo como el tiempo frente a la pantalla.

Ayúdalos a entender que las cosas buenas se pueden usar de manera incorrecta.

Cuando Dios creó los cielos y la tierra, dijo que su creación era buena (Gen. 1:31). Cuando el pecado entró en el mundo, la bondad no desapareció por completo, sino que se enredó con mucho mal y daño. Algunas de las cosas buenas que Dios creó ahora pueden tener efectos muy malos en las personas. Las abejas polinizan las flores, pero también pican a las personas. Los arándanos saben muy bien y son buenos para ti, a menos que comas demasiados y te causen malestar estomacal.

Para empezar a entender la moderación, podemos ayudar a los niños a ver que algo bueno se puede disfrutar incorrectamente o en exceso. Habla con tus hijos sobre algunas de las mejores cosas que provienen de las pantallas, como videollamadas con la abuela y acurrucarse juntos para una noche familiar de película. Pero explícales que demasiado tiempo frente a la pantalla no es bueno para ellos y los hará menos felices a largo plazo. A medida que los niños crezcan, también querrás hablar más sobre el contenido al que acceden; necesitan aprender que algunos programas son dañinos y ni siquiera deben consumirse con moderación.

Colócate a ti mismo como ejemplo.

La mayoría de nosotros probablemente no nos colocaríamos como un modelo de moderación cuando se trata de tecnología. Pero no tienes que ser un modelo a seguir perfecto para predicar con el ejemplo. Si eres honesto acerca de tus propias luchas con el tiempo frente a la pantalla, esto ayudará a tus hijos a procesar su experiencia. Aquí hay algunos ejemplos de cómo podría verse:

“Sabes, a veces se siente bien ver episodio tras episodio de mi programa favorito uno tras otro. Pero después, me he dado cuenta de que no tengo ganas de hacer nada más, ni siquiera las cosas que normalmente disfruto. No quiero cocinar la cena o leer un libro. ¿Alguna vez te has sentido así después de ver videos?”.

“¿Recuerdas esa tarde cuando seguí mirando mi teléfono y te ignoré? Lamento haber estado prestando más atención a una pantalla que a ti. Eso estuvo mal. Necesito dejar de permitir que mi teléfono me distraiga de las cosas que son más importantes para mí. ¿Me perdonarías?»

“Mañana, cuando vayamos de excursión, dejaré mi teléfono en mi bolso. Prefiero disfrutar mirando la belleza que pensar en cómo obtener la imagen perfecta para mostrársela a mis amigos. ¿Me ayudarás a recordarme de no sacarlo a menos que tengamos una emergencia?”.

Pide a tus hijos que te ayuden a pensar en alternativas para el tiempo frente a la pantalla.

A menudo nos sentimos más tentados a dejar que nuestros hijos disfruten de una sobrecarga de pantalla cuando las cosas se ponen agitadas. En esos momentos, puede ser difícil pensar en alternativas. Si tus hijos tienen la edad suficiente, considera pasar un tiempo juntos cuando no estés en apuros haciendo una lluvia de ideas sobre las cosas que les encanta hacer: actividades tranquilas, actividades al aire libre y formas de sacar su energía dentro de casa en un día lluvioso. Cuando te sientas a punto de sucumbir a las súplicas de un programa o episodio más, diles a los niños que saquen la lista y elijan una actividad en su lugar.

Cuando estamos atrapados por el canto de sirena de la pantalla, nada más parece tan atractivo, y lo mismo es cierto para nuestros hijos. Pero un menú de alternativas puede recordarnos todas las otras cosas que Dios nos ha dado para disfrutar.

Inicia la conversación temprano y continúala.

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Hablamos con nuestros hijos sobre la comida todos los días. Debido a que no están equipados para administrar su propia dieta, tomamos decisiones por ellos. A medida que crecen, hablamos cada vez más sobre por qué tomamos las decisiones que tomamos. En poco tiempo, elegirán lo que comen y esperamos que no sobrevivan solo con sándwiches.

Cuando les enseñas a tus hijos cómo nutrir sus cuerpos con comida, no les estás enseñando el bien y el mal; les estás enseñando discernimiento y moderación. Lo mismo ocurre cuando se habla de tecnología; el discernimiento no es un interruptor que se enciende; es un rasgo que se desarrolla a lo largo de la vida.

Dales las buenas noticias.

Cuando era niña, pensaba que la principal ventaja de ser un adulto sería que podía comer lo que yo quisiera. Ahora que soy adulta, he aprendido la dura verdad de que todavía no puedo comer lo que quiero.

Jesús vivió como un hombre y tuvo que ejercitar la moderación. Hebreos 4:15 dice: “Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Jesús sabía cómo evitar tener demasiado de algo bueno, y sabía cómo resistir la tentación de usar de manera incorrecta los buenos dones de Dios. Y debido a que murió y resucitó, abrió un camino para que todos nosotros vivamos con Él eternamente.

Eso significa que algún día no tendremos que ejercer la moderación. Apocalipsis 21 pinta un cuadro de nuestra vida futura en la Nueva Jerusalén donde no habrá lágrimas, muerte, luto ni dolor. Las “primeras cosas” pasarán, y la creación de Dios volverá a ser completamente buena.

No sé ustedes, pero espero con ansias el día en que mi teléfono no siempre me absorba y me aleje de las cosas que son más importantes. ¡En la nueva creación de Dios, podremos disfrutar libremente de sus buenos dones sin tener que preocuparnos por tener demasiado de algo bueno!

Este artículo fue publicado primero en Risen Motherhood. Traducido por Francesca Astorino y usado con permiso.

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Autor

  • Es editora en The Gospel Coalition. Anteriormente trabajó en Beeson Divinity School y Ravi Zacharias International Ministries. Es la autora de “Temporadas de Espera: Caminando por Fe cuando los Sueños se Atrasan” (Crossway 2016) y el libro para niños “Arlo y el Gran Encubrimiento” (Crossway 2020). Betsy y su esposo, Bernard, y su hijo bebé viven en Manhattan donde Bernard es pastor en la iglesia Good Shepherd Anglican Church, plantada en 2017.

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