[Nota del editor: En este artículo puedes leer la traducción de la transcripción de un episodio del podcast “Foundation Worldview” donde la directora del ministerio responde a la siguiente pregunta:]
“¿Cómo instruyes a un niño que está muy familiarizado con la Biblia pero ahora se pregunta si será ficción, y si Dios, Jesús y el Espíritu Santo son reales?
Paso 1: Afirma sus preguntas
Si has estado escuchando el Podcast de Foundation Worldview por un tiempo, probablemente ya sabes lo que voy a decir primero.
Siempre que nuestros hijos hagan preguntas, nuestra respuesta inmediata debe ser afirmarlas.
Di algo como:
“Me alegra mucho que hayas preguntado eso. ¡Es una gran pregunta!”
¿Por qué? Porque queremos que nuestros hijos sepan que hacer preguntas es bueno. Queremos ser un lugar seguro para que procesen dudas. Como cristianos, nunca debemos temer las preguntas, porque si el Dios de la Biblia es real, puede resistir el escrutinio. Estamos llamados a pensar críticamente y buscar la verdad.
Paso 2: Reúne información
Antes de lanzarnos a dar respuestas, es fundamental comprender de dónde vienen estas preguntas.
Pregúntale a tu hijo:
- “¿Qué te hizo empezar a preguntarte sobre esto?”
- “¿Cuándo empezaste a pensar en esto por primera vez?”
Y escucha; escucha genuinamente. Muestra interés en su proceso de pensamiento.
Haz preguntas de seguimiento como:
- “¿Qué piensas sobre esto en este momento?”
- “¿Por qué piensas eso?”
- “¿Alguien te lo dijo?”
- “¿Sientes que tus oraciones no están siendo contestadas?”
Una vez tuve una alumna que me dijo que ya no creía en Dios. Cuando le pregunté por qué, me explicó que ninguna de sus oraciones parecía tener respuesta.
Entonces, antes de responder, tómate el tiempo para escuchar a tu hijo. Sus dudas podrían venir de lugares muy diferentes y lo que deseas es abordar el problema real, no sólo la pregunta superficial.
Tres causas fundamentales de la duda
Una vez que hayas recopilado información, podrás comenzar a discernir de dónde provienen sus dudas. Usualmente pueden estar en tres categorías:
1. Dudas de la Cabeza (Dudas Intelectuales)
Esto sucede cuando un niño piensa profundamente y no está seguro de por qué debería creer que el cristianismo es verdadero.
Si tu hijo dice algo como:
- “Simplemente no lo sé. Toda mi vida me has dicho que la Biblia es verdad pero, ¿cómo sé que realmente lo es?”
Afirma que esta es una parte saludable del crecimiento. Luego, trabajen juntos para buscar respuestas.
Escribe sus preguntas específicas y dile:
“¡Estas son preguntas geniales! Busquemos respuestas juntos”.
Pero sé realista. No vas a encontrar todas las respuestas en una tarde. En lugar de ello, comprométete a profundizar en estas preguntas durante las próximas semanas o meses.
Recursos recomendados para dudas intelectuales:
- Cristianismo: caso sin resolver por J. Warner Wallace
- El Libro de las Respuestas 1, 2 y 3 por el ministerio de apologética “Respuestas en Génesis” (disponible en formato electrónico)
Además, ora por tu hijo. Pídele a Dios que te guíe y les ayude a ver que el cristianismo se alinea con la realidad de una forma que ninguna otra cosmovisión lo hace.
A veces, la duda intelectual está influenciada por el cuestionamiento de otra persona: un amigo, un YouTuber u otra voz en su vida. En este caso, trabajen juntos en esas preguntas específicas, cubriendo todo en oración.
2. Dudas del Corazón (Dudas Emocionales)
A veces la duda no es intelectual, es emocional.
Esto puede suceder cuando un niño sufre o ve a otra persona sufrir y comienza a cuestionar la bondad de Dios.
Si tu hijo tiene dificultades con esto, llora con él; ora con él; y muéstrale cómo las Escrituras mismas dan espacio para el lamento.
Recurso recomendado:
- Lean juntos algunos Salmos de Lamento, donde los salmistas claman: “Dios, ¿por qué permites que esto suceda?” (Podrías empezar con uno de los siguientes Salmos: 5, 60, 86 o 88)
Consulta también la serie de blogs de seis partes en inglés: “Mami, ¿por qué Dios permite que sucedan cosas malas?” Esta serie estará disponible en español en nuestro blog de Crianza Reverente a partir del mes de Julio.
Otra forma de duda basada en el corazón es un corazón endurecido, cuando un niño simplemente está enojado con Dios. Si notas esto, muéstrales cariño y diles:
“Veo que estás muy enojado. Creo que tus preguntas no son solo sobre si la Biblia es verdad; pareces molesto. ¿Puedes platicarme sobre eso?”
Sigue orando por ellos. Pídele a Dios que ablande su corazón y te dé sabiduría mientras caminas con ellos.
3. Dudas de la conducta (Dudas de la voluntad)
Finalmente, a veces las dudas no surgen de la cabeza ni del corazón, sino de la voluntad.
Esto sucede cuando alguien no quiere seguir un mandato bíblico.
Vi esto en muchos niños con los que crecí. Muchos de ellos hoy no caminan con el Señor. Una amiga en particular comenzó a cuestionar el cristianismo justo cuando comenzó a salir y vivir con un novio no cristiano.
En los niños más pequeños, esto se manifiesta en una resistencia a la obediencia. Tal vez se sientan frustrados con los mandamientos bíblicos, como honrar a los padres o ser amables con los hermanos.
Cómo responder:
- Haz buenas preguntas: “¿Hay algún mandamiento bíblico específico que no te guste?”
- Muéstrales con compasión cómo los mandamientos de Dios son siempre para nuestro bien.
Y como siempre, ora por ellos. Pídele a Dios que les dé un corazón que desee seguirlo.
Confiando en el tiempo de Dios
Una última cosa: Dios no trabaja según nuestro horario programado.
Vivimos en una cultura instantánea: comida rápida, streaming rápido, respuestas instantáneas. Pero Dios trabaja más como un agricultor que como UberEats.
La agricultura requiere tiempo: arar, plantar, regar, cuidar. Algunos cultivos tardan años en crecer. Y la fe funciona de la misma manera.
Es posible que las semillas que plantes hoy no den frutos durante semanas, meses o incluso años. Pero no te rindas; mantén el rumbo.
Afirma las preguntas; escucha con atención; busquen la verdad juntos; ora y confía los resultados a Dios.
Este artículo fue publicado primero en Foundation Worldview como un podcast. Traducido y publicado con permiso.