¿Alguna vez has imaginado un día ideal en tu maternidad? En mi imaginación, los niños duermen tranquilos hasta las siete sin despertarse, sin llorar ni dar un portazo accidental. Tengo un rato de tranquilidad sin interrupciones y al menos una taza de café antes de dar los buenos días a alguien. El desayuno es abundante y se lo comen agradecidos. Todos se turnan para hablar y no se cae ni una gota de leche. Marco todo de mi lista, y hasta tengo tiempo extra para leer un libro. Las preguntas se hacen con cortesía, y cada uno toma lo que necesita por sí solo. No hay sorpresas y nadie llega tarde ni necesita disciplina. Estoy de muy buen humor y no lucho contra la impaciencia ni el descontento. ¿Te lo resumo en una frase? Todo va bien.
Aunque el día ideal de cada madre es diferente, la mayoría imaginamos que la felicidad está justo al otro lado de ese día perfecto. Creemos que si las personas estuvieran donde deben estar, haciendo lo que deberían de hacer, finalmente encontraríamos el gozo. Pensamos que si nos ponemos las pilas y mejoramos en nuestro manejo del hogar, la planeación de las comidas y la organización de nuestros horarios, encontraríamos el equilibrio y experimentaríamos una profunda felicidad. O tal vez la maternidad ya está muy lejos de nuestra imagen ideal debido a problemas médicos inesperados, largas temporadas de infertilidad o múltiples abortos espontáneos, distanciamiento familiar o tensiones matrimoniales; estamos convencidas de que el gozo está fuera de nuestro alcance.
Pero si las circunstancias son el obstáculo entre nosotras y el gozo, ¿cómo podemos alcanzarlo? No sé tú, pero yo nunca he tenido un día ideal como el que describí. La maternidad en sí misma es un regalo y ha habido muchos momentos hermosos, pero las dificultades no tardan en llegar.
Enfrentar una maternidad que está lejos de ser ideal me lleva por varios caminos, pero no suele ser el camino al gozo. Estoy tentada a perder la esperanza y volverme cínica o irritable; empiezo a centrarme más en lo que no tengo en lugar de disfrutar de lo que hago. Quizás no tengas problemas con esas cosas, pero un día que está lejos de ser ideal te lleva a ponerte en modo “manos a la obra”: hacer más listas, aceptar más proyectos o corregir todo lo que no cumple con tus expectativas.
Independientemente de cómo respondamos, intentar encontrar gozo en nuestra versión ideal de la maternidad nos dejará con las manos vacías. Quizás tengamos momentos felices de conexión y risas, momentos de profundo amor y paz, o una inmensa gratitud por nuestros hijos, pero estos sentimientos no siempre son permanentes. Si las circunstancias ideales y los buenos sentimientos sobre el rol de la maternidad no son una fuente de alegría duradera, ¿qué lo es? Y una vez que la encontramos, ¿tenemos alguna esperanza de conservarla para siempre?
¿Qué es el gozo?
Veamos de qué estamos hablando. ¿Es gozo la sensación que sentimos cuando nos traen nuestro latte favorito? O quizás ¿es la sensación de mecer en nuestros brazos a un bebé limpio y tierno? O, ¿la conexión amorosa en un matrimonio sano? El diccionario Merriam-Webster dice que el gozo es la “experiencia de gran placer y deleite”, así que muchos de estos ejemplos entran en esta definición.[1] En términos generales, el gozo está presente en los momentos ideales de la vida: cuando reímos con nuestros hijos o cuando sumergimos nuestros pies en el océano. Pero ¿es esto a lo que la Biblia se refiere cuando habla del gozo, especialmente como fruto del Espíritu Santo obrando en nuestros corazones? (Gál. 5:22)
En Gálatas, la palabra griega para gozo es chara. No soy un erudito en griego, pero podemos tener una mejor idea de su significado si observamos otros versículos de la Biblia que usan esa palabra. Vemos que la palabra chara se usó para explicar el gozo por el anuncio del nacimiento de Cristo (Luc. 2:10), la experiencia del cristiano al entrar en la presencia de Dios tras ser hallado fiel (Mat. 25:23), un don que Cristo da a sus discípulos(Jn.15:11), y la respuesta al ver la propagación del Evangelio (Hchs. 8:8). Es una palabra que describe el reino de Dios y el resultado de una iglesia unida (Rom. 14:17; Fil. 2:2). Pero antes de que pensemos que solo se trata de arcoíris y mariposas, también es una palabra presente en la aflicción. La Biblia nos dice que Jesús soportó la cruz por el gozo que le esperaba, y que ese gozo puede estar presente en el sufrimiento profundo (Hb. 12:2; 2 Cor. 7:4).
¿Cómo definimos este tipo de alegría? Me gusta la opinión de John Piper:
“El gozo cristiano es un sentimiento bueno en el alma, que lo produce el Espíritu Santo y nos hace ver la belleza de Cristo en la Palabra y en el mundo.”[2]
Esta definición une dos cosas que ya hemos descubierto: que el gozo es una sensación agradable y que no está ligada a circunstancias perfectas; sino que proviene de una fuente completamente distinta.
¿Dónde se encuentra el gozo?
Hay buenas noticias para las mamás que nunca han tenido su día ideal o que sienten que nada sale bien: el gozo se encuentra en una persona, no en un conjunto de circunstancias. Esto significa que nuestros hijos nos podrán hacer sonreír de oreja a oreja o simplemente nos decepcionarán, pero no nos afectará el gozo. Significa que nuestro matrimonio puede ser maravilloso o estar al borde del colapso sin que nos robe el gozo. Significa que podemos estar atravesando la aflicción más profunda, el diagnóstico más difícil, el peor escenario posible, y aún así tener gozo si le tenemos a Él.
¿Quién podría ser tan perfecto, fiel, eterno y poderoso? ¿Quién podría ser una fuente de tanta calidez a nuestra alma, tanto en los buenos como en los malos días? ¡Jesucristo!
Uno de mis versículos favoritos habla de esta fuente. En él, el salmista dice: “Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para siempre” (Salmo 16:11). Cuando leía esto, imaginaba un ambiguo orbe de luz brillante en la mano derecha de Dios. O quizás algunas escenas del cielo: campos floridos y santos sonrientes. Pero el versículo adquirió un significado completamente nuevo cuando me di cuenta de quién estaba sentado allí: Jesucristo (Col. 3:1).
Si queremos conocer el gozo, debemos conocer a Jesús. Para conocer a Jesús, debemos dejar de buscar gozo en cosas insignificantes, incluso en nuestra maternidad ideal. Debemos creer que Jesús está vivo y sentado a la diestra de Dios, y seguirlo todos los días de nuestra vida. Debemos caminar con él, leyendo las Escrituras, dedicando tiempo a la oración y meditando en quién es y en lo que ha hecho.
¿Cómo nos cambia el gozo?
Una vez que tenemos la mirada fija en la fuente del verdadero gozo, ¿qué pasa entonces? ¿Estamos destinados a solo tener emociones alegres? ¿Podremos volver a llorar, sentirnos preocupados o decepcionados, o tener un día difícil? Sí, podemos y lo haremos. El gozo en Cristo no cambia nuestras circunstancias, pero sí cambia nuestra fe en medio de las circunstancias. Podemos tener emociones alegres gracias a quién es Jesús, lo que ha hecho por nosotros y lo que hará incluso cuando la vida sea triste o difícil. Este tipo de gozo que es profundo, fiel e inmutable nos transforma de muchas maneras, pero aquí hay algunas formas en que una madre cristiana puede experimentar ese gozo hoy. El verdadero gozo nos lleva a:
Regocijar
El regocijo es nuestra reacción al carácter, la fidelidad, la bondad y la gracia de Dios; es lo que hacemos cuando el Espíritu “nos hace ver la belleza de Cristo en la Palabra y en el mundo.” El regocijo podría verse como una oración de agradecimiento, cantar un cántico de adoración o animar a alguien con las Escrituras. La Biblia dice que podemos hacerlo en cualquier momento, pero especialmente cuando atravesamos momentos difíciles (Fil. 4:4; Rom. 5:3).
Disfrutar
¿Sabías que encontrar gozo en Cristo nos libera para disfrutar de otras cosas? Cuando las personas no tienen que soportar el peso de nuestras emociones y expectativas, pueden ser simplemente lo que son: portadores de la imagen de Dios, pecadores, regalos de Dios. Podemos reírnos cuando hacen algo gracioso, elogiar cuando hacen algo grandioso y sonreír ante el placer de nuestra relación con ellos. Cuando nuestro gozo está en Cristo, también podemos disfrutar de su creación y de las cosas terrenales: las gracias comunes que muestran la creatividad y el carácter de Dios. Las “cosas” no son una amenaza para nuestro gozo cuando no son la fuente de él.
Difundir el gozo
¿Alguna vez has estado cerca de alguien que posee una alegría inexplicable? ¿Cuando te apartaste de esa persona te quedaron ganas de tener ese mismo gozo? ¿Te sentiste más ligero o más atraído a Cristo? Así se siente cuando se difunde el gozo. Cuando encontramos nuestro gozo en Cristo, nos llenamos y eso se desborda en nuestras relaciones, decisiones y acciones. Podemos brindar aliento sincero y duradero a otros mostrándoles la verdadera fuente de esperanza.
Dudo que alguna de nosotras esté encaminada en su día ideal de la maternidad. Incluso mientras lees esto, puede que estés tan atrasada en tu lista, tan sumida en conflictos relacionales o reacciones erróneas que piensas que es imposible recuperarte y que toda esperanza de gozo está perdida. Pero recuerda, ya que el gozo no se encuentra en tus circunstancias, ¡no está del todo perdido! Deja de enfocarte en tu día y vuelve tu mirada a Cristo mismo. Deja que tu corazón se llene de gratitud por lo bueno, misericordioso, clemente y fiel que Él es. Piensa en Cristo sentado a la diestra de Dios, orando por ti y gózate. La maternidad no es perfecta, pero Él sí lo es.
[1] “Gozo”, es una traducción de la definición en inglés encontrada en el Diccionario Merriam-Webster.com, Merriam-Webster,https://www.merriam-webster.com/dictionary/joy.
[2] John Piper, “How Do You Define Joy?”, Desiring God, 25 de julio de 2015, How Do You Define Joy? | Desiring God
Preguntas de aplicación
¿Cómo has sido tentada a buscar tu gozo en las personas, las circunstancias o en la maternidad y que sean tal como lo deseas? ¿Cómo esto afecta a tu corazón y a tus relaciones?
Escribe tu propia definición de gozo basándote en los versículos del artículo o en tus versículos favoritos de las Escrituras que hablan de este tema. ¿Por qué es fundamental que esa definición esté basada en Cristo? ¿Qué cambios harás para recordar la fuente del gozo bíblico?
¿Cuáles de estas acciones de gozo esperas poner en práctica hoy? Da un ejemplo de cómo esperas regocijarte, disfrutar o difundir gozo.
Este artículo fue publicado primero en Risen Motherhood. Traducido y publicado con permiso.