Categoría: Vida Espiritual

La mentoría también es para las mamás

October 13, 2024

Puede que te sorprenda, pero las mujeres más jóvenes de la iglesia te admiran. Sí, a ti, la mamá con el bebé en brazos y el vómito en el hombro que no se ha lavado el cabello en días. Quizás sientas que no sabes lo suficiente o que no has aprendido lo suficiente, pero las mujeres más jóvenes quieren conocerte y aprender de ti. Aunque tu vida pueda parecer una nueva versión del caos cada día, las mujeres más jóvenes anhelan ser bienvenidas en tu hogar, aún y con cereal en el suelo y huellas de manos en las paredes.

Nos necesitamos unos a otros en la iglesia. Por supuesto, aprendemos y crecemos mientras estudiamos nuestra Biblia, pero también aprendemos y crecemos al observar cómo otros viven su fe. Pablo animó a Tito:

Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada. (Tito 2:3-5)

No sólo importaba el contenido de sus enseñanzas, sino también la conducta de sus vidas. La mentoría se lleva a cabo mientras vivimos lado a lado en comunidad con otros. Implica enseñar, pero no solo eso; es relacional y tiene un propósito.

Como madre de niños pequeños, quizás te preguntes: “¿Soy la mujer mayor o la mujer más joven?” A lo que yo respondería: “Sí”. 

Todos somos ambos. Necesitamos que alguien nos mentoree y estamos llamados a ser mentores de otros. Mientras estás criando hijos, sé que puede ser difícil tener el tiempo o la energía para agregar una persona más a tu vida; y aunque las mujeres más jóvenes pueden no estar seguras de lo que quieren de ti, ellas te necesitan. Y tú las necesitas. 

Las mujeres más jóvenes te necesitan

Quizás sientas que tu vida no está lo suficientemente organizada como para ser un ejemplo para nadie. Pero no importa que tu casa no esté perfectamente decorada. No importa si tus hijos hacen berrinches mientras ella esté allí. No importa que no tengas todas las respuestas.

Ella no necesita la perfección. Necesita una mujer mayor que busque a Dios. No es necesario saberlo todo para comunicar algo. Estudien la Biblia juntas, oren juntas, resuelvan juntas las preguntas difíciles. Esos momentos de estudio y conversaciones pueden ser interrumpidas por niños derramando leche y peleas con sables de luz. Está bien y es parte de la lección. No esperamos una etapa tranquila para buscar el crecimiento espiritual; no hay una etapa tranquila. Buscamos conocer a Dios y compartirlo con los demás aún en medio de vidas ocupadas y muy llenas. 

Mira a tu alrededor y piensa en tu rutina diaria. ¿Quién es una mujer más joven con la que te gustaría reunirte? Quizás podrías invitarla a cenar todos los domingos o salir a caminar juntas los sábados por la mañana. Quizás podrían servir juntas en la guardería de la iglesia. ¿Qué haces de forma regular que podrían hacer juntas? ¿Cómo podrían planear crecer juntas con un propósito? 

Ella irá aprendiendo mientras la invitas a tu vida. Ella crecerá en hospitalidad a medida que experimenta tu hospitalidad. Ella crecerá en conocimiento a medida que hables de la Biblia. Ella crecerá en entendimiento mientras aprende cómo aplicar la Palabra en su propia vida. Incluso si no es esposa ni madre, aprenderá sobre ambas cosas mientras te observa. Quizás no te sientas equipada, pero si caminas con el Señor, puedes compartir lo que has aprendido con los demás. La sabiduría que tienes es la sabiduría que ella necesita.

Tú (y tu familia) la necesitan 

Si bien puede parecer que tomarse el tiempo para mentorear a otra persona en medio de la maternidad te quitará tiempo con tus hijos, en realidad añade a tu vida familiar en lugar de restarle. Por años, mi amiga Ángela fue recibida en nuestra casa con gritos de alegría: “¡Señorita Ángela, Señorita Ángela!”. mientras mis hijos bajaban corriendo las escaleras para saludarla. En su época de soltería Ángela le daba la bienvenida a los brazos gorditos y a los grandes abrazos. En mi etapa como madre de tres niños pequeños, le di la bienvenida a otro par de brazos adultos.

Ángela fue parte de la infancia de mis hijos. Ella asistía a sus fiestas de cumpleaños, ayudaba a decorar el árbol de Navidad, viajaba a la playa con nosotros y regularmente estaba en nuestra casa. Planeamos estudios bíblicos juntas, discutimos todo tipo de temas teológicos y oramos la una por la otra. Todo esto ocurrió, de alguna manera, mientras mis hijos corrían de un lado a otro. Ella fue una grata incorporación a nuestro hogar, y nuestro hogar era un lugar acogedor al que ella pertenecía. Fue un regalo para mí tener una amiga en una etapa diferente de la vida. Sigue siendo un regalo.

Hoy, Ángela vive a seis casas de mí y está criando a tres hijos propios, mientras mi casa está llena de adolescentes. Entro a su casa y escucho gritos de alegría: “¡Sra. Melissa, sra. Melissa! Ha sido una bondad del Señor ver a mis hijos mayores jugar amorosamente con sus hijos tal como ella jugaba con ellos alguna vez.

Si bien la mayoría de las relaciones de mentoría no durarán varios años ni a lo largo de varias etapas, pueden ser un estímulo en cualquier etapa. Se necesita intencionalidad y consideración, pero no tiene por qué llevar mucho tiempo. Encuentra una mujer más joven con la que disfrutes ministrar e invítala a tu casa. Invierte en ella. Ora con ella. Memoriza o lee las Escrituras con ella. El esfuerzo vale la pena y las bendiciones se extienden a ambas: crecerán juntas a medida que aprendan juntas. 

Nota del editor: El libro de Melissa, Creciendo Juntas, proporciona una guía útil y práctica si desea aprender más sobre la mentoría o si está buscando un libro para utilizar en una relación de mentoría.

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Autor

  • Melissa Kruger es vicepresidente del programa de discipulado en The Gospel Coalition y autora de varios libros, incluido Crianza con Esperanza, Creciendo Juntas, Camine con Dios durante su Maternidad y el popular libro infantil A Donde Llegues a Ir, Te Quiero Decir. Su esposo, Mike, es el presidente del Seminario Teológico Reformado y residen con sus tres hijos en Charlotte, Carolina del Norte. www.melissabkruger.com

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