por Susi Bixby
Entre las costumbres locales de cada región, las costumbres familiares, y las costumbres religiosas que permean la cultura, puede ser muy difícil para una familia cristiana saber hasta qué punto puede aceptar y participar, y cuándo debe rechazar y separarse de prácticas y tradiciones relacionadas con la Navidad.
Puede que en este momento estés pensando una de dos cosas:
- ¿Qué hay que cuestionar? ¡Dios redime todo! ¡A disfrutar y dejar de criticar!
- ¿Qué hay que cuestionar? ¡Todo lo que no sea bíblico es pagano! ¡No debemos participar en nada que el mundo inventa acerca de la Navidad!
Si dibujáramos una línea y pusiéramos estas dos posturas, una en cada extremo, probablemente encontraríamos en casi todo el espectro a creyentes verdaderos que conocemos bastante bien y en quienes confiamos. ¿Cómo es que los cristianos pueden diferir tanto en estos temas? Y ¿qué debe pensar un padre de familia o una madre que quiere hablar la verdad con sus hijos sin aislarse de su familia y amigos más de lo que sea necesario?
Varios factores que considerar:
Religión vs. Tradición
Existen prácticas y costumbres que se han ido pasando de generación a generación y que con el tiempo llegan a ser tradiciones familiares. Existen también prácticas religiosas que tienen conexiones fuertes con religiones falsas como el catolicismo, el espiritismo, y otras. Vale la pena detenernos y tratar de discernir si la tradición que mi familia quiere practicar tiene fuertes lazos con una religión falsa.
En México, los católicos tienen la tradición del niño dios; es un ejemplo de una tradición familiar que proviene de una religión falsa y en las mentes de casi todos los que participan mantiene esa conexión. Por esa razón, un cristiano que participa en esta ceremonia en casa de sus familiares probablemente dará la impresión de estar abrazando enseñanzas idólatras de la iglesia católica.
La tradición de poner una escena del nacimiento de Jesús hecha de figuras de porcelana o madera es un ejemplo de una tradición que se practica en muchas partes del mundo y entre muchas culturas diferentes. Puede que lo conozcas bajo el nombre “Natividad” o “pesebre”. Esta tradición puede tener un significado diferente de acuerdo a la cultura en la que vivas; por ejemplo, un niño que crece en un hogar cristiano en Estados Unidos ve esta colección de figuras como una decoración especial que Mamá saca para recordarnos la verdadera razón para celebrar la Navidad. Sin embargo, en algunos hogares y grupos culturales alrededor de Latinoamérica, esta costumbre todavía tiene conexiones fuertes con la iglesia católica.
Estos asuntos requieren discernimiento y un espíritu de humildad, y explican por qué cristianos alrededor del mundo pueden diferir tanto en su perspectiva de algunas costumbres.
Bien y mal vs. Preferencias
Hay asuntos relacionados con la Navidad que algunas personas ven como blanco y negro cuando otras personas entienden que son asuntos de preferencia. Es muy importante que los padres creyentes tengamos la humildad y la paciencia para ir a la Palabra y depender del Espíritu Santo para discernir qué tipo de asunto es, porque podríamos causar división innecesaria entre hermanos en Cristo, o caer en el legalismo.
Personalmente creo que Santa Claus cabe en esta categoría. Hay personas que creen tajantemente que mencionar o incluir a Santa de cualquier forma es pagano y pecaminoso. Pero muchísimos creyentes incluyen adornos de Santa en su pino, incluso hacen galletas navideñas usando el molde de Santa, entre otros. Compran envoltura de regalo donde él aparece, o ¡inclusive tienen un Santa inflable y luminoso en su patio!
¿Será esto un asunto del bien y del mal, o un asunto de preferencia? Realmente no hay pasajes ni enseñanzas claras de las Escrituras para poder decir sin lugar a duda que cualquier mención de un hombre mítico que lleva regalos a los niños es pecado. Si Santa no ocupa un lugar prominente, si no mentimos a nuestros hijos haciéndoles creer que Santa es una persona real con superpoderes, realmente no es diferente que el ratón de los dientes o los personajes en la historia de fantasía favorita de tu hijo. Puede que hayas llegado a la conclusión que cualquier fantasía no está bien y has prohibido todo eso en tu hogar. Sin embargo, ya que no hay bases bíblicas claras con respecto a este tema, debemos tener cuidado de no hacer que un asunto de preferencia se vuelva un asunto de bien y mal.
Límites sanos vs. Rechazo completo
Puede ser que tengamos familia que no es creyente y tienen la costumbre de reunirse el 24 y hacer su fiesta “mundana”. Si nosotros y nuestros hijos vamos a estar expuestos a cosas que claramente son pecaminosas o peligrosas (como películas pornográficas, vestimenta y actividades abiertamente sensuales, muchas malas palabras y conducta agresiva, etc.) lo más probable es que no debemos asistir. Pero esto no quiere decir necesariamente que tengamos que cortar todo contacto con la familia o ser “los Aleluya” soberbios.
Hay situaciones donde la familia es tan disfuncional y tóxica que los padres tenemos que llegar a una difícil decisión de separarnos completamente. Pero bajo circunstancias normales, podemos usar un poco de creatividad para mostrar a nuestra familia que no sentimos un rechazo personal hacia ellos, sino que necesitamos separarnos de sus actividades pecaminosas y peligrosas para nuestros hijos.
A la luz de estos factores y consideraciones, ¿cómo debemos actuar? Te dejo algunas sugerencias, y te animo a ser creativo en buscar otras más.
1. Empapa a tu familia de las verdades hermosas sobre la venida de Jesús. Si la fuente principal de información, emoción y devoción sobre el tema de la Navidad en la vida de nuestros hijos gira alrededor de la iglesia y la instrucción de padres creyentes gozosos, los vistazos de Santa Claus, otras religiones y conducta indeseable que puedan llegar a ver a su alrededor no tendrán mayor impacto. Se intencional en leer la Biblia juntos, buscar un devocional familiar de adviento, cantar himnos navideños juntos en casa, o hacer algún proyecto de Navidad como “El árbol de Isaí” por ejemplo.
2. Acérquense en amor a la familia extendida de todas las maneras posibles sin comprometer la verdad. Una amiga me comentó que ella, su esposo y sus dos hijos salen a caminar o se meten a la cocina de la suegra a lavar los trastes mientras el resto de la familia hace la ceremonia del niño dios. Otros hermanos nos comentaron que hicieron un trato con la familia que el alcohol y todo lo demás se queda guardado hasta después de la cena familiar y el intercambio de regalos. Así demuestran que realmente desean estar un tiempo con su familia, pero no comprometen sus convicciones ni el bienestar de sus hijos.
3. Siempre diles la verdad a tus hijos, pero aclara la verdad sin criticar ni acusar a otros creyentes. Si tu hijo te pregunta si Santa realmente trae regalos, dile la verdad. Investiguen juntos el origen de la historia sobre un hombre que repartía juguetes a los niños y que llegó a ser una leyenda. Hablen de historias de fantasía e historias que son verdaderas como la de Jesús que vino como un bebé y estuvo dispuesto a dar su vida por nosotros. Desde muy pequeños podemos ayudar a los niños a disfrutar historias creativas de fantasía sin mentirles. Pero al mismo tiempo, si hay una familia de tu iglesia que quiere que sus hijos crean en Santa Claus, no sintamos la necesidad de convertirnos en la “policía espiritual”. Ellos responden por su propia familia.
La religión y la familia pueden hacer del tiempo de Navidad un malabarismo complejo. Si podemos tomar un paso atrás y poner nuestros dilemas delante del Señor en oración, podremos tener la confianza de que Él dará la sabiduría prometida para amar a la familia extendida al mismo tiempo que cuidamos bien a nuestros hijos y honramos al Señor. ¡Que pases una Navidad llena de verdad y amor!