Categoría: Sexualidad

Episodio #102: Cómo criar niñas en la feminidad bíblica con Betsy Gómez & Karen Garza

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March 23, 2022

Por un lado, una cultura machista define a la mujer en base a su físico y lo que ella puede ofrecer al varón, mientras por otro lado la cultura feminista define a una mujer como una persona igualmente fuerte que el hombre que puede hacer todo lo que él hace y más. Pero ¿qué dice la Biblia sobre lo que significa ser mujer? ¿Cómo podemos criar a nuestras hijas bíblicamente? En esta conversación, Susi, Betsy & Karen llaman a madres a abrazar y modelar la visión de la feminidad que las Escrituras enseñan, y llaman a padres a afirmar el don divino de la feminidad en sus hijas.

Transcripción:

Susi: La semana pasada me tocó grabar un episodio entrevistando a tres hombres pastores y padres de varones, y confieso que eso fue un poquito intimidante. Así que hoy estoy súper contenta de estar entre grandes amigas y hermanas en la fe que han sido de bendición a mi vida, y que, con mucha gracia, que les caracteriza siempre, han aceptado invertir de su tiempo para acompañarnos hoy para hablar sobre la crianza y el discipulado de niñas y jovencitas en la feminidad bíblica.

Si nos has estado acompañando desde el episodio 97, sabes que esto es parte de la serie que estamos llevando que se llama Niño, niña o niñe. Aquí está primero Betsy Gómez, quien está encargada del ministerio de Joven Verdadera, un ministerio de Aviva Nuestros Corazones, y también ¡es mamá de una princesita! Bienvenida, Betsy, otra vez, a Crianza Reverente.

Betsy: Hola Susi. Qué bueno estar aquí. No sé si llamarte Susi o Mateo, como te llama Grace (Susi se ríe), pero al final es lo mismo. Gracias por la invitación; es un gozo para mi estar aquí.

Susi: Sí, la pequeñita princesa Grace está muy confundida en cuanto a la identidad de sus amigos Mateo y Susi, y nos dice a los dos “Mateo”. ¡Pero un día le vamos a enseñar bien quién es Susi y quién es Mateo!

También nos acompaña Karen. Karen Garza es esposa de pastor aquí en el área de Monterrey, y ella dirige el ministerio en línea que se llama Genuino Mujer. Bienvenida Karen. Gracias por estar aquí.

Karen: Gracias Susi, gracias por la invitación. Un gusto estar aquí platicando con ustedes.

Susi: Karen trabaja bastante con las jóvenes de su iglesia, y le gusta mucho interactuar y ayudarles a ver la vida a través del lente del evangelio. Agradezco la labor que haces en ese ministerio. También Betsy, como tiene bastantes años ya trabajando con el ministerio de Joven Verdadera, ha experimentado mucho esa interacción con las jóvenes. Por eso las quise invitar, no tanto por ser mamás en este caso, más por tener esas experiencias, y esa carga que tienen por las jóvenes.

Te quería preguntar, Betsy, ahora que sí eres mamá de una niña de poquitos años, ¿cuál ha sido el desafío más grande después de haber tenido dos hijos varones por varios años?

Betsy: Yo creo que el mayor desafío es creer en el poder y la esperanza del evangelio. Porque en el caso nuestro, hemos trabajado con jóvenes por muchos años. Es muy fácil dar consejos y apuntar a las madres a la esperanza del evangelio; que ellas puedan confiar que es la obra de Dios y no la suya. Pero cuando te ves en la posición de ser mamá, tú quieres manufacturar esta experiencia con tus hijas. Pero te recuerdas que, al final de cuentas, la salvación es del Señor.

Entonces es rendir, mientras obedezco, y obviamente, trato en mis fuerzas de ser fiel, amparada en la suficiencia del Señor, y recordar que al final del día, por más que me esfuerce, la salvación es de él, y que tengo que descansar en esa esperanza del evangelio y en el poder que tiene para salvar a su tiempo y en la voluntad de Dios.

Susi: Sí, y que ese evangelio redime todos los aspectos de la vida de nuestros hijos, aun viviendo en un mundo tan roto, y tan necesitado, que a veces nos da pánico todo lo que nuestros hijos están siendo expuestos.

Betsy: Y otra cosa también con relación a los estereotipos: yo no te puedo decir que soy una mujer súper femenina en el sentido de todo rosado y los estereotipos que tiene el mundo de lo que es ser femenina. Entonces a veces me siento intimidada, como que tengo que hacer cosas de niñas, y allí es donde tengo que discernir: ¿qué es lo que le estoy enseñando acerca de lo que realmente es la feminidad? Por eso me encantan estas conversaciones porque nos ayudan a pensar y a poder enfocarnos en lo que realmente es importante.

Susi: Así es. Gracias Betsy. Y Karen, ¿cuál ha sido la bendición más grande? En particular me has comentado que te encanta platicar con las jóvenes. Tienes muchas jóvenes en tu iglesia, y te gusta mucho platicar con ellas. ¿Cuál ha sido la bendición más grande de poder acompañarlas como una hermana, no tan mayor, porque estás joven, pero como una hermana más madura en la fe?

Karen: La verdad es que yo creo que es muy parecido a lo que dice Betsy. Es ver el poder del evangelio en la vida de estas mujeres siendo transformadas. Es increíble. Como dice Betsy, es muy fácil ver las verdades bíblicas, pero ya caminar con la persona y conocer los retos que tiene cada una, y las mentiras que tienen, y de ser dependiente del Señor, y caminar con ella en compasión, sabiendo que todas batallamos con cosas. Todas estamos con este cuerpo de pecado, pero vamos caminando juntas hacia la santificación, hacia ser más como Cristo.

Ha sido algo hermoso poder dirigirnos mutuamente, porque a veces pensamos que ser más madura en la fe que otra persona significa que no vas a aprender de la otra persona. Realmente he sido tan bendecida por estas mujeres. Es algo hermoso ver como el evangelio va transformando nuestra perspectiva de qué es ser mujer, y viéndolo aplicado a nuestras vidas.

Susi: Amén. Me encanta eso porque creo que normalmente no asociamos evangelio con feminidad. O sea, sería quizás muy común pensar en la feminidad como un compartimiento aparte de la vida, y creo que es necesario verlo integrado.

Empezamos el episodio pasado sobre la masculinidad hablando sobre el hecho de que mucha de la crianza o el discipulado que hacemos y necesitamos no es específico de género. Muchos necesitamos las mismas enseñanzas. Mis hijos, hombres y mujeres, necesitan mucho de la misma enseñanza. Pero, la realidad es que sí, son varones y hembras, y que parte de esa gran meta que yo tengo para mis hijos de que sean salvos y que se parezcan a Cristo, hay una parte de eso que sí, es especifico a su género.

Y creo que el evangelio tiene mucho que decirnos, pero a veces es difícil hacer esas conexiones, ¿verdad? ¿Cómo ven ustedes la situación en el mundo actual? Siempre me gusta que reconozcamos que hay problemas, hay necesidades y hay elementos de la cultura que realmente nos impactan. ¿Cuáles son algunas de las maneras en que vemos que la cultura instruye a las niñas y a las mujeres qué significa ser mujer?

Betsy: No sé, Karen, si tú quieres iniciar…

Karen: ¡Dale, dale tú! (Se ríen.)

Betsy: Bueno, la verdad es que yo creo que tenemos que partir de la premisa de que estamos siendo enseñadas. Todas estas corrientes filosóficas que son contrarias al evangelio, como por ejemplo el feminismo, corren por nuestras venas. No tenemos que ni siquiera preguntarnos, ¿es que hay algo malo allí afuera que se está enseñando? Es que es ya la norma.

Y a veces hasta como creyentes se nos hace difícil discernir cuáles son las manifestaciones de todas esas mentiras, aun dentro de la iglesia. Entonces imagínate la cultura. Pienso que todo comenzó en el Edén, obviamente, cuando una mujer y su esposo entendieron que ellos podían ser más inteligentes, y que ellos podían ser su propia autoridad, y que ellos podían definir, o redefinir, mejor dicho, cuáles eran las reglas del juego. Eso está capturando el corazón de nuestras jóvenes, de las mujeres.

Yo crecí en un hogar con una mujer que había creído todas esas mentiras, y la realidad es que ella pensó que estaba haciendo lo mejor. Obviamente miro atrás y la gracia de Dios nos ha alcanzado, luego en el tiempo. Y no lo hago de forma acusatoria, porque realmente ella estaba en su mente haciendo lo mejor que podía con el conocimiento que tenía.

Pero ella había comprado todas estas mentiras de que ella podía ser su propia autoridad, de que ella necesitaba ser dueña de sí misma, y que ella tenía que protegerse de los hombres porque los hombres eran el enemigo. Lo vemos en la televisión, en las artistas del momento; lo vemos en las redes sociales, en los dibujos animados. Está en todas partes, y está en la misma rebeldía de nuestros corazones.

Susi: Y tú, Karen, ¿qué has visto de esto?

Karen: Yo creo que de verdad la cultura constantemente nos está diciendo qué es ser mujer. En mi opinión, Hollywood, y ahora Netflix, han sido de las mayores fuentes de adoctrinamiento de qué es ser mujer. Es increíble que ya incluso hay categorías que dicen: ¡Mujeres al frente! y todo esto de empoderamiento que vemos.

Yo soy de México. Nací en México, vivo en México, y México es muy conocido por ser un país muy machista. Creo que es importante decir que el machismo también nos pinta un cuadro incorrecto de lo que es ser femenina bíblicamente, ¿no? En México, como en todas partes, pero yo lo veo específicamente aquí, ha florecido el feminismo bastante, porque hemos llevado décadas y décadas de machismo.

Para mí es muy lógico que aquí haya brotado tanto. Sabemos que si la cultura siempre nos está diciendo qué es ser mujer, es interesante ver que la cultura cambia, también. Estoy segura de que tal vez yo crecí con diferentes expectativas y demandas culturales sobre mi feminidad, que tal vez las de ustedes. Simplemente por el contexto, y también por la generación.

Estaba hablando con amigas más jóvenes, y les preguntaba qué pensaban acerca de esto, y me dijeron cosas muy interesantes. Creo que está medio extraño, porque yo crecí en la intersección entre machismo y feminismo. Está muy extraño: nuestros abuelos, la mayoría son súper machistas. Son muy machistas las generaciones arriba, y yo crecí con una idea muy cerrada de lo que era ser femenina. Por ejemplo, tenías que usar vestidos, tenías que usar el rosa, no te pueden gustar los deportes, tienes que ser delicada. Incluso, hasta la complexión física te demandaba como deberías de ser. Si no, ya estás medio masculina.

Pero a la par crecimos, esta generación más joven, con libertades que tal vez nuestras madres o abuelas, no. Por ejemplo, unas libertades de aspiraciones profesionales, o educativas, que antes simplemente era: eres hombre, estudias; la mujer no estudia. Y creo que son cosas buenas, pero tenemos nuestra generación una mezcla extraña entre el machismo y el feminismo, y tenemos que entender que ambos nos pintan un cuadro incorrecto de lo que es ser bíblicamente mujer y bíblicamente hombre también.

Susi: Yo creo que es súper importante lo que dices, Karen, porque las mamás somos de una generación diferente que nuestras hijas. Muchas veces nos cuesta meternos en su mundo, entender que sus parámetros, las cosas que ellas ven, especialmente si van a una escuela pública o fuera de la casa. Si interactúan con el mundo, no tienen las mismas bases que nosotras tuvimos. No tienen la misma cultura. Simplemente la cultura ha cambiado.

Entonces yo pienso que una mamá o una hermana mayor sabia va a escuchar, y va a querer entender qué es diferente de la experiencia de mi hija a la que yo tuve. En mi caso, mi hija tiene 19…18 años. (¡Ya la estoy haciendo mayor de lo que es!”) Y ella está en el mundo de internet, e incluso en el mundo en el que ella interactúa con sus amigos, está experimentando muchas cosas diferentes que yo experimenté. Y la reacción natural es, “Cierra eso, no leas eso, no escuches eso, no digas eso.” Pero realmente necesitamos entender que el mundo, sí, está comunicando un mensaje claro. Quizás confuso, pero un mensaje, a nuestras jóvenes.

Betsy: Eso es algo que hablaba con unas madres justamente esta semana, que quieren dar el paso de discipular a sus hijas en cuanto a toda esta locura de la ideología sexual, y su sexualidad vista desde el punto de vista de la Palabra de Dios (valga la redundancia). Y les decía, la sociedad, la cultura, no se excusa por hablarles a nuestras hijas de manera frontal. Y lo veo hasta cierto punto como un abuso. Ellos no piden permiso; simplemente lo ponen allí de manera tan drástica y en tu cara.

Sin embargo, nosotras, que sí tenemos la verdad, a veces tenemos el temor de pintar un cuadro correcto de cómo son estas verdades acerca de la sexualidad, o de la identidad de género, o de nuestra feminidad, o en el caso de los varones, de la masculinidad. Tenemos ese temor porque no queremos abrirle mucho la mente. Y es un error, porque al final de cuentas, como madres, nos pasamos la vida reparando el daño que el mundo y sus mentiras han hecho, en lugar de construir primero, y darles a nuestras hijas una visión gloriosa y hermosa de lo que significa ser mujer.

Y no solamente con nuestras enseñanzas habladas, en un círculo, allí en el momento en un fin de semana específico, sino con nuestras propias vidas y nuestro testimonio. Creo que es un tema que tenemos que hablar, y es algo que tenemos que asumir como mamás: esa responsabilidad y ese encargo, y sentir esa carga. Amparadas, obviamente, como dije al principio, en la esperanza que nos ofrece el evangelio, pero no simplemente relajarnos y decir, “Ay no, no…tengo terror de abrir ese tema o de hablar”. O como tú decías, enfocarnos en una conducta: “¡No! No puedes tener ninguna libertad porque te vas a dañar si te doy libertades.”

Susi: Y pienso también en la iglesia local. Creo que tenemos que ser más intencionales, e incluso un poco más asertivas, casi agresivas, porque hay jóvenes en nuestras iglesias que sus padres no son cristianos, o no las guían en la fe. Las hermanas tenemos que tomar la iniciativa, entendiendo la situación que ellas están enfrentando. ¿Cuáles son esos puntos de contraste principales? Cuando comparamos las ideas del mundo con lo que la Biblia enseña, ¿qué encontramos?

Betsy: Primero el mundo te dice que tu feminidad, y lo que eres como mujer, se trata de ti, y tu satisfacción, y lo que tú puedes alcanzar, y lo que tú puedes atraer para ti misma, cuando la Biblia nos pone un cuadro completamente contrario. Nuestra feminidad se trata de Dios. El hecho de que hemos sido creadas nos recuerda que hay un Creador, de manera que no tenemos las reglas del juego, y tenemos que someternos a su instrucción, porque nosotras no nos creamos a nosotras mismas.

Eso tú lo ves de manera tan sutil, como cuando entras a una tienda y ves una camiseta o playera (como dicen ustedes en México) que dice, “Soy la jefa” o “Sigue tu corazón” o “El futuro es femenino”. Allí lo ves. Te da la sensación de que tú eres mujer y eso es para ti, y tú eres el objeto de todo lo que tú puedes obtener a través de ser mujer. Es un ejemplo.

Susi: ¿Y tú, Karen?

Karen: Yo creo que en los círculos tal vez más cerrados se ha encerrado la feminidad bíblica como algo de gustos y personalidades y conducta. Creo que eso también ha hecho que mucha gente no esté contenta con su género. De hecho, esta amiga me decía, “Yo crecí odiando ser mujer, porque a mí me decían que no me podían gustar los deportes, porque yo tenía que hacer esto, y esta otra cosa. Entonces yo decía que yo no quería hacer eso.” Pero ¿en dónde en la Biblia vemos eso?

Yo creo que la Biblia nos habla de que la feminidad bíblica trata más sobre una postura del corazón ante Dios y nuestro prójimo que gustos y personalidades. Como decía, tanto el machismo como el feminismo nos han quitado eso hermoso que es ser femenina bíblicamente. Porque la Biblia habla simplemente en Génesis, cuando Dios nos creó, nos creó como ayuda idónea. Y creo que ayuda idónea carga tanto significado en esa simple frase, porque está hablando por una parte de la capacidad que Dios nos dio para ayudar, para complementar, para hacer algo grande conforme a su voluntad.

Pero también está hablando de una postura de sumisión, de la colaboración, de ser subordinados primeramente ante Dios y luego también al rol del hombre. Creo que el feminismo niega la sumisión, la ayuda y la colaboración, y el machismo niega nuestro valor y nuestra capacidad, cuando la Biblia está hablando esos conceptos hermosos, de que es verdad que somos valiosas, pero somos diferentes a los hombres.

Betsy: Y algo que me llama mucho la atención de eso que tú dices, Karen, que para mí es la base, es el fundamento de lo que estamos hablando. Es que, volviendo al tema de que las mujeres entienden que el hecho de que son mujeres sirve a sus propios propósitos, es precisamente que la razón por la que Dios le da ese diseño, o nos da ese diseño, es con el propósito de que le reflejemos a él. Fíjate que la misma palabra que él utiliza como ayuda idónea, él la utiliza para hablar de sí mismo, y como él es un ayudador para su pueblo.

Entonces a final de cuentas se trata de Dios y no de nosotras. A mí me encantó eso que decía Susi, como el mundo nos dice un mensaje. Yo diría que no es claro, pero es alto. Nos habla alto. Pero es un mensaje confuso. Me gustó que tú decías que es claro, pero es confuso. Nos habla bien fuerte, pero es un mensaje confuso.

Porque en el fondo, el mundo cree que el diseño de Dios para la mujer, en cuanto a la estructura de nuestro cuerpo, y aun el diseño que Dios dice para lo que fuimos creadas, el mundo piensa, “Ah, eso quiere decir que la mujer es débil”. Entonces como la mujer es débil, yo tengo que animar a la mujer a que sea fuerte. Y no que sea fuerte igual que el hombre, sino que sea más fuerte todavía. El simple hecho de que llama a la mujer, y le repite una y otra vez, “Eres fuerte, eres grande,” le está diciendo, porque está confundido, porque en el fondo cree que la mujer es débil.

Es como una confusión. A veces tú dices, “Si yo fuera fuerte como el feminismo dice, yo no tengo que intentar ser fuerte”. Lo que pasa es que el feminismo está dando por sentado de que lo que nosotras somos de manera original es débil. Por eso nos confunde. Es muy importante que entendamos eso.

Cuando yo trato de pensar en una definición así: ¿qué es la feminidad bíblica? Yo quiero meter tantas cosas en la definición, ¿verdad que sí? Y a veces me siento tentada a poner un poco del bagaje religioso cultural, o lo que la gente piensa. Pero por más vuelta que le he dado al tema (y te digo que lo he pensado muchas veces) solamente me puedo quedar con el hecho de que la feminidad bíblica es la manera en la que una mujer redimida responde a Dios, responde al evangelio, vive el evangelio, y refleja a Dios de una manera en la que solamente una mujer puede hacerlo, de forma distintiva.

Nos complicamos tanto porque lo podemos reducir a estereotipos, cuando realmente una feminidad bíblica es una mujer bíblica. No tenemos que complicarnos tanto.

Susi: Y eso es muy liberador, porque los estereotipos cristianos y también los estereotipos del mundo nos pueden hacer sentir que estamos siendo limitadas y esclavizadas a algo que realmente el Señor no nos limita. Nos da un llamado muy alto de ser como Cristo. Nuestra feminidad, el hecho de que nuestros cuerpos salieron del vientre de nuestra mamá como femeninos, significa que vamos a ser como Cristo de una manera especial en ciertas áreas diferentes que el hombre. Eso quita mucho de ese sentido de ser limitadas. No sé qué piensas tú, Karen, de esta pregunta, de qué es realmente una feminidad bíblica.

Karen: Yo estoy súper de acuerdo con Betsy. Sí, a veces lo complicamos demasiado y lo rebajamos, como decía antes, a personalidades, a gustos. Pero realmente ser mujer es bien complejo, y me encantó lo que decía Betsy, porque algo muy importante que resaltar, pensando en mamás, aunque no soy mamá, y en hermana mayor, es que tenemos que entender lo que dijo Betsy, que es el fruto de ser una mujer redimida. Porque a veces nuestra meta es hacer mujercitas bíblicamente, pero podemos caer en moralismo.

Podemos caer en entender que simplemente tienes que actuar de cierta manera para agradar a Dios, en vez de decir, “Necesitas a Cristo”. Es el Espíritu Santo que hace esa obra en tu corazón para ver la Palabra, para entender qué es ser mujer y para vivir de una manera digna del Señor. No se trata de imitar comportamientos, ni de que ahora nos vayamos a ver como Susi, o como Betsy, para ser mujeres del Señor, sino que se trata de que nuestra confianza y esperanza está en Jesús y él nos ayuda a vivir nuestra feminidad día tras día.

Betsy: Y volviendo al punto de recomendaciones prácticas, algo que podemos hacer es analizar nuestros corazones. Esta semana cuando hablaba con esas hermanas de la iglesia, yo analizaba mi corazón. A veces decimos, “Ok, yo quiero instruir esta niña en los caminos del Señor”, pero ¿para quién lo quiero hacer? Y muchas podemos reconocer que lo hacemos para nosotras mismas, y para nosotras sentirnos orgullosas de lo que hemos logrado en nuestras hijas.

Al final el temor es lo que nos está empujando a enseñar feminidad bíblica, y el temor es lo que nos está empujando a hablar de pureza, porque yo no quiero que mi hija tenga novio, y yo no quiero que mi hija quede embarazada, y yo no quiero que mi hija haga cosas que me van a poner en vergüenza, o que no van a hablar bien de, o simplemente no quiero que le vaya mal. Porque tampoco tiene que ser un temor que se vea tan grande, tan feo; yo quiero su bien. Y el temor es lo que me dirige para hacer estas cosas.

Cuando realmente hacemos esto, a lo mejor tenemos un estrés tan grande, que pienso que tengo que reducir todo esto a una clase o a un momento especial, cuando al final se trata de simplemente discipular a mi hija a lo largo de la vida. Es más fácil tomar una clase y darle una clase y esperar que eso funcione a que yo modele la sumisión a mi esposo de manera orgánica y real en mi vida. O que yo realmente, cuando estoy haciendo los oficios, y los quehaceres de mi casa, yo los haga con gozo, mostrándole a mi hija que es algo digno.

Y cuando me toque hacer algo que se aleje del estereotipo, yo no le muestre que tengo temor de hacer eso. Porque soy tan femenina como cuando estoy limpiando la cocina, y soy tan femenina como cuando estoy dando una clase a las mujeres en la iglesia, o cuando me toca hacer algo que a lo mejor se va un poco de lo que podemos pensar que son las cosas que solamente hacen las mujeres.

Cuesta más trabajo; me demanda obediencia personal, pero pienso que es lo que puede dar más fruto, porque ¿qué puede pasar en una clase o en una lección que le demos, si nuestra vida y nuestros afectos están divorciados de eso?

Susi: Y eso aplica a las que también tenemos la oportunidad de ser esposas de líderes en la iglesia, no solamente a nuestras hijas, sino a la generación siguiente que nos está viendo, tenemos el privilegio de llamarles por medio de nuestra vida práctica a ese supremo llamado de ser como Cristo, y específicamente en la feminidad.

Es muy bueno que nuestras hijas y las jovencitas vean diferentes maneras en que se vive la feminidad. A mí me encanta, porque en una iglesia local, eso es lo que tienes, ¿no? Tienes a la hermana que le encantan sus vestidos de flores y rosas, y tienes a la hermana que está súper cómoda en sus jeans y su playera, o camiseta (se ríe), lo que tú quieras llamarlo.

Los estereotipos no les ayudan a nuestras hijas. Cuando en nuestra iglesia local hay como uniforme para las mujeres, eso no ayuda realmente. Está contándoles una mentira a nuestras hijas; en lugar de poner delante de ellas una feminidad bíblica, estamos poniendo delante de ellas una serie de reglas, que a los hombres les gusta que las mujeres hagan ciertas cosas.

En este punto me gustaría hacer un llamado a los padres hombres. A los papás les encantan sus princesitas, “Mi princesa”. Y yo recuerdo como niña como mi papá afirmó mi feminidad, dándome cumplidos cuando yo llevaba un vestido bonito y yo me peinaba. Porque como yo tengo cuatro hermanos hombres, yo pasaba mucho tiempo afuera tirando pelotas…

Betsy: ¡Como Grace!

Susi: Sí, como Grace. Ella tiene tres hermanos. Son cuatro y ella es la única mujer. Pero mi papá afirmaba mi feminidad al decirme que estaba bonita, al enseñarme él mismo sobre la modestia. Él me dijo, no tanto mi mamá, “Cuando las mujeres se visten de manera inmodesta, esto sucede en la mente de los jóvenes y los hombres. Por eso tú necesitas amar a tus hermanos en Cristo”.

Mi mismo papá me comentaba cosas que a veces yo…como que me daba pena, pero eso desarrolló en mí un aprecio por quien yo era como mujer, por mi cuerpo, que mi cuerpo no era malo, sino que era un don de Dios, que Dios me había dado. Que yo lo tenía que cuidar y cubrir, porque Dios tenía en algún momento posiblemente el matrimonio para mí, y ese cuerpo iba a ser para mi esposo. Todas esas cosas mi papá me las enseñó, pero tampoco me prohibió jugar futbol americano con mis hermanos, y taclear, y todas esas cosas.

No me puso estereotipos de esa manera, pero sí afirmó mi feminidad. Y pienso que los papás, las mamás claro que es el modelo que tenemos que dar, pero los padres varones también tienen un rol en amar y tiernamente cuidar de sus hijas, afirmar esa feminidad, y afirmarla de manera bíblica. Es algo importante.

Betsy: Ahora con la experiencia con Grace, te escucho, y todo se me activa en mi mente. Realmente nosotras como mamás tenemos que ser tan intencionales en ayudar a las niñas a que se sientan libres de buscar puntos en común con los varones. Porque de muchas formas somos iguales.

Ahora bien, al mismo tiempo, enseñar con gracia cuáles diferencias sí importan. Porque esto que dijiste del futbol americano, en mi casa es el beisbol. Cuando vamos a las prácticas de los varones… ¡imagínate a Grace! Ella va a jugar beisbol. En este caso sería softball. Ella va a jugar softball, no hay forma, porque la influencia de sus hermanos es fuerte.

Pero allí entonces entra, como con gracia y con ternura podemos apuntarle a la verdad de que sí, hay muchas cosas que podemos hacer iguales. Y al final de cuentas somos iguales en dignidad, en valor delante de Dios. Las capacidades que Dios nos dio no deben ser limitadas por nuestro diseño como mujeres. Sin embargo, como decía Karen, y eso me encantó, tiene mucho más que ver con nuestra disposición interna, de cómo respondemos al Señor, de cómo vivimos nuestro diseño como mujeres, con un espíritu tierno y sereno, porque eso es precioso, como dice 1 Pedro, delante de Dios.

Karen: Así es. Yo quisiera agregar que tal vez algunos papás que nos escuchan, sobre todo papás, se les puede poner esta pregunta de ¿qué pasa si mi hijo está jugando con muñecas, o si mi niña ama los deportes? Yo veo a mis primitas chiquitas, que a todas les encantan los Legos, les gusta estar en deportes. Pero creo que a veces luchamos con eso, como decía Betsy, por temor al hombre, por qué va a pensar la gente, y no tanto temor a Dios, y nos fundamentamos en lo que la cultura dice en vez de lo que la Palabra dice.

Yo estaba meditando en la mañana y yo decía, si el rol del hombre, si parte del diseño del hombre es proteger, es nutrir a la familia, es estar allí proveyendo, ¿por qué nos va a dar problemas si un niño está jugando con un muñeco, y lo está cuidando? Porque está modelando un poco de lo que Dios puso en su corazón, ¿no? Está imitando lo que hace su papá con él.

Igualmente, con las niñas, creo que hay beneficios en los deportes. Por ejemplo, pueden aprender determinación, disciplina, constancia, administración de tiempo, trabajo en equipo, alegrarte cuando los demás ganan, humildad, carácter. Pero como dicen, obviamente creo que esto va junto con un discipulado, con enseñanza de la Palabra, para guiarles a la feminidad bíblica. Pero no encerrarlo en, “Mi hijita, si tú eres niña, rosa, si tú eres niño, azul.”

Porque hay cosas más fuertes internas, que son obra del Señor, y que también si modelamos un gozo en el diseño de Dios para nuestra vida, ellos también lo van a aprender. Van a entender, como dice Santiago, “Hermanos míos, no erréis. Todo don perfecto desciende . . . del Padre de las luces”.

A veces pensamos que vamos a encontrar algo bueno fuera de Dios. Y si Dios te hizo mujer, allí está lo bueno, allí está el gozo, allí está todo lo que el Señor ha provisto para ti. Encontrar ese gozo en la sabiduría de Dios. Creo que eso es también modelar mucho de qué es ser femenino o masculino bíblicamente.

Susi: Creo que las hermanas mayores o las mamás tenemos la oportunidad de mostrar los aspectos que la Biblia destaca de los roles femeninos, especialmente en el matrimonio y en la iglesia. Es la sumisión, pero es una sumisión que trabaja en equipo. No es una sumisión renuente y de mala gana. Todos nuestros hijos necesitan ser entrenados en la sumisión.

A las niñas podemos obviamente modelar, pero también animar, una sumisión que promueve el bienestar y las metas de la otra persona. Creo que eso es el llamado de la esposa. Muchas veces lo que nuestros hijos ven en la casa, es una mamá que dice, “Bueno, ok, tú mandas porque Dios dice” en lugar de “¿Cuáles son las metas de nuestra familia? ¿Qué queremos lograr juntos? Y ¿cómo yo puedo apoyar a mi esposo en que todos vayamos avanzando a ser como Cristo, como la meta suprema?”

Creo que hay maneras prácticas en que las mamás y los papas podemos animar cierto desarrollo de carácter en las niñas, que sabemos que van a necesitar cuando les toque un día, si Dios permite, ser esposas, madres, miembros de una iglesia donde ellas se van a someter al liderazgo masculino, igual que los hermanos de la iglesia también, pero que pueden apoyar ese liderazgo, que pueden contribuir al crecimiento de la iglesia o las personas.

Y eso entonces ayuda a nuestras hijas no a ver la feminidad bíblica como alguien que se permite aplastar, sino come alguien que ejerce sus dones en el ambiente que Dios le dio, con esa protección que viene de una autoridad piadosa. Porque es una protección tener una autoridad piadosa. Yo necesito la protección de mi esposo porque yo haría decisiones muy espontáneas, y sin él allí ayudándome a pensar y a controlarme, yo estaría mal. Eso es una protección. Es una manera en que mi esposo protege a la casa, y a la iglesia, porque él es pastor. Son aspectos que a veces no pensamos.

Betsy: Exactamente. Yo trato de recordarme siempre que mi proceder y mi conducta delante de mis hijos cuenta una historia acerca de Dios. Yo tengo que recordarme siempre que yo voy a probar a Dios mentiroso o veraz en mi testimonio delante de ellos. Por eso la Biblia en Tito 2, precisamente hablando de feminidad, dice que todas estas buenas obras a las que Dios nos ha llamado a hacer adornan el evangelio. Lo hacen creíble, atractivo.

Entonces tenemos que recordar eso, y como mi vida cuenta una historia acerca de Dios. Yo soy falible, pecadora; me equivoco tantas veces. Doy un mal testimonio, lastimosamente la mayoría de las veces, más delante de mis hijos que de cualquier otra gente, porque son los que me conocen y me ven. Yo tengo que ser humilde, y el momento en que yo le hablé a Moisés de una manera incorrecta, y no mostré una sumisión piadosa delante de ellos, yo tengo que pedir perdón.

Yo también en el momento en que Moisés cometa un pecado contra mí, quizás dando una idea incorrecta de cómo debe ser honrada una mujer con sus palabras, o quizás con sus acciones, yo tengo que también ser valiente y hablar con mi esposo y buscar una forma en la que esa situación delante de ellos, verla a la luz del evangelio, y que él pueda afirmar mi valor como mujer delante de ellos. Eso requiere humildad de mi esposo también.

Y como hablaba del gozo, si mis hijos todo el tiempo me ven tan cansada y renegando de alguna manera mi diseño como mujer, eso cuenta una historia acerca de Dios también. Yo les puedo dar muchas clases y decirles muchas cosas, pero algo muy sencillo (sé que muchas mujeres se pueden identificar porque es el espíritu de Eva operando en nosotras), a veces yo le digo a Moisés, yo reconozco que a veces yo te digo cosas como si yo estuviera envidiosa de tu lugar, como, “Ay, tú te vas todo el día y haces lo que tú quieres, y yo estoy aquí en la casa rodeada de niños, y yo no puedo hacer lo que yo quiera.” Y yo estoy diciendo a mis hijos con mi actitud que mi diseño es inferior, y que no encuentro contentamiento en mi diseño.

Es tan importante tener cuidado porque al final, yo no soy feliz por las labores que hago, ni por el diseño que Dios me ha dado. Mi contentamiento está en Cristo. Porque yo estoy plena y llena de Cristo, yo puedo servirle a él con gozo, y modelar esta feminidad con gozo. Que el Señor nos ayude. Me parece que es tan vital esta serie que tú hiciste de la crianza de los hijos porque todo vuelve y circula y nos encontramos en el mismo centro: el evangelio.

Susi: Amén. Pues, podríamos hablar todo el día del tema, pero ya corrió bastante el tiempo, y creo que lo vamos a dejar allí. No tenemos que dejarlo completamente allí; podemos interactuar en las redes sociales, tú puedes mandar una pregunta, o podemos considerar algún episodio futuro de seguimiento.

Gracias, Karen, y gracias, Betsy, por estar aquí el día de hoy, y por sus testimonios de querer ayudar a la siguiente generación de jóvenes. Si no conoces el ministerio de Joven Verdadera, búscalo en Facebook, en la página de Aviva Nuestros Corazones. Si no conoces Genuino Mujeres, también búscalo; te va a ser de ánimo, específicamente en tu caminar en el evangelio. Eso es algo que enfatiza mucho Genuino. Gracias, Karen por esa labor que haces para las mujeres también.

Karen: Gracias.

Betsy: Gracias a ti, Susi.

Susi: Nos despedimos de este episodio sobre cómo criar niñas en la feminidad bíblica, y te esperamos la siguiente semana para el último episodio de la serie. Va a ser un episodio que creo que les va a ayudar mucho, especialmente a los padres de adolescentes y preadolescentes. Gracias por siempre acompañarnos. Nos vemos la próxima semana. Que Dios te bendiga.

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Autores

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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  • La misión de vida de Betsy Gómez es atesorar a Cristo en lo cotidiano y servir a Dios justo a su esposo e hijos en su iglesia local. Proviene de la República Dominicana y vive en Dallas, Texas. Está casada con Moisés Gómez y tiene cuatro hijos: Josué, Samuel, Grace y David. Betsy es coautora del libro Una vida al revés y autora de Soy niña.

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