Categoría: Vida familiar

Episodio #105: Estableciendo prioridades bíblicas en el hogar con Mateo Bixby

0
May 18, 2022

¿Te has preguntado cómo puedes saber si estás priorizando tu familia de una manera bíblica? ¿Te sientes inseguro al momento de tomar decisiones que impactan la vida espiritual, la vida familiar y la vida en la iglesia? En este episodio, Mateo nos presenta una pirámide de prioridades bíblicas y nos ayuda a entender la relación que existe entre las diferentes categorías que Dios ha establecido como prioridades en la vida del creyente y la familia.

Transcripción:

Una familia que prioriza el reino. ¿Tu deseas que así se pueda decir sobre tu familia? De esto estamos hablando en la serie actual, que estamos llevando aquí en Crianza Reverente. La semana pasada estuvimos conversando con Ana Ávila, sobre lo que significa: “La productividad en la vida de un creyente, y también de una familia que desea glorificar a Dios”; y aprendimos que Dios nos ha llamado a amarle a Él y amar a otros; y cuando nuestra vida gira alrededor de esas dos cosas; podemos ser creyentes, padres, hijos productivos para el reino de Dios. Espero que hayas podido escuchar el episodio #104; y si no, que puedas tomar el tiempo de hacerlo.

Pero hoy me acompaña Mateo, mi esposo, para hablar sobre las prioridades bíblicas. Estamos pensando que ahora tenemos que meternos a la vida real, y hablar sobre el hecho de que todos tenemos que vivir diariamente, y hacer decisiones sobre cómo vamos a pasar el tiempo, cómo vamos a gastar dinero, a qué vamos a asistir y no asistir… Un montón de cosas que tenemos que decidir todos los días. Y lo que queremos es descubrir si la Biblia también nos da una guía en cuanto a nuestras prioridades bíblicas.

Entonces, ¡Mateo, gracias por estar aquí!; por ayudarnos a desenredar un poco el tema que, para muchos padres, es un poco abrumante.

Mateo: Yo creo que para todos los padres; no algunos padres.

Susi: Sí, nosotros también hemos vivido esto.

Mateo: Por supuesto.

Susi: Sí, es difícil muchas veces saber. Entonces, la pregunta que podríamos hacernos es, que si la Biblia realmente nos dice cuáles son las prioridades que deben de regir nuestras vidas para que seamos personas que amen a Dios y amen a otros.

Mateo: Claramente la Biblia establece algunas prioridades, nos dice cuál es el primer y gran mandamiento; creo que eso lo hablaron en el último episodio con Ana Ávila. Tú decías que hay ciertas prioridades que la Biblia establece muy claramente, cosas importantes para el creyente. Ahora, más allá de algunas cosas básicas, quizás es un poquito difícil ir a cierto pasaje especifico y decir, “aquí está un esquema de prioridades”; pero, cuando nosotros evaluamos lo que la Biblia dice, y nos familiarizamos con la totalidad del mensaje de las Escrituras, creo que sí podemos llegar a algunas conclusiones; por lo menos acerca de qué cosas deberían ser prioritarias en nuestra vida.

Susi: Entonces, si queremos empezar por lo más importante, ¿cuál sería esa prioridad número uno?

Mateo: Sería: Amar a Dios con todo nuestro corazón. Estamos hablando de nuestra relación personal con Dios. Creo que cuando hablamos de nuestra relación con Dios, a veces nos equivocamos un poquito porque lo limitamos solamente a nuestra vida personal con Dios: mi lectura bíblica, mi tiempo de oración, mi tiempo de adoración, cómo yo me siento con Dios, cómo yo interactúo con Dios. Por supuesto, esto es muy importante; pero la Biblia también nos dice que una parte esencial de nuestro caminar con Dios es la vida comunitaria, nuestra interacción con otros hermanos en Cristo.

Ya he usado la ilustración aquí en otro episodio, pues es una de mis ilustraciones favoritas, que estas dos cosas funcionan como los dos lados de nuestro corazón. El corazón tiene dos lados: uno recibe la sangre que lleva oxígeno que viene de los pulmones, y luego envía esa sangre al resto del cuerpo que se nutre del oxígeno. Luego, cuando se ha vaciado la sangre del oxígeno, regresa al otro lado del corazón, que lo envía de nuevo a los pulmones y ahí se llena de oxígeno. Entonces regresa al corazón y al resto del cuerpo. Si alguna de esas dos áreas falla, te vas a morir. No importa que el otro esté muy bien, no puedes vivir si no tienes los dos aspectos del corazón.

Entonces, creo en la vida cristiana, el cuadro de la Biblia que nos pinta no es solamente yo caminando con Dios, o simplemente siendo fiel a mi iglesia; el cuadro que la Biblia nos pinta es el cuadro de una persona que tiene estas dos cosas en su vida; camina personalmente con Dios, lee su Biblia, ora, y luego también está activamente involucrado en la iglesia donde Dios le ha puesto. Esos dos elementos conforman nuestro andar personal con Dios, nuestra relación con Dios; y eso es lo más importante que nosotros podemos tener en nuestra vida; incluso creo que en parte amar a Dios, quizás pudiéramos verlo como tu relación vertical con Dios; pero luego amar a otros, eso también es parte de tu relación con Dios; por supuesto, dentro del contexto de la iglesia local, es donde más claramente se puede vivir eso en nuestra vida como cristianos.

Susi: Y creo que normalmente pensamos en relación personal con Dios como algo que no incluye a la Iglesia; entonces, quizás tradicionalmente la prioridad ha sido: Tú con Dios, luego después en algún rango de las prioridades, viene la iglesia. Pero, lo que tú estás diciendo, es que por lo menos una parte de la vida en comunidad en la iglesia viene siendo como esa prioridad número uno en nuestras listas de prioridades; y creo que eso es un poquito diferente a lo que quizás muchos hayamos pensado, y eso impacta bastante la vida familiar.

Mateo: Por supuesto. Dios nos dice: “No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre”. Entonces, esto es un mandamiento que nosotros tenemos que obedecer; no puede ser algo negociable: “Ah bueno, hoy solo voy a leer mi Biblia yo, o quizás acá en la casa, nosotros solo como familia, vamos a leer la Biblia”. ¡No! Tenemos que congregarnos habitualmente, regularmente, consistentemente en nuestra iglesia; es parte de nuestro andar con Dios. Si no lo estamos haciendo, por mucho que nos vaya muy bien en nuestra lectura bíblica personal, algo anda muy, muy mal en nuestra vida cristiana.

Susi: Y pues, creo que con la pandemia que ha pasado en estos dos años, hay todavía muchas familias que se han convencido de que se pueden quedar en casa, quizás mirando alguna transmisión en vivo, y que de esa manera, de alguna forma todavía están supliendo las necesidades espirituales de su familia y todo. Pero, creo que es importante que cada mamá y papá digamos: “Yo no puedo ser la persona que anda bien con Dios en mi vida personal si yo no me estoy congregando”; y no solamente congregando, sin experimentando la vida en comunidad. Son esas relaciones significativas con otros creyentes. Hay familias que pueden ir, sentarse en la última banca, salirse en la última oración, y decir: “Fui a la iglesia”; pero no está experimentando la vida en comunidad.

Mateo: Y es lo que nos dice Hebreos, que no podemos dejar de congregarnos porque ahí es donde nos estimulamos al amor y a las buenas obras. A veces vemos muy pasivamente la iglesia: el predicador me instruye a mí, él estimula mi amor. Ese no es el cuadro que la Biblia presenta; nos estimulamos en amor, es algo mutuo que hacemos; y eso tiene que ser prioritario en la vida de una familia, y en la vida de un individuo que se nombra cristiano.

Susi: ¡Excelente! Pues, si entonces la relación con Dios, tanto personal como en comunidad, es número uno, ¿cuál es el numero dos?

Mateo: La segunda prioridad seria: La familia. La familia también es algo sumamente importante de acuerdo a lo que encontramos en las Escrituras; y dentro de esta familia, creo que podemos también dividirlo en dos aspectos, igual que dividimos la relación con Dios en mi andar personal con Dios, y luego mi participación en la comunidad cristiana. La familia también lo podemos dividir, por lo menos para la mayoría de nosotros, en dos aspectos si estamos casados y tenemos hijos.

Por ejemplo, para mí es primeramente mi responsabilidad como esposo, y luego mis responsabilidades como padre; y creo que si una de esas dos partes es más importante, es mi relación como esposo. Mi relación contigo es más prioritaria que mi relación con nuestros hijos. Esto a veces el mundo lo invierte. Pero, primero es la relación matrimonial, es la que existió primero, es la que va a existir después de que los hijos salen de la casa, y esto tiene que tomar precedencia; y por supuesto, obviamente, criar a nuestros hijos en la disciplina y amonestación del Señor es muy importante también.

Susi: Y yo pienso en que eso puede ser muy fácil decir, y un poquito difícil entender cómo funciona. O sea, mi relación matrimonial es después de mi relación con Dios; mi relación matrimonial sigue, en cuanto a prioridades; pero mis hijos están clamando por mi atención todo el día. Entonces, creo que es importante destacar que sería como en función de prioridad, en cuanto, por lo menos para mí, como esposa; mi energía mental y mi energía física; que yo lo enfoco en fomentar, crecer, preservar la unidad en mi relación matrimonial; antes de, incluso, meter tanta energía en la crianza de mis hijos.

 

Mateo: Y de hecho, es ahí en donde frecuentemente se crean conflictos en el matrimonio; porque estamos en desacuerdo acerca de cómo criar a nuestros hijos, o qué es mejor para nuestros hijos; y entonces, “si yo tengo que dañar o lastimar a mi esposo para que mis hijos salgan adelante, lo voy a hacer”; o si, “yo tengo que maltratar a mi esposa, o no cuidar mi relación con mi esposa, para ir a trabajar; para que mis hijos tengan todo lo que yo quiero darles, porque amo a mis hijos mucho más que amo a mi esposa”; ese no es el cuadro.

Susi: Esas son señales, entonces, indicaciones, de que esas relaciones en el hogar están invertidas en cuanto a prioridad.

Mateo: Esas prioridades están incorrectas, de hecho, nos gustaría poder aquí mandarles una imagen.

Susi: Construir una imagen mental.

Mateo: Porque a mí me ayuda a pensar en esto como una pirámide. Empezamos en el nivel más básico; lo más importante es nuestra relación personal con Dios, y esa relación con Dios involucra la iglesia.

Susi: Y ese es como el nivel más bajo en la pirámide.

Mateo: Claro, eso es lo que está sobre la tierra. Y luego entonces el segundo nivel es la familia, viene por encima de ese nivel; y, como vamos a notar quizás en un momento, no significa que, porque algo es más prioritario, le dedicas más tiempo en la semana. Por ejemplo, no dices: “Bueno, mi relación personal con Dios es primero, entonces yo tengo pasar 40 horas a la semana en mi relación personal con Dios, y 30 horas a la semana con mi familia”. Bueno, ¿dónde queda tiempo, entonces, para el trabajo? La realidad es que quizás vas a pasar más tiempo en el trabajo; pero cuando hay algo que está más abajo en esa pirámide, un nivel más básico, más importante que está sufriendo por algún nivel superior en la pirámide, que es de menor importancia, entonces, tengo que hacer ajustes en mi vida. Entonces, primero es mi relación personal con Dios, mi participación en la iglesia; luego es mi familia, especialmente mi relación matrimonial, si estoy casado; y luego mi crianza de mis hijos, en ese segundo nivel; y eso tiene que seguir esa secuencia; si no, vamos a tener problemas en nuestra vida.

Susi: Entonces, ¿cuál sería el siguiente nivel?

Mateo: El siguiente nivel, podríamos poner aquí el trabajo. Ahora, a veces cuando hablamos de prioridades, yo siempre había escuchado: Es tu relación personal con Dios, luego tu familia, luego la iglesia y luego el trabajo; pero, creo que debemos de corregir un poquito esa noción de, ¿dónde está la iglesia?; porque la iglesia es parte de nuestra relación con Dios.

Susi: Por lo menos, algunos aspectos esenciales de la iglesia.

Mateo: Sí, la reunión dominical, cierta interacción espiritual con otras personas, esas relaciones significativas; no quiere decir que todas las actividades de la iglesia tienen la misma prioridad o importancia en nuestra vida.

Susi: Entonces, después de la familia, viene el trabajo, y, ¿a qué queremos referirnos con trabajo?, o sea, ¿qué califica como trabajo, en este rango de importancia en las prioridades?

Mateo: Dios nos ha mandado, especialmente a los hombres, a proveer para la familia; por supuesto que si, por alguna razón no hay un hombre en la casa, que a veces es la realidad en el mundo quebrantado en el que vivimos, pues la esposa o la mujer tiene que tomar ese rol de provisión.

Susi: Por ser viuda o abandonada, divorciada o madre soltera.

Mateo: Sabemos que estas cosas suceden. Pero la Biblia nos establece una prioridad muy grande cuando nos dice que, si no proveemos para nuestra familia, somos peores que los incrédulos; eso es algo que hasta el incrédulo lo hace; entonces nosotros no podemos lavarnos las manos, y decir: “Sabes que, yo voy a amar a Dios mucho, y entonces voy a dejar a mi familia, y voy a meterme a mi cuarto, y voy a orar 80 horas a la semana y leer mi Biblia”.

Susi: Y no ir a trabajar.

Mateo: ¡No!, eso es un error. Dios nos manda a proveer para nuestra familia. Ahora, que Dios nos mande a proveer nuestra familia no significa la casa lujosa y un carro del año, y unas vacaciones en el lugar donde a ti se te apetece ir de vacaciones todos los años, con ropa de marca y zapatos.

Susi: Todos los últimos juguetes y aparatos.

Mateo: El Xbox nuevo que salió y todo eso. Dios nos manda a estar contentos cuando tengamos abrigo y sustento; esto no quiere decir que no podamos tener sueños y aspiraciones económicas para nuestra familia de cierta comodidad física; pero, como prioridad, ¿cuál es la prioridad?, la prioridad es la provisión física para las necesidades básicas de mi familia. Si Dios me da más, ¡perfecto, excelente!, pero no puedo empezar a sacrificar los niveles más básicos de la pirámide, esas áreas más importantes de la pirámide, para darle a mi familia todo lo que ellos quieren, o lo que yo quiero darle a la familia.

Entonces, yo no puedo decir: “Dios me manda a proveer para mi familia; entonces, yo tengo que trabajar 80 horas a la semana, y no me da tiempo ni de ir a la iglesia, ni de leer mi Biblia, ni de pasar tiempo con mis hijos, ni de hablar con mi esposa; porque tengo que estar trabajando estas 80 horas a la semana”. Es una prioridad el trabajo, pero…

Susi: Tiene que estar en su lugar.

Mateo: Exacto, hay prioridades más grandes en la vida; entonces, si nos equivocamos; piensa en una pirámide, si tú le agarraras una porción de la pirámide, y la pusieras fuera de lugar.

Susi: Causa problemas de estabilidad con la pirámide.

Mateo: La pirámide se va a venir abajo, por lo menos parte de la pirámide se va a venir abajo; entonces, eso es parte de la ilustración, que tenemos que ubicar estas prioridades correctamente; si no, pues vamos a sufrir en nuestra vida, vamos a ver esa distorsión en nuestra vida, y no vamos a estar cumpliendo con los objetivos que Dios tiene para nosotros.

Susi: Sí, yo creo que esto es sumamente práctico porque la verdad es que hay muchas personas que nos pueden decir un montón de cosas; y la suegra, y la mamá y el vecino y el hermano de la iglesia tienen una opinión acerca de lo que debemos y no debemos hacer, o en las decisiones que debemos tomar. El poder tener estos conceptos bíblicos claros en nuestra mente nos puede ayudar mucho. Después de estos tres, que ya hemos mencionado, hay un cuarto, y a mí me llama mucho la atención esta; ¿cuál es el siguiente nivel de prioridad?

Mateo: Aquí, yo pongo: Servicio a Dios. Y quizás, hay que definir un poquito a lo que nos referimos con servicio a Dios; aquí estoy pensando en actividades adicionales, que podemos agregar a nuestra agenda personal y familiar, que son de beneficio a otras personas.

Susi: Y al reino de Dios, a la comunidad, a la iglesia, todo eso.

Mateo: Sí, hay cosas básicas de la iglesia que tienen que ser prioritarias, número uno, parte de ese nivel más básico. Pero hay otras cosas, que tenemos reconocer que, aunque son para Dios, no entran dentro de lo más importante; y esto puede sonar como casi herejía para algunas personas, hasta hemos escuchado a muchas iglesias, pastores o libros incluso decir: “No, lo de Dios, todo lo que sea de Dios, es lo más importante; entonces, debes de sacrificar todo por eso”; y entonces, todos los días están en la iglesia, todas las horas del día están “intentando servir a Dios”. A veces así lo describimos, y estamos incluso, lastimando a nuestra familia; a veces no estamos proveyendo para la familia. Algunas personas han cometido ese error. A veces estamos lastimando nuestra relación con nuestros hijos, o con nuestra esposa al estar “sirviendo a Dios”. Muchas veces estamos sirviendo mientras que no estamos andando personalmente con Dios.

Susi: Sí, pasando tiempo personal en oración, en meditación en su Palabra; y mira, dijiste algo, de que las personas pueden decir: “Las cosas de Dios son lo más importante”. Y lo que hemos hecho es categorizar lo que es “de Dios” como actividades que suceden en la iglesia o en algún lugar externo; pero, lo que sucede en el hogar, de la vida diaria, de priorizar el matrimonio, priorizar la crianza de los hijos, eso no lo consideramos de Dios, y creo que ahí está uno de los problemas.

Mateo: Sí, por la definición que le hemos dado. Y, es que siempre hay más trabajo que hacer por Dios, siempre hay alguien más a quien podemos servir, una actividad más, un ministerio más de la iglesia; y tenemos que ejercer cierta prudencia y sabiduría en nuestra vida, para escoger de acuerdo a estas prioridades; qué es lo que Dios quiere que yo haga, y qué es lo que Dios quiere que alguien más haga; porque hay muchas cosas que otras personas tendrán que hacer, nosotros no lo podremos hacer todo.

Susi: Y esto es parte de definir todo esto; porque a veces nos creemos los salvadores de todos. O sea, podemos creer que nosotros somos la solución, somos los que más podemos servir, o mejor podemos hacer algo. Y viene siendo como un orgullo espiritual el que nos impulsa a estar allá afuera, sirviendo toda la semana a otros, pero siendo negligentes con los de nuestro hogar.

Mateo: Y hablando de eso, ¿dónde encaja entonces, el concepto del autocuidado? Porque lo que acabas de comentar, suena un poquito diferente a lo que escuchamos muy comúnmente; incluso, en boca de muchos cristianos el día de hoy. Entonces, ¿cómo dirías o dónde encaja eso?

Susi: Sí, es muy buena pregunta, porque es un concepto muy popular hoy en día; no solamente en el mundo, también entre creyentes. El autocuidado, o el cuidado personal, puede abarcar muchísimas cosas; pero la idea esencial del autocuidado como yo lo entiendo es: “Si tú no te cuidas a ti mismo, no tienes qué dar a los demás”; y en cierto sentido, es verdad. Mira la pirámide que estamos construyendo, ¿cuál es la base? La base más importante es la relación personal con Dios. Yo sé como mamá que, si yo no ando bien, en el sentido bíblico, en mi relación con Dios y con la comunidad de creyentes que Dios ha puesto a mi alrededor, yo no soy una esposa bíblica y una mamá bíblica, y entonces, yo no puedo servir correctamente a los hermanos de la iglesia. Pero esto del autocuidado y todo esto fácilmente se convierte en idolatría.

Mateo: Y egoísmo.

Susi: Y mucho egoísmo, enfocado en mí; entonces, creo que, especialmente las mujeres caemos en esto, las mamás. Cuando yo pienso en autocuidado, si yo pienso en mí, y yo me enfoco en mí, probablemente ya tengo un problema. Ya nuestras prioridades no van a estar centradas en lo que la Palabra presenta porque la Palabra no me dice a mí que yo me cuide para estar y sentirme de lo mejor y estar relajada. La Palabra de Dios me presenta una relación con Cristo que me provee lo que yo necesito para poder servir sin egoísmo a las personas que están a mi alrededor. Entonces, si me voy a cuidar, por ejemplo, haciendo ejercicio, comiendo sanamente, todo eso son cosas que caen bajo la mayordomía de los cuerpos que Dios nos ha dado. Entonces, sí, pienso que los creyentes debemos practicar ese tipo de autocuidado, porque vemos nuestros cuerpos como templo del Espíritu Santo, no porque nos enfocamos en nosotros mismos.

Mateo:  Y es curioso, porque el siguiente nivel que tengo, el quinto nivel, es: Descanso y diversión.

Susi: Y ahí cabe un poco lo de autocuidado.

Mateo: Sí, pero creo que, a veces la noción de autocuidado se vuelve muy egoísta; pero si Dios nos ha hecho seres que necesitamos cuidarnos a nosotros mismos, tenemos que descansar; y Dios quiere que nos divirtamos; o sea, Dios nos ha creado un mundo bueno, hermoso, donde podemos disfrutar de lo que Él ha hecho.

Susi: La risa, la sonrisa, la felicidad, el gozo; todo eso es algo que Dios creó.

Mateo: Incluso el arte, es parte de nuestro reflejo de quién es Dios, y de la habilidad creativa de Dios; nosotros podemos reflejar a Dios, de esa manera.

Susi: Y piénsalo, la diversión también se puede volver muy egoísta.

Mateo: De hecho, recientemente en nuestra iglesia, el pastor Mario, uno de los otros pastores, comentaba acerca del entretenimiento. Tuvimos una sesión que trataba con la familia Cristo céntrica y el entretenimiento. Entonces, la pregunta era: ¿Cómo podemos entretenernos como cristianos? ¿Qué es apropiado, qué no es apropiado? Y algo que dijo, que a mí me impactó, era que podemos y debemos de hacer nuestro entretenimiento de una manera que se conjuga, y que complementa con estas prioridades que estamos estableciendo para nuestra familia.

Entonces, hay maneras de divertirse, que son muy egoístas y muy exclusivas. ¿Cómo es la familia moderna y la diversión en muchos lugares? Es cada quien con su pantalla, cada quien viendo sus propios videos, sus propios programas, cada quien aislado. Pensamos, “me estoy relajando, este es mi tiempo”. Pero también hay otra manera de hacerlo, donde la diversión es familiar, el entretenimiento es familiar, promueve la cercanía, la comunicación. Nos da la oportunidad de conocer a nuestros hijos, de abrirnos con nuestros hijos, de interactuar con ellos. Entonces, creo que son temas que a veces hay que evaluar un poquito.

Susi: Sí, entonces, el casi último nivel de esta pirámide seria la diversión o el entretenimiento, que incluiría el descanso, quizás vacaciones, cómo escogemos usar un día libre, todo eso. Y luego tenemos, mero arriba en el piquito de la pirámide, otras cosas.

Mateo: Sí, cualquier otra actividad que pudieras agregar a tu calendario; aquí surgen cosas como bodas, eventos familiares a los que tienes que asistir. Cuando nosotros hablamos de familia, hablamos de la familia nuclear, estamos hablando de que cuando dejamos a padre y madre y formamos nuestro propio hogar; entonces estamos hablando de mi esposa, mis hijos y yo. Y luego, por supuesto, hay responsabilidades y obligaciones con la familia extendida; pero es a un menor grado, eso ya no es la prioridad. Nosotros hemos visto a personas decir: “Bueno, yo no puedo ir a la iglesia porque mi familia tiene un evento, y es el sobrino del primo del suegro de mi cuñada”. Entonces, hay que cuidar un poco esa parte también.

Susi: Poder tener ese discernimiento, y queremos hablar de eso, de hecho, no queremos dejarles colgando. A lo mejor están pensando: “Pero danos ejemplos, más ejemplos”. Bueno, en el siguiente episodio va a ser así. Queremos tomar varios casos prácticos y hablar cómo es que interactúa estos niveles. Pero aquí, para terminar este episodio, algo que has comentado algunas veces que me gusta mucho, que quiero destacar, es que: Los niveles de esta pirámide nunca se deben lastimar; o sea, un nivel no debe lastimar al que está abajo.

Mateo: Sí, cuando nosotros ejercemos esto con sabiduría, lo practicamos con sabiduría, y tomando en cuenta todo lo que la Biblia dice, la manera en que yo proveo para mi familia no va a dañar a mi vida familiar, no va a dañar mi relación personal con Dios. Pero, tampoco mi relación personal con Dios va a dañar a mi familia, o me va a impedir trabajar, y eso es donde a veces encajar todas esas prioridades es un reto.

Susi: El entretenimiento, por ejemplo, fácilmente puede dañar la relación personal con Dios, puede dañar mi matrimonio; si yo estoy viendo cosas, practicando cosas en mi entretenimiento que no es bueno.

Mateo: El siguiente episodio tratará estos temas.

Susi: Sí, creo que se nos está acabando aquí el tiempo, y es un buen momento para dejar esto; porque ya les dejamos la pirámide, de hecho, en las redes sociales pueden seguirnos en Instagram o en Facebook; vamos a compartir una imagen con esta pirámide para que lo puedan guardar en sus celulares, sacarlo y platicarlo entre ustedes, con tu cónyuge o con tus hijos incluso.

Obviamente nosotros somos una familia muy particular, tenemos nuestras propias experiencias. Pero en el siguiente episodio vamos a intentar presentar varios casos prácticos, y hablar de cómo es que una familia pudiera tomar decisiones basadas en las prioridades que la Biblia nos presenta como familias cristianas. Entonces, esperamos que esto haya sido de ayuda. ¡Gracias Mateo por ayudarnos en esto!

Y por esta semana trata de repasar esto, trata de hablar con tu cónyuge, si puedes, y evaluar un poco las prioridades que tienen en su casa. Y si al escuchar esta conversación, pensaste: “Uf, creo que en esa área yo no he entendido”; pues anótalo, ponlo en oración, pide sabiduría del Señor; y si Dios nos permite, estaremos aquí otra vez la próxima semana, para hablar un poco más de detalle sobre estas prioridades bíblicas.

¡Que Dios te bendiga mucho esta semana!

Compartir:

Autores

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

    View all posts
  • Nació y creció en España, de padres americanos misioneros. Estudió en Estados Unidos y está a punto de terminar su doctorado. Lleva casi 20 años viviendo en Guadalupe, Nuevo León, junto con su esposa Susan y sus tres hijos: Aarón, Ana y David. Es director de la Facultad de Teología en la Universidad Cristiana de Las Américas y es pastor fundador de la Iglesia Bautista La Gracia en Juárez, Nuevo León.

    View all posts

Publicaciones relacionadas