Ep 180: Siempre está de moda el devocional familiar

0
February 11, 2025

No hay ninguna práctica familiar más poderosa, cuando se hace de manera constante, sencilla y accesible, que el devocional familiar. Necesitamos un recordatorio constante de la importancia de reunirnos como familia alrededor de la Palabra de Dios y así con nuestras acciones decir delante de y junto con nuestros hijos, “Dios, tú tienes todas las respuestas, y mereces toda adoración”. ¡Recuerda con nosotros la importancia y la sencillez de esta práctica!

Transcripción:

Susi: Seguimos recordando y compartiéndote algunos de los audios originales más escuchados y fundamentales para la crianza. El devocional familiar tiene tanto potencial para marcar una diferencia espiritual en la vida de cada miembro de la familia. ¿Lo estás practicando? Acompáñanos a recordar la importante conversación que tuve con Mateo en el episodio 5 de Crianza Reverente hace más de cinco años que ha sido escuchado miles de veces y que puede ser muy útil para ti y tu familia.

Hoy lo que queremos hablar es acerca del devocional familiar—también algunas personas se refieren a ella como el altar familiar. Pero realmente lo que queremos preguntar es: ¿por qué sería importante? ¿Por qué es importante tener el devocional familiar?

Mateo: Bueno, es importante porque Dios nos manda a instruir a nuestros hijos. A través de toda la Biblia podemos encontrar versículos y pasajes que nos mandan a enseñar a nuestros hijos. Uno de los más famosos es Deuteronomio 6, donde nos dice que debemos amar a Dios, y luego también enseñar la Palabra de Dios a nuestros hijos cuando estamos en la casa, cuando estamos por el camino. El famoso versículo de Proverbios 22:6 que no dice que debemos instruir a nuestros hijos en el camino—de hecho, todo el libro de Proverbios en esencia es la instrucción de un padre que está dando a sus hijos la instrucción que necesitan para la vida. Entonces tenemos esa responsabilidad como padres cristianos.

Algo que también es importante, es que el devocional familiar también nos permite abrir el corazón con nuestros hijos: que ellos vean lo que realmente hay ahí, que vean que nuestra fe es sincera, que no es simplemente algo que vivimos en la iglesia delante de las demás personas, pero es algo que vivimos en la casa, que es lo suficientemente importante como para dedicar tiempo para ello. Es sumamente importante.

Susi: Sí, creo que hemos escuchado a personas decir—tú y yo, de hecho, hemos escuchado a padres de hijos ya grandes decir cosas como: “Es que no entiendo. Llevé a mis hijos a la iglesia, y tuvimos el altar familiar, y ahora abandonaron a Dios. ¿Qué paso?” ¿Tú crees que hay una tendencia de ver esta actividad como una garantía o una solución?

Mateo: Claro. No es una barita mágica que simplemente por usarla cada día en la casa de alguna manera exterminamos el pecado de su corazón. Son seres humanos que van a tomar sus propias decisiones cuando lleguen a ser adolescentes y luego adultos.  Entonces no podemos pensar que si hacemos el devocional familiar, todo va a ser feliz y nunca va a haber algún problema con la vida de nuestros hijos. Pero por supuesto, a largo plazo, repitiendo las enseñanzas de la Palabra de Dios, esa acumulación de enseñanza y de conversaciones con nuestros hijos va a tener un impacto en sus vidas, y Dios mediante, va a ayudarles a caminar en el camino del Señor más adelante como adultos.

Susi: Sí, yo creo que esa es la clave, ¿no? O sea, esto es una inversión y es parte de, es uno de los elementos de todos los que tenemos para poder guiar a nuestros hijos y vivir el evangelio en nuestros hogares.

Mateo: Sí. De hecho, por ejemplo, tiene que ir acompañado por otras cosas como la lectura bíblica personal en la vida de nuestros hijos, el ministerio de la iglesia local. Podemos tener el altar familiar en casa, y eso es muy bueno, pero tiene que ir acompañado de una iglesia donde se enseña la Palabra de Dios, donde están involucrados en ministerio y en relaciones espiritualmente significativas.

Susi: Sí, tomando en cuenta que pudieran estarnos escuchando madres y padres de muchas diferentes situaciones de la vida, en general, ¿quién debe hacer o dirigir el devocional familiar?

Mateo: Bueno, creo que Efesios 6:4 nos dice que los padres debemos de instruir a nuestros hijos en disciplina y amonestación del Señor. La palabra que el apóstol Pablo usa ahí es la palabra padres que no significa padres y madres. Puede, en algunos casos significar eso, pero hay otra palabra griega que significa padres y madres. Esa palabra que usa ahí significa padres normalmente en el sentido del hombre.

El hombre tiene la responsabilidad principal de guiar a su familia. Y esto concuerda con lo que también dice en Efesios 5, donde el esposo es cabeza de la esposa. Entonces en su rol de cabeza espiritual de la familia, normalmente debe ser el padre que asume esa responsabilidad. Puede haber algunas situaciones anormales, donde no está el padre, o el padre no es creyente, o el horario del padre es tal que no se puede hacer, pero en general el padre debe asumir esa responsabilidad.

Susi: Si el padre le dice a la esposa: “Es que yo no tengo tiempo. Hazlo tú”, si él es creyente, quizás la esposa puede pedirle ese liderazgo, expresarle de una manera respetuosa su deseo de que él sea el líder. Eso puede ayudar, aunque sea solamente los fines de semana, o buscar oportunidades para que de vez en cuando, por lo menos, el padre esté involucrado.

Mateo: Creo que si estás demasiado ocupado como para hacer el devocional familiar, estás demasiado ocupado. Necesitas hacer algún ajuste a tu horario para encontrar la manera de hacerlo. Y si no puedes todos los días, y vamos a hablar quizás de eso en un segundo, pero si no puedes todos los días, sí de una manera regular con tu familia.

Susi: Y yo creo como madre, yo diría que, el que mis hijos tengan ese tiempo donde su papá dirige y hace preguntas y contesta preguntas, eso a mí me ayuda como la que normalmente está llevando la carga diaria de contestar todas las miles de preguntas que tienen, y todas las tareas que nos toca diariamente, a mí me ayuda tener ese apoyo del liderazgo espiritual. A veces yo puedo decir: “Vamos a esperar y preguntarle a papá”, y siempre está esa oportunidad de hacerlo en el tiempo del devocional.

Muy bien. Entonces seamos muy prácticos: ¿qué se puede hacer? O ¿qué se debe hacer durante el tiempo devocional familiar?

Mateo: La verdad creo que aquí es donde muchas veces como padres nos da miedo. No sabemos qué hacer. Pero hay una cantidad enorme de cosas que podemos hacer, si simplemente le dedicamos un poquito de creatividad. Te voy a mencionar algunas cosas que nosotros hemos hecho. Tú sabes estas cosas. Pero no son cosas que nos hemos inventado; las hemos también escuchado de otras personas. Por ejemplo, muy común es leer algún libro que sea apropiado para la edad de nuestros hijos. Leemos un capítulo o una porción de ese libro en el devocional familiar, y eso da oportunidad para tener conversaciones buenas.

Otra cosa importante es que leamos la Palabra de Dios. Tristemente muchas veces cuando tenemos el devocional familiar, lo último que hacemos, o lo que nunca hacemos, es leer la Biblia misma. Es muy importante que nuestros hijos nos vean a nosotros como padres leyendo la Palabra de Dios. E instruirles directamente de la Biblia, porque la Biblia es viva y eficaz, y más cortante que toda espada. Es el libro inspirado. Entonces debemos de leer porciones de la Biblia con ellos.  Nosotros hemos leído porciones extendidas de Proverbios, hemos leído 1ª de Juan, hemos leído Santiago, hemos leído 1ª de Pedro, otros libros también, y porciones de otros libros más largos. Esto ha sido muy, muy bueno para nosotros.

Susi: Vamos a contarles, por ejemplo, cuando decimos “leer la Biblia”, pensando cuando los niños estaban un poco más pequeños (porque ahora son adolescentes). O sea, literalmente abríamos la Biblia y leíamos, a veces solo dos versículos, a veces más. Y lo hacíamos de una manera muy informal, ¿no? ¿Qué preguntas, por ejemplo, a veces usabas, como para ayudarles a sacar allí?

Mateo: Sí, porque a veces a la hora de leer un pasaje, sentimos que tenemos que tener una licenciatura en teología para poder…

Susi: Una predicacioncita.

Mateo: Claro, y muchas personas no tienen…no se sienten preparadas para eso. Pero tres preguntas muy simples que podemos hacer a la hora de estudiar un pasaje es: ¿qué me enseña este pasaje acerca de Dios? Entonces buscamos un atributo, una acción, o una palabra de Dios que viene ahí. 

Podemos también preguntarnos, número dos: ¿qué me enseña este pasaje acerca del ser humano, acerca de nosotros mismos? Y esto puede ser algo bueno en nosotros con la ayuda de Dios, alguna virtud que debemos de reflejar, o podemos encontrar algún defecto en nuestro carácter que necesitamos que Dios cambie en nosotros.

Susi: Destacar la naturaleza pecaminosa que tenemos.

Mateo: Claro, nuestra condición caída, que estamos en pecado, vicios, ¿verdad? Ya no virtudes sino vicios. Y una tercera pregunta es: ¿qué me enseña este pasaje para mi vida? Y entonces, ¿qué debo cambiar?

Susi: La aplicación.

Mateo: La aplicación. Muchas veces nosotros hacíamos esto con los hijos y salían buenos temas ¿no? ¿Qué debes cambiar tú en tu vida? ¿Cómo afecta esto tu trato con tu hermano, con tu hermana, o en la escuela con tus compañeros? Y daba muy buena oportunidad para buenas conversaciones con ellos.

Susi: Sí. Recuerdo que por ejemplo era un ambiente en el que se podía hablar—todavía esto sucede (no tengo que hablar en el pasado), en el que podíamos hablar de problemas que todos sabíamos que teníamos. Pero en otros contextos esos temas surgen como con molestia, pero en el contexto del devocional familiar cuando sale de algún pasaje algo sobre la ira, o la impaciencia, o cualquier cosa, ahí se puede hablar. Y ese niño incluso puede admitir delante de todos que él batalla con eso. Se hace la pregunta de aplicación: “Entonces a ti, ¿cómo crees que este pasaje se te aplica?” Le da oportunidad de confesar, básicamente, que lucha, pero es en un contexto de que todos juntos queremos ayudarnos a crecer.

Mateo: Porque muchas veces, por ejemplo, con la ira: ¿cuándo queremos hablar con nuestros hijos de la ira? Cuando están enojados. Y muchas veces es el peor momento para intentar hablar con ellos. Ese ambiente más cálido, donde no están enojados, frecuentemente ellos podían decir: “Es verdad. Yo lucho con la ira, y me enojé ayer con mis hermanos”. Entonces es más fácil esa interacción.

Susi: Y de hecho incluso se puede hablar de situaciones que surgieron antes pero que no se pudieron hablar bien por el enojo, quizás. Sí, provee de muchas oportunidades. Mencionaste que a veces podemos usar libros. Entonces, ¿si se permite usar algún recurso que no sea la Biblia?

Mateo: Sí, por supuesto. Hay muchos recursos buenos. Nunca debemos de eliminar la Biblia completamente, pero nosotros usábamos una variedad. Leíamos un libro, luego leíamos algo de la Biblia, una porción bíblica, luego después de un tiempo cambiábamos y hacíamos alguna otra actividad, que pudiéramos mencionar más si quieres, pero la variedad, siempre regresando a la Palabra de Dios porque es el libro inspirado.

Susi: Yo creo que en lugar de mencionar, aquí mismo, títulos de libros, lo que vamos a hacer es proveerles de un recurso en la página crianzareverente.com. Vamos a poner ahí un escrito donde mencionamos varios recursos. Así no tienen que estar anotando ahorita, que a lo mejor van escuchando en el carro o algo. Vamos a compartirles esas sugerencias. 

También yo quiero mencionar que algo que hacemos nosotros en el devocional familiar, que empezamos hace poco tiempo, es un repaso del sermón del domingo. Si tú tienes a tus hijos sentados en el sermón, todos están escuchando el sermón del domingo, quizás el lunes o martes en el devocional familiar puedes repasar el sermón. Es lo que nosotros hacemos.

Mateo: Sí. Ha sido muy bueno repasar los puntos del sermón, pero luego, qué aprendimos en el sermón para nuestra vida. Yo, por ejemplo, y creo que tú también has notado—nuestros hijos ya son adolescentes, pero el menor batalla mucho para sentarse quieto y prestar atención en los cultos. Pero ahora que hemos estado haciendo esto, últimamente ha estado llevando su libreta, ha estado tomando apuntes, porque él quiere participar también en ese momento devocional y de recordar el sermón. Ha sido muy interesante ver esa progresión en su propia vida en cuanto a escuchar bien los sermones cada domingo.

Susi: Sí, y yo creo que, aunque no lo hacíamos cuando estaban más pequeños, si se pudiera hacer. Nuestros hijos han estado en las predicaciones desde más o menos los seis o siete años. Entonces quizás alguna familia que tenga niños más pequeños pudieran empezarlo; incluso darles una hojita, una libreta. O su clase de escuela dominical, que el siguiente día tengan que contar qué aprendieron en la iglesia. Eso ayuda también en dar continuidad a lo que están aprendiendo.

¿Hay alguna regla, dirías tú, en cuanto a frecuencia, o cierto horario del día? ¿Qué recomendaciones tienes en cuanto a eso?

Mateo: Creo que depende mucho del horario de cada familia. Para nosotros hemos encontrado que la hora de la comida—como soy maestro, recojo a los niños, voy a la casa; vamos todos a la casa, comemos juntos. Es el momento cuando estamos juntos, y después de la comida tenemos el devocional familiar.

Susi: Sin levantarnos de la mesa. O sea, es inmediato.

Mateo: Y creo que eso también es algo importante: que se habitual. Que no estemos luchando por: “Bueno, hoy lo vamos a hacer en la mañana, y luego al medio día. Y mañana lo vamos a hacer…o el pasado lo vamos a hacer en la noche”. Sino que todo el mundo sepa: este es el horario. Como tú dices, nadie se levanta después de comer; todos sabemos ese es nuestro horario.

Susi: Si un hermano se levanta, el otro le dice: “¿A dónde vas?” (Risa)

Mateo: Así es. Es muy importante, porque si no, no lo vamos a hacer. Las agendas son muy, muy difíciles el día de hoy.

Susi: Incluso en eso, prioridades familiares, a veces quizás tenemos la agenda demasiado ocupada y no estamos separando tiempo.

Mateo: Por supuesto. En tu familia, tu horario, tú encuentra el momento, busca la manera de hacerlo. Debe ser lo más frecuente posible. Pero yo te diría que no te sientas culpable si no lo puedes hacer cada día. Pero intenta hacerlo cada día, porque normalmente si intentas a hacerlo cada día, va a haber el suficiente número de interrupciones, muchas interrupciones, y si dices que lo vas a hacer una vez cada tres días, probablemente va a pasar una semana y no lo habrás hecho. Creo que es importante.

También mencionaría algo acerca de la duración, porque a veces pensamos que tiene que ser como un culto de la iglesia, muy largo, muy extendido. Eso, de hecho, es contra productivo. Porque los niños llegan a odiar el momento devocional familiar. “¡Ay! ¡Otro sermón de cuarenta minutos!” Debe ser algo breve. Cuanto más pequeños son, más breve debe ser. Nosotros normalmente duramos unos quizás 15 minutos.

Susi: Máximo.

Mateo: Luego oramos. Pero 15 sería un día un poco más largo. También si es muy largo, vas a tener que prepararte mucho más. Si es algo breve, tú no vas a tener que hacer mucha preparación, y vas a poder hacerlo de manera regular. Eso va a permitir que lo tengas todos los días. Porque muchas veces nos excusamos. “Es que es muy largo. Es que no puedo prepararme”. Entonces es algo breve que no vayan a odiar tus hijos y que no requiera mucha preparación, pero que lo puedas hacer constantemente.

Susi: Bueno, se nos acabó el tiempo, tristemente. ¿Alguna última palabra con la que quisieras dejar a nuestros oyentes, tanto padres, como quizás alguna madre que no tiene a su esposo, para apoyarla espiritualmente?

Mateo: Pues simplemente diría que esto es demasiado importante como para no hacerlo. Entonces, hazlo, porque el destino eterno de nuestros hijos literalmente está en riesgo. Tenemos que enseñarles. Dejemos de poner excusas y empecemos hoy, no mañana; empecemos hoy a hacerlo, porque si decimos que mañana, no lo vamos a hacer.

Susi: Muy bien. Muchas gracias, Mateo, por acompañarnos. Y como siempre, quiero dejarles con un reto para esta semana. Primero, si tienes a tu esposo en la casa contigo, pídele que escuche este audio y considere las recomendaciones. Luego evalúen juntos qué necesidades tienen sus hijos, qué horarios tiene la familia, otros factores que impactan su vida familiar, y decidan desde hoy que van a empezar a hacer esto si no lo hacen ya. Pidan sabiduría en oración a Dios, porque realmente hay que buscar la oportunidad siempre de abrir la Palabra con nuestros hijos.  ¡Persevera esta semana en tu tarea de crianza!

Compartir:

Autor

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

    View all posts

Publicaciones relacionadas