¡Arrancamos la nueva temporada del podcast Crianza Reverente y un nuevo estudio basado en el material del libro “La Crianza de los Hijos” por Paul Tripp! Busca el libro en tu librería local, descarga la guía de estudio de nuestra página, y únete a nuestra conversación sobre el gran privilegio y la gran responsabilidad que tenemos los padres creyentes como embajadores del reino de Dios en nuestros hogares. ¡No te lo pierdas!
Guía de estudio Introducción: Embajadores
Guía de estudio otros formatos
Preguntas de la guía:
- “Estoy profundamente convencido que lo que falta en la crianza de la mayoría de los padres cristianos son las grandes perspectivas y principios del evangelio de Jesucristo” (p. 12 de libro). ¿Qué es el evangelio? (trata de resumirlo en 2 oraciones). ¿Qué aspectos del evangelio crees que más impactan nuestra crianza?
- El autor contrasta dos cosmovisiones que los padres podemos tener: la de un propietario y la de un embajador. Debajo de estos dos encabezados, describe estos dos roles en la vida cotidiana. En esencia, ¿qué es un propietario y un embajador? ¿Cuál es su función? ¿Qué controla sus decisiones y actividades diarias?
Propietario Embajador - Tomando en consideración estos dos roles, considera el impacto que debe tener sobre tu rol como padre o madre el hecho de que Dios te llama a ser embajador, y no propietario, en la vida de tus hijos. ¿Cómo cambia tu manera de relacionarte con Dios, o de tomarle en cuenta en tu crianza?
- Busca los siguientes versículos. ¿Cómo cada uno te ayuda a entender por qué Dios creó a tus hijos y los puso en tu hogar?
- Genesis 1:26-28
- Salmo 127:3
- Salmo 139:13
- Isaías 43:7
- El autor confiesa que frecuentemente fracasó como padre en actuar correctamente como embajador de Dios en la vida de sus hijos, tomando el control de las cosas y actuando de manera indebida. Nos pide que seamos honestos y reconozcamos que nos pasa lo mismo. Toma un momento para rastrear tus pensamientos y reacciones al pecado o conducta irritante de tus hijos. En la siguiente página, escribe por lo menos tres ocasiones en las últimas semanas en las que has actuado de manera “posesiva” y no como embajador. Escoge una para compartir con tu grupo de estudio.
- En esta introducción del libro, se describe una lucha que cada padre y madre cristiano tiene. “Somos jalados hacia un extremo por lo que pensamos que es mejor y hacia otro extremo por lo que Dios dice que es mejor”. ¿De qué maneras has sentido esta lucha en tu vida?
¿Qué pasos prácticos crees que puedas tomar para empezar a inclinarte más y más hacia el lado de hacer lo que Dios dice que es mejor? ¿Hay alguna influencia de la cual te debes alejar, o hacia la cual te debes acercar? - Nuestra cultura promueve agresivamente perspectivas que contradicen la enseñanza bíblica sobre los padres como embajadores de Dios en la vida de sus hijos. ¿Puedes identificar algunas que has escuchado recientemente? Compartan sus respuestas en grupo y busquen enseñanzas bíblicas que refutan estos mensajes de la cultura.
Transcripción:
¡No puedo creer que ya pasaron más de 2 meses desde que nos conectamos con ustedes a través de un episodio nuevo! Y aquí nos encontramos en el episodio #50, un episodio muy especial porque lanzamos una temporada y un estudio nuevo. Espero que te encuentres sano en este momento, provisto de las necesidades básicas de tu familia. Pues este año 2020 ha sido para la mayoría de nosotros un año como ningún otro de nuestra vida. Hemos vivido, y seguimos viviendo, retos y dificultades económicos, espirituales, emocionales. Algunos todavía estamos en algún tipo de cuarentena o aislamiento, intentando seguir con la vida familiar como podamos. Algunos hemos perdido a seres queridos a este virus llamado Covid-19. Cualquiera que sea la situación de cada uno de nosotros, que recordemos que Dios es fiel y ha prometido darnos por medio de su poder todo lo que necesitamos para la vida y la piedad, según 2 Pedro 1:3. Aferrémonos a esta promesa y confiemos en su diseño y su poder, y no el nuestro. Y recordemos que esto aplica a la crianza.
Estoy segura de que has enfrentado retos nuevos en tu crianza. ¡Nosotros también! Por esto, sentimos que Dios nos ha guiado a hacer uso de un recurso que ha sido un don de gracia en muchos hogares. Por varias semanas, vamos a estar estudiando juntos el libro llamado “La Crianza de los hijos” por el autor Paul Tripp. Quizá has leído otros libros por este autor; por ejemplo, su libro sobre el matrimonio llamado “¿Qué estabas esperando?”, o su libro sobre el sexo, “Sexo en un mundo quebrantado”, o su excelente libro “Asombro”. Si es así, ya sabes que Dios le ha dado una comprensión clara del Evangelio y cómo ese Evangelio puede y debe transformar cada aspecto de nuestros pensamientos, motivaciones y acciones.
Antes de entrar en la introducción del libro, que es la materia que nos corresponde hoy, quiero explicar la dinámica que estamos llevando para que puedas acomodarte a lo que más te conviene en el uso de este estudio. Hay 3 elementos de este estudio que estarán a tu disposición y tenemos varias sugerencias de uso que puedes tomar y ajustar a tu situación. Primero, obviamente está el libro, La crianza de los hijos, por Paul Tripp, publicado por Editorial Faro de Gracia. Faro de Gracia tiene distribución en muchos países de Latinoamérica y en muchas librerías. Puedes checar Amazon también, si tienes esa opción en tu localidad. Ahí puedes conseguirlo en digital o físico, según disponibilidad. Hemos intentado diseñar los podcasts y otros elementos de este estudio para que sean útiles en ausencia del libro, pero quiero enfatizar desde un principio que este libro es un excelente recurso que te servirá leer y volver a leer cada 2 o 3 años durante todo tu tiempo de crianza. Si puedes de alguna manera conseguirlo, te prometo que será dinero bien invertido. Si es imposible para ti hacerlo, no pienses que este estudio no te puede ser útil. Podrás participar de los otros dos elementos del estudio.
El podcast de cada semana, que se hace disponible cada miércoles en la mañana, tendrá como su propósito resumir de manera muy breve la enseñanza principal del capítulo de esa semana, y luego tomar unos 20 minutos de conversación con algún papá o mamá para desempacar la enseñanza y aplicarla de manera práctica. Si estás llevando el estudio con el libro, lo ideal sería que leas primero el capítulo que corresponde, luego escuches el podcast, y por último aproveches el tercer elemento del estudio.
He escrito una guía de estudio para cada capítulo. Esta guía contiene preguntas de reflexión personal y de discusión en grupo, algunos pasajes bíblicos para más estudio, y sugerencias de peticiones de oración para crecimiento. Te animamos a que consideres caminar a través de este estudio con al menos una persona más: tu esposo, una hermana mayor en la fe, un grupo de mamás, un grupo de matrimonios, o grupo pequeño en la iglesia. Todos necesitamos caminar en comunidad. Dios diseñó a la iglesia así, y no quiere que llevemos nuestra crianza aislados de los demás. Las preguntas de la guía están diseñadas para abrir conversaciones edificantes y transparentes para facilitarnos en dejar maneras incorrectas de pensar y actuar, y reemplazarlos con lo correcto. Esperamos que este recurso se quede como una ayuda en el futuro para cualquier persona que quiera estudiar el libro en grupo.
Habiendo dicho todo eso, espero que estés animado y expectante de lo que Dios quiere hacer en nosotros y nuestra crianza. Él seguramente expondrá cosas que no queremos aceptar, pero su gracia es mayor que nuestro pecado, y nuestros hijos necesitan que permitamos esta obra de Dios en nuestras vidas.
Voy a comenzar resumiendo la enseñanza de la introducción del libro que nos toca para esta semana.
Resumen: Introducción Embajadores
Los padres nos perdemos a veces, perdemos de vista aquello por lo que trabajamos. El significado y propósito de lo que estamos construyendo no está siempre claro delante de nuestros ojos. Más que estrategias más efectivas necesitamos una cosmovisión amplia de la crianza de los hijos. Necesitamos el panorama completo que el Evangelio de Jesucristo nos brinda.
En esta introducción, el autor deja muy en claro que el propósito de este libro, La Crianza de los Hijos, no es proveernos a nosotros como padres (o maestros, líderes, cualquier persona que cuida e instruye a niños) estrategias mejores para lograr conducta cambiada en nuestros hijos. Si eres como yo, esto es lo que tú a veces más deseas. Pero no. Este libro tiene como su intención y objetivo, reorientarnos como padres. Darnos una nueva manera de pensar. Nos urge tener la perspectiva general, la cosmovisión correcta primero. Quienes somos, quién es Dios, quienes son nuestros hijos, y de qué trata realmente la vida. Todo esto es fundamental para que podamos ser los padres que Dios quiere que seamos, conforme a su corazón y su plan.
El autor identifica específicamente una perspectiva que la gran mayoría de los padres tenemos, y que es la fuente de la disfunción en nuestra crianza. Esta perspectiva es la idea de que somos propietarios de nuestros hijos, y produce posesividad. Esta crianza posesiva nos desvía sutilmente, en la mayoría de los casos, y nos pone en una trayectoria que nos aleja del diseño de Dios. (Obviamente nosotros como padres no diríamos que somos dueños de nuestros hijos, pero el punto del autor es que actuamos así.) Esta crianza posesiva es motivada por lo que nosotros como padres queremos para nuestros hijos, y de nuestros hijos.
Así que nuestro primer paso es que tenemos que humildemente reconocer que nuestros hijos no nos pertenecen. Simplemente somos agentes en sus vidas. No representamos nuestros propios intereses y no actuamos de manera independiente. Tenemos que preguntar qué es la voluntad y el plan de Aquel que nos envió. Nada más y nada menos. Porque la crianza no se trata de lo que nosotros queremos para nuestros hijos, sino de lo que Dios quiere hacer en nuestros hijos.
La palabra que resume y describe de manera ideal esta función es “embajador”. Un embajador sólo actúa en representación de la entidad o persona que lo contrató. Sus propias opiniones y perspectivas no pueden controlar lo que hace y dice, porque así ¡pronto perderá su trabajo! Como padres hemos sido llamados para hacer una sola cosa en la vida de nuestros hijos: la voluntad de Dios.
Pero somos padres pecadores y débiles. La crianza al estilo embajador va totalmente en contra de nuestra naturaleza e instinto. El pecado de nuestros corazones nos lleva hacia una crianza posesiva y no una crianza embajadora. Nos hace egoístas y exigentes. Por esto tenemos que correr hacia la salvación y la gracia que el evangelio nos ofrece. El evangelio me muestra que yo misma soy el estorbo más grande en poder llevar a cabo este llamado tan importante.
El autor termina esta introducción contrastando de manera práctica la crianza estilo propietario con el estilo embajador. En las 4 áreas de identidad, trabajo, éxito y reputación, nos ayuda a ver que esta lucha entre sentirme dueño de mis hijos y el estar rendido como embajador de Dios en mi hogar, va a ser constante. Ningún padre está completamente entregado a su rol como embajador. Necesito estar evaluando mi propia relación con Dios y mi perspectiva de mi misma y mis hijos para poder estar creciendo cada vez más en este rol como embajadora de Dios en mi hogar.
Conversación:
Susi: Habiendo resumido brevemente los puntos principales de la introducción del libro, quisiera tomar unos momentos para conversar aquí con mi esposo Mateo sobre algunos de estos conceptos. Mateo, gracias por estar aquí. Pensé que por ser el episodio #50 y el primero de la temporada, ¡no hay alguien con quien más quisiera conversar sobre este tema! Bienvenido. Creo que este concepto de ser agente de Dios o embajador de Dios no es exclusivo a la crianza, ¿verdad? ¿Qué tan fundamental es esta idea en nuestras vidas espirituales en general?
Mateo: Cuando pensamos en quienes somos y cuando nos damos cuenta de que no somos personas autónomas con autoridad inherente en nosotros de decidir acerca de nuestra vida y de nuestro futuro, entonces todo va a cambiar en nuestra vida. Pensemos en áreas de nuestra vida. Por ejemplo, en la clase de Familia Cristiana que enseño en la Universidad Cristiana de las Américas, hablo con los alumnos acerca del dinero. Pensamos del dinero: “es mi dinero”, pero la realidad es que uno de los principios básicos en cuanto a nuestras finanzas familiares es que todo lo que nosotros poseemos es de Dios, le pertenece a Dios, todo, no un porcentaje sino todo, todo es de Dios porque Él es nuestro Señor.
Hay otras áreas de nuestra vida donde esto aplica. Por ejemplo, Pablo en 2º de Corintios 5:20 dice que todos nosotros somos embajadores de Dios delante de los hombres predicando el Evangelio, rogándoles que se reconcilien con Dios. Esto es verdad en todas las relaciones que nosotros tenemos en nuestra vida. Como pastor y predicador esto es verdad en mi vida. La palabra predicar o predicador en griego es la palabra heraldo. Entonces yo soy un heraldo del Rey; yo tengo la responsabilidad de predicar lo que el Rey me ha dicho. No tengo la posibilidad de cambiar el mensaje, de editar el mensaje, esto es algo que Dios me da.
Incluso en nuestro tiempo, nos dice Colosenses que debemos redimir el tiempo. Nuestro tiempo no es nuestro. En todos los aspectos de nuestra vida nosotros somos mayordomos. Esa sería otra palabra quizá algo similar en el sentido de que damos respuesta, de que tenemos que rendir cuentas a otra persona. Y Dios es nuestro dueño, Dios es nuestro Rey. Tengo que dar cuentas a Él y todo lo que yo hago, entonces, tiene que ser de acuerdo con lo que Él desea, no lo que yo quiero. El heraldo no podía inventar su propio mensaje, tenía que decir lo que el rey le decía.
¿El embajador qué hace? Representa los intereses de su rey delante de otras personas y él no puede negociar un tratado de acuerdo a lo que él opina, sino dentro de los parámetros que su autoridad le ha dado. Y eso nos lleva a un punto muy interesante; nosotros somos embajadores de Dios y el embajador representa la autoridad de otra persona. ¿De quién representamos nosotros autoridad? Bueno, obviamente de Dios, pero ¿delante de quién representamos autoridad? Como padres representamos la autoridad de Dios en la vida de nuestros hijos, no delante de la sociedad en general, sino como padres en la vida de nuestros hijos. Entonces, yo tengo la responsabilidad de criar a mis hijos de acuerdo a los parámetros, los intereses, los deseos que Dios ha expresado en su Palabra.
Lo ampliamos un poquito más y todo este tema nos recuerda que nosotros somos virreyes de Dios aquí sobre la tierra. En el plan original de Dios (y tuvimos un episodio donde hablamos de esta historia, de este plan que Dios está llevando a cabo en la tierra), ¿qué hizo Dios? Nos puso en el Huerto de Edén como humanos, ¿verdad? Adán y Eva fueron creados a la semejanza de Dios porque debían reflejar las cualidades, los atributos de Dios y luego debían de cuidar y cultivar el huerto, y expandir el reino hasta que toda la tierra estuviera llena de la gloria de Dios. Ellos eran los representantes de Dios, los virreyes de Dios aquí sobre la tierra y tenían que hacerlo de acuerdo a los parámetros de Dios. Tristemente no lo hicieron y eso trajo consecuencias catastróficas sobre toda la humanidad.
Cuando pensamos en el virreinato, quizás donde más históricamente esto aparece es aquí en las Américas, cuando España estaba colonizando las Américas y por la distancia el rey obviamente no podía gobernar. Además, lo que observamos es que la comunicación era muy lenta, entonces tenía que poner un representante que reinara sobre eso. Así que, desde casi Alaska hasta Costa Rica estaba el virreinato de la Nueva España, y en ese contexto el virrey tenía que hacer las cosas de acuerdo a lo que el rey en España decía. Algo muy interesante en cuanto a este capítulo es que tanto el rey de España como el virrey que él había puesto aquí en las Américas, tenían la perspectiva de dueño o de propietario. ¿En qué sentido? Bueno, todos los recursos, todas las personas, todo lo que había en las Américas, servía para el beneficio de las personas en España, de la monarquía en España. Era un reinado muy egoísta, donde explotaban a las personas aquí en las Américas.
Piensa también en las consecuencias catastróficas que tuvo sobre las Américas: cuántas personas murieron por enfermedad, la pobreza que se dio aquí. ¿Por qué? Por la perspectiva de propietario que tenían. Y creo que nosotros tenemos las mismas consecuencias negativas en la vida de nuestros hijos cuando somos propietarios en vez de embajadores, en vez de hacerlo para agradar a Dios, para el beneficio de nuestros hijos. Cuando es para nosotros, vamos a destruir a nuestros hijos y traer consecuencias muy graves a sus vidas.
Susi: Sí, creo que tenemos una naturaleza que tiende hacia ese sentido de dueño, de propietario, posesividad, que obviamente se ve en muchas áreas de nuestras vidas, pero en el área de los hijos creo que una mujer, por ejemplo, puede pensar: “Es que yo di a luz a ese niño, ¡es mío!”. Y en cierto sentido, obviamente Dios me lo dio, pero Dios me lo prestó como su representante.
Y me encanta aquí, bueno me encanta como el autor Paul Tripp tiene la habilidad de meterse en tu cabeza y se ve que él ha vivido muchas de las mismas experiencias que nosotros porque en este capítulo, él toma este concepto de propietario en contraste con embajador, y nos ayuda a identificar varias áreas de la vida donde vemos esto como un problema. Yo veo estas cuatro áreas que él presenta como una progresión. Comienza con la identidad; él está diciéndonos que si tú tomas tu sentido de identidad, de quién eres, de tus hijos, sintiendo que tú eres dueño de tus hijos, no vas a poder funcionar como embajador. ¿En dónde buscas para encontrar el sentido de quién eres?
Luego eso me lleva entonces a la pregunta: ¿cómo defines el trabajo al que has sido llamado? ¿Qué piensas que ese trabajo debe lograr? Y ahí contrasta lo posesivo con la perspectiva de embajador. Sigue la pregunta, “¿Cómo defines lo que es tener éxito?” ¿Qué piensas que es el éxito? Y eso lleva a la cuarta área que es tu reputación, lo que piensan otros de ti. Creo que es de mucha ayuda, obviamente si tú tienes acceso al libro y puedes leerlo, te va a ser de mucha ayuda leer cuidadosamente esta parte. Leyéndolo como mamá, yo estaba pensando en el primero que es el de la identidad, cómo las mamás, quizá incluso más que los papás, podemos tomar nuestro sentido de identidad de nuestros hijos. Por ejemplo, empezando antes de tener hijos, una mujer puede casarse y pensar: “Necesito hijos”; “Para que yo me sienta plena como mujer, necesito tener hijos”. Pero Paul dice aquí en el libro, que Dios no te da a tus hijos para que sientas que tu vida tenga valor. Creo que esto es algo muy común en las mamás.
Pudiéramos identificar otras áreas que son de lucha para las mamás, pero como no siempre tengo el privilegio de tener un papá aquí en el programa, quería preguntarte, para los papás que están escuchándonos, ¿cuál de estas áreas: identidad, trabajo, éxito, reputación, pudiera ser quizás una lucha para los papás?
Mateo: Creo que los últimos dos, probablemente, éxito y reputación, especialmente el éxito. Como padre, yo puedo sentir que soy un éxito si mis hijos son ciertas cosas, si han logrado cierta capacidad de ganar dinero. Eso es muy común en nuestra sociedad, o algún estatus social, un trabajo de cierto renombre en la sociedad o incluso alguna habilidad atlética, ser deportista, ser futbolista. Entonces si yo logro que mi hijo tenga eso, yo soy un éxito, yo me defino así como éxito. Muchos padres van a definir su éxito como hombre y como padre en el logro de sus hijos. Creo que ese probablemente es el aspecto donde más batallan y eso se liga entonces con el de reputación. Porque si mi hijo alcanza cierto grado de éxito en su vida, entonces yo me siento un éxito, pero también puedo jactarme con mis amigos, sentirme bien con mis amigos. Para los hombres lo que nuestros amigos piensan de nosotros, lo que los demás piensan de nosotros es muy importante. Queremos ser respetados. Yo puedo tener ese bienestar en cuanto a mi reputación en la vida de mis hijos, y eso me va hacer muy exigente con mis hijos, me va a impulsar a exigirles en ciertas áreas. Si es en el deporte o si es en el ganar dinero, yo les voy a poner mucha presión en esas áreas.
Pero cuando yo me veo como embajador de Dios, entonces yo voy a definir el éxito en mi vida en primeramente ser fiel a Dios, en obediencia a Él, a lo que Él dice en su palabra en cuanto a la crianza. Pero luego también en la vida de mis hijos, el éxito no va a estar en que si gana dinero o si tiene un buen trabajo, o si es un deportista, sino en si él ama a Dios, si él sirve a Dios con su vida, si él está reflejando a Dios. Para eso fuimos creados, ¿verdad? Entonces si estas cosas las tiene mi hijo en su vida, yo puedo sentir que he logrado el objetivo de Dios. Y otra vez reconocemos que cada hijo tiene una voluntad propia y va a tomar sus propias decisiones. El mejor padre puede tener hijos que desobedecen, pero yo tengo que definir mis objetivos y el éxito de acuerdo a lo que la Palabra de Dios dice. ¿Por qué? Porque soy un embajador de Dios y Él, como mi autoridad, define cuales son los parámetros.
Susi: Creo que las mamás luchamos con algo parecido, en cuanto al éxito o la reputación, pero obviamente tenemos nuestras propias maneras de definir lo que es ser exitosa como mamá. A mí me ayuda tanto como mamá poder identificar esa actitud interna que produce esa posesividad que se ve en mi trato con mis hijos, entender que el problema es mi corazón. Cuando mis hijos no cumplen con mis objetivos, no me hacen ver bien delante de otros o no me hacen sentir que mi esfuerzo diario vale la pena, porque están haciendo lo mismo hoy que hicieron ayer y ya les dije mil veces que no lo hicieran. Poder entender que es mi corazón lo que me lleva a sentir, es esa actitud de posesividad en lugar de entregar lo que son los resultados a Dios, invertir como ese embajador. Yo creo que muchos embajadores, por ejemplo, de países, no logran lo que quizás quisieran lograr. Viven en ese país y ven muchas cosas y quieren hacer cambios y no pueden hacerlo, pero su fidelidad no se mide por lograr cambios por su cuenta, sino por representar los intereses de quien representan.
Mateo: Sí, por ejemplo, un embajador quizás tiene la misión de hacer un tratado, una alianza con otro país, pero tiene ciertos parámetros que el rey le ha marcado o el presidente, no puede sobrepasar esos parámetros, entonces cuando él va a negociar con ese país extranjero, si ese país no está dispuesto aceptar el tratado de acuerdo a las limitaciones que el rey le ha impuesto, él no puede firmar ese tratado y entonces va a regresar y aparentemente fracasó, pero para el rey o para el presidente el cumplió con su tarea, porque se quedó dentro de los parámetros expresados e indicados ¿No? Y eso para nosotros es algo que tenemos que tener en mente, Dios me ha puesto los límites, me ha puesto los parámetros y yo tengo que ser responsable dentro de esos parámetros y luego incluso si mis hijos no quieren seguir a Dios, bueno yo por lo menos delante de Dios fui fiel, quizás a los ojos de los demás ese embajador fracasó por no lograr el tratado y quizás a los ojos de los demás amigos y hermanos, incluso de la iglesia, “ah mira, mi hijo no salió tan bien como yo quería”, y me van a considerar un fracaso, pero mi responsabilidad primaria es a Dios primeramente, exclusivamente quizás, y tengo que hacer lo que Él dice y eso es donde yo tengo que mantener mis ojos, porque mi llamado principal es embajador y Él es mi autoridad primaria.
Susi: Si y Dios no nos ha llamado a cambiar, a transformar a nuestros hijos, eso es obra de Él. Él nos ha dicho como Él quiere usarnos como instrumentos, como dice Paul aquí en el libro: “Instrumentos en sus manos”, para lograr esos objetivos que Él tiene en la vida de nuestros hijos.
Mateo: Que es otro libro muy bueno de Paul Tripp, “Instrumentos en manos del Redentor”.
Susi: Si, puedes conseguir el libro “Instrumentos en manos del Redentor” por este mismo autor, también es excelente recurso. Para terminar quiero leerte parte de uno de los últimos párrafos de la introducción, y es una pregunta que el autor te hace, dice: “¿Estás preparado para ser liberado de la carga de intentar crear el cambio para poder experimentar el descanso de ser utilizado como instrumento de Aquel cuya gracia tiene el poder para transformar? Entonces este libro es para ti. Tiene la intención de sacarte de la rutina diaria y ayudarte a considerar la gran imagen de lo que Dios te está invitando a hacer a medida, Él trabaja en los corazones y las vidas de tus hijos”. Que gran descanso podemos experimentar cuando aceptamos que nuestros hijos no son nuestros, que no somos dueños o propietarios, somos embajadores, Dios es el que va a hacer el cambio usándonos a nosotros simplemente como instrumentos.
Bueno, gracias Mateo, se nos hizo bien corto el tiempo, pero gracias por acompañarnos y nuestra oración para ti que nos estas escuchando es que puedas entregarte en las manos de ese gran Rey y amoroso Señor que quiere usarnos como instrumentos. Te animo a que busques la publicación en nuestra página, de este episodio, porque ahí vas a encontrar preguntas de la guía de estudio que puedes utilizar para profundizar en la aplicación de este material. Que Dios te bendiga mucho esta semana.