Categoría: Disciplina

Episodio #58 La belleza de la autoridad con Juan Sánchez

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octubre 28, 2020

Si hay un concepto en la crianza bíblica que choca frontalmente con la crianza moderna de la cultura, es el de la “autoridad”. Simplemente no está de moda ser figura de autoridad, ni en el hogar, ni en la escuela, ni en la vida profesional. Pero los creyentes tenemos el privilegio de vivir bajo una autoridad perfecta, cuya hermosura podemos imitar como padres. ¡Te animarás al escuchar esta conversación!

Baja la guía de estudio:

Guía de estudio Capítulo 8: Autoridad 

Guía de estudio Parte B (cap. 8-14)

Guía de estudio completa

Preguntas de la guía Capítulo 8: Autoridad

Principio: Uno de los asuntos fundamentales del corazón en la vida de cada niño es la autoridad. Enseñarles y modelarles la belleza y la protección de la autoridad es fundamental para la buena crianza.

  1. ¿Qué opina la cultura de hoy del concepto de autoridad? ¿Cuál es la respuesta común a la idea de que alguien ejerza autoridad y con qué ha reemplazado el mundo la autoridad? Discutan en grupo por qué es importante identificar las ideas que afectan nuestra cosmovisión.
  2. ¿Dónde se originó la idea de la autoridad? ¿Quién fue el primero en ejercer autoridad y dónde lo hizo? (Gen. 1 y 2)
    ¿Cuál fue la respuesta humana al primer ejercicio de autoridad? (Gen. 3)
  3. Anota lo que los siguientes pasajes te enseñan sobre la autoridad de Dios (su objetivo y su alcance):
    1. Mateo 9:6-8
    2. Mateo 28:18-20
    3. Marcos 1:27
    4. Hechos 5:29
  4. Ahora, ¿qué dicen los siguientes pasajes acerca de la autoridad que Dios concede a los hombres? (su importancia, cómo responder a ella, su alcance, etc.)
    1. Romanos 13:1-2
    2. Hebreos 13:17
    3. Efesios 5:21-33
    4. Efesios 6:1-4
  5. El autor dice que “los niños vienen al mundo como pequeños soberanos”, que cuando se resisten desde muy pequeños a comer o hacer lo que papá y mamá quieren, ya están luchando contra la autoridad. ¿Cómo has visto esta resistencia en tus hijos desde muy pequeños?
    ¿Te has resistido a creer que puede ser algo que debes corregir? Platica con tu cónyuge o grupo sobre las perspectivas que necesitas cambiar sobre la lucha que está sucediendo en los corazones de tus hijos.
  6. Según 2 Corintios 5:15, ¿para qué murió Jesús?
    ¿Cómo esta declaración sobre Jesús y su objetivo al morir te ayuda a conectar tu autoridad en el hogar con el Evangelio?
  7. Cuando tomamos en cuenta el hecho de que somos representantes de Dios en nuestro hogar, ¿qué tipo de autoridad tenemos el derecho de ejercer?
    ¿Qué clase de imagen sobre la autoridad de Dios están absorbiendo tus hijos basada en la manera en que ejerces la tuya?
    ¿Qué necesitas confesar a Dios y a tus hijos?
  8. La razón por la que nos enojamos y somos inconsistentes en nuestro ejercicio de la autoridad es porque somos muy parecidos a nuestros hijos. ¿Aceptas humildemente la rebeldía de tu corazón al tratar con la rebelión de tus hijos? ¿Esto te lleva a ejercer la autoridad con paciencia y gracia? Escribe una evaluación de tu propio corazón y consistencia al someterte a la autoridad de Dios, y pasa un tiempo en oración delante de Dios.

 

Transcripción:

Resumen:

El capítulo 8 del libro “La Crianza de los hijos” trata sobre un tema clave de la vida cristiana y de la crianza. El autor dice que, si no tratamos con este asunto fundamental del corazón, todas las buenas cosas que buscamos realizar como herramientas de Dios en la vida de nuestros hijos simplemente no funcionarán. Podríamos decir que el asunto de la autoridad es central, como un pilar esencial sin el cual se tumbará el edificio.

Las palabras y acciones de nuestros hijos son el reflejo del corazón de ese niño, el corazón que dirige y controla sus acciones. De esto se hablará mucho más en el siguiente capítulo. Pero tenemos que mencionar esto porque en ese corazón pequeño, o no tan pequeño, el asunto crucial es la autoridad. ¿Por qué es tan esencial? Porque la sumisión a la autoridad no es natural, pero es el único camino hacia Dios. El pecado tiene el efecto opuesto a la sumisión, y me sumerge en el centro de mi propio mundo. Pero Dios debe estar en el centro de mi mundo. Solo Él merece ese lugar.

Para usar términos bíblicos, cada hijo nace esclavo de sí mismo y del pecado, y solo la gracia de Dios puede librarlo y hacerlo esclavo de Dios. Ese instinto de autonomía y autogobierno del cual hemos hablado anteriormente encuentra su solución en la sumisión a la autoridad. Desde bebés muy pequeños, nuestros hijos demuestran su tendencia a no dejar que nadie los controle. Pero rechazar a la autoridad es rechazar a Dios, y esto lleva a la destrucción.

El autor destaca cómo podemos hacer una obra de evangelismo en nuestros hogares cuando establecemos la autoridad amorosa y consistente en el hogar. ¡Esto es maravilloso! Ejercer una autoridad adecuada es parte de apuntar a nuestros hijos a Cristo y su gran necesidad de Él. Pero cuidemos de practicar la autoridad como Dios manda y como Dios modela, no para nuestro propio bien, no con rechazo hacia nuestros hijos, sin palabras degradantes, ni sujeto a humores. Tenemos la oportunidad de proclamar algo acerca de Dios en nuestros hogares cuando imitamos la autoridad que Dios practica.

Mencionaré varias observaciones que el autor hace sobre las implicaciones de hacer la obra de evangelismo de la autoridad en el hogar. Primero, hacemos esa obra de evangelismo cuando les ayudamos a entender por qué hacen lo que hacen. Los momentos de disciplina por falta de sumisión son oportunidades que revelan su verdadera condición. También, hacer esto desde una muy temprana edad es como predicarles el evangelio desde bebés. Qué regalo podemos darles al nunca permitirles pensar desde un principio que ellos mandan, y entrenarles a responder con buena actitud como parte de la obediencia.

Esta autoridad tiene que ser consistente, no sujeto a cambios diarios, si va a tener un efecto de evangelismo en sus corazones. Pero también su efectividad requiere nuestra humildad de admitir que tenemos mucho en común con nuestros hijos y dejarles saber que estamos en la misma lucha con ellos. Esto es predicar el Evangelio. Esto es sumergirnos junto a nuestros hijos en esa historia de la redención, hacer que nuestra rebelión y su rebelión se sujeten a la obra que Cristo hizo por todos nosotros. ¡La autoridad y la gracia van de la mano! Esta es una de nuestras mayores oportunidades de vivir el Evangelio en el hogar.

Conversación:

Hoy estoy muy agradecida con nuestro invitado por separar un tiempo para acompañarnos aquí en Crianza Reverente. El hermano Juan Sánchez sirve como Pastor en Austin, Texas, y también es Presidente de la Coalición por el Evangelio, pero ¡más importante todavía!, es esposo y padre de cinco hijas. ¡Creo que también ya es abuelo! Hermano Juan, bienvenido a Crianza Reverente, gracias por acompañarnos. ¡Cuéntenos cómo fue eso de estar criando a cinco mujeres a la vez!

Pastor Juan: Sí, gracias por la invitación, es un placer estar con ustedes. Es cierto, por mucho de mi vida como esposo he vivido con mujeres nada más, hasta cuando mis hijas querían un perro, ¡el perro era hembra! Todo era para mi santificación, para humillarme a mí como hombre, pero en realidad fue un gozo y un privilegio. Lo importante para mí es que mi esposa ha sido de gran ayuda, ayudándome a entender mis debilidades y el Señor me ha enseñado mucho en criar cinco hijas. Lo importante para nosotros era criar hijas que su esperanza está en Dios y eso fue lo más importante para nosotros.

Susi: Amén, creo que mi esposo diría: “Mis respetos”, porque ¡con una hija tenemos! Tenemos dos varones y una hija, todos adolescentes, y sí, me imagino que hubieron días de muchas emociones en su casa.  

Pastor Juan: Y cada persona es diferente, así que, tenemos cinco hijas, pero cada hija es diferente, es distinta en su carácter, en su personalidad y es un gozo hasta ahora mismo relacionarse con ellas. Este fin de semana que pasó, era un tiempo de celebración en los Estados Unidos, y tuvimos la familia entera el sábado en la casa y es un gozo ver ahora a mis tres hijas mayores que son casadas, y la mayor tiene una hija de seis años y un hijo de cuatro años y un hijo de un año; y mi segunda hija tiene una hija como de 7 meses, y tener todos en la casa juntos fue un gozo.

Susi: ¡Y usted entonces ahora está viendo a sus hijas criar! Que bendición. Pues hoy queremos hablar de un asunto que, según el autor del libro, es central en la crianza, y es el asunto de ejercer autoridad como padres en la vida de nuestros hijos. Pero sabemos que esta idea hoy en día no es popular; muchas de las filosofías populares de crianza, incluso de la vida en general, se oponen a la idea de que los padres debemos entrenar a nuestros hijos a estar bajo autoridad. ¿Cómo usted ha visto esta tendencia en las familias de hoy en día? y ¿Qué tan serio cree que es este problema?

Pastor Juan: Bueno, tan serio es el problema que es la razón por la cual estamos en pecado, es decir, que el problema no es nuevo. El problema se ve en Genesis 3 con Adán y Eva; y la realidad es que el contexto de donde ellos vivían era con Dios, en la presencia de Dios, bajo la autoridad de Dios y para ellos no fue suficiente estar bajo de la autoridad de Dios y en vez de vivir en compañerismo y en amor, bajo la autoridad de Dios en sumisión, obedeciendo a Dios, ellos decidieron ser su misma autoridad. Así que, en esencia ahí es donde vemos el pecado. Era una rebelión contra la autoridad de Dios, como que estaban diciendo: “Tú no me vas a mandar Dios, yo voy a decidir por mí mismo lo que es bueno y lo que es malo”.

Ahora como hijos de Adán y Eva hemos heredado el pecado de Adán y todos nacimos con ese pecado. Dice Pablo en Efesios 2:1-3 “Naturalmente nacimos niños mereciendo la ira de Dios”. Así que el problema es un problema básico, es un problema en la naturaleza caída humana y naturalmente todos somos rebeldes. Así que esa es la esencia del problema, que por el pecado de Adán ahora todos pecamos como Adán. Pablo dice en  Romanos 5:12-21 que ahora todos somos rebeldes contra autoridad, y Dios ha creado este mundo de tal manera que Él nos ha enseñado un patrón de autoridad. La autoridad no es mala, la autoridad es buena, todos vivimos en relaciones de autoridad y sumisión.

Es interesante que cuando Dios da la maldición a la mujer en Genesis 3:16, es una maldición conectada a la rebelión de ella contra la autoridad del hombre, de su marido. El resultado de la maldición es que ahora ella se va a rebelar contra la autoridad de su marido, siempre va a haber una lucha para control en autoridad ella contra él y él contra ella. Y eso es lo que vemos en el mundo ahora, esta rebelión; y es natural ver esta tendencia en las familias por que es natural en nuestra naturaleza caída. Así que por eso es que vemos que uno no tiene que enseñar a sus hijos a mentir, uno no tiene que enseñar a sus hijos a rebelar o a pelear con sus hermanos, con sus hermanas, hasta con sus padres. Es natural. Ese es el contexto de pecado en este mundo donde vivimos y nuestra carne es el contexto de donde vivimos y por eso es que necesitamos redención.

Susi: Amén. Vemos como está impactando nuestra cultura, y las familias cristianas tomando la postura de la cultura, que va totalmente en contra de lo que la Biblia enseña acerca de la autoridad. Es un asunto grave en las familias de hoy; quizás hay familias que no quieren ejercer autoridad por lo que la cultura les dice, pero por otro lado de la moneda están los padres que ejercen autoridad en la vida de sus hijos pero no lo hacen de una manera que refleja, como dice el autor, la hermosa imagen de la autoridad de Dios. ¿De qué manera usted ha visto que padres cristianos, bien intencionados en muchos casos, ejercen una autoridad que termina alejando a sus hijos de Dios en lugar de acercarlos?

Pastor Juan: Bueno, de nuevo, resumiendo Génesis 3:16, vemos ahí un patrón de rebelión y un patrón de la lucha para control, una lucha contra autoridad y una lucha para someter a personas bajo autoridad de una manera mala. Por ejemplo, el problema es que en nuestro pecado el hombre tiene el poder de someter a la mujer bajo su autoridad como un tirano, una autoridad opresiva y de ahí es donde viene el abuso de diferentes maneras. Pero la otra tendencia que se ve también es de no ejercer autoridad buena, la tentación de no dirigir a la familia, vamos a decir. Entonces esos son los dos extremos: un tirano y un vago, vamos a decir, alguien que quiere controlar en una manera opresiva a las personas alrededor de él o de ella, porque madres también pueden abusar de su autoridad, o padres que dejan a sus hijos hacer lo que les dé la gana.

Por ejemplo, en mi cultura, esa fue parte de mi experiencia. Yo no recibí dirección y yo era un niño que necesitaba mucha dirección. Lo que pasaba es que como yo era hiperactivo y no tenía dirección, hacia cosas y hacia cosas hasta que ya mis padres no podían más, entonces ahí la respuesta es tratar de disciplinar en una situación que no es buena. Es importante entender que no podemos ejercer autoridad buena si nosotros no somos renovados en el corazón. Es eso lo que dice la Biblia en Deuteronomio 6, que estas cosas tienen que estar en nuestros corazones primero. Así que tenemos nosotros que entender como padres qué es la autoridad de Dios, cuán buena es la autoridad de Dios y reflejar la autoridad de Dios que dirige, pero perdona, que tiene paciencia, pero entiende que hay tiempos que se tiene que ejercer autoridad, que a los niños no les va a gustar y a muchos padres les importa más que le guste a los niños, que ser padres.

Susi: O sea su relación termina siendo el querer ser amigos de sus hijos en lugar de tomar la posición que Dios les ha dado.

Pastor Juan: Sí, y necesitamos entender que niños requieren autoridad buena, que autoridad buena se recibe bien. Si nosotros pensamos en nuestra experiencia, sea con el gobierno, sea en la iglesia, cuando vemos líderes que ejercen su autoridad de una manera que es buena para el pueblo, esa es la autoridad a la que nosotros queremos acercarnos, y de la misma manera debemos de ejercer una autoridad buena para la gloria de Dios, reflejando la imagen de Dios, pero también una autoridad que uno siente que es para mí bien, que mi padre está ejerciendo esa autoridad.

Susi: Sí, yo creo que hay padres cristianos (creo que cuando yo estaba creciendo esto era más común en los hogares cristianos) que ejercen una autoridad severa, pero entonces sus hijos no se quieren acercar a ellos, o sea sienten temor, pero no es un temor reverencial, es un temor de miedo. El niño desarrolla la idea de que Dios también es así como sus padres, ¿verdad?

Pastor Juan: Sí, y mi sugerencia es que si una persona sea padre o madre, no importa, si una persona se ve, vamos a decir, se ven a ellos mismos y ven que están pecando en la manera que están tratando a sus hijos, se deben de arrepentir y pedir ayuda de Dios, pedir la gracia de Dios para poder entender como ejercer la autoridad de una manera que glorifique a Dios. Pero también arrepentirse frente a sus hijos y pedir perdón diciéndole: “Mira hijo, mira hija, yo me enojé y mi disciplina fue muy severa, y te pido perdón porque la disciplina de Dios es para tu bien y no para tu mal y nunca nos disciplina cuando Él está enojado con nosotros, sino que es una disciplina en amor. Así que te pido perdón mi hijo o mi hija, porque quiero ser un padre o una madre que refleja el amor de Dios contigo. ¿Me puedes perdonar y orar por mí?”. Tenemos que relacionar de esa manera, porque no somos perfectos, como dice Paul Tripp en el libro: “Si fuéramos perfectos padres entonces nuestros niños no necesitarían a Jesús”, pero todos necesitamos a Jesús y no somos perfectos y el Evangelio se está compartiendo no nada más cuando estamos ejerciendo la autoridad bien, pero cuando pedimos perdón y enseñamos la gracia de Dios.

Susi: ¡Amén! Pensando en la relación matrimonial en el hogar, hay muchas diferentes situaciones de las personas que nos oyen. Hay mamás solteras o mamás que están casadas con hombres inconversos. Pero por un momento, porque si hay familias cristianas completas que están escuchando, ¿qué consejo podría usted dar a los padres de familia para que esa autoridad sea consistente en todo el hogar incluyendo la autoridad del esposo hacia la esposa? ¿y qué rol juega la mamá bajo la autoridad de su esposo pero como una autoridad sobre sus hijos?

Pastor Juan: Primero déjame decir a los padres y madres solteros que es importante ser parte de una iglesia sana, porque el propósito de Dios no es estar solos, sino vivir en comunidad. Si tenemos familia es de gran ayuda, pero también la familia de Dios ayudándonos. Vamos a decir, si un padre o madre soltero o soltera, joven, por el consejo pastoral y todavía se pueden casar bajo las instrucciones de la Biblia, es posible que sería bueno casarse de nuevo, quiero sugerir, bajo el consejo pastoral.

Pero para los esposos y esposas que están tratando de criar a sus hijos en la instrucción y disciplina del Señor, para mi yo tengo una imagen de la autoridad de Génesis 1 y 2, y es que el hombre está creado para dirigir y proteger, para proveer, y la mujer para ayudar al hombre en la misión que ellos dos tienen, que es producir hijos e hijas de Dios. Esa fue la misión de Adán en Génesis 1:28, juntos criar hijos e hijas que reflejan la imagen de Dios. Por el pecado, ahora hay dos líneas, los hijos de Dios y los hijos del demonio. Los hijos de Dios son hijos nacidos espiritualmente. El propósito para nosotros como padres es enseñar, instruir, discipular a nuestros niños desde pequeños que necesitan un nuevo corazón, instruirlos en la palabra de Dios, orar con ellos, discipularlos en las cosas de Dios, orando que Dios les quite su corazón duro y les ponga un corazón de carne para Dios mismo.

Ahora una parte importante es cómo nosotros reflejamos esa autoridad en la casa como marido y esposa, y para mí la imagen que yo tengo, es la imagen de bailar. No sé si se entiende en todas las culturas de la misma manera, pero cuando yo era joven yo veía a mis padres bailar juntos. Era una cosa bella, esposo y esposa bailando juntos, y nadie estaba pensando en quién estaba dirigiendo, en quién está siguiendo. Los dos estaban bailando juntos y era un movimiento junto como una sola persona. De esa manera también se debe de ejercer la autoridad en el hogar. Por ejemplo: reflejar la imagen de Dios es bailar con mi esposa de tal manera que yo sí estoy dirigiendo y ella me está siguiendo, pero estamos gozando, y no voy a practicar una autoridad opresiva, no voy a ser un tirano, pero voy a pedirle su consejo porque ella es mi ayuda. Y juntos estamos tomando el 99% de las decisiones. Van a haber unas decisiones que en última instancia el padre tiene que tomar la responsabilidad por la familia y decidir, y la mujer someterse, a menos que sea una decisión que traiga daño a la familia. Por ejemplo financiero o algo así, o si el hombre está pidiendo que la mujer haga algo que es contra la palabra de Dios. Pero normalmente es un baile, y el hombre y la mujer están gozando juntos moviendo en la misma dirección, y muchas veces se parece a un compañerismo, pero finalmente el hombre tiene toda la responsabilidad por lo que pasa en su casa y la mujer tiene la responsabilidad de ayudar a su marido a entender lo que debe pasar también en la casa con los niños.

Susi: Creo que esa imagen nos ayuda mucho a entender que, aunque el hombre dirige, la mujer le sigue voluntariamente en un baile, una pareja bailando un vals, ella no está resistiéndose, ella está intentando seguirle las pisadas y ayudando a mantener el equilibrio y todo eso. Entonces delante de los hijos eso significa, pues hablando de manera muy práctica, yo puedo pensar en situaciones donde una mamá dice cosas como: “Bueno, pues tu papá dijo, ni modo, pues tenemos que hacerle caso”. Ese tipo de declaraciones socava la autoridad del papá, entonces ella necesita apoyar la autoridad de su esposo delante de los hijos y también la tiene que ejercer cuando él no está, ¿verdad?

Pastor Juan: Si, si claro.

Susi: Creo que eso es un asunto, muchas mamás jóvenes me hacen sus preguntas de cosas así y a veces creo que las mamás creen que están como pasándole la batuta a su esposo, pero realmente están socavando su autoridad porque están dando a conocer a sus hijos que no están de acuerdo con su papá, pero pues ni modo, él es el papá. Eso daña esa autoridad que juntos ellos tienen en el hogar. Quería preguntarle también, el autor dice algo muy hermoso en este capítulo aquí para terminar, dice que: “Podemos sumergir una y otra vez la historia de la rebelión de nuestros hijos en la historia de la Redención”. Entonces usted, no solo como Pastor, pero como papá que ya crio a sus hijas, ¿cómo se ve esto? ¿Cómo usted vio esto en la vida de su familia? ¿Puede ponerle pies a esta declaración?

Pastor Juan: Si, que reflejamos la historia de la Redención en nuestras vidas, sí. Interesantemente, como dije, vemos la rebelión en Génesis 3 y naturalmente la vemos en nuestras casas, en nuestros hijos y hasta como cristianos siempre estamos batallando contra nuestro mismo pecado. Pero lo que vemos es el perdón de Dios en nuestra vida, la Redención de Dios con nosotros; y vemos esta imagen cada vez que ejercemos disciplina con nuestros niños. La disciplina funciona en diferentes niveles, algunas veces la disciplina es nada más que corregir al niño con una frase o regañarlo. Pero también vemos en el proceso de disciplina. Lo que estamos haciendo en el proceso de disciplina es decir “mira, es mejor caer bajo mi disciplina ahora en este momento que caer bajo la disciplina de Dios en el juicio final. Ahora estamos preparando para el juicio en el día final y lo que queremos es que entiendas la gracia de Dios, el perdón de Dios, la disciplina de Dios que es para tu bien”. De esa manera estamos reflejando el Evangelio y la Redención.

Por ejemplo, cuando Dios exilió a Adán y Eva fuera del jardín, eso fue la disciplina de Dios. Cuando Dios exilió a Israel de la tierra prometida, esa fue la disciplina de Dios. La disciplina de Dios es para el bien de su pueblo y vemos que Dios por su gracia siempre perdona a los que se arrepienten, y ahí vemos ese proceso cada vez que practicamos la disciplina, cada vez que perdonamos vemos la gracia de Dios.

Lo último que quería decir es que en mi contexto hay muchas madres que están desanimadas porque sus maridos no están dirigiendo y no saben qué hacer, y mi sugerencia es que oren por sus maridos. En mi experiencia personal fue que a mí como pastor me gustaba leer de Teología y tenía un mal pensamiento de que ella estaba a cargo de las niñas, y yo necesitaba estar a cargo de la iglesia. Por seis años mi esposa oró por mi hasta que el Señor me enseñó que era mi responsabilidad dirigir a mi familia. Fue interesante porque en ese tiempo yo empecé a aprender cómo ser un padre, y yo sé que es posible desanimarse como mujer si el hombre no está dirigiendo, pero oren por sus maridos; y esposos oren por sus esposas que puedan entender que estamos en esto juntos tratando de reflejar el carácter y la imagen de Dios, y la redención de Dios en nuestras vidas, para que nuestros niños puedan poner su esperanza en el Dios que salva.

Susi: ¡Que gran esperanza tenemos! La historia de la redención nos da esperanza para ese pecado que vemos, no solamente en nuestros hijos sino también en nosotros mismos. Pues muchas gracias, hermano Juan, por tomar tiempo para compartir hoy con nosotros. Como dice Tripp: “Somos padres incapaces intentando apuntar a otros padres incapaces hacia la fuente de sabiduría y ayuda que Dios nos provee”. Gracias.

Y quiero terminar con esta cita del capítulo 8:ay “Cada momento de rebelión revela el corazón de tu hijo y cada momento en que el corazón de tu hijo es revelado, es una oportunidad dada por Dios para hablar sobre el Salvador, quien es el único que puede liberar a tu hijo de sí mismo”. Gracias a Dios por esas verdades.

Y a ti que estas escuchando, te recuerdo que hay una guía de estudio disponible en la página de Crianza Reverente, en la publicación de este mismo episodio 58, contéstala y júntate con tu cónyuge o con algún grupo para profundizar en estas verdades tan importantes. Que Dios nos permita someternos a Él y entregarnos por completo a su plan perfecto esta semana, que Dios les bendiga.

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Autores

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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