Categoría: Entrenamiento

Episodio #60: La necesidad de desarrollar carácter con Mateo Bixby

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noviembre 11, 2020

Nuestros hijos tienen mucho comportamiento indeseable que no necesariamente representa desobediencia abierta. ¿Cómo debemos responder a esa conducta? Tienen falta de madurez y muchos hábitos incorrectos. ¿Qué debemos hacer al respeto? En esta conversación tratamos de manera práctica la gran necesidad que tienen nuestros hijos de desarrollar el carácter cristiano, y la perspectiva correcta que los padres debemos tener. ¡Únete a la conversación!

Baja la guía de estudio:

Guía de estudio Capítulo 10: Carácter 

Guía de estudio Parte B (cap. 8-14)  

Guía de estudio completa 

Preguntas de la guía Capítulo 10: Carácter

Principio: No todo el mal que tus hijos hacen es una rebelión directa contra tu autoridad; gran parte de sus errores son resultado de la falta de carácter.

  1. ¿Cómo describirías la diferencia entre rebeldía y falta de carácter? (Probablemente usando ejemplos de tu propia vida sería una de las maneras más fáciles de identificar la diferencia).
  2. Lee Efesios 4:20-32 y contesta las siguientes preguntas:
    1. ¿De quién o a quién necesitamos aprender? (v. 20)
    2. ¿Qué necesitamos hacer con el “viejo hombre”, que es la fuente de deseos engañosos? (v. 22)
    3. ¿Qué debe suceder con nuestra mente continuamente? (v. 23)
    4. ¿Qué quiere crear Dios en nosotros por medio de su verdad? (v. 24) ¿Hay alguna acción que nosotros debemos tomar?
    5. De los versículos 25 al 32, anota todas las áreas en las que necesitamos deshacernos de alguna cualidad del viejo hombre, y con qué se debe reemplazar.
    6. Deseando que un día tus hijos experimenten la obra de Dios creando un nuevo hombre en ellos, ¿cómo este pasaje te ayuda a empezar a entrenarlos para actuar conforme a la naturaleza de ese nuevo hombre?
  3. Para cada par de versículos abajo, anota la característica natural y pecaminosa que tu hijo podría tener, y el rasgo de carácter piadoso que quieres que adquiera en su lugar:

 

Rasgo pecaminoso Rasgo piadoso
1 Juan 4:8  no ________ a otros Juan 15:12  _______ unos a otros
Filipenses 2:21  buscar _____________ Juan 12:24  ______ a uno mismo
Proverbios 16:5  _________ de corazón Santiago 4:6
Romanos 1:21 no dieron ___________ Efesios 5:20
Lucas 12:15 Hebreos 13:5
Prov 13:10 Santiago 3:17
Proverbios 24:29  ________ según obra Romanos 12:19-20  no ____________
Proverbios 29:22 Gálatas 5:22-23
Efesios 4:25 Zacarías 8:16 hablar ___________
Proverbios 20:4 Proverbios 6:6-11
Salmo 1:1 juntarse con _________ Proverbios 13:20 ____________ sabias
1 Timoteo 6:9-10 querer ____________ Mateo 6:33 buscar ___________
1 Pedro 2:11  deseos ____________ Tito 2:12 vivir ______________
  1. Haz el siguiente ejercicio basado en la lista anterior. Para facilitar, puedes utilizar plumas de diferentes colores para ti y cada uno de tus hijos. Primero, marca (o anota) 3 características positivas que Dios ha estado produciendo en ti y dándote crecimiento en los últimos meses. Luego marca 3 características en la columna izquierda como áreas de oportunidad en las que reconoces que tienes necesidad. Agrégalas a tu lista de oración personal.Ahora, para cada uno de tus hijos, identifica las luchas más evidentes en su vida, y toma nota de la cualidad piadosa que debe reemplazarla. Agrega estas peticiones a tu lista de oración por ese hijo, y anota el texto, o algún otro texto bíblico parecido, en una tarjeta para empezar a memorizarlo con tu hijo. Planea cómo puedes ayudarle a formar carácter piadoso en esa área de su vida, e identifica las cosas que le pudieran estar estorbando. Comparte este ejercicio con tu cónyuge para que hagan planes en conjunto. (Aunque tus hijos sean pequeños, probablemente ya puedes identificar tendencias en su personalidad).
  2. Considerando las áreas en las que indicaste que Dios te ha dado crecimiento, ¿qué aprendiste al lidiar con ellas que podría ser de ayuda para tus hijos también?

El autor dice que hay una conexión asombrosa que las Escrituras hace que nos ayuda a entender la fuente de los problemas de carácter. Sin entender esta conexión, difícilmente podremos llevar a nuestros hijos a la confesión y al cambio duradero. Lee Romanos 1:25, 28-32 si aún no lo has leído en el libro. Según el versículo 25, ¿qué pasó con el objeto de adoración de las personas que cambiaron la verdad de Dios por la mentira?

Según el versículo 28, ¿cuál fue el resultado de no estimar el conocimiento de Dios?
Según el versículo 30, ¿cómo el hecho de no adorar a Dios afecta la relación con sus padres?
Según el versículo 32, ¿qué merecen las personas que adoran a cosas creadas en lugar de adorar a Dios?
¿Qué podemos concluir sobre la importancia de lo que gobierna los deseos del corazón de nuestros hijos?

TRANSCRIPCION:

Resumen:

Después de haber hablado sobre la necedad que caracteriza el corazón de nuestros hijos, el autor quiere aclarar algo muy importante. Esa necedad natural se va a manifestar de diferentes maneras. Una de esas maneras es la rebeldía y desobediencia abierta. Pero, no todo lo que necesita corrección en sus vidas es resultado de rebeldía, sino que es resultado de falta de carácter.

El ejemplo que el autor da al principio del capítulo trata de hijos que están jugando y totalmente despreocupados por la necesidad que su mamá tiene de ayuda porque está presionada. Ella no les ha exigido ayuda, pero ellos tienen suficiente edad para detectar una necesidad y ofrecer ayuda. Aquí tenemos a niños o jóvenes que no han desarrollado un carácter maduro. La crianza está llena de situaciones así, áreas en las que nuestros hijos necesitan madurar y aprender la manera correcta de tratar a otras personas y vivir correctamente.

Queremos criar hijos que sean buenos compañeros de salón o de cuarto o de trabajo, buenos esposos o miembros de sus iglesias. Sí, debemos enfatizar la hermosura de la sumisión a la autoridad, y también debemos enfatizar la necesidad de desarrollar carácter. Nuestro gran problema es que la falta de carácter en nuestros hijos nos molesta, nos irrita, nos saca ira e impaciencia. Estamos muchas veces intentando resolver una falta de carácter mientras mostramos una falta de carácter. ¡Obviamente esto no va a lograr nada! El autor dice que por esto tenemos que empezar confesando que tenemos mucho en común con nuestros hijos cuando se trate de problemas de carácter. Y si podemos aceptar esto, entonces vamos a lidiar con las situaciones de la crianza con paciencia, bondad y gracia.

Me encanta la perspectiva tan Dios-céntrica que el autor ofrece aquí: que a Él le importa tanto el desarrollo de carácter en todas nuestras vidas que va a dirigir situaciones familiares de tal manera que no sean cómodas sino restauradoras. Imagínate. Tenemos a un Dios que nos ama tanto a nosotros y a nuestros hijos que no nos va a permitir quedarnos como estamos. Debemos reconocer esa gracia cada vez que se nos presenta una oportunidad para trabajar en el carácter nuestro y de los hijos.

Para poder tratar con la falta de maduración y carácter en nuestros hijos, debemos entender algo sobre su naturaleza y su fuente. Por ejemplo, sin contar las veces que demuestran rebeldía y desobediencia abierta, nuestros hijos demuestran cosas como: flojera, mentiritas blancas, orgullo y jactancia, el querer ser primero en todo, soberbia hacia otros, falta de amor y cuidado, egoísmo, argumentar constantemente, excusar siempre sus errores, no querer compartir, evitar cualquier trabajo en la casa, cumplir al mínimo. Podríamos seguir con más cosas. El punto es que no podemos solamente dirigirnos a desobediencia abierta, ni tampoco podemos crear cientos de reglas para que siempre que manifiesten falta de carácter podemos decir que es desobediencia. Necesitamos entender cómo funcionan y cómo deben cambiar.

Romanos 1 hace la conexión que necesitamos. Lo estudiaremos un poco en las preguntas de la guía de estudio, pero por ahora digamos que este pasaje conecta problemas de carácter con la adoración. En otras palabras, el corazón de tu hijo siempre vive bajo el gobierno de algo. Hay una guerra por control en su corazón en todo tiempo. Esto quiere decir que incluso cosas buenas pueden estarle controlando. Es importante que ayudemos a nuestros hijos a descubrir lo que está gobernando su corazón (el placer, el control, etc.) para que Él haga su obra de convicción y transformación en sus corazones. En el siguiente capítulo el autor desarrollará mucho más este tema, pero por ahora, consideremos si estamos dispuestos a la paciente obra de pastorear los corazones de nuestros hijos, tal y como Dios lo está haciendo con nosotros, para que todos lleguemos a dejar que Él gobierne la adoración de nuestros corazones y esto se vea en el crecimiento de nuestro carácter.

Conversación:

Susi: Estoy agradecida con mi esposo Mateo por acompañarnos otra vez, ahora para hablar del tema Carácter. Estaba pensando que eres el único invitado, Mateo, a Crianza Reverente, que graba conmigo en la recamara. ¿Sabias? (risa)

Mateo: ¡Es un buen lugar para grabar!, ¿supongo? (risa)

Susi: Sí, no hay mucho ruido. ¡Lo bueno es que no grabamos en video, puro audio!

Muy bien, pues gracias por acompañarnos una vez más. Creo que este capítulo es un tema importante, quizá un tema que no se habla mucho. Hemos venido hablando y aprendiendo sobre el hermoso plan de Dios para el hogar cristiano, donde a los hijos se les enseña, se les exige la sumisión a la autoridad, porque tienen corazones necios y rebeldes; y necesitan desesperadamente someterse al único que puede salvarles de su pecado. Al mismo tiempo nosotros los padres estamos siendo atraídos por Dios a someternos a Él también diariamente y así modelar delante de nuestros hijos la hermosura de vivir bajo autoridad.

Pues esta semana queremos tratar con algo que creo que a veces puede ser confuso para algunos padres. Entendemos que el corazón de nuestros hijos es rebelde y que hay que tratar con esa desobediencia, pero ¿qué hacemos cuando lo que hacen no está bien, pero tampoco es rebeldía abierta contra nuestra autoridad? Aquí es donde tratamos con lo que el autor llama Carácter. Quizá debemos comenzar definiendo carácter porque, por lo menos donde nosotros vivimos, esa palabra puede significar varias cosas. Mateo, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de carácter en este contexto?

Mateo: Es un tanto difícil. De hecho, estaba haciendo un poco de investigación para ver cómo lo definen otras personas y en algunas páginas que visitaba decían algo así como: “Bueno, el carácter es difícil de definir lo que es, pero uno cuando lo ve sabe lo que es”, y se están refiriendo precisamente a un carácter piadoso, a un carácter cristiano, reflejando la semejanza a Cristo. En un sentido muy común, muy general, el carácter es una serie de rasgos, cosas que nos caracterizan. De hecho, se ve la relación de esas palabras, ¿no? El carácter es lo que nos caracteriza.

Pero ¿qué es el carácter del que habla el libro que queremos desarrollar en nuestros hijos? Y quizás la manera más simple de definirlo sería con el fruto del Espíritu. Son esas virtudes, esas cualidades que Dios produce en nosotros y que reflejan la imagen de Jesucristo. Hablamos de cosas como amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, que es uno muy importante cuando hablamos del carácter porque estamos hablando de dominio propio. La palabra templanza ahí se traduce en otros lugares como dominio propio.

Cuando hablamos de carácter, entonces, estamos hablando de algo que te caracteriza, algo que es consistente en tu vida, quizás no perfecto pero si es consistente en tu vida. Si haces algo una vez eso no refleja tu carácter, no es una característica, es algo que hiciste alguna vez. El carácter es aquello que nosotros reflejamos consistentemente y para que sea un carácter cristiano creo que tiene que haber iniciativa propia. Yo lo hago no por imposición, porque entonces es algo que alguien más exige. Es algo que sale de mi carácter, y a veces las personas hacen lo que deben solo por la imposición de alguna autoridad en su vida, pero no sale de ellos. Tiene que haber ahí una integridad también, que significa que lo hacemos cuando nadie nos ve o cuando incluso hay problemas, o nos va a costar algo, eso es nuestro carácter; porque otra vez, una cosa es lo que demostramos enfrente de los demás y luego lo que pasa cuando nadie nos ve en la recamara…

Susi: Grabando un Podcast (risa)

Mateo: Sí, cuando estamos con nuestros teléfonos, cuando estamos con nuestros amigos, ahí sale lo que realmente somos también, que es nuestro carácter genuino.

Susi: Entonces lo que buscamos como padres es llevar a nuestros hijos desde esa obediencia, que obviamente es muy importante, la obediencia a la autoridad, pero queremos llevarlos en los siguientes pasos, donde esas cualidades que les pedimos por obediencia lleguen a ser características que salgan de un corazón que realmente desea mostrar esa característica. Pienso en lo que Dios produce en nosotros como creyentes. He escuchado a padres o madres decir “¿cómo puedo exigir de mi hijo un carácter que solo es para un cristiano y él no es un cristiano?” ¿Qué dirías a esa pregunta?

Mateo: Pues Dios exige de los inconversos que actúen como le agrada a Él, y Dios castiga a los inconversos, juzga a los inconversos, cuando no actúan de una manera que agrada a Dios. Dios no mira el mundo y dice: “Ah bueno, ustedes pues como no son creyentes pueden actuar como quieran”. ¡No! Dios manda consecuencias por el pecado aun a personas inconversas y nosotros a nuestros hijos inconversos también debemos de imponer ciertos castigos para que aprendan que el camino del transgresor es duro, y además empezamos ya desde que son chiquitos, a veces antes incluso que realmente empiecen a entender muchas cosas, o hablar muchas cosas, empezamos ya a cultivar en ellos un carácter, ciertos rasgos, ciertas características que les pueden ayudar mucho cuando ya sí son hijos de Dios. Hemos en un sentido eliminado, hemos limpiado el terreno, quitado todas las piedras para que pueda florecer ese fruto.

Susi: ¡Sí! Por ejemplo, podemos empezar desde que son bebés. O sea, cuando tú le enseñes a un bebé a que hay que cambiar el pañal… quien sabe porque los bebés nunca quieren eso, ¿verdad? Porque luego si no le cambias el pañal, se van a sentir mal, pero ellos no entienden eso… Entonces al imponerles, al exigirles que obedezcan, que estén tranquilos durante el cambio de pañal, ya les estás enseñando carácter. Estás enseñando obediencia, pero también ya estás enseñándoles a negarse a sí mismos, a practicar el dominio propio. Creo que nuestra cultura no nos ayuda con esto, porque quizás en los tiempos de nuestros abuelos, ellos valoraban ciertas cosas que esta cultura no valora. Cuando hablas con tu abuelito y dice: “Es que yo me levantaba a las 5 de la mañana y caminaba cuesta arriba hacia la escuela y cuesta arriba hacia mi casa”, y así exageran, ¿no? Pero obviamente la cultura antes valoraba más este carácter.

Mateo: Y lo valoraba porque la vida era difícil, entonces tenían que levantarse temprano para ordeñar las vacas, tenían que trabajar luego cuando regresaban de la escuela y nuestros hijos apenas muchas veces están despertando cuando van bajándose del coche, cuando se acercan a la escuela. Regresan a casa, y creen que van a pasarse toda la tarde viendo videos o jugando videojuegos y no hacen nada, incluso, para ayudar en la casa. Entonces, la antigua generación ve eso y ve que somos unos consentidos, que no sabemos trabajar, ¡y es verdad! Nosotros no sabemos trabajar, nuestros hijos muchas veces no saben trabajar y lo que vemos es que nuestra cultura el día de hoy valora mucho más otra serie de cualidades. En vez de laboriosidad o cumplir con tu deber o tu rol social, valoran, por ejemplo, ser muy espontáneos, valoran hacer lo que tú quieras hacer, porque muchas personas de esa cultura no podían hacer lo que querían hacer, ahora cómo ha cambiado un poco el mundo, pues las personas quieren hacer lo que ellos desean hacer.

Susi: Cumplir tus sueños.

Mateo: Expresarse libremente y no sentirse obligados a hacer nada, el problema con eso es que choca frontalmente con algunos de los puntos esenciales del cristianismo. Ahora, no estoy diciendo que la generación anterior lo entendía y entendía el cristianismo, porque cada generación distorsiona el plan de Dios y su manera de distorsionarlo era enfatizar el rol del deber, hacer las cosas, aunque no quieras hacerlas y caían muchas veces en el conductismo. “Tengo que hacerlo”, y si no había consecuencias. Entonces lo hacía no por agradar a Dios, sino simplemente para evitar el castigo o quizás el rechazo social y cosas así. En nuestros días entonces, hemos distorsionado con nuestros hijos y las generaciones ahora que están creciendo hemos distorsionado eso de otra forma, y lo hemos distorsionado en el sentido de que ahora “haz lo que tú quieras”, pero la Biblia nunca nos exhorta a hacer lo que nosotros queramos.

Susi: En la lista del fruto del Espíritu no viene nada parecido.

Mateo: Espontaneidad no está ahí ni libertad absoluta, y claro que somos libres, en Cristo, hablamos de esto en un episodio anterior.

Susi: Si, en el de la Ley y la Gracia.

Mateo: No es una libertad absoluta. Tenemos la ley de Cristo y no podemos usar la gracia como excusa para nuestra carne, que tristemente es lo que está sucediendo. Algo que tenemos que entender es que la abnegación es un principio básico para el dominio propio, pero también para crecimiento cristiano. En un libro que nosotros usamos en la Universidad Cristiana, en la clase de Biblia, usamos un libro que se llama “Transformados en su imagen” y es fantástico el libro, pero en el penúltimo capítulo de este libro, el autor describe cómo nosotros desarrollamos el carácter de Cristo. Menciona 3 etapas; primero la etapa del preescolar. Como padres en la etapa del preescolar buscamos enseñarles a nuestros hijos la abnegación, por medio de la sumisión a las autoridades, entonces queremos domar el rebelde, esa es la frase que utiliza, el rebelde domado. Nuestros hijos nacen con un corazón rebelde. Queremos domar eso, no quebrantar su espíritu, pero si domar su espíritu, para que puedan empezar a aprender y ser útiles para Dios. Entonces tenemos que abnegarnos o enseñarles a nuestros hijos la abnegación, y eso usualmente sucede en la sumisión a la autoridad.

Susi: Obviamente si ya tienes hijos grandes y apenas vas empezando, pues todos estos principios los puedes utilizar, pero si es posible, empecemos desde que están chiquitos, enseñarles obediencia y abnegación. Creo que hay muchos padres que quieren de alguna forma lograr que sus hijos obedezcan pero sin tener que negarse a sí mismo y ahí entra la manipulación, las recompensas, todas estas cosas y creo que esto es clave para los padres de niños pequeños. Es bueno para tu hijo que tengan que negarse a sí mismo, aprender a negar esos instintos naturales que el mundo valora tanto, o sea los instintos naturales no son buenos necesariamente.

Mateo: Sí. Si hablamos de la abnegación, pudiéramos definirlo como…, bueno, esto es algo que yo anoté.

Susi: Es tu definición, es definición Mateo (risa).

Mateo: Así es. Es “hacer con buena actitud lo que debemos hacer, aunque no queramos”, y eso es difícil y hay varios elementos ahí, ¿no? Es primero hacer lo que debemos hacer, lo que sabemos que agrada a Dios, pero hacerlo con buena actitud; si haces lo que debes hacer con mala actitud no has aprendido la abnegación. Como padres nos equivocamos muchas veces porque dejamos que nuestros hijos se queden en esa condición de obedecer con mala actitud y eso es algo que no debemos nosotros permitir, no debemos de conformarnos con eso. Claro, si haces lo que quieres hacer con buena actitud y es lo que debes hacer, bueno ¡qué bien!

Susi: Que bien, pero normalmente la vida no es así.

Mateo: Eso es lo que queremos, finalmente la meta para nuestros hijos es que deseen hacer lo que deben de hacer y que entonces lo hagan, pero el problema es que no nacen en esa condición y todos nosotros nos enfrentamos a muchas cosas en la vida donde no queremos hacerlas o sea no queremos hacer lo que deberíamos de hacer.

Susi: Porque inicialmente muchas veces no entendemos el propósito de Dios, no vemos el propósito de Dios, entonces, vemos una situación, sabemos lo que debemos hacer, no queremos, pero si somos creyentes maduros hemos llegado al punto donde entendemos que tenemos que hacerlo. Después viene muchas veces ese sentimiento positivo de haber obedecido y haber entendido el plan de Dios. Si lo vemos con esa perspectiva con nuestros hijos, estamos entrenándoles a negarse a sí mismos y hacer algo que no quieren hacer porque nosotros entendemos, por la sabiduría que Dios nos ha dado como padres, entendemos hacia donde les estamos llevando.

Mateo: Y Paul Tripp habla de eso, ¿no? Que como padres es nuestro rol enseñarles lo que ellos no entienden, los “misterios”; él usa esa. Los misterios de lo que está sucediendo en su corazón y el plan que Dios tiene para ellos. Entonces, necesitamos nosotros enseñarles esa abnegación. Algo que dice en el libro que mencionaba anteriormente, Transformados en su imagen, dice que si no aprendes la abnegación, no puedes pasar a los siguientes niveles de madurez y crecimiento cristiano. Te vas a estancar en la etapa de preescolar, y el autor comenta que por eso podemos encontrar hermanos en la iglesia que llevan 50 o 60 años en la iglesia y todavía no exhiben el fruto del Espíritu. No hay madurez en su vida, se comportan como niños malcriados cuando hay algún problema en la iglesia, y decimos: “¿Cómo es posible? Lleva tanto tiempo en la iglesia”. Pero la razón es porque nunca salieron del preescolar, nunca aprendieron a negarse a sí mismos, a hacer lo que Dios pedía de ellos, hacerlo con buena actitud, con buena disposición y entonces no puedes pasar a los siguientes niveles.

En el libro menciona el siguiente nivel, que es la etapa de los años escolares, digamos de primaria, quizá secundaria, estamos hablando ahí de que el niño debe de aprender a aplicar personalmente la abnegación a su vida. Cuando el niño está en casa, con sus padres todo el tiempo, pues los padres, la madre puede exigir que haga lo correcto. Pero conforme crece, empieza a salir de su contexto familiar, empieza a estar con sus amigos donde no está papá, donde no está mamá, y ahí él tiene que empezar a aplicar eso en ausencia de sus padres, tomar la iniciativa de obedecer aun cuando nadie le ve. Esto es parte de eso que venimos mencionando. Si les enseñamos eso y llegan a la adolescencia, que es la tercera etapa, y ahí ellos toman la iniciativa en servir a Dios y a otros, y aquí como que explota el cerebro, ¿no? ¿Cómo son la mayoría de los adolescentes? Ensimismados, egoístas, no quieren servir a nadie. El autor resalta que para esta etapa de la vida ya deberían de ser siervos, ellos, por iniciativa propia. ¿Por qué? Porque aman a Dios y aman a otras personas a su alrededor. Entonces ahora ya estamos llegando a ese asunto tan crítico que menciona nuestro autor, que es el carácter, que es el corazón, y lo describe Tripp como: “Aquello que nosotros adoramos o que amamos sobre todas las cosas”. Es ahí donde empieza la conexión, el nexo con todo esto.

Susi: Entonces, al ir llevando a nuestros hijos, acompañándolos por estas etapas, tiene que haber algo más allá de solamente exigir una conducta externa. Estoy pensando en las reglas, porque creo que para los padres es muy fácil usar reglas para tratar de producir carácter, ¿no? Por ejemplo: dos niños, un hermanito y su hermanita, se están peleando. Quizás tengan 3 años o quizás tengan 10 años, porque los hermanos siempre se pelean. Nosotros tenemos 3 adolescentes en la casa y todavía, a veces, bueno ya ahorita son más maduros, pero…

Mateo: Pero son secretos que no se cuentan… (risa)

Susi: Secretos familiares, así que, los hermanos peleándose y la tendencia del padre o la madre seria: “Bueno, a ti te toca 10 minutos y luego a ella le toca 10 minutos, porque es que no aprenden a jugar juntos”. Esa regla del tiempo no está cambiando el corazón de esa hermana y ese hermano. Pensemos de manera muy práctica. ¿Qué es lo que necesitan? ¿Qué necesita el hermano y la hermana desarrollar? Necesitan desarrollar amor unos por otros, pero primero tienen que empezar con la abnegación. Esa hermana, ese hermano, necesita poder llegar al punto donde él dice: “Me niego a mí mismo, mis deseos, por servir y amar a otra persona”. Y sabemos que a fin de cuentas Dios tiene que producir el fruto del Espíritu en nosotros, no es algo que nosotros vamos a producir en nuestros hijos, pero hay muchas conversaciones que podemos tener con ellos.

Mateo: Y la Biblia nos describe el corazón de nuestros hijos como un corazón necio, que la rebeldía y la necedad están ligadas a su corazón, entonces, creo que en nuestro mundo hay la idea de que nuestros niños son buenos cuando nacen, son nobles y solo tenemos que orientarles un poquito en la dirección correcta y entonces todo saldrá bien, porque son buenos. La Biblia nos presenta un cuadro completamente diferente de niños e hijos que, si no aprenden a someterse a sus autoridades, a escuchar a sus autoridades, van a desechar la sabiduría; el instinto del niño no es recibir la sabiduría, sino desecharla y es ahí donde empieza con si la autoridad y la imposición de reglas, y a veces la disciplina corporal en nuestros hijos u otras herramientas de disciplina también, por supuesto. Pero todo eso es para romper ese escudo de rebeldía que impide que la palabra de Dios y los consejos de los padres lleguen a sus corazones, se defienden, luchan contra eso. Entonces ahora cuando nosotros quebramos esa corteza que impide que la palabra de Dios y nuestros consejos lleguen a ellos, ahora ya empezamos a trabajar de una manera más directa con su corazón. Pero primero tiene que ser ese quebrantamiento, enseñarles la abnegación por la sumisión a las autoridades, que implica por supuesto algo de disciplina, no es la única herramienta y es otra vez donde generaciones de antaño quizás se equivocaron, la disciplina, el castigo era la única…

Susi: Casi esa la única herramienta que usaban, sí. Entonces un padre, una madre hoy en día necesita aprovechar todas las herramientas que Dios le ha dado con el fin de que el carácter de Cristo se vaya produciendo en nuestros hijos. Yo recuerdo cuando nuestros hijos estaban pequeños leí por primera vez el libro, “Como pastorear el corazón de tu hijo”, lo hemos mencionado varias veces aquí en el Podcast, y cerca del final de ese libro el autor escribe varios capítulos muy prácticos sobre las diferentes etapas. Él está totalmente de acuerdo con lo que hemos estado hablando, el carácter, el desarrollo del carácter. Y lo que él dice me ayudó mucho a mi como mamá, lo voy a mencionar, y si puedes conseguir el libro mejor. Dice que el niño necesita relacionarse correctamente con Dios, necesita entenderse a sí mismo, y necesita relacionarse correctamente con otras personas. Todas esas tres cosas obviamente en el contexto bíblico.

Eso me puede ayudar como mamá. Mis hijos están peleando o mi hijo otra vez no hizo la tarea o cualquier falta de carácter que vemos en nuestros hijos, puedo detenerme y tener una conversación, quizás sea larga, quizás sea corta, el punto es que se acumulan esas conversaciones a lo largo de los años. Puedo pensar: “Mi hijo en este momento tiene una perspectiva deficiente probablemente de Dios, probablemente también de quién es él, a lo mejor se cree más de lo que él es, y también tiene una perspectiva deficiente de cómo debe relacionarse con su hermana o con su maestro en la escuela o lo que sea. Eso me ayuda entonces a hacer buenas preguntas a mi hijo, a buscar quizá un versículo bíblico que podamos memorizar juntos y hablar. Yo sé que los padres quieren respuestas rápidas, pero cuando se trata del carácter, de desarrollar carácter, no hay, no hay ninguna respuesta rápida, esto es una labor de años, es invertir nuestra energía y entender que conversación tras conversación, sesión de disciplina tras sesión de disciplina, que terminan muchas veces las sesiones de disciplina, como tú dices, rompen esa corteza, esa capa dura que está alrededor del corazón necio de mi hijo y ahí están los momentos precisos.

Muchas veces cuando yo puedo como mamá mostrar interés en lo que está pensando y sintiendo, y dirigir esos afectos de su corazón hacia Dios y ahí está la adoración. O sea, lo que quiero es que mis hijos se conviertan en adoradores de Dios y naturalmente son adoradores de sí mismos y muchas veces es precisamente esa falta de carácter lo que me muestra a mí que todavía mi hijo está lejos de ser un adorador de Dios. Pensando en que los niños son seres que aprenden por imitación principalmente, tenemos que preguntarnos, ¿cuál es la manera principal en que nuestros hijos van a aprender esto? Como padres tenemos que presentarles el carácter hermoso de Dios, de Cristo. Lo que queremos es que se conviertan en imitadores de Cristo.

Mateo: Por que aman a Cristo, porque ven la belleza de Cristo.

Susi: Muchas veces, mucho de lo que los padres hacemos con nuestros hijos es negativo: “¡No hagas eso, no hagas eso, no seas así, no seas controlador, no seas enojón, no seas!”. ¿Pero qué les estamos presentando como ese modelo atractivo? Tenemos la oportunidad diariamente de aprovechar momentos para presentar a nuestros hijos la belleza del carácter de Dios, que pueden y deben imitar.

Mateo: Y para hacer eso efectivamente, requiere que nosotros estemos imitando y reflejando el carácter de Cristo también, porque si les hablamos una cosa y luego demostramos otra, entonces no van a ver eso ni quererlo en su propia vida, van a verlo como hipocresía en nosotros y tendrían razón. Ahora, esto quiere decir que, si yo quiero forjar el carácter cristiano en la vida de mis hijos, yo tengo que estar creciendo en ese carácter cristiano, no tengo que ser perfecto, porque ninguno lo sería, pero tenemos que estar creciendo en ese carácter cristiano, mostrándoles esas cualidades de amor y gozo y paz, y el dominio propio; que ellos vean en nosotros que sabemos negarnos a nosotros mismos. De hecho, una de las áreas donde más tenemos que ejercer abnegación es en la crianza de nuestros hijos, ¿no?; en disciplinarles, en exigirles a ellos consistencia; pues, para exigirle a él consistencia yo tengo que ser consistente. A veces es como que: “ay, hoy no tengo ganes de lidiar con mi hijo”. Bueno, tu hijo va a ver eso y estás cultivando en él, entonces, que él viva de acuerdo a sus emociones. No queremos eso, por supuesto. Pero requiere mucho de nosotros, no perfección, pero sí crecimiento hacia la semejanza de Cristo.

Mi reto para ti como padre, es que tú cuides tu corazón, que tú estés amando a Dios, adorando a Dios genuinamente y que eso entonces cambie tu carácter y que tú muestres el carácter de Cristo y que tú seas una persona de carácter cristiano, de disciplina, de abnegación, y luego, entonces, tus hijos van a ver eso en tu boca y en tu vida, y Dios mediante, eso hará un impacto muy grande en su corazón, hasta que ellos crezcan y reflejen a Cristo en sus vidas.

Susi: Amén, bueno, yo creo que ahí es un muy buen lugar para dejarlo, con ese reto, ¿no? Y recordar que solo por la gracia, como hemos hablado muchas veces en esta serie, solo es la gracia de Dios, en Jesucristo, que produce ese cambio tanto en nosotros, como en nuestros hijos. Así que oración, mucha oración, mucho tiempo en la palabra es lo que va a producir eso en nosotros para poder también ser ese ejemplo para nuestros hijos.

Te recuerdo, para terminar, que en la publicación de nuestra página de este episodio, puedes leer las preguntas de la guía de estudio y creo que te van a ayudar mucho para abundar en este tema y también aplicarlo de una manera muy práctica. Gracias por siempre acompañarnos y gracias por escuchar, y también leer y mandarnos mensajes y responder, porque eso nos es de gran bendición, saber que Dios está usando este mensaje, este estudio en la vida de tantas familias. Que Dios te bendiga mucho.

TRANSCRIPCIÓN POR ERIKA CEDILLO

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Autores

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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