Categoría: Evangelio

Episodio #92: Tu verdad, mi verdad y la Verdad absoluta con Giancarlo Montemayor

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noviembre 10, 2021

“Tú tienes tu verdad y yo tengo mi verdad, y todos nos respetamos”. Así se espera hoy en día que las personas se traten, con tolerancia y sin ser exclusivos. ¿Es posible seguir esta moda y todavía criar hijos en el Evangelio? En este episodio, Susi habla con Giancarlo sobre la verdad absoluta y su importancia para la fe personal de cada padre, y para la crianza de los hijos. Se trata también el tema de las “mentiras piadosas”. ¡No te lo pierdas!

Estudio bíblico de la semana: Juan 14:1-14 (Bajar e imprimir)

Recursos recomendados: Verdad Total por Nancy Pearcey, El Momento de la Verdad por Steve Lawson, Una fe lógica por Tim Keller

Preguntas de reflexión:

  1. ¿De qué maneras se inclina tu corazón hacia la idea de tener tu propia verdad en lugar de permitir que Dios defina la verdad absoluta?
  2. ¿En qué áreas has instruido a tus hijos en la verdad, pero fallado en vivir lo que enseñas?
  3. ¿Qué cambios necesitas hacer para dejar de decir “mentiras piadosas” y así modelar un amor por la verdad absoluta de Dios?

Transcripción:

Susi: Al explorar las verdades hermosas y sí, a veces un poco duras del Evangelio; hay algunas presuposiciones que están por debajo de la superficie; y después de 10 episodios explorando el Evangelio, todas sus implicaciones; creo que puede ser valioso para todos nosotros levantar la cubierta y mirar un asunto que viene siendo clave para nuestra fe y para la vida diaria; y estamos hablando del concepto de una verdad absoluta. ¿Existe la verdad absoluta? O todos tienen su propia verdad, como es popular hoy en día, decir. Y creo que fácilmente puedes reconocer el enorme impacto que tus creencias sobre la existencia de una verdad absoluta pueden tener sobre tu fe. Entonces, hoy invité a nuestro amigo Giancarlo Montemayor, para acompañarnos y ayudarnos a desempacar un poco este concepto.

¡Hola Gian, gracias por acompañarnos, aquí en Crianza Reverente!

Giancarlo: ¡Qué tal Susi! No, gracias a ti por la invitación, y un gusto poder pasar este tiempo hablando sobre la Verdad absoluta.

Susi: Giancarlo es “regio”, o sea él es de la ciudad donde yo vivo; aunque él ya no vive aquí, y tiene algunos años viviendo en Estados Unidos, ¿puedes contarnos un poco Gian sobre tu familia, el trabajo que haces con LifeWay y Broadman & Holman?

Giancarlo: Tú vives en la cuidad donde nací, y yo vivo más cerca de donde naciste tú.

Susi: ¡Sí, así es, exactamente!

Giancarlo: Pero bueno, sí, nací y crecí en Monterrey, México, hasta los 17 años de edad, fue cuando emigré a Canadá primero, a Vancouver. Estuve por allá un año estudiando Agronomía, de todas las cosas estaba estudiando Agronomía; y bueno, como tú sabes en la Ciudad de Monterrey y los alrededores hay mucho negocio de ganado y todo eso, la carne es muy buena, esa era mi tirada cuando yo estaba en la Universidad.

Susi: Carne asada.

Giancarlo: Carne asada, y querer ser millonario con eso; pero el Señor tenía otros planes. Cuando ya estaba en Vancouver, yo sabía que ya no iba a ejercer eso, yo decidí terminar la carrera de Agronomía; pero regresé a Monterrey, a México, por un tiempo, pero ya pensando en que quería prepararme para el Seminario. Entonces, estudié luego en Louisville, ‎Kentucky en el Southern Baptist Theological Seminary, y tuve ahí mi MDiv, luego me casé con Marcela, mi esposa.

Susi: Que también es “regia”.

Giancarlo: También es “regia”, sí, ¡como todo lo bueno! Nos casamos, casi fue casarnos y a los dos meses emigramos a Estados Unidos. Yo hice un internado en una iglesia en Washington, D.C., y luego pastoreé un tiempo en Austin por seis años, en Texas; y luego recientemente, hace tres años y medio, tomé la posición de Director Editorial en LifeWay en español; y bueno, ahora veo todo lo que es global, todos los idiomas aparte de español. Pues ahí estamos, yo digo que tengo el mejor trabajo del mundo; porque me la paso leyendo, también conviviendo con gente; y entonces me gusta mucho lo que hago, y estoy muy agradecido por eso.

Susi: ¡Excelente! Sí, en parte por eso pensé en ti para este tema, porque sé que lees mucho y has visto el mundo de literatura cristiana, sabes que hay muchas cosas que se dicen hoy en día en nombre del cristianismo; y creo que este asunto de la verdad absoluta es clave. ¡Y gracias por tomar de tu tiempo para estar con nosotros hoy!

Giancarlo: ¡Un placer!

Susi: Me gustaría que empezáramos desde el principio, pensando ¿qué tan importante es realmente el asunto de creer en una verdad absoluta, cuando hablamos específicamente del Evangelio?

Giancarlo: Sí, la verdad es algo que, como dicen las Escrituras, “nos hará libres”. Hay muchas opiniones; pero hay una sola verdad. En diferentes etapas de la historia ha habido movimientos que argumentan contra la verdad relativa, en contra de la verdad absoluta; pero lo que la Biblia afirma, es que hay un solo camino; lo vemos en el Nuevo Testamento, que hay una sola verdad. La verdad, Susi, la verdad es que discrimina, o sea no le importa, si algo es bonito o si algo es feo; la verdad es tajante, es una sola, no es relativa, no es arbitraria, no depende de condiciones; sino que la verdad es como es, sea que duela o sea algo que embellece; pero siempre es por sí sola algo que se define, y que Dios mismo define qué es la verdad.

Entonces, cuando la aplicamos al Evangelio; pues obviamente es sumamente importante; porque el cristianismo y lo que afirma la Escritura, es que no hay varios caminos para llegar a Dios, como algunas religiones afirman; incluso la gente no religiosa a veces lo puede decir: es que hay varias formas de llegar a Dios. Pero, eso contradice el mensaje de la Escritura, que hay un solo camino, un solo mediador y una sola verdad que nos acerca al mensaje de la cruz, del Evangelio.

Susi: Sí, eso que tú dices, creo que otra palabra que podríamos usar es, “exclusivo” ¿verdad? La verdad absoluta, o sea, decir que hay una verdad, ya significa que estamos excluyendo a otras cosas que dicen ser “verdad”. Y cuando yo pienso como mamá en el hecho del Evangelio y la verdad absoluta; a mis hijos el mundo les va a bombardear con muchas ideas; entonces, es sano para ellos creer que hay una verdad en la que pueden confiar; y podríamos pensar que no es sano, porque “tenemos que dejar que ellos escojan su camino, que desarrollen su madurez mental”, y todo eso, y creo que quizás eso es algo que no nos hemos dado cuenta; que al querer ser tan abiertos y evitar la exclusividad, incluso podríamos confundir más a nuestros hijos; porque no tienen esa verdad a la que se pueden aferrar.

Giancarlo: Así es, podemos usar la carta que se usa mucho ahora de la tolerancia, “¿cómo que tu verdad es la única verdad?”, y no estás siendo tolerante a otras personas con diferentes creencias. Pero, aun la persona que opina eso, está siendo exclusiva de su propia cosmovisión; porque está diciendo: “Lo que yo pienso es lo que es verdad, y lo que tú, no”. Entonces, incluso cuando abogamos por la tolerancia, estamos afirmando que hay una posición, que es la tuya, la que incluye más a tu punto de vista.

Hay una ilustración que es muy buena, que creo que puede servir a la audiencia, creo que es de Medio Oriente; donde están varias personas con un elefante en frente; todas las personas tienen una venda en sus ojos, nadie puede ver qué es lo que está en frente. Uno está en la trompa del elefante y dice: “Ah, el elefante es suavecito y es largo”. El que está del lado de la pierna dice: “No, no, no, el elefante es duro y es firme y es áspero”. El que está en la cola del elefante dice: “No, es muy delgado, es chiquito y hasta tiene un poco de pelo al final”. Entonces cada quien tiene su idea del elefante. Pero esa analogía, la usan mucho para hablar sobre el relativismo, es decir: “Es que todos están viendo al elefante; pero cada quien está viendo una parte del elefante”.

Pero, la analogía no funciona; porque el que está contando la narrativa, la historia, está viendo todo. ¿Cómo sabemos que es un elefante? Porque el que está contando la historia, nos está diciendo que es un elefante. Entonces, no funciona incluso el ser tolerante en cuanto a las verdades absolutas, en ese sentido, porque la persona que afirma que hay muchas formas de ver la verdad, nos está diciendo que él ya vio toda la verdad y nosotros no. Entonces, esa ilustración me gusta para hablar sobre verdad relativa o verdad absoluta. La verdad es que, aunque afirmemos verdad absoluta, siempre vamos a estar siendo tajantes en cuanto a la postura del otro.

Susi: Ajá, y como creyentes, entonces tenemos que aceptar que el único que realmente sabe la verdad, puede presentar la verdad, es Dios; y quizás mi visión puede ser limitada, pero puedo girar hacia Dios y entender que Él es la fuente de la verdad. Y eso me lleva a la siguiente pregunta; porque obviamente el centro del Evangelio es Cristo; es la persona de Cristo; y Cristo dijo, cuando Él estuvo sobre la tierra en Juan 14:6, dijo que: “Él es la verdad”, y eso ¿qué significa, entonces?

Giancarlo: Ahorita mencionaste algo que es muy importante, que es la fuente de nuestra verdad. Cuando Jesús afirma eso, en Juan 14:6, Él está hablando con Tomás, está hablando con discípulos que dudan. Juan 14 empieza con una afirmación de parte de Jesús a los que lo siguen; a sus discípulos: “¡Hey!, yo voy a preparar una morada para ustedes, estén tranquilos, yo soy el camino; o sea, si quieren estar conmigo en la eternidad, yo soy el camino, ya han visto la verdad, si me han visto a mí, han visto al Padre”. Entonces, Jesús está afirmando que Él es el único camino, y en ese sentido Jesús es exclusivo. La verdad es exclusiva y Jesús es exclusivo. Y si queremos entender bien el cristianismo, tenemos que entender que es una relación exclusiva; y eso de por sí ya corta con muchas ideologías y muchas cosmovisiones de otras personas; pero no nos hacemos a un lado de eso, no nos ahuyentamos, porque Jesús dice eso; como veíamos hace un rato, todo el mundo tiene una verdad a su propio sentido; la diferencia con esa cosmovisión es la fuente de esa verdad. ¿En qué estoy yo sustentando mi verdad? Y nuestra respuesta es: En la persona de Jesucristo, Él es el camino, Él es la verdad y Él es la vida. A eso se refiere el Señor Jesús, que si queremos llegar a Él, no es que “todos los caminos lleguen a Roma”; la verdad es que, solo hay un camino que llega al cielo, y es a través del sacrificio mediador y la persona y la santidad del Señor Jesús.                       

Susi: Cuando estudiamos la Biblia completa, entendemos más de lo que Jesús está diciendo, porque cuando empezamos en Genesis y trazamos toda la historia, entendemos que todo lo que Dios estaba haciendo, apuntaba al día que Él iba a mandar a su Hijo; entonces, Jesús es Dios; por eso Él puede decir que Él es la verdad, porque Dios es la fuente de toda verdad; pero también Él es el cumplimiento de lo que Dios viene diciendo y Él cumple la Palabra de Dios, o sea la promesa de Dios. Entonces, es como muy amplio el significado de que, Jesús puede decir que Él mismo es la verdad; y me encanta el siguiente versículo de ese capítulo, dice: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais”. Entonces, es como esa búsqueda que debemos tener, de conocer a Dios por medio de Cristo; y al hacer eso conocemos la verdad, es hermoso lo que la Palabra nos presenta ahí.

Giancarlo: Así es, y cuando decimos de Jesús que es alguien exclusivo, no estamos diciendo que Él está discriminando a cierto tipo de personas; es decir, el Evangelio aplica a todas las personas, en ese sentido no es discriminatorio. Pero, sí hay un llamado que nos hace renunciar a nuestra cosmovisión antigua. Necesitamos entender que cuando venimos a Jesús, es bajo sus términos y bajo sus condiciones, y en ese sentido sí, es exclusivo; es un mensaje para todo mundo, si queremos predicar a todo mundo; pero es un mensaje que cuesta, es un llamado que cuesta y es exclusivo en ese sentido.

Susi: Sí, y es intolerante en ese sentido también. Y en su misericordia, Dios es intolerante, no en su, no sé, en su orgullo, no, no, no, es la misericordia que es intolerante a otras verdades, que realmente no son verdad, obviamente. Entonces, ¿qué sucede en la mente y la vida de una persona, que no cree en una verdad absoluta? ¿Cuáles serían algunas de las señales, de que es así, en la vida de alguien?

Giancarlo: Bueno, hay este rechazo de autoridad, este rechazo de que me digan qué es lo que tengo que creer. Hay un libro, que por cierto me gustaría recomendarlo también en un momento, de Steve Lawson, que se llama “El momento de la verdad”, es aparte de otro que quiero recomendar, éste también está muy bueno; porque hay un capítulo en ese librito de Lawson, que él dice que: “Detrás de toda la verdad subjetiva, hay un adversario”, hay un adversario que es el diablo, que siempre está queriendo oscurecer, a lo mejor no 100% en contra de la verdad absoluta, pero siempre quiere obscurecer de forma muy sutil, y lo hizo con la mujer en Génesis 3, “acaso dijo Dios”, no le dice: “Dios no dijo eso”. O sea, completamente opuesto; dice: “Acaso dijo Dios”, ¿puede haber otra verdad, quizás a la alternativa que Dios te dio, al mandato que Dios te dio? Y ahí empieza esa verdad subjetiva de: “tú interpreta como tú quieras las palabras de Dios”. Entonces, en el corazón de una persona que rechaza la verdad absoluta, es ese deseo de querer ser mi propio rey, mi propia reina; querer ser el que lleva el mando de mi propia vida. Y el no querer sujetarme al plan de Dios, a su soberanía y a su cosmovisión.                              

Susi: Yo creo que, en la vida de una persona, puede haber mucha falta de estabilidad.  Alguien que no está creyendo realmente en eso, porque cuando creemos en algo nos sometemos a eso, cuando realmente lo creemos. Y en mi experiencia he visto, incluso en mi vida, cuando dudo de ciertas cosas que Dios dice; eso produce una falta de estabilidad, y creo que se puede notar en la vida de una persona cuando cree esto, y luego cambia de iglesia, cambia de creencias; incluso en la crianza se ve, cambia de estrategias y de métodos a cada rato; porque realmente no ha llegado al punto de creer y someterse a lo que Dios dice; entonces a cada rato está buscando otras soluciones.

Yo lo veo mucho en la crianza, hablando con padres, que es muy difícil para los padres creer una verdad absoluta que la Palabra dice acerca de sus hijos, de que son pecadores y que su necesidad más grande, es de un Salvador, someterse a un Salvador y creer en Él. Y eso afecta mucho su vida, tienen una vida familiar muy inestable; donde una semana disciplinamos y otra semana manipulamos y otra semana ofrecemos premios; y es como una inestabilidad bastante grande. Y en el mismo corazón de las personas, hay inestabilidad, ¿no sé si has visto eso?

Giancarlo: Sí, yo creo que, aunado a eso, hay un fruto de la verdad absoluta que es muy notorio en las personas, que es el problema de la identidad, ¿quién soy yo? Y si no estamos anclados en la verdad de Dios; entonces nuestra verdad siempre va a ser fluctuante; y lo vemos, por ejemplo, en poner tanto énfasis en la aceptación de las personas. Yo creo que, en esta era de las redes sociales, el gran éxito que ha tenido todo esto, es porque la gente está buscando dónde encontrar su propia verdad, “¿quién me va a decir qué hacer? o ¿cómo yo voy a tener influencias sobre otro?”. Pero, están buscando nada más el cómo tener su propio mundo.

Por eso, yo creo que en nuestros días es tan exitoso todo esto de las redes sociales; porque es buscar una alternativa a la verdad de Dios. No estoy diciendo que esté equivocado; pero si basamos nuestra identidad en eso, ahí sí, estamos poniendo todo nuestro esmero y nuestro propósito de vida en lo que los demás piensan, en vez de lo que Dios ya ha dicho que es importante para nosotros.

Susi: ¡Excelente!, y eso realmente responde la pregunta que te iba a hacer, de ¿por qué es tan atractivo para las personas esa idea de, “tú tienes tu verdad, yo tengo mi verdad”? Yo tengo un recuerdo de cuando tenía unos 11 años más o menos, y había una vecinita a quien yo iba a veces a jugar a su casa,  y a su mamá le encantaba platicar, no era cristiana; pero le encantaba platicar. Yo con mis 11 años, ella me hacía muchas preguntas acerca de la iglesia; porque obviamente la habíamos invitado, habíamos testificado; y yo recuerdo que fue de ella que primero, realmente recuerdo escuchar esa idea: “Bueno, qué bueno que ustedes tienen su verdad, yo veo que su familia es muy bonita y qué bueno”. Y ella, ahí pues con su estilo de vida, que era obviamente algo inmoral, o sea, había señales obvias para mí como una niña de 11 años, que ella no vivía una vida estable; pero ella decía: “Qué bueno que tú tienes tu verdad y yo tengo la mía”. Y yo recuerdo pensar como una niña de 11 años, como: “Ah, eso me suena como atractivo; tú tienes tu verdad, yo tengo mi verdad”.

Pienso en eso lo que tú dices de la identidad, es una de las razones por las que es tan atractivo la idea de que yo determino mi identidad, yo determino mi verdad; porque así entonces, yo puedo ser quien yo sienta ganas de ser. Y como una niña de 11 años, entendí un poquito eso, y el Señor obviamente usó a mis padres y su instrucción, para rápidamente deshacerme de esa idea. Pero creo que, es muy atractiva esa idea de autonomía, de tener mi verdad y controlar mi propia vida, y ¡es peligroso!

Giancarlo: ¡Sí, sin duda! Hay, en una predicación que recuerdo de Tim Keller, él decía que la razón por la que es tan difícil aceptar a un Dios absoluto y absolutamente Soberano sobre todo lo que Él hace y dice, es porque es un Dios que no puedes controlar. Si tú tienes una verdad a medias, una verdad que yo puedo…

Susi: Manipular y controlar.

Giancarlo: …manipular, entonces es muy conveniente tener a un Dios que está ahí, y que lo busco cuando lo necesito, y como un genio de la lámpara, sale para hacer lo que yo deseo; es mucho más fácil controlar a un Dios así. Pero, el Dios de la Biblia no es controlable y nos ha dejado su propia verdad, para que nosotros podamos unirnos a su plan y podamos tener vidas que sean íntegras a su luz.

Por eso, en ese ejemplo que ponías de la vecinita, pues sí, es muy atractivo el tener una verdad que yo pueda compartir a veces lo que yo vea que es bueno, yo tomo lo mío, y vivir de esa manera; pero no hay un sustento, no hay una base para poder tener convicciones. De hecho, en la iglesia donde estaba pastoreando en Austin, había una hermana que quería mucho; pero, una de sus frases era: “Entre tú verdad y mi verdad, está la verdad de Dios”; y yo le respondía: “Bueno, entre mi mentira y la mentira suya, a lo mejor, sí puede haber la Verdad de Dios”.

Susi: ¡Exacto!

Giancarlo: Pero, no es que haya tres verdades y Dios tiene la superior; sino es una sola verdad, y nosotros nos acatamos a ella.

Susi: ¡Sí, Amén! Entonces, pensando en la vida práctica, especialmente como padres; tú también eres padre de dos hijos, y ¿qué sería necesario, para que nosotros como madres y padres, seamos agentes de la verdad en nuestros hogares? Y hemos hablado mucho de estar en la Palabra, estar instruyendo a nuestros hijos; yo me refiero un poco más a, en lo personal, ¿qué sería necesario para seamos esos agentes de la verdad?

Giancarlo: Yo creo que los niños se dan cuenta muy fácil de cuándo los padres están forzando algo, que a lo mejor no han explicado muy bien. Por ejemplo, yo tengo una hija de seis años, Lucía; y hace como seis meses, ella empezó a hacer muchas preguntas acerca de la Trinidad, y “¿cómo que Jesús es Dios? ¡No puede ser!, porque Dios está en el cielo, entonces, son tres dioses, ¿verdad?” Entonces, ya era hasta hereje mi hija en sus preguntas; pero Marcela y yo, recibimos esas preguntas bien; porque nosotros pensamos que Lucía apenas está comprendiendo el Evangelio y esas preguntas deben ser recibidas con amor y con un corazón de discipulador.

Entonces, cuando ella nos hacía esas preguntas: “No, mira, vamos a verlo otra vez, mira no te lo puedo explicar 100% porque Dios trasciende nuestra existencia; pero déjame, te lo explico, si lo puedes entender”. Esperando que el Señor haga una obra en ella. Y así recibiendo preguntas, tratando de contestar lo mejor posible, preparándonos para responder esas preguntas; en la noche leemos con ella historias bíblicas de 2-3 minutos nada más, a veces 5 minutos, y ella ya empieza a pedirlas ella solita: “Ya me toca leer la Biblia para dormirme”. Es que ese tipo de cosas, nos ayudan a que ellos puedan apreciar más la verdad del Evangelio, la verdad de la Escritura, el saber que tiene padres que no lo saben todo; pero que sí están dispuestos a dialogar y están dispuestos a guiarla en el camino.

Susi: Y que ellos entiendan que cuando no sabemos la respuesta vamos a la Palabra, vamos a Dios; y Él es como nuestra fuente.

Giancarlo: Así es. Sí, en ese ejemplo de la Trinidad, yo le dije: “Mira, ha habido, o yo pensaba para mí mismo, ha habido debates de esto por siglos y siglos, y yo se lo quiero explicar a una niñita”.

Susi: Aquí no te lo voy a poder aclarar del todo.

Giancarlo: Yo lo que le dije: “Mira, lo único que debes de entender es que Dios existe en tres personas”. Y ella se queda, como “OK, pero dime por qué”. Entonces, esa conversación sigue hasta la fecha, y creo que es bueno el poder dialogarlo, y no nada más decirle: “Es así, porque es así”. Sí, vamos a hablar.

Susi: Hacer lo mejor posible por ayudarle, acompañarle en su búsqueda de entender la verdad.

Giancarlo: ¡Así es!

Susi: Sí, y entonces del otro lado de la moneda, hay maneras, creo que podríamos estar socavando o contradiciendo la verdad con nuestras acciones, ¿cómo se vería eso?

Giancarlo: Eso es muy común, es algo por lo que tenemos que arrepentirnos, día con día, cuando hay un momento de ira, si por un lado estamos diciéndole al niño que Jesús es tardo en airarse, misericordioso y luego me escucha a mí gritarle a su hermanito o algo así; pues son contradicciones que tenemos que cuidarnos de eso, tenemos que pedir perdón cuando suceda y tratar de vivir lo más coherentemente posible a lo que les estamos enseñando. Porque eso es lo que hace, pienso yo, que mucha gente se desvíe de la verdad, porque al niño no le importa tanto lo que tú le enseñes; sino lo que él ve. Entonces, cuando las dos cosas están casadas, es mucho más sencillo que el niño te pueda seguir a una vida íntegra, a una vida que está en sintonía con la Escritura, a lo que le enseñas; que si por un lado tú le dices una cosa y estás haciendo otro por otro, pues va a chocar en su pequeño mundo.

Susi: Sí, yo creo que los padres no calculamos el impacto que tiene sobre nuestros hijos, y no solamente sobre sus acciones, sobre sus creencias; cuando un papá o una mamá hace algo que contradice lo que enseña. Yo pienso en algo tan sencillo, como decirles a nuestros hijos que la iglesia es muy importante, porque Dios dice que es importante; pero que con cualquier excusa faltamos o de regreso de la iglesia criticamos, o no sé; o sea cualquier cosa que hagamos en nuestra vida que contradiga lo que queremos que ellos crean, no solamente estamos socavando sus creencias en esa área específica; estamos como, quitando el fundamento para que ellos crean en una verdad absoluta; por lo menos así yo lo he visto que se viva.

He hablado con muchachas que crecieron en hogares cristianos y que quisieron abandonar su fe, porque no creían que era verdad nada, nada; a mí me han dicho muchachas: “No, yo no creo nada de lo que mis padres enseñaron, ni nada de lo que se dijo en la iglesia. ¿Por qué? Porque yo vi hipocresía en la vida de mis padres”. Y obviamente, esa es una respuesta inmadura. O sea, debemos creer lo que Dios dice, aun cuando sus hijos no viven perfectamente; pero el problema es que, en el rol de los padres, nosotros somos el punto de referencia que nuestros hijos tienen. Ningún padre, ninguna madre, va a ser perfecto, pero creo que, no le damos suficiente peso a lo que vivimos y cómo eso afecta lo que ellos van a creer.

Giancarlo: Así es. Sí, creo que, nuestro rol como padres, digo tú tienes más experiencia que yo, porque mis niños están chiquitos todavía; pero parte de nuestro rol es adornar el Evangelio. Me gusta mucho esa frase, porque no es yo implantando el Evangelio, y voy a hacer que entre ahí; porque sabemos que la salvación es un milagro; yo no puedo hacerlo. Pero, sí, no dejar que haya nada que obstruya ese mensaje del Evangelio, que el niño por mi testimonio no vaya a voltear ese Evangelio como su fuente de vida. Entonces, ese es nuestro rol y creo que, como padres, oramos por nuestros hijos; pero queremos también tener un legado hacia ellos, de que ellos en 15 o 20 años puedan decir: “Por lo menos mis padres vivieron lo que me decían, vivieron lo que me inculcaban”.

Susi: Sí, y se van a dar cuenta que no lo vivimos perfectamente, y ese no es el punto; el punto es ser íntegros. Entonces, cuando hay un error, un pecado, lo confesamos; y así ellos: “¡Ah, Ok!, lo que dicen y lo que hacen es lo mismo”. Y creo que, adicional a esto, hay cuestiones culturales, y yo como una extranjera en un país latinoamericano, creo que lo percibo más por la diferencia de cultura. Y cuando yo llegué, por ejemplo, a México, yo inmediatamente empecé a notar el hábito que hay, es totalmente culturalmente aceptado mentir a las personas, en especial cuando esa mentira no les hace sentir mal; o sea, si tú le dijeras la verdad a la persona, se sentiría mal; entonces por cortesía le digo una mentirita, para que no se sienta mal o para que otra persona no quede mal. Entonces, tú que eres de aquí, ¿qué has pensado acerca de ese aspecto cultural?

Giancarlo: ¡Uy!, es muy buen punto, porque para mí fue un shock, cuando yo emigré a Canadá y Estados Unidos; de hecho, más la parte de Estados Unidos en el norte; porque el norte tiende a ser más frio, más seco en cómo se relaciona con la gente. Entonces, ambas culturas, pues son diversas, son diferentes; pero sí creo que, en la cultura mexicana o cultura latina, existe mucho el no querer quedar mal con la persona, entonces te digo algo: “Sí, mañana te veo con mucho gusto”. Y luego resulta que no.

Susi: Sin intención de hacer lo que estás…

Giancarlo: Exacto, (sabiendo que yo no voy a poder). “Te invito a mi fiesta, “claro que sí, vamos a estar en la fiestecita de tu niño de cinco años”; y cuando sabía que yo iba a estar fuera de la ciudad. Ese tipo de cosas, para no quedar mal; entonces volteamos a la mentira y pensamos que, “pues prefiero mentir, que quedar mal con la persona”. Que está completamente mal.

Entonces, cuando emigro a Estados Unidos, en Washington D.C. y pregunto: “¿Te puedes reunir conmigo?”. “No, no tengo tiempo”. Entonces me decía una vez: “No puedo en este mes”, y yo: “What?”

Susi: Es ofensivo, es ofensivo.

Giancarlo: Es ofensivo. Entonces, por un lado, aprecio ahora más esa parte, porque digo: “Bueno, por lo menos me está diciendo la verdad; aunque no me haya gustado, no pueden en toda esta semana, en todo el mes”. Y a lo mejor les hace falta un poquito de tacto en cómo decirlo; pero prefiero ahora eso, porque sé que es mejor, el ser herido con una verdad, que ser engañado con una mentira.

Susi: Sí, de hecho, es exactamente lo que me ha pasado aquí, en los casi 20 años que tengo viviendo aquí; he entendido que mi cultura no es una excusa para andar ofendiendo a la gente; pero al mismo tiempo, no tengo que empezar a decir mentiritas piadosas; porque eso es, “culturalmente aceptable”. Entonces, necesito aprender a usar tacto, pero tampoco debo mentir. Y a mí me preocupa mucho este aspecto en los hogares, porque yo recuerdo, no tenía mucho tiempo aquí, estaba sentada en la casa de una hermana, y sonó el teléfono y ella le dijo a su hijo: “Diles que no estoy”. Entonces, sin parpadear, era lo más normal del mundo, el niño lo aceptó como un hecho, y así. Y desde entonces he observado, puedo estar en la tienda, y veo a una mamá; el niño agarra algo: “Cómprame esto”, y ella dice: “Sí, te lo compro ahorita, cuando vayamos a la salida”, y lo agarra y lo vuelve a poner en el estante. Es obvio que ella no tiene ninguna intención de comprar eso, está distrayendo al niño.

Entonces, yo me detengo a pensar, ¿qué está sucediendo en las mentes de nuestros hijos, en sus corazones?, si constantemente están viendo que lo que papá y mamá dicen, o abuela, u otras personas; no concuerda con la realidad, o sea, “me están manipulando, me están mintiendo”. Algunos niños van a tardar años en darse cuenta; otros niños, por como son, se dan cuenta muy pronto; entonces ellos aprenden a manipular a papá y mamá de la misma manera que papá y mamá les manipulan a ellos. Entonces, creo que lo que no entendemos, es el impacto que puede tener sobre su habilidad de creer que Dios dice la verdad, que Dios a mí no me miente. Y he hablado con personas que me han contado cómo les costó creer que lo que Dios dice, es verdad; porque nunca sabían que lo que salía de la boca de sus padres, era realmente la verdad, y ¡eso es impactante!

Giancarlo: Sí, sí, sí, de hecho, parte de la cultura puede ser también; pero el escuchar un sermón, salir de la iglesia y después en el carro el niño escucha: “Hay qué fea la falda que traía la hermana”, ese tipo de cosas, que son hablar mal de la gente; contradice esa verdad absoluta con un testimonio equivocado. Y a veces, pienso de verdad que los papás y la gente en general, y yo mismo, lo hacemos sin intención; porque no estamos pensando: “Le voy hacer daño a mis hijos así”. Pero, lo hacemos sin pensarlo y sin razonarlo, y estamos actuando equivocadamente y dañando la percepción del niño en cuanto la verdad: “Ah ok, entonces, puedo escuchar lo que dice el domingo el pastor; pero puedo también optar por este tipo de actitudes, de mentiras piadosas y todo eso”.

Susi: Sí, entonces, “lo que Dios dice, realmente no es así, lo puedo manipular, puedo darle mi propia interpretación a lo que dice”; y a fin de cuentas estamos haciendo daño, estorbando la obra del Evangelio en sus corazones. Y yo estoy segura que hay muchos padres que jamás quisieran hacer eso; lo que desean es que el Evangelio tenga éxito en los corazones de sus hijos; ese es el deseo que yo tengo para mis hijos. Y entonces, creo que los padres podemos contribuir a que la Palabra, la verdad del Evangelio, tenga más entrada cuando cuidamos mucho el aspecto de la mentira, la verdad y todo eso; con nuestros hijos.

Pues, ¡gracias Gian!, creo que se nos fue bien rápido el tiempo, y esta conversación solamente es para iniciar la conversación en tu casa. Porque si estás escuchando; porque obviamente aquí no hicimos un tratado completo de la verdad absoluta y todo eso; pero queríamos iniciar la conversación y que empezaras a considerar. Y Giancarlo, no sé si puedas recomendar, mencionaste un libro hace un momento, ¿hay algún otro recurso que pudieras recomendarnos?

Giancarlo: Sí, quisiera recomendar tres. Está, “El Momento de la verdad”, fue el que mencioné de Steve Lawson, lo publicó Portavoz, ¡muy buen libro! y habla más que nada sobre la importancia de la verdad absoluta en la predicación; pero creo que tiene implicaciones para todos. El otro que está buenísimo, que si quieren pasarse un buen tiempo leyendo, un mes, mes y medio, dos meses tal vez; es el de Nancy Pearcey de “Verdad Total”, que ¡es excelente!, ese es un exégesis de la cultura, de por qué pensamos como pensamos, cosmovisiones; y después te lleva al mensaje del Evangelio. Ese es excelente y el otro es el de, “La razón de Dios” o “Una Fe Lógica” de Tim Keller, lo pueden conseguir con ambos títulos; pero más fácil es el de “Una Fe Lógica”, de Timothy Keller.

Susi: Sí, muy bien, y estamos también llevando estudios bíblicos, entonces, ¿algún pasaje que podríamos estudiar esta semana?

Giancarlo: Yo creo que, Juan 14:1-14, sería un buen comienzo, es ahí donde Jesús dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, pero creo que, el contexto nos ayuda a entender por qué dice eso ahí.

Susi: ¡Excelente!, por eso, también estamos haciendo los estudios, para que entendamos mejor el contexto de algunos de estas enseñanzas, de estas ideas del Evangelio. Bueno, pues, ¡gracias Giancarlo, muchas gracias! Y a ti, que nos estás escuchando, te invito a que esta semana consideres realmente, si crees en la verdad absoluta de Dios y si vives conforme a esa verdad. Y espero que el Espíritu Santo haga esa obra en tu corazón y te capacite para tu crianza. ¡Que tengas una bendecida semana!

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