por Erik Raymond
El Evangelio cambia todo. Cambia a los individuos, esposos, esposas, padres y niños. En el artículo previo, me enfoqué en la parte negativa del mandamiento, “no exasperen a sus hijos”. Ahora me enfocaré en el lado positivo.
Pablo instruye a los padres en Efesios 6:4 a criar a los hijos en la disciplina y amonestación del Señor.
Este versículo debe llamar la atención de los padres. Podemos resumir la enseñanza de Pablo en tres palabras: amabilidad, disciplina e instrucción.
Amabilidad
Esta palabra traducida “criadlos” realmente quiere comunicar una idea muy personal de nutrir. De hecho, es la misma frase traducida como “sustenta” en Efesios 5:29. Hay una amabilidad y atención calculada en la crianza de los hijos.
Dios conoce nuestra condición. Él sabe que los niños son vulnerables. Ellos pueden ser fácilmente aplastados. O pueden florecer. Calvino tradujo este mandamiento como “que sean amablemente atesorados”, y luego enfatiza que la idea general es simpatía y amabilidad.
Esto es un contraste agudo a la práctica común en el tiempo de Pablo. Los papás eran muy insensibles, yéndose sobre los hijos sin pensarlo dos veces. Sin embargo, Pablo muestra que los requisitos de la nueva creación deben ser un sustento y cuidado amable. Es la nueva orden abriéndose paso y brillando.
Sobre una idea parecida, me gusta lo que Kent Hughes dice: “Los hombres no serán más hombres que cuando ellos son tiernos con sus niños, ya sea sosteniendo a un bebé en brazos, amando a su niño de primaria o abrazando a su adolescente o a sus hijos ya crecidos”.
Antes de apresurarse a algo más en su crianza, los padres cristianos deben tener una mano amable y un espíritu sustentador. Esto refleja al Señor Jesús, que no quebrará la caña más débil (Mateo 12:20). Qué palabra tan conmovedora para los padres. Puede que no seas una persona amable, pero debes ser un padre amable. No se puede nutrir a alguien sin cuidado ni con dureza.
Disciplina
Por otro lado, debe haber un cuidado continuo y proporcionado para guardar a los hijos de desarrollar patrones que puedan ser dañinos para ellos y otros, y que deshonren al Señor. La palabra “disciplina” significa entrenamiento, e incluso castigo. Involucra corregir el mal comportamiento. Es la instrucción general y completa para la vida del niño.
Y tenemos a la Biblia hablando de la necesidad de los padres de amar a sus hijos incluso en la disciplina:
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama desde temprano lo corrige. (Prov. 13:24)
Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Prov. 22:6)
Ser amable no significa negar la disciplina y la corrección.
Dios sabe que los niños necesitan amabilidad, pero también entiende que ellos necesitan corrección. Padre creyente, tú debes ver la diferencia entre lo que la cultura abraza como crianza y lo que Dios dice que es la crianza. Debes disciplinar a tus hijos. No van a crecer, madurar ni adquirir conocimiento por sí mismos. Dios te ha designado en sus vidas para disciplinarlos y entrenarlos.
Instrucción
Esta palabra significa ponerlo sobre la mente. Es instrucción verbal que corrige, administra y confronta el comportamiento. Pero nota, tiene todo que ver con la Biblia. Es la disciplina y amonestación del Señor.
Los padres no pueden negarles esto. Recuerda a Eli y sus hijos (I Samuel 2:22-27). Debemos enseñarles la Palabra de Dios a nuestros hijos y aplicar la vida a la Palabra.
Recuerda Deuteronomio 6:7:
Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
La Palabra de Dios siempre debe estar en el aire, en la conversación. Como pan en la mesa o agua en la jarra, la Biblia debe tener su mantelito personal en la mesa. Para instruir propiamente, debe haber en el hogar un compromiso verbal y visible con la Biblia.
Cuando pones todo esto junto, tienes instrucción y disciplina con una disposición de bondad y amabilidad. Sin instrucción, la disciplina parece abuso. Sin un trato amable, la instrucción es insensible. Sin la disciplina, los padres no están instruyendo en su totalidad.
Frecuentemente he pensado en el comentario tan balanceado de Lutero a los padres: “Evita la vara y mimarás al niño, eso es cierto. Pero al lado de la vara, ten una manzana para cuando lo haya hecho bien”.
Esto pone una carga en los padres. ¿Cómo pueden los padres criar a sus hijos como Dios dice a menos que sepan lo que la Palabra de Dios enseña? ¿Cómo pueden enseñar sabiduría a menos que ellos personalmente lo hayan aprendido en la escuela de Cristo? Los padres deben estar creciendo en la piedad si ellos quieren fielmente cuidar de sus hijos.
Si, la crianza es difícil. Pero gracias a Dios que da gracia. La Biblia es suficiente. Y el Espíritu Santo vive en los creyentes, haciéndonos más y más como Jesús. Esto anima a los padres que están desanimados a ser fieles y a los padres orgullosos a ser humildes.
Este artículo fue publicado primero en The Gospel Coalition.