por Alisa Childers
Cuando mi hija estaba pequeña, yo hacía “wafles” de quinoa, avena y linaza y le encantaban. No fue hasta que visitamos a nuestra familia en California que experimentó el desayuno del hotel y exclamó, “Mamá, estos wafles están mucho MEJOR QUE LOS TUYOS.” Ya me descubrieron. Los wafles impostores secos y llenos de grano no serían más tolerados. Ella había probado los reales y nunca más sería engañada con unos falsos.
Asimismo, una de las maneras más efectivas de enseñar a nuestros hijos a detectar un falso evangelio es asegurarnos de que estén familiarizados con el verdadero. De esa manera, cuando se topen con una falsa versión del cristianismo, ellos lo reconocerán de inmediato. Aquí hay algunas maneras en que podemos enseñar a nuestros hijos a detectar un evangelio falso:
Enséñales a amar la verdad
Una de las maneras más comunes en la que los jóvenes cristianos son engañados con malas ideas es por medio del relativismo. El relativismo es la creencia de que la verdad absoluta no existe o no puede saberse. “Lo que es verdad para ti es verdad para ti”, o “No existe la verdad” son expresiones comunes lanzadas a los cristianos para acallar sus ideas y hacerlos sentir juiciosos por simplemente decir saber la verdad.
Sin embargo, el cristianismo es un sistema de creencias que se mantiene o se cae basado en la verdad absoluta. Dios existe o no existe. Jesús resucitó o no resucitó. Jesús dijo ser la Verdad misma: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” (Juan 14:6). ¡Así de alto es el riesgo!
Enséñales a ser bíblicamente alfabetizados
Desde el principio, falsas ideas acerca de Dios estaban siendo pasadas como “cristianas”. Falsos maestros tergiversaban las Escrituras para engañar a los seguidores de Jesús y hacerlos que creyeran en sus enseñanzas. Aún hoy, algunas de las más engañosas ideas son las marcadas como “bíblicas”.
La única forma de saber por seguro si una idea es bíblica es realmente saber lo que la Biblia dice. No hay nada de malo con tomar un buen libro devocional para niños o una caricatura de un personaje bíblico para complementar nuestros devocionales, pero nada puede reemplazar la lectura de la Biblia real con nuestros hijos.
Esto evitará que caigan en citas erróneas y tergiversaciones porque conocerán lo genuino.
Enséñales a identificar los fundamentos básicos del Evangelio
Una de las maneras en que los cristianos son engañados en creer un falso evangelio es cuando doctrinas no esenciales son confundidas con doctrinas esenciales. El pensamiento es algo así: Si los cristianos no se pueden poner de acuerdo en cómo funciona la predestinación, ¿por qué no podemos acordar estar en desacuerdo con la resurrección?
Las doctrinas esenciales son las creencias que afectan directamente la salvación personal. El nacimiento virginal, la deidad de Cristo, la expiación, la resurrección, la segunda venida y el juicio final, son todos ejemplos de fundamentos del Evangelio. Estas son cuestiones primarias que no podemos simplemente acordar estar en desacuerdo con.
Enseñarles a nuestros hijos a reconocer la diferencia entre creencias esenciales y no esenciales les ayudará a evitar ser confundidos con lo que más importa.
Enséñales a definir sus términos
Una señal reveladora de un falso evangelio es una redefinición de los términos. Por ejemplo, alguien puede implicar que decirles a otros que podrían no ir al cielo es “poco amoroso”. Pero esto solo funciona si han redefinido el significado de la palabra amor a hacer que alguien se sienta bien afirmándole todas sus creencias y comportamientos. Pero de acuerdo a la Biblia, eso no es amor.
Primera a los Corintios 13 nos dice que “el amor es paciente y bondadoso” (versículo 4 NTV) Pero también “no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad” (versículo 7). Amar a alguien significa decirle la verdad, aun cuando sea difícil. Decirle a alguien sobre la posibilidad de una eternidad separada de Dios es realmente la cosa más amorosa que puedes hacer.
Enseñarles a nuestros hijos a definir sus términos bíblicamente los va a proteger del “cebo y cambio” de palabras redefinidas de acuerdo a las normas culturales.
Enséñales a apreciar la belleza del Evangelio
El apóstol Pablo escribió que cuando predicaba el evangelio, tenía una fragancia. Para algunos, olor de vida y paz. Para otros, olor de muerte (2 Cor. 2:15-16). Me imagino que todo se redujo a si alguien realmente creía o no que era un pecador. Si uno no reconoce su propia pecaminosidad, el mensaje del Padre requiriendo la sangre de Jesús en la cruz parecería innecesario; incluso inmoral. Sin embargo, si alguien sabe que ha pecado contra el santo Dios y merece la muerte, la obra de expiación de Jesús de pronto se vuelve la cura más hermosa imaginable.
Vivimos en una cultura que inunda a nuestros hijos con mensajes de que son perfectos tal como son y que deben seguir sus corazones. Pero estos “mensajes positivos” suavizan su propia pecaminosidad y los hace vulnerables a representaciones de la cruz como “abuso infantil cósmico”.
Como padres, sabemos que muchas ideas son captadas sin ser enseñadas. Es inútil enseñar a nuestros hijos todas las cosas correctas si nosotros no las encarnamos. Esto significa arrepentirnos cuando fallamos. Significa leer la Biblia y orar con ellos. Y así como mi hija nunca va a caer por los wafles impostores, nuestros hijos no se conformarán con falsos evangelios porque estarán bien familiarizados con lo real.
Este artículo fue publicado en Risen Motherhood. Usado con permiso.