por Lisa Jacobson
Aquí estamos con 25 años de recorrido.
Nuestro “niño” mayor es ahora un hombre joven, y sus hermanas unas señoritas. No estoy segura de cómo pasó.
Cuatro niños. Cuatro niñas. Y en medio una hija con necesidades especiales.
Dos décadas de criar.
Entonces, ¿qué les transmitiría a las mamás que están en el punto de partida de este viaje? ¿Qué puedo ofrecerles ahora que puedo voltear a ver hacía atrás? Aunque todavía con algunos años por recorrer.
Aquí hay 32 consejos que quiero transmitir a las madres más jóvenes…
- Escucha los corazones de tus hijos. Aún más que sus palabras.
- Sé rápida para decir “lo siento”. Cuando te has equivocado.
- Pero aún más rápida para perdonar. Cuando ellos han hecho mal.
- Abraza sus cualidades únicas. Disfrútalos de la manera que son.
- Abrázalos cada día. De preferencia por la mañana, tarde y noche.
- Enséñales a respetarte.
- Y tú también muéstrales un poco de respeto. A veces nos olvidamos de que son personas también, solo que pequeñas.
- Está dispuesta a morir a ti misma. Porque ser mamá implica mucho morir a ti misma.
- Di “te amo”. Todos. Los. Días.
- Relájate. Sí, lo digo en serio. Malgasté muchos días siendo rígida. Y me perdí muchos preciosos momentos en el camino.
- Tu tiempo es la mejor inversión que puedes hacer por tus hijos. No hay substitutos.
- Habla con un tono amable. La amabilidad tiene un poder en sí misma.
- No te preocupes mucho por el desorden. Algún día se podrá limpiar. Eventualmente, tal vez…
- Guíalos a amar la Palabra de Dios. Nada los equipará mejor para la vida. (II Tim. 3:16-17)
- Sonríe con tus ojos. La amorosa sonrisa de mamá puede mejorar casi todo.
- No niegues tus propias necesidades. Es difícil llenar a otros cuando tú estás vacía.
- No pidas perdón por ser “la madre”. Dios es Quien te puso en ese rol.
- Involúcrate ahora en sus vidas. Porque esta es tu oportunidad para darles todo lo que tienes.
- Enséñales a trabajar duro. Ellos te lo agradecerán algún día. (Prov. 13:4)
- Se constructiva. Con tus palabras y tu aprobación.
- No seas tan dura contigo misma. Los niños se recuperan más fácil de lo que pensamos.
- Toma tiempo para jugar. Juegos, cosquillas, risas y payasadas. Estas son las cosas que crean memorias que perduran.
- Enseña a tus hijos la diferencia entre el bien y el mal. Es tu privilegio y responsabilidad.
- Siempre dales un beso de buenas noches.
- No descuides el amar a tu esposo. En medio del ajetreo de la maternidad, estás amando a tus hijos cuando lo amas a él.
- Está dispuesta a mantenerte firme. A veces el amor se ve como un muro firme.
- Protege a tus hijos. Protege sus corazones, sus ojos y sus pequeños cuerpos. Sin disculpas.
- Empújalos un poco. Así es como aprenden a volar.
- Escucha a tus instintos. Dios te dio esa intuición por alguna razón.
- Dales espacio para crecer. Aún no están terminados, y puede llevarles tiempo. Tal vez años y años.
- Date espacio para crecer. Porque probablemente tú tampoco has sido terminada. (Fil. 3:13-14)
- Apunta a tus hijos al amor de Cristo. No hay mayor regalo que podamos ofrecerles.
Estas son algunas de las cosas que me hubiera gustado saber cuando empecé a ser mamá.
O, tal vez las “sabía” pero me costó mucho tiempo creerlas.
Así que déjame decirte que sí es verdad.
Estás haciendo un mejor trabajo del que piensas.
Este artículo fue publicado primero en club31women.com. Traducido y usado con permiso.