Cuando consideramos los recursos que Dios otorga a sus hijos mientras caminan sobre esta tierra, probablemente el dinero es el primero que viene a la mente. En el siglo 21, es imposible vivir sin manejar el dinero, y cada familia urgentemente necesita considerar si su actitud hacia las posesiones materiales, y su uso de este recurso que Dios le ha dado, se conforma a prioridades bíblicas. El Pastor Héctor Salcedo nos quiere ayudar con este tema.
Recurso Recomendado: Libro Finanzas Bíblicas por Héctor Salcedo
Transcripción:
Después de 5 episodios sobre prioridades y productividad en una familia que cree en el evangelio y lo quiere vivir en la vida diaria, por fin, llegamos al tema que probablemente todos estaban esperando: ¡El dinero! O quizás esperabas que no llegáramos a este tema, prefieres dejar el tema del dinero y las finanzas ahí colgando y que nadie te confronte. Pero la verdad es que, entre los recursos que Dios nos otorga para ser mayordomos sobre esta tierra, el dinero es uno principal en la cultura de hoy; así que, tenemos que hablar de ello, y para esto estoy muy agradecida con el pastor Héctor Salcedo, por aceptar estar aquí en Crianza Reverente, para hablar sobre las finanzas en las familias cristianas.
Hermano Héctor, ¡gracias por conectarse y prestarnos de tu tiempo y tu experiencia, bienvenido a Crianza Reverente!
Héctor: Muchas gracias, Susi, por la invitación, y para mí es realmente un gozo poder contribuir con esta labor que tú estás llevando a cabo, de llevar verdad a las familias de nuestra región latinoamericana, así que, gracias por la invitación.
Susi: Gracias a ti también, por la labor que haces entre la comunidad cristiana. Me gustaría que los que escuchan, que quizás no te conocen del todo, puedan conocer un poquito más de ti. Eres uno de los pastores en la IBI, (así la conocemos), la Iglesia Bautista Internacional; pero, ¿nos puedes contar un poquito de tu rol ahí, y también de tu familia?
Héctor: Sí, claro; yo tengo la responsabilidad de ser el Director Ejecutivo de la iglesia. Como sabemos, la iglesia tiene una tarea ministerial que llevar a cabo, de predicar la verdad del evangelio, y pues percibiendo la transformación de las vidas de los que escuchan. Pero detrás de todo eso, hay toda una estructura de personal, de manejo financiero, de manejo de todo un soporte que le damos al ministerio como tal. Entonces, mi labor es hacer que el ministerio cuente con las herramientas de personal y financiera que necesita, para hacer lo que debe, y ese es mi llamado, digamos. Desde hace muchos años, he estado siendo formado en el ámbito de las finanzas y de la gestión; y pues en algún momento de mi vida, el Señor me dirigió específicamente a trabajar en este ministerio de la IBI, en el que gozosamente soy parte.
Susi: ¡Amen! Gracias a Dios, yo soy esposa de pastor y entiendo que las iglesias tienen, sí, la gran necesidad de que se predique la Palabra; pero también hay otras necesidades, y me imagino que la labor que haces, ayuda mucho a los otros pastores, a que también puedan enfocarse en su labor. Creo que tienes dos hijos, ¿es así?
Héctor: Correcto, sí, se me olvidó eso, que no es menos importante. Tengo 18 años de casado con mi esposa, tengo dos hijos varones; uno de 15 años y otro de 10 años, se llaman Daniel, el pequeño; y Elías, el mayor; mi esposa se llama Chárbela, y estamos todos, de una u otra manera involucrados en la obra de Dios.
Susi: Amén, ¡qué privilegio poder estar como familia involucrados en la obra de Dios, es un gozo! Debo mencionar que, una de las razones por las que te invité hablar del dinero es porque hace un par de años, creo, escribiste un libro que se llama: “Finanzas Bíblicas: cambia tú y cambiarán tus finanzas”. Qué buen título, cuando lo leí, me encantó; y quería preguntarte simplemente, ¿cuál carga traías sobre tu corazón que te llevó a invertir de tu tiempo en escribir ese libro?
Héctor: En mi labor pastoral, por años me llegaban muchos casos de personas que estaban atribuladas con el tema financiero; y realmente, en el ámbito de la consejería, (soy uno de los consejeros de la iglesia), todo el que tenía un problema financiero llegaba a mi oficina o a mi salón de consejería. Entonces, me pude dar cuenta, a través del tiempo, que la mayoría de los problemas financieros recurrentes no se debían a una situación, digamos de un problema de falta de técnica o de ignorancia técnica del manejo financiero; sino que cuando una persona normalmente enfrenta un problema financiero recurrente en su vida, tenía que ver más con su carácter, con los hábitos que tenía para comprar, para gastar su dinero, para invertir.
Había muchas cosas en el carácter que determinaban hábitos, que lo llevaban al mal uso del dinero, y desembocaba en problemas de deudas, o en problemas relacionables con la esposa, con los hijos, con los familiares cercanos, con los bancos o las entidades financieras. Entonces, comencé a observar, y realmente no fue un descubrimiento mío, realmente si uno revisa los materiales financieros de índole cristiano, uno se da cuenta de eso, de que hay una relación entre mi manejo financiero y quien yo soy. Porque quien yo soy internamente se manifiesta en las decisiones que tomo; y la parte financiera no está exenta, o sea, es una parte importante de nuestras vidas. El manejo financiero es un reflejo bastante fiel de cuál es la condición interna de una persona; y de ahí, entonces, he observado eso, comencé a inquietarme y a tratar de sistematizar, de organizar ideas, verdades bíblicas, que ayudaran a la gente, no solo a mejorar su manejo financiero, sino, a mejorar su mundo interior; que entonces desembocara en un mejor manejo financiero; y ese es el resultado; esa reflexión me llevó al libro que tú mencionas, que es: “Finanzas Bíblicas: cambia tú y cambiarán tus finanzas”, de ahí el título. Si no organizamos la persona, en las finanzas es difícil que queden ordenadas; y esa es la idea principal del libro.
Susi: Eso, creo que es tan importante cuando hablamos de la familia, del matrimonio; porque dicen que los problemas financieros son entre los número 1, o número 2, de las cosas que matan a un matrimonio, y no solamente en familias cristianas; pero creo que es muy prevalente en las familias cristianas, que no se maneje bien el dinero; y realmente cuando yo estaba planeando esta serie, no lo pensé en un principio, no estaba en mi lista inicial; y cuando empecé a pensarlo, yo quería incluir este tema; porque hemos observado, mi esposo y yo, tantos años de él estar en el pastorado, de trabajar incluso con parejas jóvenes, cuán importante es establecer prioridades bíblicas; y a veces es fácil que el dinero sea como un punto y aparte.
Como que es fácil creer: “Bueno, eso es algo mío, y el resto de mi vida lo dedico al Señor; pero acá tengo mi dinero”; y hay muchas cosas que pueden estar sucediendo en esa parte de la vida de un matrimonio, una familia cristiana, que realmente llega a afectar a sus hijos, a su iglesia local y obviamente a su matrimonio, su testimonio para el Señor, en su comunidad; entonces, realmente por eso, quería incluirlo; y me llama un poco la atención, porque estuvimos hablando con Ana Ávila, hace unos días y ella mencionó que también el uso del tiempo, es cuestión del carácter; entonces, creo que nos estamos topando con unas realidades personales como personas. En tu libro, en el primer capítulo, también le pones el título: “Tu manejo del dinero, refleja quién eres”, entonces, ¿puedes quizás, empezar abundando un poquito en este punto, por qué tenemos que comenzar ahí?
Héctor: Precisamente, tal como lo dices Susi, el carácter da origen a nuestras decisiones, nuestras acciones; la forma como sentimos la vida, la parte emocional es determinada por el carácter; o sea, quién realmente somos nosotros. Entonces, el primer capítulo del libro que, dicho sea de paso, no lo estamos promoviendo en este programa; sino que, queremos hablar de las verdades que sean útiles, para la vida de los que escuchan.
Susi: ¡Yo no tengo problema en promoverlo, yo lo promuevo! Porque yo lo leí y me encantó.
Héctor: Me alegro. El primer capítulo, trata de presentar al lector, esta idea; convencerlo de que eso es una realidad: El manejo del dinero, refleja quién tú eres realmente. Voy a poner algunos ejemplos: Una persona orgullosa, va a tender a gastar su dinero de una manera que refleje ese orgullo; por ejemplo: “Quiero usar marcas, marcas que sean vistosas, que sean aplaudidas por las personas que están a mi alrededor; de hecho, a veces en mi orgullo, yo no quiero invitar a alguien a mi casa, si mi casa no luce de una manera específica; el vehículo en el que yo ando, si yo ando en un vehículo que tiene ya 5 años hacia atrás, entre 5 y 10 años, yo no quiero que me vean en ese vehículo, yo quiero estacionarlo lejos de donde están las personas, porque me da vergüenza el vehículo en el que ando; yo no quiero decir incluso en la escuela que tengo a mis hijos, si esa escuela no es de primer nivel”. Entonces, todas esas emociones de vergüenza, de no soy parte de ese ambiente, porque no tengo ciertos bienes, ciertas marcas, ciertas cosas; a veces conduce a la gente a gastar de una manera desproporcionada, que no se corresponde con sus ingresos; y de una manera financieramente insensata; pero responde al orgullo, al orgullo que tengo de, “no quiero que me vean de cierta forma”, eso es un aspecto que se puede ver.
Por ejemplo, si yo soy una persona egoísta, egocéntrica; me va a dar mucho trabajo, me va a costar mucho compartir; y cuando se trate de compartir con “otros”, yo voy a ser muy, muy comedido, e incluso me voy a justificar en mi falta de generosidad. Pero cuando se trata de “mis gastos”, voy a ser desproporcionado; entonces es como una incoherencia, porque entonces, no es que soy una persona ahorrativa o con criterio de frugalidad; sino que soy una persona egoísta, para mí, es mucho; para otros, es poco.
Entonces, ahí ya vemos un ejemplo del orgullo, del egoísmo, yo puedo ser una persona, por ejemplo, muy insegura, en mi forma de ser interiormente, tengo miedo, tengo inseguridades, y eso hace que yo gaste dinero para cubrir mi inseguridad, me siento incompetente; y lo que hago es que me visto de una manera que yo proyecte competencia, o yo hago una serie de gastos precisamente para proyectar competencia. Entonces, así se ve muchísimas otras áreas de la vida, muchísimas emociones que siento, y las manifiesto, de la manera como yo digo.
La envidia, por ejemplo. Si soy una persona envidiosa, yo voy a querer tener lo que el otro tiene. Si el otro me comparte que fue a unas vacaciones fuera del país, yo también quiero tener esas vacaciones, y me endeudo para tener esas vacaciones; o sea que es orgullo, egoísmo, esa inseguridad, envidia, todo eso, lo manifiesto en la manera de cómo gasto mi dinero. Incluso, si yo soy una persona materialista, o sea que, yo asocio que mi valor está en lo que yo tengo, o en lo que yo poseo; yo voy a hacer cualquier cosa, aun eso sea, violar una ley, aun eso sea, pecar contra Dios, para yo conseguir dinero.
Porque si yo creo que el dinero da la felicidad y la plenitud, hay que conseguirlo a como dé lugar; o sea que, ahí vemos claramente que el dinero refleja quién tú eres, tu manejo financiero refleja quién tú eres, y cuando uno comienza a ver a una persona que gasta en exceso, que es compulsivo, que busca el dinero, aun haciendo cosas ilegales o inmorales, uno no puede quedarse en sencillamente: “Ah, eso está mal hecho” o “Gastaste de más”. ¡No!, hay que buscar cuál es la raíz en el corazón, que llevó a esa persona a hacer eso; para poder trabajar en eso. Y de ahí entonces el título de que: “El dinero refleja quién eres” o “El manejo del dinero refleja quién eres”.
Susi: Sí, eso ayuda muchísimo; porque creo que es común sentir que: “Bueno, si no me salen las cuentas bien, simplemente estoy quizás, no tomando las mejores decisiones”, entonces, buscamos otra estrategia de cómo tomar decisiones financieras; pero casi siempre es más que solamente no saber todo lo que necesito saber para tomar decisiones sabias. Normalmente hay un asunto de carácter detrás y hasta que se lidie con el carácter, no hay cambios profundos o duraderos. Y yo también pienso como mamá, si yo tengo un problema de envidia, probablemente mi hija también lo vaya a tener; a menos que yo cambie, y yo le ayude a ella a evitar también esa falta de carácter. Normalmente los hijos “nos siguen la onda”, como dicen aquí, a los padres; repiten nuestros mismos patrones; entonces, el lidiar con mi carácter, con mi problema de carácter delante del Señor; no solamente va a ayudar a mí a glorificar más a Dios con mis finanzas; sino que, probablemente voy a poder mejor enseñar y modelar para mis hijos también.
Héctor: Claro, déjame mencionar un ejemplo sencillo de cómo en esa crianza, en esa interacción padres e hijos, muchas veces se manifiesta el materialismo. Por ejemplo: si mi hijo está jugando con un iPad, es un equipo electrónico costoso, (y qué bueno, uno lo debe cuidar); pero vamos a suponer que accidentalmente mi hijo derrama un jugo o una bebida sobre ese iPad. Mi reacción típicamente es reclamarle al hijo su descuido, porque botó la bebida arriba del iPad a pesar de que eso cuesta 500 dólares. O sea, mi irritación está asociada al valor de lo que él dañó, por así decirlo, y no considerar que el hijo no lo hizo de manera intencional.
Ahora, si el hijo lo hizo de manera intencional, si lo hizo de manera desafiante, la corrección no depende del valor de lo que dañó, depende de la rebelión que él mostró, independientemente que si lo que dañó fue mucho o poco. Pero nosotros, sin querer, reflejamos en nuestras interacciones con nuestros hijos un materialismo muy evidente, muy práctico. Entonces el hijo registra que, si las cosas que él daña o las cosas que él tiene son caras o no, o son costosas o no, debe de tener una reacción u otra; y eso es un ejemplo de como lo que tú mencionabas, de que ellos ven y copian eso, y perciben ese materialismo en nosotros.
Susi: Entonces, si yo reacciono mucho, mucho a una desobediencia que lleva a un costo material, pero no reacciono a una desobediencia que no tiene ningún costo, les estoy enseñando algo a mis hijos. Es una ilustración buenísima de eso. Podríamos seguir con esas ilustraciones todo el día, pero vamos a pasar a hablar sobre principios. ¿Hay algunos principios bíblicos básicos que necesitamos abrazar para tener una perspectiva bíblica sobre el dinero y las posiciones materiales?
Héctor: Sí, uno puede hablar de múltiples principios para el manejo, pero yo diría que hay dos principios básicos que determinan todo el manejo posterior que yo pueda tener. Yo lo he resumido así; obviamente no fue un descubrimiento mío tampoco, pero han estado circulando entre nosotros los cristianos por bastante tiempo.
Por un lado, el primer principio que yo entiendo que es fundamental es el hecho de reconocer que yo no soy propietario/dueño del dinero que manejo o de las posesiones que manejo; sino que es Dios. Eso tiene muchísimas implicaciones en la manera como yo manejo el dinero, y en la manera de como yo me siento hacia el dinero. Por ejemplo: si por alguna razón, Dios permite que yo tenga una pérdida en un negocio que tengo. Yo hice todo mi esfuerzo, fui diligente y traté que eso no se produjera, pero tuve una pérdida. Si yo considero a Dios dueño, esa pérdida no me va a afectar tanto, porque yo voy a entender que el dueño decidió quitármelo a mí que soy administrador. Voy a lidiar con esa pérdida de una manera mucho más sopesada y confiada en que Dios es el dueño, y Dios lo quitó.
De la misma manera, si yo tengo una ganancia significativa, típicamente uno se enorgullece “de lo capaz que yo fui, de lo visionario que fui, de lo diligente que fui”; pero si yo también reconozco a Dios dueño, es cierto que puede haber algo en mí que yo contribuí con esa ganancia, pero al final, fue Dios quien me lo dio, por lo tanto, en mi ganancia yo le atribuyo eso a Dios, y en mi pérdida yo confío en Dios. O sea que, yo puedo reconocer que Dios es dueño, y me va a llevar a un estado emocional independiente de si tengo mucho o tengo poco, porque él es el dueño. Él lo quita o él lo da; si me da, yo le agradezco; si me lo quita, yo confío; y por lo tanto, estoy en paz.
Entonces, ese es el primer principio, y así podemos hablar de múltiples aplicaciones que ese principio de ser nosotros administradores Dios dueño tiene en nuestras vidas. Eso es, por un lado, por el otro lado, el segundo principio, que entiendo que es fundamental, es: entender que el dinero no da la felicidad, y no satisface el alma humana. Si yo tengo eso claro, eso va a poner en orden muchísimos apetitos, muchísimos deseos que hay en mi interior. Porque, ¿por qué la gente busca el dinero en primer lugar?, ¿por qué es que la gente anda buscando el dinero? Porque la gente obviamente quiere cubrir sus necesidades; pero mucha gente lo busca, y lo quiere acumular y tener mucho, porque asocia la plenitud a su alma o de su corazón con el dinero que tenga.
Claramente en la Palabra dice que la vida no consiste en los bienes que tengamos; aun tengamos abundancia. El alma humana no se satisface con lo material, no se satisface; entonces, tener eso en cuenta, nos va a llevar a conducir por un camino de buen manejo financiero; y el dinero no va a tener un poder seductor en nosotros, como lo tiene cuando pensamos que el dinero sí da la felicidad. Entonces, con esos dos principios, uno deriva múltiples otros, ya de manejo práctico; sabiendo que Dios es dueño, y que el dinero no llena o no da la felicidad; y yo puedo derivar a múltiples otros principios, como te decía, para mí, son los dos más importantes.
Susi: Pensando en esos dos principios y lo que mi esposo, Mateo, nos presentaba como las prioridades bíblicas para la familia; eso ayuda mucho, porque si el trabajo, por ejemplo, no debe ser prioridad número uno, es porque el dinero no debe ser prioridad número uno, entonces, cuando yo voy a tomar decisiones acerca de un trabajo, o que si trabajo el día domingo, porque el día domingo se gana doble o lo que sea; eso me ayuda mucho, bueno, ese dinero no me debe controlar, no me va a traer felicidad y solamente es una herramienta, que sirve para otro fin; y eso puede ayudar mucho a los padres, al tomar decisiones.
Héctor: De hecho, de lo que te mencioné, hay un aspecto como derivado, y es el hecho de que no solamente el dinero no llena y no satisface; sino que hay algo que tenemos que reconocer y es que el dinero es potencialmente peligroso para nuestras almas. Si nosotros no tenemos eso en cuenta, nos vamos a meter en muchos problemas; y la Palabra plantea en múltiples ocasiones; Pablo lo plantea, cuando dice en el famoso versículo: “Raíz de todos los males, es el amor al dinero”; y luego dice, en el versículo anterior a ese, que: “Por desearlo muchos; porque muchas personas quieren ser ricos, se desviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores”. Cristo dijo que un rico es difícil que entre al reino de los cielos, es más fácil entrar a un camello por el ojo de una aguja, que para un rico entrar al reino de los cielos; obviamente, eso no significa que es imposible que un rico sea salvo; pero por el poder seductor del dinero, pudiera desviar nuestro enfoque de Dios. Entonces, el dinero no es solamente que no llena, es que es potencialmente peligroso, y tenemos por tanto a veces que, cuidar las inclinaciones naturales que tenemos a querer tenerlo, a querer acumularlo, a querer lograrlo; porque si nos dejamos llevar, terminaremos siendo materialistas y nos enfocaremos en él, más que en Dios; o sea, hay que entender eso también.
Susi: Sí, y yo pienso como mamá, en cómo nuestros hijos todos son diferentes; nosotros también tenemos como tendencias diferentes, y vamos a tener hijos que, desde muy pequeños, se nota que eso va a ser un peligro para ellos. Y hay otros que, no, el dinero no les llama la atención, no les importa; entonces eso es otro aspecto, cuando pensamos en los peligros, de hecho, es una pregunta que te iba a hacer, ¿si había otros peligros también, de los cuales debemos estar alerta?, pero yo creo que eso, de conocer a nuestros hijos, a cada uno y tratar de estar al pendiente de los peligros que cada uno corre, según su personalidad.
Héctor: Claro, el peligro básico del dinero, quiero decir que es un peligro potencial; porque no quiero caer en el error de decir, que el dinero es malo; ahora, tiene un peligro potencial, si yo dejo que el dinero me seduzca y me haga pensar que él me da cosas, que Dios me da. Entonces hay personas que ponen su esperanza en las riquezas, que ponen su satisfacción en las riquezas, hay persona que entienden que mientras más tienen, más valen; de hecho, hay algunos que tratamos a otros, en función de cuánto tienen. El libro de Santiago, habla de favoritismo, y cómo algunos venían a la iglesia con anillo de oro y con ropa vistosa, y los ponían en un lugar especial; mientras que los demás los ponían por ahí; eso es muy común entre nosotros, es muy común; yo, lo confieso, por así decirlo; porque en ocasiones yo he caído en ese pecado con facilidad. Para nosotros es más fácil, es más placentero tratar bien al que mucho tiene, que sacrificarnos y tratar bien al que nada nos va a dar, al que no nos va a representar ningún beneficio material; es tan fácil caer en el favoritismo; entonces hay múltiples peligros, hay un peligro de desviar nuestra confianza de Dios, y ponerla en el dinero; y no solamente eso, sino afectar todo nuestro trato hacia los demás, porque clasificamos a las personas, porque tienen más, porque logran más; y pensamos en nuestra mente que el que más tiene, es el que más éxito ha logrado. Son ideas que, sin querer, forman parte de nosotros, y determinan cómo nos relacionamos con los otros; hay que ser muy, muy cuidadosos; por eso es que Jesús, en un pasaje súper conocido, Lucas 12:15, dice: “Tengan cuidado, estén atentos y cuídense de todas las formas de avaricia; estén atentos y cuídense”, parece ser, que el efecto que el dinero tiene en nosotros es sutil, es subrepticio, no se si es una palabra muy rebuscada, pero es, sin percatarnos, que muchas veces el dinero captura nuestra atención y nos desvía; así que, hay que estar pendientes de eso lamentablemente; porque de no estarlo, caeremos fácilmente en esas garras, por así decirlo; y nuestros hijos también, lamentablemente.
Susi: Y yo creo que, el carácter del dinero, o sea, el dinero es algo necesario en esta vida; entonces no es algo que yo pueda decir a mis hijos: “No, no toques eso, no uses eso, no hagas eso”, como algunas otras cosas en la crianza, podemos simplemente decirles, “no te acerque a eso”; claro que el dinero no lo podemos sacar de nuestra vida, eso no es práctico, ni posible; entonces, se necesita el dinero para vivir, y hay tantas cosas que son subjetivas con el dinero, según donde vives, según el nivel socioeconómico de la congregación en tu iglesia; tantos factores que afectan, que creo que sí requieren mucha sabiduría de parte de los padres, mucha fuerza de carácter; pero con los hijos, a veces queremos simplemente quitar todos los peligros; creo que el dinero no es un peligro que podemos quitar, tenemos que enseñarles y modelar un uso correcto y bíblico del dinero.
Héctor: Eso se da en muchísimas áreas de la vida; o sea, la sexualidad es un área que la Biblia habla de la sexualidad, y hay una sexualidad piadosa, Dios ha regalado la intimidad entre esposo y esposa, y eso es algo bueno, es algo que Dios aplaude, que Dios es complacido cuando se hace dentro de los parámetros que él ha establecido. El manejo del dinero también por igual, el dinero es sí no es algo malo, pero tenemos que relacionarnos con él, dentro de los parámetros que Dios ha establecido; de lo contrario, caeremos en pecado, ofenderemos a nuestro Señor, y a nosotros; entonces, nos será succionada la plenitud de vida que Cristo se supone que nos dé. Entonces, ciertamente tal y como dices, no es algo que sencillamente podemos decir: “El dinero no es importante”. ¡No! Es importante; pero tenemos que tratarlo como Dios quiere que lo tratemos, sin dejarnos gobernar por él.
Susi: Amén, pues hermano Héctor, ¿cómo ve, si seguimos esta conversación en otro episodio? Porque está muy bueno, y creo que nos falta mucho material por cubrir; así que, vamos a seguir, ¿si, está de acuerdo? Muy bien, vamos a seguir entonces esta conversación la próxima semana en el siguiente episodio; por mientras, quizás tú, que nos oyes, puedas buscar este libro del hermano Héctor Salcedo: “Finanzas bíblicas”, quizás puedes estudiar tu Biblia esta semana, buscar, evaluar en familia. Y entonces, aquí estaremos la próxima semana, otra vez, para seguir con este tema de las finanzas bíblicas en la familia.
¡Nos vemos muy pronto, que Dios te bendiga!