“Honra a tu padre y a tu madre.” Este versículo de Efesios 6 está entre los más citados de la Biblia sobre la crianza. Pero en la cultura actual centrada en exaltar el “yo”, pocos hogares cristianos están enseñando a sus hijos a obedecer y honrar a sus padres de la manera que este pasaje enseña. Y porque los niños no están aprendiendo a honrar, se están perdiendo la prometida bendición. ¿Cómo luce una crianza que ama a un niño suficiente para entrenarle a honrar? Escucha esta conversación, y profundiza en el tema con los capítulos 14 y 15 del libro “Cómo Pastorear el Corazón de tu Hijo”, y capítulo 11 de la guía de estudio gratuita.
Descarga la guía de estudio gratuita: https://bit.ly/crianzapoiema
Transcripción:
Susi: En un tiempo, cuando tantas voces proclaman verdades, medias verdades y mentiras acerca de la familia y de los hijos, aquí en Crianza Reverente decidimos regresar un poco al pasado y escuchar una voz que por casi 30 años ha proclamado verdad bíblica y ha llamado a padres a seguir la instrucción bíblica sobre la crianza. Esa voz es el autor del libro Cómo pastorear el corazón de tu hijo.
Muchos de ustedes consiguieron el libro y descargaron la guía de estudio para poder profundizar más. Ya llevamos 10 episodios animándote a leer el libro y tomando ciertos temas de cada capítulo que creemos que son un reto especial para la generación de hoy que está procurando criar hijos para la gloria de Dios. El episodio anterior, el número 121, fue el último basado en la primera sección del libro que el autor título “Fundamentos para la crianza bíblica”.
Si has estado escuchando, sabes que hemos abarcado temas muy importantes como el pastoreo del corazón porque de él mana la vida, la autoridad, las metas y los métodos bíblicos y no bíblicos de la crianza. Una y otra vez hemos visto que el autor nos apunta a la suficiencia de las Escrituras y la gran importancia de nosotros, padres, de obedecer a Dios y modelar esa obediencia y fe que queremos pasar a nuestros hijos.
Esta segunda sección del libro se titula “La crianza en las diferentes etapas de la niñez”. En estos seis capítulos realmente lo que vemos son tres etapas, dos capítulos por etapa, las etapas son: la infancia, la niñez y la adolescencia. En la guía de estudio, cada capítulo corresponde a una de estas etapas, es decir, abarca dos capítulos del libro; así que realmente estaremos acercándonos al final de esta serie. Tendremos este episodio y dos más.
Como deseamos que los episodios del Podcast sean una ayuda adicional al contenido de los capítulos, no vamos a hablar aquí hoy de todo el contenido, el cual es muy bueno y se encuentra en los capítulos 14 y 15. Estos capítulos nos tocan esta semana, pero menciono brevemente lo que abarcan por los que quieren seguirnos el hilo y saber dónde vamos. En cada una de estas tres etapas el autor escribe un capítulo sobre los objetivos de esta etapa y un capítulo sobre los procedimientos o métodos específicos que mejor aplican en esa etapa.
Hay mucha información muy buena. Te animo, si aún no consigues el libro, búscalo. Está disponible en Kindle o en amazon.com en formato electrónico. Te animo mucho a que hagas de este libro parte de tu biblioteca familiar y que vuelvas a repasarlo en cada etapa de la crianza.
En estos capítulos 14 y 15, el autor nos recuerda algunas de las cosas que ya se han visto en el libro, pero las aplica específicamente en la etapa de 1 a 5 años. El autor aclara para nosotros que hay una gran lección que queremos que los niños aprendan durante esta etapa. Y voy a citar de la página 133 del libro. Dice así: “La lección más importante que el niño debe aprender durante este periodo es que él es un individuo bajo autoridad porque ha sido creado por Dios y tiene la responsabilidad de obedecer a Dios en todas las cosas”.
Ahora, Mateo, esto es súper contracultural, ¿no? Creo que las personas hoy en día quieren que digamos que la lección más importante que los niños necesitan aprender es que son amados, son buenos y son merecedores de cumplir sus sueños. O creo que incluso hay una versión cristiana de eso, ¿no? Que los niños necesitan aprender que Cristo los ama y sus papás también, y que se deben amar a sí mismos porque son creados a la imagen de Dios. Hemos visto que Tripp está basando su declaración en Efesios 6:1-4. Mateo, puedes leernos esos versículos y luego decirnos si estás de acuerdo con el autor acerca de esta lección, en esta etapa de la vida.
Mateo: Claro, dicen estos versículos. Efesios 6:1-4, la Biblia las Américas lo traduce así: “Hijos, obedezcan a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre (que es el primer mandamiento con promesa), para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra. Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críelos en la disciplina e instrucción del Señor”.
Este es quizás el pasaje principal sobre cómo nosotros debemos de enseñar a nuestros hijos. Y creo que es igual que en la vida cristiana; no podemos crecer hasta que no aprendamos a negarnos a nosotros mismos, es decir, nunca vamos a madurar hasta que podamos negarnos a nosotros mismos.
Esto también es verdad en la vida de un niño. Un niño realmente no puede madurar, no va a poder desarrollarse como persona, como la persona que Dios quiere que sea, hasta que aprenda a negarse a sí mismo. Y el mejor contexto para que aprendan esto es en esa relación con sus padres, donde los padres le están enseñando la obediencia aun cuando no quiera obedecer. Aun cuando sus deseos naturales les digan que deben hacer otra cosa, ¿no? Él quiere jugar, no quiere comer sus verduras, quiere ver más horas de televisión, él quiere ir con sus amigos, pero tiene que aprender que no es así. Si papá o mamá dicen que no, como autoridad de Dios en sus vidas, él tiene que aceptar eso de buena voluntad y eso es muy difícil. A cualquier niño le cuesta aprender eso, pero es muy importante, o sea, primeramente, Dios lo manda. Dios dice, mira tienen que aprender a obedecer y a honrar a sus padres.
Esto es un fundamento sobre el cual se edifican muchas características personales, muchas virtudes, muchas habilidades, incluso de interacción interpersonal. Necesitamos enseñar a nuestros hijos desde chicos, desde que son pequeños, a negarse a sí mismos. ¿Cómo? Sometiéndose a sus autoridades sabias, piadosas y amorosas. Tienen que hacerlo, si no, llegarán a ser adultos que parecen más niños que adultos, es decir, no son maduros, hasta hacen sus berrinches, ¿verdad? Al trabajar no tienen la capacidad de levantarse y ser puntuales a su trabajo. No tienen la capacidad de resiliencia en el trabajo para hacer cosas que no les gustan, porque bueno, toda su vida les dijeron que siguieran su corazón y que solo hicieran aquellas cosas que les gustaban, ¿no? Entonces son personas que lastiman a otros, que son egoístas, que viven vidas ensimismada. Y todo porque no aprendieron la lección de la abnegación. Siendo que donde deben aprenderlo es en el hogar, aprendiendo la sumisión y la honra a los padres.
Susi: En esta declaración que hace Tripp, él menciona que necesitan verse como individuos bajo autoridad porque han sido creados por Dios. Y ahí es donde tenemos que entender que el mundo siempre va a tener una cosmovisión diferente. Y si queremos ver la vida como Dios la ve, nosotros los padres también debemos vernos como seres bajo la autoridad de Dios. No les estamos pidiendo a nuestros hijos hacer algo que Dios no nos pide también a nosotros.
Mateo: Y una de las áreas donde más tenemos que demostrar esto es justamente en la crianza de nuestros hijos. Muchas veces como padres, por nuestra cultura, no nos parece lo que Dios dice, no nos parece la instrucción, no nos parece la corrección, no nos parece este rol de autoridad y entonces nosotros no nos estamos sometiendo a Dios. Entonces nuestros hijos aprenden a no someterse a Dios y a no someterse también a nosotros como padres.
Susi: Los padres tenemos que estar dispuestos a entender que esto no va a ser una idea popular y que claro que a nuestros hijos no les va a gustar. Muchas personas dicen que en Efesios 6 Dios manda a los hijos a obedecer, no manda a los padres a exigir obediencia. De hecho, hace poco en las redes sociales, alguien dijo que Dios nunca exige obediencia y que Él nada más nos ama y con eso nos motiva a la obediencia. Pero yo creo que eso es una mala interpretación.
Mateo: Sí, claro, sí.
Susi: Porque el versículo cuatro, por eso te pedí que leyeras hasta el cuatro, el versículo cuatro viene justo después del 1 al 3. ¿Cómo es que un niño va a llegar a poder obedecer y honrar a sus padres? Si tú has tenido un niño pequeño en casa, sabes que es algo que no le nace, no le nace a ningún niño someterse a una autoridad. Aquí Pablo está diciendo, padres críen a sus hijos en la disciplina e instrucción del Señor para que puedan entonces aprender a obedecer y honrar, y así obtener la promesa que está allí descrita.
Mateo: Y por supuesto, Dios mismo usa la ilustración de cómo un padre disciplina a sus hijos como señal de su amor por ellos.
Susi: Sí.
Mateo: Eso ilustra cómo Dios nos disciplina también a nosotros. Entonces creo que esa manera de ver las cosas claramente distorsiona la noción bíblica; es una reacción muy común de una sociedad que no quiere para nada la autoridad y la disciplina.
Susi: Exacto, exacto. Este pasaje tiene algo que creo que es un poco inusual en el Nuevo Testamento. Porque muchas de las promesas en el Nuevo Testamento tienen que ver con nuestra esperanza futura, ¿verdad? Nuestra esperanza eterna. No tanto promesas acerca de lo que nos va a pasar estando aquí en la tierra. Pero aquí Pablo dice que este mandamiento para los hijos, de obedecer y honrar a sus padres, es el primer mandamiento con promesa. Y luego dice que esa promesa tiene algo que ver con una vida bendecida y larga. Entonces, ¿cómo debemos entender esto? Por qué tanto tú como yo hemos escuchado muchas versiones de lo que significa esto, ¿no? ¿Cómo debemos entender esta promesa y cómo funciona para nuestros hijos?
Mateo: Creo que tenemos que evitar convertirlo en algún tipo de legalismo, diciendo “pórtate bien y te va a ir bien” o algún tipo de evangelio de la prosperidad, aplicando como que la clave aquí entonces es para que tú seas próspero y rico y que tu vida sea muy larga y no tengas problemas de salud, simplemente debes obedecer a tus padres. Como si fuese la llave mágica para abrir todas esas bendiciones para nosotros. Creo que no es así, porque tenemos muchos ejemplos de personas muy piadosas que también sufrieron tanto en la Biblia como en experiencia personal. Todos nosotros hemos conocido personas así.
Susi: Sí, sí.
Mateo: Ahora, habiendo dicho eso, sí que existe un principio general. Cuando los niños aprenden a obedecer y a honrar a sus padres, van a recibir muchas bendiciones a lo largo de su vida. Van a recibir, por ejemplo, si un niño que aprende a someterse a honrar a sus padres recibe la bendición de no involucrarse en actividades ilegales. O sea, sus padres le han enseñado a obedecer y entonces la autoridad dice, por ejemplo, no robarás. Tiene una disposición a no robar, a evitar el robo o la violencia, algún tipo de asesinato o maltrato de otras personas y entonces no está metiéndose en un ambiente donde puede sufrir, donde puede estar expuesto a la violencia tanto como otra persona, ¿verdad?
Entonces esta es una bendición que nosotros podemos recibir si nosotros hemos aprendido a obedecer a nuestros padres. Cuando tenemos ese temor a las autoridades, nos vamos a preservar de muchos daños, de muchos peligros.
Esto lo vemos también en cosas tan básicas como un buen matrimonio. O como decíamos antes, ¿dónde aprendemos la negación?, bueno, normalmente lo vamos a aprender mejor y primero en la sumisión a nuestros padres. Bueno, la abnegación es una característica esencial para el matrimonio. Si tú no sabes negarte tus propios deseos, vas a ser un esposo horrible, malo, muy malo; porque siempre estarás pensando en ti, entonces vas a lastimar a tu esposa. Incluso serás un peor padre también; porque al ser padre exigente tienes que dejar a un lado muchas cosas que tú quieres, ¿no? Y entonces la bendición de un matrimonio sano, la bendición de una relación hermosa con tus hijos depende de aprender de la negación en casa con tus propios padres. Entonces, como padres creo que tenemos que pensar a futuro, pensar ¿estoy preparando a mi hijo para el éxito o para el fracaso? Si no le enseño estas cosas desde niño a mi hijo.
Susi: En el libro el autor pone un dibujo, un círculo de bendición. Y él lo pone en uno de los capítulos y luego en el siguiente capítulo, cuando habla de la disciplina. Habla de cómo la disciplina vuelve a colocar al niño en ese círculo de bendición, entonces es como una manera gráfica de ver lo que dice Efesios 6. Lo que procuramos como padres de niños pequeños es que aprendan a vivir bajo esa sombrilla de la autoridad y aprendan a honrar a su autoridad; porque Dios les ha dicho que esta es la manera en que un niño puede crecer y tener muchas bendiciones.
Creo que muchas de esas bendiciones también son espirituales y relacionales. Yo experimenté en muchos sentidos esto; crecí sabiendo, sin lugar a duda, que estaba bajo autoridad. Nunca fue algo que yo cuestione, porque mis padres me criaron como se describe en el libro. Entonces, las bendiciones espirituales que yo he experimentado como resultado de eso yo no las puedo contar. La bendición de tener esa disposición en mi corazón hacia Dios, porque mis papás me entrenaron a tener esa obediencia y honor hacia ellos. Y claro que no es automático; no es que mis papás me dieron la salvación porque me criaron así. Simplemente que ha sido una bendición en mi vida el experimentar, conocer esa sensación de someterte a una autoridad buena, de honrarle y recibir como bendición una red, una relación bonita y restauradora. Y es lo que experimentamos con Dios.
Mateo: Y creo que es muy difícil para algunas personas visualizar eso, al no haber experimentado una relación de autoridad amorosa y piadosa. Y quizás por eso muchas personas reaccionan en contra de estos conceptos. Porque cuando ellos escuchan conceptos como autoridad, sumisión y disciplina o castigo físico, lo asocian con algo muy diferente al cuadro bíblico. Pero el cuadro bíblico realmente es muy hermoso.
Susi: Sí, y gracias a Dios por esas bendiciones que podemos ayudar a nuestros hijos a obtener, si es que nosotros hacemos también nuestra parte.
Hablemos un momento de lo que realmente es obediencia y lo que es honra. Son palabras sencillas que probablemente todos creemos entender, pero cuando hablamos de obediencia y honra como Pablo lo describe en Efesios 6, ¿cómo saber exactamente qué cuenta como obediencia y honra y qué no da esa talla? ¿Es posible obedecer sin honrar o viceversa?
Mateo: Creo que sí es posible obedecer sin honrar y creo que no es posible honrar sin obedecer, esas 2 cosas si van de la mano.
Tripp en el libro dice que un niño cuando realmente está obedeciendo, lo hace sin desafío, sin excusa, sin demora. Creo que son buenas palabras para los padres, porque muchas veces permitimos obediencia que no entra dentro de esas 3 categorías. Incluso debemos de ir un poquito más allá de esas 3 frases, porque niños pueden haber sido disciplinados lo suficiente como para saber que yo tengo que obedecer sin desafío, sin excusas, sin demora y todavía en su corazón, no estar honrando. Tenemos, por ejemplo, el típico caso de una mamá que le dice a su hijo adolescente que saque la basura y entonces se para y saca la basura, pero lo hace enojado…
Susi: Y toda la casa sabe que no quiere sacarla la basura.
Mateo: Entre dientes está hablando…
Susi: En nuestra casa nunca pasa nada parecido.
Mateo: No, no, nunca, nada, ¿verdad? Nada parecido. Bueno, eso claro que no es una obediencia que está reflejando honra para los padres.
Estaba estudiando un poquito estas palabras. Obediencia nos habla en su sentido más básico, pues simplemente de hacer lo que se te dice; pero el concepto bíblico, o sea, de una obediencia realmente bíblica que agrada a Dios, es mucho más que eso, porque nos habla de escuchar. De hecho, la palabra obediencia tiene como su raíz escuchar, pero es escuchar y luego hacer. Incluso a veces tiene la idea de ceder o de rendir algo. Y entonces la obediencia implica escuchar la instrucción de otra persona, luego voluntariamente rendir tu propia voluntad a la voluntad de tu autoridad y hacer lo que se te pide. Bueno, eso quizás no describe mucha de la obediencia que a veces vemos en la casa, ¿verdad?
Pensando también en la palabra honrar. Tiene la idea tanto en griego, como en hebreo, como en español, la palabra honrar tiene ese concepto de darle estima especial a algo, incluso darle reverencia o respeto. En la palabra en hebreo en particular, es interesante, porque significa algo que es de peso o darle peso a algo. Entonces, cuando yo honro a mi padre y a mi madre, yo les estoy dando el peso debido, por quienes son y por lo que ellos representan en mi vida. De hecho, incluso tiene la misma raíz que la palabra gloria en hebreo, igual que damos gloria a Dios, estamos dando honra a Dios. Aquí en la tierra a nuestros padres en particular.
Entonces creo que eso nos da una idea de lo que debería de ser la actitud del niño hacia sus padres, o sea, no es solo una obediencia y “lo hago porque si no me van a pegar y no quiero que me pegue”. No, no es eso, sino es un aprecio, una estima; es darle peso a lo que mis padres me piden y lo que mis padres representan en mi vida y por ello les doy ese peso, esa gloria, esa honra. Entonces ahora yo le obedezco también.
Estaba intentando pensar cómo se vería esto a la larga. Pensándolo bíblicamente, como padres tenemos la labor de tomar a estos pequeños necios; porque la necedad está ligada a su corazón y su corazón está lleno de rebeldía en contra de Dios y en contra de toda autoridad, y criarlos en la disciplina y amonestación del Señor. Ese es nuestro objetivo y entonces, por medio de la disciplina amorosa, por el discipulado paciente con mucha comunicación, estamos confrontando el pecado que hay en su corazón y estamos dirigiendo su atención al evangelio de Jesucristo porque el evangelio puede transformar su corazón. Y luego en nuestra comunicación les indicamos los peligros que existen cuando caminan en su propio camino y cuando rechazan la instrucción divina. En ese contexto de autoridades piadosas que les enseñan estas cosas empiezan a amar y a valorar u honrar a sus padres.
Y entonces cuando llegan a ser adolescentes les dan peso a sus padres, a la opinión de sus padres; quieren agradar a sus padres y aprenden a discernir entre el bien y el mal por la instrucción, escuchando la instrucción de sus padres. Y van a aprender la sumisión a la autoridad humana y a la autoridad de Dios en su vida, van a aprender a negarse a sí mismos. Eso les da esas capacidades necesarias para tener buenas relaciones interpersonales, sea en la iglesia o sea en el matrimonio, o en su trabajo. Y esta actitud de honra va a acompañar a estos niños aun cuando son adultos. Y ahora, cuando nosotros somos adultos ya viejitos, vamos a poder disfrutar de una estrecha relación con nuestros hijos.
Pero si no les enseñamos eso, entonces estamos encaminándonos en otra dirección y estamos poniendo a nuestros pequeños rebeldes necios en una trayectoria de siempre caminar en su propio camino, de siempre hacer lo que ellos quieren, y a veces los manipulamos. Les damos sobornos, como hemos hablado en los últimos episodios, y logramos entonces que hagan lo que nosotros queremos en ese momento, pero realmente es lo que ellos quieren. Y todavía ellos están haciendo lo que desean y entonces empiezan a resistir y despreciar cualquier otra opinión, cualquier otra autoridad en su vida. Cuando llegan a la adolescencia ya no quieren escuchar a papá y a mamá, no quieren escuchar a otras autoridades en su vida. Y lo más terrible, tampoco quieren escuchar a Dios, ¿no? Porque siempre se les ha permitido andar en su propio camino y seguir su propia mente, y entonces se convierten en adultos, que son adultos ensimismados, siempre buscando hacer lo que ellos quieren, siempre entrando en conflicto interpersonal, luchando por conseguir lo que ellos quieren para sí, lo que les beneficia a ellos. Y entonces en su relación matrimonial, en su vida espiritual, en la Iglesia, en su vida laboral, todo esto se manifiesta e incluso como padres ¿no?
Al final los padres terminan en la vejez, sentados en su casa pensando ¿por qué mis hijos no quieren venir a verme? ¿Porque mis hijos no se acercan y quieren pasar tiempo conmigo? Bueno, es que nunca les enseñamos a honrar a los padres. No estamos hablando de una mera obediencia servil, donde obedecen porque sí, porque yo se lo exijo, porque soy un sargento. Estamos hablando de un contexto de amor, de discipulado, también de disciplina y eso conlleva entonces a nuestros hijos a una obediencia motivada por aprecio, por estima, por honra de sus padres. Y creo que esto es lo que nosotros deseamos para nuestros hijos, y esto es lo que Pablo tiene en mente y creo que este es el cuadro que también agrada a Dios.
Susi: Pienso en una frase que creo el autor ha usado, de que la disciplina es una misión de rescate, o sea, cuando disciplinamos a los niños desde pequeños para que nos obedezcan y nos honren, estamos en una misión de rescate, estamos procurando rescatarles de su propio ensimismamiento, de su propia necedad. Entonces la disciplina toma como un aspecto mucho más hermoso, ¿no? Lo podemos ver como algo que lleva a la bendición porque quiero llevar a mi hijo en ese camino de bendición. Pero para que esto suceda tiene que haber honra y obediencia. Por eso el autor nos ha venido recalcando que no solamente es la conducta, ¿verdad?, es la actitud, es el corazón. Entonces, yo creo que el asunto de la honra hacia los padres en la infancia y en la niñez es mucho más importante de lo que muchos padres queremos reconocer, y creo que porque estamos en una cultura que valora la autoexpresión de los niños, difícilmente estamos dispuestos a reconocer la falta de honra y tratarlo bíblicamente.
Y sin ningún deseo de ofender quiero que mencionemos, en un par de minutos que nos quedan, varias áreas donde yo creo que es común que los padres y las madres permitimos una falta de honra en los hijos. A veces tú y yo hemos comentado, ¿verdad? Vemos a alguna familia, y nosotros sabemos por qué camino van esos hijos, sabemos el futuro que espera a hijos que están manipulando a sus padres, que están rehusando obedecer y mi corazón se llena de compasión porque veo a mamás paradas sin saber qué hacer.
Mateo: Sí, sí, sí.
Susi: Porque el mundo les ha dicho que permitan a sus hijos expresarse. Y sí, claro que queremos permitirles expresarse; en obediencia y honra.
Mateo: Sí, porque no somos sargentos, decimos una orden y lo tienen que hacer sí o sí. Queremos que obedezcan, pero en un contexto, y el autor habla de eso en estos capítulos donde hay comunicación y los hijos nos pueden expresar sus sentimientos y nosotros tomamos en cuenta lo que ellos dicen y queremos saber lo que ellos opinan. Pero finalmente, sí hay una relación de padre e hijo, de autoridad a personas que deben someterse a esa autoridad y tenemos que cultivar eso también.
Ahora, dices que has visto que no lo hacen, ¿cómo has visto que no lo llevan a cabo?
Susi: Sí, especialmente en esta etapa de niños muy pequeños, o sea, desde bebés. Los papás permiten que sus hijos muy pequeños les peguen o les griten con enojo, sin detenerlos, sin mostrar una falta de aprobación.
Mateo: Sin comunicarle a su hijo que eso no se permite, ¿verdad?
Susi: Sí, que es grave, que hay una gravedad. E incluso a veces las mamás quieren como distraer a sus hijos de hacer algo malo, en lugar de mirarle a los ojos y hacer entender al niño que eso no es aceptable, que eso no se puede. Incluso cuando los bebés todavía ni pueden decir muchas palabras, pueden mostrar falta de respeto, ¿no? Entonces los papás tenemos la oportunidad desde muy pequeños de ir entrenándolos en cómo se demuestra la honra.
Mateo: Sí.
Susi: No solamente cómo se obedece, sino cómo se muestra honra. Cuando un niño obedece llorando de enojo, lo detenemos y le decimos “debes obedecer con buena actitud, no llores así cuando estás obedeciendo”. Claro que no entiende todo, pero los estamos entrenando en honrar. Hay padres que se ríen, se ríen de la conducta irrespetuosa. Y yo sé que a veces los niños hacen cosas bien chistosas, pero si es habitual en tu casa que un niño hace una cara a mamá…
Mateo: O que conteste de una manera un poco grosera. En ocasiones nos reímos. ¡Ay, qué risa! ¿verdad? Un niño hablando así. Eso no refleja esa una actitud de honra.
Susi: No, no. Si necesitas reírte ve a tu cuarto y ríete, y luego regresa. Pero enserio, enserio, muchas veces estamos aceptando obediencia con mala actitud y no estamos tratando realmente con la actitud de nuestros hijos.
Bueno, creo que este tema daría para mucho más, pero realmente seamos…
Mateo: Sí. Mucho de qué hablar.
Susi: Seamos padres que deseamos llevar a nuestros hijos por el camino de la obediencia y la honra porque entendemos lo que les espera en un futuro si no obedecen a Dios en esta área.
Y bueno, quiero mencionar que la guía de estudio para estos capítulos del libro es el capítulo 11, porque la guía de estudio es un capítulo para toda esta etapa de la infancia a la niñez. Entonces te animo a que profundices en la guía de estudio esta semana, que leas el libro si lo tienes y que consideres si en tu crianza estás llevando a tus hijos a aprender a obedecer y honrar a su padre y a su madre.
Gracias por escucharnos, nos vemos pronto.