Ep 179: 7 principios para regresar a bases bíblicas

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February 4, 2025

¿Te encuentras buscando los métodos y sugerencias más actuales para tu crianza porque sientes que no está funcionando tu crianza actual? A veces lo que más necesitamos como padres cristianos es regresar a los fundamentos, evaluar nuestras creencias y adoptar nuevamente principios bíblicos. Acompáñanos para recordar los siete principios de una crianza reverente. 

Transcripción:

Dios es fiel y merece nuestra total adoración. ¿Lo sigues creyendo en este nuevo año? Si estás escuchando este episodio 179 en febrero de 2025 cuando sale por primera vez, o en la fecha, el año, o la etapa de vida que sea, detente un momento y pregúntate: ¿mi vida como padre o madre se caracteriza por la adoración que Dios merece?

Crianza Reverente tiene más de 5 años, y me di cuenta hace poco que muchos de los que nos escuchan son bastante nuevos, y algunas de las preguntas que envían por inbox o por correo me recuerdan que todos tenemos que volver a lo básico de vez en cuando. El comienzo de un nuevo año es un buen momento para volver a lo básico, ¿no crees?

Por esta razón, en estos siguientes episodios vamos a retransmitirte algunas partes de los episodios originales de Crianza Reverente en los cuales establecimos algunas bases bíblicas que los padres cristianos tenemos que creer y abrazar en nuestras propias vidas para poder ser padres que críen en reverencia. En este episodio escucharás partes del episodio 2 y episodio 3, extractos, en los que compartimos contigo los siete principios para una crianza reverente. Espero que te sea de mucha bendición y ayuda.

Comienza extracto de Episodio 2:

Quiero empezar haciéndote una pregunta: ¿qué recurso o recursos crees tú que sean absolutamente esenciales para la crianza? ¿Qué más necesitas para saber cómo criar a tus hijos? Porque la respuesta que tú tengas a esa pregunta realmente revela algo. Revela cuál es el objeto de tu fe, de tu confianza, cuando se trata de la crianza. 

A veces cuando usamos la palabra fe, pensamos: “Ah, sí, yo tengo fe en Dios”, y pensamos que es algo que realmente es teórico. Pero es muy práctico. La fe es muy práctica, y donde está nuestra fe va a determinar qué hacemos.

Cuando tu abres Google o Facebook, Instagram, blogs, grupos de chat de mamás, ¿sientes confianza en lo que encuentras ahí? Cuando oras, escuchas la Palabra, buscas sabiduría ahí, recibes consejo de algún líder espiritual o alguna hermana mayor en la fe, ¿sientes confianza en lo que escuchas ahí o en lo que lees?

¿Para ti es suficiente la Biblia, el Espíritu Santo, la guía espiritual de tu esposo si él es creyente, y la vida en la iglesia? ¿Todo esto es suficiente para ti en lo que necesitas para la crianza? Si tu reacción innata a esa pregunta es: “No, yo también necesito a mi mamá o el WhatsApp para comunicarme con mi pediatra; necesito el psicólogo; necesito la información de internet,” ¿realmente confías en esas cosas?

¿En quién confías? Esa es la gran pregunta. ¿Quién crees que es el experto más confiable para todas tus preguntas sobre la crianza? Yo quisiera proponerte que Dios es suficiente. Dios es suficiente, y por eso tú debes ser una mamá reverente. Dios es suficiente para la crianza: sé una mamá reverente.

Entonces vamos a desarrollar estos siete principios, tres hoy y cuatro la próxima semana, para estar seguras de que realmente estamos basando cómo vemos la crianza, a nuestros hijos, a nosotras mismas, cómo vemos todo eso—si es una manera realmente bíblica.

  1. Dios es creador y autoridad absoluta sobre la familia

El primer principio es: Dios es creador y autoridad absoluta sobre la familia. Dios es tu creador; Dios es el creador de tus hijos. Dios es el diseñador de ellos, y eso le da autoridad. Colosenses 1:16-17 dice: “todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”. Tus hijos no existirían y no estarían vivos hoy en día si no fuera por Dios.

Dios es nuestra autoridad. Dios es nuestro diseñador. No puedo comprenderme a mí misma, ni a mis hijos, sin saber lo que Dios dice acerca de nosotros. Piensa un momento si tú realmente reconoces que Dios tenga autoridad absoluta en tu vida, que tus hijos no te pertenecen a ti, que son de Dios, porque sabes que cada aspecto de nuestra vida, el aspecto físico, el aspecto emocional, espiritual, todo debe estar sometido a esa autoridad. 

De hecho, la sumisión es clave en la vida cristiana. Dios siempre nos pide sumisión. No solamente lo pide a los hijos; lo pide a cada creyente. La sumisión es clave. La obediencia es la única respuesta racional a la autoridad de Dios en nuestras vidas. Tus hijos necesitan a una mamá que reconoce a Dios como su autoridad. De hecho, es un hermoso don que tú puedes dar a tus hijos: una mamá que vive en sumisión gozosa delante de Dios. Tu sumisión puede contagiarse en la vida de tus hijos. Ellos la pueden llegar a imitar, y eso sería un don maravilloso que tú puedes dar a tus hijos.

  1. La palabra de Dios es el recurso esencial y suficiente para la crianza

El segundo principio que queremos ver es este: la Palabra de Dios es el recurso esencial y suficiente para la crianza. Una de las experiencias normales que nosotras todas tenemos hoy en día es sobrecarga de información, ¿verdad? Vivimos en un tiempo de bombardeo de información, y esto es uno de los retos que yo creo que es nuevo para las generaciones recientes.

Piénsalo: tus abuelas, tu mamá, no tuvieron que constantemente a toda hora del día estar rebuscando entre una fuente incesante de información que ellas no buscaban. Yo puedo agarrar mi celular para revisar mi calendario porque necesito ver qué reuniones tengo esta semana, y nada más al prender mi celular me topo con ¡que el mundo se va a acabar en tres días! ¡Que la carne de puerco resulta que siempre sí es saludable! ¡Que mi bebe de un año no debe comer plátano porque si come plátano a lo mejor puede morir antes de los 90 años!

Y así un sinfín de principalmente tonterías— realmente, si somos honestas—mucha información que yo ni quería ver. Porque amigas, no tenemos opción; el mundo nos bombardea de información. Tenemos que aprender a discernir, a rebuscar y escudriñar entre todo lo que escuchamos y vemos. La Palabra de Dios es la revelación completa de quién es Dios, de quien soy yo, de quienes son mis hijos. Entonces yo debo solamente confiar en la Palabra, y debo comparar otras fuentes de información con la Palabra de Dios. 

2 Pedro 1:3 nos da una promesa hermosa. Lo voy a leer en la Nueva Versión Internacional: “Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir” como Dios manda. Todas las cosas—esto incluye la crianza.

Los estilos de educación y crianza que son populares hoy en día enseñan muchos principios que suenan como que muy cristianos, que apelan a nuestros instintos naturales. Pero muchos de ellos, si los examinamos bien y los comparamos con la Palabra, están basados en premisas erróneas, y necesitamos saber esto para poder discernir.

Ahora, no quisiera que pensaras que estoy diciendo que tú tienes que memorizarte toda la Palabra de Dios para poder contestar todas las dudas, que tú tienes que ser erudita, que tú tienes que ser teóloga, que tienes que sacar una maestría en Biblia para poder hacer esto. ¡No! Yo me estoy refiriendo más que a un nivel de conocimiento, a un nivel de confianza; me estoy refiriendo a la inclinación de tu corazón. ¿Hacia qué tiende a inclinar en confianza? Esa es la pregunta. ¿Hacia qué recurso corre tu mente cuando sientes necesidad de sabiduría?

Si confías en la Palabra, entonces sí te vas a convertir en una mujer de la Palabra. O sea, sí, vas a querer leer, vas a querer estudiar, vas a escuchar las predicaciones con mucha atención, porque reconoces que esa es la fuente. Pero no significa que tienes que tener una educación superior. Necesitas mostrar de una manera práctica en tu vida, y yo también lo necesito hacer, que realmente creemos que la Palabra es esencial y es suficiente.

  1. La reverencia debe ser el estilo de vida de la crianza

El principio número tres es este: la reverencia debe ser el estilo de vida de la crianza. ¿Tú crees que la Biblia habla de estilos de vida, que describe un estilo de vida que agrade a Dios? Si es así, ¿cuál frase o versículo de la Biblia crees que pudiera describir esto? Yo creo que la frase temor de Dios, o temor de Jehová, describe la manera en que Dios quiere que vivamos cada momento de nuestro día. Y ¿sabes qué? Yo no voy a vivir en el temor de Dios si yo no creo los primeros dos principios. Si yo no reconozco a Dios como autoridad y yo no reconozco la Palabra como recurso esencial y suficiente, entonces no voy a vivir en el temor de Jehová.

Hay muchos ejemplos en la Palabra de Dios que apoyan esta idea de que el temor de Dios, o la reverencia, es el estilo de vida que Dios desea. Voy a mencionar algunos pocos. Está el versículo famoso, Proverbios 1:7, que dice: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”.  En Génesis 42 vemos a José. José se destaca, y se muestra como un hombre digno de confianza. ¿Por qué? Porque teme a Dios (versículo 18). Salmos 145:19 dice que Dios va a cumplir el deseo de los que le temen. Salmo 128 hace referencia directa a la bendición que viene sobre una familia cuando temen a Jehová.

Pero no solo vemos esto en el Antiguo Testamento, sino que Jesús también habla del temor de Dios. En Mateo 10:28 dice: “No teman a los que quieren matarles el cuerpo; no pueden tocar el alma. Teman solo a Dios, quien puede destruir tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (NTV).

Pablo también habla de la santidad en el contexto del temor de Dios. 2 Corintios 7:1 dice: “Como tenemos estas promesas, queridos hermanos, purifiquémonos de todo lo que contamina el cuerpo y el espíritu, para completar en el temor de Dios la obra de nuestra santificación” (NVI).

Si tú y yo estamos de acuerdo que Dios establece el temor de Jehová como el estilo de vida que le agrada y el único camino a la sabiduría, entonces los padres tenemos que buscar vivir en reverencia en nuestra crianza. Estuve estudiando este tema al mismo tiempo hace un par de años que leí el libro de Nancy Wolgemuth que se llama Adornadas. En este libro Nancy define la reverencia de esta manera, y me impactó en ese momento cómo aplica esto a nuestra crianza. Ella dice que la reverencia es vivir con la percepción constante y consciente de que estamos en la presencia de un Dios santo y temible.

Hermanas, esto es adoración. Vivir así es adorar a Dios en mi casa, en medio de tantas cosas que yo paso todos los días en mi crianza. Dios nos creó; nos diseñó para adorarle. También diseñó a nuestros hijos para eso. Entonces al vivir así en mi hogar estoy promoviendo este tipo de relación con Dios. Y el impacto práctico de esto es enorme. Yo puedo limpiar vómito y estar adorando a Dios. Yo puedo decidir a qué escuela debe asistir mi hijo basado en los principios de reverencia, de agradar a Dios, de vivir en el temor de Dios. Todo lo que tú y yo pensemos, todo lo que tú y yo hagamos diariamente, debe ser formado por esta adoración continua y constante.

Vamos a entrar inmediatamente al principio número cuatro.

  1. La familia fue creada para extender el reino de Dios en la tierra.

¿Alguna vez te has puesto a pensar por qué Dios nos hizo en familias? ¿Porque estamos todos en grupitos? ¿Por qué no en grupos enormes donde todos nos ayudamos entre todos a criar a los hijos? ¿Has meditado alguna vez sobre el hecho de que Dios inventó la familia? Fue idea suya. Y no solamente fue idea suya. Él estableció la familia antes de que existiera el pecado. Lo vemos en Génesis 1:27-28 donde dice que: “Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios; hombre y mujer los creó. Y los bendijo con estas palabras: ¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla” (NVI).

Aquí tenemos, sí, la institución de la familia, y también vemos parte del propósito original por el cual Dios estableció la familia. Esta familia, en comunión perfecta con su Creador, tendrían hijos, multiplicarían la población de la tierra, e irían avanzando el reino de Dios sobre la tierra. Entonces el propósito original de Dios antes de la llegada del pecado fue que cada hombre, cada mujer y cada hijo nacido a ellos participaran en avanzar el reino de Dios.

Pero luego sucedió Génesis 3. Adán y Eva cayeron en pecado. Todo cambió. Pero realmente no todo cambió. Dios inmediatamente puso en marcha un plan, un plan que llamamos “el plan de redención”. Y dio una promesa también, de que la simiente de la mujer vencería la maldad. En este plan de redención que llamamos el evangelio, Dios ha permitido—está permitiendo—que padres y madres cristianos vivamos nuestro rol. Seguimos con el mismo propósito de avanzar el reino de Dios en la tierra.

¿Puedes decir que vives en el evangelio, que entiendes el evangelio? ¿Puedes decir que eres una hija de Dios que ha abandonado su pecado, que ha puesto su fe exclusivamente en Cristo para perdón de tus pecados? Si es así, ahora tú debes tomar ese mismo evangelio como el lema de vida para tu hogar, tu familia e incluso tu vida personal. Esto es lo que el evangelio debe hacer en nuestras vidas.

Ahora el hecho de que Dios haya creado a la familia con el propósito de extender el reino sobre la tierra nos convierte a nosotras las mamas, a nuestros esposos los padres, en representantes, o embajadores, de Dios en el hogar. Esto es sumamente práctico, aunque suena súper teórico: ¡U, embajadoras! No. Esto es muy práctico. Esto significa que yo soy una de las vías principales por la cual mis hijos van a conocer a Dios, que van a entender la vida, por qué fueron creados, todo eso.

La salud espiritual de la familia brota realmente de la devoción personal que mi esposo y yo tenemos con Dios, e incluso también de nuestro compromiso de cuidar la relación más importante en el hogar, que es el matrimonio. Cuidar mi matrimonio, entender el impacto que mi matrimonio tiene sobre mis hijos, va a permitir que seamos esos representantes en nuestro hogar.

También Dios estableció la institución de la iglesia. La iglesia juega un rol súper importante en extender el reino de Dios sobre la tierra, empezando desde mi hogar. Si mi familia no está comprometida con una iglesia local, a mis hijos les va a faltar un elemento esencial en entender cómo se extiende el reino de Dios sobre la tierra. Hablaremos más de la iglesia local en otros episodios.

  1. Los hijos son personas independientes y pecadoras, necesitadas de arrepentimiento y fe.

¿Sabes qué? La perspectiva fundamental de doctores, psicólogos, y maestros inconversos sobre la naturaleza de mi hijo es lo opuesto a la perspectiva bíblica. Cada consejo que dan, cada método que sugieren para cambiar conducta, todo eso está basado en una premisa errónea sobre la esencia básica de mis hijos.

El omnisciente diseñador de mi hijo declara que cada persona que nace sobre la faz de la tierra hereda la naturaleza caída de Adán. En 1 Corintios 15:22 vemos eso. También en Romanos 6:20 dice que mi hijo esta esclavizado. Tengo que permitir que esta verdad cambie mi manera de pensar, que llegue a lo profundo de mi corazón, porque esto va a impactar mucho mi crianza.

Si yo creo la mentira que mi hijo es inocente y bueno, yo no voy a entender lo que es su verdadera necesidad. ¿Cómo voy a apuntarle a la situación verdadera de su problema, de su pecado, si yo no creo que él tenga ese problema? ¿Sabes que un bebé es capaz de exigir algo que no necesita? Porque es una persona egoísta. ¿Sabes que un niño de dos años es capaz de manipular y engañar para lograr lo que él quiere?

No podemos creernos las mentiras que nos dicen las filosofías modernas de la crianza. Dios es claro cuando declara la naturaleza que nuestros hijos tienen, y que nosotros tenemos también. Y si esto es verdad, esto significa que el problema que mi hijo tiene no es principalmente conmigo. Es con Dios. El pecado lo separa de Dios.

Tu hija puede crecer y llegar a ser una bailarina famosa, o una gran maestra de niños, o una doctora exitosa, pero si ella no llega a reconocer su condición perdida y su falta de poder salvarse a sí misma, tú la habrás perdido. Tenemos que aceptar la verdad de que nuestros hijos son personas independientes que un día se pararán delante de Dios sin que mamá esté ahí para defenderlos. Ellos darán cuentas a Dios.

Si entendemos esto, vamos a buscar que tengan un entendimiento bíblico de su verdadera condición. En lugar de buscar aumentar su autoestima, buscaremos aumentar su “Dios estima”. Dejaremos de ponernos en el centro de este proceso de crianza porque reconoceremos que solamente somos representantes de Dios en sus vidas.

  1. Los padres son la autoridad en el hogar para disciplinar y discipular.

El principio número seis es: los padres son la autoridad en el hogar para disciplinar y discipular. Hay una reacción que esta generación tiene contra el estilo de crianza de generaciones pasadas. Creo que el asunto clave es la autoridad. Históricamente, ha existido mucho abuso de autoridad en la disciplina de padres hacia sus hijos, incluso de jefes, o de pastores hacia su congregación. Entonces hoy en día la reacción ha sido extrema, y no es popular ejercer autoridad en ningún ámbito. Por eso en muchas escuelas hay trabajos en equipo, y hay facilitadores, porque es “malo” creerte una autoridad.  

Parte del problema aquí es que el mundo equivale autoridad con superioridad. Dice: “Es que, si tú dices que eres autoridad, tú estás diciendo que eres mejor”. Pero Dios no enseña esto en cuanto a la autoridad en su Palabra. De hecho, Dios mismo es nuestra autoridad suprema. Él, en Romanos 13 y 1 Pedro 2, establece autoridad humana en cada área de la sociedad. La sumisión en la vida cristiana es clave.

Tú y yo como mamás tenemos que entender que Dios nos da autoridad (obviamente, bajo la autoridad de nuestros esposos) en el hogar, y un día vamos a dar cuenta por esta autoridad que él nos ha dado. Piensa un momento en Efesios 6. Estoy segura que conoces este pasaje. En Efesios 6:1-2, Dios les dice a los hijos que “obedezcan y honren a sus autoridades”. En el versículo 3 les da una promesa de una vida bendecida. Pero en el versículo 4 nos habla a los padres. No podemos leer el 1-3 sin tomar en cuenta el 4. Y no podemos leer el 4 sin tomar en cuenta el contexto de 1-3.

Es imposible que tus hijos por su cuenta, solos, obedezcan y honren sin que tú les enseñes, sin que tú les exijas eso. Yo tengo una responsabilidad grande en el hecho de que mis hijos puedan experimentar la promesa que tiene Efesios 6:3. Tú puedes practicar la autoridad en tu hogar desde que tu bebé nazca. Vamos a desarrollar esta idea en un podcast futuro.

Pero por ahora solamente quiero decirte que cada vez que tú exiges sumisión preparas a tus hijos para someterse a Dios. Estás entrenando a futuros adultos sumisos a Dios. Cada vez que aplicas disciplina amorosa que restaura su relación de tus hijos contigo y ablanda ese pequeño corazón duro, estás reflejando el amor de Dios que va a estar santificándolo a tu hijo toda su vida. El amor disciplina. Te animo a que estudies Hebreos 12 para ver más de este tema. El amor no deja que un corazón rebelde siga su senda peligrosa. Este es un don que podemos dar a nuestros hijos.

Rápidamente vamos a ver el último principio.

  1. La meta es formar creyentes que glorifiquen a Dios y disfruten de él para siempre.

Todas las filosofías de crianza secular se basan en criar hijos que sean buenos ciudadanos, emocionalmente equilibrados, felices en esta vida. Pero Dios nos presenta un cuadro mucho más trascendente. Nos creó para glorificarle. Isaías 43:7 dice: “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. ¡Este mundo no es mi hogar, ni es el hogar permanente de mis hijos! Un día mi hijo se va a parar delante de Dios. ¿Habrá glorificado a Dios con su vida? ¿Esta es la meta que tengo para mis hijos?

¿Es aceptable desear que sean emocionalmente equilibrados, socialmente amables, económicamente estables, todas esas metas que el mundo tiene para sus hijos? Claro que es bueno desear eso. Eso es natural; nadie quiere mal para sus hijos naturalmente. ¿Pero con qué fin deseo esas cosas? Si nosotros como padres vivimos para el éxito y comodidad terrenal nosotros mismos, en nuestra vida personal, no vamos a criar hijos en preparación para la vida eterna.

Tenemos que entender que cada conversación, cada regaño, cada decisión que nuestros hijos nos vean haciendo, cada actividad que hacemos con ellos les comunica nuestra meta de vida. Esto implica que yo tengo que ver la crianza como discipulado, como preparar a mis hijos para la eternidad. Dios tiene objetivos eternos para tus hijos, espirituales. Entonces como madres tenemos que someter nuestras metas y nuestros métodos a esos objetivos. La conducta de mis hijos fluye de su corazón. Debo enfocarme en pastorear y guiar ese corazón hacia Cristo. Así podrán llegar a disfrutar de Dios al creerle, amarle, obedecerle y servirle de todo su corazón.

Vivir en el temor de Dios, en la reverencia, en nuestros hogares diariamente, parece ser imposible, pero Dios quiere que procuremos hacerlo en total dependencia sobre él. Salmos 115:11 dice: “Los que temen al Señor, confíen en él; él es su ayuda y su escudo” (NVI).

Esta semana te reto a evaluar tus motivaciones y prioridades. ¿Tú te ves como representante de Dios en tu hogar? ¿Entiendes y aceptas la verdadera condición y necesidad de tus hijos? Pídele al Señor que te permita vivir el evangelio en tu hogar.

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Autor

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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