Como asesor educativo, interactúo con miles de maestros, líderes y padres cristianos. Estas personas aman a Dios y buscan instruir a los niños en la verdad. Sin embargo, he observado que muchos inconscientemente enseñan a los niños métodos incorrectos para leer la Biblia. Si no somos cuidadosos, estas prácticas dañinas pueden infiltrarse en nuestros hogares, iglesias y escuelas. Entonces, en este y otros artículos veremos varios errores comunes que se cometen al instruir a los niños en las Escrituras.
Error #1: Confundir el significado objetivo con la aplicación subjetiva
Una de las tendencias más preocupantes en la instrucción bíblica radica en una simple pregunta: “¿Qué significa este versículo de la Biblia para ti?” La primera vez que escuché esta pregunta, estaba observando una clase de 4to grado en una escuela cristiana. Le sonreí a la maestra, pensando que hacía la pregunta en broma, y que estaba a punto de señalar el error a sus alumnos. Me equivoqué. Ahora, varios años después, he escuchado que esta pregunta se les plantea a cientos de niños. Estoy segura que se hace con buenas intenciones y está diseñada para mostrarles a los niños que las Escrituras se aplican a su vida diaria. Sin embargo, esta pregunta entrena a los niños a centrarse en su interpretación subjetiva de la Biblia, en lugar del significado objetivo del texto. Aquí hay tres razones por las que debemos evitar este método de instrucción bíblica.
1. La interpretación subjetiva es posmoderna.
Preguntar a nuestros hijos qué significa un texto bíblico para ellos asume falsamente que el significado de las Escrituras proviene del lector y no del autor. Esta suposición surge de la cosmovisión posmoderna. El posmodernismo enseña que no existe la verdad absoluta. Por lo tanto, las obras escritas no contienen un significado objetivo; el lector aporta su significado subjetivo al texto. Lamentablemente, hemos permitido que esta filosofía posmoderna se infiltre en nuestra instrucción bíblica. La pregunta “¿qué significa este versículo para ti?” entrena a nuestros hijos a creer que las Escrituras tienen diferentes significados para diferentes personas.
2. Los textos tienen un significado objetivo.
Este método posmoderno de interpretar las Escrituras no se alinea con la realidad. Los textos tienen significado; los autores siempre intentan comunicar ideas específicas. Por ejemplo, mientras escribo esta publicación, intento resaltar una manera en la que les damos a nuestros hijos una comprensión errónea de las Escrituras. Quizás lo que escribo podría ser interpretado como sarcasmo y llevar a creer que digo todo lo contrario; sin embargo, esa interpretación sería errónea. Como autor, tengo un significado objetivo para este texto. Si interpretas mi escrito de manera diferente, no has cambiado el significado del texto, simplemente lo has malinterpretado.
3. Las Escrituras afirman un significado objetivo
Lo mismo ocurre con las Escrituras. Dios tiene un significado previsto para el texto de cada libro de la Biblia; las Escrituras mismas lo aclaran. 2 Pedro 1:20-21 afirma que, “ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. Estos versículos claramente nos muestran que las Escrituras no tienen interpretaciones múltiples y subjetivas; puede que tenga diferentes aplicaciones en la vida de una persona, pero el significado pretendido por el texto sigue siendo el mismo.
Debemos tener cuidado de no preguntarles a los niños: “¿Qué significa este versículo para ti?” Mejor debemos ayudar a nuestros hijos a comprender que ellos no dan significado al texto bíblico, sino Dios. Para hacer esto, debemos equiparlos para que hagan y respondan preguntas apropiadas del texto, preguntas como: “¿Qué está diciendo Dios en estos versículos?” o “¿qué está diciendo este versículo acerca de quién es Dios?”
Cuando queramos orientarlos hacia una aplicación personal, podemos hacer preguntas como “¿qué debemos hacer ahora que sabemos esto?” o “¿cómo podemos poner en práctica lo que Dios ha dicho?” Este tipo de preguntas ayuda a enmarcar el pensamiento de los niños mostrándoles que las Escrituras tienen un significado que deben descubrir, no inventar.
Este artículo fue publicado primero en Foundation Worldview. Traducido y publicado con permiso.