Hace años, me topé con un artículo titulado “Lo que los buenos papás dicen”. El título me hizo pensar en hacer mi propia lista. Ahora que celebramos el Día del Padre, debemos recordar que, como papás, nuestras palabras son poderosas. Uno de mis hijos me ha dicho algunas veces: “Papá, todavía puedo escuchar tu voz en mi cabeza”.
¡Qué increíble privilegio y responsabilidad! Entonces, ¿qué dicen los buenos papás? Aquí tienes siete de mis frases sugeridas.
1. “Amo a Jesucristo y espero que tú también lo hagas. Eso me haría el padre más feliz del mundo”. Con esto estamos comunicando nuestro propio amor por Jesús. Estamos llegando al nivel del corazón. Y además, estamos proyectando una visión para sus vidas. Los niños naturalmente quieren complacer a su padre terrenal. ¿Qué me agradaría? Finalmente, que amen y sigan a Jesús. (Ver 3 Juan 4).
2. “Súbanse todos a la camioneta. Es el día favorito de Jesús y nos vamos a la iglesia”. Como papás, queremos discipular a nuestros hijos para que se comprometan con una iglesia local saludable. No sólo los llevamos hasta allí, sino que también participamos nosotros mismos. Queremos que nuestro entusiasmo por la iglesia se contagie. No tienes que ir a la iglesia. Puedes ir a la iglesia. ¡Qué alegría y privilegio!
3. “Lamento que hayas presenciado el desacuerdo que mamá y yo tuvimos. Lo solucionaremos. La amo y no me iré a ninguna parte”. El conflicto en el matrimonio es inevitable. A veces, esa discusión intensa ocurre frente a nuestros hijos. Sin que nosotros lo sepamos, esto sacude su mundo. Nos aman a los dos y quieren que nos llevemos bien. Esta declaración pide disculpas y expresa confianza en el futuro. Les asegura que tú estás aquí para quedarte.
4. “Lo siento. Por favor, perdóname. Trabajaré en eso”. Esto va relacionado con el punto anterior. Si somos seguidores de Jesús, entonces nuestra norma es obedecerlo sin importar lo que hagan nuestros hijos. “Lamento haberte gritado pero deberías haber limpiado tu habitación cuando te lo dije”, no es una disculpa adecuada. Somos responsables tanto de nuestras acciones como de nuestras reacciones. Cuando pecamos contra nuestros hijos, y lo haremos, podemos arrepentirnos genuinamente y pedirles perdón. Observe que en esta frase hay una promesa de trabajar en el problema.
5. “Porque te amo, te estoy aplicando estas consecuencias”. Como papás queremos tomar la iniciativa en la disciplina de nuestros hogares. Esto significa que tenemos un plan con recompensas positivas y consecuencias negativas. También significa que repartimos esas consecuencias negativas con amor porque sabemos que así es como nos trata el Señor. Él nos disciplina porque nos ama (Heb. 12:7). Entonces, sin enojo, educamos a nuestros hijos con calma y amor.
6. “Vamos a…” Esta palabra es la esencia del liderazgo. Es un estímulo para la acción. Y tiene implicación propia. Ciertamente existe un lugar para decirles a nuestros hijos qué hacer. “Tienes que prepararte para ir a dormir ahora. Tienes que hacer tu tarea”. Pero el liderazgo cálido nos incluye a nosotros mismos cuando es posible. “Salgamos y trabajemos juntos en el jardín. Veamos si podemos hacer esa tarea. Yo te ayudaré”. “Vamos” es una palabra de liderazgo alentadora.
7. “Te amo”. Nuestros hijos no pueden oír esto lo suficiente. Una y otra vez debemos decirles que los amamos, que estamos orgullosos de ellos y que creemos en ellos.
Papá, tus palabras son poderosas. Si hablas muy poco, pídele al Espíritu Santo que te ayude a ser un alentador. Si hablas demasiado, pídele al Espíritu Santo que te dé dominio propio.
Para más escritos en inglés por Chap Bettis visita The Disciple Making Parent.
