Categoría: Comunicación

Criando con autoridad, afecto y afirmación

April 24, 2021

por Chris Anderson

Dios nos ha dado a mi esposa Lori y a mí cuatro asombrosas hijas. Criarlas ha sido la cosa más importante que haré en mi vida. Amo ser pastor. Recuerdo con cariño mis años como plantador de iglesias. Y siempre seré un aspirante a escritor. Pero no hay nada como ser un padre —excepto, claro, ser un papi, y ahí está la diferencia—. Mi más difícil responsabilidad y más grande legado es criar a las hijas que Dios me ha confiado. El último capítulo no se ha escrito todavía, pero estoy profundamente agradecido por cómo ha ido todo hasta ahora que tienen 22, 20, 18, y 16 años.

Hay factores divinos que determinan en qué se convierten nuestros hijos, desde el poder del Evangelio hasta la obra misteriosa de Dios en sus corazones. Entonces, nosotros oramos por nuestros hijos, sabiendo que estas cosas van más allá de lo que podemos hacer. Aun así, creo que es de mucha ayuda enfatizar tres deberes relacionales para los padres —cosas que sí podemos hacer—.

LA AUTORIDAD IMPORTA

Solía escuchar —de hecho, solía predicar— que los padres deben esforzarse por ser autoridades, no amigos. “No tengo que caerte bien, solo necesitas obedecerme”. Eso suena bien. No hay duda de que la Escritura manda a los padres a disciplinar y a entrenar a sus hijos (Ef. 6:4; Pr. 22:15), tanto como manda repetidamente a los hijos a honrar y obedecer a sus padres (Ef. 6:1–3; incesantemente en Proverbios). Hay muy poca autoridad en muchos de los hogares de hoy. Los hijos necesitan entender el significado de no, y cuanto antes lo aprendan, será mejor. La autoridad debe ser afirmada por el padre y aceptada por el hijo, por gracia de Dios.

EL AFECTO IMPORTA MÁS

Soy el padre de mis hijas. Pero, de hecho, quiero y necesito ser el amigo de mis hijas. He sido de influencia a mis niñas profundamente, por gracia de Dios, no por sermonearlas, sino por disfrutar la vida con ellas. Desde que nacieron, comencé a hacer “depósitos de afecto”: poniéndolas a dormir, jugando con ellas, haciéndoles cosquillas, saliendo con ellas, incluso llevándolas de vacaciones, cuando es posible. Y cuando necesito hacer un ocasional “retiro de autoridad”, tengo algo en la cuenta. Tengo sus corazones porque ellas saben que tienen el mío. Suelo aconsejar a padres que cuando el escritor de Proverbios 23:26 invita a su hijo a “darle su corazón”, hay un sentido muy real en el cual debes ganártelo.

AFIRMA, AFIRMA, AFIRMA

La afirmación es una expresión de afecto. Pero creo que merece su propio enfoque. Proverbios habla seguido del poder de una “palabra dicha como conviene” (25:11; ve también 12:25; 15:23; 16:24). En años recientes, me he salido un poco de la rutina al felicitar a mis hijas —generosamente y algunas veces públicamente—. Quiero que ellas sepan cuán orgulloso estoy. Podría ser una publicación en Facebook en un cumpleaños, diciéndole al mundo algunas de sus muchas virtudes. Puede ser nuestra tradición familiar de decirle a la cumpleañera qué admiramos de ella antes de que apague las velitas de su pastel. Puede ser un mensaje de texto o una llamada de teléfono o un susurro en su oreja, dándole un rápido “te amo, y estoy muy orgulloso de ti”. Puede ser una carta extensa en un tiempo difícil o en una mañana de Navidad —el más significativo regalo que alguna vez le darás, ¡te lo aseguro!—. Pero quiero que sepan —y que no tengan que adivinarlo— qué admiro de ellas.

Esto es, entonces, afirmación formativa; alabo lo que quiero promover. Incluyo en mi afirmación elogios a su belleza y fortalezas. Esto no es lo principal, pero tampoco algo que debamos negarles. Incluyo fortalezas específicas —cosas que no podría decir a cualquiera—. Estoy orgulloso de cómo te esforzaste anoche para conseguir un 10 en biología. Estoy orgulloso de cómo ayudaste a tu amigo durante un tiempo difícil. Trabajaste muy duro en esa pieza de piano, y lo hiciste fantástico. Pero especialmente alabo las cualidades de carácter que ellas deberían continuar abrazando: bondad, trabajo duro, perseverancia, rechazar el chisme, evidencias de crecimiento espiritual, amor por el Señor, por Su gente, y por pecadores. Sí, ocasionalmente menciono (en momentos separados y cuidadosamente seleccionados) áreas donde necesitan mejorar. Pero encuentro que esta alabanza suele ser más productiva que un reproche. Más que eso, el regaño es tan productivo como es raro.

Estos son los desvaríos de un defectuoso padre. Quizás ellos pueden ser de ayuda para ti. Que Dios nos dé gracia para nuestra determinación de ser padres más efectivos. Te insto a recordar esto: tú puedes demandar la obediencia de tus hijos (por un tiempo fugaz), pero debes ganarte el respeto y el afecto de tus hijos. ¿Cómo estás haciendo eso intencionalmente?

Publicado originalmente en www.churchworksmedia.com en inglés y www.palabraygracia.com en español. Usado con permiso.

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Autor

  • Ha pastoreado desde 1997. Es el pastor principal en Killian Hill Baptist Church en Lilburn, Georgia. Chris es el editor principal y un autor contribuyente para la serie de devocionales de Meditaciones del Evangelio, y ha publicado recientemente su segundo libro completo: Panosian: A Story of God’s Gracious Providence. Él y su esposa Lori tienen cuatro hijas.

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