Categoría: Disciplina

Es bueno exigir obediencia

October 17, 2021

por Jonathan Martin

Es retador exigir obediencia de nuestros hijos.

Así como nosotros, nuestros hijos son pecadores y naturalmente se resisten a cualquier voluntad que no sea su voluntad.

Además, muchos de nosotros batallamos para ejercer autoridad buena y sana porque sabemos que no somos padres perfectos. Esas inseguridades internas que tenemos como padres pueden hacer que exigir obediencia de nuestros hijos sea un reto real.

También vivimos en un mundo y una cultura que cada vez se resiste más a la idea de autoridad; un mundo que les dice a los padres que no tienen derecho a exigir obediencia de sus hijos.

Estoy muy familiarizado con estas batallas. Aquí hay tres razones de por qué es bueno, correcto e incluso hermoso exigir obediencia de nuestros hijos.

  1. Queremos que nuestros hijos obedezcan a Dios

Como seguidores de Cristo, creemos que Dios tiene la autoridad final sobre nuestras vidas. Siendo ese el caso, ¡nuestros hijos necesitan saber lo que Dios tiene que decirles! En Efesios 6:1 Dios dice a los hijos, “Hijos, obedeced a vuestros padres.”

Si buscamos discipular a nuestros hijos, entonces este versículo también implica un mandamiento a nosotros como padres; “¡Padres exijan obediencia de su hijos porque esto es justo!”

Al enseñar a nuestros hijos a obedecer les enseñamos a obedecer a Dios. En ocasiones, podemos sentirnos inseguros acerca de ejercitar autoridad en las vidas de nuestros hijos; pero la verdad es que cuando requerimos obediencia de nuestros hijos, nos ponemos a nosotros y a nuestros hijos bajo la buena y perfecta autoridad de Dios.

  1. Queremos que nuestros hijos adoren a Dios

La obediencia está libre de legalismo debido a lo que Cristo hizo. La obediencia no se trata de ser lo suficientemente bueno para poder alcanzar el favor de Dios; ¡es una expresión de adoración!

Cuando llevamos a nuestros hijos a la iglesia o los involucramos en el discipulado familiar pero no exigimos obediencia, sin querer estamos enseñándoles que Dios solo quiere que asistan a un culto de adoración, cuando la realidad es que Él quiere sus vidas enteras.

A lo largo de la Biblia, Dios siempre considera la obediencia (o falta de) como parte de nuestra adoración. Por ejemplo, en 1 de Samuel 15, el Rey Saúl trata de ofrecer un sacrificio a Dios en un intento de esconder y minimizar su pecado. Dios responde a Saúl diciendo:

“¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” (1 Samuel 15:22).

En el Nuevo Testamento, Pablo hace eco a este sentimiento:

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” (Romanos 12:1).

Dios quiere más que nuestro tiempo, nuestras cosas, nuestras voces o nuestras reuniones; Él quiere nuestras vidas enteras. Es bueno para nosotros exigir obediencia porque someternos a Dios es parte de nuestra adoración.

Podemos enseñar a nuestros hijos que obedecer a mamá y papá es una manera de decir “sí” a Dios. Podemos decirles que cuando mamá y papá en obediencia responden que “sí” a Dios, es porque lo amamos y confiamos en Él. Nuestra esperanza y oración por nuestros hijos es que, con el tiempo, su obediencia llegue a ser su “sí” lleno de adoración a Dios.

  1. Queremos ayudar a nuestros hijos a navegar en la realidad que ellos viven

Cuando disciplinamos a nuestros hijos por desobediencia, les ayudamos a entender que viven en una realidad donde hay decisiones y consecuencias, sembrar y cosechar. (Gálatas 5:7)

Las decisiones que tomamos importan. Nuestros “sí” o “no” impactan nuestras vidas y las vidas alrededor de nosotros. La disciplina ayuda a nuestros hijos a aprender a ser conscientes acerca de sus decisiones porque ellos viven en un mundo de consecuencias.

Cuando un padre amoroso disciplina a sus hijos, es una manera misericordiosa y segura de que nuestros hijos aprendan la realidad de que decir “sí” al pecado lleva a consecuencias indeseables. El Dr. Henry Cloud en su libro Límites con los Niños, lo dice de esta manera: “Las consecuencias son una motivación”.

Las consecuencias nos motivan a alejarnos de desastrosos pecados y a acercarnos a la abundante vida que Dios tiene para nosotros. Nuestros hijos necesitan un lugar seguro para experimentar la realidad de las consecuencias porque el pecado es engañoso; promete una libertad que no puede darnos. Cuando sembramos decisiones pecaminosas cosechamos muerte. (Romanos 6:23)

Cuando exigimos obediencia, estamos ayudando a nuestros hijos a aprender el principio de la siembra y la cosecha que construye carácter; un principio que les ayudará a navegar el resto de sus vidas.

Conscientes de Dios

En su libro titulado La Crianza de los Hijos, Paul Tripp dice que nuestro llamado como padres cristianos es ser… “un instrumento primordial, consistente y fiel en sus manos para su propósito de crear consciencia de Dios y sumisión a Dios en tus hijos.”

Cuando llevamos a nuestros hijos a la iglesia, cuando leemos la Biblia antes de ir a la cama, cuando cantamos juntos nuestros cantos favoritos de adoración y cuando requerimos obediencia somos una fiel y consistente herramienta en las manos de Dios.

Querido padre, toma aliento al aferrarte a la autoridad que Dios te ha dado en tu hogar. Al exigir obediencia de tus hijos, sabe que estás participando en el trabajo de dirigir a tus hijos en lo que es justo y bueno.

Este artículo fue publicado primero en Fierce Parenting. Traducido por Eyliana Pérez y usado con permiso.

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Autor

  • Y Emily Martin son cantantes, compositores y líderes de alabanza que se conocieron en Nashville, TN. Escriben cantos y devocionales para ayudar a personas de todas las edades a ver que la Palabra de Dios es hermosa, poderosa, y da vida y ayuda.

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