Este es el último artículo sobre algunas de las preguntas más importantes que tus hijos pueden tener sobre las cosas malas que suceden en nuestro mundo. Puedes leer los primeros cinco en estos enlaces:
¿Por qué Dios permite que sucedan cosas malas?
Si los que pecaron fueron Adán y Eva, ¿por qué cosas malas nos suceden a nosotros?
¿Por qué les pasan cosas malas a las personas buenas?
¿No sería mejor si Dios no nos hiciera libres para que nunca pudiéramos pecar?
¿Hay algo bueno en las cosas malas?
Pregunta 6: ¿Qué tiene que ver el cielo con todas estas cosas malas?
En nuestro artículo anterior vimos varias promesas importantes que Dios ha hecho a sus hijos. Primero, vimos que Dios prometió usar todo lo malo que nos sucede para nuestro bien; luego vimos que Dios también prometió estar con nosotros de una manera especial cuando ocurren cosas malas. ¡Estas son promesas asombrosas! Sin embargo, hay algo aún más increíble en lo que debes pensar.
Lo que significa la eternidad en relación a las cosas malas
Tu vida en esta tierra es muy corta. Quizás pienses: “¿Mi vida es corta? Eso no suena tan increíble”. Pero piénsalo por un momento. Imagina vivir 100 años, ¡wow, 100 años! ¡Eso es mucho! Pero incluso 100 años son muy, muy cortos comparados con un millón, un billón o un trillón de años. Verás, después de morir, vivirás por siempre y para siempre. Si te has apartado del pecado y has confiado en Jesús como tu Salvador, vivirás para siempre con Dios en el cielo nuevo y la tierra nueva, y todos esos millones, billones y trillones de años serán perfectos. No habrá más pecado, ni más tristeza, ni más cosas malas. En este momento pareciera que las cosas malas, tristes y aterradoras son muy importantes, pero un día dejarán de serlo.
Piénsalo así: ¿recuerdas la primera vez que te pusieron una inyección en el consultorio del doctor? Probablemente no entendiste lo que estaba pasando. Tus padres dejaron que el doctor te clavara una aguja en el brazo, ¡y te dolió! Puede que hayas gritado y llorado preguntándote por qué tu mamá y tu papá permitieron que te pasara algo tan malo. Recibir esa inyección fue terrible; lo único que querías en ese momento era que el dolor se detuviera. ¿Pero seguiste llorando para siempre? ¿Sigues llorando por recibir esa inyección ahora? ¡Claro que no! La aguja dolió un poco, pero luego saliste del consultorio y te olvidaste por completo. Ya ni siquiera piensas en ello porque estás demasiado ocupado pensando en todas las cosas buenas que han sucedido desde entonces. Esa inyección parecía algo importante en ese momento; pero, fueron solo unos pocos minutos dolorosos en tu vida, comparados con los millones de minutos que has pasado sin recibir inyecciones. Es lo mismo con el nuevo cielo y la nueva tierra. Un día, cuando vivas con Dios por los siglos de los siglos, todas las cosas malas que sucedieron durante tu vida parecerán tan pequeñas y lejanas, como recibir una inyección hace años.
Sí, pasan muchísimas cosas malas aquí en la tierra, nunca te sentirás bien con estas cosas malas, y no deberías. Pero puedes confiar en que el plan de Dios de darnos la libertad de elegir y rescatarnos a través de Jesús es el mejor plan. Y un día, después de que derramemos la última lágrima, estaremos con Jesús y entenderemos perfectamente que todo valió la pena.
Para estudiar más: 2 Corintios 4:16-18, Romanos 8:16-23, Filipenses 3:20-21, Apocalipsis 21:1-4
Este artículo fue publicado primero en Foundation Worldview. Traducido y publicado con permiso.
