[En esta serie, Orando la Biblia, estamos tomando la idea que Donald Whitney promueve de orar las Escrituras y procurando hacértelo práctico al compartirte pasajes de la Escritura, una oración modelo y algunas preguntas guiadas para ayudarte a que puedas apropiarte de ello. La oración modelo te puede servir como ejemplo, o la puedes usar como una oración para ti mismo. Mientras pruebas un poco, no te preocupes si te sientes raro o no estás seguro de qué decir. Recuerda, el poder de la oración no viene de las palabras que decimos, sino de Aquel que las escucha.]
Escritura ejemplo
Santiago 1:19-21
19) Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;
20) porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.
21) Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
Oración modelo
Señor, hoy estoy luchando por frenar la ira que aumenta en mi espíritu, y vengo a buscar tu ayuda divina. Sé que me llamas a resistir “la ira del hombre” porque no produce justicia y no te refleja. Eres un Dios justo: nunca impaciente, nunca enojado por cosas equivocadas, nunca arremetiendo con ira egoísta ni hirviendo en un frío silencio. Entonces, mientras lucho, acudo a ti con confianza en tu rectitud, justicia y poder para cambiarme. Gracias por tu amor sufrido y la misericordia y el perdón que me extiendes en Cristo.
Pido que me ayudes a obedecer lo que me has llamado a hacer en este pasaje: ser pronto para escuchar, guardar mis palabras y tener un espíritu ecuánime que sea lento para la ira. Confieso que esta no es mi respuesta natural. Cuando los niños interrumpen mis planes para el día o no complacen mis preferencias, me quejo y lucho por mi camino. Cuando brotan riñas y a los deberes se responde con quejas, suelto palabras hirientes en el calor del momento. Cuando otra mamá no me responde el mensaje de texto, o se le presenta una oportunidad que yo anhelaba, me vengo con el silencio o comentarios pasivo-agresivos. Cuando mi marido no me ayuda como yo esperaba, mantengo un registro mental de sus fallas y me aferro a pensamientos amargos o vengativos. Perdóname, Señor, por el daño que esto hace a los demás y la deshonra que trae a tu nombre.
Padre, por favor ayúdame a desarraigar activamente el pecado en mi corazón, lo que Santiago llama aquí “inmundicia y abundancia de malicia”. No puedo luchar contra mi ira con mis propias fuerzas; mi culpa me invade, pero sé que Jesús es más grande. Concédeme claridad para ver dónde soy débil ante la tentación, y fortaleza en tu Espíritu para volverme hacia tu justicia.
Mientras me esfuerzo por deshacerme de estos patrones de ira y pecado, ayúdame a revestirme de la humildad que necesito para que tu Palabra me enseñe y moldee, día tras día. Que pueda recibir los mandamientos y exhortaciones de las Escrituras, incluso aquí en estos versículos, con mansedumbre, plantando tu sabiduría en lo profundo de mi corazón. Recuérdame que mi ira lleva hacia la muerte y la oscuridad, pero tu Palabra trae vida y luz. Gracias por salvarme de mi pecado y capacitarme para extender el amor y la bondad del Evangelio a los demás.
Hazlo propio
Alaba a Dios: En este pasaje de las Escrituras, ¿qué cosas te dan razones para alabar a Dios y darle gracias por quién es Él y lo que está haciendo? Agradécele por algunas cosas, tanto generales como específicas, y entra a su presencia con regocijo.
Confiesa: ¿Qué cosas le tienes que decir a Dios acerca de cómo tu corazón o tus acciones pudieran (intencional o no intencionalmente) desviarse hacia la autosuficiencia o incluso la desobediencia? ¿Cómo has confiado en tu propia sabiduría o resistido a su presencia, mandamientos o cuidado?
Comparte tu corazón: ¿Qué cosas necesitas decirle al Señor que surgen de tu humilde preocupación? ¿Hay dudas que permanecen, preocupaciones que albergas, o cosas que necesitas entregar a Él?
Pide: ¿En qué área necesitas sabiduría, ayuda o gracia? Cuéntale al Señor dónde sientes tu debilidad y qué necesitas específicamente, dejando que Él tenga la última y perfecta palabra en cómo esas necesidades son suplidas y esas oraciones contestadas.
Este material fue preparado y publicado originalmente por el equipo de Risen Motherhood. Traducido, adaptado y publicado con permiso.