Categoría: Reseña

Reseña: Historias bíblicas de Jesús para niños

junio 7, 2020

por Betsy Gómez

¿Recuerdas los coritos cristianos que cantabas en tu infancia? Ellos revelan una verdad importante sobre cómo solemos acercarnos a la Biblia. Te ayudo a refrescar la memoria…

“Era un muchachito de nombre David,
era un muchachito que mucho a Dios amó
y ese muchachito no se asustó
cuando vio al gigante que a otros miedo dio”.

“Sansón era un muchacho así, así, y así,
tenía mucha fuerza así, así, y así,
y cuando los filisteos vinieron a pelear
y pum, pum, pum, Sansón los destruyó”.

“Jonás no le hizo caso a la Palabra de Dios,
Por eso al mar profundo la gente lo tiró,
Y vino un pez muy grande y, ¡pum!, se lo tragó.
Porque no le hizo caso a la Palabra de Dios”.

Algo que esas canciones (y mucha de la literatura cristiana infantil) tienen en común es que resaltan al personaje bíblico y lo presentan como el héroe de la historia. Así crecí, aprendiendo de la fe de Abraham, la obediencia de Noé, el liderazgo de Moisés, y la valentía de Ester. Crecí queriendo ser como ellos, pero ignorando el verdadero propósito de sus historias. Al ver estas historias desde un ángulo incorrecto, obtenía una visión distorsionada del mensaje central de la Palabra de Dios. No sabía cómo unir cada relato, cómo hacer que fueran parte de un todo que tuviera sentido.

La Biblia se trata de una gran historia: el drama de la redención. Jesús es la pieza principal del rompecabezas, la que hace que todas las demás encajen. Él es de quien todas estas historias hablan; a Él es que todas estas “hazañas” apuntan (Lc. 24:27). Es por eso que cuando comencé a leer Historias bíblicas de Jesús para niños de Sally Lloyd-Jones, no pude despegarme hasta terminarla. Entre lágrimas y suspiros, mi corazón se llenó de asombro al ver en cada relato bíblico a Cristo donde debe estar: en el centro.

Al inicio pensamos que sería un gran recurso para los devocionales de nuestros hijos, pero muy pronto nos dimos cuenta de que es una obra maestra para comprender el corazón del evangelio. En sus veintiún capítulos del Antiguo Testamento y en sus veintitrés capítulos del Nuevo Testamento se puede ver plasmado lo que dice su portada: “Cada historia susurra Su nombre”. Cristo se encuentra como el personaje principal de cada historia, desde Génesis hasta la visión apocalíptica de Juan.

Uno de los capítulos que más me conmovió fue el de Jacob, Raquel, y Lea (Gn. 29-30). Sally enseña que, a pesar de que Jacob prefirió y amó más a Raquel, Dios escogió a Lea para amarla de una forma muy especial. Él escogió a la despreciada para un privilegio muy hermoso.

Un día Dios rescataría al mundo a través de su familia. Cuando Lea supo en su corazón que Dios la amaba, de repente ya no le importó si su esposo la quería a ella más o si ella era la más bonita. Alguien la había escogido, alguien la quería con un amor que nunca se acaba, que no se da por vencido, nunca se rompe y es para siempre.

Así, cuando Lea tuvo otro hijo le puso por nombre Judá, que significa “Esta vez voy a alabar al Señor”, y eso fue exactamente lo que hizo.

Y nunca adivinarías la tarea que Dios le dio a Lea. Como ves, cuando Dios miró a Lea vio en ella una princesa. Y con certeza eso fue lo que ella llegó a ser. Uno de los hijos, de los hijos, de los hijos de Lea sería un Príncipe del cielo, el Hijo de Dios. Este Príncipe amaría al pueblo de Dios y ellos no necesitarían ser hermosos para que Él los ame. Ellos serían hermosos porque Él los amaba. Como Lea.

Es muy emocionante descubrir dónde se encuentra Jesús en las historias bíblicas, para enseñar a nuestros hijos que el centro de todo es Él. “Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre” (Ro. 11:36).

Tú y tus hijos se asombrarán al leer cómo las historias de la torre de Babel, el diluvio, los profetas, el sermón del monte, el pentecostés (¡quisiera mencionarlas todas!), señalan a Cristo y encajan en la hermosa narrativa del plan de rescate de Dios a su pueblo.

Por la forma poética y sencilla en la que está escrita, Historias bíblicas de Jesús para niños cautivará corazones de cualquier edad. Y es que los grandes y los chicos, ya sean nuevos creyentes o maduros en la fe, necesitamos ser recordados de la Verdad que sostiene nuestra fe: su nombre es Jesús.

Este artículo fue publicado primero en www.coalicionporelevangelio.org. Usado con permiso.

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