por Yuliana Fragoso Bermúdez
Si te has desanimado durante la crianza de tus hijos, si crees que todo ha sido un fracaso, si has perdido las fuerzas y la esperanza al ver que no hay un cambio en su comportamiento, ¡este libro es para ti!
Ginger Hubbard, una madre cristiana débil e imperfecta como tú y como yo, nos anima a ir más allá del deseo de ver un cambio externo en nuestros hijos. Basada en la sabiduría inspirada de Dios, nos exhorta a enfocarnos en sus corazones.
Adquirí el libro cuando mi hijo mayor Samuel apenas comenzaba a hablar con claridad. Realicé la compra porque muy dentro de mí sabía que pronto tendría que elegir entre enseñarle a obedecer o dejar que obedeciera cuándo y cómo el quisiera.
Te preguntarás, por qué digo “elegir”, si se supone que soy cristiana, por lo tanto, debería tener claro que Dios desea que los padres cristianos enseñemos a nuestros hijos a obedecer. ¡Y así es! Pero, lamentablemente algo que parece tan obvio, incluso dentro de la iglesia muchas veces se pasa por alto.
“Hijos, obedezcan a sus padres en el Señor, porque esto es justo”. Efesios 6:1
Leí el libro con muchas expectativas y no veía la hora de terminar para poner todo el consejo en práctica y sentarme a esperar los “buenos resultados” ¡Tan confiada yo! Nunca pensé que, en el desarrollo de esta responsabilidad, no solo iba a lidiar intensamente con el pecado de mi hijo, sino que también mi esposo y yo lidiaríamos con nuestro propio pecado.
Aunque nunca salió de mi boca, creo que estaba muy confiada en mi intensidad de poner en práctica lo que aprendo. Por eso, creo que esperaba un cambio en Samuel mucho más rápido. Aunque tenía claro que Dios es soberano para obrar cuando desea, por un momento olvidé que Él responde en su tiempo y como Él quiere.
La Santa Palabra de Dios es útil para TODO (2 Timoteo 3:16) y es la que nos ha ayudado a hacer lo correcto cuando frustrados dejamos sentar en nuestras mentes la idea de que la disciplina como Dios lo establece no da resultados. Y este ha sido una de las porciones que más nos ha ayudado a enfocarnos: Disciplina a tu hijo mientras hay esperanza (Prov. 19:18).
Es decir, mientras mi hijo viva tengo la oportunidad de aprovechar cada comportamiento pecaminoso como una oportunidad para apuntarle a Cristo, quien es su esperanza y nuestra esperanza.
Leí nuevamente el libro, pero ahora con expectativas más aterrizadas y en compañía de mi esposo; entendí que mi esposo y yo debíamos estar de acuerdo en todo en cuanto a la crianza de nuestros hijos. Por eso le pregunté si podíamos leerlo en el tiempo del devocional familiar y él aceptó. ¡Te animo a que te acerques a tu esposo y le hagas esta buena propuesta!
¡No Me Hagas Contar Hasta Tres! se encuentra dividido en tres grandes secciones que dan respuesta a las siguientes preguntas:
- ¿Cómo llego al corazón de mi hijo?
- ¿Cómo corregir bíblicamente?
- ¿Cuál es el uso bíblico de la vara?
Todas estas respuestas la autora las presenta con fundamento bíblico, acompañadas de aplicaciones prácticas que salen de su corazón y experiencia.
Para animarte un poco más, a continuación, compartiré algunas de las porciones que más me impactaron y retaron:
“No necesitamos métodos innovadores para disciplinar a nuestros hijos. Necesitamos los métodos de Dios. Nuestra meta no es el cambio conductual, sino la transformación espiritual. Queremos llegar al corazón de nuestros hijos”. (p. 21)
“Tenemos que lograr que nuestros hijos piensen bien y sean motivados por el amor a Dios, no por el miedo al castigo”. (p. 22)
Y ustedes, padres, no provoquen a ira a sus hijos, sino críenlos en la disciplina e instrucción del Señor. Efesios 6:4
“Las conductas no son más que alertas sobre la necesidad que tiene tu hijo de ser corregido… Si logras llegar al corazón, el comportamiento cambiará”. (p. 29)
“Nuestra meta debe ser tratar con las actitudes del corazón que motiven el comportamiento. Para lograrlo tenemos que enseñarles no solo cuál fue la actitud de Cristo, sino también cómo ellos pueden tener esa misma actitud en las diferentes situaciones de la vida”. (p. 30)
“Tu primer objetivo al corregir no es decirle a tu hijo como te sientes por lo que ha dicho o hecho, sino determinar la causa de esa conducta”. (p. 35) Es decir, tratar de entender lo que hay en su corazón.
“Nuestra meta al examinar el corazón de nuestro hijo es hacerle entender que es un pecador, ayudarle a reconocer su necesidad de Cristo y enseñarle a actuar y pensar como lo haría un cristiano”. (p. 36)
“Cada vez que corrijas a tu hijo por mala conducta, muéstrale la conducta correcta (respuesta bíblica) y pídele que la practique”. (p.42)
LOS MÉTODOS BÍBLICOS PARA IMPARTIR SABIDURÍA
En este libro también podemos aprender de forma práctica los dos métodos principales que Dios ha dado a los padres para instruir a sus hijos en sabiduría: la vara y la corrección.
“La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre” Proverbios 29:15
Y en cuanto a estos dos métodos la autora tiene muchos consejos bíblicos y valiosos que aportarnos, algunos de ellos son:
“Nunca usar la vara sin la corrección. Disciplinar sin usar ambos es un fracaso seguro”. (p. 52)
“El propósito mismo de la disciplina es enseñarles la Palabra de Dios, la manera que la han violado y cómo cambiar”. (p. 42)
“La corrección implica un uso apropiado de la lengua”. Para ampliar lo que implica esto, la autora nos comparte 6 directrices. Te animo a leer el libro completo para conocerlos. (p. 84-88)
“Administrar la vara sin seguir los principios bíblicos puede ser contraproducente y hasta peligroso o dañino para el niño”. Para ampliar lo que implica esto, la autora nos comparte algunas directrices. (p. 127-129)
“La necedad está ligada al corazón del niño, Pero la vara de la disciplina lo alejará de ella”. Proverbios 22:15
Si te has preguntado: ¿cuándo debo corregir a mis hijos? o ¿por qué es necesario la disciplina física?, o si quieres saber si los métodos que estás usando para conseguir la obediencia de tu hijo son bíblicos, entonces, debes leer ¡No Me Hagas Contar Hasta Tres!.
Si has pensado ¡Amo tanto a mis hijos, nunca los disciplinaría físicamente!, o has evitado corregir físicamente a tus hijos, o has sentido que la vara no tiene efecto, entonces te confrontará saber lo que Ginger Hubbard tiene que decir acerca de nuestras excusas y errores.
Quizás al leer el título del libro, te preguntarás: ¿Qué hay de malo en contar hasta tres?
El punto es, Dios quiere que nuestros hijos obedezcan no solo completamente y con el corazón contento, Él también desea que obedezcan inmediatamente. Ginger nos dice: “Antes de empezar a contar hasta tres, pregúntate: ¿Quiero que mi hijo tenga el hábito de obedecer a Dios a la primera, a la segunda o a la tercera?”. (p. 119)
Queridas hermanas y amigas, yo no considero ya haberlo alcanzado, pero prosigo hacia la meta. En dependencia de Dios y de su Palabra corro con paciencia la carrera al corazón de mi hijo, puesto los ojos en Jesús.
Tenemos una promesa que no cambia. Incluso en la crianza, Dios está con nosotras.
Para acompañar este libro, la autora también tiene un libro pequeño de referencia llamado Palabras Sabias para Mamás.
