Categoría: Autocuidado

Episodio #111: Administrando el cuerpo para la gloria de Dios con Daniel Cabús

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junio 29, 2022
Familias que desean ser mayordomos fieles de todos los recursos que Dios les ha prestado tienen que pensar en su uso del cuerpo y la energía que produce. Desde muy pequeños, a los niños se les puede modelar y entrenar hacia un uso sabio y cuidadoso de sus cuerpos en las áreas de la nutrición y el ejercicio. Hablemos sobre qué lugar de importancia debe tener este tema, y cómo nuestras tendencias culturales nos desvían de la intención original de Dios para nuestros cuerpos, la comida y el ejercicio.

Transcripción:

Susi: Durante esta serie, al contemplar detenidamente el llamado que cada miembro de la familia tiene de amar a Dios y amar a otros, y de vivir priorizando el reino de Dios en su vida personal, familiar, eclesiástica, laboral y en la sociedad, me he quedado impresionada de lo radical y lo atractivo que sería, que familias cristianas alrededor del mundo, vivieran de esta manera en sus casas y en sus vecindarios. Olvídate de las redes sociales y presencia en línea por un momento, y piensa en las personas de tu alrededor incluyendo a los hijos que viven en tu casa. ¿Qué impacto podría tener? ¡Esto es vivir el evangelio!

Yo he disfrutado de esta serie, el Señor me ha confrontado en varias áreas de mi vida. Y ahora, hemos llegado al último episodio de la serie, y antes de entrar en el tema, quiero decirte que te quedes hasta el final porque hay un anuncio muy importante, que solo aquí en el podcast se dará a conocer por ahora. Así que, ¡no te vayas hasta el final!

Hemos hablado del tiempo y el dinero como recursos dados por Dios para que los usemos para su gloria. Pero hay otro recurso muy importante del cual no se habla tanto en círculos cristianos (y creo que hay muchas razones por la que esto sea así), pero debemos hacerlo. ¡Debemos de hablar de nuestros cuerpos y de la energía que producen como un recurso muy importante!

Entonces, para hablar de este tema, tenemos como invitado a Daniel Cabús, un entrenador que promueve bastante en redes sociales el uso bíblico y sabio del cuerpo. Daniel, ¡bienvenido a Crianza Reverente, gracias por acompañarnos! ¿Puedes contarnos un poco de ti, de tu familia, y la labor que haces?

Daniel: ¡Hola Susana! Muchas gracias. Para mí una bendición acompañarte en este podcast, en este recurso para la gloria del Señor como Crianza Reverente. Yo soy de Honduras, pero hace casi 9 años que resido en Barcelona, España, junto con mi esposa y mi pequeña hija Yael Cabús. Me congrego en la Iglesia Evangélica de La Gracia, aquí en Barcelona, España, la iglesia local en donde sirvo y donde el Señor me ha permitido estar.

Hace unos 5 o 6 años que me gradué, y me dedico al tema del entrenamiento, la preparación física. Pero no fue sino aproximadamente casi a la mitad de la pandemia en el año 2020, cuando el jefe que tenía en ese entonces en el club donde yo trabajaba como preparador físico, me recomendó que abriera un Instagram. Abrí la cuenta y empecé a subir información de entrenamiento. Y un día de esos, de los que estábamos encerrados sin poder salir de casa, recuerdo que tenía la mancuerna y encima tenía la Biblia. Y le pregunté a mi esposa, ¿cómo es posible que nosotros como cristianos, veamos tan mal el cuidado al cuerpo?

Creo que generalizamos que el cuidado al cuerpo es como algo vanidoso, que solo lo hacemos para vernos bien, que el gimnasio es como un segundo culto al cuerpo. Y la verdad es que todas esas preguntas en algún momento me las hice. Entonces, empecé a buscar información en revistas importantes de sana doctrina, y no encontré nada de la teología corporal bíblica; empecé a buscar información y no encontré nada. Entonces, en oración dije: ¡Señor, por favor, ayúdame, yo quiero saber más sobre esto del cuerpo!

Entonces más o menos desde junio hasta diciembre del año 2020, el Señor hizo algo en mi corazón, en mi mente. Hay ciertas cosas que yo nunca las había visto, incluso haciéndome esas preguntas, y me metí a buscar información en la Biblia misma, sobre algo de mayordomía corporal bíblica, que es la forma en la que leemos titulado. Y hoy, pues, me dedico a fomentar el ejercicio de esta forma: “Reformando el ejercicio bajo a la postura bíblica de lo que el cuerpo representa”. Entonces esto ya le da una perspectiva al ejercicio, y a la comida, muy diferente.

Susi: Tienes razón, no es un tema que se escucha hablar mucho. En las redes sociales hay muchas cuentas cristianas, mucha gente hablando de muchas cosas, pero realmente muy pocas veces se ve tratar este tema. Siento que la única vez que sí veo que se habla del cuerpo es con asuntos de sexualidad; pero esto no debe ser así, porque eso no es lo único de nuestro cuerpo de lo que debemos hablar.

Entonces, gracias por hacer el esfuerzo y creo que también probablemente te expones a un poco de crítica de la gente cristiana diciendo que no es un tema espiritual. Y desafortunadamente, nuestros hijos captan ese mensaje también. ¡Probablemente a mí ahora también me van a “tirar piedras”! Pero yo no quisiera dejar esta serie sobre vivir conforme a prioridades bíblicas, y sobre el ver nuestros recursos como recursos que Dios nos ha dado para ejercer mayordomía, sin hablar de lo que es el cuerpo, la comida, y el ejercicio.

Siento que es como un hueco en la vida, una parte que dejamos a un lado y que no entrenamos a nuestros hijos en esto, y que no modelamos una perspectiva sana. Tienen que estar las dos cosas: el modelar por parte de los padres (porque nuestras acciones hablan más fuerte que nuestras palabras), y también el instruirles en este tema. Entonces, gracias por tomar tu tiempo para estar aquí, y quisiera que empecemos como trato de empezar todos los temas, simplemente preguntándonos: ¿cómo es que nos podemos acercar con bases bíblicas? ¿Qué perspectiva y actitud bíblicamente debemos tener hacia nuestros cuerpos y la energía que nuestros cuerpos disponen?

Daniel: Yo creo que esa es la pregunta clave sobre la cual podemos sustentar, no solamente esta conversación, sino como cristianos, como padres cristianos, como hijos cristianos, y como cristianos netamente dicho, hemos de ver todo lo que incluye la vida saludable. 1 de Corintios 6:19-20 es un pasaje que hemos relacionado mucho con el tema de la sexualidad, y es que, como tú lo dijiste anteriormente, el tema del cuerpo está muy ligado al tema de la pureza sexual, y lo vemos de esa forma. Pero, si profundizamos más allá de solamente la pureza sexual, vemos que Dios usa nuestros cuerpos para poder servir a la iglesia, para poder servirnos los unos a los otros.

Entonces, ¿cuál sería el fundamento de la mayordomía corporal bíblica, y de cómo ver nuestros cuerpos? Yo partiría de dos puntos de vista que podemos encontrar en ese pasaje y les invito a nuestros oyentes que lo puedan buscar y leer. 1 Corintios 6:19-20 dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

Y dice más adelante: “Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. Cuando dice: “Por tanto, habéis sido comprados”, significa que no nos pertenecemos a nosotros mismos, y que hemos de glorificar a Dios también en el cuerpo. Pero, glorificar a Dios con el cuerpo no solamente significa tener una responsabilidad sexual; sino también significa fomentar hábitos que le glorifique a través del cuerpo. Y dentro de esos hábitos vienen las grandes ramas de la ciencia del deporte y la ciencia de la nutrición, que finalmente son ciencias creadas por Dios para que nos beneficiemos. Pero los resultados son para el Señor.

Esto da un toque increíble a las ciencias de la nutrición y a la ciencia del deporte, porque finalmente son regalos que el Señor nos ha dado para que, ejerciéndolos, podamos glorificar a Dios; y aquellos que nos vean solamente glorifiquen a nuestro Padre Celestial que esta en los cielos, viendo cómo un cristiano come con prudencia, come con responsabilidad, se dirige al entrenamiento con modestia, y glorifica al Señor con los recursos que les ha dado que finalmente no nos pertenecen. Entonces, yo creo que ese es un excelente fundamento, para que los hermanos que están escuchando ahora, después de este podcast, se vayan a caminar, o ¡se vayan a comer un plátano!

Susi: Pienso también en Génesis 1 y 2. El Señor hizo seres físicos, el Señor hizo seres humanos con un cuerpo. Adán, antes de la caída, antes de que Eva pecara y él pecara, y empezáramos como humanidad a sufrir todos los resultados de ese pecado, aun antes de eso, Adán tenía que ser un mayordomo de su cuerpo. Entonces, eso a mí también me ayuda cuando pienso en el pasaje que citaste (que creo que es pasaje clave) que: ¿Por qué Dios tiene el derecho de decir eso? Sí, porque nos ha comprado con sangre, ¡ese es el evangelio! Pero antes de eso, incluso, porque él nos diseñó, porque él nos creó como seres físicos. Y cuando él quiso mandar a su Hijo a morir por nosotros, él lo mandó también como un hombre con un cuerpo físico.

Daniel: Sí, de hecho, eso que acabas de mencionar ahora, finalmente es de lo que nosotros, en nuestros talleres y seminarios de teología deportiva y teología del cuerpo hablamos. Precisamente hablamos del valor que puede tener el cuerpo en la vida cristiana. Todas las religiones le asignan un valor al cuerpo, y desde el punto de vista cristiano nuestro cuerpo es el templo y la morada del Espíritu Santo. Pero nuestro cuerpo no adquiere un valor por lo que nosotros podamos hacer por medio de él, sino por lo que representa. Y lo que representa debiera no solamente llevarnos a la acción, sino ser la motivación por excelencia para que los cristianos podamos ser fieles mayordomos de este cuerpo. porque finalmente, yo puedo cuidar mi cuerpo, y enfermar; yo puedo cuidar mi cuerpo, y no tener resultados; pero es que lo segundo depende de Dios; y lo primero es mi responsabilidad. Entonces, Dios demandará de mí, no que yo tenga resultados en ejercer buenos hábitos; sino que tenga buenos hábitos.

Susi: Sí, porque como mencionamos en algunos de los episodios anteriores, mi motivación es la adoración y la gloria de Dios. Pensando en lo que dices, de que tú puedes tener mucho cuidado y todavía enfermar, yo he tenido conocidos que han muerto de enfermedades que Dios permitió en sus vidas, y que fueron buenos mayordomos de sus cuerpos. Pero ellos no se desesperaron al final, porque entendieron que no lo hacían por eso, y que Dios no les debía nada. Eso es un peligro. Podemos caer en pensar, “yo hago ejercicio, yo me limito en mi dieta, y Dios me debe buena salud”. ¡No, no, no, eso no es!

Daniel: Pero, eso es lo que la industria fitness nos ha enseñado. A eso yo le llamo: “El fitness caído”, porque es la realidad. El fitness es humanista, antropocentrista, quiere poner al hombre en el centro de los hábitos: “Si haces algo bueno, debiera siempre tener resultados buenos”. Entonces, el día que sigas entrenando y no pierdas peso, es porque algo malo estás haciendo, entonces debes consumir esto, debes consumir lo otro, y están en ese ciclo vicioso. Como cristianos, 1 Corintios 10:31 dice: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, háganlo para la salud”. ¡No! No dice eso. Dice: “Háganlo para la gloria de Dios”. Es como si Dios dijera, “hermanos, los resultados déjenmelo a mí; pero ustedes sigan haciendo todo para el Creador de sus cuerpos, Cristo.”

Susi: Creo que hay otros resultados buenos también que no percibimos al principio. Por ejemplo, yo sé que cuando yo crezco en el dominio propio en un área de mi vida, hay resultados en otra área de mi vida. Entonces pienso que, en nuestros hijos cuando queremos que sexualmente vean sus cuerpos como perteneciendo al Señor, ¿por qué no les enseñamos eso en el alimento y el uso del cuerpo en las actividades físicas? ¿Por qué no les enseñamos en todas las áreas de la vida que sus cuerpos les pertenecen al Señor?

Un niño que crece con dominio propio en el alimento y en el ejercicio, es más probable que ejerza dominio propio en la sexualidad, y principalmente, porque ha adquirido esa perspectiva de que su cuerpo es templo del Espíritu Santo y le pertenece a Dios. Creo que hay más cosas ligadas aquí de lo que inicialmente podemos reconocer.

Hablemos un momento de algunos problemas que vemos, o tendencias que vemos en las culturas latinoamericanas que quizás a primera vista no hemos entendido que nos perjudican en esta área.

Daniel: Yo creo que eso pasa en casi todas las culturas. Justamente el sábado pasado, en un taller hablábamos de que nosotros somos influenciados en nuestra forma de comer desde las tradiciones familiares y de la misma presión cultural. En las formas que comemos también viene involucrada la parte emocional. Está la crianza de mi madre, o mi padre, lo que me dieron de niño. La comida tiene esa parte emocional que es indiscutible. Por ejemplo, yo soy hondureño, y si yo me tomo un café con un pan especial que hay en Honduras, me recuerda cuando me lo comía con mi mamá.

Susi: Exacto. Aquí en México, o en Monterrey por lo menos, el día en que llueve, las filas se arman afuera de la panadería. Todos necesitan su pan con su café, porque está lloviendo, porque está fresco. Y eso trae como un tipo de consuelo mental, como que hay muchas emociones a veces de por medio.

Daniel: Pero, ¿cómo pintamos eso en el punto de vista de lo que llamamos nutrición bíblica? Bueno, la verdad es que nosotros somos cristianos en toda la vida; pero en esta área de la vida saludable, creo que nosotros debemos tener unas características que nos diferencian del resto. Porque finalmente, somos embajadores del evangelio, y somos embajadores tanto en la iglesia como en la preparación de la cocina, a la hora que entreno, en lo que escucho mientras entreno. Entonces, yo creo que la parte cultural ha influenciado en nosotros como cristianos más que en la Escritura, ¡lamentablemente, ha sido así!

Susi: Sí, en la dieta definitivamente, y también en el ejercicio.

Daniel: Mira lo que dice el “nutricionista” Salomón. Yo digo que Salomón en su momento pudo haber sido nutricionista, porque da unos consejos muy buenos. Dice: “Cuando te sientes delante de la mesa de un rey, considera bien lo que está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si eres hombre o mujer de mucho apetito”.

Yo creo que una de las características que debe tener todo cristiano a la hora de ir a la mesa es comer con prudencia, y no comer sin sobriedad. Muchas veces la comida puede nublarnos el juicio. La realidad es que, desde la caída de Adán hasta la tentación con Jesús, ¿qué era lo que estaba ahí, siendo de tentación? Pues, un pedazo de pan, una fruta o un plato de lentejas, que se vendió por una primogenitura. Entonces, vemos que el problema con la comida no es solo ahora, ha sido siempre. Hemos de crecer en prudencia en la forma de ver la comida, y finalmente tener en cuenta que la comida no es la culpable. Por ahí en las redes sociales se suele escuchar, “tengo una mala relación con la comida”. Pero la verdad es que no tenemos una mala relación con la comida, porque si decimos eso, es como decir que la comida de alguna manera se las ingenia para “aparecerme”, que aquella Coca Cola se derrite y me está llamando. ¡No! El problema es tu corazón, tu corazón que está gobernado por ciertos alimentos, ídolos del corazón.

Susi: Pueden ser respuestas físicas entrenadas. Tengo cuestiones de mi propia crianza y cultura a las cuales soy ciega; pero cuando yo me vengo a meter a otra cultura, es más fácil para mí ver cosas así. Otros van a mi país, y ven a esos americanos con sus hamburguesas de McDonald. Pero yo cuando llego a México (y yo sé que esto pasa en sus diferentes formas en otros países), yo veo como los papás entrenan desde muy chiquitos a los hijos con su ejemplo y con sus hábitos de compra. Por ejemplo, aquí en México a los niños se les lleva a la tiendita a comprar su coca y sus galletas casi todos los días, o sus papitas y su coca, su jugo muy endulzado, etc. Podrías pensar: “No, pues, es que así se crían a los niños en México”. Pero yo me pregunto: ¿Qué estás entrenando? Estás entrenado a ese niño que si hizo bien su tarea, vamos a la tienda; o si se portó bien en la escuela, vamos a la tienda, al dulce; si está distraído y no quiere hacer lo que debe, ¡Ah!, ¿te llevo a la tienda? Entonces, ese es un ejemplo de cómo la comida la hemos usado mal; y cómo la usamos para manipularnos a nosotros mismos, incluso.

Daniel: Y si le damos un giro a todo esto, de hecho, la comida yo diría que tiene dos funciones. Uno, la comida la creó el Señor para nuestro deleite, para que la disfrutáramos, para que podamos darle gloria a Dios por la comida. Pero, segundo, si vemos científicamente cuál es el uso que tiene la comida en nuestro cuerpo, es energía, y si es energía, eso va a permitirme a mí, en mi cuerpo, en mis funciones motoras, en mi día a día, tener la energía suficiente para realizar cosas. ¡Ah bien! Perfecto. “Realizar cosas.” Pero nosotros que estamos hablando como cristianos, el “realizar cosas”, yo lo determinaría en una palabra: “Servicio”. Y nosotros como cristianos, nos alimentamos bien, nos alimentamos para que a través del alimento podamos deleitarnos para la gloria de Dios; pero esa energía que el fruto del alimento dará a nuestra vida, lo usamos para el servicio, y en la instrucción de nuestros hijos.

Si nos alimentamos bien como padres, podremos como esposos, cuidar mejor a nuestras esposas, seremos más productivos. Si me alimento bien, podré servir mejor en mi iglesia local. Si me alimento bien, podré llevar a mi hijo al parque a jugar con él. O sea que, el hecho de tener buenos hábitos, no solamente me beneficio yo, sino que se benefician los que me rodean, en ver correcto ejemplo de forma de comer, y en lo que el servicio produce. La comida tiene un poder importante en la vida del hombre.

Susi: Y creo que, aunque hay muchas indicaciones que la ciencia nos hace acerca de muchos detalles como carbohidratos y azúcar y todo eso, todos podemos estar de acuerdo en que hay una manera sana de comer y una manera que realmente no es sana.  La energía que produce en el cuerpo cierta comida es más duradera, es más sana que otras; entonces, yo creo no que tenemos que meternos ahora mismo a exactamente qué tipo de dieta es la más saludable, pero la persona que realmente quiere ser un buen administrador de su cuerpo sabe que hay cosas que no convienen y hay cosas que sí convienen. Quizás podamos hablar de algunas sugerencias prácticas en general que las familias o los esposos pudieran ejercer en cuanto a la comida. Y si nos alcanza el tiempo, algunas sobre el ejercicio.

Daniel: Sí, yo diría que tomáramos el consejo que está en Génesis 1:29, y básicamente es una ordenanza que el Señor dio de qué podían comer Adán y a Eva. Les dijo que comieran de toda la planta y toda la semilla que hay en la tierra. En otras palabras, es lo que se llama hoy como “real food”, comida real. En el contexto de Jesús, y el contexto de los primitivos y de la iglesia histórica, no se toparon con lo que hoy conocemos como comida ultra procesada; entonces ellos no lucharon con el “Burger King, con el “McDonald”.

Susi: Con las bolsas de cereal, con las galletas empacadas; realmente, nada de eso.

 Daniel: Entonces, ¿qué podemos sacar de bueno de eso? Vemos que, a través de la Biblia, el tipo de enfermedad que se ve no es una enfermedad directamente relacionada con la mala administración del cuerpo. No se habla de obesidad, no se habla de cardiopatías isquémicas, no se habla de enfermedades degenerativas. Sino más bien de otros tipos de enfermedades que no están directamente relacionadas con el sedentarismo o con una mala comida.

Entonces, ¿qué tipo de comidas serie bueno tener hoy? Básicamente la que sea un solo alimento, comidas que provengan directamente del huerto en la medida de lo posible. Comidas que nos sacien, carbohidratos que sean complejos como las papas, arroz, ese tipo de cosas, que ya sabemos que están bien. Y limitar los ultra-procesados, o las bebidas gaseosas. Por ejemplo, con las frutas, sé que a muchos nos gusta tomar zumos (jugos). A mí me encanta, por ejemplo, el zumo de naranja, pero el zumo de naranja sí tiene mucha fructuosa, entonces es mucho mejor comer las frutas enteras. Yo creo que incluso a nuestros hijos esto les va a beneficiar bien, porque finalmente la mayordomía y el ejercicio del dominio propio, comienza cuando somos niños. Luego vemos, desafortunadamente, personas de mayores de 30, 40, 50 años queriendo comenzar a ejercer mayordomía corporal bíblica, y cuesta porque ya tenemos hábitos demasiados arraigados al corazón. Es una responsabilidad de nosotros como padres enseñar a nuestros hijos cómo comer, que no se vuelvan esclavos de dietas, sino la libertad que en el Señor tenemos de llevar una dieta, lo que yo le llamo: “La dieta de la libertad restringida”.

Susi: Sí, que yo me restrinjo mi libertad de comer lo que yo quiera; porque quiero ser una buena mayordoma.

Daniel: Amén, Amén esa dieta hay que hacerla de moda hermana.

Susi: Tengo 47 años y yo me estoy dando cuenta que cuando uno va envejeciendo, la energía se va agotando más rápido, es mucho más difícil perder peso, está comprobado que la masa muscular se degenera más rápido, es parte del proceso del cuerpo que envejece, y va en camino a la muerte física. Eso es una realidad, pero yo pienso, “todavía no tengo nietos y yo quiero conocerlos, jugar con ellos, y yo quiero servir al Señor por muchos años, si el Señor me lo permite”. Entonces esos hábitos son mucho más difíciles de tomar ahora, con la edad que yo tengo, de cuando yo tomaba hábitos quizás como adolescente o recién casada.

Esto es algo que yo ahora mismo pienso en cosas que debí haber hecho con mis hijos, porque ya son adolescentes, adultos y adolescentes; ya los hábitos están bien arraigados ahí. Así que, yo creo que podemos pensarlo como un don que podemos dar a nuestros hijos, para fomentar esos hábitos, que sean más naturales para ellos, que no sean tan difíciles de hacer. Y podríamos debatir sobre estas verduras y otras, esta carne y este pollo, pero realmente el punto es ser cuidadosos y ser buenos mayordomos, y hacer nuestra propia investigación. Dios no está llamado a cada familia a alimentarse de la misma manera, pero sí, nos está llamando a ser sabios y enseñar a nuestros hijos. ¿Qué tal el ejercicio? ¿Qué nos recomendarías? Y pensando que muchas familias hoy en día vivimos en cuidad. ¿Tienes alguna sugerencia para familias que quieren ejercitarse?

Daniel: Fíjate que, con el ejercicio siempre he recibido muchas críticas, porque me mandan siempre el versículo que escribió el Apóstol Pablo a Timoteo, que el ejercicio corporal para poco es provechoso; pero mejor es la piedad. Y está bien, ¡está bien! Pero yo digo que, si el Apóstol Pablo, estuviera vivo hoy, ¡nos mandaría a hacer sentadillas a todos!

Susi: Y ese versículo, hay que entender que el Apóstol Pablo está aceptando que, sí, tiene algo de provecho. Él está diciendo que el ejercicio físico tiene algo de provecho; pero el ejercicio para la piedad tiene aún más. Entonces, él no es que esté diciendo, no, no tiene provecho, no es eso.

Daniel: De hecho, el propio Pablo tiene muchas figuras en muchas de sus otras cartas que utiliza la parte deportiva. Yo diría que hoy en día el ejercicio es una obligación básicamente, porque estamos en una sociedad altamente sedentaria, muy sedentaria. Entonces, en cuanto a prácticas que pudiéramos incluso incluir a nuestros hijos, yo creo que la básica es la que recomienda la Organización Mundial de la Salud: tengan mínimo 10,000 pasos al día, movimiento. Todo lo que nos podamos mover, nos va a ayudar; además de que cada ligamento, cada hueso, cada tendón, cada musculo, cada fibra muscular, fue creada por nuestro Señor Jesucristo; y cada movimiento que hagamos le alaba, nuestra respiración le exalta, cada paso que damos.

Acordémonos de las caminatas que hacia nuestro Señor Jesús de camino a Galilea, Capernaum; le encantaba caminar. Mira, hay un dato relevante respecto a esto de que Jesús caminaba alrededor de unos 15 y 30 kilómetros diarios; vemos que Jesús tenía una vida muy activa; entonces podemos copiar el ejemplo de Jesús en sus caminatas con nuestros hijos, podemos salir con nuestros hijos e incluso tener momentos de charlas con ellos, moviéndonos. Yo creo que la base principal de la salud es el movimiento; cuanto más me mueva, mejor estaré y menos sedentario. Cuanto más pueda estar moviéndome con mis hijos en compañía de mi esposa, pues es una actividad que incluso no solamente me va a beneficiar a mí, sino que nos va a permitir tener un momento hermoso en familia.

Susi:  Pues Daniel, ha corrido tanto el tiempo que ya estamos en nuestro límite de media hora; pero, creo que hemos dicho suficiente para que las personas empiecen a pensar de una manera más intencional en cómo están manejando la nutrición, el ejercicio, la mayordomía en sus cuerpos en su casa. Qué modelos están presentando a sus hijos, qué instrucción están dando, que si están exigiendo obediencia en la comida, pero también proveyendo variedad. Hay tantas cosas que podemos hacer como mamás y papás para entrenar a nuestros hijos en esta área, y gracias por ayudarnos a verlo de una manera bíblica y también moderna, porque si vivimos en otra era, gracias por la labor que haces en las redes sociales.

Si quieres seguir a Daniel, ve a Instagram, @elcristianofitness, dice que esa tiene una historia, tendrás que escucharlo en otro momento.

Daniel: Sí, ese nombre, ¡no me lo puse yo!

Susi: Pero está bien, está bien, queremos ser cristianos que ejercemos buena mayordomía de nuestros cuerpos y yo sé que ese es tu meta, Daniel. Gracias por promover algo en redes sociales que es necesario y poco hablado; y te felicito por tu labor.

Daniel: ¡Muchas gracias!

Susi: Gracias por estar con nosotros. Y para terminar, sí tenemos un anuncio. Este es el último episodio de la serie, y vamos a tomar unas semanas, unos meses, para prepararte la siguiente serie. En septiembre vamos a traerte otro estudio de un libro, porque les gustó mucho el que hicimos hace un par de años, así que vamos a traerte un estudio sobre el libro clásico titulado: “Cómo pastorear el corazón de tu hijo”, por el autor Tedd Tripp. Vamos a tener, en conjunto con Poiema Publicaciones, una guía de estudio. Así que prepárate, busca el libro, cómpralo, junta tu grupo de estudio, quizá un grupo de padres; y en septiembre vamos a estar otra vez contigo con este estudio “Cómo pastorear el corazón de tu hijo”.

¡Que Dios te siga creciendo en su amor y su verdad, en estas semanas!

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Autores

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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