Ep 129: La disciplina familiar de la perseverancia en las pruebas con Mateo Bixby

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March 28, 2023

Los padres no queremos que nuestros hijos pasen por situaciones difíciles. Lo evitamos a toda costa. Tampoco nos gusta pasar por pruebas en nuestra vida personal, matrimonial, familiar o laboral. Nuestro instinto es escaparnos rápidamente de cualquier dificultad en lugar de perseverar en ella. Le rogamos a Dios que nos quite la prueba, pero pocas veces le pedimos perseverancia en la prueba. Y rara vez les enseñamos a nuestros hijos a perseverar en sus pruebas con los ojos puestos en Dios. No te pierdas esta conversación con Mateo sobre una importante, pero descuidada, disciplina espiritual familiar.

Transcripción:

Susi: Hemos venido hablando de las disciplinas espirituales, o como algunos le dicen, hábitos de gracia. En los tres episodios anteriores, vimos las tres disciplinas claves o esenciales de la vida cristiana: la oración, la Palabra y la iglesia local—específicamente la comunidad cristiana y la predicación de la Palabra en la iglesia local.

Hoy tengo aquí a mi esposo Mateo acompañándome para hablar de una disciplina que quizás no sea tan común verla en las listas típicas de las disciplinas espirituales. Pero cuando Mateo me lo sugirió, entendí su gran importancia, tanto en la vida de cada creyente como en la crianza misma. Mateo, gracias por otra vez aceptar estar aquí. ¡Ya se te acabó tu descanso de Crianza reverente!

Mateo: Sí, ya pasaron algunas semanas. Ya tenía ansias de estar otra vez aquí. (Se ríen.)

Susi: Gracias por siempre estar aquí. Antes de entrar en el tema de hoy, quiero preguntarte algo. Hace algunas semanas estabas predicando en la iglesia; de hecho, creo que fue alrededor del Año Nuevo, y nos estabas animando a los hermanos a que debemos practicar las disciplinas espirituales para poder realmente ver cambio en nuestra vida en este nuevo año. Y diste una ilustración que a mí me gustó mucho. Se me quedó muy grabado.

Pensé que aquí, ya casi para terminar esta serie, después de que hemos hablado de varias disciplinas, sería bueno repasar por qué hacemos las disciplinas espirituales. Y quizás esta ilustración que tú usaste nos puede incluso servir de herramienta cuando queremos explicar a nuestros hijos por qué practicamos las disciplinas espirituales. Entonces, ¿qué tiene que ver una licuadora con las disciplinas espirituales?

Mateo: Sí, quizás no es lo primero que pensamos cuando pensamos en disciplinas espirituales: una licuadora. Pero la ilustración que compartía con la iglesia era: si tienes una licuadora y quieres hacer un licuado, echas todos los ingredientes a la licuadora y luego le aplanas al botoncito. Bueno, ¿qué sucede?

Depende, porque puede ser que la aplanas al botón y no sucede nada en absoluto. Eso pudiera pasar si no tienes conectada la licuadora a la toma de corriente y no tiene energía, no tiene poder. Eso manifiesta o ilustra lo que muchas veces pasa en nuestra vida espiritual. En nuestra vida espiritual, muchas veces nosotros estamos haciendo esfuerzo personal, lo que nosotros pensamos que tenemos que hacer para cambiar, pero no da resultado en nuestra vida.

No da resultado en nuestra vida porque no hay poder espiritual en nuestra vida. Las disciplinas espirituales son la manera en que nosotros nos conectamos al poder de Dios. Dijiste que algunos llaman las disciplinas hábitos de gracia, o a veces los llamamos medios de gracia. No es mi disciplina lo que me hace cambiar, pero es mi disciplina que me pone en contacto con Jesucristo. Es esa parte de Juan 15:5 que nos habla de “separados de mí, nada podéis hacer”.

¿Cómo permanecemos en él? ¿Cómo tenemos acceso a la vid? ¿Cómo recibimos la corriente que echa a andar nuestra vida espiritual? Es la disciplina espiritual; es la Palabra de Dios; es un medio de gracia. La oración es un medio de gracia. La iglesia es un medio de gracia, y precisamente las pruebas también son un medio de gracia en nuestra vida que nos va a hacer crecer.

Susi: Es lo que vamos a hablar hoy, sí.

Mateo: Creo que explica por qué muchas veces no crecemos y no cambiamos. Es nuestro esfuerzo; es nuestra disciplina; son nuestras estrategias. Pero ¿dónde está el poder de Dios en nuestra vida? Si no estamos viviendo, practicando, las disciplinas espirituales, no vamos a poder crecer y cambiar espiritualmente.

Susi: Es como si no estamos enchufando el cable a la fuente de poder, con la Ilustración de la licuadora.

Mateo: ¿De qué sirve una licuadora que no está conectada? No vas a poder hacer un licuado.

Susi: ¡Para decorar tu cocina si está bonita!

Mateo: No sirve para hacer un licuado. Y nuestros esfuerzos no sirven para hacer cambio espiritual, verdadero, genuino, profundo, a menos que estemos conectados con Jesucristo por medio de las disciplinas espirituales.

Susi: Esa ilustración me encanta también porque me anima a esforzarme, pero porque quiero estar conectada, no porque quiero cumplir o ser una buena cristiana. Me anima a acercarme. Por ejemplo, todos los días a esforzarme por leer mi Biblia, no para poder poner palomita en mi agenda, que es mi tendencia personal, sino para tener contacto con algo que Dios me ha dicho que da vida espiritual.

Sé que la Palabra sirve para mi crecimiento y para yo poder hablar a mis hijos, por ejemplo. La oración sirve para que yo dependa de Dios y yo lleve a mis hijos delante de Dios, pero si no hago esas cosas, no estoy teniendo contacto con ese poder.

Mateo: Cambia nuestro enfoque porque ya no es mi esfuerzo. Ya no me estoy enfocando en lo que yo hago, sino me estoy enfocando en tener ese contacto con Dios, con Jesucristo, con el Espíritu Santo.

Susi: Yo pienso en mamás ocupadas que tienen bebés, a lo mejor chiquitos, y sienten—¡es que nunca puedo sentarme media hora a leer mi Biblia! Bueno, si el punto es tener contacto, exponerme a esas cosas, puede suceder en cinco minutos, o en dos minutos, o mientras estoy haciendo otra cosa puedo estar orando. Ayuda también en esa desesperación que a veces sentimos al querer practicar los medios de gracia o las disciplinas espirituales.

Como dijiste, eso también nos ayuda a entender el tema que vamos a hablar hoy. Para hablar de las pruebas, o específicamente, tú me dijiste perseverar en las pruebas, es una disciplina espiritual (y me encantó), quizás podemos empezar con la pregunta: ¿cómo los cristianos deben ver las pruebas? ¿Qué expectativa, qué perspectiva, debe tener el creyente en cuanto al hecho de que llegan pruebas a su vida?

Mateo: Primero tenemos que asumir que, en un mundo quebrantado por el pecado, van a llegar las pruebas. Esta es una noción que es difícil de aceptar porque vivimos en una sociedad que nos quiere decir: “Mira, tú puedes evitar todo tipo de sufrimiento. Si quieres evitar el calor, pues tienes aire acondicionado. Si quieres evitar el frío, tienes calefacción (aunque sea un calentador) en la casa”.

Tenemos esta idea en toda la vida, que podemos evitar las pruebas y que las pruebas son lo peor que nos puede suceder. Es todo lo que debemos de evitar. Es cualquier cosa que nos hace incómodos, que nos trae dolor. Entonces ¡evita todo eso! Pero la Biblia primero nos dice que sí, van a haber pruebas.

Pero lo segundo que tenemos que entender es que debemos de verlo como un medio de gracia en nuestra vida que nos va a hacer crecer. ¿Qué son los medios de gracia? Son cosas que nos permiten crecer, que traen crecimiento espiritual y cambio a nuestra vida. Y la prueba, y específicamente la capacidad de perseverar en la prueba, es algo que nos permite crecer en nuestra vida espiritual.

Por ello debemos de hacer lo que dice Santiago capítulo uno: tener por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas. Y no dice: si nos hallamos en pruebas, sino que nos dice: cuándo, porque está la expectativa que van a venir. Es un hecho.

¿Qué perspectiva debes de tener? Contarlo como sumo gozo, como algo que trae un gozo que trasciende tus circunstancias, que no se basa en si te va bien o no te va bien. Sino el hecho que estás experimentando una prueba, de hecho, es una muestra de la gracia de Dios en tu vida. Quiere usarlo Dios para que tú seas, como sigue diciendo el pasaje, “perfecto y cabal”, o maduro, entero, sin que te falte algo en tu vida espiritual.

Creo que todos soñamos con llegar a ser creyentes maduros, que no nos falta nada en nuestra vida espiritual. Bueno, el medio que Dios usa es el medio de la prueba. Y el pasaje nos habla que la prueba de vuestra fe produce paciencia o perseverancia. Y si la paciencia tiene su obra completa, llegamos a ser perfectos y cabales, maduros espiritualmente en nuestra vida. Es la prueba que logra eso.

Susi: Ahora que estás hablando, estoy pensando en incluso nuestros hijos. Nuestra perspectiva de las pruebas también incluye nuestra perspectiva de las pruebas en la vida de los hijos, en la vida de la familia. Esto va en contra, como tú dijiste: hay una opinión popular de que se debe evitar sufrimiento de todo tipo. Está muy fuerte esa ola en la crianza. Debemos evitar que nuestros hijos sufran.

Siento que es un poco irónico esa palabra, disciplina; usamos mucho la palabra disciplina para hablar de la crianza, pero es que Dios nos disciplina como sus hijos. Es difícil para muchos padres entender que la palabra disciplina no es diferente cuando hablamos de una disciplina espiritual y cuando hablamos de la disciplina en la vida de nuestros hijos.

Mateo: La palabra disciplina en la Biblia es una palabra muy amplia. Nosotros asociamos disciplina con el castigo de un hijo, sea un castigo físico o algún otro tipo de castigo que le ponemos a nuestros hijos. Pero la palabra disciplina en la Biblia es muy amplia. Abarca todo tipo de instrucción, sea instrucción verbal, sea el ejercicio, incluso físico, que alguien puede poner en práctica en su vida. Abarca también la reprensión, o también el castigo físico—la vara en la Biblia.

Es así en nuestra vida cristiana. La palabra disciplina tiene muchos matices. Tiene muchas ramificaciones en nuestra vida, no sólo en el castigo, pero también en estos otros aspectos que estamos comentando ahora, de la consistencia, la práctica habitual de algo en nuestra vida. Incluso cuando no nos da la gana hacerlo.

Susi: ¿Cómo luce la perseverancia bíblica en un creyente? ¿Cómo se ve cuando esa persona realmente está perseverando?

Mateo: Vienen las pruebas a nuestra vida, y ¿qué es lo que primero buscamos? La salida, la solución, porque la prueba es incómoda. Lo inmediato que yo quiero es salirme de esta situación incómoda. No tenemos que ser estoicos como los griegos de la antigüedad, o como algunas personas incluso el día de hoy, que les gusta el sufrimiento. No estamos hablando de eso, ni estamos hablando de intentar salir de situaciones difíciles de maneras legítimas.

Pero cuando nosotros no estamos perseverando bíblicamente es cuando nosotros perdemos el gozo en medio de una situación difícil. Porque ¿qué es la perspectiva bíblica de la prueba? Lo tengo por sumo gozo.

Si yo me encuentro en una situación donde quizás he intentado salir de maneras legítimas y correctas, pero no he podido salir de esa situación, no hay solución inmediata, y si yo tengo que someterme a esta prueba, y yo tengo que pasar por esta prueba, y yo pierdo el gozo, entonces no estoy perseverando en la prueba como Dios quiere que yo persevere en la prueba.

¿Qué significa perseverar en la prueba? Significa poder aguantar en la prueba, estar bajo la prueba, pero con gozo. ¿Por qué? No porque me guste la prueba, sino porque yo sé que es algo que Dios está usando como medio de gracia en mi vida para producir santificación, crecimiento y cambio.

Susi: Estoy tratando de pensar en una ilustración para que podamos entender a qué te refieres con salidas legítimas…quizás, a alguien se le diagnostica con cáncer. Eso es una prueba. Hay maneras legítimas de buscar ayuda: medicamento, tratamientos. Pero a veces esas cosas no funcionan, o no funcionan como quisiéramos.

Mateo: Sí. O para poner algo quizás más conectado con la crianza, quizás tienes un hijo que está en la escuela y tiene una maestra que le está tratando de una manera injusta, que parece que tiene algo contra tu hijo. ¿Qué es lo que puedes hacer? Una cosa que puedes hacer es ir y gritarle a la maestra.

Susi: Pero eso no sería una salida legítima.

Mateo: No es una salida legítima porque no estás reflejando el fruto del Espíritu. Quizás cambiarle de escuela de inmediato. Ahora, quizás esté en una situación donde tienes que hacer eso…

Susi: Eso no debe ser la primera reacción.

Mateo: Sí, o sea, donde parece que tú vas con el trabuco y le vas a dispararle al director, a la maestra, ¡hasta al conserje! Vas a acabar con todos porque tocaron a tu princesita. No, esas no son salidas legítimas.

Lo vemos a veces en el matrimonio. Cuando hay un matrimonio difícil, ¿qué hago? Yo busco el divorcio. Probablemente no es la mejor opción, la primera opción, que debes de buscar. Hay otras cosas donde tú vas a tener que estar dispuesto a perseverar en un matrimonio, aunque sea difícil.

Cuando quizás tu esposa o tu esposo no te habla bien, o no es tan compasivo, amoroso, como tú quieres, ¿qué hacemos? Buscamos de inmediato una salida. Pero Dios muchas veces quiere que perseveremos, que aguantemos en la prueba, porque por medio de la gracia que nos da en la prueba, está conformándonos a la imagen de Jesucristo.

Susi: Muy bien. Se me ocurren muchos ejemplos. Ahora que dijiste lo del matrimonio, muchas veces nos escriben mamás preguntando: ¿Qué hago si mi esposo no quiere aplicar la crianza bíblica como yo creo que se debe aplicar? A veces están hablando incluso de un esposo creyente, pero que no ha abrazado realmente, quizás, la Palabra. Es un gran ejemplo de una mamá, o un papá, en el caso opuesto, que tienen que perseverar. No tiene base bíblica para divorcio. Hay muchas respuestas incorrectas. Ahí es perseverar, haciendo lo correcto con gozo.

Mateo: Con gozo, sí. Porque puedes entrar en guerra con tu esposo y decir: “La salida de la prueba es que yo convenza a mi esposo de hacer lo que yo creo que la Biblia enseña”. Quizás sí es lo que la Biblia enseña. ¡Y vas a la guerra con tu esposo y lo sometes! Tú obligas a tu esposo a darte la razón porque le das tanta lata. No es la respuesta bíblica en esa situación. Tu esposo no está de acuerdo. Bueno, con gozo, con sumisión, reflejando el fruto del Espíritu de paz y gozo y dominio propio, y poco a poco dejas que el Espíritu Santo haga la obra en esa situación.

Susi: ¿Por qué llamaríamos esto una disciplina espiritual? ¿En qué sentido es una disciplina? Porque yo pienso en la palabra perseverancia y pienso que es como una cualidad que alguien tiene. Tú piensas en cierta persona y dices: “Mira, esa persona tiene mucha paciencia”. ¿Pero en qué sentido es una disciplina que tenemos que ejercer?

Mateo: Donald Whitney tiene un libro que se llama Disciplinas espirituales para la vida cristiana, un buen libro sobre las disciplinas. No habla específicamente de la perseverancia en las pruebas, pero es un buen libro. Lo recomiendo. Él dice que las disciplinas son prácticas que encontramos en las Escrituras que promueven el crecimiento en la vida cristiana. Son hábitos que tenemos que cultivar en nuestra vida.

La perseverancia en la prueba es un hábito que yo tengo que cultivar, porque normalmente no es natural en nosotros hacerlo. Vamos en contra de eso. Queremos salir de eso, pero cuando lo practicamos con diligencia, con constancia, hay crecimiento muy, muy grande en nuestra vida. Es incómodo; por eso requiere disciplina.

La disciplina normalmente nos habla de cosas que son incómodas, especialmente al inicio, como cuando una persona empieza a salir a correr. Las primeras veces que sale a correr está cansado y siente que le van a explotar los pulmones…

Susi: Siente que se va a morir.

Mateo: Sí, pero poco a poco va desarrollando ese hábito, desarrollando esos músculos. Empieza a disfrutarlo, y luego ya no quiere dejar algo que quizás odiaba las primeras veces que lo practicó.

En la vida cristiana, con las pruebas y la perseverancia en las pruebas, podemos primero sentir que las pruebas nos van a hacer explotar. Pero conforme desarrollamos la perseverancia, empezamos a disfrutar, en un sentido espiritual, la prueba, sabiendo que va a producir algo muy bueno en nuestras vidas.

Susi: Tenemos que verlo personalmente; cada papá y mamá tiene que preguntarse qué hábitos quizás tiene que…no solamente decir: “Ah, sí. Yo quiero ser una persona más paciente”, sino realmente entender que estos son decisiones que yo hago cada día cuando se me presenta algo difícil.

¿Cuál es mi respuesta? Quizás entre un matrimonio debemos preguntarnos, o yo te debo preguntar: “Oye, ¿cómo me ves en las pruebas? ¿Tú crees que soy paciente? ¿Cuáles son mis tendencias?” Porque a veces ni nosotros mismos nos damos cuenta que estamos reaccionando mal ante alguna prueba.

Mateo: Claro, cada decisión cultivas o la perseverancia en la prueba o el buscar salirte y estás frustrando y obstaculizando la perseverancia en tu vida.

Susi: Eso me hace pensar en la pregunta: ¿Qué peligros corremos los cristianos, los creyentes y obviamente nuestros hijos en un futuro, si no aprendemos a disciplinarnos en esta área?

Mateo: Que la prueba que experimentas (todos vamos a experimentar pruebas), esa prueba va a ser un desperdicio en tu vida. ¿Qué hace la prueba? Si perseveramos en la prueba, nos hace perfectos y cabales, maduros y enteros espiritualmente sin que nos falte cosa alguna.

El riesgo es que nosotros nos perdamos la madurez que la prueba puede traer a nuestra vida. ¡Eso es increíble! Vas a pasar pruebas; mejor aprende a perseverar en ellas para que tenga el resultado que Dios quiere que tenga en tu vida.

Lo triste es que nosotros mismos ponemos impedimentos a nuestro crecimiento en estas áreas. Cuando la prueba nos hace darnos por vencidos, cuando no somos disciplinados en la perseverancia, esto nos afecta en la vida espiritual.

Pero también nos afecta en todas las áreas de la vida. Si yo no enseño a mis hijos a perseverar cuando las cosas se ponen difíciles, ¿cómo van a lograr tener una buena educación? ¿Cómo van a aprender, quizás, a tocar un instrumento? ¿El trabajo siempre es fácil? Pues no. Hay momentos difíciles. Si a las primeras de cambio tú te enojas con tu jefe o te renuncias al trabajo y empiezas a buscar otro, vas a andar de trabajo en trabajo toda la vida.

En las relaciones personales: las relaciones personales son muy difíciles. Y si a primeras de cambio tú brincas de una relación y no perseveras en una relación, te vas a perder algunas de las relaciones más profundas que puedes experimentar, tanto en la vida cristiana como en la en la vida secular. Hay tantas bendiciones que nos perdemos cuando no hemos aprendido a perseverar en la prueba.

Susi: Yo pienso en otra cosa que perdemos, y es conocer a Dios. Obviamente la Palabra es la revelación de Dios, pero yo creo que hay algo personal y profundo, un conocimiento en el sentido de sentirte más cerca a Dios, cuando él te permite una prueba. Tú a lo mejor te equivocas, pero aprendes. Confías más en él y aprendes de una manera real su carácter más, que él protege y cuida y suple, y que él también es paciente.

Todas esas cosas los aprendemos en medio de las pruebas. Pensando en nuestros hijos, también nuestros hijos van a poder comprender más el carácter de Dios—ciertos aspectos del carácter de Dios— cuando aprenden a perseverar también en las pruebas.

Mateo: Si pensamos en las lecciones más grandes que hemos aprendido espiritualmente, la mayoría de esas lecciones se han aprendido en el contexto de una prueba.

Susi: Sí. Así es de sencillo. Entonces, pensando en nuestros hijos, ¿hay algunas cosas prácticas? Quizás, ¿cómo podemos prepararlos, entrenarlos desde pequeños, incluso, para que enfrenten las pruebas?  ¿Les mandamos pruebas adrede? (Se ríen.) ¿Cómo se ve en la práctica?

Mateo: Claro que no queremos hacerles sufrir nada más por que sufran. Pero hay esta mentalidad de que mis hijos nunca deben hacer algo que no les gusta o que les es difícil. Se ve en la comida: no les voy a dar una comida que no les gusta.

Una de las maneras que aprendemos la perseverancia, la disciplina, es incluso en cosas tan básicas como: bueno, no me gusta mucho esta comida, pero me la tengo que comer porque es la comida que mamá preparó. Y es una comida que es saludable para mí. Si de inmediato nosotros decimos: “Ay, ¿no te gusta, mi hijo? Ah, ok, te preparo otra cosa”, ese niño está aprendiendo ciertas cosas.

Trabajos en la casa: si no les exigimos, o no les pedimos que nos apoyen en la casa con ciertos trabajos, porque no les gusta…claro que no les gusta, pero están aprendiendo a negarse a sí mismos, a trabajar. A veces con las tareas: una tarea difícil de la escuela se les complica un poquito y de inmediato nosotros entramos para hacerle la tarea o solucionarles ese problema.

Susi: O reclamarle al maestro porque está poniendo tareas muy difíciles.

Mateo: Sí, también. El ensayo de un instrumento: una de las cosas que a mí más me ayudó a aprender la disciplina es que mis papás nos pusieron a tomar clases de piano. Todos los días teníamos que ensayar 30 minutos de piano. Era pesado y a veces no nos gustaba, pero teníamos esa disciplina de aguantar, de sentarnos en el piano. A veces evitábamos eso, ¿no? “Tengo que ir al baño.” ¡Y me pasaba 15 minutos en el baño! Pero ese tipo de cosas, donde tú tienes que ensayar, te enseña a perseverar. Te enseña a tener esa disciplina.

A veces tenemos la actitud: “Yo quiero que mi hijo tenga todo. Quiero que tengan los mismos juguetes que tienen sus amigos. Que tengan todas las videoconsolas. Que tengan ropa de marca”. Eso le va enseñando a mi hijo que no tiene que negarse a sí mismo, que no tiene que sufrir. Estaba pensando en las amistades que denominamos tóxicas. Quizás hay momentos donde tenemos que cortar con una amistad por ser tóxica, pero creo que se ha vuelto una salida fácil, una excusa.

Susi: Para no amar pacientemente a alguien.

Mateo: Sí, y tus hijos van a tener amigos que son difíciles, que no les tratan como Cristo quiere que los traten. Y si a primeras de cambio le decimos: “Si te va a tratar así, pues mejor tú aléjate de él y no le hables”, esa no es una enseñanza bíblica.

Con la maestra injusta en la escuela, ¿cómo les podemos enseñar a no perseverar en la prueba? Bueno, la manera de enseñarles a no perseverar en la prueba es explotar. Es decir: “¡Eso no es justo! ¡Voy a hablar con la maestra a ver que a mi rey, que a mi princesita, nadie le trata así!” Y vamos y ponemos el grito al cielo.

Si yo quiero instruirle a saber cómo perseverar en la prueba, quizás le tengo que decir: “Mira, cariño, siento mucho que tu maestra esté siendo injusta contigo. Es muy difícil pasar algo así. ¿Estás bien? Mira, voy a ir a hablar con tu maestra, a ver si podemos resolver la situación, pero, cariño, Dios quiere usar esto en tu vida para desarrollar el carácter de Cristo. ¿Cómo dice la Biblia que deberíamos de responder en una situación donde nos tratan con injusticia, donde no nos tratan bien? ¿Cómo respondió Cristo cuando le trataron injustamente?”

Ahora hemos cambiado el enfoque. Y llevamos a nuestros hijos a estos pasajes de la Biblia que nos enseñan cómo deben de responder a las pruebas y hay un cambio muy diferente, una perspectiva muy, muy diferente.

Susi: Yo creo que este tema va muy ligado con los valores que tenemos para nuestros hijos como padres. Primero yo necesito valorar más su crecimiento espiritual y su relación con Dios a que saque las mejores calificaciones. Porque si es así, yo me voy a enojar tanto con esa maestra, porque le está quitando, quizás, en mi punto de vista, la oportunidad de que mi hija tenga puros dieces o cienes (como sea la calificación). Si eso es mi valor supremo para mi hija, no voy a valorar la madurez que Dios quiere, o el aprendizaje espiritual que Dios quiere producir en su vida. Voy a perder esa oportunidad para enseñarlo o guiarle hacia la perseverancia.

Mateo: Dios no me ha llamado a hacerle cómodo a mi hijo. Dios me ha llamado a hacerle como Cristo. Si yo quiero que sea cómodo, no le voy a enseñar a perseverar en la prueba. Claro, entiendan. No estoy hablando de hacerle sufrir sólo por hacerle sufrir.

En el curso natural de una vida en el mundo caído en el que vivimos, van a venir pruebas a la vida de nuestros hijos, y si yo quiero que sea cómodo, no le podré ayudar a ser como Cristo. Voy a impedir su crecimiento cristiano. Voy a detener su desarrollo personal, espiritual, emocional, en todos los aspectos. Yo tengo que aprender a perseverar en la prueba yo mismo, y tengo que ayudar a mi hijo también a perseverar en la prueba.

Susi: Y es ese punto que haces ahí: yo mismo. Como con todo en la crianza, el modelo del padre y de la madre habla más fuerte que cualquier palabra que vamos a hablarles. Tú y yo, como padres, tenemos que preguntarnos: ¿estoy modelando este tipo de perseverancia?

¿Cómo ven mis hijos que yo reacciono en una dificultad económica? ¿Qué hago? ¿Voy corriendo a pedir un préstamo a, no sé, un tío, o a las casas de préstamo? ¿O estoy dispuesta a negarme mis lujos en una situación, o para ayudar a otros? ¿Cómo reacciono cuando alguien me ofende, y una relación que antes era muy buena se puso tensa? ¿Cómo mis hijos me ven reaccionando? Eso enseña.

Mateo: Si me ven perdiendo el gozo, si me ven explotando, si me ven luchando por mis derechos porque “yo no me merezco esto”, no estamos enseñándoles cómo perseverar en la prueba. Hay que tener por sumo gozo cuando nos hallamos en pruebas. Qué difícil es eso, pero si no tenemos una perspectiva bíblica de lo que Dios quiere para la prueba, nunca lo podremos lograr.

Susi: Amén. Pues como siempre, se nos acaba bien rápido el tiempo, pero gracias, Mateo, por esto. Ha sido de mucha ayuda para mí: un buen recordatorio en cuanto al gozo, en especial—eso para mí es algo con el que batallo.

Ya estamos al final de nuestra serie sobre las disciplinas espirituales, y en algunas semanas más estaremos de regreso con otros episodios nuevos, pero gracias porque siempre nos acompañas, porque compartes, comentas en redes sociales y nos apoyas en oración. Estamos agradecidos por toda tu participación. Que Dios te bendiga mucho.

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Autores

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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  • Nació y creció en España, de padres americanos misioneros. Estudió en Estados Unidos y está a punto de terminar su doctorado. Lleva casi 20 años viviendo en Guadalupe, Nuevo León, junto con su esposa Susan y sus tres hijos: Aarón, Ana y David. Es director de la Facultad de Teología en la Universidad Cristiana de Las Américas y es pastor fundador de la Iglesia Bautista La Gracia en Juárez, Nuevo León.

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