A los padres nos encanta que nuestros hijos pequeños nos vean con esos ojos de admiración porque siempre tenemos la respuesta a sus preguntas, y siempre podemos resolver sus problemas que les parecen tan grandes. Pero la realidad es que los padres necesitamos mucha ayuda en nuestra crianza. Dios ha prometido extender gracia al humilde y ayuda al necesitado. Conversemos sobre nuestra necesidad de auxilio, y dónde podemos buscar la sabiduría más poderosa para la crianza.
Transcripción:
Susi: Yo no sé de ti, pero yo necesito ayuda en la crianza. Hola. Soy Susi Bixby, y este es otro episodio más de Crianza Reverente.
De hecho, yo necesito ayuda en todos los aspectos de mi vida. Cuando busco y recibo ayuda en algún área de mi vida, casi sin excepción, yo y los que están a mi alrededor recibimos bendición y edificación.
Si busco ayuda para saber cocinar con cierto tipo de aparato, la comida queda mejor. Si busco ayuda para ser una esposa más piadosa, se benefician mi esposo, mis hijos, y yo, y Dios es glorificado. Y (historia real) si busco ayuda para editar el audio del podcast que empecé porque me está quedando horrible la edición, todos se benefician de una mejoría notable.
El punto es que por la manera en que Dios nos creó, no debemos vivir de manera solitaria e independiente, confiando en nuestras propias habilidades, solamente en nuestra propia inteligencia.
Personalmente he caído en cuenta que cuando no quiero, o no pienso en buscar ayuda, o quizás retroalimentación en algo, es una señal de alerta. Probablemente hay orgullo ahí en mi corazón en cuanto a ese asunto.
Pero tampoco debemos buscar ni aceptar ayuda en cualquier parte, ni de cualquier fuente. Como creyentes tenemos que ejercer discernimiento en cuanto a quién escuchamos y en quién confiamos. Por esta razón, con este episodio 130 estamos comenzando una serie que se llama simplemente Auxilio.
La idea es tratar con varios temas en los que ustedes nos han dicho que buscan ayuda, y tratarlos lo más posible a la luz de la fuente más confiable de sabiduría: la Palabra de Dios. Para arrancar esta serie me acompaña aquí mi querido y sabio esposo, porque pues yo corro con él cuando yo necesito sabiduría desde las Escrituras. Así que pensé, ¿con quién mejor abrir esta serie sobre la necesidad de ayuda y sabiduría en la crianza, que con mi esposo?
Hemos pasado por muchas situaciones juntos en los que hemos tenido que buscar ayuda de Dios, y también de otros creyentes, y queremos animarte a ti a hacer lo mismo. Así que bienvenido, Mateo. Gracias por acompañarnos.
Mateo: Estamos mal si estamos volviéndonos a nosotros mismos para buscar ayuda, ¿verdad? Uy, ¡qué cosa!
Susi: Sí, exacto. Entonces, aquí estamos para animarte a ti, no porque nosotros seamos las fuentes principales de sabiduría, sino que queremos apuntarles a que busquen la verdad. Hemos comentado, Mateo, tú y yo, muchas veces, sobre el hecho de que la crianza es muy demandante, y es muy humillante, porque justo cuando sientes que quizás entendiste o resolviste alguna etapa o algún asunto, más o menos las cosas van bien, de repente te topas con otro reto.
Es fácil para los padres sentirnos perdidos o desesperados, o quizás confiar en nosotros mismos demasiado. Y es popular ir corriendo a muchas fuentes de información. En fin, queramos aceptarlo o no, a todos los padres nos falta sabiduría, y todos tenemos que decidir si vamos a aceptar esa realidad, y qué vamos a hacer con ella.
Hace algunas semanas, Mateo, tú estabas predicando de Isaías capítulo 11. Para mí fue de mucho ánimo y consuelo, primero como hija de Dios, pero también como madre. Quisiera conversar contigo sobre algunas de las verdades de ese pasaje, y cómo pueden ser de provisión espiritual para los padres que escuchan este podcast.
Y quiero comentarte, si tú estás escuchando y si tienes un momento ahora mismo, si pudieras abrir tu Biblia, pausar el audio, y leer Isaías 11. Creo que te sería de ayuda. Pero si no, quizá lo puedes leer más tarde, cuando ya estés tranquilo en tu casa.
Bueno, Mateo, ¿puedes comenzar dándonos el panorama de lo que está sucediendo en este capítulo 11 de Isaías, y cómo la situación de la audiencia original de Isaías se parece a nuestra situación?
Mateo: Cuando llegamos a Isaías capítulo 11, estamos al final de una de las secciones menores del libro de Isaías, donde el tema principal ha sido la relación de Judá con Israel, Siria y otra nación, que es parecido a Siria, pero es Asiria.
Hay una situación donde el rey Uzías, que fue un rey piadoso y poderoso, murió ciertos años atrás, y desde entonces la nación de Judá ha venido decayendo. Mientras, se está levantando una nueva potencia que es la nación de Asiria.
Las naciones de Israel y Siria quieren ir en contra de esa nueva potencia, Asiria, pero quieren que Judá los acompañe, que Judá sea aliada de esas otras dos naciones. Pero el Rey Acaz no quiere. Entonces, los reyes de Siria y de Israel atacan a Judá para obligar a Judá a ir con ellos a luchar contra Asiria. Y quieren derrocar al Rey Acaz, y poner otro rey, que sí les apoya a ellos en su alianza contra Asiria.
En toda esta situación, Isaías está diciéndole a Acaz que tiene que confiar en Dios, que no debe confiar en otras fuentes. Porque el Rey Acaz no es un rey piadoso, y él empieza a diseñar sus propias estrategias. Lo que él piensa es: “Mira, si me están atacando a mí Israel y Siria, que son dos naciones que están al norte de Judá, bueno, Asiria está todavía más al norte.” Y la brillante estrategia de Acaz es conseguir que Asiria ataque a Israel y a Siria desde el norte, obligando que los ejércitos de Israel y Siria tengan que regresar hacia el norte y dejen a Judá en paz.
Estratégicamente nos parece brillante. Es una muy buena respuesta a esa situación. El problema es que lo que Acaz hace para conseguir que Asiria ataque a esas dos naciones es que va el templo, toma las ofrendas que el pueblo había recogido para Jehová, y envía ese dinero al rey de Asiria.
Isaías y otros profetas van a condenar lo que Acaz hace, y le van a decir: “Tu estrategia parece muy brillante, pero te va a salir muy mal, porque lo que Asiria va a hacer es atacar, sí a Israel y a Siria, pero va a continuar hacia el sur.” La misma nación que Acaz pensaba que iba a ser su salvación va a atacar y traer ruina y destrucción también a la nación de Judá. Y es precisamente lo que luego va a suceder.
Estaba pensando como cuando la situación se torna oscura—y era una situación oscura para Judá y para el rey Acaz en particular—perdemos nuestra confianza en Dios y empezamos a mirar a nuestras propias estrategias. Dios le había ofrecido a Acaz la posibilidad de pedir una señal para demostrar que Dios le iba a salvar si él ponía su confianza en Jehová, y Acaz rechaza ese ofrecimiento que Dios le había hecho. Ahora se encuentra en una situación muy, muy difícil.
Cuando llegamos a Isaías capítulo 11, se cierra un poquito esta sección del libro, e Isaías apunta a Acaz y a toda la nación de Judá a la esperanza verdadera, que es que del tronco de Isaí va a brotar un vástago. En el versículo 10, dice qué es la raíz de Isaí. Dice que la esperanza verdadera de Judá está, no en Asiria, sino en la raíz de Isaí. Es muy interesante ver toda esa progresión, pero esa confianza que tenía Acaz no en Dios, sino en sus propias estrategias.
Es una situación muy parecida a la que a veces podemos encontrar como padres el día de hoy. Nos enfrentamos a un mundo que nos amenaza. Quizás incluso pensamos hacia atrás y vemos cómo había momentos donde valores morales, cristianos, o por lo menos más conservadores, eran comunes. Y ahora hay tantas filosofías, tantas ideologías, y se siente muy oscuro. Se siente que hemos perdido grandes héroes de la fe, incluso como Uzías lo fue en su momento. Y no sabemos a quién voltear.
Tristemente muchos padres cristianos también están volteando a otras fuentes que no son la Palabra de Dios. Y siempre es una mala estrategia. Siempre.
Susi: Cuando mencionas la raíz de Isaí, obviamente Isaías está mirando hacia adelante y pensando en Cristo ¿no? Para nosotros hoy en día se traduce o se traslada a que para nosotros la principal esperanza está en Cristo. ¿En qué sentido es esa nuestra primera esperanza?
Mateo: Es nuestra primera esperanza porque en la primera venida de la raíz de Isaí, él viene para cambiar nuestro corazón. Y no solamente puede cambiar nuestro corazón, pero también puede cambiar el corazón de nuestros hijos. Ahí está nuestra esperanza en este momento.
También esperamos lo que describe el capítulo 11 de Isaías: un mundo completamente renovado, un reino de perfecta justicia que trae la raíz de Isaí, Jesús. Claro, eso todavía lo esperamos en un futuro, pero confiamos y sabemos que eso va a llegar.
Finalmente no esperamos un mundo perfecto, ni podemos esperar que nosotros somos perfectos, o vamos a llegar a ser perfectos, o que nuestros hijos van a ser perfectos. Pero sí tenemos un fundamento seguro que podemos tener la paz de Jesús ahora en nuestra vida, porque él nos transforma, nos reconcilia con Dios, pero también que un día todo se pondrá en orden en esta creación de Dios.
Susi: Me encanta pensar en ese aspecto de que Jesús mismo es la sabiduría. Sabemos los cristianos que debemos correr a la Palabra para tener sabiduría, pero hay personas que usan la Biblia nada más como un compás moral: las leyes o los estándares de Dios. Pero va más allá. Isaías está apuntando a una persona quién es la sabiduría, la esperanza que necesitamos.
Y para los padres también, siempre recordar eso, día tras día: la esperanza, la sabiduría, la ayuda que yo necesito, primeramente está en una persona. Él es el Todo-sabio; él es el que provee todo lo que necesitamos. Obviamente la Palabra contiene la sabiduría escrita que él nos ha provisto.
Mateo: Sí, primero porque nos revela a la persona, y luego también nos da ciertos principios que podemos aplicar a nuestra vida. Es curioso porque en Isaías capítulo 11 justamente menciona que la diferencia entre esa raíz que va a brotar del tronco de Isaí y el rey que había en ese momento, Acaz, es que este rey vendría, y nos dice que reposaría sobre él el espíritu de Jehová, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.
Y nos dice que él no juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos. Eso es exactamente lo que el rey Acaz estaba haciendo en ese momento. Él veía con sus ojos los ejércitos poderosos de Israel y de Siria. Miraba también el ejército todavía más poderoso de Asiria y ponía su confianza ahí. Escuchaba con sus oídos los rumores: es que vienen para derrocarte y quitarte del trono, y seguramente te van a matar.
Él entra en cierto pánico, cierta desconfianza de que Dios le puede proteger. Él no puede confiar en Dios. Él tiene que buscar otra solución. Curiosamente es esa manera de vivir la vida, de vivir según lo que ven tus ojos, de vivir según lo que escuchan tus oídos, que es lo que le lleva a la destrucción. En cambio, la raíz de Isaí viene con otra perspectiva completamente: él viene con el espíritu de Jehová. Él no teme al hombre. No teme los ejércitos humanos, sino que él teme a Jehová.
Es precisamente el temor de Jehová que él tiene que le permite ser el Rey sabio, perfectamente sabio, completamente justo, que toma todas las mejores decisiones. ¿Por qué? Porque tiene ese espíritu de Jehová reposando sobre él que brota de ese temor que tiene en su corazón como nadie más lo ha tenido.
Susi: Quiero regresar en un momento al concepto del temor de Jehová, pero primero, estaba pensando en lo que dijiste, de lo que nuestros ojos ven y lo que nuestros oídos oyen. Somos así. Tendemos a poner mucha atención a lo que está delante de nosotros. ¿Qué son algunas maneras en que los padres de hoy buscamos la sabiduría, caemos en lo mismo que Acaz, buscamos sabiduría propia, o del mundo a nuestro alrededor?
Mateo: Sí. ¿Dónde recurres cuando necesitas sabiduría? Es una buena pregunta para cada quien. ¿Dónde buscas tus respuestas? ¿Vas a la Palabra de Dios? ¿Vas a los principios que encontramos en ella? ¿Vas a Dios en oración?
En la crianza en particular, creo que buscamos soluciones en la psicología, en nuestros grupos de Instagram o de Facebook….lo buscamos, quizás, en consejos de nuestros amigos. Buscamos a veces lo que incluso nosotros hemos vivido, nuestras experiencias personales, lo que hemos visto y oído con nuestros propios ojos y oídos.
A veces incluso apelamos a la tradición. A veces vamos un poquito al otro extremo: todo lo nuevo es malo; lo tradicional es bueno. Pero otra vez, ¿a quién estás recurriendo? ¿A dónde estás recurriendo? ¿Dónde queda Dios? ¿Dónde queda su Palabra en todo eso?
Muchas veces nos hemos olvidado de recurrir a Dios. Como decías al inicio, Dios no quiere que vivamos la vida cristiana solos. Podemos recurrir no solamente a Dios, pero podemos recurrir a otros hijos de Dios que viven en nuestra propia comunidad cristiana, en la iglesia, o quizás otros hijos de Dios que nos han escrito buenos materiales basados en la Palabra de Dios que nos presentan la sabiduría de Dios. Podemos también ahí recibir mucha sabiduría sobre cómo vamos a responder a estas situaciones tan difíciles en nuestra vida.
Es curioso porque el confiar en sus propias estrategias de Acaz era una señal de su desconfianza en Dios. Muchas veces nosotros, al recurrir a todas estas otras fuentes antes de ir a la Palabra de Dios, estamos también demostrando cierta desconfianza en Dios, en su sabiduría, y en la suficiencia de su Palabra, para incluso cosas como la crianza.
Susi: Sí. A veces hemos mencionado en el programa algunas filosofías hoy en día, que casi ninguno tiene todo malo; casi todas las filosofías o movimientos que hay tienen algunas cosas rescatables, prácticas quizás. Pero me ha llamado la atención cómo personas siempre, si mencionamos algo de la crianza respetuosa, o la disciplina positiva, o varias cosas que hemos mencionado queriendo alertar a la comunidad cristiana de ciertos problemas en esas filosofías, que no concuerdan con la Palabra, bastantes personas pueden escribir mensajes molestos. Porque se identifican con esas filosofías: “Yo soy de ‘crianza respetuosa’.”
Como creyente tenemos que tener cuidado de no asociarnos firmemente con una filosofía sin compararla constantemente a la Palabra de Dios. Realmente lo que pienso que está sucediendo ahí es que están poniendo su confianza en una serie de ideas, en conclusiones a las que ha llegado supuestamente la ciencia.
En todas estas cosas se está poniendo confianza, en lugar de preguntarse: ¿qué dirá Dios? ¿Puedo confiar en esta fuente de información o de supuesta sabiduría? ¿Puedo rescatar algunas cosas, pero sin confiar completamente en eso? Es un área muy práctica.
Muchas veces los padres, específicamente creo que las madres, lo que queremos solo son soluciones prácticas. Recurrimos, vamos corriendo…nos encantan las páginas de Instagram, donde nos dicen: 1, 2, 3. Si tu hijo se enoja, 1, 2, 3, haz esto. Nos parece algo tan sabio porque es como me resuelve el problema en el momento. Tenemos que tener mucho cuidado con eso porque es nuestro deseo de una solución rápida, no necesariamente sabiduría.
No tenemos la paciencia, la perseverancia, para ir a la Palabra, para ponernos de rodillas delante de Dios y decir: “Dios, yo no sé cómo resolver este problema en mi hijo o con mi hijo.”
Mateo: Hasta a veces pensamos que no sirve de nada. Mi hijo está gritando ahora mismo; no me digas que ore, dime cómo hacerlo callar. ¡Eso es lo que quiero!
Susi: ¡Exacto!
Mateo: Pero necesitamos confiar en Dios. Es curioso porque un poquito más adelante en Isaías 22 menciona cómo ahora la ciudad de Jerusalén está sitiada, y cómo se prepararon para el sitio: van y buscan sus aljabas y sus carros y sus jinetes y sus escudos y sus caballos. Habla de cómo taparon las brechas en la ciudad de David, incluso destruyendo casas para fortificar los muros, y recogen agua y hacen fosas entre los dos muros.
Todo eso es algo muy práctico que debes de hacer en una batalla, pero nos dice en el versículo 11: “Y no tuvisteis respeto al que lo hizo, ni mirasteis de lejos al que lo labró.” Está hablando de Dios. En todo ese quehacer por la batalla, y el ejército enemigo, nunca se voltearon a mirar a Dios. A veces estamos allí nosotros en la crianza, en el día a día. Necesitamos soluciones, y nunca nos volteamos para ver al que lo labró y tener respeto o temor por aquel que lo hizo, que es Jehová.
Susi: Sí. Hablemos un momento del temor, el temor a Jehová. De hecho, no solamente en Isaías; es algo repetido a lo largo del Antiguo Testamento. Es muy famoso que en Proverbios, en varios lugares, dice que el temor de Jehová es el principio de la sabiduría. Las Escrituras relacionan el temor a Jehová, o el temor de Jehová, con la sabiduría. Quizás no entendemos realmente los padres cómo funciona esto en la práctica. ¿Puedes ayudarnos un momento?
Mateo: Creo que entendemos que temer a Jehová no es tenerle miedo a Dios. Pero sí nos cuesta decir: esto es algo práctico. Yo defino la el temor a Jehová con tres palabras: respeto. Respetar a Dios por quien es. Luego, reverencia. (Crianza reverente, ¿verdad?) Reverencia, que nos habla del corazón que tenemos por Dios. No solamente sabemos quien es, pero lo adoramos, lo valoramos. Hay un aprecio por él y quien es. Porque podemos saber quién es Dios y odiar a Dios. Los demonios lo conocen mejor que nosotros, y lo odian.
Luego reconocer a Dios. Reconocerlo en todos nuestros caminos. Muchas veces no conocemos a Dios realmente quién es. Tenemos un respeto por un Dios que no es el Dios de la Biblia. A veces decimos: “Dios es un Dios de amor.” Sí, pero es un Dios de santidad. Algunas personas enfatizan tanto el amor de Dios que hoy se olvidan de la santidad de Dios. Otros enfatizan tanto la santidad de Dios que se olvidan que es un amor incondicional que Dios tiene por sus hijos, y entonces valoramos más nuestros esfuerzos por ser santos.
Necesitamos ese equilibrio, ese conocimiento verdadero, para respetar a Dios. Luego, para reverenciar a Dios, que es realmente amarlo, darle la honra debida a su nombre por quién es como nuestro creador, como el Dios todo-sabio, como el Dios que envió a su Hijo para rescatarnos de nuestros pecados, como el Dios que ahora gobierna todas nuestras circunstancias.
Yo le respeto, y le reverencio, y luego le reconozco en todos mis caminos. Eso significa que en cada decisión, en cada tema, en cada situación que yo enfrento, yo tomo en cuenta quién es el Dios de la Biblia y lo que la Biblia enseña acerca de él.
Llego a la crianza, y el primer factor no es qué dice tal página o tal pedagogo o tal psicólogo. Mi primera pregunta es: ¿qué dice Dios? Cuando leo ese pedagogo, ese psicólogo, mi primera pregunta es: ¿cómo se filtra eso a través de la Palabra de Dios? ¿Lo que dice es bueno? ¿Lo que dice es malo? ¿Cómo se compara? ¿Puedo tomar algo bueno de ahí, o tengo que rechazar lo que viene de ahí?
Probablemente algunas cosas las podemos aceptar, pero otras cosas las vamos a tener que rechazar. Siempre mi primera pregunta—esto es lo que es el temor de Jehová— es: ¿quién es Dios? ¿Qué dice Dios? ¿Cómo se aplica eso a esta situación en la que vivo? Eso es vivir en el temor de Dios.
Susi: Y me someto a Dios, ¿verdad? Es una sumisión, una actitud del corazón, una disposición de mi vida. Me veo como que pertenezco a Dios; soy creación de Dios. El me diseñó a mí a mis hijos. Es ver toda la vida a la luz de que Dios es Señor.
En la vida práctica, a veces los padres estamos lidiando con situaciones diarias, y yo pensaba: ¿cómo vivimos en el temor de Jehová en un momento difícil en la familia con los niños? Quizás se está portando mal el niño, como tú decías hace un momento, y nada más quiero que se calle. ¿Cómo puedo mostrar el temor de Jehová en ese momento, y dirigir a mi hijo?
Quizás es simplemente decir: “Yo no estoy segura cuál es el problema, cuál es la solución. Mi hijo, vamos a orar juntos, simplemente vamos a orar. Tú no sabes cómo responder. Tú no sabes. Tú dices que no te puedes controlar. Tienes razón. Solo no puedes. Yo no sé qué decirte porque siento que no tengo sabiduría en este momento. Entonces vamos a orar.” ¿Por qué? Porque entendemos que Dios sí tiene la sabiduría. Podemos depender de él para poder ser transformados. A veces son cosas tan sencillas.
Yo te preguntaría como padre o madre: ¿qué aire se respira en tu hogar? El vivir en el temor de Jehová se trata de cosas grandes, pero también de cosas pequeñas. ¿Qué ambiente se respira? ¿La tele está prendida todo el día? Probablemente en esa casa, una tele prendida todo el día sin filtro, no se está viviendo en el temor de Jehová, porque no hay filtro. No hay filtro con lo que estamos escuchando. Todo lo que se trata de la vida real, podemos filtrarlo y preguntarnos: “¿Aquí en esta casa, se está realmente respirando y viviendo con el deseo de adorar y obedecer a Dios y honrar su sabiduría?
Mateo: Proverbios 3 nos habla de eso: “No te apoyes en tu propia prudencia.” Muchas veces confiamos mucho en lo que nosotros pensamos, en cómo nosotros vamos a resolver la situación. Cuando desconfiamos, o no sabemos cómo actuar, el último recurso es ir a la Palabra de Dios, y debería ser el primer recurso, acudir a esa Palabra.
Susi: Sí, antes de que escuches Crianza Reverente, ¡abre tu Biblia!
Mateo: ¡Vaya! Pero sí, tienes toda la razón. De hecho, más adelante en Isaías capítulo 40, Dios va a decir que los jóvenes van a desfallecer. Las fuerzas humanas no son suficientes. A todos nos encanta cómo termina el capítulo: “los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.” Seguramente muchos padres y madres en particular han deseado eso.
Susi: ¡Dame esas alas, por favor!
Mateo: Muchas veces lo que nos olvidamos es que justo antes nos dice que Dios es el eterno creador, que él no se fatiga, que él no desfallece. Es por eso que cuando esperamos en Jehová, no vamos a desfallecer nosotros tampoco. ¿Por qué? Por quién es Dios, por la naturaleza de Dios. Esa es realmente nuestra confianza. Es ahí donde tenemos que recurrir. La esperanza realmente es la raíz de Isaí. Tenemos que recurrir a él constantemente.
Susi: Quizás como padres también tenemos que ser más intencionales en apuntar a nuestros hijos a esa esperanza. Yo creo que hay muchos hijos que crecen en hogares cristianos que no sienten esperanza. Se sienten sofocados, a veces, por las reglas. Las reglas son necesarias, pero a veces exageramos con las reglas. O se sienten confundidos porque ven una cosa en casa y otra cosa en la iglesia.
Mateo: O incluso algunos hijos se van a sentir muy confiados en sus propias fuerzas porque son más disciplinados. Portarse bien es relativamente fácil para ellos, y crecen pensando que ellos pueden agradar a Dios con su vida. Ninguno de nosotros puede lograr eso. Todos nosotros necesitamos a Dios. Necesitamos esperar en Jehová, porque solamente él es el que no desfallece. Dependemos completamente de él. Eso es realmente el temor de Jehová: reconocerlo en todos nuestros caminos.
Susi: Amén. Que seamos padres que nos esforcemos, pero que también dependamos de Dios, y que Cristo realmente sea la esperanza de nuestro hogar. Es fácil poner nuestra esperanza en que quizás una promoción del trabajo viene pronto, quizás porque la salud va a mejorar con este medicamento, este suplemento nuevo.
Vivimos poniendo la esperanza en la siguiente etapa. Incluso madres, en particular de niños pequeños: que llegue la siguiente etapa, que pasen los terribles 2, que pasen los terribles 3. Eso también existe. Que pase, que lleguen a la primaria, que lleguen…no pongamos nuestra esperanza en esas cosas.
Mateo: No solo no confíes en otra cosa, pero también confía que sí hay esperanza. Ese es el mensaje. Es muy alentador. En Isaías 11, y luego Isaías 12 es un salmo de cántico a Jehová porque lo que él está haciendo se conoce en toda la tierra. Esperamos ese día cuando toda la tierra va a estar llena del conocimiento de Jehová. Aunque eso es en el futuro, podemos conocer esa plenitud, esa abundancia, hoy día en nuestra vida. Entonces no pierdas la esperanza.
Susi: Si tienes un adolescente rebelde, si tienes hijo con necesidades diferentes, si tienes una situación económica muy difícil, si eres mamá soltera o estás criando solo en la fe, en todas estas situaciones, Cristo es más grande que la situación. La Palabra y la gracia de Dios, que se encuentra en la persona de Cristo, es nuestra esperanza de sabiduría.
Mateo: Hay auxilio. Y en los siguientes episodios vamos a escuchar a personas que nos hablan de eso. Entonces escucha los siguientes episodios.
Susi: Sí. Quédense con nosotros. Vamos a seguir con esta serie, Auxilio. Te animamos a que hoy pases un tiempo en oración, que dependas del Señor, porque ahí está tu esperanza. Gracias por siempre escucharnos. Nos vemos la próxima semana.