En una era de pensamiento libre, es común que los padres de hoy se desprendan de la vida social y romántica de sus hijos en su adolescencia. Podemos mostrar indiferencia hacia algo que nos parece nada más que un asunto típico de su etapa en el que no vale la pena involucrarnos. O podemos reaccionar con mano dura, intentando controlar por medio de las reglas y la prohibición de ciertas amistades. ¿Cómo pueden padres cristianos preparar de antemano a sus hijos para —y discipularlos en medio de— la etapa de vida donde se busca el noviazgo? ¡Conéctate a la conversación!
Transcripción:
Susi: Hay tantas áreas de la vida en la que nuestra cultura tiene una voz potente. Como padres cristianos necesitamos equiparnos para discernir cuándo esas voces están apagando la voz de las Escrituras y el Espíritu Santo en nuestras vidas y también en nuestros hogares.
Y creo que el tema del noviazgo con nuestros hijos, es una de esas áreas donde muchos padres cristianos nos hemos dejado llevar por tendencias culturales. Incluso, creo que es común entre algunos padres, sabiendo que no está bien lo que sus hijos o lo que la cultura hace, darse por vencidos, como si fueran víctimas impotentes de este tipo de pensamientos.
Así que hoy queremos abordar el tema del noviazgo y para esto quiero dar la bienvenida a un amigo de la familia Bixby, de hace años. Miguel de la Cruz, Miguel es pastor en la Iglesia Bautista Genezareth. Bueno, fue alumno hace mucho tiempo de mi esposo, pero también ahora es ya desde hace varios años, compañero del Ministerio aquí en el Instituto Universitario Cristiano de las Américas, en Monterrey, donde colaboramos. Gracias, Miguel por aceptar la invitación de estar aquí.
Para mí es un gozo tenerte aquí en el programa y, pues, empieza contándonos un poco de tu familia.
Miguel: Gracias Susi por la invitación, estoy muy contento de estar hoy aquí.
Tengo mi esposa, Yesenia, llevamos 7 años de casados y tenemos dos niños, un intrépido niño de 6 años, Lucas, y una niña de 1 año que parece que también va a ser bien intensa.
Susi: Pues, creo que los niños intensos son los más divertidos…
Miguel: Sí, no nos aburrimos…
Susi: Tienes años de entretenimiento por delante, te lo puedo decir de experiencia propia, de hecho, tú conoces a mis hijos…
Miguel: Sí, desde hace mucho tiempo.
Susi: De hecho, Miguel ha sido maestro y mentor de nuestros hijos durante sus años de secundaria, preparatoria; ahora los dos mayores en la universidad, y gracias también por invertir en sus vidas.
Y en este tema creo que has tenido también una influencia en ellos y en parte por eso quería invitarte a hablar del tema, porque sé que interactúas mucho con jóvenes todos los días prácticamente, ¿verdad? Entonces, Miguel, ayúdanos a empezar a pensar en este tema…
¿Qué tan importante crees que sea que los padres cristianos pensemos bien el tema de noviazgo y que lo abordemos con nuestros hijos?
Miguel: Creo que muchas veces este tema es visto como un tema de ellos, de nuestros hijos, de los jóvenes, que ellos están emocionados por el noviazgo y que cuando se den cuenta pues ya van a estar casados y pues van a entrar al modo en que todos los demás vivimos, sin embargo, creo que el noviazgo es un subtema. Creo que el tema principal es el matrimonio.
Y, muchas veces, como lo tratamos como un tema de ellos, y como les interesa a ellos y no a nosotros, por eso no lo abordamos. Sin embargo, hablando de este tema, necesitamos ir creando un canal abierto de comunicación en cualquier área con nuestros hijos, como para que cuando llegue este tema sea algo abierto de parte de ellos y de nosotros.
Susi: Entonces, pensándolo de esa forma, ¿desde qué edad deberíamos empezar a hablar de ciertos aspectos de cosas relacionadas con el noviazgo?
Miguel: Sí, pensando que si el tema es el matrimonio, pues entonces ellos aprenden acerca del matrimonio desde chiquitos. Yo tengo un niño de seis años que me pregunta cómo conocí a su mamá y por qué me casé con ella.
Nosotros somos de dos lugares muy distantes aquí en el país, y nos pregunta: o sea, ¿cómo se conocieron? ¿Cuántos días pasaron entre que te hiciste novio de mi mamá y nací? y ahí me ves haciendo la cuenta de cuántos días han pasado; entonces, estos temas probablemente no los vamos a ver con esa palabra noviazgo, pero son cosas que le interesan.
O sea, yo veo a este niño cuando una niña de su salón crea un efecto diferente, pues él no sabe cómo expresarlo, ¿no?, él no va a hablarlo en el término en que todos lo dicen: Ay, es que me gusta esa niña. Pero, como que hay algo distinto, entonces yo tengo que preguntarme, cómo voy a tratar ese asunto.
Porque si mi vecino escucha eso de su hijo, tal vez le diría: ¡Ay, es tu novia! o, te gusta… y va a comenzar con ese jugueteo que muchas veces ya lo vemos normal, pero que no refleja un entendimiento bíblico acerca del matrimonio.
Susi: Entonces, a mí se me ocurre que incluso desde muy pequeños, la forma en que animamos a nuestros hijos a interactuar con el sexo opuesto va a impactar su idea, que tienen de esto y a veces los padres de niños pequeños se preguntan si deberían comentar cosas relacionadas.
Creo que, como tú dijiste, no es necesario mencionar la palabra noviazgo. De hecho, quizás ni ayude. Pero sí entender que nuestros hijos están adquiriendo una cosmovisión, un filtro de vida, desde muy pequeños. Entonces, si tienen el privilegio de estar en un lugar donde hay un matrimonio, yo entiendo que no todos los niños tienen ese privilegio, y quiero animar a las madres o padres solteros o que están solos…
Como quiera que hayas llegado a esa situación, tus hijos todavía tienen la oportunidad de observar un matrimonio sano, solo que tú te vas a tener que esforzar para exponerlos; quizás tú vas a tener que pedir a familias de la iglesia que tus hijos pueden interactuar más con ellos, pero creo que es posible y muy impactante que nuestros hijos de alguna forma observen matrimonios sanos desde pequeños. Pero, obviamente, ¿todo esto se va a basar, en lo que creemos que la Biblia enseña ¿verdad?
Miguel: Sí… Y en esto tenemos un reto, todos, porque al final, mi matrimonio no es perfecto y el matrimonio del hermano de la Iglesia tampoco. Y el del pastor.
Susi: Sí, sí, ese no es el punto…
Miguel: Todos tenemos la obligación y el privilegio por la gracia de Dios, de ser representantes del amor de Cristo a Su iglesia.
Y entonces la vara está muy alta y eso sobrepasa andar de noviecitos. Entonces, cuando yo le demuestro a mis hijos cómo es Cristo con su iglesia yo le estoy demostrando el amor al prójimo con mi prójimo más cercano, que es mi esposa.
Ahora, él no solo tiene una mamá, él también tiene tías, hay hermanas en la iglesia y entonces la manera como nos relacionamos con el sexo opuesto será importante.
Queremos enseñarles cómo tratar a sus amistades, cómo relacionarse con las personas y ese amor al prójimo debe imperar por sobre el interés, porque muchas veces el noviazgo de eso se trata: me estoy acercando a esa persona porque me interesa y eso ya habla de por sí de un egoísmo, de algo que se concentra en mi conveniencia; en mí, en mi agrado, en lo que yo quiero lograr.
Susi: Entonces, ¿tú crees que la Biblia habla directamente al noviazgo?, porque aquí, en Crianza Reverente, tenemos la convicción de —y yo sé que compartes esa convicción— que la palabra de Dios es la fuente suficiente de toda sabiduría, pero creo que es una experiencia común entre los padres que, bueno, la Biblia realmente no habla del noviazgo, pero ¿será que la Biblia habla algo del noviazgo o por lo menos contiene principios que podemos seguir?
Miguel: Sí, creo que muchos jóvenes y algunos padres buscarían en su concordancia el noviazgo y pues claro que no van a encontrar nada…
Susi: Sí, quizás se encuentran la palabra novio, ¿verdad? o ¿novia?
Miguel: Muchas veces esos términos están precisamente en términos del matrimonio, entonces, eso es lo que nos tiene que guiar otra vez al punto.
La Biblia no nos da preceptos del noviazgo, sí nos da preceptos del matrimonio y nos da parámetros para eso, y quisiera entonces animar mucho a tu audiencia a que pudiera pensar en eso, el matrimonio es el tema clave aquí aún si estamos pensando en chicos de 12, 15, de 18 años, de 6, como el mío, porque al final nos estamos guiando hacia eso.
Porque el noviazgo cuánto dura. Y para algunos es cuánto dura, cuántas novias tuvieron, porque al final, tal vez esa es la experiencia de muchos padres aquí, padres que no fueron creyentes y que su mala experiencia muchas veces los limita a decir: Ah, bueno, tú tienes que hacer las cosas así. Con la posibilidad de que el hijo conteste: Ay, sí, pero pues tú tuviste ¿cuántas novias papá? Entonces queremos que la Biblia nos dicte eso; ahora, al mismo tiempo, la Biblia tampoco es prescriptiva en este tema; o sea, no queremos que ningún papá abra su Biblia en Génesis y diga: Ah, bueno, como Abraham le buscó esposa a Isaac hasta los 40 años, pues entonces vamos a buscar la esposa a mi hija hasta esa edad y que mientras se quede en casa.
Pero, sí vemos, por ejemplo, una parábola en la que Jesús nos cuenta acerca de un novio que ha preparado todo para su esposa y que ya nada más vuelve para casarse, o sea, nos habla de ese compromiso y creo que esa palabra será clave en este tema. Vemos por ejemplo a José, que ya estaba comprometido con María, no estaba casado con ella, pero cuando se entera de su embarazo, aún él en respeto, no quiso difamarla, aunque cualquiera se podía haber sentido traicionado.
Y cuando sabe que es un fruto del Espíritu Santo, pues bueno, toma a esta mujer como su esposa, pero ¿cuántos chicos de nuestra iglesia han hecho del compromiso un chiste? Porque se dan un anillo de promesa, se dan un anillo de novios, se dan un anillo de compromiso y al final no se casan.
Entonces, creo que muchas veces hemos rebajado ese concepto de compromiso cuando Dios sí tiene un nivel de compromiso y aún en las relaciones más básicas. Pablo habla a Timoteo y le dice: Trata a las jovencitas como hermanas, con toda pureza.
Y queremos que nuestros hijos crezcan en un ambiente de iglesia donde entiendan no a las chicas de la Iglesia como cuáles son las chicas en el catálogo para ver cuál cristiana quiero, porque no vamos por las filisteas ¿verdad?, entonces ¿cuál cristiana quiero? Y no se trata de eso, o sea, son mis hermanas en Cristo.
Entonces, creo que eso nos debe dar claridad. Pero también eso no quita cosas tan normales como: ah, es que me gusta, es que me atrae, o sea, si tú lees el libro de Cantares los primeros 3 capítulos nos muestran a una mujer que admira al novio y a un novio que dice mi novia es bien bella, o sea mi novia es guapa; entonces, creo que esas cosas no tienen que chocar.
Susi: No son excluyentes.
Miguel: Si, no son excluyentes. Pero al mismo tiempo no son el tema principal, o sea, vienen debajo de un tema que es el matrimonio y eso nos lleva también a otros ejemplos.
Por ejemplo, Jacob, siempre los jóvenes se quedan con la imagen de un Jacob tan romántico que, ah, si bien enamorado de Raquel, 7 años trabajando.
Susi: Y se le hicieron como nada.
Miguel: Pero luego, cuando lees la historia te das cuenta de que Raquel es una engañadora y tramposa…
Susi: Manipuladora.
Miguel: Igual que Jacob, o sea, con razón le gustaba. Entonces, creo que tenemos que tener cuidado en esa clase de cosas.
Susi: Sí, sí, me encanta lo que dices de que la Biblia no es prescriptiva, en particular, la Biblia no es prescriptiva con sus historias.
Las historias nos enseñan principios y quiero enfatizar esto, porque con los niños tendemos a usar la Biblia para contarles historias y está bien. Es una buena manera de empezar con niños pequeños a introducirles la palabra de Dios. Las historias son interesantes, pero en lo que podemos caer los padres es que les leemos la historia de, por ejemplo, Jacob y Raquel, y los niños, curiosos como son, empiezan a hacernos preguntas, ¿y qué queremos? Bueno, la palabra dice que la amó, entonces queremos hacer que el amor de Jacob sea el punto principal de la historia.
Miguel: Así es.
Susi: Entonces, sin querer, creo que pudiéramos hacer que nuestros hijos tengan una idea no acertada de cómo la Biblia presenta el matrimonio o las relaciones románticas.
Miguel: Sí, eso pone una responsabilidad en nosotros como padres porque también nosotros les tenemos que enseñar cómo estudiar las Escrituras e interpretarlas.
Y creo que muchas veces nosotros obviamos cosas que sí son claras como 1 Corintios 7, dice el versículo 27: estás unido a mujer, no procures separarte. ¿Estás libre de mujer? No busques, no procures casarte. Y aquí de repente nos sorprende porque nosotros muchas veces anhelamos eso.
Susi: Y empujamos a nuestros hijos hacia eso.
Miguel: Así es, esto lo dice el mismo capítulo que dice que es mejor casarse que estarse quemando. Pero, muchas veces no concebimos que alguien pueda… no casarse.
Susi: O si lo concebimos, siempre lo tenemos en segundo plano. Ah, bueno, si Dios te da ese horrible don de la soltería, como algunos lo ven, ¡pobre de ti!, pero bueno, pues tú conténtate en Dios ¿verdad?
Miguel: Sí, como si fueran cristianos de segunda categoría, cuando precisamente la Biblia nos habla de cómo ellos pueden servir más libremente al Señor, creo que como iglesia muchas veces pecamos contra esos hermanos porque queremos animarlos al punto de forzarlos y decirles: ey, está mal que no te cases. He escuchado a hermanas diciendo: ¡Ay, pobrecito! o hacemos chistes de eso. O sea, son los que forran las biblias o los himnarios en la iglesia.
Susi: Exacto. Yo creo que ponemos algo que Dios ha establecido: el matrimonio, en un valor demasiado alto, porque creo que el Nuevo Testamento nos deja muy claro que la santificación del creyente es más importante que se case, que tenga hijos. Pero en nuestra cultura, por lo menos, eso no lo vemos así.
Miguel: Sí, aun el matrimonio no es el llamado supremo del hombre, es ser a la imagen de Cristo; y en ese sentido, creo que algo que nos ayudaría como padres es recordar lo que sí es claro: nosotros tenemos la tarea de criar a nuestros hijos en disciplina y amonestación del Señor, y eso quiere decir que yo voy a las Escrituras, yo les instruyo en las Escrituras y, como decíamos antes, esos pasos que se ven muy difusos, poderlos ver a la luz de las Escrituras.
Susi: Algo que yo me he dado cuenta, creo que en estos años que hemos estado haciendo el podcast, porque me ha exigido pensar en cosas que yo creo que nosotros hicimos porque así lo hicieron nuestros padres y nunca pensamos por qué lo hicimos así o por qué razón.
y eso es porque otras cosas que hacemos en la crianza preparan a nuestros hijos para lo que no nos podemos imaginar. Por ejemplo, el concepto de compromiso que tú mencionaste hace un momento, hay muchas áreas de la vida en donde podemos entrenar a nuestros hijos a hacer compromisos y cumplirlos y que no tienen nada que ver con noviazgo ni con matrimonio.
Pero cuando entrenamos a nuestros hijos a que si haces un compromiso, lo cumples, esa debe ser una cuestión de carácter, eso los prepara para tener una perspectiva sana para decir: bueno, yo no voy a tener esta novia y esta, y este y este novio, porque el noviazgo solo existe bíblicamente para llevar hacia el matrimonio. No hay otro lugar en la Biblia en el que podamos ver una razón para tener noviazgos ligeros.
Entonces, cuando yo preparo a mis hijos a cumplir con sus compromisos en otras áreas de la vida, realmente estoy forjando un carácter que va a poder decir un día: bien, yo decidí entrar en compromiso con este hombre o con esta mujer y aunque las cosas se pongan difíciles Dios me llama a cumplir mi compromiso.
Miguel: Y eso último es vital, porque este compromiso no se trata solo de lo que yo hago con esa persona, sino de lo que yo estoy haciendo delante de Dios, o sea, porque hay no creyentes que también tienen noviazgos y matrimonios y, tristemente, muchas jovencitas en nuestras iglesias dicen: pues es que aquel fulano que no es cristiano me ha tratado mejor que algunos cristianos y tristemente es por esa falta de entendimiento que nuestro compromiso no es solamente con la otra, persona sino es delante de Dios.
Susi: Tenemos la oportunidad como matrimonios, padres, de mostrar eso cuando somos fieles a nuestro esposo o esposa, a pesar de que nos haya lastimado o nos haya fallado eso establece un ejemplo para nuestros hijos. Y, quizás hemos mencionado algunos, pero ¿cuáles serían algunos de los errores más grandes que los padres cometemos en este tema? Y pueden ser errores de comisión o de omisión.
Miguel: Sí, creo que muchas veces pensamos que el hecho de que el papá esté involucrado en el tema y que entonces le esté dando seguimiento al tema es suficiente. Yo trabajé por varios años en una secundaria cristiana y en una ocasión nos tocó un padre que vino con una jovencita de 12 años diciéndonos que él había permitido a su hija tener novio y que ya estaba comprometida.
Susi: ¿A los 12 años?
Miguel: A los 12 años, entonces era para nosotros muy chocante. Ahora nosotros la conocemos y han pasado unos 8 años y la chica no tiene novio y no hay compromiso, entonces, el hecho de estar involucrados en el tema no es suficiente. Creo que a veces nuestro involucramiento se torna más en prohibir o permitir; entonces quisiera animar a nuestras hermanas y hermanos a que si vamos a prohibir algo lo hagamos con razones, con bases; explicarles por qué. Hay hermanos que dicen: bueno, no vas a tener novio hasta los 18…
Susi: Mi esposo le dice a mi hija que hasta los 30…Pero, está bromeando… más o menos…
Miguel: Se va aplazando el contrato. Pero, la pregunta es ¿por qué? Porque cuando son niños tal vez no te preguntan tanto eso. Pero a medida que van creciendo la pregunta es ¿por qué razón? Sobre todo cuando están llegando a una etapa que se acerca más a la adultez, a donde ya podrían ser independientes, tú no quieres simplemente darles la impresión de que es porque a ti no te agrada el tema o porque los quieres ver solteros toda la vida, porque sino ellos se pueden salir de tu casa y hacer lo que ellos quieran.
Susi: Sí, eso es parte del discipulado, ¿verdad, Miguel? O sea, por ejemplo: si discipuláramos a un recién convertido nosotros no le diríamos solamente no hagas esto y haz esto, tendríamos que darle como guía bíblica porque, ¿qué queremos? Queremos que aprenda a tomar decisiones sabias sobre la marcha y que nosotros le acompañemos en este proceso, debe ser igual con nuestros hijos.
Miguel: La Biblia y, sobre todo, el Nuevo Testamento nos da fe de que Dios no solo nos pone preceptos, mandatos, sino que nos dice las razones por qué. Y eso es lo que queremos crear en nuestros hijos, convicciones que surjan de la Palabra y que entonces aún cuando nosotros no estemos, porque muchas veces también garantizamos: ay, es que… yo te voy a entregar en el altar; y eso, eso suena muy bien y muy romántico, pero también tenemos testimonio de gente que no ha tenido esa experiencia, pero que sí conservan las convicciones basadas en la Palabra que sus padres le dieron, entonces, diría que prohibir sin razón es más que poner una edad. Porque a veces ese es nuestro tope: la edad.
Susi: Sí, como que nos olvidamos de nuestra responsabilidad, porque ya dijimos hasta esta edad y después allá tú.
Miguel: Sí, y si les dijimos 18 y ya tienen 30 y ahora no sabemos cómo sacarlos de la casa, o sea, creo que es más bien cuando estén listos; ahora, mi hijo puede decir a los 12: Ah, es que ya estoy listo…Bueno, creo que debemos tener más sabiduría para saber cuál es esa convicción de estar listo. Por ejemplo, si mi hijo tiene 16 años y él sí está con la convicción de que el matrimonio es para casarse, pero no se va a poder casar ahorita porque tiene 16 años y no se va a casar a los 18 porque estamos pidiéndole que estudie una carrera o que trabaje y le faltan 8 años para poder casarse, pues mi hijo no va a aguantar 8 años de noviazgo.
Susi: De hecho, un noviazgo largo no es sano, casi siempre lleva a problemas.
Miguel: De qué manera, Incluso nosotros mismos podríamos llevarlos a un lugar de tentación, aún cuando la chica o el chico pudiera ser un buen cristiano, piadoso, o sea, de qué manera ya está listo y este “listo” queremos ponerlo más en el concepto del carácter que en concepto de: ah, bueno, pues si es para casarse, ya puede trabajar, ya está en edad legal o cosas por el estilo.
Susi: De hecho, yo quiero comentar por experiencia de nosotros, que esa evaluación de que si un joven o una señorita está preparado o listo puede venir también de ellos, o sea, si nosotros hemos estado hablando este tema con ellos y siempre les hemos dado las razones, por ejemplo, de madurez, de poder de parte del hombre sostener una casa, ellos mismos al nosotros preguntarles: ¿tú crees que dentro de 2 años, que para nosotros es como un noviazgo máximo, estarías listo? Y si no, ¿por qué? Y si sí, a ver, cuéntame… para que ellos mismos aprendan a evaluarse.
Miguel: Sí, y eso no quita que el corazón palpite rápido y tienen esa sensación de yo quiero tener novio, pero también es pensar con cabeza fría y en el otro lado, pues qué tanto permitimos. O sea, muchas veces no nos involucramos o pensamos que ellos cometan sus propios errores, que ellos aprendan, ¿no?
O, ya pasó que mi hijo ni me preguntó, nada más me vino a avisar: Papá, ya tengo novia… O, mamá, ya tengo novio y, ¿quién es? ¿cómo se llama?, ¿dónde vive?, o peor aún, simplemente dejar que fantasee con esa idea, que todo el tiempo parezca que su felicidad o su plenitud se basa en tener novia o tener novio, creo que esos son errores que muchas veces cometemos.
Susi: Sí, es verdad, y entonces quizás brevemente podemos comentar algunas sugerencias prácticas basadas en la sabiduría de Dios y pues, al mismo tiempo, tomando en cuenta la cultura de hoy, esa cultura de andar con novio desde muy pequeño, y cosas así…
Miguel: Sí, yo creo que quisiéramos animar a que en la medida de lo posible, pues van a buscar una sola relación. No es estar de picaflor, como decimos aquí, con varias personas y eso. Deberá ser responsabilidad de los padres abrir ese canal de comunicación, también estar atento a las señales; a veces muchas veces las mamás son mucho más atentas a eso ¿Te diste cuenta de cómo lo vio, de cómo le sonrió, de cómo se pone nervioso? Creo que eso también necesitamos, atenderlo porque eso también abre el canal, oye, ¿por qué esto?
Susi: Pero no un regaño inmediato, ¿verdad? Primero las preguntas de interés y, si vemos un peligro, entonces hablamos en serio, ¿verdad?
Miguel: Porque no queremos simplemente hacer la equivalencia de que tener novio es malo o tener novio es bueno, sino pensar en cuánto faltaría aún sí es un buen cristiano para que realmente se case, o si incluso yo como papá o mamá estoy listo para que mis expectativas que yo tenía de un yerno, una nuera sean completamente quebradas porque mi hijo, mi hija, tiene otros gustos, otra perspectiva.
Susi: Ahí yo quisiera destacar que el egoísmo afecta al hijo, a la hija y también afecta a los padres en este tema y cuando criamos a nuestros hijos para que no busquen su propio reino primero les ayudamos a que cuando vean a alguien que les guste no estén pensando solamente en ellos, sino que estén pensando en la otra persona también, pero también los padres tenemos que poner a un lado, como tú dices, nuestro egoísmo en muchas áreas de la vida y las expectativas y decir: yo quiero lo que Dios tiene para mi hijo; Dios, ayúdame a guiarlo sin egoísmo, a lo que en el proceso tú tienes para él.
Miguel: Sí, animaríamos a que los padres vean que sus hijos puedan ser de bendición a la otra persona, no solo ver qué pueden conseguir, pues al mismo tiempo la Biblia pone la responsabilidad en el padre, 1 Corintios 7, también dice que si un papá no quiere que su hija se case, hace bien poniendo mayor responsabilidad en el padre en decir te doy permiso, te doy mi bendición o no.
Entonces, creo que ayudar a meditar en qué se espera de un esposo o de un padre ayudará a nuestros hijos a pensar respecto a este tema.
Susi: Wow, creo que podríamos seguir hablando de muchos aspectos, pero creo que les hemos dado la clave y como para resumir: el matrimonio es el tema central, y en eso podemos criar a nuestros hijos con una comprensión bíblica del matrimonio, del compromiso, de cómo eso refleja Cristo desde pequeños y ya entonces estando más grandes es un contexto de discipulado, de comunicación, de escuchar y aconsejar y, obviamente, ser padres fieles con la autoridad que Dios nos ha dado, padres valientes para hablar la verdad en amor.
Entonces, gracias Miguel, gracias por acompañarnos y pues te pedimos que nos sigas acompañando en estas próximas semanas en nuestra serie Auxilio. Que Dios te bendiga.
Miguel: Gracias por la invitación.