Ep 144: Tu familia cambiante delante de un Dios inmutable, con Moisés y Betsy Gómez

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octubre 17, 2023

Cambios físicos. Cambios de humor. Cambio de casa. Cambio de planes. Nuestras vidas están llenas de cambios, tanto personales como familiares. Por esta razón es difícil para nosotros como seres humanos concebir de un Dios que no está sujeto a cambios. ¿Por qué es tan importante para nuestra familia conocer y comprender más sobre este atributo de Dios? ¿Qué impacto tendrá en nosotros? Únete a esta conversación con Moisés y Betsy para hablar de este maravilloso atributo de nuestro gran Dios.

Descarga aquí la hoja de ayuda para devocionales familiares

CONTENIDO DE LA HOJA DE AYUDA:

Atributo de la semana: Dios es inmutable

¿Qué significa? Dios es el mismo eternamente, perpetuamente. Dios no está sujeto a cambio alguno en su ser, ni en ninguno de sus otros atributos. Él es siempre el mismo en todas sus perfecciones, en todo su plan, y también en su propósito y promesas.

Sugerencias para dos días de devocional familiar:

Día 1) Leer Hebreos 6:17-20

Preguntas para niños pequeños: ¿Sabes qué es un ancla? ¿Qué cosas te gustaría que nunca cambiaran? ¿Sabías que, aunque tú cambies cada día y crezcas, Dios nunca va a cambiar contigo?

Preguntas para niños más grandes: ¿Qué aprendes acerca de Dios en estos versículos? ¿Qué es un ancla, y cómo te hace sentir pensar en que estas verdades son como “segura y firme ancla”? ¿En qué área se te hace difícil creer que Dios es inmutable? ¿Cómo cambia tu manera de tomar decisiones el saber esto?

Día 2) Leer Malaquías 3:6

Preguntas para niños pequeños: ¿Cómo ha sido Dios contigo? ¿Podemos hacer que Dios deje de amarnos? ¿Cómo te hace sentir saber que Dios nunca cambia?

Preguntas para niños más grandes: El saber que Dios no cambia, ¿trae tranquilidad o temor a tu corazón? ¿De qué manera se refleja en tu vida seguir a un Dios que no cambia?

Texto para memorizar esta semana: (texto en cursivo para niños pequeños)

Santiago 1:17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.

Motivos de oración y adoración:

  • Gracias Padre, porque, aun cuando hay días que parece que todo está fuera de control, podemos descansar en un Dios que no cambia.
  • Te pedimos que nos ayudes a recordar que tu fidelidad es la misma, porque no depende de nosotros, si no de tu inmutabilidad.
  • Fortalece en cada uno de nosotros una fe que confía tanto en tus promesas que nuestras vidas reflejen una obediencia gozosa.
  • Te adoramos porque tu palabra nos anima al saber que el mismo Dios que leemos es al que nos podemos acercar confiadamente.

Transcripción del episodio:

Susi: ¿Alguna vez te has puesto a pensar en Dios e intentar comprender algo acerca de él, y sientes que se te explota la cabeza? O quizás uno de tus hijos ha escuchado algo en una clase bíblica o en el devocional familiar, y te dice: “¡Pero papá! ¡Pero mamá, eso es imposible!”

La verdad es que humanamente hablando hay cosas acerca de nuestro Dios que nuestras mentes finitas no pueden comprender del todo. Pero al mismo tiempo, nos hace mucho bien contemplar esas cosas y buscar conocer más y más sobre lo que realmente significan.

El atributo de Dios que vamos a ver hoy como parte de nuestra serie que venimos llevando, y vamos a verlo con nuestros amigos Moisés y Betsy Gómez, es uno de esos atributos que te puede volar la cabeza, pero que debes seguir contemplando y comprendiendo. Dios no cambia. Él es inmutable. Aquí tenemos conectados a Betsy y a Moisés Gómez, amigos muy amados de nuestra familia. Gracias, amigos, por hacer un espacio para participar aquí con nosotros en Crianza Reverente. Bienvenidos.

Moisés: Gracias Susi. Qué bueno el poder compartir con la audiencia de Crianza Reverente.

Betsy: Es un gozo, amiga, estar aquí, no solamente a nivel personal en nuestros chats, sino aquí en este podcast que el Señor está usando.

Susi: Amén. Gracias. Yo sé que es un sacrificio de tiempo y de preparación. Varias veces ustedes ya han participado en el podcast, así que no son nuevos por aquí. Moisés ha hablado con nosotros antes acerca del evangelio y acerca de la iglesia local, y Betsy ha hablado sobre la feminidad y varios temas más. Así que gracias, porque siempre nos encanta contar con su participación.

Para los que quizás no los conozcan, tienen cuatro hijos, así que sí saben algo de esto de la crianza. De hecho, tienen dos hijos grandecitos: un adolescente, y ¡otro que se cree adolescente! Y luego dos chiquitos: Grace, de cuatro, y David, de dos años. ¡Toda la diversión de las etapas de la crianza al mismo tiempo!

Betsy: Me preguntaba si reprobamos el curso, y entonces Dios nos dio otra oportunidad para que tomemos las clases y comencemos de cero otra vez. ¡Es broma!

Moisés: La verdad que la mejor definición es esa: pura diversión todos los días. Pura diversión. Te santifica. Es una diversión santificadora.

Susi: Exacto. De pura gracia. Qué bueno que saben algo de la experiencia que cada padre y cada madre puede estar teniendo. Pensando en eso, y ustedes estudiando el tema de la inmutabilidad de Dios, el hecho de que no cambia, ¿cómo eso te anima en tu tarea como papá o como mamá en estos momentos precisos?

Moisés: Bueno, yo creo que el hecho de saber que Dios no cambia, y vamos a elaborar un poco más de eso más adelante, nos da seguridad. Nos da una confianza al saber que el plan de Dios sigue en marcha. La voluntad de Dios ha de cumplirse. Es perfecta, y nosotros somos colaboradores de esa oportunidad que nos ha dado de levantar a niños y a niñas en el temor del Señor.

Betsy: En mi caso, yo creo que cuando yo pienso en la inmutabilidad de Dios, veo ese aspecto del carácter de Dios como un ancla que me permite permanecer firme en todos los otros aspectos que él ha revelado de sí mismo, porque verdaderamente (aunque podamos crecer en el entendimiento del carácter de Dios) entendemos que todo eso que aprendemos en realidad es consistente a través de la historia, y será consistente.

Obviamente como mujer—sé que las mujeres que me escuchan se identifican—la única constante que yo he vivido en los últimos años de mi vida es el cambio. El cambio de país, de domicilio, de cantidad de hijos, de situación de servicio en el ministerio.

Y no solamente afuera, sino por dentro. Hay tantos cambios hormonales que nosotras como mujeres experimentamos que quizás, a diferencia de los hombres, estamos como un vaivén de emociones y cambios en nuestro cuerpo que nos recuerdan de manera tan cercana que Dios es distinto, que Dios no es como nosotros.

Susi: Amén. Me encanta eso. Es para meditar todos los días. Moisés, ayúdanos: ¿cómo podemos entender bíblicamente este atributo de Dios, y quizás algunas maneras en que no hemos entendido bíblicamente este atributo?

Moisés: Me encanta el hecho de que ustedes estén en Crianza Reverente desarrollando una serie acerca de los atributos de Dios, porque creo que es el camino donde todo nuevo creyente debe de empezar para conocer a Dios. Eso le va a dar una serie de avances en su fe, al poder conocer más a Dios.

Uno de los atributos es el de la inmutabilidad. Básicamente consiste en que Dios es el mismo eternamente, perpetuamente. Dios no está sujeto a cambio alguno en su ser ni en ninguno de sus otros atributos. Él es siempre el mismo en todas sus perfecciones, en todo su plan, y también en su propósito y promesas.

Cuando nosotros decimos que Dios es inmutable, estamos diciendo que Dios es inmutable primero en su esencia, su naturaleza, su ser. Son infinitamente perfectos, y por lo tanto no están sujetos al cambio de ninguna manera. Nunca hubo un tiempo en el pasado en que Dios no existiera; nunca habrá un tiempo en el futuro en que Dios no existiera.

Dios no ha evolucionado. Dios no ha crecido. Dios no ha mejorado. Lo que es hoy ha sido siempre, y lo que es hoy es lo que siempre será. Por ejemplo, el texto de Malaquías 3:6, muy famoso y conocido en medio de nosotros, dice: “Porque yo, el SEÑOR, no cambio; por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos”.

Si usted lee el contexto de ese texto, se dará cuenta de que Dios está mostrando un amor a su pueblo que va más allá del desempeño de su pueblo, porque él no cambia. Él no puede mejorar tampoco, porque Dios es perfecto, y el tiempo no le afecta. Nuestras acciones no le afectan y, por lo tanto, su poder nunca va a disminuir. Su gloria nunca va a palidecer, ni tampoco va a aumentar. Es inmutable en su esencia.

Él también es inmutable en sus atributos. A mí esto es una de las cosas, Susi, que más me encanta al conocer a Dios. Porque si Dios es inmutable en todos sus atributos, él siempre es santo; él siempre es misericordioso; él siempre es justo; él siempre es amor.

Cuando yo veo eso en el plano de mi entendimiento de la fe, y saber que la manera como él me amó no cambia, me da cierta tranquilidad en mi caminar de fe. Al saber que él es paciente y misericordioso, y que ese atributo aplica a mi relación con él, me llena de mucho gozo. Más adelante podemos hablar más de cómo esto tiene un impacto en nuestra manera de relacionarnos con Dios.

Es necesario que sea así: que sus atributos también sean inmutables, que sus cualidades en la esencia de su ser sean inmutables. Su poder es indestructible. Su sabiduría es infinita. Su santidad no puede mancharse; no puede afectarse por el pecado. No puede dejar de ser Dios; tampoco en su verdad, sobre todo. Él es inmutable; por lo tanto, su verdad es la misma mañana, ayer y hoy.

En tercer lugar, es inmutable también en su consejo. ¿A qué nos referimos con eso? Su voluntad no va a cambiar. La voluntad de Dios no va a cambiar. Su consejo no va a cambiar; por lo tanto, nosotros vamos a encontrar textos en las Escrituras que dicen que el cielo y la tierra pasarán, más su palabra, su consejo, no pasará.

Eso también nos lleva a nosotros recordar que lo que él dijo ayer es efectivo hoy. Nosotros vivimos en una cultura posmoderna, una cultura que trata de modernizar la fe, o de usar las Escrituras a la conveniencia propia, dejando a un lado el significado de lo que Dios dijo. [Dicen]: “Estamos en el siglo tal…estamos en el siglo XXI. Tenemos que modernizar la Escritura”. La verdad de Dios también es inmutable. No cambia. Eso es una manera general de presentar este atributo de la inmutabilidad de Dios.

Susi: ¿Tú crees que hay maneras en que hemos distorsionado o malentendido, aparte de lo que acabas de mencionar? Quizás has pensado incluso con nuevos creyentes, ¿cuáles serían algunas de las maneras en que no entenderíamos bien este atributo, o algunas dudas comunes que pudieran tener?

Moisés: Yo creo que la primera viene cuando el creyente recibe por gracia la salvación, y entiende que debe de mantenerla por su desempeño. Eso hace que la fe se convierta meramente en obras. Por eso da paso a mucho legalismo. Da paso a mucho moralismo dentro de la iglesia, donde la gente sencillamente cree que su salvación se mantiene en función de su desempeño.

Es como que Dios cambiaría; es como que Dios hoy te amó en el pasado y mañana no te ama porque fallaste, porque pecaste, porque no hiciste esto, o no hiciste aquello. En el caso de Betsy, siempre hemos hablado de cómo Dios nos ha ayudado a ver (pongo el caso de Betsy porque ella me ha dicho esto) que nuestra posición con el Señor no depende de cuánto yo haga. Eso debe de traernos también paz.

A veces nosotros decimos: “Si oro más, Dios me va a amar más. Si hago ayuno, si voy siempre a la iglesia, voy a encontrar un favor delante de Dios”. En algunos círculos vamos a encontrar a personas que dicen que son las hijas favoritas de Dios porque hacen esto o aquello. Que son el super ungido de Dios, o el que Dios más ama. No. Dios no cambia. Nosotros no vamos a poder hacer cosas que agraden a Dios más de lo que Cristo hizo para completar la obra por nosotros. En esos aspectos se ven esas distorsiones. No sé, Betsy, si tú quieras comentar algo más también.

Betsy: Sí. Yo creo que una de las cosas que nosotros como padres y aun como creyentes pensábamos era que nosotros podíamos cambiar los designios de Dios. Eso se ve mucho cuando pensamos que nuestra oración…y el lingo [la jerga] que usábamos era que podíamos conquistar el corazón de Dios, al punto de que él te preste tanta atención que él decide cambiar el rumbo de su plan eterno. Eso pone las luces sobre el hombre y quita el poder de donde debe estar, que es en las manos de Dios.

Yo creo que el aspecto más clave, cuando pensábamos en esto de manera distorsionada, era que nosotros podíamos de alguna manera interferir, con nuestra obediencia, con nuestra oración, con nuestra vida piadosa, lo cual es en realidad un error porque no es así. Incluso cuando a nuestros hijos les demandamos un comportamiento específico y atamos eso al favor de Dios, estamos diciendo que en realidad él va a ser atraído y va a cambiar en cuanto a su opinión de ti, dependiendo de cuán (entre comillas) buena o bueno tú seas. También es un error.

Susi: Yo creo que a veces podemos malentender el hecho de que Dios no cambia con el hecho de que a veces parece que Dios cambia su plan específico. Por ejemplo, pensamos en Jonás. Algunas personas dicen: “Bueno, Dios dijo que iba a castigar a ese pueblo, pero les mandó a Jonás y luego se arrepintió”. De hecho, hay un par de veces en la Biblia donde dice eso. ¿Cómo podemos estar seguros de entender que Dios no cambia, pero a veces Dios puede cambiar sus acciones?

Moisés: Me encanta que tu traigas la tensión que existe para algunos por una interpretación probablemente superficial en algunos textos. De hecho, el mejor ejemplo es el que nosotros encontramos en 1 Samuel 15.

En 1 Samuel 15, en el versículo 11, él dice: “Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras”. Y dice que Samuel se apesadumbró; se puso triste, y clamó toda aquella noche. Eso es el versículo 11. En el versículo 29 del capítulo 15, Dios le dice: “El que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta”.

Entonces estamos viendo…espérate, ¡aquí hay una contradicción! Luego, en el versículo 35 del capítulo 15, él dice que “nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel”. Versículo 11 y 35 da a entender como que un cambio de mente. ¿Cómo nosotros combinamos estas dos expresiones?

Yo creo que tenemos que tener en cuenta—y aquí nos estamos metiendo un poco quizá más en interpretación y todo lo demás—pero tenemos que tener en cuenta que estos textos no se contradicen. Porque primero, no son inspirados por fuentes diferentes. Tampoco no son ni escritos por autores diferentes; es el mismo autor.

¿Qué es lo que nosotros podemos aprender? Bueno, primero que en 1 Samuel 15 nos enseña que por un lado, Dios es un ser afectivo. Él no es una piedra insensible, desinteresado, desconectado de su creación, sino que esas reacciones de Dios no son como las de los hombres. Además, cuando él dice que él no mentirá ni se arrepentirá, porque no es hombre para mentir, yo creo que esa es la palabra clave: “porque no es hombre”.

Esa es la palabra clave. A Dios le pesa, pero no como al hombre. El hombre cambia por ignorancia al futuro. El hombre no sabe lo que va a suceder por sus decisiones, pero Dios sabe cómo el otro reaccionará, y Dios sabía todo. Cuando la Biblia dice que Dios se arrepintió, o algo así, es una manera del autor expresar en palabras que el hombre puede entender ciertas conductas que el hombre ha hecho y que Dios desaprueba.

El texto aclara que la manera que Dios se arrepiente (entre comillas), o cambia, es diferente al hombre. Es una desaprobación de esas acciones que le pudieron servir de testimonio y de referencia al pueblo de Israel para seguir conociendo este Dios que se les estaba revelando.

En conclusión, Dios responde, Dios se goza, con ciertas actitudes, sobre todo la obediencia (como vamos a ver, él dice: “No quiero sacrificio” en un texto, “sino obediencia”), y desaprueba otras. Cuando el autor está escribiendo esto, es la manera de que el hombre, en su propio lenguaje, su propio entendimiento, pueda seguir conociendo las cosas que Dios ha ido desaprobando. Por lo tanto, al pueblo de Israel le quedó como referencia que estas acciones de Saúl, Dios definitivamente no las aprobaba.

Betsy: Algo que yo tengo que confesar: por mucho tiempo yo trataba de interpretar o hacer sentido del carácter de Dios, pero filtrándolo por las experiencias y las emociones y la naturaleza humana. Entonces a veces yo decía: “Pero es que no puede ser que Dios haga tal o cual cosa, porque si hace tal o cual cosa, entonces es cambiante. Es malo”.

Pero Dios no es como nosotros. En él no hay intención al pecado. En él no hay pecado, de manera que esto que él está revelando de sí mismo es puro en su esencia. En realidad, está simplemente comunicando en un lenguaje que podemos entender. Pero no está diciendo: “Tú, hombre, y yo, Dios, somos iguales”.

Susi: Exacto. Eso yo creo que nos ayuda en cómo hablamos con nuestros hijos acerca de estos temas, ¿no, Betsy? Cuando nuestros hijos no entienden algo acerca de Dios, cuando nuestros hijos cuestionan que si Dios cambió de opinión o que si el plan de Dios es bueno, esos son comentarios, son como filtros por el cual podemos ayudarles. ¿De qué otras maneras, Betsy, podemos encontrarnos conversando con nuestros hijos, o en situaciones diarias, donde podemos aplicar este atributo de Dios?

Betsy: Una de las cosas que me siento tentada a hacer como madre es tomar una enseñanza e inmediatamente aplicarla a ellos. Pero algo que he aprendido es que en la medida en la que yo puedo enseñarles a ellos que yo también soy pecadora, que yo también estoy en una necesidad gigantesca de gracia, en esa medida, pues ellos pueden tener un entendimiento más coherente del plan de salvación, del evangelio y de Dios mismo.

Así que yo creo que una de las cosas—incluso esta misma semana que hemos estado atravesando por enfermedades, situaciones muy cambiantes, inesperadas—es decirles a ellos: “Dios no es como tu padre. Dios no es como tu mamá”. La verdad es que yo puedo cambiar. Yo puedo estar en un estado de ánimo en la mañana, y en la tarde sobrecargada de cansancio, y obviamente reaccionar de una manera incorrecta. Pero Dios no es así.

Entonces yo creo que una de las mejores maneras es apuntar hacia la realidad que vivimos, y luego apuntar a Dios como lo distinto que es. Pero es también explicarles: “Ahora tú estás en esta fase de desobediencia (por ejemplo, en el caso de los adolescentes más grandes) en el que tú estás atravesando cambios internos. Todo esto que tú estás atravesando te está hablando de tu necesidad de Dios. Pero no te está diciendo que porque tú estás actuando de esta manera, entonces Dios te va a pagar con la misma moneda, sino que Dios no cambia. Dios no es como tú,” le pudiera decir a uno de mis hijos.

También pudiera obviamente apuntar (porque de eso Dios nos ha dado muchos recursos), porque nos están todo el tiempo gritando acerca de cuán cambiante es el mundo: las noticias, el gobierno, aún situaciones con sus amigos, que ellos se sienten decepcionados, o quizás maltratados, o aun dentro de la dinámica del hogar. Nuestro hogar ha cambiado significativamente en tan solo cinco años.

Entonces decirles: “Aunque Dios orquesta estos cambios para nuestro bien, él no cambia. Su plan sigue siendo bueno”. Porque tenemos que tener cuidado de tampoco presentar a Dios como un Dios estático, estoico, como que está separado, y como él no cambia, él no tiene involucramiento en la actividad y en los cambios que suceden en nuestras vidas.

Qué maravilloso es el hecho de saber que lo que más nos atrae de la inmutabilidad de Dios es el hecho de que él es constante. Él no cambia aún en los cambios que él orquesta para nuestras vidas soberanamente, de manera que eso nos llama a todos como familia a depender de él. Porque entonces nos damos cuenta que los cambios internos y externos no son una debilidad, sino que son oportunidades para aferrarnos a él como un ancla firme.

Aun en medio de un accidente que vivimos como familia recientemente, yo hablaba con mis hijos y yo les decía: “Pareciera como que el mundo se le salió de control a Dios en ese momento, porque todo se puso negro y oscuro de un momento para otro. Pero qué maravilloso es saber que aún si todo esto hubiese sido orquestado por Dios para que nosotros aprendamos aferrarnos a él, que no cambia, y alabarle a él, reconociendo su inmutabilidad, aunque nada de lo que está alrededor de nosotros pareciera decirnos eso, eso es un testimonio de esa fidelidad de Dios para nuestras vidas. Que en el día malo él sigue siendo Dios. Y aún si la única razón de todo ese sufrimiento hubiese sido que pudiéramos declarar como familia eso, ¡oye! qué crecimiento tan grande nosotros experimentamos!” Hay un millón de cosas, pero…

Susi: Sí, yo creo que eso, que nada le sorprende a Dios, la inmutabilidad de Dios, obviamente combinada con su sabiduría y su omnisciencia, que ya hablamos hace un par de episodios, esa combinación significa que nada, nada de lo que me pase, le puede sorprender a Dios. Tiene que ser parte de su plan, porque él no cambia. Eso es de mucho consuelo.

Moisés: Así es.

Susi: Queremos como parte de esta serie estar animando el tiempo en familia alrededor de la Palabra (que eso no sea el único contexto en el que hablemos, porque como hemos hablado en estos momentos con Betsy, hay muchas oportunidades en la vida diaria), pero también queremos ser intencionales en sentarnos, leer algunos versículos con nuestros hijos, y quizás hacerles algunas preguntas. Entonces ¿no sé si ustedes nos puedan sugerir un par de pasajes bíblicos para leer en familia? ¿O un versículo para memorizar? Lo que ustedes tengan.

Moisés: Yo creo que nosotros podríamos buscar múltiples pasajes. Hay uno muy particular que se encuentra en Hebreos 6:17-20, donde dice: “Por lo cual Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento, a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, los que hemos buscado refugio seamos grandemente animados para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros [el evangelio]… tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, que penetra hasta detrás del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, Sumo Sacerdote para siempre”.

Ese texto tiene tanto porque engloba no solamente ese atributo de Dios, la inmutabilidad de Dios, sino también el evangelio, ese evangelio que nos recuerda que Dios, en su santidad, no tolera el pecado. Su santidad inmutable no tolera el pecado en el pasado, el presente, ni en el futuro. En su justicia perfecta, él no tiene por inocente al culpable, sino que va a condenar al culpable.

En su amor inmutable, Dios dio a su Hijo en la cruz para la salvación del pecador. En su soberanía, Dios escoge a sus hijos. En su misericordia, Dios no le paga al pecador como merece, sino que a los que él escogió los salva, y no les da el castigo que merecen. En su gracia eterna e inmutable, Dios salva por gracia, por un regalo de Dios. En su eternidad, Dios nos garantiza una resurrección y una restauración donde todas las cosas van a ser glorificadas.

Creo que ese puede ser un texto para masajear, masticar, desempacar. Un texto para memorizar pudiera ser Santiago 1:17. “Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación”.

Susi: Muy bien. Excelente. ¿Cuáles serían algunas preguntas de aplicación que pudiéramos hacer para conversar un poco más de esto con nuestros hijos?

Moisés: Yo creo que el texto de Hebreos es excelente porque nos da mucho de Dios, mucho de nosotros, mucho del evangelio. Usted, tome este texto de Hebreos 6:17-20, por ejemplo, y si usted tiene niños pequeños, usted los puede involucrar preguntándoles: “¿Qué dice este texto acerca de Dios?” Evidentemente, habla de su inmutabilidad, de su promesa, de su soberanía.

“¿Qué dice el texto acerca de nosotros como portadores de la imagen de Dios?” El texto dice que somos herederos de la promesa. Y a los más grandes pudiera preguntarles: “¿Qué dice el texto sobre Cristo? ¿El evangelio?” El texto también claramente nos enseña que él es nuestra ancla. Es nuestra esperanza, nuestra segura y firme esperanza.

Creo que con preguntas tan simples como esas, nosotros pudiéramos tener un buen tiempo de devocional. Como todo devocional que busca ayudarnos a crecer en nuestra devoción por el Señor, les daría mucha materia, mucho material, para discutir, para adorar, para dar palabras de gratitud, de adoración y alabanza, y motivos de oración también.

Susi: ¿Cuáles serían algunos motivos de oración específicos que pudiéramos orar unos por otros? Para ponerlos también; como hemos mencionado antes, cada semana estamos mandando un PDF junto con el episodio o haciéndolo disponible en nuestra página, y así pueden tener esa hoja de ayuda, para que acompañe el episodio.

Betsy: Una de las cosas en ese momento de pedir peticiones de oración y alabanzas…a veces los niños repiten lo que han escuchado antes, simplemente para quedar bien y llenar el espacio, pero no necesariamente se involucran y procesan. Entonces en lugar de decir, por ejemplo: “Vamos a dar gracias a Dios porque él no cambia”, podemos decir: “Cada quien pudiera darle gracias a Dios por un momento específico, en el que agradece que Dios haya sido el mismo y no haya cambiado. ¿Cómo te anima el saber que Dios no cambia? Cuando pienses en eso, dale gracias a Dios por esa realidad”.

También podemos, ya que estamos delante de la Palabra, dar gracias a Dios por la Palabra que permanece para siempre, que no cambia para nosotros, y pedir que Dios nos haga crecer en el entendimiento de su inmutabilidad. Quizás en ese mismo momento preguntar: “¿En qué área se te hace difícil creer que Dios es inmutable? Ora que Dios te ayude a crecer en tu entendimiento aplicado a esa área”.

Y, bueno, alabar a Dios. Y buscar quizás escribir con ellos cuáles son esas cosas por las que nos regocijamos que él no cambia: porque él es paciente; porque él no va a cambiar su amor para nosotros; porque las verdades que él ha dicho de nosotros en Cristo siguen firmes. Quizás darle uno de esos motivos a cada quien para que pueda alabar a Dios por esos aspectos.

Y yo creo que algo, Susi, que a mí me sucede como mamá, es que, por ejemplo, aun cuando nosotros nos sentamos en el devocional y concentramos nuestra atención en un tema como éste, en mi caso, que paso probablemente más tiempo con los niños, yo puedo ser un testimonio vivo. Yo puedo ser una herramienta de discipulado para que ellos puedan ver lo que sucede en una persona que cree en la inmutabilidad de Dios.

Por ejemplo, en ocasiones me he encontrado diciéndoles a los niños: “Hoy el día parece que se salió de control, pero Dios ha prometido estar con nosotros, y hoy no es la excepción. Él no cambia”. O, por ejemplo, simplemente decirles, apuntar, lo cambiante del día. El otro día, hablaba con uno de mis adolescentes y yo le decía: “Tus cambios no son el medidor de mi gozo. Mi esperanza está anclada en algo que es eterno, que nadie va a transformar ni va a cambiar. Ahí está mi gozo. Me preocupo por tu pecado, pero no me destruye al punto de que ya perdí la esperanza de la vida”. A veces sirve tanto que podemos darles testimonios a ellos de cómo esa inmutabilidad de Dios realmente afecta el día a día y las relaciones y las dinámicas.

Moisés: Yo sé que ya se nos ha ido el tiempo, pero hay una verdad, ya si tus hijos son adolescentes o están grandes y son creyentes, si están luchando, sobre todo con sus propios pecados, pero tú estás consciente de que es creyente. Es el hecho de recordar que Dios en su bondad te ama siempre a pesar, ya cuando tú estás en Cristo, de tu desempeño.

Dios te declara justo, aunque tú no lo sientas así. Esas verdades, donde tú vienes delante del Señor con tu pecado, débil, ya saber que la invitación al trono de la gracia, como dice Hebreos 4:16, el trono de la gracia está abierto. Corramos al trono de la gracia, porque ahí vamos a encontrar oportuna gracia.

Yo creo que cuando yo recuerdo que lo que Dios piensa de mí, por medio de la obra de Cristo en mi vida, no va a cambiar, me da a mí una tranquilidad con la cual yo puedo venir delante del Señor a pesar de haberle fallado, a pesar de mi pecado.

Susi: Sí. Esa es una excelente petición que podemos orar unos por otros en la familia: que cada quien pueda correr a ese Dios que no cambia en lugar de buscarle cómo arreglar las cosas, o cómo se presenta delante de Dios de una manera que consiga bendición. Cada uno va a tener su lucha, pero que podamos como familia y como individuos también correr a ese Dios que no cambia.

Muchas gracias, Betsy y Moisés, amigos, por su tiempo. Recuerda tú que nos estás escuchando que puedes ir a crianzareverente.com y buscar episodio 144, y ahí vas a encontrar para descargar el PDF que te va a ayudar en tu tiempo devocional con tus hijos. Ahí encuentras también la transcripción. Esperamos que esta semana tú puedas contemplar la inmutabilidad de Dios junto con tus hijos, y así ser transformados. Nos vemos la próxima semana. Bendiciones.

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