Si tuvieras que nombrar la bendición más grande que tu familia haya recibido, ¿cuál sería? La realidad de nuestras vidas es que, sin la inmerecida bondad de Dios hacia cada miembro de nuestra familia, estaríamos perdidos en camino a la destrucción. Jamás podremos conocer plenamente la extensa bondad de Jehová hacia nosotros, pero podemos buscar entenderlo más cada día, y así crecer en relación con Él. En esta conversación, Roberto y Gaby nos ayudan a entender mejor la bondad de Dios, y saber aplicarlo al hablar con nuestros hijos.
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CONTENIDO DE LA HOJA DE AYUDA:
Atributo de la semana: Dios es bondadoso
¿Qué significa? Dios es la norma suprema de lo bueno, y que todo lo que Dios es y hace es digno de aprobación. Entonces, ¿qué es lo bueno? Lo bueno es lo que Dios aprueba, porque no hay norma más alta de bondad que el propio carácter de Dios, y su aprobación de lo que sea que concuerda con su carácter.
Sugerencias para dos días de devocional familiar:
Día 1) Leer Salmo 103:1-5.
Preguntas para niños pequeños: ¿Qué dice el versículo dos que no debemos olvidar? Ahora voy a leer los siguientes versículos y ¿tú me puedes ayudar a identificar cuáles son esos beneficios?
Preguntas para niños más grandes: (Puedes hacer el mismo ejercicio de los niños pequeños primero.) ¿Puedes recordar situaciones donde tú personalmente o nosotros como familia hemos recibido estos beneficios de Dios? (perdón, sanación, rescate, ser saciados, etc.)
Día 2) Leer Génesis 50:19-21. (Primero, sería bueno repasar los momentos más importantes de la historia de José en alguna Biblia de niños, o tomar un par de días en el tiempo devocional para leer partes de su historia en Génesis 37, 39-45.)
Preguntas para niños pequeños: ¿Qué dice José acerca de lo que Dios estaba haciendo cuando permitió que malas cosas le sucedieran? ¿Es difícil a veces para ti creer que todo lo que Dios te permite pasar es bueno?
Pregunta adicional para niños más grandes: ¿Puedes identificar algo que ha pasado en tu vida que Dios “encaminó para bien” aunque en un principio lo veías como algo malo?
Texto para memorizar esta semana: (texto en cursiva para niños pequeños)
Salmo 145:9: “Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras.”
Motivos de oración y adoración:
- Señor te agradecemos por tu bondad que no merecíamos, pues siendo aún pecadores, mostraste gracia y misericordia con nosotros.
- Enséñanos a no solo ser receptores de esa bondad, sino a ser dadores, de manera que podamos transmitir y vivir tu Evangelio.
- Ayúdanos a tener la misma perspectiva que tú tienes sobre lo que es bueno y lo que es malo, a valorar lo que tú valoras como bueno, y desechar lo que no te honra.
Transcripción:
Susi: Aquí en Crianza Reverente estamos conociendo a Dios como familia, y ¡qué bendición ha sido esta serie! No sé de ti, pero también ha sido un reto para mí. Uno puede tener años de ser creyente y todavía seguir aprendiendo cada día más sobre nuestro gran Dios. Espero que esta serie te esté haciendo levantar los ojos y ver más a Dios, y ser transformado como resultado.
O quizás recién te estás uniendo a esta serie. Estamos contentos de que estés por aquí, y hoy vamos a hablar de un atributo de Dios que es maravilloso: su bondad. Para esto tenemos a un pastor y su esposa, de Guadalajara, México: Roberto (bueno, Chobi, pero aquí te vamos a decir Roberto) y Gabriela Estupinian. Bienvenidos, hermanos; qué gusto tenerlos por aquí.
Gaby: Gracias, Susi.
Roberto: Muchas gracias, Susan. Es un privilegio poder estar con ustedes y con mi esposa compartiendo. Estamos sirviendo aquí en Guadalajara, como bien dices, ya hace 5 años. Y qué honor. Realmente queremos compartir con otros esta gran misión que tenemos de criar hijos. Y qué bueno este atributo que veremos el día de hoy sobre la bondad.
Susi: Y estás en Guadalajara como pastor, ¿verdad? ¿Puedes decirnos en qué iglesia estás?
Roberto: Sí, nosotros somos los dos nacidos en El Salvador, y cerca de hace 13 años recibimos una invitación para prepararnos en el ministerio, en las iglesias Gracia Soberana, de la familia de iglesias Sovereign Grace Ministries.
Estuvimos sirviendo en Ciudad Juárez, Chihuahua, por cerca de 8 años, y hace 5 años el Señor nos llamó a esta bella ciudad, a la Perla Tapatía, Guadalajara, en donde estoy funcionando como el pastor principal del equipo. Es una iglesia de Gracia Soberana, que nos encontramos en el área de Zapopan, gracias al Señor, y junto con Gaby: ha sido una fiel esposa que me ha seguido ya en dos mudanzas en pocos años de casados.
Susi: Sí, es un reto. Gracias a Dios por lo que están haciendo en Guadalajara. Tuve la oportunidad de ir hace poco, hace unos meses, y es hermosa esa ciudad. ¿Y tú, Gaby? A ver, cuéntanos de tus hijos.
Gaby: Dios nos bendijo con tres pequeños. Un poquito de historia: nosotros estuvimos tres años batallando con un proceso de infertilidad. Entonces oramos, y Dios hizo el milagro y nos concedió al mayor, a Roby. Él tiene 8 años actualmente. Luego el siguiente año llegaron sus hermanitas; bueno, una por una: la segunda que tiene 6, y luego la chiquita que tiene 5. Así que, como dice la Palabra, son un don del Señor, algo que nosotros no podíamos imaginar cuán bendecidos íbamos a ser. Pero vemos la fidelidad y la bondad de Dios en cada una de sus vidas.
Susi: Gloria a Dios. ¡Y bien seguiditos! Yo tengo mis hijos más o menos seguidos, y es un reto, pero luego es una bendición muy grande tenerlos pasando las mismas etapas casi juntos. Es muy hermoso eso también—¡mucho trabajo!
Gaby: Así es.
Roberto: Mucho trabajo; son heroicas, las madres, en muchos sentidos.
Susi: ¡Amén! Qué bueno que podamos hablar hoy de la bondad de Dios; como ustedes han expresado, incluso en la guía, que Dios ha dado en sus vidas al proveer su ministerio, sus hijos. Hablemos un rato aquí de este atributo de Dios que es tan increíble: la bondad. Roberto, quizás nos puedes ayudar a comenzar a adquirir una perspectiva bíblica de la bondad de Dios. ¿Qué es realmente esa bondad de Dios, según la Biblia?
Roberto: Bueno, gracias, Susan. Primero, antes de dar una pequeña definición, quiero recordar algo que seguramente han estado viendo durante la serie. Nuestro Dios, en su bondad precisamente, es un Dios que se ha dado a conocer. No es un Dios que está silencioso, sino que la Escritura dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.
Pero más palpablemente se ha dado a conocer por su Palabra y a través de su Hijo. Esto es lo que se conoce como su carácter, o sus atributos. Quisiera comenzar, antes de definir qué es la bondad; este es uno de los atributos que la teología tradicionalmente ha clasificado en atributos comunicables e incomunicables.
Hay otras clasificaciones, pero vale la pena decir, antes de entrar en el tema de la bondad, que los comunicables son aquellos atributos, o perfecciones, o bellezas, o glorias, del Señor que en cierta medida puede transmitir. Porque nadie va a llegar a ser como él es, pero aquí se me hace muy importante que los creyentes, al estar unidos a Cristo (la unión con Cristo es vital, y en especial en atributos como éste), es donde la iglesia, o más bien dicho, el creyente, puede reflejar cierto carácter de Dios, y anunciar con su vida el evangelio.
Habiendo dicho esto, que es un atributo comunicable, ¿qué es? Bueno, algunas definiciones comunes: dice, por ejemplo, el teólogo Wayne Grudem: la bondad de Dios quiere decir que Dios es la norma suprema de lo bueno, y que todo lo que Dios es y hace es digno de aprobación. Entonces, por otra parte, ¿qué es lo bueno? Lo bueno es lo que Dios aprueba, porque no hay norma más alta de bondad que el propio carácter de Dios, y su aprobación de lo que sea que concuerda con su carácter.
Vemos en la Escritura que Dios no tiene bondad, sino que él es la bondad. Él es la norma suprema. Él en sí mismo es bueno. ¿Recuerdas la historia, Susan y Gaby, cuando aquel joven rico se acercó al Señor? Llama la atención que le dice, en Lucas 18: “Cierto hombre prominente le preguntó [a Jesús]…: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le respondió: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios”.
Estas no son palabras de Pablo, ni de Juan. Son palabras del mismo Jesús, afirmando que, en la deidad, en Dios Padre, y en la deidad en la trinidad completa, el carácter de Dios es la norma suprema de lo que es la bondad. Obviamente, algo que se desprende de allí es que no sólo él es bueno en su carácter, sino que, por lo tanto, todo lo que él hace es bueno.
Dice el Salmo 106:1: “¡Aleluya! Den gracias al SEÑOR, porque es bueno”. Algunos han interpretado ese texto: “Es bueno dar gracias al SEÑOR”. No. El artículo es: “Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno”.
Susi: Él es bueno.
Roberto: Él es bueno. Algo importante en este atributo es que entendamos que si él es bueno, todo lo que procede de él es bueno. Dice Santiago que “toda buena dádiva” (Santiago 1:17) “y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación”.
Hablando un poco de la paternidad, creo que este es algo fácil de entender por los niños. Cuando recibes un regalo, un viaje, una comida, un pastel, una celebración, para el niño es fácil de enseñarle a decir: “Todo lo que estás recibiendo es por su bondad”. Pero hay algo que ponía el Señor en mi corazón cuando nos decías y nos invitabas a hablar del tema. Creo que debemos de enseñar que no solo lo material y agradable es bueno.
Porque ese es uno de los malentendidos de este concepto, y lastimosamente vivimos en un tiempo en donde se ha enseñado un evangelio, o mal llamado evangelio, de prosperidad, enfocado en que: “Ay, mira cómo fue bueno Dios contigo, mi hijo, porque te compramos los últimos zapatos”. Pero la carga que yo sentía es que, como padres, preparemos a nuestros hijos: ayudarlos a entender que, si él es bueno, todo lo que procede de él es bueno.
Porque ¿qué tal si aquí hay un padre de una joven ya mayor que nunca llega el esposo, si él sólo le enseña que lo bueno es las cosas como un matrimonio, como un ascenso en el trabajo? ¿Cómo enfrentarán un cáncer? ¿Cómo enfrentarán una adversidad? Ese es un malentendido en estos tiempos: Dios es bueno porque me da cosas materiales.
Susi: Sí, o salud.
Roberto: O salud. Y fíjate. Romanos 8:28 dice: “Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien”. Esa palabra bien es la misma que estamos usando para definir la bondad. “Esto es, para los que son llamados conforme a su propósito”. Ahora, es importante—muchos malentienden este texto. Dicen “todas las cosas ayudan para bien” significa que ahorita perdí mi trabajo, pero más adelante me va a dar uno mejor. No necesariamente.
Lo que significa es que todas las cosas están cooperando para un bien mayor, porque él en su bondad se ha dado, para su gloria, para cumplir sus propósitos. Pero nosotros no entendemos. Somos limitados. A mí se me hace muy importante entrenar a nuestros hijos en esta área. Decir: “Hijo, tanto cuando fallaste el gol, como cuando quedaste campeón con tu equipo de fútbol, Dios sigue siendo bueno”.
Spurgeon decía con respecto a este texto: todas las cosas—las buenas, las malas, las que nos duelen, las que nos traen gozo, las que no entendemos—si eres hijo de Dios, puedes estar confiado que están cooperando para tu bien.
En general, dándote una respuesta más concreta (sé que me prolongué un poco), la bondad de Dios es la perfección de su carácter. Ahora, hay dos formas tangibles que la Palabra enseña de entender su bondad. Una de ellas es la gracia, y la otra es la misericordia. Probablemente en la serie las veas como atributos separados.
Susi: No, de hecho, las vamos a incluir aquí por eso, por lo que dices.
Roberto: Porque sí, tú me puedes decir: “Dios es bueno”. Pero a ver…un niño…estoy pensando, y tengo hijos de 8 a 6, o 5, y me dice: “Pero ¿cómo, papá?” Una forma tangible es su gracia: la gracia de Dios es la bondad. Fíjate qué hermoso: la gracia de Dios es su bondad para los pecadores que merecían castigo, pero se les ha dado un favor.
En la misericordia, es la bondad de Dios para los que se hallan en miseria y aflicción. Entonces, una forma tangible de ver su bondad para con nosotros, no solo, repito, es con cosas materiales, sino con su misericordia, con su gracia.
Si nosotros logramos enseñar esto a nuestros hijos, que todo lo que hemos recibido es por gracia, entonces podemos contemplar esta área del carácter. Ahora, comencé diciéndote que era un atributo comunicable, porque creo que de los atributos de Dios este es uno que realmente debe de ser visible en el creyente.
Aquí hay una dicotomía. A veces el papá puede decir: “Vamos a tener un devocional. Voy a enseñar unos versículos sobre la bondad de Dios”. Pero al hijo no le checa (¿cómo te puedo decir?) esa congruencia de decir: “Pero, ¿cómo la veo?” Dice Gálatas 6:10: “Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad”.
En las misiones se cuenta una historia de un hombre que dio sus bienes, que dio su vida, y decía: “Si Cristo es así de bueno como tú eres, yo quiero ese Cristo”. Yo creo que una forma de transmitir, y Gaby nos va a hablar más de esto, de transmitir esta bondad, es vivirla.
Por ejemplo, uno de mis textos favoritos (Gaby lo sabe); aquí en esta casa repetimos constantemente: “De gracia recibimos, de gracia damos”. El niño es egoísta; el niño no comparte. Puede traer los zapatos rotos, pero no se los quiere regalar a otro niño más necesitado. Prefiere decir: “Son míos”. Pero de gracia hemos recibido. De gracia tenemos. Entonces, la bondad debe de ser modelada.
Y no solo es moralismo. Yo encuentro muchos hermanos que llegan a la iglesia: “Niño, pórtate bien. Los niños cristianos somos buenos”. Pero va más allá de decir: “Pórtate bien. El niño cristiano debe de ser bueno”. No. Es: “OK. Yo tengo necesidad que el Señor me muestre su bondad, de ser receptor de su misericordia, su gracia, para yo poderla transmitir”. En términos generales…perdón, ¡me extendí mucho!
Susi: No, está muy bien. Me gusta mucho cómo lo explicas de una manera tan real para que los padres entiendan que para nosotros tenemos que entender esto, y tenemos que vivirlo. Gaby, ¿cómo es que, en la vida diaria, hay oportunidades para conversar de esto? No sé, ¿qué ideas tienes, como de manera práctica, aparte de las que ya mencionó Roberto?
Gaby: Mira, Susi, en mi mente venía mucho también este tema principal, acerca de primeramente que nuestros hijos reconozcan que necesitan a un Salvador. Hay una vertiente en la crianza, que se llama crianza “respetuosa”, y de alguna manera los padres enfatizan que sus hijos nacen buenos, o son buenos, en ellos mismos.
Creo que es importante primeramente reconocer que nosotros no somos buenos. Somos totalmente lo opuesto; somos pecadores que necesitamos un Salvador, que necesitamos su misericordia y necesitamos su gracia. Ese que sea el punto de partida para luego poder aplicar en una manera más concreta ese atributo tan hermoso.
Hay muchos recursos. Por ejemplo, viene a mi mente un video que a mí me encanta. Se llama el “buenómetro”. No sé si lo has podido ver, pero, por ejemplo, hazte cuenta que están en el cielo y llegan muchas personas, y ellos dicen: “Pues, yo creo que he sido bueno. Yo hice tal cosa”. Y se pesan, y siempre el “buenómetro” les marca que su nivel es muy bajo. Todos, por más excelentes cosas que hayan hecho, nunca llegan al estándar. Porque al final, eso es lo hermoso de ver este atributo: el estándar no somos ninguno de nosotros, sino que es Dios mismo.
En ese video se ve como Jesús se para en esa balanza, y es el único que logra llegar a ese nivel. Y es por su sangre y por su mérito que nosotros podemos ser justificados, o buenos, pero por lo que él ya hizo y no por algo que nosotros hubiéramos hecho. Creo que esa es la primera gran cosa que puede ser una oportunidad; es una oportunidad hermosa para mostrarles el evangelio a nuestros hijos.
Creo que otra cosa que estuvo hablando Roberto fue exaltar la bondad de Dios en cualquier bendición, por pequeña que sea, como dice el Salmo 103 (que creo que ya lo leyó Roberto), donde dice que “no olvides ninguno de sus beneficios”. A veces como mamá, yo, por ejemplo, de niños pequeños, en el día a día te pasan cosas muy divertidas, muy padres. Incluso hasta Dios responde oraciones, pero cuán fácil es para nosotros olvidar apuntar nuestros ojos a Cristo. Eso es algo importante, que primeramente nosotras tenemos que estar muy conscientes de eso, y luego luego darle gracias a Dios por sus beneficios, por su bondad.
Otra parte que es muy importante, como bien lo decía él, es entender aun las cosas que son difíciles para nosotros, las pruebas, que es una oportunidad muy hermosa para, aunque nosotros estemos batallando con situaciones donde nuestra fe está siendo probada, hablarla con nuestros hijos y decirles: “¿Sabes qué, mi hijo? Yo no entiendo esa situación. Me cuesta mucho, pero vamos a confiar lo que dice la Palabra de Dios: que él está cooperando todas estas cosas para el bien”. Creo que eso es importante. Y no sé…, Roberto tiene una historia de esto que estoy platicando.
Susi: Sí, adelante.
Roberto: Le estaba diciendo a Gaby que es importante enseñar, como dice, toda bendición—una comida (nos preguntabas oportunidades), una comida, un paseo, o los abuelitos si les compraron unos zapatos, un regalo—todas esas son bendiciones. Pero también cuando hay algo negativo poder decir: “Pero nuestro Dios sigue siendo bueno”.
Yo tenía como 7 años, y mi madre era una mujer piadosa. En ese tiempo estábamos pasando una situación económica difícil. Era en los años 80—ya ves cómo fue en El Salvador—había una guerra civil. Mi padre, creo que no tenía trabajo en ese tiempo. Y yo enfermé, no recuerdo, como una neumonía o algo, y con gran esfuerzo, sin trabajo, el médico recomendó un frasco de antibiótico.
Cuando me lo iba a dar mi mamá, se le cayó. Yo tenía temperatura de arriba de 40. Se le rompió, y la vi llorar. Inmediatamente me tomó de la mano y se puso de rodillas y me dijo: “Roberto (Chobi, como dices), vamos a darle gracias a Dios, porque Dios es bueno”. Y yo sabía la angustia: ¿de dónde va a comprar otro frasco de antibiótico caro, o de medicamento? Fíjate, te estoy contando esta historia casi 40 años después, porque me marcó la crianza de mi mamá. Vi que ella conocía a un Dios bueno.
Por otro lado, yo encuentro niños y jóvenes con papás quejumbrosos, papás que no entienden la bondad de Dios, que se frustran porque no se cumplen los propósitos o sueños que ellos tenían. Ese niño lo va absorbiendo. Nos preguntaste de formas prácticas: una es reconocer sus beneficios. Otra es: en los momentos adversos, Dios sigue siendo bueno. No sé; traías otras formas prácticas, Gaby, de compartirnos, creo.
Gaby: Una última podría ser también ponerla por obra con el prójimo. También es una buena manera de cómo aplicar este atributo, bajo la premisa que “de gracia recibimos, de gracia demos”, como dice Mateo 8. Es una hermosa oportunidad para poder compartir con otros, de ver la necesidad más allá de nuestras paredes, e impactar a otros siendo bondadosos, pero a la vez también llevándoles el evangelio.
Pero sí, definitivamente es algo que primeramente tiene que estar en nuestros corazones, vivirlo, como dice Deuteronomio 6: amar al Señor nosotros para que luego nuestros hijos vean en nosotros un amor genuino por la bondad que él ha tenido hacia nuestras vidas.
Susi: Me encanta la perspectiva equilibrada que están presentando, porque es verdad que Dios es tan bueno con nosotros en cosas que es obvio que es bueno: provisión tanto espiritual como físico. Pero luego Dios es bueno con nosotros porque nos quita cosas, porque nos estorba cumplir un sueño que realmente no es bueno, aunque nosotros pensamos que sería bueno.
Es entrenar a nuestros hijos a no creer que ellos tienen la definición de lo que es bueno, sino que Dios lo tiene; esa confianza que yo puedo tener en un Dios que es tan bueno que nunca puede actuar de una manera que contradiga esa bondad. Yo sí puedo, pero él no puede.
Imagínate un niño desde pequeño que se cría entendiendo que él no define bondad. Dios la define, y por eso él puede tomar algo inesperado, y lo que pareciera malo, como de la mano de Dios. Puede seguir confiando. Eso sería de impacto tan grande en las vidas de nuestros hijos, si solamente pudiéramos tener esa perspectiva. Así que, gracias por todas estas verdades y estas sugerencias que han hecho. También, quizás brevemente—creo que lo mencionaste, Gaby—pero aclaremos de una manera muy específica cómo es que vemos este atributo de Dios en el Evangelio específicamente.
Gaby: Excelente. Primero, como mencionamos, es dirigir la mirada a nuestros hijos hacia Cristo, y explicar que debemos reconocer que nosotros no somos buenos, ya que nacimos separados de Dios. Y por ello, por más esfuerzos que hagamos, no vamos a poder ser buenos en nuestras propias fuerzas. Por lo tanto, esto nos debería llevar, tanto a nuestros hijos como a nosotros, a clamar por un Salvador y reconocer que es imposible salvarnos de la ira de Dios en nuestros medios.
Entonces evitar esos comentarios que “tú eres bueno; los niños buenos cristianos no hacemos eso”, sino que, al contrario, usar esas pequeñas cosas y evidencias de no bondad en nosotros para apuntar hacia nuestro Salvador. ¿Te das cuenta cómo se enojó mamá, cómo fui tan impaciente contigo? ¿Te das cuenta que yo no soy perfecta y que necesito un Salvador?
Es un hermoso tiempo para también estudiar Romanos 3:23, y ahondar un poquito más en nuestra naturaleza pecaminosa, para luego entonces movernos hacia el evangelio. Creo que también es una excelente oportunidad para ver los diez mandamientos, por ejemplo. A veces los chicos pueden decir: “Pero, es que yo no soy tan mala como tú, mami”, quizás me pueden decir mis hijos. Pero cuando nos vemos ante el espejo de los diez mandamientos, yo creo que es algo que Dios dejó, la ley, para que nosotros nos diéramos cuenta que somos incapaces de cumplir todos estos mandatos. Nos quedamos cortos.
Pero ahí es cuando vienen las buenas nuevas que la salvación vino para rescatar a los pecadores, a los injustos. Ya que hemos reconocido que hemos quebrantado la ley de Dios, es entonces cuando nosotros arrepentirnos y clamar por nuestras vidas. Un versículo que a mí me encanta es Gálatas 4:4-5. Dice: “Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos”.
Es hermoso ver porque al final es la gracia de Dios manifestada. Otro versículo dice: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres”. Ahí la gracia, si vemos el original en griego, significa bondad; la bondad de Dios se manifestó al traer salvación por medio de Jesús. ¡Qué hermoso! Esto es la esencia, el evangelio, que vemos la encarnación de la bondad de Dios: es su Hijo, para que él pudiera cumplir esta vida perfecta que ninguno de nosotros podíamos cumplir, para luego nosotros ser aceptados y perdonados por Dios, y ya no recibir su ira, sino ser adoptados como hijos.
Susi: Amén. ¡Hermoso! Cuando decimos que nuestros hijos son buenos, los estamos alejando del evangelio. Pero cuando vemos el contraste de nosotros con Dios, él, su bondad, y nuestra falta, Cristo es el único medio por el cual sí podemos llegar a reflejar esa bondad de Dios. Me encanta. Gaby, muchas gracias.
Con los poquitos minutos que nos quedan, por qué no mencionamos algunos pasajes que algunas familias pudieran…estamos animando a las familias a tener sus devocionales familiares. ¿Tienen algunas sugerencias de un par de pasajes, o un par de preguntas que pudieran hacer? Comoquiera voy a recordar a la audiencia que estos pasajes y estas preguntas las vamos a proveer también en la página, para que no sientas la necesidad de anotarlos rápido ahora mismo. ¿Tienen alguna sugerencia?
Roberto: Sí. Con lo que decía Gaby, es importante entender que el evangelio, la mayor muestra de bondad, ya fue dada. Romanos 5, por ejemplo, sería un pasaje a que ir, precisamente en la parte que dice: “Porque apenas moriría alguien por el bueno”. Podría ser. Para un niño esto es bien gráfico, este pasaje, porque tú dices: entra un ladrón, y tú, podría ser que mueras por tu hermanito o por tu mami. “Más Dios”, o, sin embargo, Dios “muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Y luego dice: “cuánto más, ya estando justificados, seremos salvos de la ira”. Yo recomiendo que mediten Romanos 5 para ver que la máxima expresión de bondad es la cruz salvando pecadores.
Otro es el Salmo que citamos: Salmo 103. Esa es una forma práctica de enseñarle al niño: “Mira, hijo, toda buena dádiva”, como leímos en Santiago 1:17. Pero el Salmo 103: “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona tus pecados, y el que sana tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida”. Creo que el Salmo 103 tiene un propósito de hablarle al alma y considerar la bondad de Dios en tiempos de angustia.
Si la familia está viviendo tiempos difíciles, Romanos 8:28 es otro buen pasaje. “Hijo, todas las cosas cooperan para bien para los que aman a Dios”. Yo diría, a los niños les sirve la historia gráfica. La historia de Job: dirías ¿por qué la historia de Job si sólo hay sufrimiento? Porque cuando el Señor abrió sus ojos él pudo decir: “Cuán bueno es mi Dios”.
Algunas preguntas a hacer serían…esto es bien hermoso: si tú no te sorprendes cuando recibes una bendición, como cuando recibes una dificultad, ahí hay un problema, que no has entendido la gracia de Dios. “Hijo, ¿ya te diste cuenta qué bendición que aprobaste la materia? No es tu derecho. Es de su bondad”.
Creo que sí sirve, sin caer en el moralismo, el poder llevarlos en una forma práctica, a hacer bondad ellos. Por ejemplo, llevarlos a algún orfanatorio, etcétera—algo en donde puedan ellos servir. Gaby, no sé si quieras comentar algo.
Gaby: Yo quería comentar que un versículo, que creo que también es muy conciso para memorizar entre familia, sería el Salmo 145:9, que dice: “El Señor es bueno para con todos, y su compasión sobre todas sus obras”. Preguntas más concisas…también podría decirles, o platicar con nuestros hijos: “¿Qué le dirías a alguien que no reconoce que Dios es bueno para con ellos? ¿Qué evidencias de gracia podrías mencionar para animarles?
Podemos estudiar Santiago 1:16-17, que ya lo mencionó Roberto, y meditar un poquito eso. A veces con los chicos es muy fácil que vean como: “Ah, yo le diría esto a alguien más”, pero luego aplicarlo a nuestras vidas, ¿verdad? Y creo que otra pregunta también es: “¿Cuándo te has sentido tentado a pensar que Dios no ha sido bueno contigo?” Eso es también otra pregunta para llevarlos a meditar en eso.
Para mí una de mis historias bíblicas favoritas, y creo que compagina muy bien con el atributo que estamos viendo, es la historia de José. Específicamente en Génesis 50:20-21, cuando él dice: “Ustedes pensaron hacerme mal”, José refiriéndose a sus hermanos, “pero Dios lo cambió en bien, para que sucediera como vemos hoy, y se preservara la vida de mucha gente”. También es una hermosa historia para ver cómo, aún en el sufrimiento, Dios está actuando según sus propósitos, pero porque él es la norma suprema del bien.
Susi: Podríamos seguir hablando mucho tiempo de este atributo, pero ya se nos está acabando el tiempo. Vamos a proveer estos pasajes, estas preguntas, y también algunas peticiones de oración ahí en la página en crianzareverente.com, Episodio 147. Ahí vas a poder encontrar todas estas sugerencias. Roberto, ¿querías decir algo más antes de cerrar?
Roberto: Bueno, agradecerte, y pedirle al Señor que nos permita vivir el evangelio; no solo proclamarlo, sino vivirlo, y ser receptores de su bondad y ser dadores de su bondad, y así podérselo transmitir a nuestros hijos. Muchas gracias. Yo también he sido bien bendecido a oírte Gaby, a oírte Susan, animadas a seguir compartiendo a nuestros hijos de su bondad.
Susi: Amén. Qué bueno que servimos a un Dios bueno, porque nosotros, los padres, no somos buenos en nosotros mismos. Gracias a Dios por su provisión de gracia y misericordia. Seguimos la próxima semana con nuestra serie. Gracias, Gaby; gracias, Roberto; y gracias a ti que nos escuchas. Nos vemos pronto.