Si nuestro Dios santo, amoroso y sabio no tuviera control sobre las cosas, ¿cómo podríamos sentir seguridad en Él? La soberanía de nuestro gran Dios nos asegura estabilidad y firmeza cuando descansamos en ella. Nuestros hijos necesitan conocer y confiar en el soberano control que Dios tiene sobre sus pequeñas vidas presentes y futuras. Culminamos nuestra serie sobre los atributos de Dios con esta reconfortante conversación con Fabio y Carol.
Descarga aquí la hoja de ayuda para devocionales familiares
CONTENIDO DE LA HOJA DE AYUDA:
Atributo de la semana: Dios es soberano
¿Qué significa? “Decir que Dios es soberano es declarar que Dios es todopoderoso; o sea, es el poseedor de todo el poder en el cielo y en la tierra, de manera que nadie puede deshacer su consejo, frustrar sus propósitos o resistir su voluntad.” A. W. Pink.
Sugerencias para dos días de devocional familiar:
Día 1) Leer Isaías 46:9-10.
Preguntas para niños pequeños: ¿Qué significa que Dios es Dios y no hay otro? ¿Cómo te hace sentir el saber que Dios es el único, que no hay nadie más poderoso que Él?
Preguntas para niños más grandes: ¿Por qué es importante recordar que Dios sabe el fin desde el principio? ¿Cómo eso nos ayuda a enfrentar los días buenos y aquellos días que no son tan buenos?
Día 2) Leer Daniel 2:20-22.
Preguntas para niños pequeños: ¿Qué significa para ti que Dios tiene el control de todo? ¿Hay veces donde sientes que Dios no tiene el control de algo en tu vida?
Preguntas para niños más grandes: ¿Qué es lo que más te asombra de saber que Dios es quien pone y quita aún a los reyes más poderosos del mundo? Si Dios está en control aún de los más poderosos, ¿cómo te hace sentir saber que está en control de los detalles de tu vida?
Texto para memorizar esta semana: (texto en cursiva para niños pequeños)
Colosenses 1:16-17: “Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen.”
Motivos de oración y adoración:
- Padre, ayúdanos a confiar que tú eres soberano y que en medio de las circunstancias tú sigues sentado en tu trono.
- Señor, abre nuestros ojos para no perder de vista que tú estás en el centro y no nosotros.
- Confesamos que en muchas ocasiones no confiamos y descansamos en nosotros mismos y en nuestras propias fuerzas. Recuérdanos, Padre, que eres tú quien nos sostiene, y el poder de tu palabra.
- Te alabamos porque, como tus hijos amados, sabemos que tu soberanía es buena y obra para tu propia gloria y para nuestro bien.
Transcripción:
Susi: Contemplar a Dios transforma el corazón. 2 Corintios 3:18 dice: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Este episodio 149 es el décimo y último de la serie que hemos estado llevando, titulada “Tú y tus hijos delante de Dios”. Estamos comprobando que, al contemplar a Dios, nosotros como padres —y nuestros hijos también— somos transformados para poder abandonar pecado, abandonar incredulidad y confiar plenamente en nuestro gran Dios.
Hemos visto a nuestro Dios como eterno e inmutable, justo, santo, amoroso y bondadoso. Pero nos falta una pieza clave, esencial, del cuadro. Hay muchos atributos de Dios, pero hay algunos que son esenciales, sin los cuales sí podríamos tener un concepto distorsionado de Dios. Su soberanía es una de esas piezas claves. Si tenemos a un Dios bueno, pero Él no controla todo, ¿qué tenemos?
Estoy muy feliz el día de hoy porque me acompañan dos amigos que dan testimonio con sus vidas de que Dios es soberano y digno de nuestra completa confianza: Fabio y Carol Rossi. Muchas gracias, amigos, por acompañarnos. ¡Bienvenidos a Crianza Reverente!
Fabio: Hola Susi, Gracias.
Carol: ¡Gracias!
Susi: Es un privilegio para nosotros tenerlos aquí. Mateo y yo conocimos a Fabio y Carol a través de algunos eventos de Coalición por el Evangelio y hemos creado una bonita amistad. Les apreciamos mucho y hemos visto de lejos (porque no vivimos en el mismo país) su testimonio y lo que Dios está haciendo en sus vidas. Fabio estuvo como director de Coalición por el Evangelio un tiempo y ahora está colaborando en República Dominicana, en la Iglesia Bautista Internacional, los ministerios de Integridad & Sabiduría; y Carol trabaja con Coalición por el Evangelio. Gracias, amigos, por el ministerio que ejercen para el bien del reino de Dios. Lo apreciamos.
Y, pues, ¿cuántos años tienen de casados? A ver, Fabio, el esposo tiene que saber cuántos años tienen de casados.
Fabio: Sí, claro. Nosotros tenemos 12 años de casados. Acabamos de cumplirlos ahorita en junio. Estamos muy contentos de celebrar porque, al final, es una muestra de la gracia de Dios. Nuestras vidas y nuestra unión es resultado obviamente de la soberanía del Señor, la manera como se unieron nuestras vidas. Así que, sí, 12 años estamos cumpliendo.
Susi: ¿Y el Señor les ha dado hijos, Carol? Cuéntanos un poquito.
Carol: Sí, tenemos 2 hijos: Isabella, que tiene 8, y Andrés tiene 7. Y pues ahí están ellos, ya sabes, manteniéndonos ocupados todo el tiempo.
Susi: Claro, es muy divertido tener hijos seguiditos. Es mucho trabajo por un tiempo, pero yo puedo también decir, ya con mis hijos grandes (mis primeros 2 hijos también se llevan 1 año y 4 meses), que es muy divertido. Se crea una amistad muy bonita.
Carol: Eso es lo que vemos nosotros. Siempre hay bulla en la casa, ya sabes.
Susi: Sí, y te voy a advertir que luego, al mismo tiempo, hacen todo. Al mismo tiempo consiguen novios. Al mismo tiempo se quieren casar.
Fabio: No estamos todavía ahí, ¡pero te buscaremos cuando lleguemos ahí!
Susi: No, pero es muy bonito. Gracias a Dios, por esa soberanía y gracia que se ve también en su familia. Y, pues, hablando entonces de la soberanía de Dios, queremos terminar esta serie que hemos estado haciendo sobre Dios. Y claro que no la podemos terminar sin hablar de la soberanía. Entonces, Fabio, ayúdanos un ratito aquí a entender: según la Biblia, ¿qué significa que Dios es soberano?
Fabio: Sí, no hay duda. Tú introducías muy bien el tema porque la verdad es que la soberanía de Dios es una pieza fundamental no solo de quién es Él (de Su carácter), pero es fundamental para nosotros en la vida cristiana. O sea, yo no sé qué haríamos nosotros, como hijos de Dios, si no viviéramos entendiendo qué es la soberanía de Dios. Y yo no sé cómo vive el mundo que no conoce a Dios y que no entiende que hay un Dios soberano.
Obviamente no es como que uno vaya a un pasaje de las Escrituras y de repente diga “la soberanía de Dios es esto y esto”. No, está por todos lados. Es evidente en todos lados, en toda la Escritura. Pero hay una definición que me gusta mucho, que es del teólogo reformado A. W. Pink. Me gusta mucho la definición que él plantea porque creo que toca diferentes matices y facetas, o elementos de la soberanía de Dios. Él decía que decir que Dios es soberano es declarar que Dios es todopoderoso; o sea, es el poseedor de todo el poder en el cielo y en la tierra, de manera que nadie puede deshacer Su consejo, frustrar Sus propósitos o resistir Su voluntad. Él sigue diciendo que decir que Dios es soberano es declarar que Él gobierna las naciones subiendo reinos, derribando imperios y determinando el curso de las dinastías como a Él le parece mejor. Y declarar que Dios es soberano es declarar que Él es el único potentado, el Señor de señores, el Rey de reyes, y ese es el Dios de la Biblia.
Me encanta esta definición de Pink porque fluye de las Escrituras. Cada uno de estos elementos que él expone fluye de la Palabra de Dios, y cada una de esas frases quizás a ti te sonaban con ciertos pasajes. Por ejemplo, cuando él dice que Dios es todopoderoso. Una de las primeras cosas que viene a mi mente es la historia de Job, súper conocida por todos nosotros, cuando él dijo: “Yo sé que tú puedes hacer todas las cosas, y que ninguno de tus propósitos puede ser frustrado”. La historia de Job, sin duda alguna, es una evidencia y grita la soberanía de Dios.
Cuando Pink dice que Dios es poseedor de todo cuanto hay en el cielo y en la tierra, a mí mente vienen las palabras del Señor Jesús en Mateo 28, cuando Él dijo: “toda autoridad [o toda potestad] me ha sido dada en el cielo y en la tierra”. El Señor es el poseedor de todo cuanto hay, de todo cuanto existe.
Cuando hablamos de que nadie puede frustrar Sus propósitos, eso lo dijo Isaías también. Me encanta ese pasaje, y vamos a hablar más adelante del pasaje de Isaías 46, pero dice que Dios declara el fin desde el principio. Desde la antigüedad, Él ha dicho todo lo que ha de ser y Él dice “mi consejo permanecerá y yo haré todo lo que quiero”. No hay nadie que se interponga. Esa es la soberanía de nuestro Dios.
También Pink dice que Dios gobierna a las naciones y rápidamente viene a nuestra mente Daniel, pasaje súper conocido cuando él dice en capítulo 2 que Dios cambia los tiempos, las edades, y Él quita y pone reyes. Quizás pensando los tiempos turbulentos que nosotros vivimos hoy, esa es una de las verdades que más trae esperanza y consuelo a nuestro corazón. Al saber sí, que vivimos en un mundo caído, quebrantado por el pecado, en medio de tanta guerra, de tanto dolor, en medio de tantos líderes políticos corruptos y perversos, uno lee Daniel y uno dice: pero es Dios, es Dios el soberano, el que pone y quita reyes, el que da sabiduría, el que da conocimiento.
Y cerramos con decir que Él es el Rey de reyes y Señor de señores, que es exactamente con esas mismas palabras que Pablo le escribe a Timoteo en la primera carta, en el capítulo 6. Dios es el solo soberano, dice Pablo, Rey de reyes y Señor de señores.
Así que la Biblia está llena de evidencias de la soberanía de Dios. Todos conocemos la manera en que empieza la Biblia. ¿Cómo empieza la Biblia? Génesis 1:1: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. El Señor de una manera muy sabia nos deja saber, desde las primeras palabras que uno lee al acercarse a las Escrituras, que Él es el soberano, el dueño del cielo y la tierra, todo cuanto en ella existe. Todo por Él existe, todo por Él subsiste, todo para Él es también.
Quizás otro ejemplo conocido donde vemos la soberanía de Dios (y estos ejemplos nos ayudan a dimensionar el alcance, las dimensiones de la soberanía de Dios), es una de las historias también súper conocidas, que es la del rey Nabucodonosor. Ustedes saben que era un rey sumamente poderoso en la época. Un rey, así como poderoso, también sumamente orgulloso y necio, que termina recibiendo una de las lecciones de humildad más grandes que nosotros podemos leer en las Escrituras. Este rey que estaba hasta allá arriba, que se creía el soberano. Dios dice: “Bueno, ahora tú vas a comer y a volverte como una bestia del campo y vas a comer con las bestias en el campo”. De pasar de los manjares del palacio a la hierba del campo, junto a las bestias, por 7 años (Dan. 4). ¿Hasta cuándo Nabucodonosor estuvo así? Dice el pasaje: hasta que él reconoció que el Dios altísimo domina sobre el reino de los hombres y Él lo da a quien lo place.
Yo leo todas estas descripciones, pienso en todos estos pasajes, y eso nos habla de quién es nuestro Dios, de Su alcance, de Su poder. La soberanía de Dios, lo único que debería causar en nosotros o lo único que motiva mi propio corazón es rendir mi vida en devoción a Él y en adoración a Él. Pero, pues, lamentablemente tú sabes que la soberanía de Dios, aunque impresionante y tan clara en las Escrituras, nos lleva a veces a conclusiones erradas, y quizás muchos se han visto confundidos o frustrados. De hecho, los Salmos, siempre que presentan la imagen de Dios y cuando hablan de Dios en los cielos, ¿cómo lo presentan? Cuando Dios está sentado en Su trono, ¿cómo lo presentan? Dios está sentado en Su trono. Nunca vas a leer en un pasaje de los Salmos que Dios esté parado en Su trono. Dios está sentado en Su trono. Y tú sabes que, cuando un rey está sentado, es porque él tiene todo bajo control. Esa es la imagen que te transmite: Dios está sentado, todo está bajo control, Él está gobernando todo.
Pero algunos ven la soberanía de Dios y eso los lleva a un fatalismo, como decir: “Si Dios está sentado en Su trono y gobierna todo y domina todo y todo lo que va a pasar, el fin, Él lo dijo desde el principio… ¿qué sentido tiene la vida? O sea, ¿qué sentido tiene que yo tome decisiones o me esfuerce por hacer las cosas bien si al final, pues es Dios el que gobierna. Él es el que hace y el que deshace también”. Pero nosotros no debemos olvidar que así como la Biblia es tan clara al mostrarnos a un Dios soberano y poderoso, Dios también nos enseña que nuestras acciones cuentan, que nuestra obediencia o nuestra desobediencia no pasa desapercibida ante los ojos del Señor, ante el Dios soberano que ve todas las cosas. Porque Dios le dijo al pueblo de Israel en Deuteronomio 30: “Hoy pongo ante ti la vida y el bien, la muerte y el mal”. No se lo dijo por gusto. Le dijo: “Yo te estoy poniendo delante de ti”. Bueno, tú sabes cómo comienza también la Palabra de Dios, diciendo “en el principio, Dios creó…”, también Él les dice “aquí está el árbol del conocimiento del bien y del mal”. Él no hace eso por gusto. Sí, Él sabía lo que iba a pasar, pero Él también nos da una responsabilidad a nosotros. Y no debemos ver la soberanía de Dios con esta perspectiva fatalista de que entonces no tiene ningún sentido lo que yo haga, porque ciertamente todo lo que yo haga el Señor lo ve y cuenta delante de Él. Así que nosotros vemos que el Señor también nos va a pedir cuentas de todo lo que nosotros hagamos. Eso es algo que también está claro en la Escritura. Vamos a ser juzgados por cada palabra que sale en nuestra boca.
Y también hay otro error en el cual nosotros también podríamos caer cuando hablamos de la soberanía de Dios. Y no sé cómo llamarle a este, pero quizás es como un “optimismo condicionado”. ¿Y a qué me refiero con eso? Por ejemplo, Susi, tú y Mateo como líderes de la Iglesia, organizan una actividad evangelística en la iglesia. Y entonces ustedes oran para que el día de la actividad evangelística que va a ser al aire libre, que ese día no llueva, porque si llueve se va a arruinar la actividad. “La gente no va a llegar, no vamos a poder sacar el equipo de sonido, nos va a tocar guardar toda la película que teníamos planificada para alcanzar a la gente. No, no se va a poder hacer nada”. Así que tú oras para que no llueva y no llueve, y tú dices: “Gloria a Dios, el soberano, oramos y Él detuvo la lluvia y no pasó nada”. ¿Pero qué pasa cuando tú oras por esa misma actividad evangelística y llueve…?
Susi: ¿Dios sigue siendo soberano?
Fabio: Exacto, tú sabes que hay otras personas que pueden decir “¡Es Satanás! Él fue el que hizo que lloviera y por eso él se interpuso en esto”, como si Satanás tuviese más poder que Dios, y se interpone entonces con los planes de Dios. Por eso, tú recuerdas la historia de Job, ¿qué fue lo que Job le dijo a su esposa, después de que ellos perdieran todas sus riquezas, después de que ellos perdieran a sus hijos en un solo día? “¿Vamos a aceptar el bien de Dios y no vamos a aceptar el mal?”. Porque Dios es soberano sobre todo lo bueno que nos pasa, pero Dios es soberano sobre todas las cosas malas también, o las aflicciones que sobre nuestra vida. Dios es soberano sobre todo eso. Y nos olvidamos de lo que dijo Martín Lutero cuando dijo: “Aun el diablo es el diablo de Dios”. Dios es soberano por encima de todas las cosas.
Así que esto es como un panorama, muy, muy, muy rápido, de lo que nosotros vemos en la Palabra de Dios acerca de la soberanía, de cómo vemos al Dios soberano, cómo se describe, cuál es Su alcance y algunos errores en los que nosotros podríamos caer cuando pensamos en la soberanía de Dios.
Susi: Sí, y como padres, nuestros hijos nos hacen preguntas, o ven cosas que pasan. Entonces es muy importante que entendamos esto. Nuestros hijos pueden estar viendo las noticias y saber que hay una guerra y que hay gente muriendo. Y entonces nosotros tenemos que tener claro qué significa y poder comunicar eso. Y creo que muchas de las cosas que has comentado también nos recuerdan que la soberanía no es solamente uno de Sus atributos. Lo hemos venido mencionando de repente en varias ocasiones, pero Dios es bondadoso y soberano y sabio. Entonces tenemos que entender estos atributos de Dios. Todo el paquete completo.
Fabio: Sí, y ahora que tú dices eso, yo creo que en la soberanía de Dios se reúnen muchos de Sus atributos. En Su soberanía, Él es amoroso. En Su soberanía, Él es sabio. En Su soberanía, Él es el proveedor. Su soberanía es una sombrilla que abarca todo: quién es Dios en Su esencia y lo que Él hace.
Susi: Y, entonces, Carol, siendo mamá, y conversando con tus hijos, y muchas cosas incluso que han pasado también en tu familia, ¿cómo es que tenemos oportunidades los padres en el día a día para poder conversar con nuestros hijos sobre esto?
Carol: Mira, me gusta que tu pregunta sea tan específica y digas “en el día a día”, porque algo que he aprendido es que muchas veces, como papás, podemos pensar que estas cosas se van a hablar en la iglesia cuando alguien enseña acerca de esto, o en algún suceso extraordinario en donde yo voy a venir y le voy a hablar a mis hijos acerca de los atributos de Dios. Pero, así como dice tu pregunta, ha sido para nosotros el experimentar eso. Eso es de todos los días. Desde el momento en el que nos despertamos y caminamos a la habitación de nuestros hijos y los despertamos para ir al colegio, esa para mí es la primera oportunidad de decir: “Mira, el Señor soberano nos dio un día más de vida. Estamos vivos, tenemos vida. Abrimos las cortinas, hay sol, el día amaneció. Eso es muestra de la soberanía del Señor, que está gobernando toda la tierra”. Y muchas veces entre la rutina, que hay que hacerlo todo rápido, hay que sacar a los niños, se nos olvida y dejamos pasar tantas cosas y las dejamos desapercibidas, o no nos detenemos a contemplar al Señor, al decir: “Tomemos un momento para pensar cómo estamos nosotros viendo la soberanía del Señor”.
Y lo voy a enfocar en dos aspectos. Uno, en las cosas buenas, bonitas, agradables. Quizá no solo en admirar la creación. Cuando hay un cambio de trabajo, algo que tal vez estábamos esperando o anhelando y el Señor soberano lo da, podemos dar gracias. Quizá algo significativo para nuestros hijos, algún logro por el cual ellos habían estado trabajando con esfuerzo, y lo logran y podemos decir: “Wow, el Señor, en Su soberanía, te ha permitido alcanzar esto”. Pero también está la otra parte, y creo que muchas veces, si hablamos de estos errores en los que podemos caer, es cuando tratamos de aislar a nuestros hijos de aquellos episodios de sufrimiento o de prueba en nuestras vidas. Como decir: “No, porque él es muy pequeño, no va a entender” o “Yo no quiero angustiarlo, yo no quiero que él esté triste por esto”. Y realmente el Evangelio nos llama a lo contrario. O sea, como padres, si nosotros estamos llamados a compartir y hablar el Evangelio todos los días de nuestra vida, no podemos esconder cuando la soberanía del Señor no se ve bonita para nosotros.
Fabio está saliendo de un episodio que ha durado muchísimos meses. Ya vamos por 10 meses de una cirugía inesperada de un día, que aparentemente era algo de rutina, en donde extrajeron parte de su tiroides. Como consecuencia de eso, él tuvo un daño irreversible en una de sus cuerdas vocales y él perdió la voz. Y estuvo sin voz por 7 meses. De hecho, si lo podemos escuchar ahora es porque la historia ha evolucionado y el Señor realmente, de Su gracia abundante, Él ha permitido que Fabio pueda atravesar otro proceso quirúrgico y haya recuperado su voz. Pero en medio de ese trayecto, cuando se acercaba el momento de que Fabio fuera a atravesar por la cirugía que le iba a permitir recuperar algo de voz (porque de hecho los doctores no podían asegurarnos nada), yo recuerdo que nos sentamos con nuestros hijos para explicarles lo que venía. Como que: “Mira, en unas semanas vamos a tener que viajar, vamos a salir. Ustedes se van a quedar con la abuela…”, y explicarles qué iba a suceder.
Y, bueno, según nosotros, iba a ser un episodio de dar información, pero claro, al final, pues decimos: “¿Qué piensas?, ¿cómo te sientes?, ¿cómo podemos orar por esto ahora?”. Y nuestro hijo pequeño no pudo hablar siquiera, él empezó a llorar. Y sus palabras fueron: “Cuando papi tuvo su cirugía, él perdió su voz y él ahora solamente puede susurrar”, y él dijo, “yo no quiero que papi tenga otra cirugía, porque entonces ya ni siquiera va a poder susurrarme”. Él dijo: “Papi ya no va a tener voz”, porque claro, en su entendimiento, él estaba conectando que la cirugía era algo malo, porque “me quitó la voz de mi papi y yo ya no lo escucho; si va a otra cirugía, va a ocurrir algo peor”.
Entonces yo recuerdo que tuvimos como que detenernos dentro de los planes de ese día y como escucharlo, llorar con él, pero también empezar a compartir con él otra vez. Porque con nuestros hijos siempre es de una y otra vez, no es que ya hablamos de la soberanía del Señor y lo marcamos como “listo” y ahora vamos a hablar de otras cosas. No, es recordar y recordar con él: “¿Sabes qué? Quizá para muchas personas esto fue un error del médico, quizá para muchas personas esto fue porque el doctor movió mal la mano y ¡pum!, tocó la cuerda”. Y es como decir: “No es eso. Así no es como funciona nuestra vida. Es el Señor quien gobierna toda nuestra vida, todo lo que pasa. Y el Señor sabe por qué lo ha permitido y eso es parte de Sus propósitos, aunque para nosotros no sea agradable.
Porque ¿para quién es agradable perder la voz? ¿Para quién es agradable dejar de comunicarte? Perder algo quizá que tú dabas por sentado. Ese no es un episodio bonito, no fueron meses que nosotros estábamos felices, saltando en dos pies. No, o sea, son etapas que son difíciles y duras, pero aun en esas etapas el Señor sigue siendo soberano, y aun en ese momento de cirugía en el que quizá nuestro hijo tenía temor de cómo iba a ser el resultado, recordarle: “No podemos decirte que papi va a salir con voz. Nosotros no sabemos. Puede ser que salga igual, puede ser que salga peor, pero Dios no va a dejar de ser el Dios de nuestra vida por eso, porque no podemos limitar a Dios a eso, Dios va a seguir siendo Dios y vamos a seguir confiando en Él”.
Y quizá una de las de las imágenes que a mí más me gusta compartir para esto es cuando Jesús está orando, y Él está pidiendo a Su Padre en lo que nosotros conocemos como la oración del Padrenuestro y Él termina diciendo: “No se haga como yo quiero, sino se haga como tú quieras”. Y, en ese sentido, el tener la imagen de Jesús, que va a ir a morir, a entregar Su vida, y solamente Él está diciendo: “¿Sabes qué, Dios? Haz como tú quieras”. Él está confiando por completo en lo que el Señor va a hacer. Y a mí de verdad se me se me eriza la piel porque esa obediencia —que Fabio lo mencionaba como algo en donde nosotros tenemos la oportunidad de ejercer la obediencia o no delante del Señor— y esa soberanía del Señor, de lo que Él hizo al quitarle la vida a Su Hijo, es algo que me alcanza a mí hasta el día de hoy, después de miles de años. Así es Su soberanía, aun cuando luzca no agradable y no bonita, porque ¿quién quiere dar la vida de su hijo? ¿Quién quiere dar la vida por buenos y malos? ¿Quién quiere dar la vida por los que no se lo merecen? Pero la soberanía del Señor, cumpliendo Su propósito, pasan los años y pasan las generaciones y sigue alcanzándonos a nosotros, traducido en bondad, en gracia, en amor, en justicia. Y eso me hace ver a mí, y yo se lo repito a mis hijos una y otra vez, que Él es digno de confianza. Si Dios es así, si Dios nos gobierna, Dios lo conoce todo, nosotros no, Él es digno de confianza, no nosotros mismos.
Susi: Me encanta cómo lo conectas con la vida de Cristo, lo que Dios ha hecho por nosotros. Y creo que ahí está la conexión con el Evangelio. Vemos este aspecto de Dios manifestado tan claramente en el Evangelio. Y yo creo, por cuestión de tiempo, porque ya estamos acercándonos a nuestro límite de tiempo del episodio, ¿por qué no pasamos a mencionar algunos pasajes que podríamos leer en familia, algunas preguntas que podríamos hacer para tener un tiempo devocional familiar con nuestros hijos? ¿Tienen algunas sugerencias?
Fabio: Sí, yo creo que uno de los pasajes, y yo lo mencionaba al inicio, el pasaje de Isaías 46 para mí es tan simple en cuanto a las palabras que usa el profeta, pero al mismo tiempo tan profundo, que sirve para enseñar a nuestros hijos desde los pequeñitos hasta los más grandes. Porque es muy claro lo que dice Isaías 46:9-10: “Recuerden las cosas que hice en el pasado. ¡Pues solo yo soy Dios! Yo soy Dios, y no hay otro como yo. Solo yo puedo predecir el futuro antes que suceda. Todos mis planes se cumplirán porque yo hago todo lo que deseo” (NTV).
Así que, si tú tienes hijos pequeños, tú puedes agarrar una frase o dos frases y aprenderlas cada semana, de este pasaje que, en esencia, no está diciendo: Dios es soberano, no hay otro como Él, desde el principio Él es el que decide cómo va a terminar la historia. Y creo que esa es una buena manera de enseñarles a nuestros hijos. Creo que este es un excelente pasaje en el que nosotros podemos meditar, reflexionar como familia, alrededor del tema de la soberanía de Dios.
Carol: Quizá algunas preguntas que pudiéramos hacer: ¿Qué significa que Dios es Dios y no hay otro? ¿Cómo nos hace sentir el saber que Dios es el único, que no hay nadie más poderoso que Él? ¿Por qué es importante recordar que Dios sabe el fin desde el principio? ¿Cómo eso nos ayuda a enfrentar los días buenos y aquellos días que no son tan buenos? Y encontrar en el mismo texto las profundidades que nos llevan a apreciar la soberanía del Señor en nuestra vida.
Fabio: Sí, esas preguntas que Carol decía tienen un aspecto muy práctico del día a día. Otra vez, nosotros a veces pensamos en la teología y todos estos temas que tú has estado tocando últimamente en el podcast que son tan fundamentales. No son exclusivos de los pastores o de una clase de seminario. Todos somos teólogos, como decía Sproul: nosotros, nuestros hijos (que también hay un ministerio que se llama pequeños teólogos). Todos tenemos una teología. Lo que pasa es que necesitamos evaluar qué teología es la que nosotros tenemos y que nuestros hijos tienen. Entonces, como que otras preguntas nos ayudan a aterrizar y a reflexionar en el Dios soberano que tenemos, y cómo eso impacta mi vida. Porque si nos quedamos solo con el contenido de que Dios tiene todo bajo control y no lo aterrizamos en cómo eso impacta mi día a día, entonces nos estamos quedando a la mitad del camino.
Susi: Creo que mencionaste al principio también varios pasajes más. Entonces quizás los padres que quieran tener más días de devocionales pueden buscar estos pasajes que mencionaste al principio. Y voy a recordarles también que pueden ir al episodio 149 en CrianzaReverente.com y ahí van a encontrar una hoja de ayuda donde ponemos los pasajes, el versículo para memorizar y todo eso. Y para terminar, nos gustaría también poder ofrecer unas ideas de oración y alabanza; o sea, un par de motivos de alabanza a Dios y también de peticiones que en familia podemos orar unos por otros.
Carol: Yo creo que alabanzas podemos pensar desde lo que muchas veces olvidamos: la soberanía del Señor. Por ejemplo, a veces empieza a llover y es como “Ay, va a haber tráfico”, “No voy a poder llevar a mi hijo al entreno” o “Se me mojó la ropa”; cómo eso estropea mis planes. O sea, ya todo eso está centrado en lo que yo soy y lo que yo hago. Debemos voltear nuestra mirada, y decir: “Esto es parte de la soberanía del Señor, Él sabe por qué necesitábamos lluvia. Él está mandando la lluvia”. Incluso, qué es lo que la lluvia hace en su ocasión, que justamente Isabella (mi hija) ha estado estudiando de la precipitación, los niveles de lluvia y todo eso. Y, cuando tú recuerdas esos detalles que se nos olvidan, es como: “¡Wow! Esto nos habla de la soberanía del Señor”. La vida no se trata de mí ni de cómo esto me daña, me afecta, me cambia. Debo pensar: “Esto es digno de que el Señor sea admirado, contemplado, exaltado”. Yo pienso en esas cosas que, yo insisto, muchas veces las dejamos pasar y son oportunidades para recordarles a nuestros hijos también esa grandeza del Señor.
Fabio: La petición yo creo que justamente va de la mano con lo que decía Carol. Yo creo que nosotros necesitamos orar más a Dios, que Él nos ayude a entender que nosotros no somos el centro de la existencia. Porque muchas veces cuando nosotros vivimos con el yo en el centro, eso es lo que pasa, que tú miras todas las cosas que suceden, cómo atentan contra ti y te olvidas de que Dios, el soberano, está orquestando todas las cosas a tu alrededor con un propósito eterno, que es mucho más grande que tú y que yo. Yo creo que una petición importante es que el Señor nos ayude a vivir cada día viéndolo a Él como el soberano; y yo como un hijo pequeño, insignificante, de quien Él ha tenido misericordia, que es parte de Sus planes, pero que al final eso nos ayuda a poner la mirada en Él, a entender nuestro lugar en la historia de redención, y a someternos bajo la sombra de Su soberanía y de Su amor.
Carol: Y quizá yo solo quisiera terminar diciendo que tengamos cuidado con solo decirlo, pero no creerlo. Porque quizá podemos decir “Dios es soberano, está bien”, pero yo estoy corriendo y estoy ejecutando mi plan A, B y C, viendo qué piezas muevo. Y Fabio nos recordaba: Dios está sentado en Su trono; y si yo confío que Dios es soberano y Él está sentado en Su trono, ¿por qué yo estoy así? La Palabra nos llama a estar quietos y ver a Dios, confiar en Dios, descansar en Dios. Entonces, debemos decirlo, orarlo y al mismo tiempo pedirle al Señor que nos ayude también a llevarlo a la práctica. Y eso les muestra a nuestros hijos acerca del carácter del Señor.
Susi: Nuestros hijos no van al final a creer algo que no ven modelado también en nosotros, no solamente con nuestras palabras, sino también con nuestra vida.
Pues, muchas gracias, amigos por el tiempo, por el esfuerzo de prepararse y por también dar testimonio en sus vidas de confiar en esa soberanía y bondad de Dios. Y, pues, con esto damos por terminada nuestra serie. Gracias a ustedes por acompañarnos en este último episodio.
Fabio: Gracias a ti, Susi. Gracias por tu tiempo y gracias por habernos recibido hoy.
Susi: Bueno, y a ti que nos escuchas, recuerda que puedes a cada rato, si quieres, repasar; volver en otra etapa de la vida de tus hijos para volver a ver los atributos de Dios. Por eso lo dejamos ahí en la página los episodios 140 a 149, para que entres y descargues las hojas de ayuda y te tomes ese tiempo para hablar con tus hijos sobre la soberanía de Dios, todos los atributos que hemos hablado. Y, pues, nos vemos entonces en la siguiente temporada de Crianza Reverente. Gracias por siempre acompañarnos, bendiciones.