Ep 200: Paciencia: Padres perseverando en fe y amor, con Joselo Mercado

September 30, 2025

Los podcasts, como la crianza, ¡requieren paciencia y perseverancia! Por eso, estamos celebrando 200 episodios de Crianza Reverente, hablando del fruto del Espíritu “paciencia”. Si tienes más de tres días como padre o madre, probablemente ya tienes una buena idea de la paciencia que requiere una crianza reverente y bíblica. ¡Únete a nuestra conversación con el Pastor Joselo!

RECURSOS ADICIONALES

Hoja de ayuda para devocionales familiares

¿Qué es la paciencia bíblica? “La paciencia es perseverar en fe y amor a pesar del sufrimiento, confiando en el poder del Espíritu, en el amor de Dios, y en el regreso de Cristo.” Andrés Constantino 

Día 1: Lee Gálatas 5:16-18

  1. ¿Qué quiere decir Pablo cuando escribe “el deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la carne”? ¿Puedes ver eso en tu vida? Da algunos ejemplos.
  2. ¿Alguna vez has intentado ser paciente con tu hermanito(a) o amiguito pero fallaste? ¿Por qué no lo lograste?

Día 2: Lee Mateo 18:32-35

  1. ¿Consideras que has hecho cosas que necesitan ser perdonadas? ¿Piensas que Dios ve esas cosas como algo grande o pequeño? ¿Has experimentado la paciencia de Dios en estas cosas?
  2. Después de leer el pasaje, ¿alguna vez hiciste algo que te hiciera parecer al deudor de la parábola? 

Día 3: Hebreos 12:1-2

  1. Den ejemplos de cosas en sus vidas (situaciones, personas, etc…) que les estorban para ser pacientes y que necesitan despojarse.
  2. ¿Cómo nos anima a tener paciencia meditar en la vida de Jesús? ¿Crees que tus situaciones en la vida son más difíciles que las que tuvo Jesús?

Texto de la semana para memorizar:

  • Colosenses 3:12Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.

ADORA, ORA, EXAMÍNATE:

ADORA: Gracias Señor Jesús porque has sido tan paciente conmigo al soportar mis fallas y seguir trabajando en mí.

ORA: Padre, desarrolla la paciencia en mí para que crezca mi esperanza y fe en ti y así persevere a la meta.

EXAMÍNATE: 

  1. ¿El Espíritu habita en ti?
  2. ¿Unes a tu familia con tu paciencia o la divides con tu ira?
  3. ¿Buscas consuelo en Jehová o en otro lugar?
  4. ¿Intentas ser paciente en tus fuerzas o confías en el Dios trino?

El Ejemplo de Cristo:

  • Hebreos 12:2 – puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.

Transcripción:

Susi: Estamos en el episodio 200—¡guau! En cierto sentido, pareciera que fue hace poco que comenzamos este camino de hablar sobre la crianza reverente, y ¡ahora de repente ya llegamos al número 200! Algunos de ustedes nos han acompañado en todo este camino y han escuchado cada episodio. De verdad que nos da alegría y regocijo en nuestros corazones saber cómo Dios ha utilizado conversaciones y enseñanzas para hacer crecer el alcance del evangelio en hogares alrededor del mundo. Gracias por apoyarnos, por orar por nosotros y por aprovechar y compartir estos recursos que nosotros creamos con todo nuestro corazón. 

Aunque es un número especial, es verdad, decidimos no interrumpir la serie sobre el fruto del Espíritu para hacer algo diferente, en parte porque ¿qué mejor tema existe para abordar en un episodio 200 que el de la paciencia o la perseverancia (que es un sentido que tiene esta palabra)?

Aquí estoy con el Pastor Joselo Mercado, y estoy muy agradecida porque siempre tiene disposición de apoyarnos, de acompañarnos, y en especial hoy para hablar del fruto del Espíritu que es la paciencia. Hermano, muchas gracias por acompañarnos una vez más.

Joselo: El gozo es mío. Es un privilegio poder compartir contigo, y en verdad que respetamos grandemente lo que estás haciendo, lo que ustedes están haciendo tú y Mateo, por este medio, para edificar a la gente y apuntar a las verdades bíblicas que nos dan esperanza en la gloriosa pero complicada tarea de criar a nuestros hijos.

Susi: Amén. Así es: sí, complicada, pero es un privilegio también, ¿verdad?

Joselo: Lo más grandioso. Cuando uno ve fruto, cuando uno ve simplemente el hecho de la imagen de Dios—yo les digo a mis hijos: “Está media distorsionada, pero ¡la puedo ver!” De la misma forma que en mi está medio distorsionada, pero la pueden ver. Entonces, sí, ir viendo esa imagen saliendo a flote por la obra del Espíritu Santo en nosotros, en nuestra vida.

Susi: Gracias. Amén. Aparte, esa es la motivación por hacer un estudio sobre el fruto del Espíritu. Porque entendemos que tanto padres como hijos, esa es una de las maneras en que reflejamos la imagen de Dios de una manera que le glorifica, y es que él pueda producir ese fruto en nosotros.

Obviamente, ya llevamos varios episodios hablando de esto, y me gustaría preguntarte, porque eres nuevo en la serie, ¿verdad? Ya les he preguntado a algunos otros, pero quisiera saber qué ha significado para ti personalmente andar en el Espíritu. ¿Qué significa eso, y qué tan importante ha sido eso en tu rol como padre?

Joselo: Mira, si vemos bíblicamente, andar en el Espíritu en muchas ocasiones pudiera parecer algo como medio esotérico para unas personas, algo que te sientes, que estás fuera de tu cuerpo…Pablo dice que fue a un tercer cielo—cosas así por el estilo. No estoy diciendo que van a aparecer esas cosas, pero para mí andar en el Espíritu es algo como…es lo contrario a. Cuando no ando en el Espíritu, ando en las obras de la carne, como dice Gálatas 5:16 al 18.

Andar en el Espíritu es poder, por medio de ese Espíritu, andar caminando, dando frutos y guiado por esto que el Espíritu Santo ha revelado, que es la Palabra del Señor. Andar en el Espíritu es fidelidad en lo poco, en lo que nadie ve, al permitir que la Palabra de Dios dé fruto en nuestras vidas, en nuestros corazones, y poder ser fieles en lo que Dios nos pone al frente. Es lo que está hablando Gálatas 5, nuevamente, el capítulo 5: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paciencia, benignidad, bondad, fe”.

Quizá una pregunta que uno puede hacer: ¿cómo mido si estoy andando en el Espíritu o en la carne? Es mirando esos frutos. Y déjenme decirles: si algo saca malos frutos en mi vida ¡es momentos en la crianza! Es un buen indicador de cómo va ese progreso de andar en el Espíritu: ver la forma en que trato a aquellos en la intimidad, que probablemente me van a amar a pesar de mis debilidades. Ahí es que vemos realmente el Espíritu Santo de Dios trabajando y obrando en nuestras vidas.

Susi: Amén. Es ese fruto del Espíritu que en cierto sentido nos hace capaces también de criar en los caminos del Señor. Yo pensaba el otro día: el fruto del Espíritu en mi vida confirma para mis hijos lo que yo les digo. Sí, yo les puedo predicar y les puedo enseñar, pero si mi vida no refleja eso, soy un hipócrita, y ellos no tienen por qué creerlo. Así que, sí, qué bonito pensar en esto.

Joselo: ¿Te puedo decir algo bien rápido? 

Susi: Sí, adelante.

Joselo: Algo que personas a veces pueden pensar es: pero pequé contra ellos. Perdí en un momento la paciencia, me airé, pero ahí el fruto del Espíritu se llama arrepentimiento. Una de las formas que podemos modelarles a nuestros hijos el evangelio y el fruto del Espíritu es que cuando pecamos mostramos arrepentimiento. Les pedimos perdón. Caminamos en humildad. Hasta en nuestra imperfección podemos moderarles, y caminar en el fruto del Espíritu al modelar humildad y pedirles perdón cuando hemos pecado contra ellos.

Susi: Amén. Así es. No lo había pensado así, pero como el pasaje dice que hay obras de la carne, y luego dice que hay obras del Espíritu, implícito en eso es que tiene que haber arrepentimiento. Porque para que cambies de obras de la carne a obras del Espíritu, tienes que tener un arrepentimiento que te lleva a ese cambio. Sí, tiene lógica. 

Bueno, nos toca hablar de la paciencia en este episodio, y yo sí creo que la paciencia tiene muchísima relevancia para la crianza. Pero quizás no siempre se entiende del todo lo que significa. ¿Qué significa paciencia en este pasaje, y quizás también en la Biblia en general? Queremos entender esto. ¡Danos una clase!

Joselo: Mira, yo creo que a veces es bueno saber lo que no es. Eso a veces ayuda a aclarar un poquito.

Susi: Así es. Sí. Descartar ideas incorrectas.

Joselo: Sí. A veces en muchas mentes paciencia es un sentido…hay una palabra en inglés; se llama “hunker down”—como refugiarse en medio de una tormenta y pasar esa tormenta, y simplemente…

Susi: Aguantar.

Joselo: Aguantar y esperar que pase esa situación. La paciencia bíblica no es así. La paciencia bíblica no simplemente es aguantar o tener calma en una fila larga. Es una virtud espiritual que aparece constantemente en la escritura, y está bien conectada con tener fe y esperanza en Dios. Porque la paciencia está conectada con lo que a veces no vemos en la crianza. A veces lo que vemos es…

Susi: ¡Puro desorden!

Joselo: Sí, muchos frutos que no quisiéramos ver. Pero la paciencia está atada a las promesas de Dios. Está atada a la esperanza que se refleja con estas acciones que salen de la paciencia. Tú no puedes medir la paciencia, pero la paciencia se va a reflejar en amor, en trato amable, en palabras. Pueden ser palabras serias, pero salen de un corazón y un tono apropiado. Porque como has estado hablando, es un fruto del Espíritu. Lo vemos claramente en Gálatas. No nace—no puede nacer—de nosotros. La paciencia humana es este sentido del yoga, de respirar profundamente, ¡que a veces ayuda respirar!

Susi: ¡Sí!

Joselo: Es un aspecto de reflejar el carácter de Dios. Dios es paciente. A mí uno de los textos que más me ayuda en la paciencia cuando estoy hablando de mis hijos, es ver textos que hablan de la paciencia de Dios hacia mí. En Romanos 9 habla de este sentido de que él ha sido paciente y no derrama la ira sobre nosotros, que es paciente para salvar. 

En Romanos 5 también vemos textos que hablan de esto. Romanos 5: “Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia” (v.3). En medio de la situación difícil, la paciencia es un fruto que sale a relucir, y que refleja el carácter de Dios, de confiar en lo que ha de venir. Porque la impaciencia muchas veces es querer algo en el momento.

El fruto de la paciencia es creer en las promesas del Señor, y que las mismas van a ser cumplidas en su tiempo y en su momento. Entonces muchas veces podemos ver la impaciencia como falta de fe, que estamos queriendo ver algo que deseamos en un momento, y no tenemos la certeza—es fe, pero la certeza de que Dios va a cumplir sus promesas.

Susi: Amén. ¿Dirías que la perseverancia sería algo que va de la mano con la paciencia en la Palabra de Dios?

Joselo: Sí, porque es un fruto el perseverar, y todos estamos llamados perseverar. Ahora mismo estoy cometiendo la locura de comenzar una serie de predicar Números en nuestra iglesia local—¡soy el único pastor que he escuchado que va a predicar Números! Parte de lo que Números quiere hacer es preparar el pueblo de Dios para perseverar en el desierto. Esa perseverancia tiene que ver con una paciencia de que Dios está haciendo algún proceso para llevarlos a la tierra prometida. Pero es que queremos—yo digo esta frase: muchos de nosotros somos del evangelio de la prosperidad y no lo sabemos.

Susi: Sí.

Joselo: Porque en nuestra impaciencia lo que queremos, muchas veces, es que cosas que veremos en la nueva Jerusalén, las queremos experimentar ahora, en lugar de este proceso que Dios está haciendo. Hay gente que dice que si quieres paciencia—me acuerdo cuando estaba creciendo me decían—si quieres paciencia, ora por pruebas. Yo no creo que eso es lo que el texto quiere decir (o algo por el estilo), pero la realidad es que en un mundo caído vamos a tener pruebas. Y ahí es donde ejercitamos la paciencia, y cómo se ve esa perseverancia.

Nosotros ahora mismo personalmente estamos en un momento de una prueba bastante real. Yo tuve una situación de salud complicada, y otras situaciones que tuvieron que verse alrededor. Y algo que te estaba comentando antes es que hemos visto un fruto en la vida de nuestros hijos en este tiempo que yo no he podido estar tan involucrado en la crianza de ellos, que yo digo: “No, yo no hubiese podido crear esto”. Pero parte, yo creo que ha sido ellos ver a papi y a mami, en quizás el momento más difícil de sus vidas, perseverando en creer en el Señor.

Cuando más incierto ha sido el futuro para nosotros en muchos aspectos, nos han visto llorar; nos han visto en momentos un poco desconcertados—somos humanos—pero yo creo que no nos han visto dudar de la cercanía del Señor, de su amor, su deseo de bendecirnos. En esos momentos, en verdad se hace real la fe y lo que hemos hablado por tantos años. Porque lo vemos en las Escrituras: muchas veces la fe se ejercita en medio de la prueba.

Susi: Sí, exacto.

Joselo: Ese aspecto de paciencia y perseverancia, yo creo que están casados, están unidos.

Susi: Sí. Y tiene mucha relevancia para la vida de los padres y de los hijos. Yo pensaba también en Hebreos 12, que empieza a hablar, después de hablar de todos los de la fe que venían antes, dice: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Y luego sigue; sabemos que luego sigue hablando de Jesús. Pero ahí está la paciencia. 

Es una paciencia que no es solamente tolerar la conducta molestosa de mis hijos hoy. Es una carrera que se corre como maratón, con una perseverancia que tiene la meta final ahí por delante. Eso es lo que le motiva. Entonces sí, yo creo que tiene muchísima relevancia para la crianza. Pero primero quería preguntarte: ¿cómo vemos esta cualidad en la vida de Jesús de una manera que nos ayude a entender su vida, su obra, y cómo imitarlo?

Joselo: Bueno, es que en la encarnación y en la cruz vemos esta perseverancia del Señor de sufrir por algo mayor. Él estaba esperando la recompensa, obviamente la resurrección, pero luego la recompensa del pueblo que iba a rescatar. Y como vemos en Filipenses 2, él padeció, se despojó, por algo mayor. Vemos también ese principio en Hebreos. Él sufre por algo que está delante de él.

En cierta manera, en ese capítulo de Hebreos nosotros ponemos la mirada en Jesús, porque Jesús miró el premio. Perseveramos en él porque él perseveró hasta el premio. Él es el ejemplo. Pero obviamente no es solamente un ejemplo que digamos: yo puedo imitarlo. Él es quien su perseverancia es la que permite que nosotros perseveremos.

Susi: Exacto.

Joselo: Por eso el texto: que pongamos nuestros ojos en “Jesús, el autor y consumador de la fe”. Ahí es donde dice que por el premio que estaba “delante de él sufrió” (He 12:2). Él perseveró para que nosotros pudiéramos perseverar.

Susi: Yo pienso en esto y cómo lo llevamos a la vida diaria de la crianza. Una mamá, un papá, que está metido en la crianza y las dificultades de la crianza pudiera tener su premio, o pudiera estar apuntando al premio incorrecto. A veces los papás nada más queremos un día tranquilo. O quizás miramos un poquito más allá y queremos hijos que tengan éxito en la escuela para que luego les vaya bien. 

Pero el premio que los padres deberíamos de tener en mente es el mismo que todos los creyentes. Y ahí eso nos puede ayudar: mira, yo estoy en medio de la crianza hoy, o yo no tengo paciencia con estos niños. Bueno, ¿qué es lo que me va a dar paciencia, esa perseverancia? Porque mi meta de la vida no es tener un día donde los niños no se portan mal. Esa no es la meta de la vida. Eso nos puede ayudar. Jesús vino a la tierra y perseveró porque él tenía una meta más allá de simplemente caerle bien a la gente, o lo que tú quieras, ¿verdad?

Joselo: A veces, eso que tú hablas de metas, a veces parte de nuestra impaciencia es porque tenemos las metas incorrectas. Es lo que tú estabas diciendo. Te voy a dar un ejemplo de nuestras vidas. Joey, mi hijo mayor de 18 años, esta semana comenzó en la Universidad. Y cuando él estaba como en quinto grado, nosotros hicimos escuela en casa, y él parecía que académicamente no daba mucha promesa. Y yo le decía a Kathy: “Kathy, a mí no me importa cómo él se gane la vida después. Quiero que él sirva al Señor. No tiene que ser un académico”. 

A Kathy se le hacía difícil eso porque decía: “Yo me estoy aquí esforzando para educarlo”. El Señor tuvo que hacer algo en mí y en nosotros de decir: “OK, no lo estamos educando para que sea un profesional. Lo estamos educando para que viva para la gloria de Dios”. La meta cambia. No es que no dejamos de ser impacientes, pero había cosas que antes nos impacientaban que ya no impacientaban, porque lo que nos impacientaba era lo que atacaba nuestro ídolo.

Susi: Exacto.

Joselo: Eso es lo que hacía salir esos frutos. 

Susi: Muchas veces, sí.

Joselo: Fue interesante porque después él ahora, gracias al Señor, le acaban de dar una beca completa para ir a la Universidad, cosas así por el estilo, todo para la gloria del Señor. Pero en aquel momento parecía que algo que para Katy y para mí era importante estaba siendo amenazado, y lo que estaba saliendo es que nuestro ídolo estaba siendo amenazado.

Susi: Eso es un punto genial, porque para muchos—yo pienso en las mamás—hay mamás que se impacientan por ciertas cosas, y otras cosas las dejan pasar. ¿Por qué? Porque las que provocan más impaciencia son sus ídolos, o sea, las que amenazan sus ídolos. Entonces a una mamá no le importa que sus hijos se porten mal o así, pero me rompes mi—no sé qué—cuadro que me encanta, y ahora sí, ya no tengo paciencia con este niño que corre, que se mueve. Lo que te hace enojar con tus hijos o tener mucha impaciencia, pues probablemente es un ídolo, como tú dices. Eso es un punto muy útil para los padres.

¿Qué otras cosas podríamos ver? ¿Qué luchas, qué dificultades pudieran estar presentes en la vida de un padre o de una madre que no está manifestando este fruto del Espíritu? Yo quisiera que pudiéramos, los que escuchamos, identificar señales de la falta de este fruto del Espíritu en nuestras vidas. ¿Qué pudiera ser algunas indicaciones?

Joselo: Puede ser varias cosas. Número uno puede ser falta de entendimiento bíblico en qué nos motiva en la vida, o qué nos debe guiar en la vida. Quiero decir esto en el sentido de que muchas veces nos frustramos porque no tenemos expectativas realistas bíblicas, porque no entendemos la doctrina del pecado que va a funcionar en la vida de nuestros hijos. Quizás creemos que, porque nos leímos cuatro libros de crianza, nuestros hijos deben ser perfectos. Aplicamos ciertas cosas, y no entendemos que Dios está trabajando también en nosotros a través de la crianza de nuestros hijos. 

Debemos estar abiertos a que, en este proceso, Dios está haciendo algo también en mí mientras yo estoy tratando de criar a nuestros hijos. Pero además de haber dicho eso, yo creo que este punto de que ellos muchas veces atacan a nuestros ídolos—yo creo que me adelanté un poco en esa parte. Pero si yo estoy siendo impaciente, que se manifiesta muchas veces en ira, es porque un ídolo funcional mío está siendo atacado. Estoy dispuesto a levantar mis manos para luchar. 

Puede ser muchas cosas. Puede ser, como tú decías, simplemente un tiempo de tranquilidad. Puede ser algo que tenga valor para mí. Pero cuando estamos actuando en la carne, no estamos viendo el fin espiritual. Tenemos que concentrarnos en el fin espiritual, y usualmente en la crianza de los hijos, es tener este entendimiento: nuestro mayor propósito que Dios nos puso en la vida de ellos es para pasarles el evangelio. 

Cuando perdemos eso de frente—no estoy diciendo que los vamos a salvar; tú puedes ser un padre fiel, y Dios decide algo diferente, pero sí tener la meta que el fin de ellos no es ser atletas, no es ser académicos, no es ser exitosos, no es jugar fútbol con el Barça, lo que sea. Es servir al Señor. 

Y cuando vemos la paciencia que el Señor ha tenido con nosotros, yo creo que podemos extender paciencia y gracia hacia ellos de una forma adecuada en medio de la disciplina. Algo que puede causar al final en las iglesias es hasta la reputación. Mis hijos se tienen que portar bien porque en esta iglesia los hijos se portan bien.

Susi: “Yo soy la mamá perfecta, y tú te portas mal en la iglesia, y ¡uf!” Ahí es donde…o sea, ¿qué señales puedo ver en mi vida? Si yo disciplino a mis hijos diferente cuando se portan mal delante de otros que cuando lo hacen solos nosotros en casa, si yo me enojo más, me impaciento más con ellos cuando es delante de otros, es porque realmente mi motivación es lo que otros piensan.

Pensaba también en que muchas veces la falta de paciencia—ahora hablando más del aspecto de perseverancia—creo que se ve en padres que a cada rato cambian de filosofía de crianza. Los padres que dicen: “Es que nosotros intentamos usar la vara por una semana y no funcionó”. Quién sabe si lo estaban usando bien, de una manera bíblica, calmada, tranquila, controlada, en medio de un discipulado. Pero también en una semana no se logra nada en la crianza. 

La crianza es un juego largo. Es un maratón. Entonces yo creo que se ve esta falta de perseverancia, de paciencia en la tarea de la crianza, cuando a cada rato se está buscando “tips” nuevos, metodologías nuevas, y todo eso, en lugar de perseverar en la Palabra.

Joselo: Es un pragmatismo. Queremos resultados. Al final yo creo que un padre fiel, la disposición de Dios va a ser obrar, pero no garantiza nada. Pero lo que quiero decir con eso es a lo que Dios nos llama es a fidelidad. Yo no lo puedo salvar. Yo no puedo cambiar su corazón. Yo puedo, y creo que la Palabra muestra—creo que me estoy adelantando quizás una pregunta—a que él pueda ser respetuoso; yo puedo enseñarle a ser respetuoso. Yo puedo enseñarle a ser comportado. 

Vemos una categoría de “temerosos de Dios”, que eran gente no convertida. Y lo que nos pide la Escritura es que les enseñemos el temor de Dios. Eso yo les puedo enseñar, tener un temor de Dios, pero tengo que dejarle al Espíritu Santo de Dios que haga la obra de salvarlos. Eso no lo puedo hacer yo. 

Hasta algo que se puede hacer mal, es decirle a un chico que es creyente, antes de ser creyente, o tratarlo como cristiano cuando no es cristiano. Pero sí el poder caminar junto a ellos de una forma fiel, sabiendo que Dios es el que cambia, y enseñándoles a que tengan perseverancia y paciencia, a poder seguir el liderazgo de un papá no perfecto, pero que lo apunta a la persona de Cristo.

Susi: Sí. Y ahora que mencionas esto, esa era una de las preguntas. Sabemos que algunos hijos son salvos, y algunos hijos no son salvos. A veces ni podemos estar muy seguros hasta que se vea un fruto más o menos que perdura. Pero sí podemos fomentar y alentar crecimiento en el área de la paciencia en nuestros hijos y no excusarlos porque no son salvos, ni tampoco exigirles algo demás porque creemos que son salvos. ¿Qué recomiendas? ¿Algunas formas prácticas de fomentar esto en nuestros hijos sea cual sea su condición?

Joselo: Sí. Mira, ¿por qué creo que le podemos enseñar a un hijo no converso ciertas cualidades? La Biblia lo presenta en Proverbios—el sentido de enseñar a hijos no conversos. Yo creo que sí que están en la comunidad del pacto de una manera participando de la gracia que hay en la iglesia, y podemos pasarles ciertas disciplinas y ciertas formas. 

Entonces, formas prácticas: en el servicio te vas a parar, desde cierta edad, y vas a escuchar las canciones, y tienes que estar ahí tranquilo. Eso le va a formar a uno un sentido de tener que estar pendiente a ellos. Quizá uno quisiera estar adorando ahí, perdido en la canción, pero tienes que estar enseñándolo, tienes que estar animándolo. En la mesa, por ejemplo—tú estás haciendo ejemplos—un niño no se va a comportar en una mesa de una forma si no pasamos el trabajo de enseñarles en nuestra mesa…

Susi: ¡A ser pacientes!

Joselo: A ser pacientes en la mesa, esperar su turno. Todavía a veces uno tiene que estar pendiente, porque llega a una edad que estos adolescentes muchachos comen, ¡y no terminan de comer! Tienen un hambre; quieren comer con una prisa, y ¡no! Tienen que ser pacientes. Hay un aspecto de la teología que es: no la gratificación instantánea. Esto es un principio bíblico.

Entonces hay cosas en la vida que tú pudieras dárselas en el momento, pero simplemente para enseñarles, quizás les dices: “Vamos a hacer un plan para ahorrar para comprarte esto”. Y vas a desarrollar paciencia. O darles tareas en el hogar que no son de su agrado para que desarrollen paciencia: tareas que necesitan cuidado, como pintar una pared. Y quizás tú vas a necesitar paciencia ¡porque sabes que vas a tener que limpiar!

Susi: ¡O volver a hacerlo después!

Joselo: Exacto. Pero vas enseñándoles cosas para que ellos desarrollen esa paciencia, que no todo va a llegar en el momento. Algo, por ejemplo…el que ellos no tengan todas las cosas que el mundo tiene, sea electrónico, sea los tenis, ropa, lo que sea, en el sentido de decirles: “Mira. Este no es el momento”. O las experiencias: este no es el momento. 

Estoy hablando de experiencias no pecaminosas, pero algunas de ellas, algo que por ejemplo les estamos modelando y enseñando ahí es paciencia para cómo relacionarse con personas del sexo opuesto. Porque si no cultivan la paciencia, ¿cómo van a poder ejercer dominio propio, que está bien atada a la paciencia, cuando lleguen a ese momento?

Susi: Sí. Alguien me gusta, y no sé esperar y desarrollar una relación sana, ¿verdad? Todo cuando yo quiera. Sí.

Joselo: Entonces, desde pequeños es importante enseñarles que no todo va a ser en el momento. Mira—algo práctico: acabamos de llegar de algunos días de descanso, y desde pequeños, cuando hacemos de descanso algo, no todas las actividades rondan alrededor de ellos. Algunas veces hacemos actividades que son preferencias de ellos, y se lo decimos: “Esta actividad, papi la hace porque los amo a ustedes, porque si por mí, yo no la haría”. 

Pero parte también de lo que estoy diciendo es: “Vamos a hacer actividades que son la preferencia de papi, y ustedes las van a hacer gozosamente, con buenas actitudes, con paciencia, por servir a otra persona”. Porque a veces la impaciencia es un egoísmo de que quiero lo que yo deseo, y no de servir a otras personas.

Susi: Así es. Sí, yo creo que hay muchas oportunidades en la vida diaria—en sus relaciones personales, un compañero que es difícil—enseñarles a tener paciencia. Un hermanito o una hermanita que tiene una personalidad diferente y desespera a su hermano…enseñarles a ser pacientes con esa persona. Yo creo que las oportunidades son infinitas para alentar y fomentar esto en la vida de nuestros hijos.

Quizás para cerrar, Joselo, recuérdanos: ¿por qué es imposible producir nosotros el fruto del Espíritu? Porque yo no quiero que los papás terminen de escuchar eso, y decir: “OK, yo voy a ser paciente”. Recuérdanos brevemente: ¿cómo es que el evangelio funciona—el Espíritu Santo en nosotros—para que se produzca este fruto?

Joselo: Yo soy creyente de 2 Corintios 3, que somos transformados de gloria en gloria mientras vemos la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Cuando somos impacientes, cuando queremos actuar egoístamente—porque como hablamos, la impaciencia es una forma de egoísmo—tengo que mirar a aquel que ha sido perfectamente paciente. Y no solamente que él ha sido perfectamente paciente. A mí este sentido me ayuda, al ver que él ha sido paciente conmigo. 

La parábola (si no me equivoco, tú la puedes encontrar en Mateo 18, pero también Lucas 17) del hombre que tenía una deuda imposible de pagar, y no pudo perdonar una deuda menor. Yo creo que a veces la impaciencia es que le estamos cobrando una deuda a alguien. La deuda es: tú me molestas en este momento, y te voy a hacer cobrar mostrándote que estoy impaciente. 

Tenemos que ver la paciencia que tiene el Señor, que él derramó su vida para perdonar nuestros pecados. Y la paciencia que ha tenido de que todavía quedan muchas cosas que yo tengo que ser santificado, y él es paciente, y nos extiende su vida y extiende su amor. Una de las formas principales que podemos mostrarles el Evangelio a ellos es que tenemos paciencia mientras Dios está trabajando en sus vidas.

Susi: Amén. Los padres necesitamos esto igual que nuestros hijos. Yo creo que padres pacientes que perseveran en su fe y en la obediencia delante de Dios son instrumentos muy útiles en la vida de sus hijos porque dependen del Señor. Gracias, Pastor Joselo, por apoyarnos con este tema.

Joselo: ¿Puedo decir algo rapidito que vino, y creo que es del Señor?

Susi: Claro.

Joselo: Cultiven paciencia mamás con sus esposos.

Susi: No sólo con los niños.

Joselo: Porque hay veces que yo he visto que son muy impacientes. El ídolo de los hijos es bien grande.

Susi: Sí.

Joselo: Y la impaciencia, comoquiera estamos modelando a nuestros hijos esa impaciencia de otra forma. Así que yo creo que comienza en el matrimonio, cultivando una paciencia entre el esposo y la esposa.

Susi: Sí. Amén.

Joselo: Que reflejan un amor y paciencia entre ambos, que se refleja hacia los hijos.

Susi: Amén. La congruencia es súper importante entre el matrimonio y el trato con los hijos. 

Bueno, gracias por acompañarnos, Pastor Joselo. A todos los que nos escuchan, gracias, y recuerda que en esta serie te estamos ofreciendo un material para hacer devocional familiar con tus hijos. Ve a crianzareverente.com, busca el episodio 200 (muy fácil de recordar), y descarga la hoja de ayuda para que puedas tener algunos tiempos de devocional familiar alrededor de este tema de la paciencia, para que se lo enseñemos formalmente y no solamente en el ejemplo o en el día a día.

Gracias por acompañarnos, y continuamos la próxima semana. Bendiciones.

 

Compartir:

Autores

  • Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de tres adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México.

    View all posts
  • Es el pastor principal de la Iglesia Gracia Soberana en Gaithersburg, Maryland. Joselo completó su Maestría en Artes en estudios teologícos en SBTS, y está casado con Kathy Mercado y es padre de Joey y Janelle.

    View all posts

Publicaciones relacionadas