Una de las enseñanzas bíblicas más dificiles de aceptar para la crianza en el siglo 21 es esta: “No dejes de disciplinar al joven, que de unos cuantos azotes no se morirá. Dale unos buenos azotes, y así lo librarás del sepulcro” (Prov. 23:13-14). ¿Dios realmente quiere que usemos disciplina corporal? Y si es así, ¿cómo se lleva a cabo de una manera que honra a Dios y a la dignidad de nuestros hijos, y que contribuye al discipulado?
Transcripción:
Susi: Hola a todos, estamos aquí de regreso en Crianza Reverente y como les prometimos la semana pasada, estamos hablando de las herramientas divinas que Dios nos ha dado para nuestra crianza. La semana anterior hablamos de la comunicación y dijimos que hay comunicación y disciplina. O, como dijo mi esposo que está aquí con nosotros: “Boca y vara”. De una forma personal les comparto que he querido que tratáramos este tema porque muchas mamás me han preguntado sobre el uso de la vara, si es aceptable o cómo se hace, y creo que hay mucha confusión en cuanto a este asunto. Entonces antes de entrar de lleno a este tema de la vara, pensemos un momento de lo que hablamos en el podcast previo como un fundamento para lo que son la comunicación y la disciplina corporal. Mateo, bienvenido. ¿Puedes recordarnos un poco lo que hablamos la semana pasada sobre el objetivo que tenemos?
Mateo: Por supuesto que sí, saludos a todos. Lo que decíamos en el podcast anterior es que Dios quiere que trabajemos con nuestros hijos en todos los aspectos: cabeza, corazón y conducta. También mencionamos que la comunicación es la herramienta que puede llegar más directamente a sus corazones, mientras que la corrección o el castigo trata de la conducta en sí. Algo que debemos enfatizar es que Dios desea que ayudemos en la formación de nuestros hijos en cada uno de estos aspectos, no solamente en la conducta o en su corazón, sino en todas las áreas.
Estaba pensando que cuando mis padres me criaron el enfoque de la crianza en esa época era sobre la conducta, y quizás incluso fue así cuando nosotros empezamos criando a nuestros hijos. Pero mucho ha cambiado en los últimos años. Ahora todo es sobre el corazón, las emociones o los sentimientos. Y de hecho, el énfasis es que la conducta no importa, pero la Biblia si nos dice que aun el muchacho es conocido por sus hechos si su conducta fuere limpia y recta. Así que nosotros debemos corregir la conducta de nuestros hijos y exigir que sea apropiada y correcta, pero debe ser con un enfoque equilibrado en todos los sentidos.
Susi: Sí, es un tema muy confuso porque ha habido muchos cambios en estos últimos años. Nuestro hijo mayor tiene 17 y yo diría que en estos 10 años más o menos, quizás con las redes sociales y la información que tanto se comparte, ahora (más que antes) han entrado muchas filosofías y maneras de pensar. ¿Por qué este es un tema tan difícil para los padres creyentes de hoy? Creo que en generaciones pasadas no era tan extraño. Era aceptable que los padres utilizaran algún tipo de disciplina corporal, pero, ¿por qué hoy en día produce tanta confusión para los padres creyentes?
Mateo: Creo que tiene que ver con la sociedad en la que estamos viviendo, una sociedad que enfatiza mucho las emociones y evidentemente esto nos afecta a nosotros como padres, porque ninguno disfruta disciplinar a uno de sus hijos y mucho menos causarles daño físico. Entonces emocionalmente eso nos inquieta. No hay que olvidar que tenemos una sociedad que nos dice casi consistente que no debemos disciplinar corporalmente porque es abuso y violencia, y eso sí creo que es una reacción en contra de lo que se ha vivido en etapas anteriores, donde muchas veces los padres sí crearon abuso y violencia. Practicaban una disciplina que no era bíblica realmente, entonces el péndulo se ha ido completamente en otra dirección.
Susi: La reacción de la sociedad en general es: “¡Tenemos que dejar todo eso!” porque lo asociamos con un abuso que sí, es una realidad, que existía y que aún existe. Pero el problema es que hemos llegado al otro extremo.
Mateo: Y por supuesto, no queremos de ninguna manera justificar el abuso físico y tampoco que algún padre que esté en una disciplina incorrecta y antibíblica pueda llegar a este podcast, escucharlo y decir: “¡Ah! Tengo justificación bíblica.” No, hay muchas maneras de hacerlo que son bíblicas, pero también existen muchas en las que puede estar pecando contra Dios y en contra de sus hijos y si lo está haciendo, Dios le dice que deje de llevar a cabo ese abuso contra ellos.
Susi: Creo que esa es una aclaración importante, porque la disciplina con la vara bíblica no es abuso, esa es nuestra posición. Tú y yo creemos que se puede aplicar la vara de una manera bíblica sin que sea abuso y violencia, pero vamos a llegar a ese punto en un ratito. Primero, ¿por qué un padre o una madre cristiana aplicarían la vara con sus hijos?
Mateo: Lo primero que hay que entender es la naturaleza de nuestros hijos. Considero que tenemos unas ideas bastantes ingenuas acerca de cómo son realmente. Pensamos que son nobles y buenos, no obstante, la Biblia nos dice que son pecadores. En Proverbios 22 encontramos que la necedad está ligada al corazón de nuestros hijos, por eso, Dios nos ha dado la vara como una herramienta de corrección que alejará dicha necedad de ellos, pues la misma naturaleza pecaminosa y necia los lleva a despreciar la sabiduría y la enseñanza. Un padre podría estar enseñando a su hijo y dando toda la instrucción que debe darle, pero si no va acompañada de la vara frecuentemente esa enseñanza no va a llegar al corazón, porque el necio es sabio en su propia opinión y como resultado no obedece el consejo del sabio. Nos dice en Proverbios que ese hombre al que le parece derecha su propia opinión va por el camino de muerte, por la destrucción y la ruina. De hecho, en Proverbios 1:32 hay un versículo muy interesante que dice: ”El desvío de los ignorantes los matará y la prosperidad de los necios los echará a perder”. Muchas veces cuando el necio prospera, logra sus objetivos…
Susi: O sea, su papá lo deja, por ejemplo, que vaya por su propio camino.
Mateo: … Claro, para él eso es éxito, porque obtiene lo que deseaba obtener. No obstante, ese éxito y esa prosperidad lo lleva a perder, lo lleva a la muerte, entonces obviamente yo como padre cristiano amo a mis hijos y no quiero que ellos caminen de esa manera, que vayan por el camino de muerte. Por lo que Dios me ha dado una herramienta que es la vara que tiene que ir en conjunto con muchas otras cosas como hemos comentado y estaremos comentando. Así que esta es una herramienta muy importante. De hecho, si miramos el libro de Proverbios, libro escrito por el hombre más sabio de la tierra, bajo inspiración del Espíritu Santo para criar a su propio hijo y para darnos inspiración de cómo criar a nuestros hijos, desde ese momento que estamos diciendo si pensamos que no debemos aplicar la vara, estamos expresando que nosotros somos más sabios que Salomón mismo, más sabios que el Espíritu Santo o estamos indicando que la psicóloga, los memes de Facebook o nuestros amigos son más sabios que Dios mismo. Si yo soy un hombre sabio yo voy a escuchar el consejo de aquel hombre y que viene por inspiración del Espíritu Santo.
Susi: Entonces, ayúdanos a entender cuál es el efecto que realmente tiene la vara sobre nuestros hijos.
Mateo: Creo que hay dos extremos que a veces tenemos como padres: la primera es pensar que aplicar la vara es como una varita mágica y creemos que simplemente con haberla aplicado, ya en nuestros hijos va a desaparecer toda necedad y maldad de sus corazones, y no es así. Tiene que ser en un contexto de comunicación, al igual que otros elementos que están contribuyendo al discipulado de mis hijos, pero la vara en sí tiene un efecto muy grande sobre su corazón. Es decir, lo enternece para que pueda recibir esa palabra. Es interesante porque muchas personas dicen que la disciplina corporal es simplemente conductismo, que sólo acepta lo exterior y que no cambia el corazón de la persona, a lo cual las Escrituras dicen, por ejemplo, en Proverbios 22:15 que ya mencionamos: “La vara de la corrección aleja la necedad”. ¿De qué? Del corazón de nuestros hijos. Entonces no es sólo conductivo, de hecho, Proverbios 20:30 nos dice que: “Los azotes que hieren son medicina para el malo y el castigo purifica el corazón.”
Susi: Es decir, hay una conexión entre el uso de la vara y la corrección del corazón…
Mateo: Por supuesto, llega a su interior, por lo que no es mero conductismo. A veces, claro que se aplica de una manera que es sólo conductismo, pero no es así, aún más cuando se aplica bíblicamente. Entonces cuando nosotros estamos aplicando la vara en conjunto con una buena comunicación y con un buen discipulado, realmente vamos a ver cómo llega al corazón de nuestros hijos y cómo Dios transforma sus corazones.
Susi: En el podcast previo recomendamos el libro de Tedd Tripp titulado “Cómo Pastorear el Corazón de Su Hijo” y yo recuerdo hace muchísimos años cuando mis hijos estaban muy pequeños, leer el capítulo sobre la vara. No recuerdo exactamente el número del mismo, pero tiene un dibujito en el que explica cómo es que la vara ayuda a romper una capa dura que hay alrededor del corazón y es ahí donde la instrucción puede entrar. Ese gráfico se me quedó muy grabado, me ayudó como mamá, pues sentía que continuamente estaba disciplinando y disciplinando a mis hijos. Cuando los enviaba al cuarto, me preguntaba qué efecto tiene o qué efecto puede llegar a tener. En esencia, esa enseñanza yo la recibí realmente por fe, porque aún no llegaba a la etapa en la que veía resultados o el efecto que iba a tener con mis hijos al aplicar la vara de manera correcta.
Mateo: Una ilustración pudiera ser que la vara es como arar la tierra y al trabajar con ella, esa capa dura se rompe y ahora la semilla que viene a través de nuestra comunicación o la enseñanza de otras fuentes hace que ese corazón esté preparado para recibirla y que pueda echar raíces y dar frutos.
Susi: Creo que nos ha tocado a ti y a mí escuchar de personas que dicen: “Es que yo he intentado usar la vara, pero no he notado efecto, parece que no funciona…” Entonces ayúdanos a entender por qué a veces parece no tener resultado.
Mateo: Como dije no es una vara mágica. Si hay varios factores que pueden hacer que la vara no tenga efecto, el principal es el corazón humano. Nuestros hijos son seres humanos con una voluntad propia y no hay nada que nosotros podamos hacer que garantice que ellos vayan a amar a Dios, y recordar eso nos ayuda. Pero hablando de cosas específicas que nosotros hacemos como padres o deficiencias en nuestra crianza, yo mencionaría varias.
Primero, la falta de comunicación. Si sólo estamos aplicando la vara y no va acompañada de buena comunicación, la verdad no está llegando a sus corazones y realmente ellos no están entendiendo por qué estamos aplicando la vara. Tenemos que aplicar la vara en un contexto adecuado. Creo que otro factor podría ser la hipocresía de los padres. Si yo como padre estoy exigiéndole un comportamiento correcto a mis hijos y luego estoy dando un mal comportamiento en casa, pues por supuesto que dentro de ellos va a ver una resistencia a la corrección que estoy dando. Es por eso que debe haber un ejemplo, no perfecto, pero sí consistente con lo que yo estoy dando, de esfuerzo y crecimiento personal. Es decir, evidenciar el fruto del espíritu en mí y entonces si yo estoy viviendo de manera consistente mis hijos van a respetar lo que estoy haciendo a través de la corrección.
Otro error sería la inconsistencia cuando los padres disciplinan a sus hijos por algo y luego no disciplinan a sus hijos por la misma cosa (eso crea un conflicto interno) y como seres humanos nos gusta jugárnosla con el pecado por lo que estamos dispuestos a arriesgar como con los dados…
Susi: Y los niños son buenísimos con eso…
Mateo: Claro, y si saben que a veces sí y a veces no, muchas veces se la van a jugar, pero si conocen que siempre hay disciplina y hacen algo, definitivamente en ellos va a ver una reacción reflejada en su comportamiento y les va ayudar. Por lo contrario, si yo soy inconsistente no voy ayudar a mis hijos, no va a cambiar su manera de vivir y tampoco su vida cristiana.
Susi: Perdón, ahí en la inconsistencia también podemos meter el hecho de disciplinar, por ejemplo, algo que el niño hizo en público y me hizo quedar mal, pero cuando lo hace en casa no me importa, no me provoca una reacción. Es como una hipocresía también. ¿No?
Mateo: Por supuesto, porque nuestros hijos van a entender o van a tener la razón, de que bueno, si lo corrijo en la iglesia, o cuando estoy fuera de casa, con el pastor, algún hermano, pero sólo ahí, ¡Ah! pues entonces es solamente por quedar bien. Por lo que aprenden que allá fuera deben comportarse de cierta manera y aquí (dentro de casa), de otra. Son cosas que tenemos que vigilar mucho. Algo más que yo mencionaría, sería cuando nosotros aplicamos la vara con enojo, si hay una cosa que yo digo y que destroza la efectividad de la vara es hacerlo con enfado. Cuando aplicamos la vara con ira lo convierte en algo entre mi persona y mi hijo, osea entre los dos, esto es que tú me has ofendido, me has hecho enojar, me has afectado…
Susi: O me has hecho quedar mal.
Mateo: Exacto, eso es algo que nos motiva muchas veces como padres para efectuar la corrección. Entonces, yo quiero estar muy seguro de que no aplico la vara con enojo porque eso despierta en el corazón de mi hijo rebeldía, y eso le motiva a enojarse también conmigo. Si hay un error que debemos de corregir como padres es el de aplicar la vara con ira, no podemos hacerlo de esa manera.
Susi: Y yo diría como testimonio personal que batallé al principio con esa frustración. Quizás no me enojaba a gritos, pero disciplinaba a mis hijos con frustración y desesperación. Fue muy importante para mí eso que tú dices de entender que esta ofensa de mi hijo realmente no es en contra mía, (aunque claro, quizás me desobedeció a mí) pero su problema principal es con Dios. Así que mi interés principal es que él aprenda a someterse a Dios y que un día llegue a tener una relación correcta con Él. Eso fue lo que a mí me ayudó a bajarle al enojo y a la frustración, a poder disciplinar diez veces en un día por lo mismo sin enojarme, porque ese problema era entre mi hijo y Dios y yo quería ayudar a que él pudiera restaurar dicha relación.
Mateo: ¿Y cómo podemos ayudar a nuestros hijos a caminar bien delante de Dios? Si nosotros les estamos castigando de una manera que no agrada al Señor.
Susi: ¡Aja! Porque la Biblia dice que el enojo no tiene ningún lugar.
Mateo: Claro, no obra la justicia de Dios por lo que debo cuidar mucho mi enojo y aplicar la disciplina de una manera controlada por el Espíritu Santo.
Susi: ¡Ay! Y eso significa que como padres debemos andar con el control del Espíritu Santo y ese es también el gran reto de la crianza. Y en los minutitos que nos quedan el día de hoy, queremos ser prácticos, porque hay muchas preguntas que nos llegan. Y una de las preguntas es: ¿Desde qué edad puedo empezar a corregir, tal vez no con la vara, pero sí de forma correcta a mi bebé?
Mateo: Es una pregunta difícil y va a variar con cada niño. Básicamente cuando el niño tiene la capacidad y la madurez para entender lo que papá y mamá quieren y lo resiste, entonces es el momento para empezar a disciplinar físicamente de alguna forma. Evidentemente debe ser apropiada a la edad o la etapa en la que está, es decir, que no lo vas a disciplinar de la misma manera cuando tiene seis meses a cuando tiene seis años. Si el niño sabe que es hora de que mamá le cambie el pañal, no obstante, él quiere jugar con sus juguetes por lo que empieza a patalear a querer bajarse de la mesa o del sofá, si el niño entiende lo que mamá está diciendo entonces se puede aplicar algún tipo de disciplina para darle a entender que debe obedecer. En esto creo que es importante que el menor empiece a comprender desde pequeño lo que significa la palabra “no”, que entienda que él no puede vivir como quiere y que tiene que someterse a la autoridad de sus padres.
Susi: Sí, creo que tú y yo aprendimos eso que de que cada niño varía mucho, porque nuestro primer hijo fue un niño…
Mateo: Inocente…
Susi: Sí, casi nunca se resistió para un cambio de pañal o para una siesta, siempre comía super bien y cuando llega nuestra hija fue que comenzamos a disciplinar y no antes con su hermano que le llevaba un año y medio de su edad. Ella nació con una personalidad muy diferente, desde muy chiquita yo la tenía que sostener las piernas y decirle: “No, es hora de cambiar el pañal” y yo diría como madre que cuando le empiezas a enseñar lo que es un “no” tal y como tú dices, evitas después una aplicación severa de disciplina, porque con una nalgadita en el cambio del pañal rápidamente aprenden.
Creo que es importante que la actitud de mamá no sea dura, es decir, el cambio de pañal puede ser divertido, pero la mamá debe exigir que el niño aprenda a someterse. Hay muchas cosas de las que ahí podíamos hablar, pero el punto es que el niño no debe resistir la autoridad de sus padres y debe entender lo que ellos desean, por lo que debemos poner algún tipo de disciplina. Yo quería citar Proverbios 13:24 porque dice: “El que detiene el castigo a su hijo aborrece, más el que lo ama desde temprano lo corrige” así que sí podemos empezar desde temprano.
Mateo: Y creo que empieza mucha antes de lo que nosotros pensaríamos, de hecho, esto es algo que la psicología moderna está descubriendo, algo que la Biblia ya decía. Hay estudios que dicen que los niños desde una edad muy pequeña, desde meses, ya empiezan a entender cómo manipular, cómo mentir, aunque no sea verbalmente a sus padres. Ya empiezan a manipular y a mentirles, a lo que anteriormente los psicólogos decían: “No hasta los dos, cuatro años los niños no saben mentir…” lo que no es verdad. La psicología ya entiende que los niños de muy temprano logran comprender lo que los padres buscan, pero ellos desean resistir dicha autoridad y es aquí que nosotros como personas que conocemos la Palabra de Dios deberíamos entender y aplicar esto.
Susi: Así es. Entonces unos minutitos nada más para hablar de cómo se hace. ¿Cómo se aplica la vara de manera práctica?
Mateo: Pues simplemente les vamos a explicar lo que nosotros de manera habitual hacemos o hacíamos con nuestros hijos, que gracias a Dios están pasando esa etapa de la aplicación de la vara. Y es que cuando existe o ha existido una ofensa de por medio, el enviar al niño a un lugar que está ya preestablecido para que la disciplina se haga en privado. Es importante recalcar que se haga en privado. Nuestros hijos sabían que cuando ellos se portaban mal los enviábamos normalmente a nuestra recámara y ahí es donde se hace todo el proceso de disciplina corporal con ellos. No es algo en lo que nomás me enojo y agarro lo que tenga a la mano, no, es algo que nosotros y el niño sabe cómo se hace.
Esto tiene dos ventajas, una de ellas es tener ese lugar privado y la otra es que si yo estoy enojado tengo tiempo para controlarme, pues normalmente vamos a la recámara y hablamos con nuestros hijos y buscamos que ellos reconozcan lo que han hecho mal. Antes que nada nos aseguramos de que sabíamos lo que pasó porque podemos equivocarnos, y cuando hemos hablado la situación, ellos han reconocido su error, normalmente les decimos cuantos cintarazos le van a tocar. De forma personal como yo lo hago, es que le digo que se acueste sobre mi regazo y deje su parte trasera en una posición adecuada para la aplicación de la vara, y creo que es importante que esto no se convierta en una lucha, porque soy más grande lo agarro con mis brazos y le estoy intentando dar sus nalgadas mientras el niño está luchando por escaparse. Para nosotros no era así, nosotros les decíamos a nuestros hijos te van a tocar tres o cuatro por alguna ofensa y si ellos luchaban y no se querían acostar entonces les decíamos: Si antes te tocaban tres ahora van a ser cuatro. Así que aplicábamos la vara, y luego ellos estaban llorando, los abrazábamos, dejábamos que lloraran todo lo que querían y por último orábamos juntos. Normalmente terminaba la disciplina con un ambiente muy tierno donde se ha restaurado esa relación y era algo muy bonito.
Susi: Sí, yo creo que es muy importante cómo termina la sesión de disciplina, porque a mí me han preguntado amigas, cómo debe terminar la disciplina, porque terminan de corregir a sus hijos y estos corren con papá para consolarse y se quedan enojados con mamá. Siempre les dijo que no terminen esa sesión de disciplina hasta que el enojo del niño no esté ahí, porque si el niño se queda enojado, realmente su espíritu no se ha quebrantado y no se ha sometido al proceso.
Mateo: Y creo que ahí es importante que los padres estén de acuerdo y trabajen en conjunto y que se sometan a lo que la Palabra de Dios dice. Que no se convierta en un juego de mamá contra papá o viceversa y por otro lado el niño aprovechándose de cualquiera que le vaya a dar más compasión. Si los dos lo practicamos y los dos estamos de acuerdo porque lo dice la Palabra de Dios eso va a ser sano para el discipulado de nuestros hijos.
Susi: Es muy importante que trabajen juntos. Quiero mencionar que sé que hay algunas mamás que escuchan este podcast que no tienen esposos cristianos, por lo que cada situación es diferente y aunque tratan de efectuar la disciplina, sus esposos no las apoyan. Lo que esa mamá necesita es orar y entregar eso al Señor, pedir mucha sabiduría y seguir realmente por fe.
Quiero terminar con eso de que, como todo en la vida cristiana, el uso de la vara en la crianza es un acto de fe porque Dios sí lo manda. Si queremos ser padres que seguimos los métodos y los mandamientos de Dios no nos queda de otra, tenemos que obedecer, pero sí, es un paso de fe.
Mateo: Y a veces es difícil porque no vemos los resultados, porque nuestra sociedad, amigos y familia nos dice, “No lo hagas”, pero tenemos la perfecta Palabra de Dios, y el hombre más sabio de la tierra, y un padre sabio debe seguir lo que esta Palabra nos dice.
Susi: Que Dios nos de mucha sabiduría y que esta semana nos estemos evaluando en cuál es nuestra actitud hacia el uso de la vara y la disciplina en general, pero aún más en quienes vamos a confiar. Que Dios nos ayude a tener un corazón sumiso a lo que Él nos manda. Que Dios les bendiga.
Transcripción por Angela Canchingre Rizo