Si somos padres que buscamos amar a Dios con todo el corazón y adorarle exclusivamente a Él, ¿qué dice Deuteronomio 6 sobre nuestro acercamiento a la Palabra de Dios? Exploremos juntos las motivaciones, actitudes y acciones que caracterizan al padre o la madre que busca tener las palabras de Dios sobre su corazón.
Transcripción:
Deuteronomio 6:4-7 dice así: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.”
La semana pasada hablamos de este pasaje y vimos el contexto. Hablamos del hecho de que nuestros corazones son idólatras porque no tienen a Dios como único Señor. Solo así podremos vivir el resto de este pasaje. Si recién estás llegando a este Podcast de “Crianza Reverente” y no pudiste escuchar el episodio de la semana pasada, te animo a ver el capítulo anterior porque lo que vamos a hablar hoy se construye sobre esa base.
Entonces, si adoramos a Dios de un corazón sincero y no dividido, amándole de todo corazón, alma y fuerzas, seguimos con el versículo 6 que dice: “Estas palabras que yo te mando hoy estarán sobre tu corazón”. Tenemos otro paso en la secuencia; normalmente cuando queremos hablar de crianza queremos llegar directo al versículo “y las repetirás a tus hijos”, ¿no? Pero aquí la secuencia es que Dios sea primero nuestro verdadero Señor, único Señor, a quien amamos con todo el corazón, y si es así, entonces valoraremos sus palabras tanto que las traeremos en el corazón.
Y ¿qué significa eso que dice “estarán sobre tu corazón”? La traducción NVI dice “Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando”. ¡Ah! Entonces tengo que ponerme a memorizar, ¿verdad? ¡Eso es lo que quiere decir! Así voy a poder ser una buena mamá y así voy a poder citarles versículos a mis hijos todo el día; ¡eso es lo que necesitan!
No creo que sea exactamente eso a lo que se refiere, aunque definitivamente la memorización es una parte esencial de esto. Creo que necesitamos tomar un paso atrás y preguntarnos: ¿Cuál es nuestra perspectiva y cuál debe ser la perspectiva con la que veo esta indicación de Dios? ¿De dónde partimos?
Acabamos de escuchar: “Amarás a Jehová tú Dios”. Entonces necesito tener eso en mente cuando leo el siguiente versículo. Quisiera que pensaras un momento sobre una pregunta que quizás nunca te habías hecho: ¿Qué perspectiva tienes de la Biblia? ¿Qué es la Biblia en tu vida diaria, en tu familia, incluso en tu iglesia?
Te cuento un poco de mi historia para que entiendas a lo que voy. Desde que yo era bastante pequeña mis hermanos y yo nos levantábamos muy temprano. Mi papá era maestro y tenía que llegar temprano a la escuela, entonces yo recuerdo a los 8 o 9 años de edad estar sentada en la sala lista, desayunada y leyendo mi Biblia a las 6:30 am. Pasaba también un tiempo de oración; era lo que hacíamos, había que leer la Biblia.
Igual con el devocional familiar, casi todos los días sin fallar, alrededor de la mesa o en la sala, mi papá leía unos versículos, lo platicábamos y orábamos. Desde una temprana edad yo supe que de alguna manera la Palabra era importante. En retrospectiva muchas veces las cosas se ven más claras, ¿no? Ahora que evalúo mi experiencia de vida con la Palabra, entiendo que por muchos años fue simplemente una tarea más, algo que yo cumplía como buena cristiana. No quiere decir que no tenía valor, pero así yo lo veía, yo lo sentía, y estoy tan agradecida con Dios porque ese hábito que mis padres inculcaron en mí yo lo pude mantener incluso cuando quizás mi motivación no era la mejor.
La obra que Dios hizo en mi corazón fue gradual cuando tuve que dejar a mi familia y regresar a mi país (mi familia vivía en Chile, eran misioneros ahí), entonces regresé a mi país natal (E.U.A) a estudiar, y ahí fue que Dios me confrontó acerca del objeto de mi confianza. O sea, ahora no estoy cerca de mis padres, entonces ya no podía confiar o depender de ellos, ¿Confiaría en mí misma? ¿En quién confiaría? A través de maestros piadosos y también esa disciplina de lectura que ya era parte de mi vida gracias a mis padres, Dios me ayudó a entender que Su Palabra es suficiente para darnos dirección y sabiduría, y yo creo que Deuteronomio 6 está hablando de una decisión así, de una mentalidad, no solamente de una actividad.
Cada día tú y yo escogemos qué hacer con la Palabra de Dios, y lo que decidimos, lo que tú decides, depende de cómo ves a Dios y cómo ves a Su Palabra; también depende de cómo te ves a ti misma, y yo te propongo que si tú no estás de manera regular en la Palabra es porque tú no crees realmente que necesitas a Dios. Yo lo veo en mi propia vida, cuando no busco estar en la Palabra es porque según yo “he dejado de necesitar a Dios”. Obviamente yo no lo diría así, pero es lo que reconozco que está sucediendo en mi vida.
Entonces, lo que nuestros hijos necesitan son mamás que sean mujeres de la Palabra y papás que sean hombres de la Palabra, tenemos que ser padres de la Palabra. La Palabra debe tener un lugar muy alto en nuestras vidas, y te quisiera mencionar varias razones por las que creo esto:
- Debes ser una mujer de la Palabra por quién eres.
Yo necesito ser una mujer de la Palabra por quién soy. Y ¿quién soy? Soy una mujer creada a la imagen de Dios, pero caída en pecado, yo soy pecadora, y la Biblia, la palabra de Dios es un espejo que me revela quien soy, porque sin ese espejo yo no me veo de manera acertada.
2 Corintios 3:18 dice: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”
En ese espejo yo veo quién soy, solo en ese espejo verás quién eres realmente y ¿qué veo en ese espejo? Bueno, la Biblia dice, por ejemplo, en Jeremías 4:22 que soy necia; en Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.”, yo veo que soy ignorante; en Jeremías 10:14 “todo hombre se embrutece y le falta ciencia”, también me recuerda que soy débil y susceptible al error; 2 Tim.3:6 “se meten en las casas y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados”.
Hermanas que somos mamás, necesitamos entendernos a nosotras mismas. Yo tengo que verme a mí misma de una manera acertada, y solamente cuando yo me veo en la Palabra voy a entender cuánto necesito la Palabra. Ahí yo veo quién soy.
- Debes ser una mujer de la Palabra por quién es Dios.
Dios se revela en Su Palabra. Este es Su libro, es la forma en que yo puedo conocer a Dios. Efesios 1:17-18 dice: “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”.
El hecho de que Dios se quiere revelar a mí en Su Palabra debe motivarme a buscarle en Su Palabra y a conocerle lo más posible; entonces al ir viendo a Dios constantemente en Su Palabra, voy a entender más mi gran necesidad de estar constantemente ahí en su Palabra.
- Debes ser una mujer de la Palabra por el camino que traza.
Pasar tiempo en la Palabra de Dios te guía por el camino de bendición. Hay claras promesas de Dios para los que aman la Palabra: Juan 14:23 “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.” ¡Qué gran promesa! Juan 15:7 dice: “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. El Salmo 1 habla del hombre que pasa tiempo y se deleita en la Palabra de Dios, y como resultado todo lo que hace prospera.
¿Cuánto queremos los padres que nuestra crianza prospere? Dios dice que lo que hacemos prospera cuando estamos saturados, pasando tiempo y deleitándonos en la Palabra. Cuando yo veo el valor de la sabiduría de la Palabra de Dios, yo voy a entender mi gran necesidad de estar en la Palabra, Deuteronomio 6 me dice que “estas palabras deben estar grabadas en mi corazón” ¿cómo se ve eso? Podríamos pensar que — ¡Bueno! Eso se ve en varias actividades— Pero quiero destacar que creo que primero se tiene que ver en ciertas actitudes.
Una persona que realmente es un hombre o mujer de la Palabra, va a tener ciertas actitudes hacia esa Palabra, y aquí es donde nuestro trasfondo nos puede afectar mucho; podemos tener actitudes muy arraigadas o perspectivas erróneas de las cuales ni estamos conscientes a veces. Hay muchos cristianos hoy en día que no tienen las actitudes adecuadas o necesarias hacia la Escritura; quizás ven las Escrituras como una serie de reglas, quizás las ven con amargura porque ven que les prohíbe hacer lo que quieren, quizás las ven como algo escrito por hombres y no por Dios mismo. Hay muchísimas actitudes que es posible tener sin entender que no son actitudes adecuadas.
Nuestros hijos van a notar y absorber nuestras actitudes hacia la Palabra de Dios, más de lo que van a escuchar nuestras palabras, y ellos necesitan que nosotros los padres seamos personas que se acerquen a la Palabra de manera correcta. Voy a mencionar 3 actitudes que son esenciales para poder acercarnos correctamente a la Palabra.
- Humildad.
No sé por qué es tan difícil para muchos cristianos, especialmente para los que nos hemos criado en la iglesia y toda la vida “estamos” en la Palabra. Es fácil desarrollar un orgullo de pensar que lo sabemos todo. Sin embargo, la persona humilde sabe que no puede sola con la vida, que necesita ayuda, entonces cuando yo me acerco a la Palabra en humildad, voy a poder ver en ese espejo y aceptar lo que veo ahí. Tenemos que ser como ese publicano en Lucas 18 que no veía nada de su propia justicia y solo veía su necesidad. Jesús contó esta parábola a personas que confiaban en sí mismas. Ellos no podían acercarse a Jesús o a la ley con humildad porque tenían una opinión tan elevada de su propio conocimiento y bondad.
Y ¿sabes?, me da tanta tristeza (y yo lo entiendo porque también lo he tenido en mi corazón), ver a mamás jóvenes que creen saberlo todo porque lo leyeron en internet, porque las personas mayores ya no les pueden ayudar porque son de una generación anterior y son ignorantes de tantas cosas que ahora se han descubierto, porque ahora ya hay muchos estudios y estadísticas, porque ahora los pediatras son más preparados, o porque los nuevos métodos de educación no existían cuando estaban ellas. Entonces por eso creen que ellas saben más; y si tú eres una mamá joven yo te advierto que esas actitudes pueden fácilmente convertirse en soberbia, y te va a afectar cuando te acercas a la Palabra. Puedes llegar a creer que tú sabes más que Dios mismo. Aunque es algo que no dirías, puedes proyectar esa actitud.
Necesitas acercarte a la Palabra con humildad, y no solamente en tu lectura bíblica en casa. Cuando escuchas la Palabra predicada, cuando estás en el estudio bíblico y una hermana da una aplicación y no estás de acuerdo, primero detente a pensar si no pudiera ser tu propia soberbia la que no abre esa puerta de humildad para dejar entrar la verdad. Tenemos que acercarnos a Dios y a sus instrucciones humildemente deseosas de saber lo que Dios nos quiere enseñar. Esto lo digo desde mi experiencia personal, porque he sido muchas veces culpable de esa soberbia.
- Confianza.
La mujer que quiere ser una mujer y mamá de la Palabra tiene que acercarse a la Palabra de Dios con una confianza plena, y esto quiere decir que ella no confía en sí misma, ella confía en Dios. ¿Entiendes como estas dos cosas son exclusivas? Es decir, no puedes confiar en ti misma y confiar también en Dios, y a veces no entendemos que estas dos cosas no pueden existir juntas. Yo me refiero a una confianza completa que no tiene que entender todo, que no tiene que ver los resultados o las pruebas de que funciona, que no tiene que sentir paz o sentirse bendecida para poder confiar en que lo que Dios dice es verdad y Él cumplirá sus promesas.
Gálatas 3:6 y 9 dice: “Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.”, “De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.” ¡Dios valora tanto nuestra fe! Y cuando yo abro mi Biblia y la leo, escucho la Palabra predicada o enseñada, necesito tanto una confianza plena en que Dios sabe lo que dice, que su manera es la mejor y que puedo depositar 100% de mi confianza en su Palabra aun cuando no entiendo todo. Esta es una actitud esencial para los padres cristianos.
- Amor.
Mi corazón debe clamar con el corazón de David cuando dijo: “¡Oh cuanto amo yo tu ley, todo el día es ella mi meditación!” ¿Puedes decir que amas la Palabra, que te deleitas en ella? El Salmo 1 dice “sino que en la ley de Jehová está su delicia” ¿Qué impacto tendría sobre nuestros hogares si las mamás encontráramos delicia en la Palabra de Dios? Si amáramos esa Palabra que imparte vida y sabiduría. Estas son las actitudes que necesitamos: necesitamos amor, necesitamos humildad, necesitamos confianza plena. Entonces, cuando una mujer y mamá o un papá tiene estas actitudes correctas hacia la Palabra, es natural que existan ciertas acciones, y normalmente pensamos en estas cosas primero, pero realmente las acciones que hacemos son resultado de las actitudes que tenemos.
Entonces, como yo amo la Palabra, ¿qué voy a hacer? La voy a leer. Como me deleito en ella la voy a memorizar. Como tengo confianza plena y humildad voy a reconocer mi necesidad, y entonces la voy a escuchar y la voy a obedecer. Debo hacer uso diario de ese espejo divino que Dios ha provisto. Quizás tú puedas pensar en actividades que no estás haciendo fielmente que pudieran ayudarte mucho a crecer en tu deleite y amor y estudio de la Palabra de Dios; quizás necesitas un plan de lectura; quizás necesitas escoger un pasaje para memorizar y pegar tarjetas en la casa, en el espejo, en la cocina; quizás necesitas juntarte con una amiga y estudiar la Biblia juntas o pedirle a tu esposo que si pueden estudiar algo juntos; quizás simplemente necesitas ser fiel a los cultos, las predicaciones y los grupos de tu iglesia. No sé qué necesitas hacer, pero esas acciones deben fluir de un corazón que confía y ama la Palabra de Dios. Entonces cuando Deuteronomio 6 dice, “estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”, se refiere a ese amor y confianza en la Palabra de Dios.
¿Sabes? Tú y yo como padres nunca seremos capaces de abrir nuestras bocas con sabiduría para nuestros hijos si primeramente no está la Palabra grabada en nuestros corazones, permeando nuestros pensamientos y determinando nuestras decisiones. Esto es una saturación total. Yo anhelo el día en el cual yo pueda pasar el día entero en el que no deje de pensar en quién es Dios y lo que le agrada a Él. Mi carne es tan poderosa y yo necesito tanta ayuda con mis pensamientos y mis actitudes; la Palabra es la que limpia y la que imparte sabiduría. Yo no tengo nada que ofrecer a mis hijos por mi cuenta, solo lo que Dios me da por su gracia puede ser de beneficio a ellos.
Así que te animo a considerar: ¿estas palabras están sobre tu corazón? ¿Están grabadas? ¿Cuáles son tus actitudes hacia la Palabra? ¿Qué actividades estás haciendo para que la Palabra de Dios esté saturando tu mente y tu corazón? Ve delante de Dios en oración humildemente ahora mismo, y pídele a Dios que te haga consciente de tu desesperada necesidad de Él cada día.