Categoría: Entrenamiento

Episodio #59: Cómo criar a un necio con Alejandra Slemin

0
noviembre 3, 2020

Si los padres estamos dispuestos a aceptar el diagnóstico divino sobre la necedad en el corazón de cada hijo, nos quedamos con la pregunta: ¿qué hago con estos necios que viven en mi casa, a quienes he sido llamado a criar? ¡No hay grandes y mágicos secretos para criar a un necio! La Palabra de Dios, y padres que han corrido por delante, nos pueden ayudar de una manera muy práctica para saber cómo criar a un necio. No te pierdas las sugerencias útiles que Alejandra tiene para ti en la conversación de hoy.

Baja la guía de estudio:

Guía de estudio Capítulo 9: Necedad https://crianzareverente.com/wp-content/uploads/2020/10/Capitulo-9-guia-de-estudio.pdf

Guía de estudio Parte B (cap. 8-14)  https://crianzareverente.com/wp-content/uploads/2020/10/hoja-estandar-Crianza-Guía-de-estudio-parte-B.pdf

Guía de estudio completa https://crianzareverente.com/wp-content/uploads/2020/10/Hoja-estandar-Crianza-Guia-de-estudio-completa.pdf

Preguntas de la guía Capítulo 9: Necedad

Principio: La necedad en el interior de tus hijos es más peligrosa para ellos que la tentación de afuera. Solo la gracia de Dios tiene el poder para rescatar a un necio.

  1. Proverbios 4:23 dice en la RV60: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Lee este versículo en por lo menos 2 traducciones más (NBLA, NTV, NVI, etc.). Al lado de cada frase o palabra, escribe una definición o idea ampliada. Al final, vuelve a escribir este versículo en tus propias palabras.“sobre toda cosa”
    “guarda”
    “tu corazón”
    “de él mana”
    “la vida”
    Escríbelo en tus propias palabras:

    Si este versículo es verdad, ¿cómo debe moldear nuestra expectativa en cuanto a lo que puede producir verdadero cambio en una vida?

  2. “Todos los problemas que tus hijos tengan con las palabras (y la conducta) son primero problemas del corazón” (p. 123). ¿Esta declaración del autor te choca o te sorprende? Él dice que esto es debido a que lo que gobierna el corazón de una persona siempre va a controlar sus acciones y palabras. ¿Cuáles acciones o palabras de tus hijos no has querido reconocer que representan problemas más profundos del corazón?
    ¿Cuáles han sido las “curitas” o los “parches” (soluciones temporales) que has intentado poner a estos problemas por no haber reconocido que son realmente problemas del corazón?
  3. Lee Ezequiel 36:22-28 y contesta las siguientes preguntas:
    1. ¿Qué dice Dios que es su motivación para actuar a favor de Su pueblo? (v. 22-23)
    2. ¿De qué quiere Dios limpiar a su pueblo? (v. 25)
    3. ¿Exactamente qué va a hacer Dios para cumplir este acto de limpieza? (v. 26)
    4. ¿Cuál será el resultado de las acciones de Dios profetizadas en este pasaje? (v. 27-28)
  4. Muchos padres cristianos podemos caer en el error que el autor describe como la “crianza monástica”, refiriéndose al concepto detrás de los monasterios. Se creía que al meter a personas que supuestamente deseaban ser santas en un lugar donde no tuvieran ninguna influencia exterior, podrían mantener la pureza y santidad. La historia deja en claro que esto no funcionó en lo absoluto. ¿Has creído que al simplemente proteger a tus hijos de toda influencia mala podrás lograr que no sean malos? Evalúa si has caído en creer en la “crianza monástica” en lugar de enfrentar la realidad del corazón de tu hijo.*Conversen en grupo sobre estas preguntas:
    ¿Hasta qué punto debemos limitar las influencias externas que entran a nuestro hogar?
    ¿Cuáles son algunas cosas que claramente deben ser excluidas?
    ¿Cómo es que una crianza monástica puede dañar la vida espiritual de tu hijo?
  5. Si bien aceptamos el hecho de que el corazón es la fuente original de toda conducta y palabra, todavía pudiéramos estar confundidos acerca de cuál es el carácter exacto del problema que tiene el corazón. ¿Qué identifica Proverbios 22:15 como la característica principal del corazón de un niño? ________________________  Si es así, ¿qué dicen los siguientes textos de Proverbios que amplían nuestra perspectiva sobre la necedad y cómo se manifiesta?

1:7 desprecia ____________________
10:21 muere por falta de ____________________
12:15 su camino es __________________________________
15:5 ______________________ el consejo de su padre
17:10 no aprovecha la _______________________
18:6 sus labios traen __________________
29:11 da rienda suelta a toda su __________
14:16 se muestra ________________________________
26:11 repite su necedad como ______________________________
10:23 hacer maldad es como una ___________________________
19:3 se __________ su corazón contra ____________________

6. “Como padres estamos llamados a ser representantes no solo de la autoridad de un Dios santo, sino también de su gracia redentora”. (p. 130) ¿Crees que eres mejor en hacer cumplir la ley que en extender gracia? ¿O has creído que extender gracia significa no aplicar la ley? Evalúa cuál es más tu tendencia para poder trabajar en equilibrar tu aplicación de la ley y la gracia.

7. El autor da cuatro palabras que los padres debemos llevar siempre con nosotros para poder criar correctamente a un necio. Lee la descripción de cada palabra y contesta las preguntas.

Gloria: “La única solución a la adicción que tu hijo tiene con su propia gloria es presentarle una mayor gloria” (p. 130). ¿Has alimentado el deseo de tus hijos por su propia gloria cuando les presentas otros “asombros” en vez del asombro de Dios mismo? ¿Estás aprovechando momentos diarios para ayudarles a ver su necesidad de Dios y su gloria? ¿De qué manera?

Sabiduría: Tus hijos no llegan al mundo deseando naturalmente la sabiduría de Dios, pero eso es lo que más necesitan. Tú debes estar comprometido a “venderles” la sabiduría de Dios como algo hermoso. ¿Has presentado a tus hijos solo las reglas de Dios o estás presentándoles la hermosura de su sabiduría?

Historia: “Háblales a tus hijos de cómo la Sabiduría vino a rescatar a los necios para que los necios se volvieran sabios”. ¿La historia de lo que Jesús hizo por nosotros tiene un lugar central en las conversaciones con tus hijos? ¿De qué maneras podrías aprovechar mejor las oportunidades que te brinda la necedad de tus hijos para contarles la hermosa historia de la redención provista a los necios?

Bienvenida: “No les grites a tus hijos; condúcelos a la confesión. Sé un representante visible de la paciente y perdonadora bienvenida que Dios extiende”. ¿Descansas tú en la aceptación y bienvenida que Dios te ofrece? ¿Estás comunicando este aspecto del carácter y la obra de Dios a tus hijos?

8. “El misterio de la forma en que Dios obra es que envía a necios para rescatar a necios y, por tanto, se necesita de gracia para ser instrumentos de Dios en el rescate de gracia”. ¿Qué necedad has practicado en tu crianza y en tu matrimonio (u otras relaciones en tu vida)?

¿Pierdes la cabeza, explotas en ira, manipulas y haces que todo se trate de ti? Reconoce tu necedad delante de Dios y de otros y pasa un tiempo en confesión, rogando la sabiduría de Dios en tu vida para ser un instrumento más útil en la vida de otros necios.

TRANSCRIPCIÓN:

Resúmen

En este capítulo #8 titulado “Necedad”, el autor Paul Tripp, quien escribió el libro que estamos estudiando, “La Crianza de los Hijos”, va a profundizar en un tema que ya se ha visto varias veces a lo largo del libro. Hasta ahora se ha presentado el tema de la profunda necedad en el corazón de los niños como un tema que apoya alguna otra enseñanza. Pero ahora vamos a meternos de fondo en esto.

Los padres nunca estamos tratando solamente con lo que nuestros hijos hacen y dicen. Siempre estamos lidiando con la fuente de esas palabras y acciones, que es su corazón. Por cierto, siempre estamos lidiando también con nuestros propios corazones, como bien sabemos. Necesitamos una teología práctica del corazón humano si vamos a comprender la situación de manera acertada y responder diariamente a nuestros hijos.

Proverbios 4:23 es un versículo bastante famoso. Dice: “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida”. Esto lleva al autor a darnos una definición del corazón: el corazón es la causa central de la personalidad de tu hijo. Esto significa que lo que gobierne el corazón controlará las palabras y acciones. ¿Ahora empezamos a entender por qué decimos que nunca estamos tratando solamente con acciones de nuestros hijos? Esas acciones, actitudes, palabras y gestos tienen una fuente; nacen en algún lugar.

Creer esto puede transformar nuestro enfoque cuando tratamos los problemas que cada niño tiene. Es muy diferente tratar ira como un simple rasgo de personalidad que tratarlo como una evidencia de un corazón idólatra. Ahora podemos identificar el verdadero problema y dejar de usar herramientas incorrectas que solamente se dirigen a la conducta.

Otro texto famoso y no tan popular de Proverbios es el 22:15: “La necedad está ligada al corazón del niño; la vara de la disciplina le alejará de él”. No estamos siendo crueles cuando miramos a nuestros hijos, reconocemos que tienen corazones necios, y utilizamos la disciplina que el Señor ha indicado para alejar esa necedad de su corazón. ¡El necio necesita rescate!

Hay muchas descripciones de un necio en la Biblia, y podríamos armar toda una lista de sus cualidades, pero la característica más seria es que el necio dice en su corazón que no hay Dios. Si nuestros hijos nacen necios, nacen sin ningún deseo en su corazón de buscar a Dios y someterse a Él. Todas las demás luchas y pecados que resultan de su necedad están arraigadas en este. Tu hijo naturalmente, en lo más profundo de su ser, niega a Dios. Este es el efecto del pecado sobre cada ser humano.

Entonces, ¿cómo criar a un necio? Pues, como hablamos en el episodio y capítulo sobre la ley y la gracia, las reglas sirven para protección, la disciplina es útil en ciertas áreas, pero aquí está la paradoja que presenta el autor: “La única esperanza para un necio es el Dios que ese necio niega. La única esperanza para un necio es la maravillosa gracia rescatadora, perdonadora, transformadora y liberadora”. Tendemos a ser mejores en hacer que nuestros hijos cumplan la ley que en extender y apuntarles hacia la verdadera gracia.

Para terminar, el autor nos da 4 palabras que dice debemos llevarlas diariamente porque representan el rescate de un necio. Son estas 4 palabras: gloria, sabiduría, historia, y bienvenida. Vamos a hablar un poco más de estas palabras en la conversación que sigue.

Si como padres deseamos ser instrumentos de rescate para nuestros hijos necios, tenemos que empezar por reconocer la necedad que está en nuestros propios corazones. Necesitamos ver la gloria de Dios, adquirir su sabiduría, recordar nuestra historia y experimentar la bienvenida que Dios siempre nos ofrece. Solo así podremos guiar a nuestros hijos en el camino de la gracia. El autor termina el capítulo diciendo esto: “el misterio de la forma en que Dios obra es que envía a necios para rescatar a necios y, por tanto, se necesita de gracia para ser instrumento de Dios en el rescate de gracia”.

Conversación:

Susi: Este capítulo que nos tocó esta semana es tan contracultural que uno podría decir, ¿por dónde empezamos? Por eso estoy tan agradecida que mi amiga, mi hermana en Cristo, Alejandra Slemin, nos acompaña otra vez. Ale, agradezco mucho tu disposición, tu entrega a la crianza bíblica de tus hijos. Creo que eres una mamá contracultural y estoy expectante de escuchar lo que Dios te ha enseñado sobre este tema. Empecemos por destapar algunas de las mentiras, si te parece bien. ¿Puedes decirnos qué tan contracultural es esto de que todos los niños nacen con un corazón totalmente necio?

Alejandra: Susi, yo estoy feliz de estar nuevamente contigo y con todas las personas que nos están escuchando a través de Crianza Reverente. Como hemos dicho anteriormente este tema me apasiona mucho. Esa pregunta que tú me has hecho de ¿qué tan contracultural es que todos los niños nacen con un corazón totalmente necio? me llega bastante fuerte. Fíjate, lo más tierno que yo he cargado en mis brazos han sido mis hijos. Imagínate cuando tú recibiste los tuyos, la emoción que llena tu mente en ese momento, que te entregan ese pedacito de tu carne el cual tú llevaste en tu vientre para nueve meses. Es posiblemente una de las experiencias más especiales que jamás podamos sentir. Imagínate si tu hubieses adoptado un niño, el día que te entregaron los papeles de adopción y cuando pudiste recibir en casa a ese niño, esa niña, que ahora es tuyo. De verdad que pocas cosas en la vida se comparan con la bendición de tener hijos.

Si has visto una fotografía de un bebé recién nacido, el olorcito del bebé, los deditos, la piel, la verdad es que nunca, Susi, nosotras nos vamos a imaginar, que ese mismo bebé podría generar en nosotras sentimientos completamente opuestos a estos iniciales. Yo te puedo decir, y tengo que confesar siendo honesta, que yo con mis hijos he sentido ira, he sentido enojo, cansancio, contención, o sea, he dicho “¡ya, por favor, que se acabe el día!”, para que se duerman porque estoy agotada. Y es que, Susi, desde que estamos embarazadas, en el caso de las hermanas que me escuchan (pienso que ellas estarían de acuerdo conmigo), nos preocupamos de todo: de la habitación del bebé, de qué doctor va a atender nuestro parto, de la clínica, de la ropita. Pero no entendemos que lo que estamos recibiendo, lo que sale de nosotras, es un pequeño pecador.

Nuestros hijos son especiales, pero son pecadores, hechos del mismo material que tú y que yo, con una capacidad innata de pecar, y con una necesidad imperante de la gracia continua del Señor. Vivimos en un mundo que nos dice, “ay, son tan lindos, son tan pequeñitos, son tan delicados”, y sí lo son, pero también son pecadores. Entonces, es difícil encarar esa ola del mundo que nos dice, “ay, no importa ellos son así”. La palabra de Dios nos dice que debemos de entrenarlos, que debemos instruirlos, porque ellos no nacieron como un muñequito para quedarse muñequitos, sino que nacieron como hombres y mujeres para glorificar a Dios.

Susi: Y el mundo ve a los niños, a los bebés, como algún tipo de hoja en blanco, ¿verdad? O sea, nace tu hijo y nace neutro, pero la Biblia enseña que tu hijo no nace neutro, nace pecador.

Alejandra: Nace como una herencia de pecado que debe ser transformada, nace con un corazón perdido que debe ser restaurado.

Susi: ¿Y cuánto crees que afecta a las madres y a los padres el día de hoy todo lo que el mundo dice y lo agresivo que es el mundo con el mensaje que predica sobre la bondad innata de los niños y todo eso? ¿Cuánto crees que todo eso afecta realmente a los padres, incluso quizás sin que ellos se den cuenta?

Alejandra: Yo pienso que en ocasiones desarrollamos una especie de idolatría con nuestros hijos. Vemos a los niños como los reyes de nuestros hogares; el día entero es alrededor de lo que ellos quieren, cómo lo quieren, cuándo lo quieren. Entiendo que eso nos aleja tanto de la real misión del porqué ese regalo tan precioso de ese niño o de esa niña nos fue dado. Entonces yo creo que afecta bastante que nosotros como padres cristianos asumamos la misión de este mundo como nuestra bandera de crianza. El punto por el cual esos niños nos fueron dados es porque debemos mostrarles a ellos el Evangelio de Cristo: porqué Cristo vino a este mundo, qué es el Evangelio. Nosotros cuando veamos a nuestros hijos, a nuestras hijas, tenemos que tener en cuenta quiénes son mis hijos, para que me fueron dados, y entender que mis hijos no sólo necesitan la ley, o la instrucción, o la autoridad, pero también necesitan la gracia abundante Dios. Así que como padres tenemos que estar alerta de no crear idolatría con nuestros hijos, sino de vivir con ellos de acuerdo con la misión para la cual el Señor nos ha dado ese regalo especial.

Susi: Sí, yo creo que si no le creemos a Dios lo que Él dice acerca de la necedad que está ligada al corazón de nuestros hijos es más probable entonces qué esa idolatría suceda.

Alejandra: Claro y se da mucho en los primeros años de vida, hasta que el niño no cumple los terribles dos, nosotras pensamos que “son mis nenes, que no tienen actitudes”. ¿Y sabes qué? Yo pienso que es importante que entendamos que la necedad viene con ellos. Porque yo pienso que esos 2 primeros años de vida de los niños, son años de gracia en los que el Señor nos está preparando y es como si nos dijera, “aunque él se porte mal, recuerda que él es frágil”. Pero comienza a prepararte, porque inmediatamente cumpla los 2 años vas a ver el verdadero carácter, vas a ver las verdaderas actitudes y vas a tener que buscar un método para ver cómo tu vas a responder ante eso. Entonces es para prepararnos, no es sólo para disfrutarlo.

Susi: ¡E incluso antes! Si tú todavía tienes bebés o estás esperando bebé, todavía tienes oportunidad desde muy temprano porque es muy importante creer que es pecador desde el día que nace. Esos terribles dos se manejan mucho mejor, de una manera mucho más fácil, cuando desde el primer día hemos entendido todo esto que hemos venido aprendiendo en este libro sobre la condición perdida que sufren nuestros hijos. Aprendimos sobre la autoridad en el capítulo pasado, esa autoridad que nos corresponde ejercer. Todo eso empieza desde el primer día. Sí, claro que es un bebé tierno y todo eso, pero si desde un principio estamos dispuestos a aceptar ese diagnóstico que Dios nos da sobre nuestros hijos, va a ser mucho más fácil el camino de lidiar con esa conducta. He hablado con mamás en shock, literalmente en shock, porque no saben qué hacer con ese niño de 2 años. “¿Qué pasó con mi angelito?” Y yo digo: “¡Es que tú nunca tuviste un angelito!”. Mi esposo dice: “¡tienes un angelito caído!”.

Alejandra: ¡Así es! Sabes que, nos enfocamos tanto en el cuidado físico, la atención física, que es necesaria y válida, que descuidamos entender que hay una atención espiritual que comienza desde el primer día. Por eso dice Proverbios 4:23, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”. La vida no existe sin un corazón que la genere. Y todo corazón humano es pecaminoso, así que si usted tiene un bebé cuyo corazón ahora mismo está latiendo, está en vida, ese corazón es pecaminoso y ese corazón no sólo necesita un cuidado físico externo, sino que también necesita un cuidado espiritual.

Susi: Así es, poco se habla de esto, pocas mamás o pocos papás escuchamos algo así cuando los bebés están muy chiquitos y creo que transformaría bastante nuestra crianza y nuestra actitud hacia nuestros hijos. Estaba pensando ahora que hay una amargura que yo he visto en las vidas de mamás en especial, porque hablo con mamás, pero también con papás. Hay una amargura que es común.

Alejandra: O la ira en el enforzamiento de la disciplina.

Susi: Esa ira brota a de un corazón amargado. Ese corazón dice, “es que yo no debería de tener hijos así, es que mis hijos no deberían de estarse portando así, mira todo lo que yo he hecho por ellos y tatatatata…”. Esa ira brota de no aceptar la condición y la tarea que me toca como ese cuidado espiritual al que tú te refieres.

Alejandra: Sí, del cuidado del corazón de ellos y del mío también, porque yo estoy hecha del mismo material que ellos y soy igual de propensa a pecar constantemente.

Susi: Son temas tan importantes, y le agradezco Señor por el ejemplo que tuve yo de niña, que mis papás nunca me dejaron creer desde muy chiquita que yo era buena, que yo controlaba, que yo mandaba. Todo eso es un don que los padres podemos dar a nuestros hijos. Me gustaría ser muy práctico por unos momentos, porque hay muchas mamás que me han comentado que no saben cómo se debe ver una sesión de disciplina e instrucción con sus hijos donde se abarcan las dos cosas: disciplina e instrucción. Tripp dice en este capítulo 9 que cuando estás disciplinando a tus hijos siempre debes acompañar la disciplina con instrucción, porque el problema real es el corazón. Entonces, ¿cómo se vería algo así con un niño quizás bastante pequeño, y un poquito más grande?

Alejandra: Bueno yo entiendo que debemos iniciar por el fundamento. Nosotras tenemos que tener verdad en nuestras mentes. Si tú estás escuchando este programa, yo quisiera, por favor, que tú busques un papel. ¡Lo voy a hacer súper práctico, Susi! Busca un papel y dibujas un corazón tan grande como lo puedas dibujar y si puedes recortar ese corazón con unas tijeras, perfecto, y sino sólo dibújalo en ese papel. Dentro de ese corazón, ahí me gustaría que tú escribas uno de estos 3 versículos, o los 3: Proverbios 4:23, Salmo 53:1- 3, o Ezequiel 36:26. Lo interesante de tener este corazón y de escribir uno de esos versículos, es que tú vas a tomar este corazón y lo vas a poner en la nevera de tu casa, sí, en la puerta de la nevera, como lo puedas pegar. Yo sé que cada casa tiene algún refrigerador y si no tienes refrigerador, en algún lugar visible. Ese corazón va a servirnos de recordatorio, porque es que la disciplina ocurre, o los eventos que necesitan disciplina, ocurren en lo cotidiano.

Por ejemplo, mientras yo estoy lavando los platos, mis hijos están afuera jugando y yo oigo, que la hembra le dice al varón “tatararara”, y el varón le responde “tararara”, entra el otro chiquito “tatararara”, y ahí se arma el berrinche (risas). Entonces mi deseo es que cuando yo vaya a corregir a mis hijos, yo pueda mirar ese corazón y entender este primer principio que quiero compartir con ustedes: Nuestros hijos necesitan ayuda, porque el corazón de ellos es perverso y ese corazón necesita ser renovado. Entonces cuando tú veas ese corazón piensa, “mi hijo, mi hija, necesita ayuda y yo estoy aquí para guiarlo a esa ayuda”. Si yo como mamá o como papá conozco a Cristo, y quiero que me escuches bien, yo tengo todo lo que necesito para instruir a mis hijos en Cristo.

Cuando veamos este corazón y vayamos caminando, y todas las madres y padres que me están escuchando saben lo que eso significa, cuando uno camina hacia sus hijos lo puedo hacer con gracia, o lo puede hacer con una ira que explota. Cada uno de nosotros que estamos lidiando con nuestros hijos, cuando nos acercamos a ellos, les estamos diciendo, “tú me importas, yo te amo más allá de tu comportamiento, más allá de tus caídas, más allá de tus debilidades, porque yo he recibido ese mismo amor de Dios”. Entonces ese corazón, yo quiero que entendamos que va a representar que mis hijos necesitan ayuda para que su corazón sea renovado, que nosotras estamos aquí para ayudar a nuestros hijos y que nosotras vamos a proponernos en el amor del Señor amar a nuestros hijos más allá de sus comportamientos.

Nuestros hijos, por el resto de sus vidas, tendrán que lidiar con el pecado. Esas actitudes que ellos muestran ahora son el resultado del pecado y nosotras, lamentablemente, nos queremos enfocar mucho en: cómo ayudó a mis hijos a que no peleen, cómo ayudo a mis hijos a que dejen de hablar mentiras. Y la realidad es que el Señor no está tan interesado en el resultado, el Señor está más interesado en que nosotras guiemos a nuestros hijos en el proceso. La ley no es suficiente, las reglas no son suficientes. La pregunta que las madres más me hacen son: ¿qué método utilizas, qué método utilizas para esto, qué método utilizas para aquello, el método uno, el dos o el tres? No, lo más importante es el proceso de cómo guiamos a nuestros hijos a lidiar con su pecado. Y hay una pequeña regla que yo como mamá llevo, que son “las 4 C”: Conexión, Convicción, Corrección y Consecuencias.

Conexión es ese momento cuando yo me voy a acercar a mis hijos. Esa primera interacción cuando mi hija le pegó a mi hijo, esa primera interacción. Yo tengo que estar pendiente de cómo yo hago esa conexión y regularmente yo le pregunto con calma, ¿por qué tú hiciste eso? ¿Que te motivó a hacer eso? Esa es mi conexión hacia ellos.

La segunda es la Convicción. ¿Qué tú crees que es ese pecado? ¿Tú crees que eso es pecado? ¿Tú crees que al Señor le agrada que tú trates a tu hermano así, o que tú trates a tu hermana así?

La Corrección es: vamos a ver qué dice Dios en su palabra. Es importante que, en el aspecto de la corrección, nosotras utilicemos la palabra de Dios, porque eso va a mostrar a nuestros hijos que nuestra sabiduría no viene de nuestra cabeza o de nuestras reglas, sino que hay un Creador, un Dios, una autoridad mayor que nosotras a la cual nosotras nos sometemos, y a la cual ellos deben de someterse. Entonces la corrección debe ir guiada de la palabra de Dios. Hay muchos recursos que podemos utilizar de versículos bíblicos. Mira, es tan sencillo como canciones, hay cancioncitas que yo he hecho de versículos bíblicos que las cantamos, sobre todo con mi hijo de 4 años, por ejemplo, acerca del amor, versículos bíblicos cortos que los podemos hacer canciones. Y eso es parte de mostrarle que la corrección es guiada por la palabra de Dios.

Y lo último es la Consecuencia. En cada edad desde pequeñitos, nosotros podemos utilizar consecuencias. Yo tengo una bebé de 12 meses y mi bebé de 12 meses cuando hace algo que no es debido tiene consecuencias. Claro, las consecuencias de ellas son retirarla del lugar, la consecuencia es quitarle lo que ella agarró, las consecuencias son más sencillas que tal vez con mi hijo de 12 años, pero siempre tener algún tipo de consecuencia. Sencilla, más fuerte, más disciplinaria como ustedes como pareja o como padres o como madre elijan, pero que haya algún tipo de consecuencia para que nuestros hijos entiendan que hay una paga por esa falta que nosotros hicimos. Esas son las cuatro “C”: la Conexión, la Convicción, la Corrección y la Consecuencia. Pienso que guiar a mis hijos así eventualmente cuando ellos estén solos y yo no esté a su alrededor, ellos tal vez pensarán en esas cuatro “C”, que con el tiempo fuimos entrenados.

Susi: Qué interesante, me encanta, me encanta ese proceso. Y como tú dices, estamos entrenando a nuestros hijos a lidiar con su pecado. Utilizando estas cosas podemos guiarles hacia Cristo. En estos cuatro pasos que estás dando, estás dando el Evangelio: está entendiendo su condición, entendiendo lo que sucedió. Porque a veces los niños ni entienden ellos mismos al principio por qué hicieron algo. Pero traes la convicción y también la corrección de la palabra, entienden que tienen una consecuencia, pero como tú dijiste al principio, eso no cambia tu amor por ellos, o sea, la consecuencia no es resultado de mi enojo, de mi frustración.

Alejandra: Por eso no es bueno iniciar con la consecuencia, sino con la conexión, yo estoy aquí para ti, yo quiero ayudarte, yo quiero escucharte, yo quiero escuchar qué fue lo que pasó.

Susi: Quiero saber tu perspectiva, quiero conocer tu corazón. Incluso, en la conexión, yo creo que podemos agregar el conectarnos con ellos sintiéndonos igual, mostrándoles que nosotros también lidiamos con nuestro pecado. Eso es parte también de esa conexión. ¡Me encanta eso! Creo que eso puede ser muy útil para los padres que dicen “es que no sé qué hacer en ese momento, quiero hacerlo bien“. Si tú nunca has practicado algo así, pudiera parecerte complicado, pero no lo es, no lo es realmente.

Gracias por compartir tu proceso con nosotros, porque queremos ser prácticos y no queremos dar pura teoría. Y sí, todos necesitamos ayuda. Quiero comentar sobre algo que tú mencionaste: que las reglas no son suficientes. Esto es algo que me encanta de este libro, que él enfatiza muchas veces que la ley tiene su lugar, las reglas tienen su lugar, pero él menciona en este capítulo que hay padres cristianos que practican la crianza monástica. Y a lo que se refiere es que creen que las reglas van a proteger a sus hijos, y por esto crean como si fuera un monasterio en su casa. Creen que, si protejo a mis hijos de la maldad que está ahí afuera, entonces ellos van a estar bien. Esto niega la doctrina del pecado inherente que todos tenemos. Quiero destacar que lo que Alejandra está compartiéndonos, es parte del proceso de cuidar de no confiar solamente en las reglas, porque todos sabemos qué sucedía en esos monasterios. Es famoso la cantidad de maldad que sucedía en esos monasterios donde no tenían ninguna influencia del mundo exterior. Así que tú no puedes provocar transformación en tus hijos por aumentarle las reglas, por limitarles, por educarlos en casa, por no dejar que tengan ninguna influencia externa. Eso no va a funcionar, aunque sí, debes protegerlos, pero eso no va a funcionar para transformar. Es solamente parte de la tarea que tenemos de cuidar a nuestros hijos, protegerlos, pero enseñarles a lidiar con ese pecado que ellos ya traen dentro de su corazón.

Y ahora para terminar, ya hemos pasado casi nuestro tiempo límite, pero no quiero terminar sin mencionar las cuatro palabras que en el libro el autor nos comparte. Dice “cómo criar a un necio”,  y él menciona que hay cuatro palabras que deben acompañarnos en nuestra crianza y estas palabras son: Gloria, Sabiduría, Historia y Bienvenida. ¿Qué pensaste, Alejandra, de esas cuatro palabras que él mencionó?

Alejandra: De verdad que lo primero que pensé fue Génesis capítulo 1, 2 y 3. Esa primera palabra “gloria”: quién es Dios, lo vemos en su naturaleza, lo desarrollamos a través de una gratitud diaria hacia Dios y no de una dependencia de Dios. Entonces para combatir esa necesidad de nuestros hijos desde que están pequeños podemos apuntarlos a la gloria de Dios, quién es Dios, y qué ha hecho Dios por nosotros.

Luego, la Sabiduría. Era lo que decíamos anteriormente, instruirlos a buscar a Dios en su pecado,  cuando se ven con convicción, nosotros podemos abrir la palabra de Dios, instruirlos a buscar la sabiduría para poder generar algún tipo de cambio en ellos a través de la palabra de Dios y de la convicción que trae la palabra de Dios.

Luego me encantó lo de la Historia: testificar quién es Jesús y de qué ha hecho Jesús en tu vida. Ése es el momento para compartir tú con tus hijos como tú has luchado con algún tipo de pecado, o cómo podemos ver en la Biblia historias de ejemplos de personas que lucharon con algún tipo de pecado y cómo el Señor restauró sus vidas. Porque ¡hay esperanza en Cristo!

Y por último, la Bienvenida: invitarlos a Cristo. Yo pienso que debemos ser muy imperantes en cómo comunicamos esto a nuestros hijos, porque a veces en la corrección, no invitamos a nuestros hijos a un Dios que los ama y a un Dios que los restaura, y a un Dios que los va a acompañar por el resto de sus vidas. Entonces es importante que los invitemos a Cristo, que mostremos gloria, quién es Dios, Sabiduría, instruirlos a buscar a Dios, la Historia, testificar de lo que Dios ha hecho y darles la Bienvenida, invitarlos a Cristo.

Susi: Amén. Gracias Alejandra, eso me encanta de la bienvenida. Cómo nuestros hijos tanto  necesitan saber que Dios siempre los está invitando a acercarse a Él, que es un Dios de amor, de aceptación basada en la obra de Cristo. Pueden encontrar ahí en Él todo lo que buscan, y nosotros también los padres, las madres, somos igual de necios que nuestros hijos y de necesitados. Gracias a Dios porque podemos ir corriendo a Él, nosotras como mamás, ustedes como padres y nuestros hijos también. Y Dios es suficiente para suplir toda la sabiduría que nuestros corazones necios tanto necesitan. Bueno ya terminamos por esta semana. Gracias, Alejandra, por tu disposición.

Te recuerdo que, en nuestra página, en la publicación de este episodio está la guía de estudio y obviamente también está la guía completa que puedes bajar en PDF y te animo a que en comunidad junto a tu cónyuge, junto a tu grupo de mamás o padres, que explores las preguntas, que seas transparente, que puedas caminar por la crianza en comunidad con tu iglesia local si es posible, porque esto es donde Dios nos ha puesto. Gracias por escucharnos una vez más, que Dios te bendiga.

TRANSCRIPCION: ANA RUTH ALMANZA P.

Compartir:

Autores

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

    Ver todas las entradas
  • Es una pecadora que está siendo transformada por Cristo y Su Palabra. Fue atrapada en la montaña rusa del matrimonio y la maternidad, re-definiendo el mandato de tomar su cruz y seguir a Cristo. Comprometida con discipular y aprender a deleitarse en Dios junto a otras hermanas, con la ayuda del Espíritu Santo está mostrando que ser cuidadosa de su marido, casa e hijos es un regalo glorioso de Dios. Esposa de su amado David Slemin y madre de 4 niños, juntos colaboran en la plantación de una iglesia en la ciudad donde viven en Canada. Alejandra ama la lectura, caminar en la montaña y servir en su comunidad.

    Ver todas las entradas

Publicaciones relacionadas

Ep 165: Padres que modelan: el ejemplo es crucial

Ep 165: Padres que modelan: el ejemplo es crucial

Los padres consumen una enorme cantidad de material impreso y digital sobre los “cómos” de la crianza de los hijos. Probamos métodos y estrategias con la esperanza de poder “hacerlo bien” y así tener hijos que “salgan bien”. Pero lo que más impacta la vida de un hijo...

leer más