El uso de anticonceptivos está entre los temas más confusos y difíciles para algunos matrimonios creyentes. ¿Es correcto planificar cuántos hijos quieren tener, y cuándo quieren tenerlos? ¿Hay principios bíblicos que podemos aplicar al tema de los anticonceptivos? ¿Un creyente se puede operar para no tener más hijos? ¿Hay métodos anticonceptivos que violarían la ética bíblica en cuanto al valor de la vida? Todo esto y más conversamos con el Pastor y Doctor Miguel Nuñez. ¡No te pierdas este episodio!
Transcripción:
Susi: Crianza reverente existe para llamar a la iglesia en general y a los padres creyentes en particular, a vivir sus vidas diariamente en reverencia y adoración delante de Dios, buscando obedecerle y seguirle y discipulando a sus hijos hacia lo mismo. Y existen algunos asuntos relacionados a la crianza que provocan muchas dudas en los corazones de matrimonios y de padres que genuinamente buscan glorificar a Dios y obedecerle. Uno de estos temas es la planificación familiar. Y porque creemos que la Palabra de Dios es suficiente para toda la vida y la piedad, hemos orado para poder hablar de este tema desde una perspectiva pastoral y al mismo tiempo tomando en cuenta el hecho de que hay asuntos médicos que considerar también. Y Dios ha contestado esas oraciones al proveer hoy de un invitado que es pastor y también es médico. Hermano, pastor y doctor, Miguel Núñez, muchas gracias por aceptar conversar el día de hoy con nosotros aquí en Crianza Reverente. ¡Bienvenido!
Pastor Miguel: ¡Gracias Susan! Para mí es un placer poder compartir este espacio contigo y poder contribuir quizás a aclarar la mente de algunos hermanos y hermanas que tienen preguntas, dudas o confusión en cuanto a este tema. De manera que, gracias de nuevo, y gracias a nuestro Dios por la oportunidad.
Susi: Nuestro hermano Miguel es pastor titular en la Iglesia Bautista Internacional de Santo Domingo. También participa, como muchos de los que aquí escuchan, ya saben, en muchos ministerios como Coalición por el Evangelio. Es autor de una pila bastante alta de libros muy buenos, muy recomendados. Y también está casado con su esposa Cathy, que ya fue también invitada aquí en el programa el año pasado. ¡Me encanta su esposa, hermano, es muy servicial y es ejemplar en su vida de servicio a otros creyentes! Me imagino que usted ya lo sabe.
Pastor Miguel: ¡Gracias por eso acerca de Cathy!
Susi: Y quería preguntarle, para que los hermanos que están escuchando le conozcan un poquito más. Es raro encontrar a alguien que sea médico y que también sea pastor. Es algo inusual. No sé si nos pueda decir, ¿qué es lo que más le ha sido de bendición o de ayuda por el hecho de que es al mismo tiempo pastor y también doctor?
Pastor Miguel: Yo creo que hay un par de cosas, Susan, que me han ayudado a poder ejercer ambas vocaciones, porque creo que ambas son vocaciones, ¿verdad? Yo creo que el médico necesita sensibilidad para escuchar al paciente que le trae quejas de un tipo o de otro. Son quejas que quizás para ti como médico son pequeñas, pero que para el paciente realmente representan un gran temor. Cuando alguien está pensando, por ejemplo, que tiene una malignidad y tú puedes decirle que: ¨Eso es muy común, eso es sencillo. No te preocupes.¨ Aún si es algo que tú mismo estás sospechando que pudiera ser maligno. Guiar a ese paciente con sensibilidad para poder hacer las investigaciones de lugar y poder llegar a un diagnóstico final va a requerir también de cierta sabiduría para poder, no solamente buscar el diagnóstico, pero también para comunicar el diagnóstico.
De esa misma manera, entonces, yo creo que a la hora de transportar eso al plano pastoral se necesita mucha sensibilidad para escuchar personas. Algunas traen problemas muy graves y otros traen problemas que son pequeños, pero que para ellos son montañas, y que tú puedes ver y dimensionar mejor y ayudarle a digerir eso mejor y caminar con ellos va a requerir también sabiduría para saber cómo hacerlo. Y finalmente, cuando uno está haciendo consejería bíblica, hablaba justamente esta mañana con alguien acerca de eso, la consejería Bíblica tiene mucho en común con la práctica médica.
Déjame comenzar con la práctica médica. Tú estás escuchando un paciente que te trae quejas, que te trae síntomas. Luego tú examinas al paciente y estás buscando por signos de cosas que puedes encontrar en el examen que no deben estar ahí. Después haces un diagnóstico y finalmente haces una prescripción. Bueno, en la consejería Bíblica, ¿cómo es el paciente? Te trae quejas, trae problemas, cosas que le duelen emocionalmente, y heridas al mismo tiempo. Aunque tú no examinas físicamente al paciente, pero, lo examinas espiritualmente para ver dónde hay falla en términos espirituales. Y luego tú tratas de hacer un diagnóstico entrecomillas y ahora, a la vez, encontrar cuál es el problema fundamental. Y luego haces una prescripción de cosas que el paciente debe hacer o no debe hacer. En ese sentido, creo que tienen mucho en común. A la hora de preparar sermones es muy similar y yo creo que abordo el estudio de un texto muy similar a como pienso cuando tengo un paciente delante de mí.
Susi: Qué interesante, porque ahora que está hablando me parece que también aplica en la crianza, ¿no? Como padres, a veces somos consejeros Bíblicos en muchos sentidos. Bueno, yo soy madre de tres adolescentes, y definitivamente así es muchas veces en mi casa. Y es interesante sentir el paralelo entre los mundos médico y pastoral.
Desde que comenzamos el ministerio de Crianza Reverente, hace dos años, no hay otro tema sobre el cual hayamos recibido más preguntas insistentes que el tema de la planificación familiar. Pero pensaba que quizás antes de entrar directo al tema, debemos hacernos una pregunta que puede ser como el telón de fondo para nuestra discusión. ¿Cuál es la visión divina de la familia y los hijos que Dios nos presenta en su Palabra?
Pastor Miguel: ¡Claro, cómo no! Bueno, yo creo que tenemos que irnos al libro del Génesis para iniciar y ver que Dios creó a Adán y a Eva. Un hombre para una mujer; una mujer para un hombre. Y al mismo tiempo los bendijo y los animó, por así decirlo, los estimuló, a que pudieran crecer y multiplicarse. Yo creo que eso es un plan que continúa ahí en términos generales. Por tanto, esos hijos deben ser concebidos como descendencia de un hombre y una mujer, no como se hace hoy, a través de donación de esperma y donación de óvulos y ese tipo de cosas. No. Los padres son responsables de sus descendientes biológicos.
Entonces, al mismo tiempo, en general, Dios quiere que estos matrimonios se casen, puedan ser fructíferos, puedan multiplicarse, puedan tener una descendencia. Pero no simplemente una descendencia y punto, por así decirlo. Porque cuando avanzamos en el Antiguo Testamento llegamos al libro de Malaquías, Dios hace una pregunta a través del profeta Malaquías. Aunque está expresada de forma distinta en diferentes versiones, pero en la versión hispana de Reina-Valera 1960 aparece la pregunta. Creo que en la Biblia de Las Américas viene también. ¨¿Por qué Dios hizo dos? ¿Por qué no hizo uno?¨ Y ahí mismo está la respuesta. ¨Porque quería una descendencia para Dios.¨ Entonces, básicamente lo que Dios está diciendo es: ¨Yo he creado una familia comenzando con un hombre y una mujer. Quiero una descendencia. Pero yo quisiera que, independientemente de cuántos son ese número de hijos, mi deseo, mi anhelo, es que esa descendencia pueda ser para mí.¨ Y ahí, entonces, entra el rol de los padres en tratar de proveer una educación cristiana, una conciencia cristiana, un modelo cristiano al levantar una familia. De manera que no es criar por criar, no es multiplicarnos por multiplicarnos. La multiplicación tiene que tener un propósito, un objetivo, aún si esos hijos no llegan a creer en Dios eventualmente. Pero en cuanto al rol y responsabilidad que a ellos como padres les tocaba, ellos jugaron su rol y yo creo que eso es lo que Dios está buscando.
Susi: Entonces, es tener una visión más allá de simplemente de si yo quiero tener hijos, cuántos yo quiero tener. Yo creo que la tentación moderna en especial es que todo se centre en el “yo” ¿verdad? En qué me hace sentir cómodo o qué me hace sentir pleno en la vida. Y de hecho, algunas personas han preguntado si es un mandato divino que los matrimonios tengan hijos. Y no sé, ¿qué respondería a esa pregunta?
Pastor Miguel: Bueno, yo creo que es un mandato en general y al mismo tiempo es un mandato que necesita ser caracterizado o cualificado. Y yo escuché en una ocasión una pregunta similar que le hicieron al pastor Piper y escuché la manera como él la respondió y me gustó porque creo que ilustra algo. Él habla de que en el libro del Génesis nosotros encontramos un mandato de dominar la tierra y, sin embargo, cada persona, o cada familia, no anda tratando de dominar toda la tierra, sino que va a dominar una porción de la tierra. De esa manera, el texto dice “creced y multiplicaos”, pero eso no dice que yo tengo que multiplicarme para llenar la tierra solamente con mi descendencia, sino que voy a cumplir con lo que yo voy a poder hacer. Y cada familia tendrá un límite que va a variar, desde condiciones de salud, condiciones de poder tener una familia, condiciones emocionales incluso, y hasta cuándo yo comienzo a tener hijos.
Yo tengo gente en la iglesia que recientemente se ha casado con una esposa que tiene 39 años, 40 años y ella está limitada incluso en si va a poder y cuántos va a tener. Entonces, una frase que yo uso mucho ¨no es tan simple como parece.¨ Necesitamos escarbar más para ver la respuesta más adecuada.
Susi: Sí. Desde el punto de vista de una mamá, o sea, una mamá me pregunta que si ella tiene que tener hijos. Obviamente a algunas parejas Dios no les da hijos, pero yo siempre les pregunto, ¿por qué no quisieras tener hijos? Porque desde Génesis 1 y 2, eso es lo que vemos como el plan de Dios. Tendríamos que escarbar ahí en el corazón para ver por qué es que uno no quisiera tener hijos.
Entonces, con esa visión divina en mente, la gran pregunta, la que yo creo que docenas de personas han mandado al ministerio es: ¿es pecado para el creyente usar anticonceptivos para la planeación familiar?
Pastor Miguel: Ok. Voy a responder tan directamente como pueda, pero voy a hacer un poquito de introducción. La realidad es, Susan, que todo el mundo planifica. Yo creo que eso es algo que quizás muchos no han pensado. Porque cuando en el pasado no había anticonceptivos y las personas se abstenían para no quedar embarazada en cierto momento de su historia, estaban planificando. Cuando usaban el método del ritmo, pues estaban planificando. De manera que la pregunta al final es, ¿cuál método de planificación familiar consideran algunos que es apropiado o no apropiado, pecaminoso o no pecaminoso?
Entonces yo creo que, comenzando con la planificación, es algo que todo el mundo hace. Luego pasamos entonces a lo que es planificación ya con anticonceptivos. Pero, lo cierto es que, no hay nada en la palabra que nos diga que el uso de anticonceptivos, per se, es pecaminoso. Si partimos del hecho de que ya dijimos, todo el mundo de alguna manera planifica con la excepción de aquellos que realmente ni piensan en anticoncepción, ni piensan en el método de ritmo ni piensan en términos de lo que es la abstención, pues esos serían los únicos que no están en plan, por así decirlo. Pero podemos abordar eso un poquito más adelante. No estoy tan seguro de que eso sea una práctica bíblica tampoco por algo que la misma palabra manda. Y es que nosotros tenemos que buscar la voluntad de Dios en todo, literalmente hablando. Y no podemos dejar esto fuera de la búsqueda de la voluntad de Dios.
Volviendo a los anticonceptivos, per se, no hay nada en la Palabra de Dios que diga que el uso apropiado médicamente hablando, y podemos seguir hablando de esto, de qué es un uso apropiado. El uso apropiado de anticonceptivos desde el punto de vista médico es que no contribuyan a lo que es el aborto. Si se hace de esa manera, no hay nada en la Biblia que diga que el uso de ellos sería pecaminoso. Ahora, si yo comienzo a usarlos, sin haber buscado la voluntad de Dios, sin haber cuestionado mis motivaciones de por qué estoy tratando de hacer esta planificación, si lo que ando buscando, como ya mencionabas, es mi comodidad, el desarrollo de mi profesión, que no interrumpa con lo que yo quiero hacer. Bueno, ahí el pecado ya no está en el anticonceptivo, está en la motivación que precede al uso del anticonceptivo.
Entonces es cómo ahí yo pequé de esta manera y ahora ésta es la manifestación de ese pecado. Y es que yo estoy tratando de ejercer un control y no quiero a Dios como parte de la ecuación y por tanto yo voy a hacer uso de esto sin pensarlo. De la misma forma, yo creo que el que trata de tener 15 hijos sin hablar con Dios, yo creo que tampoco está glorificando a Dios de esa manera, porque dejó a Dios fuera de la ecuación también. O sea que una vez más, no es tan simple como parece.
Susi: Entonces, ¿existen contraceptivos que pudieran causar un aborto? O ¿cuáles son las cosas que los padres cristianos deben saber? Y quizás puede decirnos algunas preguntas incluso que deberían de hacer a su ginecólogo.
Pastor Miguel: Claro. Bueno, yo creo que la historia de los anticonceptivos ayuda un poco. Cuando los anticonceptivos comenzaron a ser usados en la década de los 60 y posteriormente más hacia los 70 realmente. Creo que el primer anticonceptivo, si mi memoria no me falla, fue en Estados Unidos, se aprobó en Connecticut, al final de la década de los 60. Y esos anticonceptivos, como hasta el día de hoy, tienen una combinación de progesterona y estrógenos. Pero, en esa ocasión la cantidad de estrógeno que el anticonceptivo tenía era de unos 100 microgramos. Lamentablemente eso originó efectos colaterales más frecuentes que iban desde tromboflebitis, formación de coágulos en las piernas, émbolos al pulmón y mayor incidencia de cáncer. Entonces, eso hizo que la cantidad de estrógeno fuera bajado a 50 microgramos y luego todavía se seguían observando efectos colaterales, aunque en menor cantidad. Luego se bajaron a 30 microgramos, que es donde estamos hoy en la mayoría de los anticonceptivos.
Los beneficios y problemas con esa cantidad de estrógeno: Beneficio es que el chance de cáncer es menor, el chance de tromboflebitis es menor. El problema es que como es una cantidad tan bajita de estrógeno, la posibilidad de que la ovulación pueda ocurrir existe. No es muy frecuente, pero existe y se da. De hecho, conocemos personas que tomando anticonceptivos han quedado embarazadas. Entonces, ¿cuál sería el problema de que la ovulación ocurra? Bueno, es que el anticonceptivo funciona en más de una manera. El anticonceptivo no sólo previene la ovulación, sino que también evita que el endometrio, que es la capa del útero donde se va a incrustar el óvulo, se forme, que esté preparado para recibir el óvulo fecundado.
Y en tercer lugar, el anticonceptivo también altera lo que se llama el moco. En inglés sería el mucus, pero el moco de la vagina a través del cual nada el espermatozoide. Pues ese moco afectado hace esa natación del espermatozoide más difícil. Entonces, si el óvulo se fecundó ya allí hay una vida. Bueno, vamos a decir que, por un lado, el anticonceptivo con una baja cantidad de estrógeno quizás permitió la ovulación, número uno. Y número dos, no le hizo tanto daño, no alteró tanto el moco que el espermatozoide pudo nadar, pudo subir, pudo fecundar. Pero cuando ese óvulo fecundado viene a implantarse al útero, no encuentra un endometrio que se lo permita porque el anticonceptivo lo evitó. Entonces ese óvulo fecundado se habría expulsado y eso es una vida que se perdió. Entonces, pensamos que el anticonceptivo para ser usado idealmente debe tener por lo menos 50 microgramos de estrógenos. Obviamente eso hace que la persona asuma un poquito más de riesgo, de lo que hablamos, pero la probabilidad de un aborto sería muy, muy mínima, sino casi cero. Aunque obviamente como Dios es Dios nunca es cero. Pero la posibilidad de que el ovario ovule con 50 microgramos de estrógeno es muy remota. Pero no así con 30 microgramos de estrógeno. Entonces, ahí hay como algunas de las diferencias.
Susi: Y ¿eso aplica a cosas como el implante, el parche, el Mirena, ese tipo de cosas? ¿Hay como una variedad de estas cosas que una mujer puede usar? ¿Eso sería lo mismo, la misma regla en cuanto a dosis?
Pastor Miguel: Sí, bueno, el Mirena tiene la particularidad de que lo que tiene es sólo progesterona, no tiene estrógeno. El Mirena, con la cantidad de progesterona que tiene es probablemente suficiente para evitar la ovulación. Pero el Mirena tiene un problema también y es que también es un dispositivo que pudiera causar cierta motilidad del útero y no permitir entonces que el óvulo fecundado se implante apropiadamente. Pero como su mayor efecto es evitar la ovulación, pues la gran mayoría de los casos no va a ser abortivo. Pero nota que dije en la gran mayoría de los casos no en todos los casos. Va a haber casos donde va a ocurrir una ovulación donde pudiera fecundarse y donde entonces sí pudiera funcionar como algo abortivo.
Susi: Entonces, una buena pregunta para hacer al doctor si una pareja está considerando sus opciones sería expresarle a su doctor el deseo de evitar cuidadosamente que un método pudiera causar un aborto, un aborto espontáneo.
Pastor Miguel: Definitivamente. De hecho, hace quizás un año hablé con un colega ginecólogo acerca del Mirena y este tipo de anticonceptivos. Él había entrenado con alguien en Argentina que había participado en el desarrollo del Mirena y productos similares. Él es un colega católico pero que tiene creencias similares en cuanto al valor de la vida. Y entonces el habló con este investigador y él le dijo que es posible que actúe en algunos casos como abortivo, porque no podemos garantizar la prevención de la ovulación al 100 por ciento de los casos.
Pastor Miguel: Y tengo alguien en la iglesia que recientemente se enteró de que esto es así y, ya fue al ginecólogo o va a ir al ginecólogo para quitarse el dispositivo porque no se siente cómodo conociendo esa información.
Susi: Si. Y creo que cabe mencionar aquí que es cuestión de conciencia, ¿verdad? Porque casi todos los métodos te van a decir 99.5 o 98 por ciento y ya. Yo creo que uno como pareja tiene que decidir si su conciencia acepta ¿verdad? Tiene que orar delante del Señor, si su conciencia acepta esa mínima probabilidad o si prefiere usar otra cosa.
Pastor Miguel: Así es.
Susi: Muchas parejas hemos usado los contraceptivos para controlar el número de hijos o el tiempo en el que lleguen los hijos. O también está la pregunta comúnmente de ya tengo 2, 3, 4 hijos, ya tengo 33 años, o 35, pudiera seguir teniendo hijos por unos años más pero mi esposo y yo ya terminamos, dicen. O como pareja dicen, ¨ya no queremos más.¨ Entonces, ¿qué consejos puede dar también en esa situación para una pareja?
Pastor Miguel: Voy a comenzar con la última parte. Yo creo que cuando una pareja dice, ¨mi esposo y yo ya terminamos¨, de nuevo cada vez que escucho que Dios está fuera de la ecuación, no importa si es planificación familiar o cualquier otra cosa, hay algo que no está bien porque Dios no puede ser dejado fuera de la ecuación. Entonces, cuando digo tener a Dios en esta ecuación, en particular con eso, no estoy diciendo que eso implique tener todos los hijos que mucha gente entiende que yo debo tener, sino que, es preferible que la pareja diga, o yo preferiría oír de una pareja, “mi esposo y yo, o mi esposa y yo, hemos estado orando por un tiempo acerca de si nosotros debiéramos o no continuar teniendo más hijos de los que tenemos. (No importa si son dos u ocho o diez.) Nosotros hemos estado orando y después de buscar la voluntad de Dios, ambos, incluso por separado, vinimos y nos juntamos para ver lo que entendíamos cómo Dios se estaba dirigiendo a uno y al otro, incluso de manera independiente. Y los dos hemos llegado a la conclusión que parece ser que Dios está (y estoy diciendo esto de esta manera) parece ser que Dios está terminando nuestra familia en este momento.” Porque yo puedo tomar esa decisión a los 32 años y cambiar de opinión a los 34. Podría ser que Dios siga obrando en nosotros y nos presente algo que no vimos en la primera vez. Entonces yo creo que esa es la manera de proceder. Se busca la voluntad de Dios, por separado y luego juntos, y tratamos de encontrar un punto donde ambos estemos cómodos, no solamente con el tiempo que hemos dedicado a la búsqueda de la voluntad de Dios, sino a nuestras conciencias. Dios usa nuestra conciencia. Nuestras conciencias están tranquilas con esta decisión. Creo que la pareja debe tratar de dejar eso abierto, aunque esté planificando, por si Dios cambia sus planes para con ellos.
Susi: Y entonces ahí está la pregunta de operarse, de hacer algo que es más permanente. Porque he conocido casos donde el esposo decide que él ya terminó y va y se opera sin que su esposa esté de acuerdo. Eso puede pasar en una pareja cristiana. Entonces, ¿cuál sería una perspectiva Bíblica incluso sobre hacer una decisión más permanente como una operación?
Pastor Miguel: Claro. Voy a dar una respuesta a y b. La primera parte es: no creo que una pareja debe tomar decisiones unilaterales y mucho más decisiones de esa envergadura que afectan toda la toda la familia. Cathy y yo decidimos eso. Yo hablé con Cathy aún siendo la cabeza de la pareja años atrás, para decirle, ¨mira, yo creo que somos una sola carne y nosotros debiéramos tomar decisiones que afecten la pareja o la familia de manera conjunta todo el tiempo, no importa cuál sea el que sea el tema.¨ Y eso nos ha dado muy buenos resultados a lo largo de nuestra vida. El hecho de que yo sea cabeza no dice que yo tengo el derecho de hacer lo que yo quiera. El ser cabeza implica que yo voy a guiar nuestro matrimonio a través de un proceso de búsqueda de la voluntad de Dios, el discernimiento y decisión final. Ahí es donde está el liderazgo, en liderar el proceso de cómo vamos a llegar a la decisión. Y muchas veces en liderar el proceso hemos terminado en la opinión de Cathy, siendo la que se tomó en consideración. Porque liderando el proceso yo descubría lo que Dios estaba revelando a mi vida a través de Cathy misma. De manera que eso es una parte.
La segunda parte, en mi opinión, no creo que es sabio. Yo tengo gente en la iglesia que se ha operado. Yo no los condeno. Yo no los considero inferiores ni mucho menos. Pero cuando se me pregunta como consejero, yo no creo que es sabio afectar permanentemente la posibilidad de reproducción, porque como Dios es Dios, Dios puede tener planes que yo no conozco. Y a la edad de 32 años 33 una pareja puede permanentemente afectar la capacidad de tener hijos y Dios tener planes con ellos uno, dos o tres años después como lo hemos visto, por un lado. Por otro lado, es posible que el esposo o la esposa vaya a quedar viudo un año después, dos años después, si tiene 34 años o 35 años. ¿Y ahora? ¿Y ahora qué hago? Porque me quiero casar de nuevo, tengo la libertad Bíblica para casarme, pero ahora estoy limitado en mi posibilidad de tener hijos porque yo ya afecté eso permanentemente. Entonces yo creo que es preferible tratar de buscar una planificación a través de una metodología que es más temporal, que yo siempre puedo continuar o puedo parar, a tratar desde tempranamente afectar eso por todas las cosas que hemos mencionado y otras que quizás están en la mente de Dios que nosotros no estamos pensando ahora en eso.
Susi: Realmente son asuntos difíciles y creo que la crianza de uno mismo afecta incluso cómo nuestras conciencias funcionan. Cosas que se nos ha dicho toda la vida o que hemos aprendido los que crecimos en la iglesia tenemos ciertos prejuicios. Los que crecieron sin tener una familia cristiana tienen otros. Entonces creo que quizás podríamos terminar hablando de qué aspectos, porque podremos decir, la conciencia es buscar la dirección de Dios. Bueno, ¿qué aspectos del carácter de Dios, de cómo Dios obra, debemos tener en mente? Porque muchas preguntas de las que llegaron implican que o es la soberanía de Dios, o es mi decisión, y allí se muestra que no entendemos que nuestras decisiones están bajo la soberanía de Dios. Entonces, ¿qué aspectos del carácter de Dios debe considerar una pareja cristiana para que suelte ese control al que usted se refirió hace un momento?
Yo le comparto que, como hermana mayor en la fe, mayor de muchas de mis amigas mamás más jóvenes, yo veo una tendencia hacia el control más y más extremo en este día. Más que cuando mis hijos nacieron, hace diecinueve años que nació el primero. Entonces a mí me preocupa ese sentido de control que ejercen en muchas áreas de la vida y creo que esta es una. Entonces, ¿qué nos podría decir como para discipularnos un poquito de cómo es que nuestra conciencia puede ir floreciendo y creciendo para que tomemos esas decisiones para la gloria de Dios?
Pastor Miguel: Bueno, creo que la pregunta es muy buena. Yo creo que debemos comenzar con la idea de que Dios maneja toda su creación a través de lo que nosotros conocemos como su providencia. La providencia de Dios tiene que ver con el control y el cuidado de toda su creación, y eso me incluye a mí, por supuesto, y la familia en la que yo estoy, o la pareja a la que pertenezco. Esa soberanía de Dios es obviamente algo que tiene que ver o está allí directamente relacionado a la soberanía, el control y el derecho que Dios tiene de controlarlo todo y lo controla para su gloria, pero lo controla para mi bien también. Pero a la hora de ese Dios soberano llevar a cabo sus planes, pues frecuentemente, por no decir en todos los casos, porque hay un plano espiritual y de arcángeles y demás en el que nosotros no entramos, pero en el plano terrenal aquí abajo, esas decisiones se llevan a cabo a través de entes humanos, seres humanos.
Por eso cuando se elige al presidente de una nación, eso es parte de la soberanía de Dios. Porque en Romanos 13 nos dice que las autoridades que existen, existen justamente por Dios, han sido constituidas por El. La elección de un país es al final de la historia, Dios en su soberanía decidió que ese presidente subiera por razones que pudieran ser de bendición o pudieran ser hasta de juicio en algunos casos. De esa misma manera, a la hora de tener hijos, que es el tema que nos atañe ahora, pues la soberanía de Dios está en función también, y esa soberanía de Dios va a operar también a través de seres humanos como opera la elección de un presidente en un país. ¿Quiénes son los seres humanos que están involucrados en esa decisión? Bueno, el esposo y la esposa, pero Dios sigue siendo soberano y como Dios sigue siendo soberano en ocasiones por encima de la decisión de lo que esos esposos hayan determinado, Dios ha hecho prevalecer su voluntad.
Dentro de nuestra propia iglesia tenemos una pareja, un pastor y su esposa que, ya él tiene 44 años y la esposa debe tener 40, 41. Y hace un par de años atrás ya pensaban que habían terminado con la familia y de repente la esposa quedó embarazada.
Susi: ¡Sorpresa!
Pastor Miguel: ¡Exacto, sorpresa, sorpresa! Y el estar embarazada en principio representó como, ¡Oh, wow! ¿Y ahora qué? Pero están muy contentos. La niña nació. Quieren mucho a su hija y Dios tenía todavía una descendencia que darle, porque Dios vio que esa persona que nació tiene algo que aportar a esa familia a esta generación y por eso la hizo nacer. Y así conozco varios casos.
De manera que todavía el hecho de que nosotros tratemos de tomar control no saca a Dios de control. Pero sí creo que habla de nuestro corazón al nosotros tratar de permanecer en control sabiendo nosotros que al final Dios es quien tiene el control de todo lo que se mueve en Su universo. Aún de las células que están en mi interior, las que se vuelven cancerígenas, las que no se vuelven cancerígenas. No hay nada que escape del control de nuestro buen Dios. Y eso es lo que nos permite vivir en paz. De lo contrario, yo viviría muy ansioso.
Susi: Siempre recuerdo a una hermana en Cristo que conocí hace años, que decía, ¨yo tengo tres hijos, tengo el hijo de la pastilla, tengo el hijo del diafragma y tengo el hijo de…¨ ni me acuerdo cuál era el otro método. O sea, sus tres embarazos sucedieron cuando supuestamente ella y su esposo habían decidido que todavía no. Y ella dice, pues no cambiaría a mis hijos por nada. Dios me mandó los hijos que él quería. Y cuando yo según estaba controlando.
Pastor Miguel: Podría decir, “tengo 3 hijos de la soberanía de Dios”.
Susi: Exactamente. Y creo que es eso lo que tenemos que recordar. Yo recuerdo muy bien los momentos cuando mi hijo mayor, mi hija la segunda, estaban muy chiquitos y el concepto de tener otro bebé en ese momento me abrumaba. Pero ahora yo entiendo. Y sí tuvimos otro bebé unos añitos después. Pero yo veo esas vidas y yo digo, jamás en mi vida regresaría el tiempo y diría que no quisiera tenerlos aquí.
Cada vez que nosotros tratamos de controlar algo así, estamos diciendo que pensamos saber cuáles son las vidas que Dios quiere crear. Y es imposible para nosotros saber eso. Así que, yo creo que muchos padres necesitan refinar sus conciencias con la soberanía y el amor y la bondad de Dios. Y sí, algunos van a llegar a la conclusión que ya no van a tener más hijos o cualquier cosa. Y sí hay asuntos como la salud de la mamá, que sí se deben considerar. Y creo que ahí es donde la conciencia también impacta mucho, ¿verdad?
Pastor Miguel: Claro, y aún así, quizás alguno de los cristianos no quieran oír esto, pero, hay una parte económica en el sentido de que, si tengo dos hijos y estoy teniendo dificultad para mantener económicamente a dos hijos, yo no creo que sea muy racional, lógico o quizás responsable decir ¨ah, no, yo voy a tener un tercero porque Dios proveerá.¨ Bueno, es que con dos tengo dificultad con la provisión, quizás, si quiero un tercero, debo orar, a ver si Dios entonces de alguna forma me muestra el aumento de esa provisión que me permita entonces quizá tener un tercero, pero no puedo asumir. Yo creo que sería presuntuoso de mi parte si estoy casi pasando hambre con dos hijos, ¿cómo es que voy a obtener un tercero, un cuarto y un quinto?
Porque la Palabra de Dios dice que, si alguien no provee para los suyos, es peor que un inconverso. Y es en el contexto de ese texto primariamente cuando el proveedor, el hombre, no quiere trabajar y no está proveyendo para los suyos. Es cierto, ese es el contexto. Pero los contextos de los textos también nos permiten hacer aplicaciones que nos traigan asuntos confusos. En este caso, si no puedo proveer para dos hijos, pues traer un tercero y proveer ahora menos para esos dos hijos y el esposo y la esposa, pues yo creo que es comenzar a caminar en la dirección de lo que ese otro texto que mencioné está diciendo. Y es que no estoy proveyendo para los míos, pues creo que estoy pecando incluso, porque pude haber planificado de otra manera y ver entonces si Dios me ayuda a salir de donde estoy y con eso sería como una indicación, una luz verde que me diría, sí, mira, puedes tener el otro hijo porque mira cómo Dios te ha sacado de donde estabas justamente para complacerte en tu deseo de tener otro hijo.
Susi: Sí, me encanta como lo dice. No es simplemente de plano tomar una decisión de ya no tener más hijos, sino orar que Dios provea más ingresos para poder entonces tener suficiente para tener otro hijo. Y luego también hay que recordar que estamos hablando de pasar hambre. No estamos hablando de no poder comprarles a todos la ropa de marca y todos los juguetes nuevos que quieren. Vivo en una ciudad muy… bueno, es la ciudad más rica de México y entonces el materialismo es un problema muy grande aquí y creo que nuestra idea de proveer para la familia puede variar mucho. Pero me encanta ese consejo de orar y pedirle al Señor que provea suficiente para poder tener más hijos para la gloria de Él. Si es que Él así lo permite.
Pastor Miguel: Amén. Así es.
Susi: Pues muchas gracias, hermano, por tomar de su tiempo muy valioso, de su agenda muy apretada para poder hablar con nosotros de este tema. Y creo que hay muchos padres que genuinamente buscan agradar a Dios y glorificar a Dios y simplemente no han sabido todavía cómo abordar temas de esta índole, ¿verdad? Porque son difíciles, y agradezco que comparta con nosotros.
Pastor Miguel: Si, vivimos en una generación de mucha confusión y yo compartía con el equipo ministerial nuestro el martes pasado el devocional y hacía una pregunta y decía, cada cual podía responder de forma distinta. Pero, ¿cuál dirías tú que es la necesidad número uno, tu necesidad número uno, que pudiera ser la tuya en particular, pero quizá pudiera decirse que también es la necesidad de la iglesia? ¿Quizás no? ¿Quizás sí? Y entonces les digo, me voy a ofrecer de voluntario para dar la primera respuesta. Yo decía, mi necesidad número uno en medio de las circunstancias que estamos viviendo y con todo lo que tengo en mis manos para manejar, es sabiduría y discernimiento. Y yo creo que esa es la necesidad número uno para la iglesia, porque cuando nos vamos al jardín del Edén, lo que le faltó a Adán y a Eva fue discernimiento y sabiduría para determinar ¨esta voz que acabamos de oír no es la voz de Dios,¨ y número dos, ¨es inferior a la voz de Dios y por tanto, es una voz que nos está instando a la rebelión contra Dios.¨ De manera que, yo creo que la necesidad del ahora es sabiduría y discernimiento. Y ambas cosas vienen de arriba, vienen de nuestro Dios, no vienen de nosotros.
Susi: Amén. Amén. Esas voces que dicen “vive para ti mismo. No tengas hijos si te incomoda”. Muchas voces. Muchas voces están diciendo cosas en contra de lo que Dios dice. Es muy importante escuchar su Palabra. Muy bien, muchas gracias, hermano. Gracias por su tiempo.
Pastor Miguel: Un placer haber compartido contigo y orando que estas enseñanzas puedan iluminar la mente y la conciencia de mucha gente.
Susi: Así es, esa es nuestra petición. Y con eso te dejamos esta semana terminando este episodio y te esperamos otra vez aquí en Crianza Reverente la próxima semana. ¡Que Dios te bendiga mucho esta semana!