Categoría: Evangelio

Episodio #88: Cómo hablar con tus hijos sobre el infierno y el cielo con Moisés Gómez

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octubre 12, 2021

“Mami, ¿habrá tocino en el cielo?”. “Papi, si mi abuelo está en el cielo, ¿qué estará haciendo ahora mismo?”. Los niños tienen muchas preguntas, y van formando su concepto de la vida y la muerte, la eternidad y el carácter de Dios según las respuestas que reciben de sus padres. Aprovechemos las grandes oportunidades en el día a día para apuntarles hacia las verdades del Evangelio y la esperanza divina. ¡No te pierdas este interesante episodio!

Estudio bíblico de la semana: Apocalipsis 21 (Bajar e imprimir)

Recurso recomendado: El Cielo por Randy Alcorn

Preguntas de reflexión:

  1. ¿Has luchado con reconciliar el carácter bueno de Dios con su santidad que exige que exista un lugar como el infierno? ¿Cómo cambió tu perspectiva al escuchar esta conversación?
  2. ¿Has evitado decirles la verdad a tus hijos acerca de las consecuencias eternas del pecado? ¿Qué cambios podrías hacer en tu propia perspectiva para poder hablar mayor verdad a la suya?
  3. ¿Es la Palabra de Dios central y autoritativa en tu manera de pensar, y en tu vida familiar?

Transcripción:

Susi Bixby: No sé de ti, pero en mi vida el Evangelio ha llegado a ser más precioso todavía, en estas últimas semanas de estarlo meditando y estudiando juntos. Espero que compartas esa experiencia conmigo, y si recién te estás uniendo aquí al Podcast de Crianza Reverente o a esta serie, y te topaste con este episodio; porque buscaste el tema que vamos a hablar hoy, te animo a escuchar a partir del episodio #82 para que conozcas toda esta serie sobre el Evangelio.

Y hoy, en este episodio 88 queremos hablar sobre el cielo, el infierno y cómo es que podemos hablar estos temas con nuestros hijos de una manera bíblica y también compasiva. Hoy me acompaña un amigo de la familia Bixby y de Crianza Reverente. No es su primera vez aquí en el Podcast, así que algunos ya le conocen: Moisés Gómez. ¡Gracias por acompañarme Moisés!

Moisés Gómez: ¡Gracias Susi por la invitación y qué gran privilegio, el ser parte de esta serie donde han estado abordando el Evangelio, desde diferentes perspectivas!

Susi: Moisés tiene cierto prestigio en mi vida, ¡por ser esposo de mi gran amiga Betsy! ¿Y cómo están en la casa Gómez con un recién nacido? ¿Cómo van las cosas, Moisés?

Moisés: Bueno, ya tú sabes, haciendo el ajuste. Cada vez que uno tiene un nuevo bebé, es una nueva familia, es una nueva dinámica. Hay que hacer nuevos ajustes; ¡pero ha sido una bendición!; tratando de ayudar y colaborar todo lo posible, tratando de seguir dirigiendo la familia, sobre todo ya los más grandes; que aunque se convierten en colaboradores, pero no dejan de estar fuera de nuestra responsabilidad en la crianza que tenemos para con ellos también, pero bien bonito el tiempo y pidiendo fortaleza física para Betsy, que ha estado más al frente con el pequeño David.

Susi: ¡Sí! El pequeño David, que aún no lo conocemos; pero si el Señor quiere, pronto lo conoceremos, si Dios permite.

Moisés: Lo conocerán. Así es.

Susi: Hoy queríamos hablar, como habíamos comentado, sobre el cielo y el infierno. La meta es darnos herramientas, para tener esas conversaciones adecuadas. Primero, para tener una comprensión obviamente clara de lo que la Biblia dice. Quería preguntarte primero Moisés, no sé si ¿has experimentado en tu crianza que uno de tus hijos haga alguna pregunta, algún comentario sobre el infierno o el cielo o algo así?

Moisés: ¡Sí, claro! Siempre sale el tema de una manera u otra, pero a través de los años ha sido interesante ver como incluso ha evolucionado su opinión al respecto. Recuerdo una vez hablando del tema, nosotros estando en Santo Domingo, y Samuel decir: «Mira yo no quiero el infierno, porque hace mucho calor.» En el mismo momento que él dice eso, Josué dice: «Bueno, si hace más calor que aquí en Santo Domingo, yo tampoco quiero ese lugar.»

Fue tan espontáneo. Pero, sí te puedo decir cómo ha ido evolucionando. Es una realidad que el tema de la muerte y lo que el Señor nos ofrece a los que creemos y confiamos en Él, y lo que sucederá con los que no, genera en los niños cierta inquietud. Mi papá está bien avanzado en edad, «grande» como dicen en México, y mis hijos siempre preguntan si él es cristiano. Siempre están preocupados por el futuro de su alma; porque saben ya las implicaciones desde un entendimiento un poco más maduro; pero sí, súper jocosa sus opiniones, y uno se ríe de esas cosas.

Susi: ¡Sí!, porque los niños obviamente son muy ocurrentes y dicen muchas cosas; y creo que a veces los padres no sabemos si debemos reírnos, o si debemos regañarles y corregir su teología en el momento. Entonces, quizás al hablar de este tema, podamos tener una mejor idea de cómo tratarlo. Realmente  Moisés, yo sé que para mí que crecí en la iglesia, crecí escuchando muchas cosas; al ir creciendo y estudiando mi Biblia, me doy cuenta que aun estando en una familia sana, cristiana, yo crecí con ideas en mi cabeza que realmente no tenían un fundamento bíblico. Entonces, quizás podemos empezar, si nos puedes dar como un resumen breve de lo que la Biblia sí dice claramente sobre el cielo y el infierno.

Moisés: Lo primero que debemos de saber de manera clara; luego entraremos y ampliaremos un poco; que el cielo es donde está el trono de Dios. Isaías capítulo 6, por ejemplo, él habla que cuando él tuvo esta visión (Isaías), él hacía referencia: «Yo vi al Señor sentado en su trono y sus faldas llenaban el templo». El cielo es donde está Dios, es donde está el trono de Dios; y nosotros vemos como todo el Antiguo Testamento, Isaías habla bastante acerca de eso y luego también el Nuevo Testamento, nos recuerda de este lugar prometido donde estaremos con Él. El infierno pues, es el lugar que Dios ha preparado, dice Apocalipsis 20, para el tormento de Satanás y sus demonios; pero también para aquellos que rechacen la oferta de Cristo como el medio para salvarnos. Es un lugar real, de hecho, Cristo es la persona que más habla acerca del infierno en el Nuevo Testamento; y nosotros vemos que lo hace, no necesariamente para infundirnos temor; sino para entender las consecuencias que tiene rechazar la oferta del reino de los cielos que Él vino a anunciar y que nos vino a traer.

Así que, el cielo no es un lugar imaginario, ni el infierno tampoco. Son lugares reales que la Biblia habla desde una perspectiva real. Hay mucha evidencia bíblica, y también el infierno es el lugar que Dios ha preparado y destinado para aquellos que han rechazado a Cristo conscientemente, han apartado su mirada, se han revelado abiertamente a Dios a través de toda la historia de la humanidad.

Susi: Me encanta cómo lo explicas tan sencillamente; porque creo que tendemos a ver el tema como algo súper complicado; y hay cierta manera en que sí, puede ser complicado; pero realmente es sencillo. Me encanta lo que dices, de que Jesús habló de eso, porque muchas veces las familias usamos el Nuevo Testamento para leer, es algo común y es algo muy bueno. Entonces, quizás hay buenos momentos, oportunidades, al simplemente leer los evangelios de hablar estos temas con nuestros hijos y enfocarnos en lo que Jesús dice y como tú dices: «Lo dice, no para asustarnos necesariamente; pero para que entendamos las consecuencias». Creo que eso aclara bastante.

Moisés: Sí. En Mateo, por ejemplo, en el capítulo 13, versículo 50, Él dice que: «Así será el fin del mundo, los ángeles saldrán y sacarán a los malos entre los justos y los arrojarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el crujir de dientes». Y nosotros vamos a ver, como tú dices, en los evangelios a Jesús, hablando de esto y cuando habla de que los arrojará al horno de fuego y allí será el llanto y el crujir de dientes; es evidente de que Él no está hablando de un lugar imaginario. Él no está usando una metáfora. ¡No! Solamente el hecho de que le da una localidad, y que en esa localidad va a haber una reacción, va a haber un dolor, va a haber un tormento. Pues, nos habla de eso, cómo Jesús lo describe.

La Biblia también en Mateo en el capítulo 8 lo llama de otra manera: «Las tinieblas de afuera». A veces pensamos que el infierno solamente es un cuadro del Nuevo Testamento. ¡No! Isaías 66:24, probablemente Jesús, citando mucho a Isaías; Isaías lo menciona como un fuego que nunca se apaga y luego Apocalipsis en el capítulo 21 versículo 8, lo presenta como un Lago de fuego. Entonces, vemos que, a través de la Escritura, es una constante que este es un lugar destinado para aquellos que se han rebelado contra Dios, y que no han corrido a Cristo como el Mesías y a Jesucristo nuestro Salvador, como el medio para salvarse de la condenación y de la ira de Dios.

Susi: Y hablando entonces del infierno, creo que muchos niños tienen muchas preguntas. Bueno los adultos también; pero hice como un pequeño sondeo en Instagram, sobre cosas que los niños preguntan o comentan sobre el infierno y el cielo. Tuve muchas respuestas a ese sondeo; y algo que se repitió varias veces de muchas maneras, es que los niños quieren saber, ¿por qué tiene que existir el infierno, y por qué Dios no juzga de una vez a Satanás y ya? Por ejemplo, los niños hacen preguntas como: «Pero si mi amiguito tal, no acepta a Cristo, ¿va a ir al infierno?» Entonces, ¿cómo podemos los padres presentar la realidad del infierno, por qué tiene que existir, de una manera que representa el carácter de Dios, y también del hombre, bíblicamente? Y, ¿quizás si hay algunos errores que deberíamos evitar cuando hablamos del infierno?

Moisés: Excelente pregunta. Algunos de esos comentarios mis hijos me los han hecho, «¿por qué Dios no termina ya con Satanás y lo manda al infierno?» Mira la mejor manera que pienso, y pueden existir otras buenas maneras, es que nosotros veamos la Escritura, como una meta-historia que comienza en Génesis. Siempre es bueno iniciar temas tan complicados y todo tema relacionado con el pecado, mi recomendación es que inicien por Génesis; pero no se queden en Génesis. Hay una meta-historia que comienza en Génesis cuando Dios crea la tierra, un día simple, ellos lo saben, la creación. Ubica a esta pareja humana, crea al hombre, a la mujer y ellos iban a hacer una residencia con Dios, una residencia divina, sin pecado, en el que tendrían un compañerismo con Dios, eterno; en donde procrearían hombres y mujeres y generaciones sin pecado. Iba a ser un mundo perfecto pero por causa de la desobediencia de esta pareja esta relación con Dios se rompió.

¿Por qué se rompe? Bueno, porque Dios no tolera el pecado. Dios no cohabita con el pecado, y ellos que tenían la libertad de obedecer a Dios y de ir por otro camino en su libertad, decidieron desobedecer el único mandato que Dios les había dado, que era que no comieran del árbol del bien y del mal; y ¿qué sucede? Bueno, Dios los retira de su presencia y consecuentemente hay una maldición que va sobre toda la creación y sobre las generaciones siguientes. Pero esa meta-historia que empieza en Génesis, termina en Apocalipsis, en el capítulo 21, donde el apóstol Juan, el último de los apóstoles en morir, dice que vio un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron y el mar ya no existía; y empieza a hablar de esa ciudad santa que descendía del cielo, preparada como una novia para su esposo.

Entonces, nosotros vemos que Génesis inicia con este lugar perfecto: El Edén; y en Apocalipsis, la historia de la humanidad terminará con este lugar perfecto: El Cielo; que no es más que volver a ese Edén, pero en una versión mejorada. La verdad es que nosotros vemos que, no solamente esta meta-historia se habla en Génesis y Apocalipsis; Pedro también habló de eso; usa una frase como un marco temporal. Pedro habla de tres períodos: el mundo pasado, el mundo que ahora existe y el mundo venidero. Entonces los apóstoles entendieron esto. Yo creo que la mejor manera de introducir el tema es hablar que Génesis 1 al 3 nos habla de la creación y la caída y Apocalipsis 21 y 22, nos habla de esa nueva creación y esa nueva redención.

Ahora, ¿por qué Dios tenía que crear este lugar de tormento y destinado? Porque Dios no va a cohabitar con el pecado; y la existencia del hombre, hombre me refiero hombre y mujer, es una existencia eterna. Una vez que una persona nace, una persona existe; es un ser eterno a partir de su nacimiento, no en la eternidad pasada, pero sí en la eternidad futura. Una persona que nació tiene un espíritu que va a cohabitar en su cuerpo hasta que muere y luego que muera va a existir. Por eso, a mí me encanta el texto de Juan, cuando Jesús dice en el capítulo 11: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá». Esa palabra solamente deja muy claro que hay una existencia después de la muerte.

Entonces, de manera simple, Dios, una vez dando vida a todo ser viviente, con eso, le da un espíritu que no va a morir, y ¿dónde va a ir ese espíritu que se ha rebelado contra Dios, ese espíritu que ha desobedecido, ese ser, esa persona que luego que muere su ser va a pasar una eternidad? Bueno una eternidad con Dios si ha abrazado el plan de salvación que Dios ha provisto por medio de Cristo o sin Dios, que ese es el infierno, básicamente. El infierno es el lugar de tormento. Es el lugar donde Dios no va a habitar. Yo creo que, eso nos daría una idea; entender que por lo mismo, como tú decías en la pregunta, el carácter de Dios es un carácter Santo, Santo, Santo y en su santidad, Él no tolera el pecado; por eso proveyó a Cristo; para que Cristo justificara la manera en la cual nosotros nos íbamos a presentar delante del Padre.

Pero ¿qué va a pasar con aquellos que no son justificados por Cristo? Van a vivir eternamente sin Dios, y aunque la Biblia nos habla de que es un lugar de tormento, un horno de fuego, nunca se apaga, tinieblas…imagínate Susi por un momento, un lugar, imagínate un día, un mes, una semana de tu vida; sin ningún tipo de gozo, sin ningún tipo de amor, sin ningún tipo de sentimiento de alegría, sin ningún tipo de esperanza; ¡imagínate cuánta oscuridad sería vivir eso por la eternidad, sin tener esperanza alguna de salir de ese estado!; donde no hay nada que traiga a ti alegría, gozo, una sonrisa. Nada que traiga a ti paz, nada que te dé a ti esperanza de salir. Eso es un tormento en sí mismo y añádele todo lo que la Biblia dice también acerca de ese lugar y esa localidad. Es decir, que es necesario y fue necesario que Dios preparara este lugar para Satanás y sus demonios, y para todo aquel que ha decidido seguir la corriente de este mundo, el príncipe de este mundo, Satanás; y vivir en una rebelión contra Dios.

Susi: Estaba pensando mientras hablabas, que todo lo que hemos venido hablando del carácter del hombre como pecador; y cómo a veces los padres resistimos la idea de ver a nuestros hijos como los pecadores que son; pero cómo cuando hacemos eso, entonces entendemos la urgencia, entendemos cómo es el infierno y qué es lo que les espera a las personas que no depositan su fe en Cristo; igual cuando hablamos con nuestros hijos, si nuestros hijos se preocupan por alguien que no es salvo y entienden que el evangelio es para esas personas, eso puede provocar una gran compasión en sus corazones. Entonces, si un niño dice: «¿Entonces, mi amiguito de la escuela puede ir al infierno, si no es salvo?», si nosotros evitamos esa pregunta o lo negamos, realmente estamos negando el carácter de Dios y también la necesidad de esa persona. Suena como poco compasivo decir que alguien va a ir al infierno, pero no lo es; porque es como aceptar la realidad, para poder entonces darle la esperanza que necesita.

Moisés: Así es, y el hecho de que esa realidad y esa historia de la Escritura nos muestra, nos revela de que Dios no renunció a su creación y en Su Gracia Soberana Dios decidió por medio de Cristo, Efesios 1:10, reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos como las que están en la tierra y Cristo murió justamente para que la humanidad, la tierra y el universo fueran renovados, para proclamar lo que tú estás diciendo: esas buenas nuevas; y sí quiero decir, porque parte de tu pregunta fue también: ¿qué errores uno puede cometer?, yo sé que como padres uno tiene un celo muchas veces y un temor de hacer las cosas bien; pero en ocasiones cometemos errores por hacer las cosas bien, y queremos imponer a nuestros hijos verdades desde una perspectiva legalista y es desde esa perspectiva legalista, que ellos muchas veces la abrazan y la ven.

Uno de los errores que nosotros podemos cometer, es querer usar el infierno como un instrumento de infundir temor y bajo ese temor, entonces invitarlos a ellos a acercarse a Dios; y al final terminan “acercándose”, no porque quieren ir al cielo, pero, no necesariamente porque atesoran la buena noticia del evangelio, la buena noticia de salvación; porque no atesoran a Cristo, no atesoran a Dios; sino que quieren huir de un lugar. Como decían mis hijos: «Ah, yo no quiero ese calor». Entonces, no quieren el calor, y pensando de una manera muy infantil.

Sin embargo, tenemos que tener cuidado. ¿Por qué? Porque una persona que se acerca a Dios, por el temor de las consecuencias y no por amor a la obra de la salvación, pues su fe va a ser muy débil, va a ser muy ligera. Nosotros presentamos la buena noticia del Evangelio acompañada de la drástica consecuencia del pecado, para que la buena noticia del Evangelio entonces luzca hermosa, luzca como el lugar donde yo debo de correr por la misericordia que se me extendió por pura gracia, pero no porque «¡ay! si no hago esto». Entonces, es como el niño que le teme al papá de una corrección; y no que ama a un papá, que entiende que lo ama y lo disciplina. Hay que tener mucho cuidado de ser legalista y usar el infierno: «Te vas para el infierno», «mira hiciste esto, te vas para el infierno», «desobedeciste, prepárate, tú tienes tu suite en el infierno». ¡No! No usemos el infierno como un mecanismo legalista.

Susi: Sí, y también está del otro lado la motivación inferior de conseguir tu boleto al cielo. Mi esposo siempre habla de la gente piensa: “Ah mira tengo mi boleto, aquí me lo meto al bolsillo y ahí sigo viviendo mi vida». Entonces está de los dos lados: Ni el miedo al infierno, ni el boleto al cielo; es la motivación suficiente para la salvación. Yo diría que la mayoría de los niños que repiten una oración en una clase de escuela dominical, porque se les amenazó con el infierno o se les ofreció un boleto al cielo, sin que la persona de Cristo y la obra de Cristo sea primordial realmente; probablemente no han sido salvos, porque el arrepentimiento y la fe en un Cristo hermoso, no ha sido realmente la motivación de esa oración.

Moisés: Claro, y por eso es la importancia de nosotros usar la Escritura como la fuente principal de hablar estas cosas; porque cuando nosotros le decimos a nuestros hijos, que por causa de ese pecado que sucedió en Génesis; ahora como dice Corintios, Pablo escribiéndoles en la primera carta, que él les dice en el capítulo 15: “La muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos y como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”. Es importante que ellos vean que es justamente la obra de Cristo, es la que va a traer ese camino al cielo; como Jesús, cuando trajo el reino de los cielos; y que requiere, ¿qué requiere? lo que Jesús anunció: “Arrepiéntanse”. ¿Arrepiéntanse de qué? Arrepiéntanse del pecado que nosotros hemos cometido, que por naturaleza nacemos y que requiere que yo ahora reconozca, me arrepienta y que pida perdón y corra a Cristo como el suficiente y único medio para perdonarme y mover y remover el obstáculo del pecado en mi relación con Dios. Entonces, muy importante lo que estás diciendo y muy importante que nosotros usemos la Escritura como el medio que Dios también nos ha provisto para hablar de estas cosas.

Susi: En los minutitos que nos quedan, me gustaría que habláramos un par de temas muy prácticos. Todos los niños, experimentan en algún momento, la pérdida de alguien que conocen, el fallecimiento de un familiar. Y yo creo, que en este último año y medio con esta pandemia que hemos estado viviendo, ha sido una experiencia todavía más común. Y yo creo, yo he escuchado a padres decir cosas a sus hijos como pensando que los van a consolar y hay frases comunes que se escuchan como: “Mira, tu abuelito te está cuidando desde el cielo” y cosas así que realmente no tienen un fundamento bíblico, o están en un funeral y les dicen: “Mira no te preocupes, está dormido, es un sueño especial”, y quizás hay un poquito de certeza en eso; pero en general, ¿puedes aconsejarnos a los padres posibles maneras verídicas, para tratar con la muerte de alguien a quien nuestros hijos amaban?

Moisés: La verdad es que es bien delicado, sobre todo si esa persona que murió, murió sin el Señor. ¡Es muy delicado! Por eso, el ejercicio (y ¡gloria a Dios por podcast como este!), de discipular a nuestros hijos y entrenar en esa Crianza Reverente, debe de empezar mientras más temprano posible; de manera que, ellos puedan entender el Evangelio, y el medio de salvarse. Digo esto, porque todos a la hora de la muerte, todos quieren el cielo; y a la hora de la muerte todos esperan que nuestros seres queridos vayan al cielo; pero hay una realidad, y la realidad es que sin Cristo, aún por más que nosotros amemos y queramos a esa persona, sin Cristo no hay cielo. El cielo es el lugar donde Dios está, donde Dios gobierna, donde Dios va a gobernar en su nuevo cielo y nueva tierra también; y solo está preparado para aquellos que han confiado en la provisión de salvación que Él mismo nos ha dado.

La Biblia dice en 2 Corintios 5:8, es que el alma de un creyente va al cielo a estar con Dios, ¡punto! Ahora, el cuerpo de ese creyente también la Biblia dice, que permanece en la tierra; es decir, nosotros somos alma y cuerpo, o espíritu y cuerpo; pero ese ser interior que pasa delante de la presencia del Señor y ahí delante de la presencia del Señor, está completamente satisfecho; si se puede decir así. No está mirando hacia la tierra, no está viendo lo que está sucediendo en la tierra, no te está cuidando como tú piensas y eso hay que enseñárselo a sus hijos. “Él está en un mejor lugar”, si murió en Cristo, él está en un mejor lugar. Si murió en Cristo, está con el Señor. Si murió en Cristo, se unió a su Creador. Si murió en Cristo, ahí nos vamos a encontrar. Lo bueno es que, si murió en Cristo, Cristo mismo promete que resucitará físicamente y va a resucitar en un cuerpo sin enfermedad donde no va a haber COVID, no va a haber cáncer, no va haber tumores, no va a haber dolor y ahí entonces nos encontraremos con Él; y eso trae mucho alivio, el poder decirle, (claro estoy hablando de familias creyentes con hijos creyentes) «nos vamos a encontrar»; porque es una esperanza cierta.

Yo creo que es la manera de no solo animar a otros; sino de nosotros mirar hacia adelante con esa esperanza, porque dice Pablo en 2 Corintios, que la tierra terrenal va a ser destruida; pero en verdad, hay una morada por la cual nosotros gemimos y anhelamos, y en esa morada nos vamos a encontrar con todo el que murió en Cristo. Cuando el caso es el de un familiar que murió sin Cristo, yo creo que, no necesariamente por el momento y la ocasión del dolor, añadirle más dolor y decir: “¡Ah, el abuelito se fue para el infierno!”. ¡No! Es sencillamente reflexionar sobre la muerte, decirle: La muerte es una causa del pecado, la Biblia lo dice, y por eso necesitamos confiar en Cristo para salvación, para pasar la eternidad con Él. Yo no usaría la muerte de un ser querido que no partió con el Señor, para recordarle a tus hijos “está en el infierno” ¡No! Porque al fin de cuentas, quizás tu hijo no está preparado.

Ahora, si ha crecido, si es un adolescente que entiende, él mismo va a sacar sus conclusiones. Él o ella van a saber dónde él está; pero es un buen momento para animarlos a fijar su mirada en Cristo, a fijar su mirada en la esperanza que Él nos da, de que resucitaremos con Él. «Todo el que vive y cree en Él», dice Jesús, «no morirá» y, ¿a qué se está refiriendo? A la resurrección y a la vida eterna que Él nos ofrece. Entonces, esto se construye desde temprano; se construye mientras más temprano tú empieces a hablar del tema; mucho mejor. Si tus hijos ya están un poco grandes, pues vuelve a Génesis, háblale de las implicaciones del pecado, háblale de lo que Dios dice, lo que Jesucristo habló acerca del infierno, y de la provisión que Él mismo nos da de ser salvos de la condenación eterna.

Susi: Sí, me encanta lo que dices de «vuelve a la Palabra», «vuelve a Génesis», «usa la Palabra», «usa la Palabra». Yo creo que, los padres tendemos a sentir que deberíamos de tener toda la sabiduría para contestar bien a nuestros hijos; pero realmente el Señor nos provee la sabiduría en Su Palabra, y a veces queremos dar esas respuestas típicas, “que a mi hijo no le duela, que no sufra”; pero realmente lo que nuestros hijos necesitan es la verdad de una manera compasiva, y requiere sabiduría. Entonces, si alguien falleció en tu familia, y tu hijo te pregunta directo: ¿Pero, mi tío se fue al infierno, mami? Tú puedes llevarlo a la Palabra, y decir: ¿Qué dice Dios? ¿Cómo es el carácter de Dios? ¿Puede tolerar el pecado? Entonces, ¿qué nos debe llevar esto a hacer?, a examinarnos y a confiar en Cristo. Obviamente nunca les vamos a mentir; pero tampoco tenemos que ser abruptos.

Moisés: Y claro, puede haber una esperanza. Va a depender de muchos factores. Hay personas que Dios les da la bendición de morir en un proceso más lento, y en ese proceso, pues encontrarse genuinamente con Dios, y ¡hay esperanza! No es lo mismo cuando una persona muere, por ejemplo, de un infarto fulminante, de un momento a otro sin Cristo; pues ya nosotros sabemos que las esperanzas de que esa persona haya corrido a Cristo, es menor que aquel que tiene meses batallando con una enfermedad, que sabe que sus días están contados. Esa realidad ante la inminente muerte, pues Dios la usa como un instrumento de gracia para salvarlo. Entonces, uno puedo decir: «Al menos que abuelo o tío, en medio de la enfermedad hayan entregado su vida a Cristo; están con el Señor.» Y yo creo que, en eso uno también está siendo fiel a la Escritura, porque uno no quiere dar falsas expectativas y una falsa esperanza; pero sí re-direccionarlo a Cristo.

Susi: Y cuando hemos construido, como tú dijiste, desde pequeños, una base de entender cómo es Dios, de confiar en Dios, de deleitarnos en Dios, de ver su bondad y también su santidad; cuando un niño tiene esa base, entonces más fácilmente va a aceptar verdades difíciles y verdades duras.

Moisés: ¡Exactamente!

Susi: O sea, hablar del infierno y hablar del cielo con nuestros hijos cuando surja el tema, ¡excelente!; pero todo lo que hemos venido hablando hasta ahora en esta serie del Evangelio, provee realmente la base.

Moisés: Sí, absolutamente y por eso es importante, no solo esperar que venga la muerte, para tocar el tema del infierno y el cielo. La misma temporada que nos ha tocado vivir, orquestada por Dios; el Covid, es una buena temporada para nosotros vernos a la luz de la eternidad, ver lo temporal de este mundo, ver lo frágil de la vida. Cada oportunidad que tengamos en la dinámica de nuestra familia de traer el tema de la salvación, de traer el tema de la importancia de nosotros correr a Cristo en arrepentimiento, ¡no la dejemos pasar! La vida está cargada de pequeños momentos, que Dios nos da para apuntar a nuestros hijos a Cristo, a la esperanza mayor que Él nos da. Nosotros vivimos en una realidad, y lo hemos visto ahora en el COVID, como si este cielo y esta tierra es lo único que el creyente tiene; y reaccionamos (y los hijos están aprendiendo eso), como si esta es la única realidad que existe; cuando la Biblia nos habla de que hay algo mucho mejor, ¡hay algo mucho mejor! Hay algo mucho mejor, donde Cristo va a reinar, y donde Dios va a gobernar eternamente con sus hijos.

Entonces, apuntemos a nuestros hijos cada vez que hay un dolor, cada vez que hay una crisis o cada vez que hay un tiempo de celebración, por ejemplo, el nacimiento de un niño nuevo, cada vez que hay un momento que marca la familia; no lo dejes pasar, ¡apúntalo a Cristo! Hay momentos bien pequeños, bien ordinarios, también que nos dan paso a traer esas conversaciones; que tú hablas, difíciles; pero que son importantes ir construyendo.

Susi: ¡Amén! Pues, ¡muchas gracias, Moisés! Ya hemos pasado nuestro tiempo ordinario, pero ha estado muy buena la conversación; gracias por tomar tu tiempo y prepararte para poder conversar de esto. Y quería preguntarte, aquí para terminar, ¿puedes recomendar algún recurso que pueda ayudar a los padres, a quizás entender mejor estos temas?

Moisés: Creo que el mejor recurso es la Biblia. Yo sé, que tú quieres algo más que la Biblia. Hay un libro muy bueno que se llama «El cielo» de Randy Alcorn. Es un libro de fácil lectura. Es un libro que está construido por capítulos con preguntas, incluso acerca del cielo: ¿Qué vamos a hacer en el cielo? ¿Se va a comer? ¿Qué va a pasar con mi perrito? ¿mi pero que murió va al cielo? Y hay preguntas que van desde lo infantil hasta lo complejo; que yo recomiendo. Como te dije, es de fácil lectura, y cada capítulo se puede leer independientemente. Creo es que es un buen recurso.

Susi: ¡Perfecto! ¡Genial! Pues vamos a poner ese enlace entonces aquí en la página con el episodio, y para terminar, ¿algún pasaje bíblico que podríamos estudiar?

Moisés: Claro, yo les animo a que estudien Apocalipsis el capítulo 21 y 22. En Apocalipsis el apóstol Juan nos da una excelente imagen de cómo va a lucir el cielo: Cargado de esperanza y centrado en Cristo.

Susi: ¡Amén! Bueno, ahí tenemos la recomendación. Todos los enlaces van a estar en la página. ¡Gracias Moisés! Espero que puedan dormir un poco más en estos días que vienen.

Moisés: Gracias por la invitación y de verdad, por tomarte el tiempo, también para pensar en temas como este, que sirvan para la edificación de la iglesia y de la familia.

Susi: ¡Gracias a Dios, gracias a Dios! Nos vemos la próxima semana, y que Dios bendiga esta semana tu meditación sobre este tema y tu estudio de la Palabra. ¡Que Dios te bendiga!

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Autores

  • Susi Bixby

    Susi es la fundadora de Crianza Reverente y anfitriona del podcast, mamá de un adolescente y dos adultos jóvenes, y esposa de Mateo Bixby, uno de los pastores de Iglesia Bautista la Gracia en Juarez, NL, México. Juntos colaboran también en la Universidad Cristiana de las Américas en Monterrey, NL.

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