por Daniel López Terrazas
¡SEXO! El tema que encuentras en los lugares menos esperados. Estamos inundados de connotaciones sexuales, desde una simple piñata hasta en las ventas de autos. La ventaja es que el problema es ajeno a la iglesia… o por lo menos eso pensé. Soy pastor y, desafortunadamente, en la medida que me involucraba con los miembros de mi iglesia, me di cuenta de que no es así. Los jóvenes, los hombres y las mujeres de todas las edades y de todos los contextos están luchando con problemas sexuales. Incluso, la distorsión sobre el sexo está ganando terreno en los niños. Sí, ¡en los niños! Por lo tanto, es un tema que nos debe importar también a los padres. Viendo esta necesidad como padre, líder de jóvenes, y pastor, inicié una búsqueda de recursos relacionados con el tema. Un libro en particular que llamó mi atención fue Sexo en un mundo quebrantado, por Paul Tripp.
Paul Tripp es un excelente escritor y conferencista. Además, es pastor y director del ministerio que lleva su nombre. Podríamos continuar hablando de sus estudios, su trayectoria y sus títulos que le dan mayor validez a sus palabras. Pero lo que me gustaría destacar de Tripp es el deseo que tiene por llevar la esperanza de Jesucristo y su poder transformador a la vida cotidiana de las personas. Justo por eso, la forma en la que aborda el tema del sexo es muy sencilla y edificante. Por lo tanto, veamos un poco sobre cómo Tripp aborda el enfoque bíblico del sexo.
Contenido del libro
El flujo lógico del libro lo hace muy ameno a la hora de leerlo. Los primeros cuatro capítulos del libro nos pintan un panorama de lo que vivimos hoy en día. Estamos siendo bombardeados hasta estar ¡locos por el sexo! (como se menciona en el segundo capítulo). Lo más alarmante es que muy pocos en el mundo cristiano están haciendo algo al respecto:
“Los pastores suelen mostrarse demasiado reticentes a la hora de enseñar y predicar sobre el tema del sexo. Mientras tanto, el mundo que nos rodea parece no poder dejar de hablar de ello”.
(Pág. 30)
El énfasis del autor es recordar esta gran verdad: el problema se encuentra dentro de nosotros. Por lo tanto, es necesario realizar un examen de qué es lo que gobierna realmente nuestro corazón: ¿Dios o la locura por el sexo?
Los capítulos 5 y 6 nos dan la gran verdad: Dios es el creador del sexo y quiere que lo disfrutemos.
“El placer es placentero, y nunca deberías sentirte culpable por disfrutarlo o por querer más. Tu disfrute del placer está de acuerdo con el diseño de Dios”. (Pág. 73)
A la mayoría de los lectores en el contexto cristiano nos choca la anterior declaración. No queremos relacionar a Dios con el placer. Pero Tripp quiere que entendamos que el sexo fue creado por Dios y nos lo regaló para que le glorifiquemos a través de él. Asimismo, el autor nos advierte que debemos tener mucho cuidado y disfrutarlo en los límites que estableció en su Palabra.
“El placer puede ser increíblemente seductor. A menudo, es engañoso. Estás advertido: tus placeres te dirán mentiras. Tus placeres te harán promesas que no pueden cumplir. A menudo, te ofrecerán vida, cuando en realidad, te traerán lo opuesto”. (Pág. 76)
Se debe, por lo tanto, ver el sexo y el placer desde la perspectiva que Dios tiene. El autor subraya que si se realiza de forma incorrecta entonces:
“El sexo pone en evidencia nuestro corazón, y al hacerlo, nos recuerda nuestra necesidad profunda y global de la gracia de Dios que perdona, transforma y finalmente libera”. (Pág. 90)
Tengo que admitir que los capítulos 7 al 9 fueron mis favoritos. Pero para poder disfrutar de ellos es necesario conocer los capítulos anteriores. El autor desarrolla esta verdad: el sexo no se trata solo de ti, porque se trata de otras tres cosas.
Primero, la adoración:
“La gracia soberana de Dios te ha elegido para vivir para Su gloria […] Incluso en las actividades más desnudas, privadas e íntimas de tu cuerpo, has sido elegido para vivir para Su gloria. Incluso en aquellos momentos más poderosos de satisfacción física y emocional, has sido elegido para vivir para Su gloria”. (Pág. 117)
Segundo, la relación, es la forma práctica de cómo debemos vivir con nuestros cónyuges:
“La única manera en que el sexo esté purificado y protegido es si está motivado en pensamiento, deseo y acción por un amor vivo, sumiso, gozoso, dispuesto y práctico a Dios”. (Pág. 123)
Tercero, la obediencia:
“Las personas sexualmente puras son puras porque tienen un corazón dispuesto, y como tienen un corazón dispuesto, están preparadas para decir que no a deseos profundos, emociones furibundas y tentaciones seductoras, al volverse y hacer lo que Dios las ha llamado a hacer”. (Pág. 138)
Ver el sexo desde estos tres conceptos es ajeno para muchos creyentes porque hemos adoptado la idea del sexo como el mundo la plantea.
Los últimos dos capítulos de este libro son una joya. Tripp quiere brindar esperanza para toda persona que pasó o está pasando por problemas con el sexo. Y tenemos que ser sinceros, ¡todos los tenemos! El autor señala:
“El pecado sexual puede tener distintas consecuencias sociales e interpersonales, pero es pecado, ni más ni menos”. (Pág. 157)
Hay solución para nuestro problema sexual, no importa que tan grande o pequeño sea. El problema del pecado se ha resuelto en la cruz. La sangre de Cristo es suficiente para perdonar y vencer nuestro pecado sexual.
Lo bueno y lo malo
Las historias que se presentan en la introducción de la mayoría de los capítulos son muy buenas. Capturan tu atención (incluso te identificas con algunas) y te brindan un excelente contexto para entender del capítulo. Al final de cada capítulo el autor proporciona preguntas para reflexionar y algunas porciones de las Escrituras para meditar. Es una buena herramienta para un grupo de estudio o devocional familiar.
Un aspecto que sí tengo que destacar es el poco contenido de pasajes bíblicos en el desarrollo de los capítulos. No estoy diciendo que el contenido no se base en la Biblia. En lo personal, creo que este libro sí muestra lo que la Biblia enseña sobre el sexo, pero sería bueno contar con más referencias directas durante la lectura.
Conclusión
Padres de familia, les recomiendo ampliamente este libro. En primera instancia, para cambiar tu forma de ver el sexo y quitar los tabúes que tenemos al hablar de este tema. La segunda razón es por el impacto que podemos tener en otros. Si tenemos una comprensión correcta de lo que Dios quiere para nosotros en este asunto, nos ayudará a expresarlo de la forma correcta a otros (si eres padre, en especial a tus hijos).
Este libro también proporciona ayuda para los niños y jóvenes que están teniendo luchas con la sexualidad, la pornografía, la masturbación, las relaciones sexuales e inclusive el abuso. Es verdad que son luchas difíciles de vencer, pero con ayuda de Dios y de la iglesia (consejeros y si fuera el caso padres), podemos hallar victoria en Él. Recuerda tu esperanza: ¡Cristo ya venció el pecado!