No esperaba experimentar depresión posparto después del nacimiento de nuestro tercer hijo. Habiendo ya pasado por la fase de recién nacido dos veces, me preguntaba por qué esta vez fue mucho más difícil para mí. La decepción y el desánimo parecieron definir aquellas semanas de recién nacido. No estaba actuando como la madre fuerte y capaz que pensé que sería.
Quizás a ti también te haya tomado por sorpresa; tal vez esperabas que el posparto fuera diferente. Si ese es el caso, tu decepción es comprensible. Es desalentador sentirse deprimido durante un momento tan exigente; pero aunque esta etapa es más difícil de lo que imaginabas, hay esperanza. A Dios no le sorprenden tus luchas posparto, y esas en verdad son buenas noticias.
Cuando te sientas invadida por el dolor de la maternidad, es bueno recordar que Dios te ve y te rodea. Hay recordatorios muy necesarios sobre esta realidad en el Salmo 139. Mientras el escritor se maravilla ante la omnisciencia y omnipresencia de Dios, podemos ver por lo menos tres aplicaciones relevantes a la experiencia de la depresión posparto.
1. Dios sabía que esta etapa sería abrumadora para ti.
“Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.” Salmo 139:16
Este versículo ofrece tranquilidad. Dios ha visto todos tus días por adelantado, incluidos los abrumadores; esto significa que no hay cambios de humor ni crisis posparto que lo tomen por sorpresa. ¡Dios los vio todos antes que cualquiera sucediera! Porque “el Dios que ve” (Génesis 16:13) es también “el Padre de las misericordias” (2 Corintios 1:3), Él no está decepcionado ni desanimado por tus crisis emocionales; en otras palabras, Dios no tenía expectativas más altas ni mejores de ti en esta etapa. Previó tus cambios de humor; Él anticipó tus crisis, y ninguna de estas luchas posparto influyen en su amor por ti en Cristo (Romanos 8:35, 38-39).
2. Dios sabía que tus capacidades serían limitadas.
“No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra.” Salmo 139:15
Aunque somos propensos a olvidar, Dios “conoce nuestra condición, y se acuerda de que somos polvo” (Salmo 103:14). Si hoy te sientes presionada más allá de tus límites, si parece que tus capacidades físicas o mentales están completamente al límite, eso no es una señal de que hayas fracasado como madre; más bien, es un recordatorio de que no eres ilimitada. Por supuesto, esto no sorprende a Dios; por diseño suyo tus capacidades tienen límites. Él sabe que habrá momentos en los que la vida se sentirá demasiado difícil de manejar, porque Él es Quien te entretejió maravillosamente y sabe que tú, como todos, luchas con la debilidad (Salmo 139:13-14). En otras palabras, Dios tenía la intención de que vivieras con limitaciones. Tus capacidades menguantes no son un fracaso, ni un defecto de carácter.
3. Dios sabía que tendrías preguntas y dudas relacionadas con la fe.
“Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.” Salmo 139:2,4
Las preguntas que buscan saber “¿Por qué?” son algunas de las más difíciles de abordar en la depresión posparto... ¿Por qué sufro así? ¿Por qué me siento deprimida e insensible hacia mi bebé? ¿Por qué parece que Dios no me está ayudando? Si este tipo de preguntas te acosa hoy, el Señor está al tanto. Él sabe cuando tu corazón alberga dudas sobre su misericordia y amor (Lucas 5:22). Esta realidad puede ser reconfortante y liberadora en Cristo; significa que a Dios no le sorprende tu lucha espiritual, ya sea que lo expreses en voz alta o no. El Señor te llama a clamar a Él en adoración y verdad estando consciente de tus miedos y frustraciones (Salmo 145:18; Juan 4:24). En otras palabras, Dios no quiere que ores con fingimientos, sino que le derrames tu corazón porque Él es tu refugio (Salmo 62:8).
La realidad de que a Dios no le sorprende tu depresión posparto puede ayudarte a tener valor. Sí, vio venir esta etapa, pero también planeó tu recorrido a través de ella hace mucho tiempo. Más que eso, Cristo sabe cuánta misericordia necesitas para superar cada día difícil. Recuerda que para Jesús la noche oscura de tu alma es tan resplandeciente como el día (Salmo 139:12); esa oscuridad no puede evitar que Él te vea o te rodee con su amor (Salmo 32:10). Puedes confiar en que Él no te dejará ni te perderá en esta oscuridad temporal del posparto (Mateo 28:20, Juan 18:9). Incluso allí su diestra te guiará y te sujetará (Salmo 139:10).
Este artículo fue publicado primero en New Growth Press. Traducido y publicado con permiso.
