Hoy en día todo es las redes sociales y todo está en las redes sociales. Cada vez son más las personas que deciden compartir casi cada aspecto de su vida con otros a través de las redes sociales. Comparten su cocina, sus hobbies, su hogar, cómo les gusta su café y hasta la maternidad. Entramos a sus páginas y tomamos tips de qué hacer con los niños, ideas sobre la alimentación, las rutinas en el hogar, incluso de qué tipo de crianza llevar con ellos. Y aunque está bien tomar ideas para nuestros hogares, recordemos examinarlo todo, retener lo bueno y desechar lo malo. Nuestra crianza debe verse diferente, impregnada con una perspectiva bíblica que demuestra que no nos conformamos a este mundo.
Es eso mismo a lo que nos anima Abbie Halberstadt en su libro M de Mamá, ser madres que se rebelen ante una maternidad mediocre y busquen ser excelentes en todo lo que hacen con el poder de Cristo.
Esto me recuerda lo que Pablo habló a la iglesia en Roma, “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Rom. 12:2)
Como creyentes somos llamadas a vivir de una manera diferente, una vida transformada que no se amolde a las formas de este mundo.
Durante los años en que mis hijos eran muy pequeños añoraba la siguiente etapa, en la que ya no se despertaban durante la noche, donde ya no tenía que amamantar, cuando ellos ya caminaran, cuando fueran a la escuela, etc. Cuando me preguntaban cómo me iba en mi maternidad, solo sonreía y decía, “sobreviviendo”.
Por muchos años “sobreviví” mi maternidad, anhelando “la siguiente etapa”. Ahora con lamento puedo decir que desperdicié muchas oportunidades, aunque gracias al consejo bíblico de hermanas maduras y piadosas el Señor fue cambiando mi perspectiva. Hace unos años leí el libro M de Mamá y fue muy retador el consejo de Abbie: desempeñar nuestra función de madres con la misma diligencia con la que desempeñaríamos un trabajo secular. Debemos buscar la sabiduría que realmente vale la pena.
En esos años difíciles y retadores (¡y los retos aún no acaban!) encontré ánimo para continuar en mujeres piadosas de la Biblia pero también fuera de ella; mujeres en mi iglesia local; mujeres que podía imitar porque ellas imitan a Cristo (1 Cor. 11:1).
Tal vez tú tienes alguna mujer o mujeres en mente que te animan a ser una madre excelente porque, en una cultura en que las mujeres celebran cada noche el “haber sobrevivido un día más a sus hijos”, habrá muchas que se opongan a la perspectiva de que, “con la fortaleza de Cristo, las madres podemos hacer más que sobrevivir”. Eso es tener una perspectiva excelente de la maternidad.
Mientras batallaba en sobrevivir esos “años difíciles”, otro mal se albergaba en mi corazón, la comparación. Y es que no es tan complicado compararnos con otras mamás. Abres las redes sociales y ves que una mami hace manualidades con sus hijos, otra postea una foto sonriente con sus niñas haciendo galletitas, y de repente la culpa te embarga porque tu maternidad no se ve “tan bonita y especial” como las de las demás. Pero qué consuelo ser recordada que “no hay dos buenas mamás iguales”. En su capítulo que lleva este mismo nombre, Abbie trata el asunto de la comparación, un mal que todas padecemos. Nos comparamos con otras madres que están a nuestro alrededor que parecen tener todo bajo control y quisiéramos ser como ellas y ser aprobadas por los demás. Hay muchas maneras diferentes de ser una buena madre pero abraza los dones específicos que Dios te ha dado y úsalos para bendecir a tu familia y a los demás.
Al leer este libro, podrás estar segura de que la autora te anime a basar tu crianza en principios bíblicos. M de Mamá tiene 17 capítulos cortos, y cada capítulo termina con un reto en donde se contrasta la madre mediocre con una madre excelente en Cristo. Además te brinda algunos consejos prácticos para ti y que puedes compartir con tus hijos, algunas preguntas de reflexión y una oración de la Biblia.
Otra de las cosas que me gustan de este libro es que es muy fácil identificarse con la autora. Con humildad comparte sus debilidades y fallas tanto en su matrimonio como en su crianza, pero al mismo tiempo te anima a aprender de sus errores y lo que dice la Biblia.
Además de mostrarte lo que dice la Biblia, también te da varios consejos prácticos que puedes implementar con tus hijos en capítulos con títulos como “El reto de la amabilidad” y “El sistema de recompensas”.
Este libro ha retado mi maternidad en muchas áreas, me ha retado a pensar antes de hablar, pedir al Señor que cuide mi hablar y que el Espíritu Santo produzca fruto de compasión y amabilidad en cómo hablo y trato a mi familia. Pero también me ha retado en mi fe, animándome a “comportarme como es digno del Evangelio” (Fil. 1:27). ¡Eso es mucho más difícil en casa! Abbie nos apremia a mostrar a Cristo a nuestros hijos pero también a conocer la Biblia tan bien que sea nuestra lámpara y guía.
Tú que eres madre o estás por serlo, quisiera animarte a leer este libro, en dónde la autora con su singular forma de expresarse te alentará a buscar a Cristo y te empujará a dejar la comparación, la queja, la pereza y la mediocridad.
En palabras de Abbie, “no suelo ser muy rebelde, pero con gusto encabezaré una manifestación en contra de una perspectiva de las madres que despoja a las mujeres de esperanza y presenta a los hijos como una carga. Una manifestación en contra de la cultura de las madres mediocres porque ser madres excelentes en Cristo es radicalismo en su forma más santificadora y conmovedora para el alma.”
Puedes encontrar el libro en Amazon M de Mamá o en tu librería cristiana local.
