¿Cómo muestra el Padre Celestial su amor hacia sus hijos? Un aspecto esencial de su trato hacia nosotros como hijos legítimos es la disciplina dolorosa. Cuando los padres cristianos obedecen la Palabra y aplican la disciplina corporal de una manera controlada y desinteresada, sin ira ni resentimiento, empapada de comunicación compasiva, están buscando el rescate espiritual de sus hijos como Dios les ha pedido. No te pierdas esta conversación donde consideramos este tema muy importante en la crianza bíblica. El material del capítulo 11 del libro “Cómo Pastorear el Corazón de tu Hijo”, y la guía de estudio capítulo 9, te ayudarán en este proceso.
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Episodios adicionales mencionados en este episodio:
Episodio 12: La vara en la crianza
Episodio 27: Cuando el gobierno prohíbe la disciplina
Episodio 94: Disciplina que refleja y apunta al Evangelio
Transcripción:
Susi: El método esencial para la crianza bíblica es el discipulado. El discipulado implica comunicación plena y extensa, con muchos matices incluyendo la reprensión y la corrección. A esto le llamamos disciplina. Dios también lo llama disciplina y habla de la disciplina en muchos lugares de la Biblia. Pero cuando se trate de la crianza, la instrucción bíblica de crianza más controversial y difícil de aceptar es “la vara”. El autor Tedd Tripp en el capítulo 11 de su libro “Cómo pastorear el corazón de tu Hijo” trata el tema de la vara como parte esencial de la crianza bíblica. Dice que definitivamente no es la única herramienta, y no debe usarse sin la comunicación, pero afirma que es parte bíblica de la crianza que debemos ejercer como hijos de Dios.
Antes de darte un resumen de los puntos más importantes que el autor nos da, quiero mencionar que hace varios años, Mateo y yo grabamos el episodio 12 de Crianza Reverente titulado “La vara en la crianza.” En ese episodio, hablamos de por qué hay mucha confusión hoy en día sobre el uso de la vara, mucha resistencia de partes de cristianos. Hablamos de por qué a veces parece no funcionar, y dimos pasos muy prácticos sobre cómo usarla y desde qué edad. Si recién te vienes acercando a este tema de una perspectiva bíblica, te animo a escuchar ese episodio 12. No queremos repetir aquí lo que ya dijimos ahí, y por eso usaremos este episodio para tratar otros aspectos del tema de la vara. También grabamos un episodio sobre cuando el gobierno prohíbe la disciplina corporal y cómo debemos responder. En ese episodio número 27 Mateo nos presentó argumentos bíblicos desde Proverbios sobre por qué creemos que la Biblia está mandando la vara como parte esencial del discipulado que un padre debe estar llevando a cabo. Vamos a hablar más de estas cosas en un momento. Si te pone nervioso estas ideas, por favor, quédate con nosotros para poder entender mejor estos conceptos.
Regresando al libro, en el tercer párrafo del capítulo 11, el autor dice que los asuntos de la corrección trascienden lo presente, porque todo castigo terrenal presupone el gran día en el cual los destinos serán eternamente establecidos. Este aspecto de la disciplina corporal es muy importante. No criamos a nuestros hijos principalmente para su vida sobre esta tierra.
Luego vemos dos razones por el uso de la vara. Primero, el problema del niño no es falta de información, sino es porque es pecador necio en necesidad de rescate. La vara sirve para esto. Otra razón es la función que la vara tiene: de humillar el corazón del niño y abrirlo a la instrucción de sus padres.
Me gusta mucho la sección titulada “¿Qué es la vara?”. Aquí tenemos algunas verdades que necesitamos abrazar como padres cristianos. Primero, la vara es una acción que los padres toman, nadie más. Es en el contexto de la protección, amor, provisión y relación que ofrecen los padres que se debe aplicar la vara, como una parte de un todo. No abuelos, ni maestros ni nadie más. Obviamente una excepción obvia pudiera ser abuelos que crían a un niño la mayor parte del tiempo. Ellos vienen siendo como los padres en este caso.
Tripp dice también que la vara es un acto de fe. Dios lo ha ordenado y nosotros le creemos cuando dice que la vara alejará la necedad del corazón del niño. También es un acto de fidelidad, o sea, obediencia a Dios al cumplir con una responsabilidad que Dios le ha dado. Otra cosa importante que el autor destaca es que es una acción física. La vara en la Biblia no es metafórica. Es real. Y es parte de una misión de rescate del alma de cada hijo.
Algunas cosas que la vara no es: el derecho a la ira desenfrenada, ni el derecho de pegar cuando uno quiera, ni un desahogo de frustración, ni está asociada con la retribución. O sea, no es para hacerle pagar. Es para corrección.
El autor también pasa algo de tiempo contestando objeciones comunes como “amo demasiado a mis hijos para castigarles”. El amor que requiere un padre o una madre que va a aplicar bíblicamente la vara es un amor que va más allá de desear la comodidad de su hijo. Otra objeción común es simplemente que la vara no funciona. Algunas de estas cosas nosotros los hablamos en el episodio 12 cuando hablamos de la vara Mateo y yo.
Al final de este capítulo 11, el autor dice esto: “Tus hijos necesitan ser conocidos y comprendidos; por lo tanto, una comunicación plena es necesaria. Pero también necesitan autoridad, límites que sean claros y una corrección que sea predecible; por eso la vara es necesaria”.
Ahora, Mateo, este tema es super amplio y debatido, pero empecemos con lo fundamental. Algunos dicen que promover el uso de la vara no es bíblico, que es malinterpretar el Antiguo Testamento. Una persona dijo que, si vamos a obedecer los pasajes de Proverbios sobre el uso de la vara, tenemos que obedecer la ley que exigía apedrear a hijos rebeldes. Entonces, ¿estamos de acuerdo con todo esto que el autor dice? ¿Es bíblico el uso de la vara?
Mateo: Cuando dice que debían de apedrear a hijos rebeldes, nos habla de un contexto donde estaban bajo la ley de Moisés y donde todavía estaban gobernados por esos mandamientos que encontramos ahí. Nosotros creemos que esa época ha cambiado. Hemos pasado a una nueva época en el plan de Dios. Entonces, no aplican muchas de las cosas de la ley de Moisés. De la misma forma que no sacrificamos corderos, pues no sacrificamos, y no apedreamos, a niños.
Entonces, ¿qué hacemos con los proverbios? Los proverbios son principios que el hombre más sabio de la tierra nos escribió y preservó principalmente para su hijo, pero también para cada uno de nosotros con la intención de que nosotros pudiéramos aprender. Y la persona que no sigue esos principios es un necio. Eso es lo que nos dice Salomón.
Susi: Y sigue vigente porque son principios que reflejan el carácter de Dios.
Mateo: Claro. Hay cosas que nos enseñan sobre el manejo de las finanzas que todavía son vigentes el día de hoy. Hay cosas que nos enseña acerca de evitar el adulterio, y eso todavía sigue vigente el día de hoy. Entonces, la gran mayoría de las cosas que encontramos en Poverbios, por supuesto que están vigentes el día de hoy y la aplicación de la vara también creo que aplica igual. Nadie que hubiera leído proverbios hubiera pensado que Salomón estaba hablando de una vara figurativa, o metafórica, que no era una vara real. Nadie hubiera entendido eso. De hecho, nadie entendió eso por siglos y siglos y milenios, hasta las últimas décadas.
Susi: Sólo es reciente, sí, y es resultado de buscar un escape de la verdad.
Mateo: Sí, sí, porque nuestra cultura ha hecho mella en lo que nosotros estamos pensando y creyendo como cristianos, y entonces ahora queremos ajustarnos a nuestra cultura en vez de ajustarnos y someternos a la palabra de Dios.
Susi: Hay muchos cristianos, o personas que dicen ser cristianos en YouTube, en redes sociales, que tienen vídeos explicando todas las razones por las que la Biblia realmente no enseña el uso de la vara. Pero creo que no tenemos que pasar horas y horas argumentando. Simplemente tenemos que preguntarnos en este caso, ¿estamos dispuestos a aceptar algo que la Biblia dice claramente en un libro específicamente que aplica para hoy? No es un libro que ya pasó como algunos de las leyes, como decías. Ahí es donde cada padre y madre tiene que detenerse y decidir: ¿cómo voy a interpretar la Biblia? ¿Voy a abrazar la Biblia? Y si es así, entonces ¿voy a aceptar que el uso de la vara se enseña en la Biblia?
Mateo: Sería interesante considerar también muchos de esos mismos personajes en YouTube y en las redes sociales que enseñan que no se tiene que aplicar la vara, ¿cuántas cosas más hay en las Escrituras que ellos también dicen que ya no aplican? Yo sospecho que en la mayoría de los casos van a haber muchos otros temas que ellos van a dejar a un lado. “Bueno, eso ya no es relevante para nosotros en el siglo 21”.
¿Cuál es nuestra perspectiva de la palabra de Dios? Es inspirada. Es nuestra autoridad. ¿Es relevante todavía para nosotros o nosotros simplemente escogemos los temas bonitos que nos gustan a nosotros y que también curiosamente, concuerdan perfectamente con nuestra cultura? ¿y lo otro qué?
Susi: Hay que tomar en cuenta que esas personas ofrecen alternativas a la vara que, si las examinas a la luz de las de las Escrituras, como vamos a hablar un poco más adelante, no reflejan realmente una perspectiva bíblica. Y yo sé que muchas personas tienen una perspectiva muy negativa de la vara por haber experimentado algo incorrecto en su niñez. O porque conocen a personas que tienen experiencias muy malas. Y yo no quiero minimizar el dolor que han sufrido. Pero simplemente quiero pedirte que consideres que en tu afán por evitar cualquier maltrato podrías estar sacrificando el rescate espiritual de tu propio hijo. Dios claramente ha establecido el uso de la disciplina corporal en la crianza. Él es el Creador del cuerpo de nuestros hijos, Él conoce también sus corazones, sabe cómo funcionan, y Él dice que no hay nada como el uso correcto de la vara para ahuyentar la necedad de su corazón.
¿Cómo funciona? Pues no pretendemos entender completamente cómo funciona, pero creo que lo entendemos un poquito mejor ahora que cuando primero la empezamos a usar. También por la crianza que nosotros experimentamos de nuestros padres que nos aplicaron la vara en amor y hemos visto el fruto que se puede cosechar cuando se usa en combinación con una comunicación atenta y compasiva.
Es verdad que el corazón duro del niño es confrontado por medio de la vara y no hay ningún otro método que pueda competir con ese efecto. Igual Dios sabe que cierto dolor puede provocar que respondamos a Él en quebrantamiento y arrepentimiento, y Él aplica esa disciplina a nuestras vidas para nuestro bien. Entonces Mateo, ¿cómo nosotros podemos en el uso de la vara reflejar la disciplina que nuestro Padre celestial aplica a sus hijos?
Mateo: Creo que la vara bíblica no tiene nada que ver con la imagen típica de la mamá agarrando su chancla y corriendo detrás de su niño en la casa, intentando pegarle donde caiga la chancla, ¿verdad?
Susi: Sí, definitivamente que no.
Mateo: Tampoco tiene nada que ver con el padre abusivo que se enoja y golpea a sus hijos. O se quita el cinto y simplemente empieza a azotarlos de manera violenta y sin ningún tipo de dominio propio. Eso es antibíblico, eso no refleja lo que Dios hace con nosotros. Hebreos capítulo 12 habla de lo que Dios hace con nosotros y es un proceso que muestra, no la ira de Dios, sino el amor de Dios. De hecho, muchas veces he hecho yo la pregunta que si alguien puede enseñarme un versículo en el Nuevo Testamento donde nos dice que Dios está airado con sus hijos, y hasta ahora nadie ha podido encontrar un versículo en el Nuevo Testamento que me diga eso, porque creo que no está en el Nuevo Testamento.
Dios ama a sus hijos, y cuando Él disciplina a sus hijos, no es una muestra de su ira, sino de su amor, y cuando se hace de la manera amorosa en la que Dios nos disciplina, nosotros también vamos a ver los resultados que nos habla Hebreos. Hebreos nos dice que nos permite participar de su santidad, que produce un fruto espiritual apacible de justicia. En el versículo 13 de Hebreos 12 dice impide que el cojo se salga del camino, incluso que sea sanado. Contribuye a la santidad, sin la cual nadie verá al Señor, nos dice el versículo 14.
Luego nos menciona curiosamente un ejemplo que es Esaú, un hombre que estaba controlado por sus pasiones, que no aprendió la disciplina del Señor. No se sujetó a ella y entonces perdió su primogenitura, perdió las bendiciones que Dios quería dar. Entonces, cuando pensamos en todas estas cosas, nos damos cuenta que estamos sacrificando grandes beneficios espirituales en nuestra vida cuando no estamos aplicando la vara, y creo que de ahí nosotros podemos deducir algún tipo de proceso.
Primeramente, tiene que haber instrucción. Pocas veces vamos a disciplinar a nuestros hijos por algo donde no les hemos dado instrucción anterior. Tendría que ser algo muy, muy obvio, donde sabemos que nuestros hijos entendían que no debían de hacerlo y fue algo muy, muy grave. En general, van a ser situaciones donde la instrucción ha sido clara, igual que Dios nos da a nosotros instrucciones claras a seguir.
¿Pero, luego qué? ¿Qué sucede? Pues está el incidente de la desobediencia. Ese brote de ira o de egoísmo. Algo sucede y luego, como padres, tenemos que investigar un poquito, tiene que haber algo de búsqueda de los hechos y también del corazón. Recuerden que lo que más queremos saber no es qué sucedió, los hechos externos, sino que queremos llegar a su corazón para saber qué era lo que estaba moviendo su corazón, qué ídolo estaba gobernando su corazón en ese momento.
Y otra vez, podemos regresar a capítulos anteriores sobre la comunicación para hablar de eso. ¿Eran amistades, materialismo, pereza? Hay que buscar eso y luego tenemos la oportunidad ahí, o de aplicar la disciplina, o de renovar nuestra instrucción, recordando lo que vimos en el último episodio. Queremos ayudarlos a entenderse a ellos mismos. ¿Qué motivaciones y deseos hay en su corazón? Entender las obras y los caminos de Dios. ¿Cómo es que Dios obra? ¿Qué es lo que Dios nos ha dicho sobre este tema? ¿Cómo es que el pecado estaba operando en su corazón? ¿Cómo el Evangelio está alcanzando esas necesidades profundas de su ser y también capacitándolos para que ellos puedan vivir en victoria sobre esa tentación y no tener que ceder ante esos deseos pecaminosos que ellos tienen?
Entonces ahí está la oportunidad para dar esa instrucción y a veces conviene dar la instrucción antes de aplicar la disciplina y, a veces, dependiendo de la actitud de nuestro hijo en ese momento, conviene aplicar la disciplina primero y luego dar la instrucción. Por lo general, a mí me gusta dar la instrucción primero. Porque esto de la disciplina no es un brote de enojo, de frustración de mi parte. No. Hay un proceso. Estamos hablando, estamos instruyendo, nos aseguramos que nuestro hijo entiende lo que Dios quiere de él y entonces aplicamos la disciplina. A veces va a ser algún método alternativo, no siempre tenemos que aplicar la vara, pero en ocasiones donde sí aplicamos la vara, tiene que ser sin enojo. Tiene que ser algo que se explica claramente al hijo.
¿Cuántas nalgadas va a recibir? No se debe convertir en una pelea de lucha libre, yo intentando amarrar a mi hijo que se intenta escapar. No, no puede ser nada de eso. Y otra vez, te recomendamos esos episodios que Susi ya mencionó para hablar de esto. Y luego, al final, después de la disciplina, hay un tiempo de consolación y de oración con ellos. Cuando se hace de esta manera, por lo menos en nuestra experiencia, es que casi siempre termina siendo algo bastante gozoso y deleitoso para la relación. Un proceso así sí refleja la disciplina cuidadosa, amorosa, compasiva, y dolorosa de Dios.
Susi: Sí, sí, tiene que doler para que sea disciplina.
Mateo: Exacto. Si no duele, pues entonces no provee la motivación y no tiene los efectos que debería. Pero no queremos lastimar, no queremos herir físicamente, a nuestros hijos, por supuesto. Eso ya sería abuso, pero sí debe haber cierto dolor físico y ese dolor físico es algo que incluso Dios usa para ablandar su corazón duro y rebelde para que reciba la instrucción.
Susi: Mencionaste que no siempre vamos a aplicar la vara, y que deberíamos de estar teniendo muchas conversaciones con nuestros hijos sobre cosas que no están del todo bien en sus vidas. Pero no todas esas cosas van a implicar el uso de la vara. Algo que a mí me ayudó es que tú y yo hablamos cuando estaban pequeños los hijos y decidimos que en su mayoría la vara se reservaba para desobediencia clara cuando sabíamos que el niño entendía que no debería morder, o gritar “no” a mamá o papá. Él ya sabe eso. Lo hizo, se aplica la vara. En cada caso que hay desobediencia clara. Debe ser constante, porque un niño no debe preguntarse, o no tener idea de cómo mamá va a responder o como papá va a responder, si él hace cierta cosa. Él debe saber: “si yo le grito ‘no’ cuando me dice que vaya a la cama, me va a dar vara. Es un hecho”. Eso es muy importante, que los niños sepan las expectativas y que las consecuencias sean constantes.
Mateo: Sí, y recuerdo algunas situaciones en particular donde luchaban, pues creo que con por lo menos uno de nuestros hijos, con morder, por ejemplo, y estaba mordiendo a sus hermanos y a otros niños. Entonces nosotros le explicamos: “mira la siguiente vez que tú haces eso, van a ser tantos varazos.” Entonces, cuando sucedía de nuevo, le preguntábamos “¿cuántos varazos van a ser? ¿Te acuerdas?”
Susi: Sí, ¡siempre recordaba muy bien el número! Iba subiendo cada vez que hacía lo mismo.
Mateo: Sí, en esa situación en particular, porque era reincidente y no estaba respondiendo a esos primeros castigos.
Susi: Y era un asunto importante. Estaban practicando violencia y lastimando a otras personas.
Mateo: Ellos tenían muy presente lo que iba a suceder. No fue inesperado.
Susi: Sí, sí, claro. Claras expectativas de parte de los hijos y claras instrucciones. Van a haber situaciones donde no estás seguro si debes usar la vara. Mejor no lo hagas; conversa con él. Quizás usa otra manera de ayudarle, pero si no estás seguro de que haya sido una desobediencia clara, y que él haya entendido, es mejor no provocar la ira usando la vara en una situación donde quizás no hubo una comprensión.
Mateo: Sí, y creo que también es interesante notar que hay tres capítulos sobre la comunicación y un capítulo sobre la vara.
Susi: Sí, en este libro sí.
Mateo: No es un accidente, creo que indica que debe haber mucha comunicación y también debe haber vara, pero va a ser más constante la comunicación que la vara.
Susi: Pues hablando de comunicación, hay algunas personas que dicen que tienen hijos que con sólo la comunicación funciona. “Yo me siento a hablar con mi hijo y reconoce, y yo nunca le tengo que aplicar vara”. ¿Será que comunicación sin vara puede funcionar bien?
Mateo: El problema es que Dios nos ha dado una doble herramienta: 2 recursos para usar. La comunicación y la vara. Y, por supuesto que debe haber comunicación, pero también tiene que haber vara. Esta es la combinación bíblica y es una combinación efectiva que necesitamos usar. Es verdad que hay niños que son más moldeables y sensibles que otros y no necesitan tanta vara. Pero sí tenemos que usar esta combinación que Dios nos ha dado porque la vara en particular le enseña al niño el costo del pecado. La Biblia nos dice que el camino del transgresor es duro. Y la vara enseña eso de una manera muy memorable, algo que la comunicación no logra hacer. Entonces tenemos que aplicar esto. Y luego el libro mismo nos menciona que la vara (esta es una cita del libro en página 109), “la vara vuelve al niño sumiso y listo para recibir palabras que dan vida”. Y entonces, si no usas la vara, nunca tienes este beneficio. No hay esa función de la vara que puedes hacer en la vida de nuestros hijos. Entonces, sí es verdad, algunos lo necesitarán menos. Pero todos seguramente lo necesitan en algún momento de su vida.
Susi: Creo que si no usamos nunca la vara es casi seguro que vamos a caer en usar métodos, como recomiendan en esos vídeos de YouTube, que a veces no son bíblicos. Caemos en manipular emocionalmente, caemos en apelar a los ídolos de su corazón para convencerles que algo está mal o que mejor que hagan otra cosa. Tenemos que tener cuidado con eso porque si no estamos usando la vara para desobediencia, probablemente estamos tratando de razonar demasiado con ellos, convencerles, rogarles, o manipularles.
Quiero que hablemos un momento del hecho de que casi todos usamos métodos. Hemos mencionado eso en otros episodios. Casi todos usamos métodos, aun los que decimos que no creemos en la disciplina o los que dicen que creen en la disciplina sin vara, vas a estar usando algún método. Yo hice una pequeña investigación no científica entre algunas amigas mamás sobre cómo creen ellas que las personas reemplazan la vara. Estas son personas que dicen que creen bíblicamente que debe haber disciplina, pero no con vara.
Salieron varios resultados en común, varias cosas comunes que se usan en lugar de la vara. Quisiera simplemente que brevemente mencionemos algunos de estos, y pudiéramos indicar por qué son deficientes o por qué no pueden tomar el lugar de la vara.
El primero es muy común, y es alguna forma de tiempo fuera. Es sentarlo en un sillón o mandarlo a su cuarto a tener tiempo de pensar. O ponerlo en medio de la sala dónde están todos, pero nadie le puede hablar; o tiene que ir a mirar la pared por un tiempo. ¿Cuál sería la deficiencia con este método que la vara sí suple?
Mateo: Darle a tu hijo un tiempo para pensar por supuesto que en ciertas ocasiones es legítimo, pero no si está reemplazando la vara. ¿Por qué? Porque la vara hace esa función de quebrar la rebeldía que hay en su corazón, esa dureza, esas corazas de resistencia. La Biblia lo llama necedad que está ligada en el corazón de nuestros hijos. La vara hace la función de resquebrajar eso para que la comunicación ahora pueda llegar a su corazón. Y también estaba pensando, ¿qué está sucediendo en el momento en que tu hijo está en tiempo fuera? Bueno, no estás teniendo comunicación con él. ¿Qué está pensando tu hijo? Es probable que simplemente esté enojado. Es probable que está pensando: ¿qué le tengo que decir a mamá cuando terminen estos 15 minutos para que me deje volver a jugar? Y entonces sigue esa actitud de rebeldía, esa dureza en contra de papá y de mamá. Entonces creo que ahí hay cierta deficiencia.
Susi: Y también está produciendo distanciamiento entre padre e hijo, en lugar de cercanía. Le estoy dejando a mi hijo solo para escuchar sus propios pensamientos. Entonces, a menos que el tiempo de ir a pensar sea para prepararse para una conversación con papá o mamá que luego posiblemente va a resultar en la vara, puede ser contraproducente. Hay que tener cuidado porque ese distanciamiento no es lo que la disciplina debe producir. La disciplina de Dios hacia nosotros produce cercanía con él.
Mateo: Sí, siempre. Si se va a usar algún tipo de tiempo fuera, debe de haber comunicación antes y después.
Susi: Hay algunas otras cosas que los padres usan, por ejemplo, el darle poder al niño, darle opciones, dejarle incluso tomar decisiones sobre cuáles son las reglas y cuáles van a ser las consecuencias. Si no quiere comer sus verduras, le ofrezco otra opción saludable para que él pueda escoger y así él aprende a tomar decisiones y ver que está en control de su vida. ¿Cuál sería el problema con todo esto?
Mateo: El problema es quién está en control, ese es el problema. Tripp nos recuerda que en la crianza y en este aspecto en particular, es una cuestión de autoridad: si va a vivir bajo su propia autoridad o si va a vivir bajo la autoridad de Dios, de sus padres y las demás autoridades que Dios ha puesto en su vida. Y entonces, cuando yo le dejo a mi hijo escoger, estoy permitiendo que él decida y siga desobedeciendo. Por ejemplo, en esa ilustración, “come tus verduras”. Él dice que no. “Ah, bueno, si no comes las verduras, entonces tienes que comer esto otro”. Quizás le gusta más o quizás le guste menos, pero ahora él decide, pero él decide, ese es el problema. Entonces está bajo su autogobierno, es su autodeterminación. Y eso es precisamente lo que tenemos que hacerle ver, que no vivimos vidas de autodeterminación.
Y lo curioso es que algunas personas dicen que les están preparando para la vida real cuando ellos tomen sus propias decisiones. Pero no es verdad, porque la vida—ni la vida espiritual, ni la vida “real”, funciona así. En la vida académica, tú no pones tus reglas. En la vida laboral, tú no pones tus reglas. Con la vida financiera, tú nos pones tus reglas. Los bancos, el gobierno, la autoridad en el salón, todos ponen esas reglas. Tenemos que aprender a negarnos a nosotros mismos antes de estar listos para poner nuestros propios límites. Nunca nuestros hijos van a aprender eso en el contexto que estamos mencionando donde ellos escogen todo.
Susi: Hay mucho para pensar. También he visto que algunas mamás en particular creen que es su tarea anticipar los problemas y ayudar a evitarlos, y sólo quiero mencionar que sí, como padres y madres debemos ser sensibles y no adrede poner a nuestros hijos en una situación que los exaspera, pero no es nuestra tarea anticipar y evitar su conducta mala. Es nuestra tarea confrontar su corazón y lo mismo aplica cuando solamente queremos distraer a nuestros hijos. Se quiere portar mal, le ofrezco una distracción, lo llevó para allá, lo quito de la situación, lo separo del amiguito, pero lo que estamos evitando entonces es confrontar la verdadera condición de su maldad que lo tiene envuelto. No estoy ejerciendo mi rol en esa misión de rescate de su alma. Ese es el gran problema de muchos de los métodos.
Mateo: Si yo no puedo ir a casa de un amigo o de cierta familia porque mi hijo va a explotar y se va a pelear con ese niño, entonces yo estoy siendo gobernado por un pequeño tirano dictador que rige su vida y ahora está gobernando la familia por su falta de dominio propio, y Dios me ha dado recursos para enfrentar eso en Su palabra.
Susi: Igual que nosotros tenemos corazones rebeldes y Dios nos tiene que disciplinar, nuestros hijos son necios que necesitan esa disciplina. Una sesión de disciplina corporal practicada en un ambiente tranquilo donde mamá o papá está pensando en la condición espiritual de su hijo, no en sí mismo, no en su propia frustración; una situación llena de comunicación compasiva que quiere comprender a su hijo, esto confronta al niño como ningún otro método puede hacerlo. Provee una oportunidad para que ese niño o esa niña se enfrente a su condición, sea disciplinado, sea perdonado tanto por papá como por Dios al confesar su pecado y que experimente la restauración gozosa de su relación con ese padre. Nada reemplaza esta experiencia en la vida de un niño y también en la vida de un padre, así que hagamos esto imitando la disciplina amorosa del Padre hacia nosotros. Te animo a leer este capítulo 11, y ver la guía de estudio capítulo 9. Y esta semana considerar si estás abrazando realmente en tu hogar una disciplina que imita la disciplina del Padre. Nos vemos la próxima semana.